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ANTONIO BLÁZQUEZ Y D E L G A D O - A G U I L E R A .
LAS CASITÉRIDES Y EL COMERCIO DEL ESTAÑO EN LA ANTIGÜEDAD 165
Capítulo p r i m e r o .
(Í) Prescindo de los poetas, álos cuales haré referencia más adelante.
(2) En Estrabón, libro m, cap. n, párrafo 11.
(3) Fragmentos.— Colección Didot.
(4) Fragmentos.—Colección Didot.
166 BOLETÍN DE LA REAL, ACADEMIA DE LA HISTORIA
j/Vbd era ( p u e s e s
^ formado por el A b d fenicio y p o r el g r i e g o
Hera), la ciudad dedicada al culto de H e r a , y el n o m b r e de E r i -
tea aplicado á la isla del litoral T a r t e s i o , equivale á la Isla d e la
Diosa H e r a ( i ) .
V a m o s á contestar una objeción que p u e d e hacerse á estas
consideraciones, y que p u e d e indicarse, diciendo q u e , según E s -
trabón, A b d e r a fué fundada p o r los fenicios. E s t r a b ó n escribía
bastantes siglos d e s p u é s de los sucesos á q u e nos referimos, y,
por consiguiente, su t e s t i m o n i o es para esto de escaso valor; en
cambio el h e c h o conocido de q u e otra A b d e r a que había en
Tracia fuese fundación de los Samios, tiene un valor indiscuti-
ble, y si c o m o han dicho la voz Abd es de origen fenicio, en c a m -
bio la de Hera es p u r a m e n t e pelásgica ó samia, y a q u e este
nombre nunca se aplicó en fenicio á n i n g u n a diosa, y si ellos
hubieran fundado la ciudad la habrían dedicado á una d e sus di-
vinidades y no á una griega.
En nuestra opinión, H e r o d o r o nos da noticias de los Samios
en la Península Ibérica y H e r ó d o t o nos señala los p r i m e r o s des-
cubrimientos de los focenses, siguiendo ó utilizando las mismas
palabras que aquél al m e n c i o n a r l o s pueblos occidentales del m u n -
do conocido, pues la diferencia única q u e existe es q u e en el lugar
en que H e r o d o r o emplea la palabra Gletes, coloca la de Celtas
Pleródoto, y sabido es, no sólo p o r este testimonio, sino p o r el
de otros escritores, q u e Celtas y Gletes eran el mismo pueblo (2).
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iy2 BOLETÍN DE LA. REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
(1) De Egipto nos trajeron la mayor parte de los nombres de los dio-
ses, dice Heródoto (libro n, cap. L). Exceptúa los de Hera y Poseidón
aquel pelásgico.
(2) Véase el artículo «Los griegos en España», en el Boletín de la Real
Sociedad Geográfica.
(3) Ya Solón había introducido en la litada unos versos y había atri-
buido á Apolo otros, que inventó pura justificar las aspiraciones de Ate-
nas sobre Salamina. Pisistrato, á su vez, intercaló en los poemas de Ho-
Í76 BOLETÍN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
n u e s t r o e n t e n d e r , c l a r a m e n t e q u e Coleos fué el m i s m o H é r c u l e s ,
y q u e su n o m b r e significa el Héroe Coleos] bien q u e los griegos,
aficionados á los j u e g o s de palabras, a los cuales se p r e s t a b a p r e -
cisamente la falta de precisión en la escritura de las voces, pues
c o m o y a h e m o s dicho, el alfabeto griego sólo tenía 18 letras an-
tes del 480, circunstancia q u e explica las diferentes formas de su
n o m b r e , i n v e n t a r a n n u e v a s leyendas c o m o la de q u e fué casti-
g a d o p o r Hera, y a q u e a d m i t e esta i n t e r p r e t a c i ó n ( i ) , así como
la de E s p l e n d o r de H e r a (2). Del p r i m e r o de estos j u e g o s de p a -
labras surgió la leyenda de su castigo p o r la diosa, y enlazándola
c o n su viaje i m p e n s a d o á E s p a ñ a , para dar á éste m á s realce y
m á s alto significado, p u e s era m u y vulgar y p o c o h o n r o s o el que
fuese allí obligado p o r la t o r m e n t a , inventaron el m a n d a t o de
H e r a (3).
El estaño, aquel tan preciado m e t a l q u e descubrieron, t o m ó su
n o m b r e de un m o n t e de la Bética (4); éste era el m o n t e Cassio,
q u e quizá recibió p o r la especie vegetal d o m i n a n t e en él (5); p e r o
se fundía en las islas llamadas O e s t r y m n i c a s por A v i e n o (6), y
estas islas c o r r e s p o n d e n á las del Cabo, de S a n t a María, enfrente
de c u y o territorio había y a c i m i e n t o s superficiales y hasta filones
de. este metal, que se siguieron e x p l o t a n d o hasta m u y avanzada
(1) Apries, nieto de Ñecos, dio á los Tirios una batalla naval y llevó
sus armas contra Sidonia. Heródoto, libro 11, cap. CLXÍ.
Admitiendo que Ñecos empezara en el año 608 á reinar, como murió á
los diez y seis años, empezaría Psamis de Heródoto su gobierno en 592.
Según el mismo autor, éste reinó seis años y cesó en 586, y como la bata-
lla fué en los comienzos de su reinado, debió verificarse en el 586 ó 585,
.según en otro lugar hemos dicho,
(2) Véase Estrabón, libro rv.
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