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artículo

Dennis R. Judd *

El turismo urbano y la geografía


de la ciudad**
Abstract

For post-structuralist urban literature, cities appear as landscapes fractured in


protected and exclusionary enclaves, which colonize and replace local places.
Consequently, it is considered that tourist enclaves facilitate the authoritarian con-
trol of urban space, modifying the consumption and replacing and suppressing
local culture with Disney-like environments. This article argues that, even when
within tourist enclaves a non-democratic, directive and authoritarian regime is
attempted –and generally achieved–, in this spaces social control in not comple-
te; the analysis that this article proposes of tourist spaces reveals that the fractu-
re of post-modern metropolises spaces is able to create diversity and difference,
more than monotony and uniformity. It is conclude that, for the city visitors, the
urban dystopia predicted by post-structuralist scholars has not been materialized
yet.

Key words: tourist enclaves, social control, post-structuralist urbanism, urban


theory.

Resumen

Para la literatura urbana post-estructuralista, las ciudades aparecen como paisajes


fracturados en enclaves protegidos y excluyentes, los cuales colonizan y reempla-
zan los lugares locales. Consecuentemente, se considera que los enclaves turísti-
cos facilitan el control autoritario del espacio urbano, modificando el consumo y re-
emplazando y suprimiendo la cultura local con “ambientes Disney”. Este artículo
plantea que si bien dentro de los enclaves turísticos se intenta –y generalmente se
alcanza– un régimen no democrático, directivo y autoritario, incluso en estos espa-
cios el control social no es total; el análisis que aquí se propone respecto de los
espacios turísticos revela que la fractura de los espacios de las metrópolis
postmodernas puede crear diversidad y diferencia, más que monotonía y uniformi-
dad. Se concluye que, para los visitantes de las ciudades, la distopia urbana predi-
cha por los post-estructuralistas no ha sido aún materializada.

Palabras clave: enclaves turísticos, control social, urbanismo post-estructuralista,


teoría urbana.

Revista eure (Vol. XXIX, Nº 87), pp. 51-62, Santiago de Chile, septiembre 2003
[51]
Dennis R. Judd

1. Introducción En su relato, esta nueva ciudad se caracteriza


por “niveles crecientes de manipulación y vigi-

E
n años recientes, ha emergido una li- lancia” y “nuevas formas de segregación” pues-
teratura que describe la ciudad pre- tas al servicio de una “ciudad de simulacio-
sente y futura como un paisaje fractu- nes, la ciudad de la televisión, la ciudad como
rado en enclaves protegidos, rodeados de un parque temático” (xiii-xiv). David Harvey
áreas fuertemente vigiladas, ocupadas por los (1994) reitera la preocupación, frecuentemen-
pobres y los marginados. Esta visión es parti- te expresada, acerca de que las ciudades es-
cularmente cercana a la Escuela de Los Án- tán siendo transformadas en copias
geles, la cual ha considerado su objeto de es- sanitizadas y monótonas unas de otras, “prác-
tudio, la conurbación de Los Ángeles, como ticamente idénticas de ciudad en ciudad” (295).
representativa de lo que las ciudades son ac-
tualmente, o de lo que están destinadas a ser. De acuerdo a los investigadores urbanos,
Ed Soja (1989) ha afirmado, por ejemplo, que los enclaves turísticos facilitan el control auto-
Los Ángeles “se presenta insistentemente ritario del espacio urbano, modificando el con-
como uno de los palimpsestos y paradigmas sumo y reemplazando y suprimiendo la cultu-
más reveladores del desarrollo urbano del si- ra local con “ambientes Disney”. Tim Edensor
glo XX y de la conciencia popular, el único lu- (1998) reitera la observación de Lefebvre
gar en la Tierra donde todos los lugares son (1991) acerca de que los espacios turísticos
vistos desde cada ángulo, cada uno destacán- “son planificados con el mayor cuidado: cen-
dose claramente, sin ninguna confusión o tralizados, organizados, jerarquizados, simbo-
mezcla” (248). En su relato sobre el surgimien- lizados y programados al enésimo grado”
to de la Escuela de Los Ángeles, Michael Dear (384). De modo similar, John Hannigan (1998)
(2002) aclara que Los Ángeles revela la tra- afirma que la uniformidad de los espacios que
yectoria del desarrollo urbano en todo el mun- habitan los turistas los sujeta a “una forma de
do: “El lujo se combina con una matriz de mi- experiencia urbana medida, controlada y or-
seria empobrecida; la segura comunidad ganizada” (6), que elimina la impredecible ca-
autocontenida y el hogar fortificado pueden ser lidad de la vida callejera cotidiana.
encontrados primero en lugares como Manila
y Sao Paulo” (14); continúa sugiriendo que He escrito previamente acerca del surgi-
estos elementos han aparecido más reciente- miento de las burbujas turísticas estandarizadas
mente en Los Ángeles, y últimamente –puede y producidas en masa, que “crean islas de ri-
presumirse- en la mayoría de los lugares ur- queza marcadamente diferenciadas y segrega-
banos en el mundo. das del paisaje urbano circundante” (Judd, 1999:

La literatura urbana post-estructuralista1


concibe los enclaves como nodos de circuitos 1
Sigo el ejemplo de Susan Fainstein (2001)
internacionales del capital y la cultura, los cua- en el empleo de este término para denotar un cuerpo
les están colonizando y reemplazando a los de investigadores que enfatizan lo que a menudo es
calificado como “geografía post-moderna” de la ciu-
lugares locales. Según la describe Michael dad, la cual es descrita como un paisaje fracturado
Sorkin (1992), “la nueva ciudad reemplaza la por muros, barreras y una geografía de la diferencia y
anomalía y el encanto de los lugares [locales] la separación, una forma de desarrollo producida por
con un universal particular, un urbanismo ge- las influencias económicas y políticas de la
globalización. Esta visión constituye un marcado dis-
nérico conjugado sólo con un appliqué” (xiii). tanciamiento de una geografía “modernista” del siglo
XX, de la planificación comprehensiva, el desarrollo a
gran escala y el objetivo de lograr el orden y la armo-
*
nía en el ambiente urbano. La interpretación post-
University of Illinois at Chicago. E-mail:
estructuralista del desarrollo urbano es representada
djudd@uic.edu
bastante auto-conscientemente por la Escuela de Los
**
Traducido por Diego Campos. Ángeles (ver Dear, 2002).

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El turismo urbano y la geografía de la ciudad

53). Creo que esta descripción es todavía pre- A pesar de los inconvenientes de las ciu-
cisa, pero los enclaves turísticos constituyen dades del Grand Tour, los viajeros estaban dis-
solamente una parte del ambiente que los tu- puestos a soportar semanas de incomodidad
ristas urbanos experimentan. Los enclaves tu- para franquear caminos estrechos y montañas
rísticos se han transformado en rasgos ubicuos casi intransitables a fin de llegar a ellas. Los
de las ciudades, pero no las aplastan inexora- peligros y las molestias del viaje dieron forma
blemente. En el examen del carácter espacial a un generalizado desdén por la naturaleza y
del turismo urbano, la escala del análisis resul- por lo natural. Las montañas eran considera-
ta fundamental. Dentro de los enclaves turísti- das feas y desagradables, las costas general-
cos, se intenta –y generalmente se alcanza– mente inaccesibles y peligrosas. A mediados
un régimen no democrático, directivo y autori- del siglo XVIII, sin embargo, tales actitudes co-
tario, aunque, como argumentaré, incluso en menzaron a cambiar. La naturaleza fue des-
estos espacios el control social no es total. Pero cubierta como un vasto depósito de panora-
cuando el turismo urbano es considerado a la mas y vistas. Los poetas románticos
escala de la ciudad, en la mayoría de éstas los reinterpretaron la naturaleza como un manso
enclaves capturan sólo a algunos de los visi- telón de fondo de frondosas ramadas, árboles
tantes, durante sólo una parte del tiempo. Para majestuosos y plácidos lagos. Con el surgi-
los visitantes de las ciudades, la distopia urba- miento de las ciudades industriales del siglo
na predicha por los post-estructuralistas no se XIX, floreció un culto por la naturaleza, ahora
ha materializado. interpretada a través de Thoreau, Wordsworth
y sus contemporáneos como el depósito del
espíritu humano, opuesto a la crueldad y os-
2. La construcción histórica de curidad de las ciudades.
los enclaves turísticos
El “gran tour americano” de los años pos-
Hasta el surgimiento del turismo masivo teriores a la Guerra Civil se estableció en mar-
en la segunda mitad del siglo XIX, las ciuda- cado contraste con su contraparte europea an-
des ostentaron un status espacial como des- terior, con viajes por los valles de los ríos
tinos de los viajes. Las ciudades del Grand Hudson y Connecticut como “ejemplos princi-
Tour de los siglos XV al XVIII –principalmente pales de lo pintoresco”, y las Montañas Catskill
París, Génova, Roma, Florencia, Venecia y y las Cataratas del Niágara como ejemplos
Nápoles– eran visitadas como un rito de pa- íconos de lo “sublime” (Withey, 1997: 117).
saje por hombres jóvenes pertenecientes a Pero los europeos también visitaban lugares
las clases altas británicas, de quienes se es- como St. Louis, Cincinnatti y Chicago para
peraba que alcanzaran la mayoría de edad constatar la evidencia dramática del progreso
viendo “las ruinas de la Roma clásica, así y la industria. Observaban los grandes hote-
como también las iglesias y sitios y colec- les y mansiones, botes y barcos de vapor,
ciones de arte de las grandes capitales del inmigrantes recién llegados e incluso a veces
Continente” (Withey, 1997: 7). Las ciudades ocasionales indios, todo ello combinado en
del Grand Tour ofrecían tanto un barniz de “una curiosa mixtura de lo civilizado y lo primi-
alta cultura como diversiones mundanas, tivo” (Withey, 1997: 131). Las élites urbanas
pero eran también denostadas. Como la his- estaban convencidas de que las percepciones
toriadora Lynne Withey ha observado, los de los visitantes podían determinar las pers-
signos de pobreza, desorden social y dete- pectivas económicas de una ciudad, y en con-
rioro físico eran evidentes por todas partes secuencia promovieron éxitos culturales, edu-
en Roma, Nápoles y Venecia, y París era un cacionales y artísticos, reales e imaginados.
caos de calles sobrepobladas, llenas de ca-
ballos y carros tambaleantes, cubiertas de
Las ciudades europeas renacieron como
basura y recorridas por desagües y cloacas.
destinos turísticos transformándose en las

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Dennis R. Judd

paradas de una versión democratizada del empresarios turísticos locales tomaron la de-
Grand Tour. En la década de 1850, Thomas lantera. Guías de viaje, bosquejos, dibujos y
Cook inició la época del turismo masivo con- fotografías “entrenaban” a los visitantes res-
duciendo paquetes turísticos al continente. Las pecto de qué ver y qué hacer. Las representa-
ciudades se promovían como tales, aunque ciones y los espacios físicos “jugaron un pa-
más como centros industriales que de cultura. pel clave tanto en atraer a los turistas como
La glorificación de la tecnología y el progreso en trasmitir un sentimiento de unidad social”
proporcionaron un hilo conductor a través de (Cocks, 2001: 144). Los operadores turísticos
las ferias y exhibiciones del siglo XIX y prime- locales tradujeron las descripciones y repre-
ras décadas del siglo XX: la exposición del sentaciones encontradas en guías de viaje en
Cristal Palace en Londres de 1851 y la Exhibi- realidades físicas, proporcionando a los turis-
ción de París de 1867; y cruzando el océano, tas itinerarios fijos, los cuales reducían las ciu-
la Feria Mundial de Chicago en 1893, St. Louis dades que veían a una melànge de monumen-
en 1904 y Nueva York en 1938. tos, sitios históricos y centros culturales. La
experiencia turística en el transporte masivo y
Pero tales actividades promocionales no los recorridos guiados redujeron la ciudad a
fueron suficientes para transformar a las ciu- un panorama de “ciudad de paso” vista “des-
dades en destinos turísticos. Las ciudades de de fuera, de una manera fascinante” (Cocks,
la época industrial eran tenidas en cuenta más 2001: 164). Las Ferias Mundiales y exhibicio-
a menudo por sus barriadas miserables y pro- nes consolidaron el hábito de ver a las ciuda-
blemas sociales que por sus tesoros arquitec- des como un collage de imágenes urbanas
tónicos y culturales (Hall, 1996). Un visitante estilizadas y escenas preestablecidas. Como
que eligiera viajar azarosamente por las ca- observó un visitante acerca de la Exposición
lles de la ciudad podría haber tenido muchas Colombina Mundial en la Feria Mundial de
aventuras, pero no todas habrían sido bienve- Chicago de 1982, “la Feria es un mundo […]
nidas. El turismo urbano se desarrolló junto del cual la fealdad y la inutilidad han sido extir-
con las demarcaciones de los sitios y vistas padas, y sólo la belleza y la utilidad admitidas”
que los visitantes debían conocer. Cuando (Cocks, 2001: 128). El movimiento de la City
Thomas Cook comenzó a ofrecer paquetes Beautiful derivó gran parte de su inspiración
turísticos a ciudades europeas, se hizo cargo de la Feria Mundial de Chicago, con su aten-
de sitios históricos y atracciones culturales, ción puesta en la arquitectura monumental,
disponiendo el alojamiento y proveyendo in- parques y espacios públicos.
formación y asistencia esenciales (Urry, 1990).
Para 1869 condujo a los primeros turistas a Algunas décadas después, se desplegó un
Jerusalén y a Tierra Santa, un negocio que proceso similar de construcción de imagen y
creció rápidamente (a través de Thomas Cook reconstrucción espacial. Hacia la década de
& Son) a cinco mil visitantes por año en una 1960, en Estados Unidos las antiguas ciuda-
década. des industriales se vieron enfrentadas al dete-
rioro físico de los downtowns y la disemina-
Los paquetes turísticos desmitificaban los ción de la ruina a través de millas de barrios
lugares visitados, disgregándolos en partes alrededor del núcleo central. Los proyectos
manejables, cada una de las cuales era porta- masivos de “limpieza” financiados por la reno-
dora de importancia y significado. Para el cam- vación urbana fracasaron en la producción de
bio de siglo la mayoría de las principales ciu- un renacimiento urbano, y todas las mejoras
dades europeas habían sido interpretadas de introducidas por los programas federales de
esta manera a través de guías de viaje, y los concesiones fueron ensombrecidas por el cri-
servicios de guías turísticos habían florecido men, las revueltas y los disturbios sociales. Los
hasta competir con Cook. En Estados Unidos candidatos republicanos y los medios de co-
evolucionó un proceso paralelo, en el cual los municación retrataban a las ciudades como lí-

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El turismo urbano y la geografía de la ciudad

neas de fuego de la violencia y los problemas cada por el consumo” es útil para entender
raciales, de modo que términos como gueto, cómo los administradores de los enclaves tu-
asistencia social, infraclase, crimen e inner- rísticos pueden intentar regular sus usos.
city constituyeron un todo de imágenes inter- Baudrillard escribe que los shopping centers
cambiables (Edsall & Edsall, 1991). Como re- son lugares en los cuales “el arte y el ocio se
sultado, la narrativa del declive urbano pene- mezclan con la vida cotidiana” y constituyen,
tró la conciencia nacional, borrando en su ma- en efecto, subculturas que establecen por sí
yor parte las imágenes positivas que las ciu- mismas un contexto perfecto para el consumo
dades habían heredado del pasado a través del “total condicionamiento de la ac-
(Beauregard, 1993). ción y el tiempo” (28-29). Permiten la mezcla
del deseo y la saciedad en una ardiente mix-
Aquellos que se proponían hacer estas tura, en la cual todas las sensaciones se ven
ciudades atractivas para los turistas se en- arrolladas por un Pandemoniun conformado
frentaron a un intimidante desafío. Había dos por “una amplia vista del perpetuo consumo”
problemas igualmente serios. En primer lu- (30). Los enclaves turísticos pueden operar de
gar, el “imaginario urbano” de los potencia- manera similar, envolviendo a los visitantes en
les turistas tenía que ser cambiado. Y en se- un ambiente que inunda sus sentidos con los
gundo lugar, el actual ambiente físico de las signos y símbolos del consumo y el juego.
ciudades con problemas tenía que ser trans-
formado en lugares de belleza, interés y Tales experiencias pueden ser concebidas
emoción. En las ciudades más antiguas, la como dando cuerpo a un ambiente totalizante
burbuja turística se transformó en la solu- que filtra las percepciones, experiencias y de-
ción a ambos problemas. Durante las déca- seos de los turistas. Los turistas que habitan
das de 1980 y 1990, una concentración de espacios enclávicos son animados a actuar
instalaciones y servicios (nuevos frentes de esencialmente como obreros de una factoría
agua, hoteles, festival malls, centros de con- sujetos a “un horario, a un controlador del tiem-
venciones, estadios deportivos y “distritos de po, a informantes y multas” (Thompson, 1967).
entretenimiento”) fue construida para crear Por cuanto se encuentran limitados por barre-
un espacio o series de espacios segrega- ras físicas y son destinados a actividades es-
dos del resto de la ciudad. Incluso si ocupa- pecializadas, ciertos lugares como los estadios
ban sólo una pequeña parte del total de la deportivos, centros de convenciones y malls
estructura urbana, estos espacios proporcio- pueden efectuar una regulación casi total del
naron imágenes de una ciudad renacida. Y cuerpo. Los estadios deportivos y los centros
mediante la construcción de espacios fortifi- de convenciones, por ejemplo, están diseña-
cados, hasta las ciudades con altos niveles dos para el solo propósito de la representa-
de criminalidad fueron capaces de generar ción, y los usuarios que tienen otras activida-
islas y reservaciones que pudieran ser habi- des en mente son aptos sólo para ser arroja-
tadas cómodamente por turistas y residen- dos fuera. De manera similar, los shopping
tes de clase media. Al interior de estas islas malls son construidos como palacios del con-
emergió una atmósfera como de carnaval sumo; la vagancia sin rumbo es disuadida o
para satisfacer la necesidad de emoción. prohibida. Aunque a veces se hacen pasar por
espacios públicos, tales ambientes confinados
proyectan un “aspecto finito o acabado” que
3. Control social al interior de todo lo dirige hacia su interior (Lefebvre, 1991:
los enclaves turísticos 147).

El análisis de Baudrillard (1998) respecto Los espacios turísticos enclávicos están


de los lugares de consumo como campos cul- diseñados para regular a sus habitantes a tra-
turales conformados por “una totalidad mar- vés del control de cuatro aspectos princi-

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pales de la agenda: el deseo, el consumo, cialidad crecientemente compleja del turismo


el movimiento y el tiempo. El deseo y el con- urbano. Los ambientes habitados por los visi-
sumo son regulados por la promoción y el tantes de las ciudades recorren todo el espec-
marketing. El tiempo y el movimiento están tro, desde los espacios construidos
estrictamente confinados (por pasillos, torni- específicamente para la producción del espec-
quetes de acceso, escaleras mecánicas, tú- táculo y el consumo, hasta espacios públicos
neles y galerías) y monitoreados (por cáma- como frentes de agua, parques y plazas, pa-
ras y guardias de seguridad). El uso del tiem- sando por comercios y calles residenciales.
po es también delimitado por la programación Esta compleja geografía proporciona muchas
de espectáculos y representaciones y por ca- oportunidades a los visitantes para escapar de
racterísticas físicas como la disponibilidad o los confines del encierro.
ausencia de asientos y lugares de reunión. Las
experiencias y productos en oferta combinan
la homogeneidad y la heterogeneidad, suficien- 4. La compleja estructura
te tanto para dar un sentido de comodidad y espacial del turismo urbano
familiaridad como para inducir también un sen-
tido de novedad y sorpresa. Algunas antiguas ciudades industriales y
portuarias en Estados Unidos e Inglaterra han
Excepto aquellas promovidas por los compartido una trayectoria que parece confir-
auspiciadores corporativos, otras actividades mar las extremas predicciones de los investi-
son a menudo interceptadas o denegadas. Los gadores post-estructuralistas: un marcado de-
malls prohíben rutinariamente actividades po- clive durante la desindustrialización de las dé-
líticas o de cualquier otro tipo, y las fuerzas de cadas de 1970 y 1980, seguido por una suerte
seguridad son rápidas en escoltar a los cons- de revitalización que segmentó bruscamente el
picuos no-consumidores fuera de las instala- espacio urbano, en beneficio de una próspera
ciones. El modo en que esto opera pudo ser clase media y en detrimento de los pobres (Judd
percibido en la apertura del World Financial & Parkinson, 1990).
Center en Nueva York, en octubre de 1998. El
agente publicitario contratado por el Baltimore es emblemática de este tipo de
desarrollador, Olympia & York, puso en esce- re-desarrollo. Su afamado Harbor Place –con
na cinco días de celebraciones, proyectados sus amplios mármoles y plazas duras, un mall,
para transmitir (en el lenguaje publicitario de un acuario, restaurantes y bares y varios ho-
la firma) “una comprensión progresiva de los teles de lujo- es una virtual reservación para
usos del espacio público”. Mientras transcu- visitantes que raramente experimentan el res-
rrían, las celebraciones se mantuvieron fuer- to de una ciudad en problemas (Huka, 1990;
temente ligadas a las necesidades de marke- Harvey, 2001). Del mismo modo, excepto por
ting de los negocios localizados en el Centro. las torres gemelas cilíndricas del Renaissance
Las actividades publicitarias definieron y limi- Center y el mall cercano llamado Greektown,
taron estrictamente las actividades de los par- Detroit es hostil a los visitantes. Las Vegas es
ticipantes, quienes fueron reducidos al status un tipo diferente de ciudad turística, pero re-
de observadores pasivos (Boyer, 1994: 486). sulta igualmente segmentada. The Strip, con
sus luces de neón, sus interpretaciones falsifi-
Si las ciudades estuvieran principalmente cadas del skyline de Nueva York y del Antiguo
compuestas de archipiélagos y enclaves, los Egipto y entretención durante las 24 horas del
visitantes y habitantes locales encontrarían día, proporciona un vistazo voyerista de una
dificultades para escapar de la estrecha vigi- ciudad que ha sido construida como una fa-
lancia y control que los espacios enclávicos chada de carnaval y espectáculo (Rothman &
facilitan. Sin embargo, los enclaves constitu- Davis, 2002). Los visitantes tendrían pocas
yen sólo uno de los componentes de la espa- razones para recorrer más allá del Strip.

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El turismo urbano y la geografía de la ciudad

Pero estas ciudades-mentira no son típi- Afuera de la habitual zona cómoda, los turis-
cas, y no constituyen necesariamente presa- tas pueden pasear en un espacio intelectual y
gios de lo que todas las ciudades están desti- físico interesante e impredecible. Como lo ex-
nadas a ser, como cualquier viajero que pase presa un artista que vive en un barrio de este
por ciudades en Estados Unidos, Europa y tipo, “junto con el peligro hay una vitalidad que
muchos otros lugares puede atestiguar. uno pierde; cuando se está tan confiado res-
Boston, por ejemplo, es una ciudad peatonal pecto de la seguridad personal hay un cierto
para residentes y visitantes por igual, a pesar límite que se disipa. Y hay algo emocionante
de la presencia de un gran mall en el frente de en ese límite” (Lloyd, 2000: 33).
agua en Faneuil Hall y un mall y un complejo
hotelero interconectados en el centro de la ciu- En las ciudades europeas que no han ex-
dad, en Copley Plaza (Ehrlich & Dreier, 1999). perimentado los extremos de la segregación,
Las calles que están afuera de estos recintos el crimen, las tensiones raciales y los proble-
están atestadas de residentes locales y visi- mas sociales de algunas ciudades antiguas de
tantes, y éstos se dispersan libremente en los Estados Unidos y de países en desarrollo, los
negocios y áreas residenciales lejanas desde visitantes tienden a ser absorbidos en la es-
hace más de una década. Del mismo modo, tructura urbana. Leo van den Berg (2003) y
los visitantes no son confinados al interior de sus colaboradores han propuesto la existen-
espacios cercados en la mayoría de las ciuda- cia de un “modelo europeo” que acentúa el
des de Estados Unidos o de cualquier ciudad “desarrollo armónico de la ciudad” más que la
en Canadá o Europa. Una experiencia como construcción de espacios turísticos segrega-
ésta recibe a los visitantes sólo en las ciuda- dos. Sus estudios sobre Rótterdam,
des más peligrosas y con los mayores niveles Ámsterdam, Lisboa y Birmingham demuestran
de criminalidad del mundo. que en estas ciudades, los planificadores y
quienes diseñan políticas públicas sopesan los
Los enclaves son generalmente incorpo- costos del turismo tomando en consideración
rados en una textura urbana que se ha con- “los desplazamientos de las actividades orien-
vertido en un objeto de fascinación y consumo tadas a los residentes, la gentrificación y las
en sí misma. Como Sassen y Roost (1999) fricciones culturales” (van den Berg, 2003).
han observado, “la gran ciudad ha asumido el
status de exótica. El turismo moderno ya no Un equilibrio de esta naturaleza entre las
está centrado en los monumentos históricos, necesidades locales y los proyectos de desa-
las salas de concierto o los museos, sino en la rrollo económico requieren una visión política
escena urbana, o más precisamente, en algu- de largo alcance, difícilmente posible en ciu-
na versión de la escena urbana adecuada para dades cuyos líderes se sienten desesperados
el turismo” (143). La “escena” que los visitan- por lograr el desarrollo a cualquier costo. En
tes consumen está compuesta por un las ciudades europeas, la herencia arquitec-
calidoscopio de experiencias y espacios orien- tónica y cultural única de los núcleos urbanos
tados al trabajo, consumo, ocio y entretención ha sido entendida como la principal atracción
(Featherstone, 1994). Las áreas de las ciuda- para los visitantes; en consecuencia, el desa-
des que invitan a los turistas a deambular pue- rrollo turístico ha apuntado a realzar el carác-
den no ser lugares normalmente habitados por ter de cada ciudad. De manera similar, los pla-
turistas; pueden ser áreas “tensas” –barrios nificadores en Vancouver han considerado al
fronterizos o zonas donde pueden vivir y tra- turismo como el producto natural de políticas
bajar personas ubicadas en los márgenes de que enfatizan los barrios, servicios urbanos y
la sociedad urbana: minorías étnicas, no-blan- el medio ambiente (Artibise, 2003). Ni siquie-
cos, inmigrantes, pobres. Tales áreas pueden ra en Montreal, una ciudad que ha privilegiado
ser atractivas precisamente porque no han sido megaproyectos tales como la Expo 67 (la Fe-
construidas ni dispuestas para los turistas. ria Mundial de 1967) y las Olimpíadas de Ve-

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Dennis R. Judd

rano de 1976, así como otros grandes proyec- El turismo coincide con –de hecho, es pro-
tos, se han desarrollado burbujas turísticas; ducto de– una cultura globalizada del consu-
sus visitantes a menudo deambulan por el mo sostenida por trabajadores y consumido-
downtown y los barrios (Levine, 2003). Ciudad res altamente móviles. En Estados Unidos, el
de México es un caso interesante, por cuanto surgimiento de una clase cosmopolita global
ha focalizado sus energías en el desarrollo de puede ser percibida a través de la prolifera-
un enclave en el centro histórico, una estrate- ción de revistas de “estilos de vida urbanos”
gia virtualmente forzada por los altos niveles (Greenberg, 2000). En los ’60, las revistas de
de criminalidad de la ciudad. Pero a pesar de estilos de vida fueron lanzadas en 60 áreas
estas condiciones, los planificadores están tra- metropolitanas de Estados Unidos, número
tando de hacer de este enclave un lugar atrac- que ha crecido a más de 100 hacia el fin de
tivo tanto para los residentes locales como para siglo (Greenberg, 2000). Estas revistas son
los visitantes (Hiernaux-Nicolás, 2003). similares de ciudad en ciudad porque el públi-
co objetivo es invariable: una nueva clase
La cambiante geografía de la estructura media acomodada, compuesta en su mayor
espacial urbana refleja el surgimiento de una parte por baby boomers y su progenie bien
cultura urbana que gira en torno a la preocu- educada y bien remunerada. En su estudio de
pación por la “calidad de vida” (Lloyd, 2000). revistas de Nueva York, Atlanta y Los Ánge-
Es cada vez más difícil distinguir a los espa- les, Marian Greenberg (2000) encontró que
cios para los visitantes de aquellos espacios desde comienzos de los ’90, las personas en
“locales”, dado que los sectores de ocio, este estrato comparten una preocupación por
entretención y cultura son considerados como “estilos de vida urbanos estrechamente defi-
cruciales tanto por residentes locales como por nidos, orientados al consumo y políticamente
visitantes forasteros. Cuando no están viajan- conservadores” (25). El nuevo consumidor de
do, los residentes locales se involucran en clase media puede adquirir sofisticación ins-
actividades indistinguibles de lo que hacen los tantánea degustando la cocina, bebiendo el
turistas: salir a comer, ir al mall, caminar por la vino, fumando los cigarros y comprando los
costanera, asistir a un concierto. El surgimiento autos y arte recomendados por una nueva
de una nueva cultura urbana orientada a la especie de escritores y críticos especializados
búsqueda estética ha reconstruido a las ciu- en dar consejos sobre estilos de vida.
dades como lugares que proporcionan opor-
tunidades para viajar desde la propia casa: Sassen (1994) ha documentado la concen-
“Los consumidores ya no tienen que viajar tración de una clase de trabajadores del sec-
grandes distancias para experimentar una tor servicios muy bien remunerados en las ciu-
magnífica diversidad de oportunidades de con- dades globales; sin embargo, en la actualidad
sumo. Para su conveniencia, los florecientes la nueva clase global de los privilegiados
‘distritos de entretenimiento urbano’ concen- “analistas simbólicos” se ha extendido prácti-
tran objetos, o al menos sus facsímiles, traí- camente a todos los rincones del globo (Reich,
dos de todas partes del mundo […] Los resi- 1991; Lury, 1997). El conjunto de bienes de
dentes actúan crecientemente como turistas consumo que los miembros de esta clase de-
en sus propias ciudades2 ” (Lloyd, 2000: 7). La mandan es notoriamente similar en todas par-
“localización del ocio” resultante ha estimula- tes; por lo tanto, tiene sentido asumir que és-
do, tanto como el turismo, la conversión de tos tenderán a demandar –y por lo tanto, a re-
las ciudades o partes de ellas en lugares es- producir– ambientes urbanos similares, don-
pecializados de entretención (Hannigan, 1998). dequiera que vayan. Esta tendencia no es di-
fícil de observar. Nueva York y el SoHo de
2
El concepto de turismo “como si” de Richard Londres, así como los distritos de bodegas in-
Lloyd describe la continua mezcla de visitantes y re- dustriales en todas partes, han sido invadidos
sidentes locales en los lugares de entretención en las
ciudades. por una predecible combinación de tiendas te-

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El turismo urbano y la geografía de la ciudad

máticas. La cocina étnica no sólo ha sido restaurantes temáticos, un estadio deportivo


internacionalizada, sino además fetichizada, de con características de circo multimedia o un
modo que las mismas variedades de nouvelle ‘distrito de entretenimiento’ y turismo
cuisine étnica pueden ser encontradas en casi predefinido son como paquetes turísticos: no
cualquier ciudad. Este desarrollo sugiere que se puede conseguir crear la experiencia o
la cultura globalizada del consumo opulento modular su intensidad; ésta es más bien im-
puede eventualmente reducir todas las ciuda- puesta”. Lo que los miembros de la clase
des a una monocultura monótona. creativa demandan es “tener a mano la crea-
ción de la experiencia [de la ciudad] más que
Sin embargo, los cosmopolitas no buscan simplemente consumirla (232). Estas preferen-
las mismas cosas en todos los lugares donde cias han dado origen a un movimiento
van. Dado que muchos residentes y visitantes globalizado que demanda mayores niveles de
buscan aquello que es único, y numerosos vi- servicios urbanos, tanto públicos como priva-
sitantes viajan con propósitos distintos al tu- dos (Clark, 2000a y 2000b).
rismo, la tendencia hacia la homogeneidad no
es inevitable, y puede ser incluso improbable. 5. La ciudad fracturada como
Richard Lloyd (2000) distingue el surgimiento ciudad abierta
de una nueva cultura de la “neo-bohemia”,
liderada por residentes urbanos que asocian Es difícil anticipar los tipos de lugares y
“los lugares desoladamente realistas con una experiencias hacia los cuales los turistas se-
energía creativa” (1). Esta nueva clase, sos- rán atraídos. Harlem, por ejemplo, se ha trans-
tiene, es responsable de la recuperación de formado en un destino popular para los turis-
“espacios aparentemente anacrónicos” (5) en tas alemanes fascinados por los servicios reli-
inner cities tales como viejos distritos indus- giosos afroamericanos y para otros turistas
triales y de bodegas, un desarrollo muy simi- atraídos por un Nueva York “étnico” (Hoffman,
lar a la gentrificación de los márgenes de Lon- 2000). Una proporción de turistas y residentes
dres, donde diseñadores y artistas han coloni- locales buscan lugares como éstos como una
zado viejos portales comerciales, fachadas de alternativa a la atmósfera artificial de los es-
tiendas y talleres (Fainstein, 2001). pacios turísticos enclávicos. Feifer (1985) ha
propuesto que esta gente pueda ser llamada
Richard Florida (2002) ha demostrado que post-turistas (después de los “post-moder-
el grupo que denomina “la clase creativa” nos”). A diferencia de los turistas corrientes,
–profesionales de alto nivel educativo con ha- los post-turistas no desean fijar la mirada en
bilidades intelectuales, analíticas, artísticas y los sitios turísticos sancionados oficialmente,
creativas elitistas–, frecuentemente conside- en parte porque ellos ya han sobrellevado un
ra el estilo de vida como más importante que continuo aluvión de objetos e imágenes turís-
un empleo particular en la elección de un lu- ticas proyectadas por la televisión, el cine, las
gar para vivir. Los miembros de esta clase de- revistas y otros medios de comunicación. Ya
mandan interacción social, cultura, vida noc- están hastiados de viajar incluso antes de sa-
turna, diversidad y autenticidad, esta última lir de casa. Habiendo dejado de considerar
definida como “edificios históricos, barrios con- cualquier “mirada” como privilegiada, los post-
solidados, una escena musical única o atribu- turistas buscan una multitud de experiencias
tos culturales específicos. Proviene de la mez- como un antídoto contra el aburrimiento.
cla de la argamasa urbana junto con edificios
renovados, de la mixtura entre lo nuevo y lo Incluso dentro de los enclaves, el control
viejo, el carácter de barrios de larga data y social de los usuarios no es absoluto. Los post-
yuppies, modelos y bag ladies” (228). Florida turistas, hartos de toda una vida de exposi-
señala que la clase creativa tiende a rechazar ción al marketing temático están aptos para
las “experiencias enlatadas”: “Una cadena de adoptar una postura irónica dentro de los

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Dennis R. Judd

confines de los “ambientes Disney”. Lo que los mente regulados. Casi en todas partes, las ciu-
post-turistas buscan en los festival malls y en dades que desean atraer visitantes han inver-
los complejos de entretenimiento es pura di- tido fuertemente en instalaciones públicas
versión y escapismo; su postura irónica les como parques, fuentes, jardines y arte públi-
permite buscar sus propias experiencias. Un co. Hay también distritos centrales de nego-
segundo modo de resistencia es el rechazo a cios, calles pobladas con pequeños negocios
conformarse con los usos esperados. Como y tiendas y vecindarios. Los enclaves existen
ha observado De Certeau (1984), “el espacio al interior de una compleja estructura urbana
es un lugar ejercido” cuando, por ejemplo, que entrega a visitantes y residentes locales
“la calle geométricamente definida por la pla- por igual numerosas oportunidades para deam-
nificación urbana es transformada en espacio bular. En un mismo día, un visitante o residen-
por los caminantes” (117). te local puede probar “entretenimientos
Disney”, ir a una exposición de Monet, cami-
Dado que los desarrolladores de los espa- nar a través de un barrio histórico y terminar
cios enclávicos deben responder a gustos y en un restaurante étnico (el cual puede ser un
preferencias cambiantes, las prácticas al inte- local de barrio, barato, u otro más caro, que
rior de éstos deben ser menos estáticas e in- sirva una versión globalizada y nouvelle de la
variables de lo que generalmente se supone. cocina étnica en cuestión). La ciudad es un
Incluso en ciudades astilladas en enclaves y crisol que reúne los circuitos de capital y cul-
fragmentos, Graham y Marvin (2001) identifi- tura globalizadas con lo local y lo excéntrico,
can varios modos de resistencia: los residen- lo cosmopolita con lo provinciano.
tes de comunidades enrejadas ignoran o de-
safían regularmente sus common-interest Los enclaves turísticos han proliferado a
associations; los jóvenes encuentran maneras través del mundo. Graham y Marvin (2001)
de evadir las estrictas reglas impuestas den- predicen la propagación global de ciudades de
tro de los malls, y las normas impuestas por fantasía que entremezclan comercio minoris-
los dueños y administradores de los enclaves ta, restaurantes y bares, salas de espectácu-
son a veces enfrentadas por protestas bien lo, cines y teatros IMAX, hoteles, centros de
organizadas. El rechazo a conformarse puede video y de realidad virtual y otras diversiones
ser afirmado incluso en circunstancias de ex- en un ambiente de puro consumo y
tremo confinamiento. En su estudio sobre el entretención. Incluso ahora, quien viaje por el
turismo en India, Edensor (1998) encontró que mundo puede encontrar versiones de estos
a pesar de los mejores esfuerzos por parte de complejos de entretenimiento diseminados a
los guías turísticos para proteger a los grupos lo largo del globo (Iyer, 2000). No obstante,
bajo su cargo de encuentros imprevistos, la como Graham y Marvin (2001) observan, “la
mezcla de espacios a menudo promovía los vida urbana es más diversa, variada e impre-
recorridos casuales y las caminatas y decible que lo que sugieren las certezas co-
vagabundeos por calles, mercados y cafés al munes, inspiradas en las distopias urbanas es-
aire libre. Los miembros de los paquetes tu- tadounidenses” (392). Un examen de los es-
rísticos salían a veces a deambular libremen- pacios turísticos revela que la fractura de los
te, ocupando la zona limítrofe del anonimato espacios de las metrópolis postmodernas pue-
propia del flaneur (Urry, 1990). de crear diversidad y diferencia, más que mo-
notonía y uniformidad. Como en el pasado, las
Esto sugiere un tercer modo de resisten- ciudades del futuro serán muy probablemente
cia, el cual está disponible en todas las ciuda- lugares que combinen orden y caos en una
des, pero sobre todo en aquellas con mayores mezcla constantemente cambiante e imprede-
problemas: escapar de los enclaves estrecha- cible. Eso es lo que las hace tan fascinantes.

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El turismo urbano y la geografía de la ciudad

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