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Sin embargo, ya desde aquí debemos anotar que la re-lectura de Weber por
parte de los sociólogos neo-weberianos de la SP, se concentró casi
exclusivamente en una obra que el propio Weber no alcanzó a publicar:
Economía y Sociedad. Por lo que debemos formular preguntas tales como si
sólo en ese texto se concentra la atención de Weber sobre la temática de las
profesiones. O bien, el planteamiento de la clausura profesional es el único
ángulo desde el cual el sociólogo alemán abordó el asunto. ¿Cómo es que la
profesionalización se constituyó en un proceso esencial del proceso de
modernización? ¿Cómo explicar que las profesiones son un elemento clave
para entender el paso de una socialización comunitaria a una societaria
fundada en criterios racionales de competencia y especialización?
Evidentemente para abordar estas fuertes interrogantes tendríamos que
remitirnos a la acuciosa investigación histórica que desarrolló Weber en
diferentes campos y en particular en el de la sociología de las religiones.
Transitando por las diferentes acepciones de profesión que trabaja Max Weber,
podemos identificar básicamente las siguientes: la luterana, que se bifurca en
la que prevalece el sentido religioso y en la que resalta el sentido profano; la
calvinista que orienta la dimensión ética racional de la profesión; lo que permite
entender, que la conducción racional de la vida sobre la base de la idea de
profesión es un elemento constitutivo del moderno espíritu capitalista y en
general de la cultura moderna. De esta forma Weber, nos conduce por el
camino sinuoso que va de la ascesis de los oscuros monasterios a la ascesis
de la vida profesional y su correspondiente moral intramundana. El resultado: la
construcción de un poderoso cosmos económico moderno que cubrió con un
manto de acero, tejido con los hilos de la colosal producción de bienes
materiales, a los principios fundadores de la ascesis protestante. Otro ejemplo
abordado en esta sección, es la aparición de la figura del experto profesional,
que se presenta en el marco de las interrelaciones crecientes entre las esferas
económicas, políticas y sociales y que sin duda favorecen la amplia difusión del
modelo de organización racional. La figura del “experto” es ejemplificada desde
Weber en su minucioso análisis del caso chino de los “literatos”. Este caso, en
el que aparece la figura de “los mandarines” como estrato superior del grupo de
los literatos, es estudiado comparativamente respecto de su similar occidental
(burocracia profesional), distinguiendo las dimensiones mágicas de las virtudes
de las dimensiones racionales de las competencias. De este ejemplo, pasamos
en la obra weberiana a la exposición que se hace de la ciencia y la política
como profesión y en las que se incluyen tanto a la dimensión material como la
axiológica. La ciencia así, es vista como una profesión especializada que hace
aportaciones técnicas y resuelve problemas de la vida, construye métodos e
intenta esclarecer la problemática de la lógica interna de la relación medios y
fines. Para el caso de los políticos como funcionarios especializados y
estudiados particularmente desde una dimensión ética de la profesión, distingue
tres cualidades decisivas para orientar su actuar: la pasión, el sentido de la
responsabilidad y el sentido de la distancia.
Una vez recorrido el curso de las expresiones, que desde nuestro punto de vista
son sobresalientes, de nuestro autor sobre la noción de profesión y el papel que
ha desempeñado en la conformación de la peculiaridad de la sociedad
moderna, es necesario hacer un alto de orden teórico que permita sistematizar
a la profesión como un constructo conceptual. Para ello, es preciso consultar su
teoría de las categorías sociológicas conocida como “Economía y Sociedad”
(1977), en la que el tema de las profesiones varía según el momento en que la
obra es trabajada por Weber y sus herederos, de ahí que tengamos que en el
plan original el tema se correlacione con el derecho, después con la actividad
económica y finalmente se inicie con la milicia. En la edición consultada, la
abstracción racional que hace Weber de la noción de profesión es organizada a
partir de tres rubros de análisis: definición, división y articulación. En este punto
se observa como el autor aplica los principios de la construcción racional de
conceptos-tipo, elementos teóricos que permiten entender el complejo nivel
discursivo que caracteriza a su teoría de los conceptos y las categorías.
1º. Frente a quienes enfatizan sus análisis, las más de las veces dependientes
de sus esquemas de partida, tratando de poner de manifiesto que las
profesiones tienden más al logro de prestigio y poder que hacia la solución de
problemas sociales, Schön busca estudiar las profesiones detenidamente, no
sólo desde una perspectiva histórica y analítica sino también y, sobre todo,
empírica. Le interesa más tratar de responder a qué se debía la falta de
confianza de los profesionales para que, en un mundo en continua
transformación social, reconocieran su incapacidad para abordar los múltiples
problemas creados en torno al mundo de las profesiones. Es en la práctica
profesional donde se ponen de manifiesto las complejas relaciones entre
formación y empleo. El autorreproche de los profesionales de no estar a la
altura de sus propias normas y el reconocimiento de las limitaciones para
adaptarse a una realidad cambiante (superadora de los estrechos marcos de la
propia profesión), motivaba y dirigía los intereses investigadores de Schön muy
por encima de la denuncia taxativa, impoluta, alejada de toda “vulgar
fecundación empírica”, que esgrimieron en los años 70 los autores
neomarxistas.
2º. El estudio de los problemas que por aquellos años explicitaban los
profesionales condujo a Schön a centrar sus exploraciones en el tema de la
práctica profesional: es en ella donde se materializan la complejidad y la
incertidumbre de una división social del trabajo a la que los profesionales
encuentran difícil adaptarse; es en ella donde se ponen en juego la estabilidad
de objetivos, funciones y conocimientos a través de los cuales, al origen de las
profesiones, los profesionales solían ejercer, de manera confiada, sus destrezas
y habilidades; es en la práctica profesional donde se puede recrear la defendida
adecuación de las teorías y las técnicas congruentes (o no) con ella, tal y como
pretenden los expertos de las diferentes profesiones, para enfrentarse a la
abrumadora problemática de la complejidad surgente en los empleos; y es, por
último, en la práctica profesional donde se ponen de manifiesto las no siempre
clarificadoras relaciones entre formación y empleo.
Así, en gran medida, Schön entiende que debe abordar dos tareas necesarias y
complementarias entre sí.
Conclusiones
Y con todo ello, sólo podemos decir que el capitalismo proclama su victoria,
resuelve las aporías, rompe viejos apotegmas y crea otros, sabiendo que su
funcionamiento se apoya en un mecanismo automático que aparentemente ya
no requiere sostén ético, ni tampoco “la rosada mentalidad de la optimista
sucesora del puritanismo, “la Ilustración”. Ante esto, dice Weber: “un fantasma
de pasadas ideas religiosas ronda nuestras vidas: la del deber profesional”. En
este punto, vemos que los planteamientos que nos presenta Schön sobre la
crisis de confianza en el conocimiento profesional, abren una serie de
reflexiones nuevas en torno a lo expuesto por Weber sobre la clausura
profesional.
Notas
1
Señala Schôn (1998) que aunque somos enteramente dependientes de los
profesionales, hoy existen signos claros de una creciente crisis de confianza
sobre su actuar. Tal es el caso de los médicos y los abogados y su excesiva
autonomía que ha promovido un creciente beneficio económico, adicionalmente
a sonados fracasos en sus actividades. Ante esto –prosigue Schôn– se ha
postulado la necesidad de una regulación externa a las profesiones mismas.
“Pero el cuestionamiento de los derechos y libertades de los profesionales –su
licencia para determinar a quién le será permitida la práctica, su mandato para
un control social, su autonomía- ha quedado enraizado en el más profundo
cuestionamiento de la pretensión de esos profesionales de estar en posesión de
un conocimiento extraordinario en los temas de importancia humana.” (p.16).
2
Siglas por su nombre en inglés del Instituto Tecnológico de Massachussets.
Bibliografía
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