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MÁSTER EN BIOÉTICA Y DERECHO

Trabajo – tesina final.

MARCO ÉTICO DE LA RELACIÓN CLÍNICA


Miguel Ángel García Pérez

Médico de Familia. Doctor en Medicina.


Secretario de Estudios Profesionales, Confederación Estatal de Sindicatos Médicos.
mangel@cesm.org

RESUMEN

La relación clínica es la relación que se establece entre dos o más personas en


torno a una situación de enfermedad actual o potencial de una de ellas, que por ella
misma no puede resolver, y en la que al menos otra de las mismas posee una serie de
conocimientos o habilidades, generalmente formando parte de un ejercicio profesional
socialmente reconocido de contenido sanitario, que pueden ofrecer una ayuda a la
situación concreta de enfermedad vivida por aquél, y que pone a su servicio. A su
través se canaliza la gran mayoría de actividades sanitarias, y es en ella donde la
atención sanitaria puede adquirir su auténtica dimensión personal y humana.

De ahí la importancia de reflexionar éticamente sobre la misma: ya de por sí es


una actividad ética, una actividad en la que hechos y valores se entremezclan
indisolublemente. Pero además es necesario establecer una reflexión en busca del
ideal de relación que sirva como referencia areteica, con respecto al cual podamos
situar el momento actual de la misma y la evolución deseable en el futuro.

Tradicionalmente, dicha reflexión ética ha venido siendo monopolizada por los


profesionales, que junto a compromisos de beneficencia hacia el paciente introdujeron
una serie de normas de comportamiento relacionadas con la etiqueta y la búsqueda
de prestigio. La participación del paciente en la toma de decisiones no era siquiera
considerada.

La irrupción de la moderna Bioética, que no es sino la reflexión ética en torno a


las ciencias de la vida, entre las que destacan las dedicadas a la salud, ha significado
que dicha reflexión ha transcendido a la propia profesión, desarrollándose
principalmente fuera de ella, con la participación de la sociedad en su conjunto y de
sus órganos de gobierno. En este sentido ha supuesto una democratización de la
reflexión ética sobre la práctica sanitaria, y sólo en su interior cobrará sentido la ética
profesional sanitaria en el futuro.

De cualquier forma, la falta de una tendencia única en la reflexión bioética, que se


compone de líneas de pensamiento que inciden en diferentes aspectos, todos ellos
fundamentales, de la ética de la asistencia sanitaria, y la falta de fundamentación y
cohesión del principal paradigma, el de los principios, no posibilita la elaboración de
una reflexión sistemática sobre la asistencia sanitaria, ni sobre la propia reflexión
clínica.

Ello me ha llevado a proponer el triángulo bioético1 como una forma integral de


aproximación a la ética de la práctica clínica, en la que los diferentes principios se
interrelacionan entre sí, creando un espacio en cuyo interior se desarrolla la asistencia
sanitaria. De la similitud de dicho triángulo con la estructura derivada de las teorías del
contrato social, de interrelación entre principios similares, surge la idea de plantear la
asistencia sanitaria como un espacio de beneficencia en el interior de la estructura
social, justificando así la necesaria relación entre ética médica y ética social, y
cuestionando que hayan de ser los propios profesionales los únicos que protagonicen
el debate sobre la asistencia sanitaria2. De esta forma se alcanza una mayor
comprensión de la relación entre los principios de beneficencia y no-maleficencia, y se
descarga sobre otros agentes la toma de decisiones sobre la interrelación entre
autonomía y justicia. El campo de reflexión ética de los profesionales debería
centrarse, por tanto, en el principio de beneficencia y su relación con los de autonomía
por un lado y justicia por el otro, lo que no implica que se inhiban en el debate general
sobre la estructura social y sanitaria y su mejora.

El ideal de excelencia de la relación clínica queda así tocado por los contenidos
de la moderna reflexión bioética, debiendo incluir en delicado equilibrio las
implicaciones de los principios en juego. Las clásicas obligaciones del médico en dicha
relación (competencia, veracidad, confidencialidad...) son así ubicadas dentro del
nuevo marco de referencia.

Algunos de los actuales códigos de ética médica recogen de forma heterogénea


esta nueva realidad de interacción entre los tres principios de beneficencia, autonomía

1
García Pérez, MA., El triángulo bioético: una aproximación intuitiva a la ética de la práctica clínica.
Atención Primaria nº 33, 2004, 510-515.
2
García Pérez, MA. Los principios de la bioética y la inserción social de la práctica médica. Rev Adm
Sanit. 2006;4(2):341-56.
y justicia en lo que respecta a la relación clínica. Entre ellos, el Código español de
Ética y Deontología Médicas, aún con una formulación hasta cierto punto clásica,
parece recoger positivamente esta sensibilidad.

Desde la situación de crisis que viven tanto la asistencia sanitaria como las
profesiones que la ejercen, se hace necesario un debate en profundidad sobre el
contrato social sanitario, en el que el protagonismo recaiga fundamentalmente en los
ciudadanos. Políticos y gestores por un lado, y profesionales por el otro, deben
participar como asesores en dicho debate, evitando todo tipo de paternalismos y de
defensa de intereses distintos a los de los propios ciudadanos.

En ese contexto, se hace necesario potenciar en los profesionales una actitud


positiva hacia el nuevo estilo de relación clínica, siendo preciso revisar tanto los
procesos de formación de los futuros profesionales como los mecanismos de
incentivación en las instituciones sanitarias, rescatando la reflexión sobre las virtudes
de los profesionales en este nuevo contexto social.

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