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III. TEORÍAS DE LA EVOLUCIÓN PRECEDENTES.

La ciencia, en general, ha cambiado mucho en el siglo pasado (siglo XX) y sin embargo, en
cuanto a teorías de la evolución o teorías evolucionistas, parece extraño que no haya cambiado
de forma significativa.

Aunque existen pequeñas actualizaciones, la teoría de la evolución generalmente aceptada es la


darwinista, expuesta en la obra El Origen de las Especies en 1859. Esta teoría evolucionista
consiste básicamente en lo que seguramente todos nosotros hemos estudiado o al menos
escuchado.

Según la teoría evolucionista de Darwin, los individuos presentan variaciones aleatorias y la


evolución viene determinada por la selección natural. Estas variaciones se denominan también
mutaciones aleatorias, para remarcar su carácter supuestamente no dirigido.

La teoría darwinista se impuso a la teoría evolucionista propuesta por Lamarck, según la cual, los
caracteres adquiridos durante la vida de los individuos pasaban a la descendencia. El ejemplo
clásico es el de la evolución del cuello de la jirafa. Según la teoría de Lamarck, las primeras
jirafas, al estirar continuamente su cuello por la forma de conseguir el alimento, llegaban a
alargarlo, engendrando posteriormente descendientes con el cuello un poco más largo; por su
parte, Darwin sostenía que, nacidas al azar unas jirafas con el cuello más largo, eran las que
mejor se habían adaptado al medio y sobrevivido mejor, engendrando más descendencia.

Junto a las teorías de la evolución propiamente dichas, se encuentran las leyes de Mendel (1865)
sobre la herencia genética, cuyos elementos fundamentales son la combinatoria de los genes y
su carácter dominante o recesivo. Si bien, respecto a la fecha señalada es conveniente indicar
que hasta finales del siglo XIX, esta teoría permaneció en el más absoluto anonimato y no
precisamente porque Mendel no intentase su publicación, como se sostiene en algunos ámbitos.

Resumiendo, las ideas expuestas por Lamarck, Darwin y Mendel forman el cuerpo central de los
conceptos en materia de evolución biológica o evolución de las especies. No obstante, también
conviene señalar existencia de teorías derivadas de las anteriores y otras teorías de carácter
religioso.

Pasamos ahora a efectuar un análisis crítico de las teorías evolucionistas más importantes, sin
que en ningún caso suponga una valoración negativa.

Asimismo, una breve descripción de estas teorías se puede encontrar en el anexo.

III.1. Crítica de las teorías de la evolución: Creacionismo y otras teorías de carácter


religioso.

Cito la teoría creacionista y derivadas porque efectivamente son teorías de la evolución y muchas
personas de una forma u otra las comparten.

Como la teoría creacionista no sigue el método científico en su más amplio sentido, no se puede
hacer crítica alguna, solamente manifestar mi profundo respeto en sus creencias religiosas.

Problemática similar surge al estudiar las posiciones o teorías sobre la existencia del alma-
cuerpo (monismo y dualismo) y, aunque en menor grado, los conceptos mente-cerebro
(conductismo lógico -Wittgenstein, identidad y funcionalismo) por encontrarse en el ámbito de la
teología y la filosofía más que en el de la ciencia.

En todo caso, pienso que se pueden mantener las posturas religiosas y, a la vez, aceptar
cualquier otra teoría de la evolución, con una interpretación metafórica de determinadas
explicaciones de carácter religioso al origen de la vida...
III.2. Diseño inteligente.

Recientemente ha aparecido el movimiento o teoría del diseño inteligente como una actualización
o modernización del creacionismo; los inicios de dicho movimiento son de 1991 aunque tenga
profundas raíces creacionistas y de la teoría de Lamarck.

Aunque no está estructurado como una teoría formal, dicho movimiento se distancia del
creacionismo en cuanto pretende explicar la evolución dentro del ámbito de la investigación
científica, por eso lo separo de las teorías propiamente religiosas.

Debo admitir que, en ocasiones, los defensores a ultranza de la teoría de Darwin y de la ciencia
ortodoxa me recuerdan a la clásica institución de la Santa Inquisición y, por lo tanto, tienen tantas
conexiones religioso-filosóficas

como la propia corriente o teoría del diseño inteligente o incluso del creacionismo más ortodoxo.

A pesar de que la Teoría General de la Evolución Condicionada de la Vida (TGECV), de 1992, no


coincide con los planteamientos del movimiento del diseño inteligente, como la idea seudo
tautológica del diseño del universo para permitir la vida biológica tal y como la conocemos; en
líneas generales, se puede decir que coincide en el argumento esencial del mismo; esto es, la
existencia de una evolución finalista consecuencia de un impulso vital intrínseco.

Obviamente, también sufre las mismas actitudes en cuanto a que la pretenden confundir con el
creacionismo y no admitir su carácter científico. ¡Cómo si la exclusión del carácter científico de
una teoría por las buenas fuese precisamente un acto científico típico!

En referencia a las conexiones religiosas que se pudieran pensar, se puede entender que la
TGECV, aunque anclada totalmente en el método científico y la investigación experimental,
apoya una visión religiosa en la misma medida en que confluyen todas las religiones, es decir, la
citada existencia científica del citado impulso vital que parece dar sentido a la vida. No obstante,
la demostración de que la evolución sea finalista no implicaría, en su caso, que todos los
aspectos propugnados por el movimiento o teoría del creacionismo inteligente en sentido amplio
sean correctos, dada su amplitud y heterogeneidad.

Es más, en sentido estricto, la TGECV no formaría parte de dicha corriente o movimiento. No


obstante, el tema del diseño inteligente, me parece importante por las siguientes razones:

Es un gran paso que parte de la religión, se llame creacionismo inteligente, teoría creacionista
evolucionista o movimiento del DI, se decida a intentar compatibilizar sus creencias con la
realidad física de nuestro mundo, básicamente representada por la ciencia y la investigación
experimental.

Así, la ciencia, o mejor dicho, la comunidad científica se verá empujada a hacer lo


correspondiente, es decir, a no negar algo de lo que no tiene pruebas para negar y, por lo tanto,
admitir que ideas como las del diseño inteligente puedan ser correctas.

De producirse lo anterior, la comunidad científica se vería obligada a reconocer que su teoría


preferida no está ni demostrada ni rigurosamente formalizada y que, al aceptarla como tal, han
cometido graves errores en el pasado.

La entrada, en su caso, en ciencia del diseño inteligente obligaría a una mayor profundidad y
seriedad, tanto en el propio diseño inteligente como en la teoría darwinista o neodarwinismo
imperante en la actualidad.
Por ejemplo, ambas deberían explicar el concepto de Vida y cuándo y cómo piensan que
comenzó en el universo y llegó hasta nuestros días. ¡Nótese que hasta ahora una se centra en la
Vida y la otra en las especies!

Asimismo, ambas deberán apartar del ámbito de la ciencia aquellas aseveraciones que no sean
verificables o falsables, como las tautologías o cosas que surgen o emergen de la nada sin que
se pueda decir exactamente cuándo.

Otro elemento esencial de la dinámica de la teoría del diseño inteligente es que representa una
pequeña revolución en sus propias ideas; porque sus defensores se verán obligados a situar al
diseñador en este mundo, si de verdad quieren aceptar la evolución.

Es decir, existe una inteligencia que produce pequeños cambios a lo largo del tiempo que hace
que se produzca la evolución. Entonces, parece sensato pensar que esa inteligencia sea
pequeña e incluso pertenezca a una escala micro y no típicamente humana. En otras palabras,
con el creacionismo inteligente, si se quisiera llamar así, el ser humano deja de ser el único ser
inteligente y con espíritu de mejora.

En definitiva, si el movimiento diseño inteligente es evolucionista de verdad, y creo que lo es,


está trascendiendo el sentimiento religioso más allá de la joven humanidad, lo que, a mi juicio, es
positivo e implica que se está racionalizando.

Ahora sólo falta que la ciencia moderna emprenda un camino similar y abandone algunas de sus
premisas decimonónicas que le impiden ser neutra respecto a conceptos tan importantes como la
evolución de la vida.

III.3. Crítica de las teorías de la evolución: teoría de Lamarck.

La teoría de Lamarck es la teoría de la evolución basada en los factores medio ambientales y


resumida en la frase la función crea el órgano se considera válida, pero no general, y ha de ser
matizada en cuanto a los controles impuestos por la naturaleza para evitar el desarrollo efectivo de
caracteres modificados por cambios medio ambientales no permanentes.

III.4. Crítica de la teoría de Darwin de la evolución.

La teoría darwinista considera como motor de la evolución la adaptación al medio ambiente


derivado del efecto combinado de la selección natural y de las mutaciones aleatorias. A pesar de
ser generalmente aceptada, ha planteado desde su inicio bastantes problemas desde el punto de
vista científico. Antes de entrar a su enumeración, voy a analizar por qué se impuso a la Teoría
de Lamarck u otras de naturaleza similar. Al final de este apartado, después de la citada
enumeración, comentaré las dificultades actuales para su rechazo o sustitución.

En la segunda mitad del siglo XIX, el racionalismo humanista se había extendido en todos los
ambientes científicos y se encontraba en pleno apogeo. Ya existían suficientes indicios de que la
edad de la Tierra era mucho mayor de lo que se había pensado; hacia falta una teoría de
carácter científico que encuadrase al ser humano en la historia del planeta.

Por supuesto, la nueva teoría tenía que cumplir con una condición aparentemente científica, se
tenía que alejar completa y radicalmente de las ideas religiosas que tanto habían obstaculizado el
desarrollo científico de los últimos siglos. Los viejos problemas de Galileo y Miguel Servet no se
habían olvidado por la comunidad científica; ¡Esperemos que no se olviden nunca!

La Teoría de Lamarck parecía muy lógica y razonable, pero adolecía de un problema, le estaba
dando protagonismo a la vida fuera de la dimensión humana, había algo en el interior de las
plantas y animales que evolucionaba de forma consciente y dirigida ante modificaciones medio
ambientales.

Por una parte, la poderosa influencia de las ideas religiosas, todavía hoy subsistente, no podía
permitir perder el monopolio de la espiritualidad; y, por otra, la comunidad científica no se iba a
pelear abiertamente con los poderes fácticos religiosos para desplazar la vida consciente e
inteligente a una escala interna a los organismos vivos, diferente de ellos mismos. Además, no
había pruebas científicas de su existencia. En este caso, podríamos hablar de tesis, antítesis y
síntesis, cualquier teoría que solucionase las contradicciones de la época, con un mínimo de rigor
en sus planteamientos, sin lugar a dudas, triunfaría.

En este contexto surgió la Teoría Darwinista, mostrando claramente los efectos de la evolución
de las especies, desde el punto de vista científico no había ninguna duda razonable de que el
hombre desciende del mono, y que sepamos, nadie lo ha puesto en duda fuera de un ámbito
estrictamente religioso como es la Teoría Creacionista. De hecho hasta las confesiones religiosas
predominantes no atacan directamente la Teoría Darwinista.

Otro aspecto curioso es que el título de la obra de Darwin viene referido a la "evolución de las
especies" y no a la "evolución vida" por lo que se evita el tener que definir la vida; esto no debe
ser nada fácil, porque no se sabe muy bien si la existencia de la vida tiene carácter científico o
más bien filosófico.

No se trata de negar o disminuir la gran aportación de Darwin al pensamiento moderno en el


sentido antropológico, sino de delimitar la extensión de su teoría y evitar que implicaciones
erróneas o defectuosas tengan efectos negativos en el desarrollo de la sociedad. Conviene
señalar que cualquier teoría sobre la evolución tiene innumerables consecuencias sobre el
pensamiento filosófico y social, que impregna multitud de posicionamientos y actuaciones
individuales; por ejemplo, diferentes aproximaciones a ciertos problemas de justicia social o a la
eficiencia de un determinado sistema educativo.

Los puntos débiles de esta teoría son numerosos y se encuentran interrelacionados; no obstante,
vamos a intentar indicarlos en orden de importancia desde una perspectiva metodológica aunque
ello signifique mencionar algún tema repetidas veces por plantear problemas de diferente
naturaleza:

La teoría darwinista de la selección natural intenta explicar la desaparición de modificaciones


genéticas no óptimas por la falta o menor adaptación de los individuos al medio, pero no dice
nada del origen de las modificaciones ni de los procesos en que se llevan a cabo.

Implícitamente está negando o reduciendo a su más mínima expresión el propio concepto de


evolución puesto que los nuevos seres se componen de la misma información genética que sus
antecesores, con supuestas mutaciones que pueden tener un efecto tanto positivo como
negativo. El proceso de la evolución no se sitúa en los cambios en la información genética sino la
desaparición de los cambios menos favorables. En su tiempo no existían conocimientos
genéticos, pero se sabía que algo se transmitía de unas generaciones a otras.

Asimismo, de forma indirecta se asume que donde no hay selección natural no hay evolución.

El argumento central de la selección natural o dicho de otra forma "lo que existe es porque ha
sobrevivido o no ha desaparecido" es una tautología por lo que no hay forma humana de negarlo.
La única crítica posible a esta argumentación es señalar la falta de rigor científico en la misma.

El modelo, así configurado, sólo funciona a largo plazo en nuestra escala física, luego elimina la
evolución a corto plazo y así surgen ideas como que el homo sapiens en sus momentos iniciales
tenía prácticamente la misma capacidad intelectual que en la actualidad, estando completamente
extendidas en nuestros días. Con ello, lo único que se consigue es agudizar artificialmente la
problemática de los saltos evolutivos

Obviamente Darwin no demostró científicamente la aleatoriedad en todos los casos de las


variaciones en la información genética, tampoco se ha demostrado posteriormente, se ha tomado
como un axioma.

Que yo sepa todavía no nos han dicho que distribución estadística siguen las inciertas
mutaciones, será la distribución uniforme o la normal, la de Poison o la de Ficher. Sin duda, un
gran secreto de la ciencia o misterio metafísico.

Bajo determinados supuestos, el método de evolución mediante mutaciones o modificaciones


aleatorias puede ser aceptable; está demostrado que algunas bacterias producen bacterias
diferentes en una pequeñísima proporción pero que permite que si cambian las condiciones
medio ambientales, como la acidez del medio en que viven, sean éstas las que sobrevivan y tras
numerosas generaciones sean las que compongan la nueva población de bacterias y, al mismo
tiempo, produzcan una pequeñísima proporción de bacterias como las iniciales que, en su caso,
volverían a permitir la supervivencia de la especie.

Éste es el típico ejemplo que se utiliza para "demostrar" la teoría de Darwin, pero es un caso muy
particular en el cual la descendencia se produce en cantidades gigantescas y las generaciones
se producen a una velocidad también muy grande.

Tampoco está completamente libre de críticas este ejemplo, pues las pretendidas mutaciones o
modificaciones aleatorias no son modificaciones aleatorias de unas cuantas letras o unidades
elementales de ADN, sino que bien podrían entenderse como modificaciones preestablecidas y
generadas en una o varias partes del ADN que forman un conjunto eficaz, en cuanto a
características distintas del nuevo ser, y preservando el código estructural en su integridad. Es
decir, el hecho de utilizar ciertamente el mecanismo de la selección natural, no implica por sí
mismo que no se utilicen otros mecanismos para generar la diversidad de la descendencia.

Además, la selección natural no consigue eliminar a la variante supuestamente menos adaptada


puesto que esta línea evolutiva se mantiene como expone el mismo ejemplo.

Pero lo más grave es el hecho de que después de aceptar como demostrado que las mutaciones
son aleatorias se acepta como demostrado lo contrario, que las mutaciones son aleatorias pero
por grupos perfectamente delimitados y con puntos de entrada específicos; lo cual sería
absolutamente incompatible con la primera aleatoriedad tan "demostrada" siguiendo el método
científico.

Ya en su día hubo críticas acerca de la falta de método científico de esta teoría, en concreto se la
puede clasificar como teoría soportada por el método inductivo al partir de la observación de
determinados hechos y sacar inferencias sobre la generalidad.

El método inductivo es perfectamente válido pero la generalización que efectúa debe cumplir con
ciertos requisitos. Uno de ellos es que cualquier ejemplo que no cumpla la teoría implica su
refutación. A este respecto, podemos citar los siguientes casos:

Los cambios genéticos que están consiguiendo las nuevas técnicas no tienen carácter aleatorio sino
dirigido y, además, el mecanismo de la selección natural no está provocando la aparición de los
nuevos seres como los presentes en la agricultura actual. Se podría discutir si estos cambios
realizados por los humanos son naturales o no, pero hay que tener en cuenta que los humanos,
salvo prueba en contrario, formamos parte de la naturaleza al igual que los virus. Suponiendo que el
párrafo siguiente fuese admitido, no se podría alegar que los cambios que provocan los virus no son
naturales.
Asimismo, conocemos que los virus hacen cambios en el ADN de las células invadidas para
reproducirse a sí mismos. No sería de extrañar que puedan realizar otro tipo de cambios, por
ejemplo con la finalidad de engañar al sistema inmunológico en el futuro; ni que alguna de estas
modificaciones se transmita o que no se transmitan alguna de las reacciones del organismo en el
ámbito genético como defensa ante estas agresiones.

Recientemente están apareciendo nuevos conocimientos de la evolución genética que


contradicen abiertamente la Teoría Darwinista. Son tan numerosos que no se pueden
mencionar, algunos de ellos están repartidos por todo este libro en forma de cita literal de
noticias que han ido apareciendo con posterioridad a la formulación inicial de la TGECV y,
en la mayoría de los casos, de la propia redacción del libro.

Esta teoría tiene, por otra parte, importantes carencias a la hora de explicar la realidad.
Darwin intentó, sin éxito, darle un sentido más amplio que el de la pura especialización de
ciertas tareas a la diferenciación sexual porque intuía que lo tenía que tener; pero su teoría
no ofrece ninguna explicación, excepto la de que debe ser uno de los mejores métodos de
evolución y por eso existe.

Por supuesto, tampoco explica por qué la descendencia en animales superiores de individuos
genéticamente muy próximos como el caso de hermanos no es viable o presenta graves
deficiencias.

Otra carencia importante es la casi imposibilidad de producirse los denominados saltos


evolutivos, es difícil argumentar lógicamente un cambio en la estructura básica del código
genético a través de mutaciones. La única opción es recurrir otra vez al largo plazo, con la
ventaja añadida de que cuando hablamos del largo plazo, automáticamente perdemos la noción
temporal. Sin embargo, el propio concepto de salto evolutivo nos impide utilizar el largo plazo en
términos evolutivos.

Otros aspectos relacionados con la diferenciación sexual y los saltos evolutivos, tratados en el
apartado sobre los objetivos de la evolución y que forman parte de la argumentación principal de
la Teoría de la Evolución Condicionada de la Vida, se encuentran totalmente ausentes de los
planteamientos de Darwin. Ello tiene sentido por la diferencia temporal de ambas; pero, como
citaré más adelante, tampoco la Teoría Neodarwinista ni la teoría sintética dicen nada al
respecto. Todo lo contrario, no existen. ¡La vida en el ámbito científico no tiene ningún objetivo ni
sentido alguno!

A la vista de los puntos anteriores, deben existir razones poderosas para que esta teoría se haya
mantenido a lo largo de todo el siglo XX con pequeñas modificaciones conceptuales aportadas
por la corriente denominada Neodarwinista y por la Teoría Sintética. De hecho, estas
modificaciones suponen una mera actualización de la Teoría Darwinista en función de los nuevos
descubrimientos científicos en la materia como veremos al hablar de ellas. Por ello, para la
población en general, la teoría base sigue siendo la Darwinista.

Algunas de estas poderosas razones son similares a las que hicieron posible su aceptación. Si
antes he comentado los requisitos formales de independencia de una teoría científica de
cualquier planteamiento filosófico o religioso, en nuestros días este requisito se sigue
manteniendo pero con una agravante, el refutar ahora la Teoría Darwinista supondría, en alguna
medida, que no sólo el racionalismo de los siglos XVIII y XIX, sino toda la comunidad científica
del siglo XX han cometido un grave error al requerir y aceptar en su seno una teoría tan débil.
Una vez más los filósofos tienen su parte de razón y el método científico no es infalible; a lo que
habría que añadir, y sobre todo si no se aplica correctamente.
La novedad fundamental de la TGECV es la consideración de la evolución como un mecanismo
interno de mejora de los seres vivos que se transmite a la descendencia y que, dada la
complejidad de los aspectos involucrados, utiliza múltiples sistemas, métodos o procedimientos,
configurándose para cada caso en función de sus condiciones particulares.

Para un gran sector de la sociedad, la aceptación de la TGECV, o de cualquier otra teoría que
suponga la existencia del mencionado mecanismo interno de mejora de los seres vivos,
supondría un paso atrás. El reconocer científicamente que parece existir una evolución
inteligente, dirigida desde el propio interior de los seres vivos, suena a una concepción religiosa
de la vida, altera el hecho diferenciador del ser humano, y ataca el placentero egocentrismo de la
especie humana, en otras palabras es totalmente inaceptable por principio.

Otro gran sector de sociedad mantiene sus ideas religiosas, en consecuencia, los comentarios
del párrafo anterior son igualmente aplicables; con las mismas palabras, es totalmente
inaceptable por otro principio.

Dicho de otra forma, la Teoría de Darwin es una teoría muy conveniente socialmente hablando,
teniendo un fuerte componente idealista dado que al negar la evolución a corto plazo no
compromete la fijación en el ámbito genético de determinadas características relacionadas con la
deseable igualdad de oportunidades.

En este sentido, se han realizado esfuerzos para mantener en vigor la esencia de la teoría. Sin
embargo, las debilidades mencionadas en los puntos 1) a 5) anteriores prácticamente se
mantienen, a pesar de que, con la introducción de la genética y los conocimientos derivados de
otros avances de la ciencia, se puede hablar de evolución a corto plazo pero siempre en la
escala microscópica. Estas actualizaciones se han llevado a cabo principalmente mediante,
primero, la denominada corriente Neodarwinista y, después, la Teoría Sintética; aunque esta
última intente distanciarse un poco más, a mi juicio, no lo consigue.

Las actualizaciones han sido posibles en gran medida debido a que seguimos sin tener pruebas
contundentes de la naturaleza no aleatoria de las modificaciones de la información genética y a
que el término "selección natural" se lleva, en ocasiones, a una generalización casi absurda por
su contenido tautológico.

Por su parte, todo lo desconocido se ha venido considerando a priori aleatorio, incluso en contra
de la lógica. También esta tendencia está disminuyendo o limitándose, a la vista de las
explicaciones, basadas en la teoría del caos y las estructuras fractales, de hechos que parecían
totalmente aleatorios con anterioridad (dicho sea de paso, lo contrario al famoso ejemplo de la
mariposa).

A pesar de la mayor comprensión de la diferenciación sexual en cuanto a su diferencia con la


evolución en línea y en cuanto a la igualdad sexual en lo social desde un punto de vista científico;
la falta de explicaciones satisfactorias de lo apuntado en los puntos 7) y 8) anteriores, hace que,
por vía metodológica, en los campos de la biología y de la genética se esté cuestionando cada
vez más la esencia de la teoría darwinista. En cualquier caso, será difícilmente compatible con la
teoría de la selección natural cualquier explicación racional de los hechos a que se refieren
dichos puntos.

Siempre ha habido autores que no comparten la visión dominante, aunque no han conseguido
formalizar una teoría alternativa a la misma capaz de desplazarla y, por otra parte, la
manifestación expresa de esta postura conlleva de alguna manera, aunque cada vez menos, a
una marginación profesional, y el riesgo de ser tachados de ser próximos a determinadas
ideologías, que no tienen nada que ver con una postura científica o la contraria; sin duda, esto se
debe a las aparentes repercusiones filosóficas y sociales que pueden implicar las diversas
teorías. Digo aparentes, porque la realidad no va a cambiar por explicarse mejor de una u otra
forma.
Este riesgo lo sufrirá en mayor medida la TGECV, por citar como ejemplo recurrente la herencia
de la inteligencia. Quiero aprovechar esta ocasión para manifestar, en defensa de este ejemplo,
que ha sido la causa, si no principal sí directa, del desarrollo de la presente teoría y, por lo tanto,
no habiéndose escogido con la finalidad de llamar la atención. Además es difícil conseguir
modelos de evolución que puedan ser contrastables estadísticamente.

La lista de autores sería demasiado larga pero podemos citar especialmente a Adam Sedgwick
(1785-1873), eminente geólogo inglés, por ser uno de los primeros que, con independencia de su
ataque a Darwin por motivos religiosos (educado en la Teoría Creacionista dominante en su
época), después de leer su teoría expresó lo siguiente:

"You have deserted-after a start in that tram-road of all solid physical truth-the true meted of
induction..."

Que viene a decir que Darwin, después de un comienzo en la senda de la pura realidad física,
abandona el verdadero método inductivo...

Adam Sedgwick, a pesar de su educación creacionista, no se oponía a la evolución o desarrollo


en su amplio sentido. Él pensaba que la Tierra era extremadamente vieja, como Darwin reconoce
en sus apuntes de las clases que recibió del propio Sedgwick en la universidad.

Sin embargo, Sedgwick creía en la creación Divina de la vida durante largos periodos de
tiempo... Puesto que también decía que la evolución era un hecho de la historia. Sus objeciones
principales a la teoría de Darwin eran el carácter amoral y materialista de la selección natural y el
abandono del método científico.

En conclusión, la TGECV entiende que la selección natural es un método de evolución más, pero
ni único, ni general, ni el más importante. Y, desde un punto de vista conceptual, este método se
produce en momento posterior a los cambios en la información genética que conforman la
verdadera evolución.

Evolución biológica

La evolución biológica es el proceso continuo de transformación de las especies a través de


cambios producidos en sucesivas generaciones, y que se ve reflejado en el cambio de las
frecuencias alélicas de una población.

Charles Darwin, padre de la teoría de la evolución por selección natural

Generalmente se denomina evolución a cualquier proceso de cambio en el tiempo. En el contexto


de las Ciencias de la vida, la evolución es un cambio en el perfil genético de una población de
individuos, que puede llevar a la aparición de nuevas especies, a la adaptación a distintos
ambientes, o a la aparición de novedades evolutivas.

A menudo existe cierta confusión entre hecho evolutivo y teoría de la evolución. Se denomina
hecho evolutivo al hecho científico de que los seres vivos están emparentados entre sí y han ido
transformándose a lo largo del tiempo. La teoría de la evolución es el modelo científico que
describe la transformación evolutiva y explica sus causas.

Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron la selección natural como principal
mecanismo de la evolución. Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de
Darwin y Wallace con las leyes de Mendel y otros avances genéticos posteriores; por eso es
llamada Síntesis Moderna o Teoría Sintética. En el seno de esta teoría, la evolución se define
como un cambio en la frecuencia de los alelos en una población a lo largo de las generaciones.
Este cambio puede ser causado por una cantidad de mecanismos diferentes: selección natural,
deriva genética, mutación, migración (flujo genético). La Teoría Sintética recibe una aceptación
general en la comunidad científica, aunque también ciertas críticas. Ha sido enriquecida desde su
formulación, en torno a 1940, por avances en otra disciplinas relacionadas, como la biología
molecular, la genética del desarrollo o la paleontología.

El Lamarckismo, la suposición de que el fenotipo de un organismo puede dirigir de alguna forma


el cambio del genotipo en sus descendientes, es una posición teórica ya indefendible, en la
medida en que es positivamente incompatible con lo que sabemos sobre la herencia; y también
porque todos los intentos por hallar pruebas de observación o experimentales, han fracasado.

El creacionismo, la posición de que en un grado u otro, los seres vivos tienen un autor personal
consciente (léase Dios), es una posición religiosa o filosófica que no puede probarse
científicamente, y no es por tanto una teoría científica. No obstante, en el marco de la cultura
popular protestante y anglosajona, algunos se esfuerzan por presentarlo como tal; pero la
comunidad científica en su conjunto considera tales intentos como una forma de propaganda
religiosa.

La evolución biológica es un fenómeno natural real, observable y comprobable empíricamente.


La llamada Síntesis Evolutiva Moderna es una robusta teoría que actualmente proporciona
explicaciones y modelos matemáticos sobre los mecanismos generales de la evolución o los
fenómenos evolutivos como la adaptación o la especiación. Como cualquier teoría científica, sus
hipótesis están sujetas a constante crítica y comprobación experimental.

Dobzhansky, uno de los fundadores de la Síntesis moderna, definió la evolución del siguiente
modo: "La evolución es un cambio en la composición genética de las poblaciones. El estudio de
los mecanismos evolutivos corresponde a la genética poblacional" 1.

La síntesis moderna de la evolución se basa en tres aspectos fundamentales:

La ascendencia común de todos los organismos de un único ancestro.

El origen de nuevos caracteres en un linaje evolutivo.

Los mecanismos por los que algunos caracteres persisten mientras que otros desaparecen. ]

Origen de la vida

El origen de la vida no tiene nada que ver con la teoría de evolución, pues ésta sólo se ocupa del
cambio en los seres vivos que ya han surgido. No se sabe mucho sobre las etapas más
tempranas del desarrollo de la vida. Sin embargo, todos los organismos existentes comparten
ciertas características, incluyendo la estructura celular y el código genético (Para los científicos
que consideran a los virus como seres vivos, si bien los mismos no tienen una estructura celular,
evolucionaron a partir de organismos que sí las poseían, probablemente comportándose
originalmente como transposones). La mayoría de los científicos interpretan estas semejanzas
como evidencia de que todos los organismos existentes comparten un ancestro común, el cual ya
había desarrollado los procesos celulares más fundamentales, pero no hay acuerdo en la
comunidad científica sobre la relación de los tres dominios de la vida (Archaea, Bacteria,
Eukaryota) o sobre el origen de la vida. Los intentos realizados para tratar de desvelar la historia
más temprana de la vida, generalmente se enfoca en el comportamiento de las macromoléculas,
particularmente el ARN, y el comportamiento de sistemas complejos.

A pesar de que los orígenes de la vida nos son todavía desconocidos, otros hitos en la historia
evolutiva de la vida son bien sabidos. La aparición de la fotosíntesis oxigénica (hace alrededor de
3000 millones de años) y el posterior surgimiento de una atmósfera rica en oxígeno y no
reductora, puede rastrearse a través de depósitos laminares de hierro, y bandas rojas posteriores
producto de los óxidos de hierro. Éste fue un requisito necesario para el desarrollo de la
respiración celular aeróbica, la cual se cree que emergió hace aproximadamente 2000 millones
de años. En los últimos mil millones de años, organismos pluricelulares simples, tanto plantas
como animales, comenzaron a aparecer en los océanos. Poco después del surgimiento de los
primeros animales, la explosión Cámbrica (un período breve de diversificación animal sin paralelo
y notable, documentado en los fósiles encontrados en los sedimentos en Burgess Shale) vio la
creación de la mayoría de los bauplans, o plan tipo, de los animales modernos. Hace alrededor
de 500 millones de años, las plantas y hongos colonizaron la tierra, y fueron seguidos
rápidamente por los artrópodos y otros animales, llevando al desarrollo de los ecosistemas
terrestres con los que estamos familiarizados.

El surgimiento de nuevos caracteres [editar]

Mecanismos de la herencia [editar]

En la época de Darwin, los científicos no estaban de acuerdo sobre cómo se heredan las
características. Actualmente, el origen de la mayoría de las características hereditarias puede ser
trazado hasta entidades persistentes llamadas genes, codificados en moléculas lineales llamadas
ADN . El ADN varía entre los miembros de una misma especie y también sufre cambios o
mutaciones.

También existen formas de variación hereditaria que no están basadas en cambios de la


información genética. El proceso que produce estas variaciones deja intacta la información
genética y es con frecuencia reversible. Este proceso es llamado herencia epigenética y puede
incluir fenómenos como la metilación del ADN o la herencia estructural. Se sigue investigando si
estos mecanismos permiten la producción de variaciones específicas beneficiosas en respuesta
a señales ambientales. De ser éste el caso, algunas instancias de la evolución podrían ocurrir
fuera del cuadro típicamente darwiniano, que evitaría cualquier conexión entre las señales
ambientales y la producción de variaciones hereditarias.

Mutación [editar]
Artículo principal: Mutación

Darwin no conocía la fuente de las variaciones en los organismos individuales, pero observó que
parecían ocurrir aleatoriamente. En trabajos posteriores se atribuyó la mayor parte de estas
variaciones a la mutación. La mutación es un cambio permanente y transmisible en material
genético (usualmente el ADN o el ARN) de una célula, que puede ser producida por errores de
copia en el material genético durante la división celular y por la exposición a radiación, químicos
o virus, o puede ocurrir deliberadamente bajo el control celular durante procesos como la meiosis
o la hipermutación. En los organismos multicelulares, las mutaciones pueden dividirse en
mutaciones germinales, que se transmiten a la descendencia y las mutaciones somáticas, que
(cuando son accidentales) generalmente conducen a malformaciones o muerte de células y
pueden producir cáncer.

¿Por que son importantes las mutaciones? Las mutaciones introducen nuevas variaciones
genéticas, sin las cuales no habría evolución. En la teoría sintética, la mutación tiene el papel de
generar diversidad genética sobre la cual actúa la selección natural, y también la deriva. Las
mutaciones que afectan a la eficacia biológica del portador, y por tanto son objeto de la selección
natural, pueden ser deletéreas (negativas) o beneficiosas. Las mutaciones beneficiosas son las
menos frecuentes, aunque se conocen muchos ejemplos que afectan a rasgos variadísimos,
como la resistencia a enfermedades o a estrés, la longevidad, el tamaño, la capacidad para
metabolizar nuevas sustancias, una cicatrización eficiente de las heridas, etc. La mayor parte de
las mutaciones son mutaciones neutras; no afectan las oportunidades de supervivencia y
reproducción de los organismos, y se acumulan con el tiempo a una velocidad más o menos
constante.
La mayoría de los biólogos creen que la adaptación ocurre fundamentalmente por etapas,
mediante la acumulación por selección natural de variaciones genéticas ventajosas de efecto
relativamente pequeño. Las macromutaciones, por el contrario, producen efectos drásticos, fuera
del rango de variación normal de la especie. Se ha propuesto que quizá hayan sido responsables
de ciertos rasgos adaptativos o de la aparición de novedades evolutivas, aunque, dado que las
mutaciones suelen tener efectos muy nocivos o letales, esta vía se considera actualmente poco
frecuente.

Sobrevivencia diferenciada de características [editar]

Al mismo tiempo que la mutación puede crear nuevos alelos, otros factores influencian la
frecuencia de los alelos existentes. Estos factores hacen que algunas características se hagan
frecuentes mientras que otras disminuyen o se pierden completamente. De los procesos
conocidos que influyen en la persistencia de una característica, o más precisamente, en la
frecuencia de un alelo podemos mencionar:

Selección natural

Deriva genética

Impulsión molecular

El papel central de la selección natural en la teoría de la evolución ha dado origen a una fuerte
conexión entre ese campo y el estudio de la ecología.

Las mutaciones que no se ven afectadas por la selección natural son llamadas mutaciones
neutras. Su frecuencia en la población está dictada por su tasa de mutación, por la deriva
genética y el flujo genético. Se entiende que la secuencia de ADN de un organismo, en ausencia
de selección, sufre una acumulación estable de mutaciones neutras. El efecto probable de
mutación es la propuesta de que un gen que no está bajo selección será destruido por las
mutaciones acumuladas. Éste es un aspecto de la llamada degradación genómica.

La selección de organismos por sus características deseables, cuando es provocada por el


hombre, por ejemplo para la agricultura es llamada selección artificial.

La evolución baldwiniana se refiere a la forma en que los seres vivos capaces de adaptarse
durante su vida, pueden producir nuevas fuerzas de selección.

Los efectos de la deriva genética son pequeños en la mayoría de las poblaciones naturanles,
pero pueden revestir especial importancia cuando tiene lugar la formación de una población a
partir de muy pocos individuos o efecto fundador, o cuando las poblaciones quedaan reducidas a
muy pocos individuos, es decir, pasan a través de un cuello de botella.

Microevolución y macroevolución [editar]


Artículos principales: Microevolución y Macroevolución

Microevolución es un término usado para referirse a cambios de las frecuencias génicas en


pequeña escala, en una población durante el transcurso de varias generaciones. Estos cambios
pueden deberse a un cierto número de procesos: mutación, flujo génico, deriva génica, así como
también por selección natural. La genética de poblaciones es la rama de la biología que provee la
estructura matemática para el estudio de los procesos de la microevolución, como el color de la
piel en la población Mundial.

Los cambios a mayor escala, desde la especiación (aparición de una nueva especie) hasta las
grandes transformaciones evolutivas ocurridas en largos períodos de tiempo, son comúnmente
denominados Macroevolución (por ejemplo, los anfibios que evolucionaron a partir de un grupo
de peces óseos). Los biólogos no acostumbran hacer una separación absoluta entre
macroevolución y microevolución, pues consideran que macroevolución es simplemente
microevolución acumulada y sometida a un rango mayor de circunstancias ambientales. Una
minoría de teóricos, sin embargo, considera que los mecanismos de la teoría sintética para la
microevolución no bastan para hacer esa extrapolación y que se necesitan otros mecanismos. La
teoría de los equilibrios puntuados, propuesta por Gould y Eldredge, intenta explicar ciertas
tendencias macroevolutivas que se observan en el registro fósil.

Biología evolutiva [editar]

Artículo principal: Biología evolutiva

La Biología evolutiva es un subcampo de la biología que se ocupa del origen y evolución de las
especies, así como de sus cambios en el tiempo. La biología evolucionista es una especie de
meta campo debido a que incluye científicos de muchas disciplinas tradicionales con orientación
a la taxonomía. Por ejemplo, generalmente incluye científicos especializados en organismos
particulares tales como la ornitología y la utiliza como medio para responder a preguntas
generales sobre la evolución.

La biología evolutiva es una disciplina académica independiente que surgió en los años 1930 y
40 como resultado de la síntesis evolutiva moderna. Sin embargo, es en los años 1970 y 80 que
un importante número de universidades crearon departamentos de biología evolutiva.

Historia del pensamiento evolucionista [editar]

Artículo principal: Historia del pensamiento evolucionista

La idea de una evolución biológica ha existido desde épocas remotas, notablemente entre los
Helénicos como Epicuro, pero la teoría moderna no se estableció hasta llegados los siglos XVIII y
XIX, con la contribución de científicos como Christian Pander, Jean-Baptiste Lamarck y Charles
Darwin. En el siglo XVIII la oposición entre fijismo y transformismo es ambigua. Algunos autores,
por ejemplo, admiten la transformación de las especies limitada a los géneros, pero niegan la
posibilidad de pasar de un género a otro. Otros naturalistas hablan de "progresión" en la
naturaleza orgánica, pero es muy difícil determinar si con ello hacen referencia a una
transformación real de las especies o se trata, simplemente, de una modulación de la clásica idea
de la scala naturae. Lamarck es el primero en formular explícitamente una teoría de la evolución,
pero no fue hasta la publicación del El Origen de las Especies de Charles Darwin cuando el
hecho de la evolución comenzó a ser ampliamente aceptado. Una carta de Alfred Russel
Wallace, en la cual revelaba su propio descubrimiento de la selección natural, impulsó a Darwin a
publicar su trabajo en evolución. Por lo tanto, a veces se comparte el crédito con Wallace por la
teoría de la evolución (a veces llamada Teoría de Darwin-Wallace).

A pesar de que la teoría de Darwin pudo sacudir profundamente la opinión científica con respecto
al desarrollo de la vida (e incluso resultando en una pequeña revolución social), no pudo explicar
la fuente de variación existente entre las especies, y la propuesta de Darwin de la existencia de
un mecanismo hereditario (pangénesis) no satisfizo a la mayoría de los biólogos. No fue recién
hasta fines del siglo XIX y comienzos del XX, que estos mecanismos pudieron establecerse.

Cuando se "redescubrió" alrededor del 1900 el trabajo de Gregor Mendel sobre la naturaleza de
la herencia que databa de fines del siglo XIX, se estableció una discusión entre los Mendelianos
(Charles Benedict Davenport) y los biométricos Walter Frank Raphael Weldon y Karl Pearson),
quienes insistían en que la mayoría de los caminos importantes para la evolución debían mostrar
una variación continua que no era explicable a través del análisis mendeliano. Finalmente, los
dos modelos fueron conciliados y fusionados, principalmente a través del trabajo del biólogo y
estadístico R.A. Fisher. Este enfoque combinado, que empleaba un modelo estadístico riguroso a
las teorías de Mendel de la herencia vía genes, se dio a conocer en los años 1930 y 1940 y se
conoce como la teoría sintética de la evolución.En los años de la década de 1940, siguiendo el
experimento de Griffith, Avery, McCleod y McCarty lograron identificar de forma definitiva al ácido
desoxirribonucléico (ADN) como el "principio transformante" responsable de la transmisión de la
información genética. En 1953, Francis Crick y James Watson publicaron su famoso trabajo
sobre la estructura del ADN, basado en la investigación de Rosalind Franklin y Maurice Wilkins.
Estos desarrollos iniciaron la era de la biología molecular y transformaron el entendimiento de la
evolución en un proceso molecular: la mutación de segmentos de ADN (ver evolución
molecular).A mediados de la década de 1970, Motoo Kimura formuló la teoría neutralista de la
evolución molecular, estableciendo de manera firme la importancia de la deriva génica como el
mayor mecanismo de la evolución. Hasta la fecha continúan los debates en esta área de
investigación. Uno de los debates más importantes es sobre la teoría del equilibrio puntuado, una
teoría propuesta por Niles Eldredge y Stephen Jay Gould para explicar la escasez de formas
transicionales entre especies.

Impacto de la teoría de la evolución [editar]

Artículo principal: Implicaciones sociales de la teoría de la evoluciónA medida que se ha ido


desarrollando la comprensión de los fenómenos evolutivos, posturas y creencias bien arraigadas se
han visto revisadas, vulneradas o por lo menos cuestionadas. La aparición de la teoría evolutiva
marca un hito, no solo en su campo de pertinencia al explicar los procesos que originan la diversidad
del mundo vivo; sino también más allá del ámbito de las ciencias biológicas. Naturalmente, este
concepto biológico choca con las explicaciones tradicionalmente creacionistas y fijistas de algunas
posturas religiosas y místicas; y bien que aspectos como el de la descendencia de un ancestro
común, aún suscita reacciones en algunas personas; el impacto más importante de la teoría
evolucionista se da a nivel de la historia del pensamiento moderno y la relación de este con la
sociedad. Este profundo impacto es en definitiva debido a la naturaleza no teleológica de los
mecanismos evolutivos: es decir que la evolución no sigue un fin u objetivo. Las estructuras y
especies no "aparecen" por necesidad (ni por designio divino) sino que a partir de la variedad de
formas existentes solo las mejor adaptadas son conservadas en el tiempo. Este mecanismo "ciego",
independiente de un plan, de una voluntad divina o de una fuerza sobrenatural ha sido explorado en
consecuencia en otras áreas del saber. La adopción de la perspectiva evolutiva para abordar
problemas en otros campos se ha mostrado enriquecedora y muy vigente; sin embargo en el
proceso también se han dado abusos (p.e. el atribuir un valor biológico a diferencias culturales y
cognitivas) o deformaciones de la misma (como justificativo de posturas eugeneticas).
La crisis latente del darwinismo

A pesar de que el paradigma darwinista se encuentra arraigado profundamente en la comunidad


científica, actualmente la interpretación neo-darwinista de la evolución, atraviesa por un periodo de
transformación y complementación de la Síntesis evolutiva moderna, dados los problemas a integrar
satisfactoriamente algunos de los nuevos datos obtenidos de la bioquímica, la microbiología y la
genética.

Los progresos en el conocimiento de la naturaleza, el control y la regulación de la información


genética han puesto de manifiesto unos fenómenos de una enorme complejidad.

Las hipótesis científicas sobre la evolución, parten del estudio de los sistemas complejos (a los que
pertenecen los sistemas biológicos), lo que dificulta su estudio según los esquemas analítico
clásicos (fundamentalmente reduccionistas). Su comportamiento emerge justamente del hecho de
que constituyen una totalidad interdependiente y no de las propiedades independientes de cada
elemento particular.

A la luz de toda esta nueva información, no es necesaria una argumentación muy elaborada para
llegar a la conclusión de que los conceptos y en general los cuerpos teoricos aparentemente
independientes (como la génetica de poblaciones) no bastan por si solos para explicar y estudiar
satisfactoriamente el fenómeno de la evolución. La integración de las nuevas observaciones en
todos los campos y a todos los niveles de la biologia evolutiva es un problema de investigación
común a toda la comunidad científica. El desafio es el de elaborar una base teorica más robusta
e integrativa a partir de la datos originados en conocimientos cada vez más detallados de los
procesos biologicos y en un rango de escala cada vez más amplio (desde la bioquimica y la
biologia molecular hasta la macrobiologia y la ecología).

EN TORNO AL CONCEPTO DE EVOLUCIÓN

En un artículo de divulgación, un científico norteamericano nos da lo que, podríamos llamar la


versión popular de la evolución:
"Consideramos actualmente la evolución como un proceso continuo. Los elementos evolucionan
a partir del hidrógeno; aparecen moléculas inorgánicas y moléculas orgánicas. Estas últimas
reaccionan entre sí para producir sistemas del tipo del ADN: sistemas del tipo de los virus
evolucionan hacia formas celulares y evolucionan dando plantas y animales pluricelulares.
Finalmente aparece el hombre" (G.W. Beadle, Saturday Review, 14 éle noviembre de 1959,
citado por Raymond J. Nogar, "La evolicción y la filosofía cristiana", Tr. 1. Antich, Herder,
Barcelona 1967, pág. 243). ,

Esta visión vulgar sostiene, además, que todo esto está científicamente demostrado, que es un
hecho real y no una mera hipótesis, por lo que no cabe ya discusión sino a nivel de detalle
referente a los mecanismos que impulsan el proceso, a las fechas en que aparecen animales y
vegetales y otros detalles que pronto se dilucidarán.

Pero los científicos parece que desean algo más. Teilhard de Chardin asegura:
"La evolución, ¿es una teoría, un sistema o una hipótesis? Es mucho más que todo eso. Es una
condición general a la que deben plegarse todas las teorías, todas las hipótesis, todos los
sistemas, una condición que deben satisfacer de ahora en adelante para que puedan tomarse
en consideración y para que puedan ser ciertas" ("El fenómeno humano", citado por Nogar, o.c.,
pág. 245).

Con lo cual la evolución abandona el mundo científico en el que nació e invade el lógico. Logra,
en este último, la expectable posición que tenía el principio de contradicción en la lógica
aristotélica y que, hasta la fecha, nadie le había discutido. Sin embargo con esto no está todo
dicho. En 1959 se reunieron 50 connotados científicos en Chicago para celebrar el centenario de
la publicación del libro de Darwin. J. Huxley asiste a la magna asamblea que reúne lo más
granado de la sociedad científica contemporánea y nos da la última palabra en materia de
exaltación de la evolución:"En el tipo de pensamiento sobre la evolución no hay lugar para seres
sobrenaturales (espirituales) capaces de afectar el curso de los acontecimientos humanos, ni
hay necesidad de ellos. La tierra no ha sido creada. Se ha formado por evolución. El cuerpo
humano, la mente, el alma, y todo lo que se ha producido, incluyendo las leyes, la moral, las
religiones, los dioses, etc., es enteramente resultado de la evolución mediante selección
natural..." ("Evolution After Darwin", citado por Nogar, o.c., pág. 246).

J.C. Mansfiel solicita que los estudiantes de secundaria sean embebidos en el pensamiento de
la evolución de tal modo que se acostumbren a pensar todo en "términos de proceso y no en
términos de situación estática" (citado por Nogar, o.c., pág. 244).

Asistimos, pues, al triunfo de Heráclito. Raymond Nogar, fervoroso partidario de la evolución, de


quien hemos tomado estas citas, no tiene gran inconveniente en hacer ver la influencia, a veces
decisiva, del pensamiento evolucionista en la filosofía contemporánea, especialmente en el
historicismo, marxismo, existencialismo. Podemos, pues, decir, que el pensamiento humano de
estos dos últimos siglos está profundamente marcado por la doctrina de la evolución.

Sin embargo, E. Gilson, en su reciente estudio sobre la biología a la luz de la filosofía, nos
advierte:
"Las palabras tienen su importancia. «Evolution» prestó, sobre todo, el servicio de ocultar la
ausencia de una idea" ("De Aristóteles a Darwin [y vuelta]", tr. A. Clavería, Eunsa, 2ª edición,
Pamplona, 1967).
Creemos soñar. Uno de los más grandes filósofos del siglo XX, uno de los más grandes
historiadores del pensamiento filosófico ha llegado a la conclusión de que existe una palabra,
"evolución", pero no existe la idea correspondiente. Y esta ausencia de idea es la clave del
pensamiento contemporáneo. Desastre igual no habían visto los siglos.

Raymond Nogar, confiesa que la evolución, al salir del campo biológico donde nació, ha perdido
su carácter de concepto unívoco para convertirse en un concepto equívoco; en otras palabras, el
término evolución no representa una idea definida sino multitud de ellas. Vale decir, este
partidario de la evolución biológica reconoce el mismo hecho que Gilson denuncia con tanto
vigor.

Creo, pues, que es conveniente abocarse a la tarea de esclarecer este concepto para
así comprender un poco mejor, si cabe, su uso en la actualidad.
EL CONCEPTO

La palabra evolución proviene del latín, donde significa desarrollar, desplegar. Vale decir, se
supone que no se crea nada nuevo, sino que se hace aparecer lo que ya estaba presente,
aunque oculto. Por esto, poetarum evolutio será, para Cicerón, lectura de los poetas; ya sea
porque había que desenvolver el rollo escrito, ya sea porque el lector se limita a manifestar lo
que estaba allí latente.
Ya en la antigüedad se presentó una doctrina estrictamente evolucionista. Para la antigua Stoa
el fundamento de todas las cosas es el fuego, como para Heráclito; sólo que ahora es concebido
como una ley inmanente universal, un logos, que rige al universo entero como el destino y que
contiene en sí la semilla de todo lo que aparecerá en el mundo. Por ello es llamado logos
spermatikós, y sus semillas serán logoi spermatikoi, las que tendrán exactamente una función
análoga a las ideas ejemplares de Platón. Mucho placerá a San Agustín esta teoría que
traducirá literalmente: rationes seminales creadas por Dios simul, todas juntas, pero que
aparecerán paulatinamente, cada una a su debido tiempo, según la Providencia divina lo haya
determinado. Siguiendo a San Agustín, San Buenaventura y Malebranche, mantendrán que,
terminada la creación en el primer instante, nada nuevo aparecerá jamás con independencia de
ese acto creador. Curioso resulta ver esta misma doctrina defendida por un notable biólogo,
Charles Bonnet (1720-1793), quien la aplica a la ontogénesis, o formación del ser vivo, y que
supone que en la semilla está todo lo que aparecerá posteriormente en el adulto en estado de
involución, si se permite esta expresión. Con esta doctrina, Bonnet se oponía a Aristóteles, para
quien la ontogénesis crea órganos nuevos gracias a la fuerza que posee la forma para ello.
Por desgracia, parece que Bonnet fue el último que usó la palabra evolución en sentido propio.
A partir del siglo XIX, esta palabra podrá significar cualquier cosa, pero ciertamente es seguro
que no significa lo único que debería significar: a saber, que lo que ahora vemos ya estaba
realmente presente, aunque oculto, esperando su momento propicio para aparecer.
Con todo, ciertos científicos y filósofos, más filósofos que científicos, han desarrollado en estos
últimos siglos una teoría que, en sentido lato, aún podemos llamar evolución. Me refiero a
Lamarck, Spencer, Bergson y Teilhard de Chardin. Es tal la confusión reinante que muchos
piensan que estos autores sostienen la misma teoría que Darwin y Wallace, si bien difieren en
algunos puntos. Uno de los pocos que intentó infructuosamente durante toda su vida aclarar las
ideas fue Spencer, el verdadero creador de una teoría integral de evolución universal, filosófica,
no científica, pero que hubo de reconocer, con desesperación, en 1880, que había perdido la
batalla. Su teoría era atribuida a Darwin; la selección natural que la destrozaba era considerada
su causa; y, para colmo de males, le era atribuida a Darwin una teoría que él mismo había
rechazado.
No se intenta aquí entrar en el detalle de las hipótesis de estos autores. Digamos que, tal vez, la
más coherente y bien armada de ellas sea la de Bergson.
Posiblemente la única idea que comparten todos los transformismos y evolucionismos modernos
sea la que expresó mejor que nadie Spencer en sus famosos principios primeros donde parte de
una ley suprema de la naturaleza, la de la evolución, y luego le asigna unas leyes particulares
que siempre consistirán en el tránsito de lo menos complejo a lo más complejo, y esto por
necesidad interna. Como buen filósofo moderno, Spencer no da prueba alguna de sus famosas
leyes, tal vez, por considerarlas demasiado evidentes. Resulta de ello que la evolución es un
proceso progresivo, perfeccionador, cuyos frutos son siempre mejores a medida que el proceso
mismo se va realizando.
Será Bergson quien identifique evolución con progreso, siendo seguido en esto por Teilhard de
Chardin. Pero Bergson será quien mejor exprese la necesidad de un principio responsable de la
evolución. Su justamente famoso élan vital, principio creador, ordenador, organizador de la
materia, dirigirá la evolución a través de sus múltiples, innumerables elementos que son los
diversos seres vivos. Precisamente, aunque tengamos que ampliar el concepto "evolución" para
aplicarlo a estas teorías, ya que el resultado final no está realmente contenido en el momento
inicial como requería aquélla, sin embargo hay un elemento unificador, que permanece siempre
el mismo: energía, fuerza o causa de la evolución misma, responsable de los cambios que dirige
con consumada sabiduría y que, por lo mismo, de algún modo podemos decir que ya los
contiene en potencia antes de desarrollarlos. Así, pues, merecen el título de evolución si bien en
un sentido lato y no estricto.
La teoría transformista, en cambio, es algo completamente distinto. No hay aquí una fuerza
interna que dirija el proceso, no hay algo que permanezca el mismo a través del tiempo y del
que se pueda decir con propiedad que evoluciona. El transformismo supone un nuevo ser vivo,
que nace ciertamente del anterior, pero gracias a transformaciones que éste sufre más que
causa. En este sentido deberíamos interpretar a Lamarck, Darwin y Wallace. Habría que agregar
a la inmensa mayoría de los científicos que en la actualidad se declaran evolucionistas. Sin
embargo, como carecen de claridad de ideas y son muchas las objeciones que la teoría
transformista ha levantado en los últimos años, a la hora de las explicaciones, muchos de ellos
caen en un evolucionismo más o menos lato.
Llamará la atención que haya repetido el nombre de Lamarck. Su hipótesis... ¿es evolucionista,
o transformista? La verdad es que podría ser tanto lo uno como lo otro, todo depende del
alcance que se dé a su explicación central. Sabido es que la causa del cambio es la adaptación
al ambiente. Éste presiona sobre el ser vivo y lo obliga a transformarse y, por ello, suele decirse
que la necesidad crea el órgano. Éste es uno de los disparates más famosos de la historia del
pensamiento humano, cuyo éxito hace pensar muy mal de la calidad intelectual de los que lo
han aceptado. Porque mientras no haya órgano no hay función, y mientras no haya función no
hay necesidad. Ésta no es más que la relación entre el órgano y la función. La función no es
más que la actividad del órgano: ¿podría haber una actividad sin el órgano correspondiente? En
el mundo biológico, al menos, es imposible.
En consecuencia, la teoría de Lamarck puede interpretarse de dos modos: sería evolucionista si
la adaptación proviene de la fuerza del ser vivo que desarrolla una de sus posibilidades latentes
al encontrar un ambiente propicio; sería transformista si el ambiente impone al ser vivo una
nueva estructura que éste estaba lejos de poder crear. ¿Cuál fue el pensamiento profundo de
Lamarck? Es muy difícil precisarlo, si bien nos inclinamos por la evolución. En efecto, este
notable biólogo creía que Dios había creado los primeros seres vivos y los había orientado hacia
ella.
Etienne Gilson ha descubierto que Darwin no usó el término evolución que designa, según el
consenso unánime de la actualidad, su propia hipótesis. No se trata de que no lo conociera, sino
de que no representaba su idea. Lo más sorprendente estriba en que su hijo, Francis Darwin,
para poder pasar a su padre por evolucionista, debió suprimir un texto de su "Autobiografía";
aquél, justamente, donde Darwin habla de Spencer y su filosofía. Allí Darwin señala que las
conclusiones a las que llega Spencer "nunca me han convencido"; que sus generalizaciones
fundamentales "son de tal naturaleza que no me parecen de utilidad alguna". Finalmente,
termina su juicio con un lapidario: "De cualquier manera no me han sido de ninguna utilidad". En
suma, la lectura de una verdadera teoría evolucionista ha dejado a Darwin completamente frío.
Se comprende, entonces, la necesidad de suprimir tal página de la autobiografía del "creador de
la teoría de la evolución".
Parece que la palabra que satisfacía a Darwin era "transmutation". Realmente ésta expresa
cabalmente lo que su mente había pergeñado. Podríamos expresarlo así. Hay en el mundo una
variedad increíble de especies animales y vegetales. ¿Cuál es la causa de ella? Al observar
cómo los criadores de animales y plantas en su Inglaterra natal lograban maravillas gracias a la
selección de los reproductores más aptos para el fin que se proponían, pensó que la naturaleza
podría hacer lo mismo. Como lo hacía la naturaleza, merecía ser llamada "selección natural".
Muchas preguntas se agolpan en el espíritu en cuanto se escucha tal descripción. ¿Es posible
una selección sin seleccionador? ¿Cómo se realiza la selección? ¿Cuál es su efecto? Abrumado
por estas y otras preguntas, Darwin cambió varias veces el sentido de la misma y terminó
reconociendo que era tan sólo una metáfora. A estas alturas, parece absolutamente increíble
que lo que explica todo, en la biología moderna, sea tan sólo una metáfora.
Ya vimos la descripción que hace Wallace de la selección natural y decíamos que era una
aplicación curiosa de la concepción liberal de la naturaleza humana concebida como la de una
fiera sanguinaria. Por desgracia, la biología ha cambiado su concepto de fiera y se ha alejado de
la visión liberal. No hay tales bestias sanguinarias, sedientas de sangre. Cada especie cumple
un papel insustituible en su medio, de modo de mantener incólume el equilibrio natural. ¡Cuántas
veces el hombre ha debido lamentar el haber exterminado a algún carnívoro! En la Patagonia
sudamericana ha sido desastroso el haber acabado con ellos. Esto ha permitido a los conejos
proliferar y convertirse en plaga. Ahora se piensa en que lo mejor sería importar carnívoros para
restablecer el equilibrio.
En la lucha por la existencia sobrevive el más apto. A esto llama Darwin Selección natural.
Como la selección artificial de los criadores ingleses logra nuevas variedades o razas más aptas
para un propósito previamente determinado, pensó que la naturaleza hacía lo mismo. Sin
embargo, nada hay más improbable. Es muy discutible que la muerte seleccione en algún
sentido. Es verdad que un ser defectuoso incapaz de vivir muere y así es eliminado. Pero todos
los demás viven. Además, el que es apto para soportar una determinada enfermedad puede no
serlo para otra. Las muertes accidentales, ¿qué seleccionan? En todo caso, una selección
natural sería comprensible si hubiese sido planificada por una inteligencia.
Decíamos poco ha que los autores modernos ignoran completamente la diferencia que hay entre
una teoría transformista y una evolucionista. A modo de ejemplo, daremos algunas definiciones
que aparecen en libros modernos y veremos cómo se confunden ambas teorías.
En 1959 se reúnen en Chicago cincuenta científicos en un congreso homenaje al autor del
Origen de las Especies en el centenario de la aparición del libro. Logran ponerse de acuerdo en
una definición tan vaga que logre evitar sus diferencias, dejándolas en la penumbra.
"La evolución puede definirse en términos generales corno un proceso unidireccional e
irreversible que en el transcurso del tiempo genera novedad, diversidad y niveles de
organización más elevados".
Notemos que no se menciona la selección natural ni la adaptación al medio. Tampoco se habla
de las mutaciones. Todo ello se debe a la total falta de acuerdo sobre el particular. Sin embargo,
al decir que el proceso es unidireccional e irreversible, se aleja de la concepción de Darwin y se
acerca a la de Spencer.
En ese mismo congreso interviene el profesor C.H. Waddington, de la Universidad de
Edimburgo, quien nos trae un esquema de cómo se produce realmente la evolución. En él hace
intervenir una nueva noción. Según su hipótesis, los seres de una generación seleccionan el
ambiente, el cual, a su vez, presiona sobre ellos y los hace desarrollar potencias latentes que
harán aparecer nuevos órganos en la generación siguiente y así sucesivamente. Tenemos, así,
claramente tipificada una evolución al estilo de Lamarck y de Bergson, y muy lejana de la
concepción de Darwin. De ésta, sólo queda el término selección natural, pero su contenido ha
variado fundamentalmente, hasta serle rigurosamente opuesto. Por ello no nos sorprende lo
más mínimo que, como explicación última del proceso, Raymond Nogar O.P., decidido partidario
de la selección natural darwiniana, la destroce completamente, al concluir que "la evolución no
es otra cosa que un caso de adaptabilidad" ... "es en realidad el modo de adaptación y
persistencia de la especie". Lo único que nos sorprende, es que después de estas palabras,
sigan creyendo en la evolución; porque si él tiene razón, no se puede salir jamás de la especie
original, si bien ésta aceptaría nuevas y nuevas versiones. Una especie que se adapta al
ambiente no deja de ser lo que es: pero lo que Darwin quería explicar era la destrucción de las
especies para dar origen a otras nuevas. Por lo demás, resulta convincente que un individuo real
se adapte a un determinado medio, pero, ¿cómo se adapta un universal?
François Jacob, premio Nobel de Medicina de 1965, nos da su concepto de evolución: "Todos
los organismos pasados, presentes y futuros descienden de un solo organismo, o de algunos
raros sistemas vivientes que se han transformado espontáneamente... Las especies se han
derivado las unas de las otras por selección natural de los mejores reproductores".
Tenemos así expresada fielmente la teoría de Darwin. Notemos, eso sí, que Jacob establece sin
prueba alguna la formación espontánea de los primeros vivientes, los que, obviamente, no se
originan gracias a la evolución.
Llama poderosamente la atención que la evolución se origine en "sistemas vivientes que se han
transformado espontáneamente", porque el mismo autor ha señalado en otra página de su
mismo libro: "Basta una experimentación relativamente simple para refutar la generación
espontánea". De tal manera que el origen de los vivientes ha sido refutado por la biología
contemporánea.
Resulta también altamente interesante que la evolución no transcurra paulatinamente como
quería Darwin sino "por la introducción sobre la tierra, de tanto en tanto, de grupos de plantas y
animales nuevos" ; y que "si la formación del mundo viviente se produjo bajo el efecto de causas
que aún operan hoy en día, debe ser posible verlas en acción bajo ciertas condiciones". Eso es
justamente lo que quisiéramos ver pero jamás nadie ha visto.
Ciertamente, los científicos han hecho todo lo posible por producir evoluciones en los
laboratorios y lo han logrado. Se han usado rayos x, alfa, beta y gamma, ultravioletas y diversas
sustancias químicas que se han mostrado esencialmente eficaces. Todos conocemos un caso
de mutación en el hombre: el mongolismo provocado por la aparición de un segundo gen que
dobla a uno de los genes del par 21. La experiencia más famosa es la realizada en la mosca del
vinagre (Drosophila melanogaster) la que ha originado una increíble cantidad de mutaciones,
incluso moscas sin alas. Pobres moscas, nos recuerdan la mutación humana que da origen al
mongolismo. Sin embargo, hay científicos que han hecho algunas observaciones: en primer
lugar, se trata de una situación totalmente artificial donde se provocan trastornos en las moscas,
dadas las condiciones en que son puestas, condiciones que nunca se han dado en la
naturaleza; en segundo lugar, todas son moscas; jamás se ha logrado crear una especie nueva;
en tercer lugar, la mayoría de las mutaciones han provocado la muerte de las moscas; y,
finalmente, la experiencia abarcó 50.000 generaciones que resistieron exitosamente la prueba
en cuanto lograron mantener su condición de moscas contra todos los ataques del laboratorio.
Si trasladamos las 50.000 victoriosas generaciones de moscas a la vida humana,
necesitaríamos cerca de un millón de años. De esta manera, las experiencias evolucionistas del
laboratorio han dejado contentos a moros y cristianos; todos encuentran en ellas la
comprobación empírica de sus propias teorías.
Pero regresemos a nuestro premio Nobel, digno representante del evolucionismo darwiniano.
Curiosamente, interpretando el sentir de Darwin, Jacob vuelve a apartarse totalmente del
transformismo y caer en el evolucionismo. En efecto, nos dice "la capacidad de los seres para
modificarse en sus formas, sus propiedades, sus costumbres, es inherente a los vivientes". Y
ésta parece ser la causa de la evolución; es decir, regresamos a Lamarck y abandonamos a
Darwin. Unimos a esta capacidad la lucha por la existencia y su corolario la selección natural,
con lo cual regresamos a Darwin, y obtenemos la visión que este premio Nobel nos da la teoría
actual de la evolución de las especies.
En filosofía, se llama eclecticismo a este tipo de soluciones. Ciertos pensadores no notan la
incompatibilidad que opone a diversas tesis y las unen. De este modo se obtienen soluciones
muy satisfactorias para mentes poco exigentes, pero duran poco. Pronto se advierte que los
elementos que entraron en la síntesis tienden a separarse, porque no se produjo realmente una
síntesis, y la nueva hipótesis queda desbaratada. Por ello comprendemos la dureza del juicio de
Gilson con el que iniciamos nuestra investigación.
LA ESPECIE
El título del famoso libro de Darwin era: "El origen de las especies". Hoy día la teoría que se
supone defiende tal libro es llamada: Evolución de las especies; por lo que, habiendo visto qué
significa el término evolución, nos resta averiguar qué queremos decir con el vocablo "especie".
Species significaba primitivamente: mirada, vista, golpe de vista. Parece que Cicerón usó este
término para traducir el griego ειδοζ . Se trata, obviamente, de la idea platónica que dará origen
a las famosas species impressa y species expressa de la escolástica. No es éste el sentido que
ha heredado la biología actual. Como todos sabemos, Aristóteles negará la existencia extra-
mundana de las ideas platónicas y las incorporará como forma a los entes corpóreos. De aquí
brota un concepto de especie que reúne a todos los seres vivos que realizan una misma forma
sustancial. Este sentido es muy próximo al usado hoy por las ciencias y es el que prevalecía en
la biología anterior a Darwin. Linneo procura clasificar estas especies.
Sin embargo, "todavía hoy, un siglo después de Darwin, el problema de las especies permanece
sometido a mucho estudio activo y a una viva controversia".
La pregunta, sin embargo, es muy simple: ¿existen especies? Dado que evolucionan, es
necesario que existan; de otro modo, la teoría se reduciría a explicar el origen de alguna cosa
que no existe.
En Platón y en Aristóteles no hay problema con el concepto pero se trata de una noción
filosófica. Tal vez, por ello mismo, los científicos se enfrentan con problemas insolubles cuando
lo abordan.
Ya Buffon llegó a la conclusión de que no existen especies definidas con precisión, que la
naturaleza simplemente no se presta a estas divisiones que los científicos le imponen. En
verdad, en la naturaleza sólo hay individuos, y los géneros, órdenes, clases, "sólo existen en
nuestra imaginación".
Lo curioso es que el mismo Buffon afirmará en otro lugar que sólo existen las especies, el
individuo es nada. Nos dice Gilson que todos los clasificadores de los siglos XVII y XVIII
pensaban que mientras más individuos se conocen, menos especies se encuentran. Tal será el
caso del mismo Lamarck: "Largo tiempo he pensado que había especies constantes en la
naturaleza y que estaban constituidas por individuos que pertenecían a cada una de ellas.
Ahora estoy convencido de que estaba en el error en este asunto y que en la naturaleza no hay
más que individuos".
A Darwin le ocurrirá lo mismo y confesará paladinamente la imposibilidad de distinguir una
especie de una variedad y los terribles problemas que enfrentan los clasificadores, hasta el
extremo de que "El término especie llega, así, a no ser más que una abstracción mental inútil
que implica y requiere un acto de creación distinto".
Se impone, pues, aclarar el concepto para saber de qué buscamos el origen y cómo evoluciona.
Los autores modernos recuerdan que se ha clasificado ya más de un millón de especies
animales, por lo que es preciso reconocer su existencia por misteriosa que nos resulte. A la hora
de definirla, las oscilaciones son notables.
Uno de los estudiosos del tema que he podido consultar nos da varias pinceladas para que
podamos construir un concepto más o menos bien delineado. La primera nota que nos
proporciona es que las especies son "comunidades de reproducción". Pero estas comunidades
son genéticamente cerradas, es decir, no permiten una reproducción con miembros de otra
especie. Por ello es imposible hablar de especie allí donde falta reproducción sexual.
Finalmente, nos asegura, son procesos especiales de adaptación lo que da origen a las
especies, por lo que podemos considerarlas como adaptaciones especialmente bien logradas.
Podemos observar que no se hace mención en este estudio de las características formales que
unen a los miembros de una misma especie, que era, en el fondo, lo que se recibía de
Aristóteles, y que todo ha sido reducido a una característica exterior al animal mismo. Lo grave
de esta reducción es que hace ininteligible hablar de especie allí donde no hay reproducción, lo
que deja fuera a todo el mundo unicelular, tanto de animales como de vegetales.
Hasta tal punto nos falta un criterio simple de clasificación, que este mismo autor nos dice que
"el número de categorías de clasificación es indefinido y arbitrario". Como la especie es una de
esas categorías, tendríamos que son arbitrarias. Y debe ser así, ya que "se ha descubierto un
número cada vez mayor de casos en los que resulta difícil o imposible decir si dos poblaciones
constituyen especies distintas o bien razas de la misma especie", de tal modo que "la
denominabilidad de las especies es una concesión a nuestras costumbres y a los mecanismos
neurológicos" cuando se trata de reproducción asexual de cualquier tipo.
Tal vez el caso de Dobhansky sea extremo. Pero similar es el concepto de Simpson, de De
Candolle, de Calman, etc. Algunos de ellos agregan la noción de parentesco, que se deduce de
la aseveración de que todos los miembros de una misma especie descienden de un único
antepasado. Pero si la evolución es real, tal hipótesis sería común a todos los seres vivos, y
todos constituirían una sola especie. Otros añaden la de la semejanza entre los miembros de
una especie, mayor que la que tendrían con un miembro de cualquier otra. Tal concepto nos
recuerda poderosamente a Aristóteles, para quien la forma común era reconocida por
semejanzas fundamentales, esenciales, que producirían una identidad esencial entre todos los
miembros de ella. Por desgracia es tal la cantidad de detalles que atraen la atención del biólogo,
y tales las diferencias entre los individuos, que muchos clasificadores se sienten sobrepasados
por la complejidad de lo real y renuncian a este criterio.
Por todo lo cual resulta sorprendente escuchar al mismo Dobhansky, y a muchos otros biólogos,
que lo único seguro es la existencia de las especies y que éstas son las que desde siempre el
sentido común de los campesinos ha identificado como tales. Todas las demás categorías de la
clasificación son arbitrarias; las especies, en cambio, son naturales y están separadas unas de
otras por fronteras infranqueables hasta el extremo de no haber intermedios. Cada especie está
separada de otra por una laguna biológica, lo que se explica porque cada una de ellas sería una
cima adaptativa separada de la otra por un valle adaptativo. En otras palabras, sólo las especies
que existen en este momento son viables, y los seres intermedios no existen simplemente
porque no les sería posible vivir. Sin darse cuenta, Dobhansky ha echado por tierra una de las
ideas más caras de Darwin: la evolución es un lento proceso en que variaciones imperceptibles
se van sumando año a año hasta hacer emerger una nueva especie. Esta idea era
importantísima porque era la respuesta que siempre daban los evolucionistas a los que, con
cierta inquietud, preguntan: ¿Por qué jamás se ha visto aparecer una nueva especie?
De hecho, las especies descritas por Aristóteles hace 2.400 años, no han evolucionado nada. El
profesor Haldane ha señalado que algunos caracteres, como la longitud de los huesos, "no
muestran cambios evolutivos apreciables en la mayoría de las especies en diez mil años". Para
colmo, otro biólogo nos advierte: "las partes del cerebro, filogenéticamente antiguas, en
oposición al neo-cortex, han cambiado muy poco en los últimos cincuenta millones de años de
evolución de los mamíferos".
La existencia de híbridos plantea problemas muy difíciles a esta idea de la separación genética
de las especies. Según esto, sería posible que las especies no fuesen las que hoy
consideramos tales, sino los géneros, o, incluso, las familias. Es cierto que la mayoría de los
híbridos son estériles, pero los hay fecundos y, lo que es aún más sorprendente, suelen tener
hijos que retornan a la especie primitiva. Además se produce un curioso fenómeno de
fecundidad a través de una especie intermedia. Éstos y otros fenómenos análogos hacen que
nos llenemos de dudas respecto de la certeza que respaldaría a las especies en detrimento de
las demás categorías de la clasificación biológica.Gilson, una vez más, echa de menos un buen
curso de historia de la filosofía medieval donde se estudie el famoso problema de los
universales. Frente a las perplejidades en que se hallan los mejores científicos de la actualidad,
nos recuerda las perplejidades de los filósofos antiguos:
"Assidet Boetius stupens de hae liteAudiens quid hic et hic asserat periteEt quid cui faveat non
discernit rite,nec praesumit solvere litem definite".
Da la impresión de que nuestros biólogos, entre Platón y Aristóteles, al no saber qué partido
tomar, adhieren a ambos. Porque es bueno recordar que el primero que sostuvo que sólo
existen individuos en la naturaleza fue Aristóteles.
Tampoco comprendemos que se favorezca tanto la existencia de la especie respecto del
género, familia, etc. Si bien la reproducción es una buena señal entre los seres vivos actuales, a
los paleontólogos tal criterio de nada les sirve, de modo que ellos desconocen si tratan con
especies, con variedades, etc. El mismo Darwin, nos dice: "considero que el término especie se
ha dado arbitrariamente por motivos de conveniencia, para reunir en grupo de individuos que se
asemejan íntimamente entre sí... El término variedad, a su vez, en comparación con las meras
diferencias individuales, se aplica arbitrariamente por cuestión de conveniencia".
Por desgracia, tal vez haya que extender este raciocinio a todos los grados de la clasificación
animal y vegetal, con lo que el origen de las especies sería el origen de una arbitrariedad.

OBSERVACIONES FINALES

Tratando de aclarar un poco la confusión que esta exposición habrá dejado,


quisiéramos distinguir tres posiciones ante el problema de la visión que el mundo
biológico nos presenta como un desafío a la imaginación con la innumerable variedad
de especies, variedades e individuos, siempre diferentes entre sí.

Digamos que la primera posición adoptada en los tiempos modernos ha sido calificada
de fijismo. Cierto es que el nombre y la caracterización los han impuesto los
evolucionistas, pero conservemos la palabra. Digamos que es una postura coherente.
Una especie es lo que en la naturaleza queda delimitado por la definición que de ella
hacemos. Asimismo, los géneros, familias, etc., todos son definidos por sus
características fundamentales que son poseídas en forma exclusiva por ese grupo. Se
supone que las especies han sido creadas por la Inteligencia Infinita, la que les ha
dado su lugar en el mundo y su función en la naturaleza.

Como se trata de una postura filosófica y teológica, la ciencia no puede refutarla ni


rechazarla. Tan sólo puede presentar ciertas dificultades. La primera radica en que no
es posible dar una definición perfecta de las especies, géneros, etc. ¿Podemos definir
un animal cualquiera? Nos limitamos a describirlo en forma incompleta la mayoría de
las veces. La segunda dificultad radica en que la paleontología nos presenta un
panorama de una variedad extraordinaria a través de los siglos. ¿Habría que suponer
distintas creaciones? ¿Es sensato pensar en que cada cierto tiempo interviene de
modo extraordinario el Creador? Ninguna de estas dificultades es insuperable, pero no
dejan de molestar a la mayoría de los científicos actuales que no miran con buenos
ojos esta postura.

La segunda posición es la teoría de la evolución al estilo de Spencer, Bergson,


Teilhard, etc. Si bien está expresada en forma mucho más rigurosa que el
transformismo darwiniano, hace frente a una dificultad grave: ¿qué evoluciona? Una
especie es, en sentido estricto, un universal. Por lo que tal teoría sería inteligible en un
universo platónico, pero no en uno aristotélico. Como lo que evoluciona permanece de
alguna manera, no queda otra solución que la proclamación de la existencia del
universal dentro del singular, al más puro estilo del realismo exagerado medieval.

Para los -que hemos asistido al gran combate entre Guillermo de Champeaux y
Abelardo, esta teoría nos resulta ininteligible.

La tercera teoría es el transforntismo de Darwin y Wallace, confundido con el


evolucionismo de Spencer y Lamarck de tal modo que ya parece imposible lograr su
diferenciación. Digamos que esta explicación sería coherente, si no supusiese un
universal existiendo en acto en un singular. Sin embargo, nos parece que no explica
nada mientras no determine claramente la causa de la evolución o transformación que
afectaría a los individuos hasta transmutarlos tan radicalmente que haya que definirlos
de otra manera.

Aclaradas las tres posturas, conviene que hagamos aún algunas observaciones
finales.

Resulta bastante aventurado hablar de evolución de las especies cuando se conoce


un número mínimo de ellas. Mayr calculó en un millón el número de especies de
animales, de las cuales conocemos mejor las especies de vertebrados. Pero éstas no
pasan de 35.000. En ellas se ha logrado conocer "evoluciones" notables dentro de
ciertos límites; pero entre los insectos, por ejemplo, con unas 815.000 especies, hay
abismos que separan los diversos grupos y nuestra ignorancia es casi total. Ya vimos
la descripción de la selección natural hecha por Wallace y su acomodo a los tigres,
pero su total inadecuación a los vegetales, los que no seleccionan en ningún sentido
inteligible del término.
Muchos partidarios de la evolución reconocen que ignoramos completamente el cómo
de la transformación de las especies. Se supone que hay leyes que la rigen, pero
éstas son plenamente desconocidas. Es más, Gilson hace notar que tanto el concepto
"especie" como "evolución" son filosóficos y extraños a la biología.

Jean Rostand, premio Nobel de Medicina, agnóstico, afirma su fe en la evolución. Y es


una fe, y no ciencia, porque: "deja sin respuesta deliberadamente la formidable
cuestión del origen de la vida y... sólo propone soluciones ilusorias al problema, no
menos formidable, de la naturaleza de las transformaciones evolutivas" ... "estamos
todavía esperando una sugestión suficiente con respecto alas causas de las
transformaciones de las especies" ... "cuando hablamos de evolución suponemos la
existencia de una naturaleza imaginaria, dotada de poderes radicalmente diferentes
de todo lo que nos es conocido científicamente" ... "Creo firmemente ... que los
mamíferos proceden de los lagartos y los lagartos de los peces pero ... prefiero dejar
en la vaguedad el origen de estas escandalosas metamorfosis a añadir a su
inverosimilitud la de una interpretación ilusoria".

No sólo se trata de una ilusión, que en otro lugar llama "un cuento de hadas para
personas mayores", sino de algo ininteligible. En el mejor de los casos, podríamos
decir que muere una especie y aparece otra, mas ¿con qué derecho sostenemos que
la primera causó la segunda? Aristóteles jamás imaginó que una especie se
transformara en otra, y con razón, pues para una especie cambiar, significa dejar de
existir; lo que resulta obvio para el que tenga el concepto aristotélico de especie que
se identifica con su definición. Si cambio la definición, simplemente defino otra cosa.

Todo lo cual hace decir a Salet que, en el fondo, la evolución es tan solo una
explicación verbal, del mismo tipo de la tan ridiculizada explicación según la cual el
opio hace dormir porque posee una "vis dormitiva". En el fondo se oculta la ignorancia
del origen de la vida y de las especies con esta vis evolutiva.

Al fin y al cabo, con Dobhansky reconocemos que una especie es una cima
adaptativa, es decir, un animal que sobrevive gracias a que tiene tal conjunto de
órganos perfectamente relacionados entre sí. Nos quieren hacer creer que proviene
de otro animal que carecía de esos órganos y que poseía otros. ¿Cómo sobrevivía si
era distinto del actual? Y si sobrevivía era porque era una cima adaptativa, entonces,
¿qué lo empujó a cambiar?

La última palabra en teoría evolutiva moderna radica en la importancia conferida a las


mutaciones. Ellas se producirían por puro azar y serían la causa de la evolución.
Sabemos que éstas no pueden afectar órganos esenciales ni crear órganos
enteramente nuevos; se limitan a modificar caracteres accesorios. Salet demuestra la
imposibilidad matemática de una evolución debida a esta causa. Nos da muchos
ejemplos. Citaremos tan sólo uno.

Supongamos que vamos a producir la cadena beta de la hemoglobina de la sangre.


Se trata de una cadena de proteínas. Los aminoácidos que constituyen las proteínas
pertenecen a 20 tipos. Con ellas tenemos , que forman los 146 monómeros que
conforman la cadena. El número de posibilidades es de 10 elevado a 190. Como la
cadena se tiene que formar al azar, vamos a suponer que logramos, por mutaciones,
producir un ejemplar de cada una de las proteínas posibles. Cada proteína ocupará un
recipiente aislado y las pondremos tan apretadas que lograremos introducir diez
elevado a diez proteínas por centímetro cúbico. Para poner todas las proteínas en un
recipiente necesitaríamos uno que tuviese una arista de 10 elevado a 39 años luz.
Pero el universo conocido tiene aproximadamente 10 elevado a 10 años luz de
extensión. Necesitamos, entonces, para producir por azar esta única cadena de
proteínas, un universo 10 elevado a 29 veces más grande que el actual. Lo que revela
que la mutación por azar no es explicación posible por falta de espacio.

Al mismo resultado se llega si consideramos el factor tiempo. Salet calcula que,


suponiendo una reproducción al fantástico ritmo de 10 elevado a 14 por segundo,
ritmo que es imposible en realidad, se necesita 10 elevado a 500 años para realizar
todos los estados posibles de un gen provisto de mil pares de nucleótidos, el que sería
un gen de tipo medio. Vale decir, tampoco hay tiempo.

A todo lo cual puede responderse que si las mutaciones son dirigidas de alguna
manera, no se necesita ni tanto tiempo ni tanta materia para producir la evolución.
Pero, ¿quién dirige? Nuevamente Dios viene a salvar la teoría de la evolución del
marasmo. Sin embargo, hay una dificultad. Los partidarios del evolucionismo impuesto
por Dios a la creación insisten en que Éste actúa en conformidad con las leyes
naturales que Él mismo ha impuesto a sus creaturas.

¿Cuáles son esas leyes? No conocemos ninguna, ¿cómo puede afirmarse que
existen? El recurso a Dios permite salvar una teoría teológica, pero no una biológica.

Más de uno se preguntará cómo es posible que casi todos los científicos sean
evolucionistas en el día de hoy. Si tantas dificultades tiene esta curiosa hipótesis, ¿por
qué tantos aseguran su vigencia? Creo que la respuesta es tan obvia que no necesita
mayor indagación. Ocurre que la evolución es un hecho de la experiencia normal de
cualquier persona, sin necesidad de estudiar ciencia alguna. Y esto en sentido
rigurosísimo. Del niño al adulto, en cualquiera de las especies mejor conocidas por
nosotros, se da una evolución que a nadie llama la atención.

Los científicos del pasado siglo que aplicaron esta experiencia normal a la especie, no
sospechaban ni remotamente en qué lío se metían. Al igual que los medievales del
siglo XI cuando ingenuamente se encuentran con la famosa cuestión: los universales,
¿son res o son verba?, no sospechan la profundidad metafísica de una pregunta
lógica aparentemente trivial. Pienso que los buenos científicos todavía siguen
ignorando absolutamente el gravísimo problema metafísico que han agitado con su
inocente extensión de un hecho de la experiencia inmediata a las misteriosas
realidades que son las especies.

Algunos evolucionistas están reconociendo que, en el fondo, lo único que pueden


afirmar es que los organismos cambian por la influencia del medio, sin atreverse a
determinar la extensión y profundidad de dicho cambio.

Y esto parece ser lo único que sensatamente se puede sostener. Porque "cuando un
nombre puede significar todo, no significa ya nada... Cuando un mismo término
designa todo, comprendido su contrario, ninguna discusión científica seria es ya
posible".

Definiciones de Especie en la web:

En Biología se denomina especie (del latín Species) a cada uno de los grupos en que se dividen
los géneros.
es.wikipedia.org/wiki/Especie

Grupo de organismos con características estructurales y funcionales similares que en la


naturaleza se reproducen sólo entre sí.
www.geocities.com/unalbiocomp/glosario.html
estrictamente, en su definición biológica, es el conjunto de organismos capaces de reproducirse
entre ellos; nivel principal de la clasificación taxonómica; unidad fundamental de la biodiversidad
la cual se expresa, principalmente, mediante la riqueza de especies
www.inbio.ac.cr/ecomapas/glosario04.htm

La categoría más baja en la clasificación animal se asigna a grupos que se reproducen entre si,
actual o potencialmente y están, desde el punto de vista reproductivo, aislados de otros grupos.
Espiráculo. Aberturas respiratorias de tiburones y rayas, ubicadas detrás de los ojos.
www.caletao.com.ar/ran/pez/glosario.htm

Grupo de organismos formado por poblaciones de individuos que ocupan un hábitat y que se
reproducen entre sí. Este concepto de especie, que es el biológico (bioespecie), resulta inservible
en aquellos organismos cuya reproducción es totalmente asexual, en cuyo caso depende
únicamente de criterios morfológicos (morfoespecie), que pueden ser completados con criterios
ecológicos. El taxon especie se denomina con dos términos latinos, el nombre del género
seguido del nombre específico.
www.jmarcano.com/glosario/glosario_e.html

Conjunto de organismos similares que son capaces de cruzarse para producir descendencia
fértil. Es la base de cualquier clasificación taxonómica de organismos vivos.
club.telepolis.com/geografo/glosario/e.htm

es un tipo de planta que es distinto genéticamente de otro.


www.orquidea.cl/glosario.htm

Grupo de organismos similares que pueden entrecruzarse y producir descendientes con


estructuras, funciones y hábitos similares.
www.geocities.com/cienciayfe/glosario.html

Clasificación taxonómica formada por el conjunto de poblaciones naturales que pueden


hibridarse entre sí real o potencialmente. Es decir, que se determina de forma empírica: dos
individuos pertenecen a la misma especie si pueden generar descendencia reproducible; en caso
contrario son de especies diferentes.
www.geocities.com/biodiversidadchile/glosario1.htm

conjunto del género. Una misma especie presenta algunos caracteres esenciales que la
distinguen: en biología, conjunto de seres vivos que pueden reproducirse entre si.
html.rincondelvago.com/diccionario-y-personajes-filosoficos.html

Definiciones de Especie en la web:

• En Biología se denomina especie (del latín Species) a cada uno de los grupos en que se
dividen los géneros.
es.wikipedia.org/wiki/Especie
• Grupo de organismos con características estructurales y funcionales similares que en la
naturaleza se reproducen sólo entre sí.
www.geocities.com/unalbiocomp/glosario.html
• estrictamente, en su definición biológica, es el conjunto de organismos capaces de
reproducirse entre ellos; nivel principal de la clasificación taxonómica; unidad fundamental de
la biodiversidad la cual se expresa, principalmente, mediante la riqueza de especies
www.inbio.ac.cr/ecomapas/glosario04.htm
• La categoría más baja en la clasificación animal se asigna a grupos que se reproducen entre
si, actual o potencialmente y están, desde el punto de vista reproductivo, aislados de otros
grupos. Espiráculo. Aberturas respiratorias de tiburones y rayas, ubicadas detrás de los ojos.
www.caletao.com.ar/ran/pez/glosario.htm
• Grupo de organismos formado por poblaciones de individuos que ocupan un hábitat y que se
reproducen entre sí. Este concepto de especie, que es el biológico (bioespecie), resulta
inservible en aquellos organismos cuya reproducción es totalmente asexual, en cuyo caso
depende únicamente de criterios morfológicos (morfoespecie), que pueden ser completados
con criterios ecológicos. El taxon especie se denomina con dos términos latinos, el nombre
del género seguido del nombre específico.
www.jmarcano.com/glosario/glosario_e.html
• Conjunto de organismos similares que son capaces de cruzarse para producir descendencia
fértil. Es la base de cualquier clasificación taxonómica de organismos vivos.
club.telepolis.com/geografo/glosario/e.htm
• es un tipo de planta que es distinto genéticamente de otro.
www.orquidea.cl/glosario.htm
• Grupo de organismos similares que pueden entrecruzarse y producir descendientes con
estructuras, funciones y hábitos similares.
www.geocities.com/cienciayfe/glosario.html
• Clasificación taxonómica formada por el conjunto de poblaciones naturales que pueden
hibridarse entre sí real o potencialmente. Es decir, que se determina de forma empírica: dos
individuos pertenecen a la misma especie si pueden generar descendencia reproducible; en
caso contrario son de especies diferentes.
www.geocities.com/biodiversidadchile/glosario1.htm
• conjunto del género. Una misma especie presenta algunos caracteres esenciales que la
distinguen: en biología, conjunto de seres vivos que pueden reproducirse entre si.
html.rincondelvago.com/diccionario-y-personajes-filosoficos.html

El origen de la vida En algún momento del pasado remoto, en algún ambiente acuático de la Tierra
primitiva, la materia inanimada cobró vida. Tras las huellas que les permitan explicar este
acontecimiento, científicos de todo el mundo se preguntan cuál habrá sido el " polímero primordial"
que generó a los seres vivos.
¿Habrá sido un antepasado de las proteínas? ¿Lo sería de los ácidos ribonucleicos (ARN) o, tal vez,
de los ácidos desoxirribonucleicos (ADN)?
Las investigaciones más recientes descartan estas tres posibilidades y apuntan hacia otra
completamente nueva.

La cuestión del origen de la vida ha constituido desde hace mucho tiempo un desafío para la
imaginación, pero puesto que no disponemos de una "máquina del tiempo" como la utilizada por el
personaje de la novela de H. G. Wells, los intentos de reconstruir la génesis de la vida en el
ambiente de la Tierra primitiva tienen mucho de temerario. Esto es así sobre todo porque no existen
fósiles de los primeros seres vivos que colonizaron nuestro planeta. Los microfósiles más antiguos
tienen tres mil seiscientos millones de años (3,6 eones). Sin embargo, los científicos han obtenido
pruebas geológicas indirectas según las cuales la capacidad de fijar anhídrido carbónico, que es
expresión de la existencia de seres vivos capaces de realizar fotosíntesis (es decir, de aprovechar la
energía de la radiación solar para formar los compuestos necesarios para su supervivencia),
apareció hace 3,8 eones.

La formación de la Tierra tuvo lugar hace 4,6 eones, pero su superficie se habría tornado menos
inhóspita para la acumulación de compuestos orgánicos hace entre 4,2 y 4 eones. De manera tal
que la vida, en su forma más primitiva, podría haber necesitado para surgir incluso menos de 0,4
eones, un tiempo muy breve en términos del calendario geológico. En ese exiguo espacio de tiempo,
que nos lleva hasta los 3,8 eones antes mencionados, habría tenido lugar una serie encadenada de
eventos bioquímicos capaces de conducir hasta la generación de aquellos primeros organismos con
capacidad fotosintética.

La primera hipótesis consistente acerca de los procesos químicos que habrían dado origen a la vida
fue la formulada por el bioquímico ruso Alexander I. Oparin. La traducción al inglés de su libro sobre
el tema apareció en 1938 con el título de The Origin of Life y causó gran impacto. En esta obra se
revisaban y ampliaban hipótesis que Oparin originalmente había publicado en una revista rusa poco
conocida, la Proiskhjozdenic Zhizny. Este científico proponía que, después de la formación de la
atmósfera primitiva de la Tierra, se había producido una serie de eventos químicos que aumentaron
la complejidad de las moléculas existentes, determinando que moléculas primitivas se transformaran
en estructuras coloidales llamadas "coacervados" de los que habría surgido una nueva organización
de la materia: la vida. (Los coloides son suspensiones de partículas cuyo diámetro puede variar
desde una milésima hasta diez millonésimas de milímetro. La asociación de estas partículas entre sí
y con parte del solvente forma minúsculas gotas llamadas coacervados.) Según Oparin, este largo
proceso de generación espontánea de la vida podría (y debería) ser reproducido en el laboratorio.

Esta hipótesis chocaba, sin embargo, con un obstáculo difícil de superar. En efecto, si bien era
probable que se hubieran formado estructuras coloidales análogas a los coacervados, las cuales
podrían haber estado constituidas por la asociación de macromoléculas, tal vez de estructura
proteica y con capacidad de acelerar determinadas reacciones químicas sin sufrir por ello cambios
permanentes (capacidad catalítica), resultaba muy difícil de explicar cómo habrían desarrollado esas
estructuras un código genético. Por ello, la hipótesis de los coacervados fue paulatinamente
abandonada, aunque la filosofía de Oparin sobre la evolución química todavía sirve de base para
todos los estudios sobre el origen de la vida.

Origen del Universo (nueva teoría)

Tal vez hemos puesto una explosión donde pudo ocurrir algo muy parecido: el universo pudo
haberse desarrollado a partir de una gran colisión entre dos enormes masas a velocidad quizá
cercana a la luz, en lugar del conocido Big Bang. La descomunal energía cinética de esas masas
sería el motor para la expansión y desarrollo del universo. En su dispersión radial produciría una
expansión más o menos parecida en todas direcciones con velocidad proporcional a la distancia
entre todos los puntos, encontrando una expansión mayor en las zonas más lejanas al observador
que en las cercanas visto desde cualquier lugar, semejante a lo que hoy conocemos. No entraré
ahora a considerar el origen de esa materia y el espacio-tiempo correspondiente. Eso es otro tema
que en este modelo se puede tratar aparte, como dos fases consecutivas de un mismo universo, y
aquí tenemos que arrancar necesariamente en presencia de materia, puesto que no puede haber
colisión sin contar previamente con dos masas. Además, antes de la colisión no podemos tener
ninguna pista material en que basarnos, pudiendo tan sólo especular de forma teórica con más o
menos lógica, aunque está claro que tuvo que ocurrir algún proceso previo.

La estructura jerárquica del universo podría haberse generado por fragmentación sucesiva a partir
de esa colisión. Las dos masas iniciales se habrían aplastado una contra otra hasta producirse las
primeras fracturas de mayor tamaño correspondientes a supercúmulos. A su vez estos grandes
fragmentos continuarían en colisión disgregándose de nuevo en otras partes de tamaño variable,
correspondientes a otros cúmulos o galaxias, que a partir de ahí comenzarían a alejarse
mutuamente. En todo caso, lo que está claro es que todo comenzó en un solo foco (debido a la
expansión general), que la distribución de los cúmulos de galaxias puede encajar con una
fragmentación, y que las galaxias se ajustan bien al modelo de colisión, como veremos a
continuación.

Galaxias

Como último eslabón de la fragmentación, la colisión se completaría en el núcleo de las galaxias,


cuya sección podría ser parecida a la imagen de abajo, en la que suponemos una densidad muy
elevada pero no infinita (las proporciones del gráfico no tienen por qué ser realistas). Las flechas
negras indican el recorrido interno que sigue la materia (preatómica) a medida que la colisión
avanza. En el plano de choque, donde la presión es máxima, la materia toma dirección hacia el
exterior produciendo eyección de plasma subatómico, que es el punto de partida para el resto de la
materia. A partir de ahí, seguirá una nucleosíntesis semejante a la propuesta en el Big Bang, pero en
forma de flujo continuo y no como un suceso único. Posteriormente el gas formado se condensará
en estrellas, en las que se sintetizan elementos pesados. una erupción. Igual que a un diamante sólo
puede rayarlo otro diamante, lo único que puede reventar a un agujero negro es otro agujero negro.
Quizá la colisión sea su única escapatoria posible. No deben ser tan malos estos monstruos si
alguna vez usted y yo también pudimos formar parte de ellos.

Desde la colisión inicial hasta llegar a la galaxia, en todo momento se produce plasma que conduce
a la formación de gas. Ciertas cantidades de ese gas quedarán dispersas durante la fragmentación,
formando galaxias irregulares (carentes de núcleo) si tiene sufiente densidad, o en otro caso
quedará vagando en el espacio intergaláctico. Cuanto mayor sea la velocidad del choque, mayor
intensidad tendrá la fragmentación, mientras que una velocidad demasiado baja sólo conseguiría
unir los bloques mansamente sin expulsar nada. En el rango intermedio, la velocidad será lo
bastante alta como para producir eyección, pero no tanto como para activar una disgregación
excesiva, y es ahí donde las galaxias pueden encontrar su estabilidad.

Comparando galaxias jóvenes (lejanas) con otras actuales (cercanas), se observa que las espirales
no han parado de crecer en todo ese tiempo. Mientras tanto, parece que el núcleo comienza con
gran actividad, como en los quásares, para ir decreciendo posteriormente. Esta merma progresiva
del núcleo encaja mejor con la colisión que poco a poco lo dispersa (de más a menos), que con el
núcleo que absorbe material con el tiempo (de menos a más). Por eso es probable que las galaxias
espirales se hayan formado por expulsión de materia del centro hacia fuera, en lugar de hacerlo por
atracción gravitatoria de fuera hacia dentro, aunque la gravedad también actúe.

La gran mayoría de estrellas del disco de la Vía Láctea se alejan unas de otras. Este hecho es
incompatible con la idea de la absorción por parte del núcleo, pues no puede haber expansión y
contracción al mismo tiempo. Si hubiese absorción hacia el centro, podría haber como mucho un
pequeño alejamiento radial por la distinta velocidad, pero en todo caso tendría que haber al menos
un acercamiento transversal por la concentración del material. Pero en el caso de una expansión
multidireccional es imposible la contracción y absorción hacia el centro, y dando mentalmente
marcha atrás podemos deducir que todo el material del disco inició su andadura en el núcleo.
Recordemos que la idea de una contracción hacia el centro (acrección) sólo es una invención
teórica, una mera suposición, mientras que la expansión general de la Vía Láctea es una
observación empírica, tiene la certeza de un hecho constatado.

Sin embargo, las galaxias elípticas pueden seguir un patrón distinto respecto a este punto,
formándose por atracción gravitatoria a partir de un núcleo inactivo que haya escapado a la colisión
(no produce gas). Del mismo modo que ocurre en todas las colisiones, algunos fragmentos
desprendidos no encuentran nada por delante, no coinciden con otros fragmentos en sentido
opuesto, y de esa forma pueden escapar sin chocar con nada. El núcleo de las elípticas podría tener
este origen, y en El círculo de trazo intermitente representa un posible horizonte de sucesos, que
estaría en continua reducción por la pérdida de masa. Se supone que un agujero negro no permitirá
escapar o expulsar nada al exterior, pero eso se refiere a un estado "pasivo", mientras que en un
fuerte choque entre dos masas similares (ninguna domina a la otra) hay que añadir además una
presión interna superior a la que resulta de la propia gravedad y suficiente para vencerla, empujando
hacia fuera como estas galaxias podría cumplirse el movimiento orbital clásico sin demasiadas
sorpresas, pudiendo tener cada estrella su propia órbita distinta de las demás (mientras no
choquen). El material de estas galaxias ya no procedería del núcleo como en las espirales, sino que
habría sido capturado gravitatoriamente del exterior. No creo que las elípticas sean una etapa más
de las galaxias espirales, sino un objeto distinto con sus propias características, aunque eso no
impide que hayan podido capturar también otras galaxias del exterior.

Por su parte, los cúmulos globulares podrían haberse formado a partir de fragmentos menores
desprendidos en uno u otro borde del plano de choque en el núcleo de la galaxia, quedando intactos
al eludir de esta manera la colisión y evitando así convertirse en gas. Más tarde pueden capturar
gravitatoriamente a las estrellas que van encontrando en su trayectoria de fuga. Estos cúmulos
serían como galaxias elípticas en miniatura. No creo que se hayan formado a partir de nubes de
elevada densidad, porque entonces habrían desarrollando un contenido en elementos pesados
mucho más alto del que tienen, ya que en ese caso la formación de supernovas habría sido
abundante.

A diferencia del disco, la zona del bulbo que rodea al núcleo también puede seguir la misma pauta
que las galaxias elípticas y los cúmulos globulares. Este abultamiento central puede formarse por la
captura de una parte del gas cuya trayectoria "balística" no sea la adecuada para escapar hacia la
zona exterior, quedando atrapado gravitatoriamente alrededor del núcleo. Las estrellas que lo
forman pueden presentar el mismo patrón de movimiento orbital que los objetos citados, y no será
nada fácil que una estrella caiga en el agujero negro mientras mantenga una órbita estable. Por el
contrario, los movimientos de las estrellas del disco probablemente sigan un esquema muy diferente,
que expongo a continuación.

Definiciones de Evolución en la web:

• En el habla común se llama evolución al desarrollo o transformación de las cosas, los


organismos, las ideas o las teorías, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a
otro.
es.wikipedia.org/wiki/Evolución
• Película del año 2001 del director y productor Ivan Reitman. Actores: Ira Kane, David
Duchovny, Julianne Moore, Seann William Scott, Orlando Jones y Dan Aykroyd.
es.wikipedia.org/wiki/Evolución_(película)
• Cambio que se produce en los seres vivos, en los objetos de la astronomía o en el Universo.
ar.geocities.com/astroicaro/diccionario.htm
• (del latín e- = fuera; volvere = girar): Cambio de los organismos por adaptación, variación,
sobrerreproducción y reproducción/ sobrevivencia diferencial, procesos a los que Charles
Darwin y Alfred Wallace se refirieron como selección natural.
www.biologia.edu.ar/introduccion/4intro.htm
• término ambiguo sin una designación inmediata del cambio involucrado (es decir, se deberían
emplear los prefijos mega- o micro-).
www.sedin.org/propesp/X0099_03.htm
• Por la misma razón es erróneo decir: "La evolución ha creado vida a partir de un material
orgánico". "Evolución" es un concepto utilizado para definir un proceso, no es un sistema
inteligente y por ello no tiene objetivo alguno, no puede actuar, ni puede crear.
www.intelligent-systems.com.ar/intsyst/misuseSp.htm
• Proceso imaginario por el cual la naturaleza supuestamente se perfeccionaría a sí misma
mediante el desarrollo gradual.
www.geocities.com/cienciayfe/glosario.html
• Disciplina que se ocupa de los procesos que generan cambios a lo largo de los linajes de los
seres vivos. No confundir con Filogenia.
www.ciencias.uma.es/wciencias/departamentos/bioanimal/sfonline/sistematicafilogenetica/dicc
ionario.htm

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