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Escuela de Teología

NEW YORK REFORMED BIBLICAL & SEMINARY

Tema
LAS DOS NATURALEZA DEL CRISTIANO

Tesis Presentada Para Optar por el Titulo de:


Licenciatura Teología Bíblica.

Presentado por:
RAUL BERIHUETE SOSA

Santo Domingo, D. N.
Republica Dominicana
Enero, 2011
LAS DOS NATURALEZA DEL CRISTIANO
Introducción

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del
pecado que está en mis miembro.
Ro 7:22-23

Dios ha creado una nueva persona en la parte inmaterial del hombre, un nuevo hombre
ha dado un nuevo espíritu y corazón, como dice las Escritura.

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de Vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
Ez 36:26

Dios ha dado un corazón a todos los que tienen parte en el nuevo pacto, tienen un
nuevo corazón y un espíritu nuevo para andar en novedad de vida. Dios dará un corazón
de carne, blando y tierno, que cumpla su santa voluntad. La gracia renovadora obra un
cambio tan grande en el alma como la conversión de una piedra muerta en carne viva.
Dios pondrá dentro su Espíritu como Maestro, Guía y Santificador. La promesa de la
gracia de Dios para equiparnos para nuestro deber debiera despertar nuestro cuidado y
propósito constante para cumplir nuestro deber. Estas son promesas que todos los
creyentes verdaderos de toda época deben usar en oración y serán cumplidas sensibles
al pecado y un espíritu que desea buscar la presencia de Dios.

Dios ha hecho de una naturaleza caída a un hombre nuevo espiritual. El hombre


espiritual busca constantemente a Dios y se desagrada cada vez que comete o
desobedece la leyes espirituales de Dios. Por eso el cristiano verdadero cuenta con todas
las funciones necesaria para desarrollar una vida espiritual plena, esto no significa que
no tendrá dificultada y tropiezos aflicciones y caídas espirituales en su andar diario,
pero esta capacitado para levantarse y continuar creciendo en santidad para agradar a
Dios. El espíritu nuevo es la parte más importante de nuestro ser. Es allí donde se han
producido las más grandes transformaciones de nuestra vida, porque Dios comienza su
obra en el hombre de dentro hacia fuera; él parte operando en la parte más íntima y más
profunda del hombre: Su espíritu. Veamos, pues, qué cosas ha hecho Dios en el espíritu
de sus hijos.
Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De
manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé
que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí,
pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso
hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque
según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis
miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del
pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este
cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo
mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

Ro 7: 15-25
Declaraciones expuesta en la Biblia.
1. Declaración de Job

Seguramente si algún hombre tenía el derecho de decir, yo no soy vil, era Job; pues de
conformidad al testimonio del propio Dios, él era "varón perfecto y recto, temeroso de
Dios y apartado del mal." Sin embargo descubrimos que este eminente santo, cuando
por su cercanía con Dios recibe suficiente luz para darse cuenta de su propia condición,
exclama: "He aquí que yo soy vil." Estamos seguros que eso que Job se vio forzado a
decir, se aplica también a cada uno de nosotros, seamos hijos de Dios o no; y si somos
partícipes de la gracia divina, esto se convierte en un tema de gran consideración para
nosotros, pues aunque seamos nosotros mismos regenerados, debemos exclamar cada
uno a nombre propio "He aquí que yo soy vil."

Cuando nosotros creemos en Jesucristo, todos nuestros pecados son perdonados; sin
embargo, el poder del pecado, aunque es debilitado y mantenido bajo el dominio de la
naturaleza nacida de nuevo que Dios infunde en nuestras almas, no cesa, sino que se
queda en nosotros, y se quedará hasta el día en que nos muramos. Es una doctrina
sostenida por todos los teólogos ortodoxos, que los deseos de la carne todavía habitan
en el hombre nacido de nuevo.

A mí me ha resultado sumamente difícil distinguir, en la vida diaria, lo concerniente al


pecado. Es muy usual que muchos escritores, confundan las dos naturalezas de un
cristiano. Ahora, yo sostengo que hay en cada cristiano dos naturalezas, tan distintas
como lo fueron las dos naturalezas del Dios-Hombre Cristo Jesús. Hay una naturaleza
que no puede pecar, porque es nacida de Dios: una naturaleza espiritual, venida
directamente del cielo, tan pura y tan perfecta como el propio Dios quien es su autor; y
existe también en el hombre esa antigua naturaleza que, por la caída de Adán, se ha
vuelto completamente vil, corrupta, pecadora y diabólica. Todavía permanece en el
cuerpo de muerte de un cristiano, una naturaleza que no puede hacer lo que es recto, no
más de lo que lo hacía antes del nuevo nacimiento, y que es tan depravada como lo era
antes del nuevo nacimiento: tan pecadora, tan completamente hostil a las leyes de Dios,
como siempre lo fue; una naturaleza que, como lo dije antes, es restringida y sujetada en
una gran medida por la nueva naturaleza, pero que no es eliminada y nunca lo será hasta
que este cuerpo de nuestra carne sea abatido, y nos elevemos a aquella tierra en la que
nunca entrará nada que contamine.

Job dijo: "He aquí que yo soy vil." No siempre lo supo. A través de toda la larga
controversia, Job se había proclamado justo y recto: él había dicho: "Mi justicia tengo
asida, y no la cederé." Y a pesar de que se rascaba con un tiesto y que sus amigos
vejaban su mente con los más amargos ultrajes, él todavía sostenía firmemente su
integridad, y no quería confesar su pecado; pero cuando Dios vino a argumentar con él,
tan pronto como Job hubo escuchado la voz de Dios en el torbellino, y oyó la pregunta:
"El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?" de inmediato puso su dedo
sobre sus labios, y no pudo responder a Dios, sino que dijo simplemente:"He aquí que
yo soy vil."
2. Declaración de David

Posiblemente algunas personas puedan decir que Job era la excepción a la regla; y nos
dirán que otros santos no tenían en ellos un motivo para una humillación así; pero
nosotros les recordamos la aflicción de David en le libro de los salmos.

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus


piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi
pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones ,Y mi pecado está siempre delante de mí
Contra ti, contra ti solo he pecado Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que
seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio He aquí, en maldad
he sido formado Y en pecado me concibió mi madre. He aquí, tú amas la verdad en lo
íntimo. Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y
seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se
recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados Y borra todas
mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio Y renueva un espíritu recto
dentro de mí .No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.
Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.
Sal 51:1-12

David declara que fue formado en iniquidad y que en pecado lo concibió su madre;
confesaba que había pecado en su corazón, y le pedía a Dios que creara en él un corazón
limpio y que renovara un espíritu recto dentro de él. En muchos otros lugares en los
Salmos, David continuamente reconoce y confiesa que no está perfectamente libre de
pecado.

3. Declaración de Isaías
Ahora vayamos al libro de Isaías. Allí lo encontramos, en una de sus visones, diciendo
que era un hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tenía labios
inmundos.

En el año que murió el rey Usías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y
sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis
alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban, Y el uno
al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra
está llena de su gloria.

Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se
llenó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre
inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.Y voló hacia mí uno de los serafines,
teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y
tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu
culpa, y limpio tu pecado. Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y
quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Isaías 6: 1-8
4. Declaración de Salomón.

Salomón hijo de David elegido por Dios para seguir el reinado de David su padre y para
construir el primer templo de Jerusalén, fue instruido en la palabra del Señor, conoció el
ejemplo de su padre sobre su creencia y su gran amor hacia Dios. fue aconsejado por su
padre ante de su muerte.

Llegaron los días en que David había de morir, y ordenó a Salomón su hijo, diciendo:
Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Guarda los preceptos
de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y
mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley
de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;
para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren
mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma,
jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.
I Re 2: 1-4

El amor de salomón hacia Dios se ve reflejado en los hecho realizado por el, andando en
su ley palabra registra que cada cierto tiempo iba a ser sacrificio para Dios de miles de
holocausto. Tubos encuentro personales con Dios y donde recibió sabiduría que ningún
otro hombre la podría tener ni ante ni después.

Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir
entre
Lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y
agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. Y le dijo Dios: Porque has
Demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni
Pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír
Juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón
Sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se
Levantará otro como tú.
1Re 3: 13-14

Pero por el descuido espiritual y por no obedecer la ley de Dios como el acumular
muchas riquezas y de casarse con ciento de mujeres extranjeras que no eran de su
mismo pueblo todo esto contribuyo a que el corazón de salomón se desviará del camino
recto del Dios.

Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su


corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses
ajenos, y su corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre
David.
1Re 1: 3-4
Breve historia de la creación y caída del hombre
1. La creación del hombre

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra


semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias,
en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Gn 1:26-27

El hombre fue hecho después de todas las criaturas: esto era tanto un honor como un
favor para él. Sin embargo, el hombre fue hecho el mismo día que las bestias; su cuerpo
fue hecho de la misma tierra que el de ellas; y mientras él está en el cuerpo, habita en la
misma tierra con ellas.

El hombre fue hecho para ser una criatura diferente de todas las que habían sido hechas
hasta entonces. En él tenían que unirse la carne y el espíritu, el cielo y la tierra. Dios
dijo: “Hagamos al hombre”. El hombre, cuando fue hecho, fue creado para glorificar al
Padre, Hijo y Espíritu Santo. En ese gran nombre somos bautizados pues a ese gran
nombre debemos nuestro ser. Es el alma del hombre la que lleva especialmente la
imagen de Dios.

El hombre fue hecho recto. Su entendimiento veía clara y verdaderamente las cosas
divinas; no había yerros ni equivocaciones en su conocimiento; su voluntad consentía
de inmediato a la voluntad de Dios en todas las cosas. Sus afectos eran normales y no
tenía malos deseos ni pasiones desordenadas. Sus pensamientos eran fácilmente
llevados a temas sublimes y quedaban fijos en ellos. Así de santos, así de felices, eran
nuestros primeros padres cuando tenían la imagen de Dios en ellos.

2. Caída del hombre

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y
árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de
ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se
hicieron delantales.
Gn 3:6

La prístina inocencia del Edén fue abruptamente arruinada por la entrada del pecado.
Los errores de Adán y Eva son típicos de todos los pecados, pero siendo ellos los padres
de la humanidad sus hechos tuvieron graves consecuencias. La tentación fue
comunicada por una serpiente, que en Lev. 11:31 se describe como una criatura
inmunda y, por lo tanto, un símbolo apropiado para el mal.
La serpiente comienza sobre enfatizando lo estricto de la ley (Dios había puesto sólo un
árbol en prohibición) y poniendo en duda la buena voluntad de Dios para con los seres
humanos (algo que la narrativa del cap. 2 había puesto más allá de toda duda). Eva
refuta sus insinuaciones, si bien en términos inexactos (ni lo toquéis no fue parte de la
prohibición original 2:17). Luego la serpiente desafió la sentencia de Dios cuando dice
ciertamente no moriréis y a cambio promete sofisticado avance (vuestros ojos serán
abiertos) y también progreso espiritual (y seréis como Dios).

Atraída por la perspectiva de placer instantáneo (vio que el árbol era bueno para
comer) y de una supuesta madurez, súbitamente sucumbió y persuadió a su marido para
que también comiese. Al hacer esto él prefirió la sugerencia de la serpiente que el
mandato de Dios. (A través de la Escritura, la esencia del pecado es poner el juicio
humano por encima del mandamiento de Dios.) En forma inmediata tanto la
culpabilidad como la vergüenza hicieron presa de ellos. Lo único que vieron con sus
ojos abiertos fue su propia desnudez, la que pretendieron esconder el uno del otro y de
Dios.

Dios no quería que el hombre conociera lo que era bueno y lo que era malo pero por su
desobediencia el hombre perdió su inocencia.

He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos
buscaron luchas perversiones.
Ec 7:29

Dios hizo rectos a los hombres. Esta frase alude a la creación de los seres humanos (Gn
1:27; 5:1, 2). Rectos significa “justos” (Job 4:7; Dt 32:4) o “derechos” como opuesto a
torcidos. Pero ellos se buscaron muchas artimañas. Todos tratan de buscar su propia
explicación. Los sabios saben que aparte de la instrucción de Dios nunca encontrarán la
respuesta apropiada.

El cristiano verdadero no busca excusa por el pecado


Cuán erróneo es de parte de cada uno de nosotros que excusemos nuestros pecados,
basándonos en el hecho de que poseemos un cuerpo que aun ansié pecar. He conocido a
algunas personas que profesan ser cristianas, pero que minimizan el pecado. Puesto que
todavía permanece la corrupción, ellos afirman que no pueden evitarlo. Tales personas
no tienen parte visible ni porción en el pacto de Dios. El verdadero hijo amante de Dios,
aunque sabe que el pecado está allí, odia ese pecado; es dolor y miseria para él, y nunca
convierte la corrupción de su corazón en una excusa para la corrupción de su vida;
nunca argumenta la depravación de su naturaleza como una apología para la
depravación de su conducta.

Si alguien puede liberarse en el mínimo grado de la convicción de su propia conciencia,


a cuenta de fallas diarias, argumentando la depravación de su débil cuerpo atraído al
pecado, no es uno de los quebrantados hijos de Dios; él no es uno de los siervos
probados del Señor, pues ellos gimen bajo el pecado y lo llevan al trono de Dios; saben
que está en ellos. Por tanto, no lo dejan, sino que con toda su mente buscan mantenerlo
a raya, para que no se pueda levantar y los arrastre. Consideren eso, a menos que quieran
convertir lo que digo en un manto para su libertinaje y una cubierta para su culpa.
Por otro lado, rechazar el perfeccionismo no debe ser excusa para vivir en pecado. No
es correcto decir: (Hagamos esto, al fin y al cabo, perfecto no hay nadie en el mundo) O
decir: (Cometí este pecado, pero, bueno, es que somos pecadores). Esgrimir nuestra
condición caída para excusar el pecado, es tan equivocado como el mismo
perfeccionismo. Se nos dice: (Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer
todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas, y para grabar su propio
carácter en su iglesia) (El Deseado de todas las gentes). No hay excusa para pecar,
porque tenemos un poder infinito que está de nuestro lado.

Pero, mientras vivamos en este mundo de pecado, no podremos decir que ya hemos
logrado vencer el mal. El que lo diga está engañado, y es un engañador. Notemos estas
palabras: No podemos decir: "Yo no tengo pecado", hasta que este cuerpo vil sea
cambiado y transformado a la semejanza de su cuerpo divino. A fin de conocerle,
Cuando termine el conflicto de la vida, cuando la armadura sea colocada a los pies de
Jesús, cuando los santos de Dios sean glorificados, entonces, y solo entonces, será
seguro afirmar que somos salvos y sin pecado.

Pero vamos tener presente una verdad simple que es esencial en el entendimiento que
los cristianos pecan realmente en sus vidas. Es que aunque podemos y todavía,
pecamos, esa verdad no nos da una excusa para seguir en el pecado. Sólo porque la
Palabra de Dios enseña verdaderamente que aunque somos nacidos de nuevo y somos
“salvos en Jehová con salvación eterna” (Isaías 45:17) por la gracia de Dios mediante
la fe en el Señor Jesucristo (Efesios 2:8) eso no significa que podemos justificarnos
siempre que pequemos en abogando la verdad con la que tratamos en nuestro estudio
como una razón de pecar todavía como cristianos. Ya ven, amados, en cualquier tiempo
que pecamos lo hacemos deliberadamente, es decir, escogemos de hacerlo; o como
Santiago dice:

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser
tentado de los malos, ni él tienta á alguno: Sino que cada uno es tentado, cuando de su
propia concupiscencia es atraído, y cebado. Y la concupiscencia, después que ha
concebido, pare el pecado: y el pecado, siendo cumplido, engendra muerte” (1:13-15).

Cuando une esto con lo que Pablo dice sobre el pecado morador en el creyente, verá
entonces que mientras estamos en este cuerpo carnal siempre habrá la tentación para
pecar.

O sea que resistimos o sea que nos rendimos al pecado depende en lo que escogemos de
hacer: O sea seremos como José, quien fue tentado por la esposa de Potifar, no sólo
dijo, “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?”, sino que en ella
persistiendo, él huyó de ella (Génesis 39:9, 13); o seremos como David, quien no sólo
se rindió a su concupiscencia y cometió adulterio con Betsabé, pero tuvo que el esposo
de ella fuera muerto como resultado de su pecado (2 Samuel 11, 12). Pero acordaos:
Ambos eran “cristianos salvados”; no obstante, ellos podían todavía pecar; y como
vemos, ¡uno de ellos peco en estos casos particulares!
NUESTRA NATURALEZA PECADORA ANTES DEL NUEVO NACIMIENTO.

En otras palabras, ahora consideraremos nuestra naturaleza pecadora antes que nacemos
otra vez, o somos “nacidos del Espíritu” (Juan 3:3, 5, 6), es decir, antes de tener
“arrepentimiento para con Dios, y la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hechos 20:21) y
llegar a ser un cristiano. Seguramente, este estudio nos debe hacer ver una verdad muy
importante, (y que incluye cada humano que ha nacido o nacerá); y es que todos y cada
uno de la raza humana es un pecador por la naturaleza. Por lo tanto, absolutamente
nunca habido una persona que ha andado esta planeta que no ha sido un pecador,
excepto por Uno; y ese es el Señor Jesucristo, quien como el unigénito Hijo de Dios, no
es sólo verdadero Dios, pero también verdadero Hombre, en quien no había “pecado en
Él” (1 Juan 3:5), quien “no hizo pecado” (1 Pedro 2:22) y “que no conoció pecado” (2
Corintios 5:21). Por el otro lado, nuestra propia experiencia y seguramente, la Palabra
inerrante de Dios, ¡declara infaliblemente que somos pecadores! Por ahora, un par de
Escrituras hará esto claro. Eclesiastés 7:20 declara que “ciertamente no hay hombre
justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque”; y en Romanos 3:21 leemos “por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”. Así que no cabe duda
que todos nosotros antes Dios somos pecadores; ¡si queremos admitirlo o no!

Primero, vamos empezar primero de la creación del hombre, es decir, Adán. Cuándo
Adán fue creado, él era una persona impecable, es decir, él no tenía pecado. Eva fue
también impecable porque ella fue tomada del lado de Adán, quien tenía una naturaleza
impecable en aquel tiempo. Génesis 2:27; 2:7, 21-23. Pero algo radical sucedió en el
Edén que cambió la naturaleza de Adán y de Eva. Pero

“mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; mas del
árbol de la ciencia del bien y el mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás”

Gen 2:17.

Note que Dios advirtió a Adán que si él había de comer de este árbol particular él
“ciertamente morirá”. Ahora, tenga presente que morir implica la separación, o sea
físicamente o sea espiritualmente. Veremos esto más claro al continuar. Pero, ¿qué hizo
Adán? En el tercer capítulo averiguamos lo que sucedió. Aquí vemos a Eva entra en una
conversación con la serpiente (vv.1-5), quien es el mismísimo Satanás (ref. a
Apocalipsis 12:9; y ella fue engañada (2 Timoteo 2:14, 15). Ella tomó de la fruta y dio a
su marido (v.6). Como resultado, algo sucedió a la naturaleza de ellos. Ahora “fueron
abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas
de higuera, y se hicieron delantales.

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y Adán y su
esposa se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”
(vv.7, 8). ¡Ellos ya no eran impecables porque habían pecado cuando Adán comió de la
fruta en desobedecer lo que Dios había ordenado que no hicieran!
Por lo tanto, ellos murieron espiritualmente y llegaron a ser “ajenos a la vida de Dios”
(Efesios 4:18); en otras palabras, ellos llegaron a ser separados de Dios, que es la
consecuencia del pecado; “porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23).
Además, leemos que “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (5:12).
Consecuentemente, “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4). ¡Esto es lo que le
sucedió a Adán y a Eva! La prueba que ellos murieron, es decir, fueron separados de
Dios está en ellos tratando de esconderse de Dios; y que esto es muerte espiritual es
mostrada por el hecho que él no fue muerto físicamente hasta que él era 930 años de
edad (Génesis 5:5) después que fueron expulsados del Huerto de Edén y tuvieron hijos
(3:23, 24; 5:1-5). Pero la tragedia era que tanto Adán como Eva eran ahora pecadores, y
la naturaleza impecable de ellos había sido convertida en una naturaleza pecadora.
Ahora todo lo que ellos podían parir eran hijos con una naturaleza pecadora; y esto es
aclarado con sus primeros dos hijos, Caín y Abel, inclusive el resto de sus hijos. El
hecho que cada uno de la raza humana se muere es la prueba que el pecado es la causa,
ambos físicamente y espiritualmente.

Sigue, entonces en segundo lugar, desde que ya Adán y Eva son nuestros primeros
padres y que somos descendidos de ellos y ya que ellos llegaron a ser pecadores antes
de tener hijos, sigue también que cada niño que tuvieron después era un pecador por
naturaleza. Eso quiere decir inequívocamente que cada uno de nosotros es un pecador
por la naturaleza. Nosotros no somos pecadores porque pecamos; no, pecamos porque
somos pecadores del momento de concepción. David dice en el Salmo 51 – “He aquí,
en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (v.5). Esto tiene que
ver con la naturaleza del pecado, y no con el acto de concebir. En otro lugar leemos que
todos nosotros “desde el vientre hemos sido llamado rebeldes” (Isaías 48:8). En otras
palabras, desde Adán adelante todo lo que podemos producir es no sólo el pecado, pero
también pecadores. Por lo tanto, a causa del pecado, no sólo morimos físicamente
después del tiempo permitido que Dios nos da en esta vida, pero sin el nuevo
nacimiento estamos muertos espiritualmente, es decir, “muertos en…delitos y pecados”
(Efesios 2:1).Por lo tanto, podemos decir por la autoridad de la Palabra inerrante de
Dios que a menos que algo radical suceda dentro del hombre, él se quedará con su
naturaleza pecadora desde el momento de concepción hasta el día que muere; e incluso
hasta la eternidad. No hay absolutamente nada que él pueda hacer acerca de ello.
Además, si es dejado a él mismo, el hombre ni desea de cambiar su naturaleza pecadora.
El hombre en este estado ama el pecado y se opondrá y resistirá todo que lo cambiará a
menos que él sea convencido de que hay una mejor vida que vivir en el pecado. Pero,
“¿quién podrá sacar algo limpio de lo inmundo? Nadie" (Job 14:4). En otras palabras,
así como es imposible que “el árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo
dar frutos buenos” (Mateo 7:18); porque “¿podrá el etíope mudar su piel, o el
leopardo sus manchas? Entonces también vosotros podéis hacer bien, estando
habituados a hacer mal” (Jeremías 13:23). ¡Definitivamente no! Así que la única
esperanza que los pecadores tienen es de experimentar el nuevo nacimiento, o como es
referido en Juan 3 en “nacer otra vez” ___”Os es necesario nacer otra vez” (vv.3, 5,
8). Sin esto, entonces el hombre será condenado para permanecer un pecador muerto y
condenado por toda la eternidad sin la esperanza del perdón del pecado y ser separado
de Dios para siempre jamás.

por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte,
y así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; así que, como por
el pecado de uno vino la condenación a todos los hombres; porque como por la
desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores

Romanos 5:12, 18, 19

NUESTRA NATURALEZA PECADORA DESPUES


DEL NUEVO NACIMIENTO.
Muchos tienen la concepción equivocada que una vez uno llega a ser cristiano ellos
creen erróneamente que ya no son pecadores; o por lo menos, creen que han sido
librados del poder del pecado en sus vidas de modo que ya no pecaran. De hecho, hay
ésos dentro de la cristiandad profesa que realmente cree que ellos pueden alcanzar la
'santidad perfecta'. En otras palabras, ellos reclaman que cristianos pueden realmente
obtener "impecabilidad" en sus vidas. También, ellos argüirán como algunos que he
encontrado, que cualquier mal que ellos hacen no es "pecado", sino simplemente un
error. Por supuesto,así que reclamando que ellos ya no pecan no pueden ser perdidos.
No obstante, a pesar de reclamar que los cristianos pueden obtener la "impecabilidad",
la Palabra inerrante de Dios reclama de otro modo. Los cristianos verdaderos pueden
pecar, y pecaran, en sus vidas, aún aunque ellos han experimentado el nacer de nuevo, o
han “nacido otra vez” (Juan 3:3, 7).

La pregunta es, ¿por qué? La doctrina Bíblica es esta: Creyentes que han nacido otra vez
tienen todavía una naturaleza pecadora; y debido a esta naturaleza pecadora los
cristianos verdaderos tienen todavía la habilidad de pecar; y tienen todavía el apetito de
pecar a causa de la naturaleza pecadora en ellos. Por lo tanto, ¡podemos afirmar por la
autoridad de la Palabra de Dios que los cristianos verdaderos pueden pecar! ¡Las
Escrituras son enfáticas acerca de esto! De hecho, si negamos esta verdad, considere lo
que haríamos:

“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros”; y “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a Él mentiroso, y su
palabra no está en nosotros”

1 Juan 1:8, 10

El apóstol Pablo confiesa de esta lucha con el pecado en su vida; y seguramente, esto es
verdad de cada creyente verdadero.

“Porque lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero; sino lo que
aborrezco, aquello hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
De manera que ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que
en mí (esto es en mi carne) no mora el bien; porque en mí está el querer, mas no el
hacer. Porque no hago el bien que quiero; sino el mal que no quiero, éste hago. Y si
hago lo que no quiero, ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado que mora en mí”

Rom7:15-20

Es obvio que por lo que Pablo declara aquí es que el pecado todavía mora en él; y que
eso sería también verdad para todo creyente nacido otra vez. ¡No hay ninguna
excepción! Note que el apóstol también nos dice aquí que aún cuando deseamos de
hacer el “bien”, simplemente hacemos lo contrario.

Por lo tanto, todo cristiano verdadero mientras tiene este pecado morador, que es la
naturaleza pecadora de la “carne” que todavía se queda en nosotros aún después de que
llegamos a ser una “nueva criatura, o creación…en Cristo” (2 Corintios 5:17), nos
causará que pequemos, o de rendirnos a pecar siempre que somos tentados de hacerlo; o
como Pablo lo pone: Es la “ley en (nuestros) miembros” (Romanos 7:23) de nuestro
cuerpo carnal pecador; o “este cuerpo de muerte” (v.24). En otras palabras, nuestro
cuerpo físico aún después de que hayamos sido nacido de nuevo tiene todavía el
principio del pecado en él y se goza “de los placeres temporales de pecado” (Hebreos
11:25) de que si vivimos para la “carne”. Si los cristianos verdaderos no tuvieran esta
naturaleza pecadora dentro de ellos, entonces nunca jamás pecaríamos.

Ahora, esta verdad no nos da licencia, ni excusa, para continuar en el pecado. Ya ven, la
diferencia entre un creyente nacido otra vez y un incrédulo espiritualmente muerto es
que el poder de la naturaleza pecadora sobre el cristiano verdadero ha sido destruido; o
como Pablo lo pone:

“Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que el cuerpo de
pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado”

Rom 6:6

El “viejo hombre” de cada creyente, que es lo que éramos antes de la regeneración, ha


sido crucificado junto con Cristo y como resultado nuestro “cuerpo de pecado”, y todo
que esto se refiere con respeto a nuestro pecado morador, “sea destruido”, o
literalmente, 'sea rendido enteramente holgazán, o inútil'; “a fin de que no sirvamos más
al pecado”, es decir, 'no ser aún más un esclavo al pecado'. Esto significa simplemente,
que como antes del nuevo nacimiento estábamos bajo el pecado y su poder de modo que
no podíamos dejar de pecar ya que éramos sus esclavos; en otras palabras, cada
pensamiento, cada palabra o cada acción que hacíamos como pecadores muertos
espiritualmente era pecaminoso de modo que éramos “como suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia” (Isaías 64:6), pero ahora siendo librados de su
poder, “el pecado no se enseñoreará de (nosotros)” (Romanos 6:14); porque siendo
“libertados del pecado, (venimos) a ser siervos de la justicia” (v.18). Por lo tanto, no
tenemos que pecar, no porque hemos llegado a ser impecables, sino porque el pecado no
tiene derecho ni autoridad sobre nosotros; en un sentido, ha 'sido rendido enteramente
holgazán, o inútil' sobre nosotros aunque todavía mora en nosotros.

No obstante, aún aunque como creyentes verdaderos en el Señor Jesucristo no deseamos


pecar contra nuestro Dios y Padre celestial, mas tenemos que confesar que muchas
veces fallamos de huir de la maldad como lo hizo José (Génesis 39:9, 12), sino en lugar
de ello nos damos a pecar como David (2 Samuel 11); o ¡como Sansón y Lot lo
hicieron! Oh, yo no implico que todos los cristianos verdaderos pecan al mismo
grado… no, hay cristianos que son más espiritualmente maduros y más fuertes en la fe
que otros al grado que hay una diferencia definida en su comportamiento, el carácter y
las acciones; y será visto en la manera que ellos hablan y en lo que ellos hacen.
No es que son "religiosos" (porque ésos abundan alrededor de nosotros); al contrario, su
andar es uno de santidad, que es una indicación de ausentarse del pecado y más en ser
conformado a la imagen del amado Hijo de Dios, el Señor Jesucristo (Romanos 8:29).
Pero oh, cuántos de nosotros tenemos que ser honestos y reconocer como David que
“me han alcanzado mis maldades, y no puedo levantar la vista; son más numerosas que
los cabellos de mi cabeza” (Salmo 40:12). Todavía, oh santo luchador de Dios, permita
que tu oración sea como la de David: “Gócense y alégrense en ti todos los que te
buscan; y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea engrandecido. Aunque
afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi Libertador eres tú; Dios
mío, no te tardes” (vv.16, 17) por amor de Jesucristo. Amén.

La carne nos humilla y nos hace volver hacia Dios


En la cruz Cristo le puso fin a todas las cosas, pero podríamos preguntarnos por qué
dejó esta carne tan detestable en nosotros. Parece que cuanto más oramos para
deshacernos de la carne, más somos perturbados por ella, y más activa se vuelve.

Si no tuviéramos en nosotros una cosa tan maligna como la carne, probablemente no


oraríamos tan desesperadamente. La carne nos ayuda y nos obliga a clamar al Señor.
Estamos forzados por causa de la carne a volvernos a nuestro espíritu. Si no nos
volvemos al Señor, entonces el asunto será peor. Pero si la carne no nos deja otra salida
que volvernos al Señor, entonces es verdaderamente útil. Podemos decir: “Gracias
Señor por la ayuda de la carne. Gracias Señor, que en Tu soberanía puedes usar mi
carne para forzarme a volverme a mí espíritu”.

Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado,
mas el espíritu vive a causa de la justicia.
Rom8:10

El orgullo de el hombre es un obstáculo para la vida de un hijo de Dios por que impide
que el poder de cristo se manifieste en su persona, también limita la obras del ministerio
dado ya que el cristiano se sentiría autosuficiente y comenzaría a hacer las obra del
reino de Dios por su propia cuenta. Hoy día hay muchas personas haciendo obras por si
mismo y ha traído como consecuencia de que los hombre se siente dueño de las obra de
y dueño de los miembro que pastorean, han cambiado la palabra del evangelio.

Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue


dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no
me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se Perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las
debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque
cuando soy débil, entonces soy fuerte.

2Co 12:7-10
Otro campo de batalla en que el cristiano debe enfrentar

Batallas espirituales

“Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de


nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”

2 Co 10:3-5

Cuando Pablo advirtió a los creyentes de Corinto de no ser ignorantes de los “ardides”
del diablo, la palabra griega para ardides significa “planes” y proviene de la misma
palabra usada para “mente”. En otras palabras, los primeros asaltos de Satanás ocurren
en nuestra vida de pensamiento. La mente es el campo de batalla principal en la guerra
espiritual. Cada ataque de Satanás involucra la mente humana. Este capítulo se centra en
la batalla en la mente. Discute las estrategias de Satanás y proporciona estrategias de
confrontación para la victoria sobre sus ataques. La batalla por la mente se resume
fácilmente:

“El ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz, por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la
Ley de Dios, ni tampoco pueden”

Ro 8:6-7

Satanás quiere hacer tu mente carnal (pecaminosa, mundana). Dios quiere que tu mente
sea espiritual.

POR QUÉ SATANÁS ATACA LA MENTE

El mayor mandamiento incluye amar a Dios con toda tu mente. Esta es una de las
razones principales por las cuales Satanás pelea por tu mente:

“Jesús le dijo: — “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y
con toda tu mente”. Este es el primero y grande mandamiento”

Mat 22:37-38

Satanás pelea por tu mente porque está íntimamente relacionada con tu corazón y tu
boca:
“Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre, porque del
corazón salen los malos pensamientos...”

Mat 15:18-19

Satanás pelea por tu mente porque la manera en la que piensas afecta la manera en que
actúas:

“Porque cuales son sus pensamientos íntimos, tal es él...”

Proverbios 23:7.

Satanás sabe que si puede controlar tu mente, puede controlar tu cuerpo, tus acciones, y
si no es retado, tu espíritu.

Dardos encendidos del enemigo

En los tiempos del Antiguo Testamento, los dardos encendidos eran usados como armas
en la batalla. Ellos consistían de cañas huecas llenas de material que podía arder
fácilmente. Se prendían fuego y luego eran disparadas mediante arcos. Eran excelentes
armas contra las ciudades amuralladas de aquel tiempo porque podían ser disparadas
contra los muros para encender los tejados de las casas dentro.

En Efesios 6:11-17 Pablo habla de la batalla espiritual contra Satanás. Él habla de los
“dardos encendidos del maligno”. El enemigo continuamente arroja violentamente
“dardos encendidos” contra ti en el mundo del espíritu. La mayoría de estos “dardos”
están dirigidos a tu mente.

El Apóstol Pablo advierte que no debes ser “movido fácilmente de tu modo de pensar”
(2 Tesalonicenses 2:2). En la traducción griega, “movido” significa “agitar, molestar,
derribar, (implicado) destruir”. Si puedes aferrarte de algo y sacudirlo, tienes control
sobre él. Satanás quiere “sacudir” o ejercer control sobre tu mente.

LA ESTRATEGIA DE SATANÁS: BATALLAS EN LA MENTE

La mente es una de las partes más complejas y menos entendidas del cuerpo humana.
Puesto que es muy compleja, Satanás tiene muchos métodos sutiles de atacar la mente.
Aunque puede ser imposible listarlos a todos, la siguiente lista resume las principales
estrategias de ataque que Satanás usa en la batalla por la mente:

CUESTIONAR LA AUTORIDAD DE DIOS.


La primera tentación del hombre comenzó en la mente. Comenzó con esta estrategia:
cuestionar la autoridad de Dios. Satanás dijo a Eva: ¿Dios os ha dicho...? ¿Realmente
Dios dijo que no podías comer del árbol del conocimiento del bien y del mal?
Cuestionar a Dios y Su Palabra lleva a la duda, a la incredulidad, y al escepticismo.

ENGAÑO Y SEDUCCIÓN

El engaño fue también parte de la estrategia del enemigo. Cuando Satanás confrontó a
Eva, estaba camuflado como una hermosa serpiente. Satanás usa mentiras, cultos, y
“espíritus religiosos” para engañar a millones en nuestro mundo hoy. Algunas de las
estrategias que Satanás usa incluyen las siguientes:

“Puedes convertirte en dios”; “Puedes conocer el futuro”; “Tu futuro incluida la


eternidad, está predestinada. No hay nada que puedas hacer al respecto”; “Todos son
hijos de Dios”; “Hay más caminos al cielo además de Jesús”; “Dios es demasiado bueno
para enviar a alguien al infierno”; “Todo lo que Dios espera de ti es que vivas una buena
vida y hagas lo mejor que puedas”; “La Biblia no debe ser tomada literalmente”; “La
Biblia contiene muchos errores”.

Estos espíritus seductores de parte de Satanás atacan la mente para distorsionar la


verdad de la Palabra de Dios:

“Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos apostatarán de
la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios”.

1 Timoteo 4:1

Satanás usó este ataque sobre Jesús en Lucas 4:9-12. Él trató que Jesús se arrojara de un
punto alto del templo puesto que Dios ha prometido...

“Pues escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden, en las manos
te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra”.

Lucas 4:10-11

CEGAR LAS MENTES DE LOS NO CREYENTES.

Satanás obra en las mentes de los no creyentes para cegarlos a la verdad del Evangelio:

“Esto es, entre los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les cegó el
entendimiento, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo,
el cual es la imagen de Dios”

2 Corintios 4:4

DEPRESIÓN
Estar deprimido es estar triste, bajonado, desanimado, o de bajo espíritu. Incluye
sentimientos de desesperanza, desaliento, y abatimiento. La depresión puede llevar a
pensamientos suicidas o al suicidio debido a los sentimientos de desesperanza que
producen una pena mental incontrolable, dolor, y llanto.

Algunas veces Satanás usa situaciones de la vida para guiar a la depresión. Por ejemplo,
una gran pérdida o un temor de pérdida, ira reprimida, baja autoestima, expectativas no
cumplidas, y una actitud negativa pueden todas ser usadas para causar depresión. En
Proverbios 24:10 somos advertidos sobre “ser débiles en el día de la adversidad”
circunstancias problemáticas o atribuladas.

Algunas veces la depresión es causada por las actitudes negativas de aquellos alrededor
de nosotros mediante los cuales Satanás opera. En Deuteronomio 1:28 el pueblo de Dios
admitió “nuestros hermanos han desanimado nuestro corazón”.

Leemos en Números 21:4 que el alma del pueblo de Dios estaba muy desanimada. El
Rey David con frecuencia reflejó desaliento en sus Salmos (ver el Salmo 69 por
ejemplo). El Apóstol Pablo también tuvo tiempos de profunda depresión:

“Hermanos, no queremos que ignoréis acerca de la tribulación que nos sobrevino en


Asia, pues fuimos abrumados en gran manera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo
que aun perdimos la esperanza de conservar la vida”

2 Corintios 1:8

Si no conquistas la depresión puede llevarte a la opresión por espíritus satánicos. Esta es


una forma profunda de depresión donde Satanás gana más poder restrictivo sobre la
mente.

DESALIENTO

Desaliento significa “estar sin aliento”. Satanás quiere desalentarte porque si estás “sin
aliento”, eres inefectivo en la guerra.

AISLAMIENTO

Otra manera en la que Satanás ataca la mente es mediante el aislamiento. El propósito


de esta estrategia es aislarte del resto del Cuerpo de Cristo. Puesto que los creyentes
funcionan juntos en el ministerio como un cuerpo, el aislamiento te hace no-funcional.
Ejemplos de hombres de Dios que fueron atacados mentalmente por Satanás y se
aislaron son Elías (1 Reyes 19) y Jonás (Jonás 4:5-11).

MOTIVOS IMPROPIOS
Un motivo es tu razón para hacer algo. Los motivos son importantes porque aunque el
hombre mira las apariencias exteriores (acciones), Dios mira el corazón:

“Pero Jehová respondió a Samuel: —No mires a su parecer, ni a lo grande de su


estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón”

1 Samuel 16:7

Pero Jesús no se sometió a Sí mismo a ellos, porque Él conocía a todos los hombres.

“Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos; y no necesitaba
que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre”

Juan 2:24-25

Muchas personas entran en el ministerio cristiano por las razones equivocadas. Dios
está más interesado en los motivos que en el ministerio. Aquí es donde tú debes colocar
tus preocupaciones también, porque cuando los motivos son apropiados entonces el
ministerio seguirá naturalmente. Tus motivos para el ministerio deben ser apropiados:

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza,
sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como
teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la
grey”

1 Pedro 5:2-3

Debes entrar en el ministerio de buena voluntad, no debido a las ventajas y beneficios


del oficio, no como un dictador, sino como un ejemplo. Satanás tratará de crear motivos
equivocados para el servicio cristiano poniéndolos sutilmente en tu mente. Satanás
provoca motivos equivocados para desear el poder de Dios. Puedes encontrar un
ejemplo de ello en Hechos 8:18-23 en la historia de un hombre llamado Simón.

Puedes tener motivos vindicatorios para tus acciones (vindicativo significa que quieres
castigar a alguien que te ha hecho mal o de quien no gustas). Ejemplos bíblicos incluyen
a los discípulos queriendo ordenar que descienda fuego del cielo (Lucas 9:54) y a Jonás
queriendo a Nínive destruida (Jonás 4).

David también tuvo un motivo incorrecto al contar al pueblo:

“Se levantó Satanás contra Israel e incitó a David a que hiciera censo del pueblo”

1 Cr 21:1

ACTITUDES Y EMOCIONES EQUIVOCADAS


Satanás provoca actitudes equivocadas hacia otros. Él inserta dardos encendidos de
envidia, celos, sospechas, falta de perdón, desconfianza, ira, odio, intolerancia,
prejuicio, competencia, impaciencia, juicio, crítica, codicia, y egoísmo.

También trata de provocar actitudes incorrectas de avaricia, descontento, orgullo,


vanidad, ego, importancia, arrogancia, intelectualismo, y auto-justificación. Malas
actitudes llevan a emociones equivocadas y ambas proceden de tus pensamientos.

Estas actitudes y emociones te vuelven inefectivo en la guerra espiritual. Por ejemplo,


Santiago 4:6 indica que “Dios resiste al orgulloso”. Cuando estás lleno de orgullo, estás
en batalla contra Dios.

REBELIÓN

Satanás también introduce pensamientos rebeldes dentro de tu mente. Rebelión es


desobediencia voluntaria contra la autoridad de Dios. La rebelión incluye terquedad,
obstinación y desobediencia. Recuerda que la rebelión fue el pecado original de Satanás.
Sus cinco declaraciones demostraron su rebelión (Isaías 14:12-14). El espíritu de “yo...”
es una manera de reconocer el obrar de Satanás mediante la rebelión.

ACUSACIÓN Y CONDENACIÓN

Satanás es llamado “el acusador de los hermanos” (Apocalipsis 12:10). El envía dardos
encendidos de acusación a tu mente, haciéndote sentir inferior y condenándote. Te dará
sentimientos de culpa, vergüenza, indignidad y vergüenza.

Una buena manera de marcar la diferencia entre la convicción del Espíritu Santo y la
condenación de Satanás es recordar que Satanás siempre generaliza. Por ejemplo, él
habla dentro de tu mente algo como esto: “tú no eres bueno”, “no puedes vivir una vida
cristiana”, “Dios no puede amarte porque tú eres un gran pecador”.

Cuando el Espíritu Santo te está redarguyendo, Él es específico. Por ejemplo, Él llama


tu atención a que tienes un problema con el enojo o la deshonestidad, etc.

IMPUREZA SEXUAL

Satanás introducirá pensamientos de impureza sexual, lujuria, y fantasías sexuales


mentales. Jesús dijo:

“Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con
ella en su corazón”

Mt 5:28

CONFUSIÓN
Satanás también provoca indecisión, confusión, y frustración en tu mente. Cuando estás
confundido, indeciso, y frustrado, ciertamente no puedes ser un buen soldado cristiano.

PENSAMIENTOS TORTURANTES

Hay una amplia categoría de pensamientos torturantes que Satanás envía a tu mente
incluyendo preocupación, ansiedad, aprensión y nerviosismo. El tormento mental puede
también venir a través de una mente hiperactiva que no se “desenchufa” o una mente
que no puede funcionar apropiadamente.

Pensamientos de tortura también incluyen el temor. Pablo también habla del “espíritu de
temor” en I1 Timoteo 1:7 y el “temor de muerte” en Hebreos 2:15. Los pensamientos de
tormentos también incluyen recuerdos amargos de eventos que deben ser perdonados y
olvidados.

COMPROMISO

“Comprometer” es resolver los principios conflictivos acomodándose. Los principios de


Dios y Satanás están en oposición. Satanás trata que comprometas y bajes tus principios
espirituales. Por ejemplo, te dirá que no es necesario que seas tan santo, que creas la
Biblia literalmente, etc.

INTERESES MENTALES EQUIVOCADOS

Satanás constantemente tratará que te centres en las cosas del mundo en lugar de cosas
de naturaleza eterna:

“No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él”.

1 Jn 2:15

Las preocupaciones del mundo pueden provocar que la Palabra de Dios sea inefectiva
en tu vida. la parábola del sembrador en Mateo 13, Marcos 4 y Lucas 8. Las
preocupaciones del mundo pueden hacerte que estés desatento del pronto regreso de
Jesús:

Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de


glotonería y de embriaguez y de las preocupaciones de esta vida, y venga de repente
sobre vosotros aquel día.

Lc 21:34

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores
1 Timoteo 6:10

Pablo nos advierte que hay muchos que “piensan en lo terrenal

Filipenses 3:18-19

CONDICIONAMIENTOS MENTALES

Si permites que Satanás persista en pensamientos de depresión, suicidio, tormento,


acusación, etc., puede provocarte enfermedad mental. Esto puede incluir un colapso
nervioso o mental y varias condiciones mentales reconocidas médicamente. Satanás
puede poseer la mente de los no creyentes y de los apóstatas, aquellos que alguna vez
han conocido a Dios, y luego se apartaron de Él.

ESTRATEGIAS ESPIRITUALES

¡Qué arsenal de armas Satanás ha dirigido contra la mente! Dejar sin conquistar estos
pensamientos lleva a acciones pecaminosas. Por ejemplo, el odio puede llevar al
asesinato. Pensamientos adúlteros pueden llevar a un acto de adulterio. El divorcio
comienza en la mente. La codicia puede llevar al robo.

No hay duda... el mayor área de guerra espiritual es la mente. Pero no temas! Dios ha
dado algunas tremendas estrategias para vencer los ataques de Satanás en la mente:

DEJA QUE EL ESPÍRITU SANTO INDAGUE TU MENTE

Primero, pídele a Dios que indague en tu mente y te revele las actitudes erróneas,
motivos y pensamientos que han sido introducidos por el enemigo:

Examíname, Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos. Ve si


hay en mí camino de perversidad y guíame en el camino eterno.

Salmos 139:23-24)

En la medida que el Espíritu Santo te revele cosas, actúa en conformidad con esa
revelación. Pide perdón por los patrones de pensamientos equivocados y usa la Palabra
de Dios para desarrollar nuevos patrones de pensamiento.

USA TU ARMADURA ESPIRITUAL

Dos piezas de la armadura espiritual te defienden de los ataques en la mente. Estas están
enumeradas en Efesios 6:16-17. Una de las piezas es el yelmo de la salvación. El yelmo
es usado sobre la cabeza e implica protección para la mente.

Pablo no está solamente hablando de tu salvación presente en Jesucristo que puede


limpiar tu mente, él está hablando de la salvación futura:

“... porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos”
Ro 13:11

La salvación es también tu esperanza para el futuro. El creyente que tiene el “yelmo de


la salvación” en su lugar entiende que Dios está obrando Su propósito eterno de
salvación. Él no es molestado por lo ataques del enemigo. El tiene esperanza no sólo
para el presente, sino para el futuro también.

La otra pieza de la armadura para protección mental es el escudo de la fe. Como


aprendiste cuando estudiaste sobre las armas, un escudo era un pieza de material pesado
que un soldado sostenía en frente de sí mismo para evitar que las flechas lo hirieran. Las
flechas golpeaban contra el escudo y caían sin provocar daño al suelo.

El escudo del soldado cristiano es llamado el “escudo de fe”. La palabra “fe” no


solamente se refiere a las verdades básicas del evangelio cristiano sino también a tu
confianza en Dios. Otra pieza de la armadura espiritual es el cinto de la verdad (Efesios
6:14). La verdad de la Palabra de Dios te defenderá de cualquier acusación falsa que el
enemigo traiga a tu mente.

USA LA PALABRA DE DIOS:

En la tentación de Jesús cuando Satanás usó inapropiadamente la Palabra de Dios, Jesús


confrontó el ataque con la Palabra de Dios. Cuando Satanás viene con acusaciones de
culpa, usa la Escritura:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no
andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1).

Cuando Satanás viene con sentimientos de tormento tal como temor, usa la Escritura:

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”
(1 Juan 4:18).

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio”

2 Timoteo 1:7.

Cuando Satanás trata de desanimarnos, usa este Versículo:

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque
Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (Josué 1:9).

Cuando Satanás trae culpa falsa a tu mente, recuerda...

“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
... y usa todos los otros versos sobre la mente dados en esta lección para batallar contra
los ataques de Satanás en tu mente.

CLAMA POR UNA MENTE SANA:

Clama por una mente sana conforme la voluntad de Dios para ti. Para eliminar
pensamientos de tortura, clama por la paz que es legítimamente tuya:

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. NO se turbe
vuestro corazón NI tenga miedo” (Juan 14:27).

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y


vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7).

Estos son ejemplos de cómo puedes desarrollar todo un “arsenal” de Escrituras


aplicables a los ataques mentales de Satanás. En la medida que estudias la Palabra de
Dios, continúa identificando versículos específicos para defender tu mente contra la
invasión del enemigo.

DEJA QUE LA MENTE DE CRISTO ESTÉ EN TI:

Pablo escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo:

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).

Las palabras “haya pues” significan permitir o abrazar. Has de permitir que tu mente se
vuelva como la mente de Jesús. ¿ Cómo era la mente de Jesús? Un proyecto para
estudiar esta cuestión se provee en la sección de “maniobras tácticas” de este capítulo.
Es posible lograr esto porque Pablo escribió:

“... Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2:16).

CIÑE LOS LOMOS DE TU MENTE:

“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento...” (1 Pedro 1:13).

En el cuerpo natural, los lomos son la parte central del cuerpo debajo de la cintura. Los
lomos son la parte más fuerte del cuerpo. Pedro está diciendo que debes preparar tu
mente para ser fuerte. Una vez más, es algo que tu haces.

LLEVA LOS PENSAMIENTOS ERRÓNEOS CAUTIVOS:

Se nos dice que debemos llevar “cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (2
Corintios 10:5). Si los pensamientos no fueran enemigos no habría ninguna necesidad
de llevarlos cautivos. Piensa en como un soldado lleva cautivo a un enemigo en el
mundo natural. Aplica estas ideas espiritualmente en la medida que “llevas cautivo”
cada pensamiento.

DERRIBA PENSAMIENTOS ERRÓNEOS:


Una de la principales estrategias de enfrentamiento para proteger la mente es la de
derribar. Derribar algo significa arrojarlo con gran fuerza. Pablo dijo:

“Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne, porque las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:3-5).

Has de derribar imaginaciones malvadas que Satanás inserta en tu mente. Has de


derribar pensamientos que se exaltan a sí mismos contra Dios. Has de llevar cada
pensamiento cautivo a la obediencia del Señor.

Tú “derribas” al tomar conscientemente control de tu mente y rehusar convivir con los


pensamientos que Satanás inserta. Ten en cuento que tu debes derribar... no es algo que
Dios hace por ti.

PIENSA EN ESTAS COSAS:

Una manera de “ceñir” los lomos de tu mente es pensar en asuntos mentales apropiados.
Pablo dijo:

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).

RENUEVA TU MENTE:

“Renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Efesios 4:23).

“No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de


vuestro entendimiento” (Romanos 12:2).

Renuevas tu mente mediante la oración y la meditación de la Palabra de Dios.

ANÍMATE A TI MISMO EN EL SEÑOR:

David se animaba a sí mismo en el Señor:

“David se angustió mucho... Pero David halló fortaleza en Jehová, su Dios” (1 Samuel
30:6).

Una vez más, tu debes tomar la acción. Tú debes animarte a ti mismo en el Señor. No
esperes a que otros lo hagan. Hazlo tú mismo con la ayuda de Dios!

RECONOCE LA FUENTE DE CONFUSIÓN:

Reconoce que la confusión no es de Dios:


“Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los
santos” (1 Corintios 14:33).

Desde que la confusión no es de Dios, rehúsa a aceptar el espíritu de confusión en tu


mente.

CONTROLA LAS PUERTAS:

En los tiempos del Antiguo Testamento las ciudades estaban rodeadas por muros de
protección contra los enemigos. Los muros tenían puertas en donde los guardias
controlaban la entrada. Quienquiera que controlara las puertas de la ciudad controlaba la
ciudad.

Un situación similar existe en términos de controlar la mente. Las “puertas” a tu ser más
íntimo son los cinco sentidos. Es importante que no permitas que nada que tenga la
habilidad de destruirte desde adentro entre. Esto significa que debes controlar tu
naturaleza carnal.

Evita las cosas que abrirían las puertas a tu mente. Esto incluye cosas como drogas y el
alcohol que reducen tu habilidad de pensar y responder. La pornografía inspira
relaciones pecaminosas y crímenes sexuales. Ciertas clases de música, brujería,
actividad cúltica, y control mental todos abren las “puertas” de tu mente.

Quita todas las obras de la carne y permite a Dios desarrollar en ti el fruto del Espíritu
Santo (Ver Gálatas 5:19-26). NUNCA CEDAS a los ataques mentales del enemigo. Si
tú cedes, puede que Dios no intervenga. Considera Romanos 1... Dios algunas veces no
estorba a las personas en aquellas cosas a las cuales ellos ya han cedido. Pide a Jesús
que te ayude. Recuerda aquella profecía del Antiguo Testamento con relación a la cual
Jesús dijo que Él “controlaría las puertas de Su enemigo”. Déjale tomar este control
sobre tus “puertas” espirituales.

QUE TU PENSAMIENTO PERSEVERE EN DIOS:

Mantén tu mente “perseverando” o centrada en Dios: “Tú guardarás en completa paz a


aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3). Esta es
una gran promesa! Si mantienes tu mente centrada en Dios, puedes tener paz.
Las lucha del cristiano con este Mundo.

«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él» (1 Jn 2:15). «¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios» (Stg 4:4).

¿QUÉ ES EL MUNDO?

¿Qué es el mundo? He aquí una pregunta de suma importancia, que forzosamente se


presenta al atento examen de todo creyente serio y reflexivo. ¿Qué es este mundo, del
cual la Palabra le exhorta a conservarse sin mancha? (Stg 1:27).

La Escritura usa la palabra mundo en tres sentidos diferentes. En primer lugar significa,
literalmente, el orden, el sistema, la organización de la vida humana; luego, la tierra en
sí misma es llamada el mundo, porque constituye la escena en la cual se desarrolla aquel
sistema; por fin, llamamos mundo al conjunto de los individuos que viven conforme a
este sistema. Se puede, pues, distinguir entre la escena del mundo, las personas del
mundo, o el sistema del mundo.

Cuando leemos en la Palabra que «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores» (1 Ti 1:15), bien podemos entender que Él vino a la escena de este mundo,
y que entonces se halló, inevitablemente, en contacto con el sistema del mundo, que
tanto le odiaba. Él decía de sus discípulos: «No son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo» (Jn 17:16), es decir, que ellos no formaban parte de aquel sistema, en el
cual, por lo contrario, los demás hombres encontraban su razón de vida y se complacían.
Cualquiera que sea amigo de este sistema, es enemigo de Dios (Stg 4:4). La
característica de tal sistema es gobernarse a sí mismo, sin dependencia alguna de Dios.

Consideremos, como ejemplo, la organización militar: cuando un hombre es llamado a


filas, lo halla todo organizado en vista de sus necesidades: el habilitado para ello provee
su sueldo, el encargado del vestuario le proporciona el uniforme, otro le facilita las
armas y el equipo, etc.; desde su llamada a filas, el soldado se halla sometido a esta
organización, de manera que no puede emprender nada por iniciativa propia. La
organización de ese sistema es tan minuciosa y metódica, que ha sido calificado, a
veces, de manera muy significativa, de pequeño mundo. Sin embargo, no es más que
una pálida imagen de aquel inmenso sistema llamado el mundo que rige todas las
necesidades del hombre, así como el ejercicio de sus facultades.

EL MUNDO PROVEE A TODAS LAS NECESIDADES DEL HOMBRE


NATURAL.

El hombre necesita vivir en sociedad; por eso el mundo no dejó de organizar su sistema
social, y se ha esmerado en hacerlo de un modo completo y perfecto. La posición social
es el todo para el hombre; no ahorra ningún esfuerzo para alcanzarla y conservarla a
toda costa, ni hay gasto que le parezca excesivo. Consideremos, hermanos, aquella
inmensa escala social, la sociedad, con sus miríadas de criaturas humanas, de las cuales
se esfuerzan para ascender a los más altos puestos, mientras que otras hacen lo posible
para mantenerse en la posición adquirida. ¡Qué atractivo y terrible poder tiene aquel
sistema social para absorber el espíritu y el corazón de los hombres!

Además, el hombre necesita un gobierno o poder político para la protección de su vida,


su hacienda, sus derechos, a lo cual el mundo provee plenamente.

Y ¡así organización más completa corresponde también a lo que llamamos el mundo de


los negocios! Las ocupaciones, en este mundo, forman un destacado conjunto de los
más notables. Los hombres que sólo están dotados de fuerza física hallan ocupaciones
además de sus capacidades; los espíritus inventivos pueden dar libre curso a su genio;
los de formación artística se manifiestan en el mundo de la escultura, de la pintura, de la
música o de la poesía; los sabios trabajan para resolver sus problemas; los escritores
componen sus libros; y hasta las codicias y el lujo de unos, proporcionan a otros sus
medios de subsistencia.

EL HOMBRE ES RELIGIOSO POR NATURALEZA

El hombre es una criatura tan compleja que necesita de numerosas y diversas cosas para
su satisfacción; le hace falta algo de negocios, de política, de sociedad, de estudios, y,
por fin, hasta un poco de religión. El hombre es por naturaleza religioso. La palabra
religión, que nosotros usamos a menudo, no se halla mencionada más que cuatro veces
en la Biblia. Notemos que religión no significa piedad, pues los adoradores de los ídolos
son religiosos. La religión es parte integrante de la naturaleza del hombre, lo mismo que
su inteligencia o su memoria; por consiguiente, el sistema del mundo que provee, de
manera tan completa, a cuanto al hombre atañe, no puede por menos que ofrecer un
alimento a esta inclinación religiosa de su naturaleza. Así, al que sea sensible a suaves
impresiones, o que tenga afición a lo bello, el mundo le prestará armoniosa música, o
imponentes ceremonias, o ritos religiosos. Al que sea de carácter independiente y
comunicativo, el liberalismo le permitirá dar rienda suelta a sus sentimientos. Si, por el
contrario, uno es de carácter callado, reservado o reflexivo, hallará satisfacción en una
severa ortodoxia. Si otro es concienzudo, haciendo poco caso de sí mismo, y cree
indispensable hacer penitencia de un modo o de otro, también podrá satisfacer sus
aspiraciones en aquel sistema del mundo, etc... Existen, pues, creencias, doctrinas y
sectas adaptadas a cada variedad de carácter, a toda forma de sentimiento religioso, en
la carne.

EL MUNDO ES UN ORDEN DE COSAS COMPLETO

¿Puede haber sistema más admirable y completo? Nada deja de lado. La satisfacción y
el pretendido gozo que contiene son suficientes para que aquella gran multitud
movediza de la humanidad se halle siempre en actividad y goce de un relativo
contentamiento. Los corazones se aprestan siempre a buscar lo que les pueda satisfacer,
los espíritus se hallan atareados; si alguna cosa viene a faltar, inmediatamente se recurre
a otra. La aflicción y aun la muerte no se dejan de lado en la organización del sistema de
este mundo; se provee a los funerales, a los vestidos de luto, se hacen las visitas de
pésame, se dispensan palabras de simpatía, nada se olvida; de tal manera que, en poco
tiempo, el mundo es capaz de elevarse por encima de sus duelos, y de volver de nuevo a
su acostumbrada esfera de ocupación.

Pero hoy día, por la gracia de Dios, algunos muy pocos por cierto de los que están en el
mundo, han comprendido que cuanto hay en él, negocios, política, educación, gobierno,
ciencias, invenciones, ferrocarriles, telégrafos, organizaciones sociales, instituciones de
beneficencia, reformas, religión, etc., son parte integrante del sistema de este mundo, de
un sistema que va completándose cada día. Lo que se llama progreso del siglo no es
otra cosa sino el desenvolvimiento de aquel elemento mundano.

Ahora bien, la relación Actual de Cristo con semejante mundo debe ser también la
nuestra. La posición que Cristo ocupa en el cielo, y la que no ocupa en la tierra nos
indican, suficientemente, cuál debe ser la nuestra.

SATANÁS ES EL DIOS DE ESTE MUNDO

A los que pregunten los motivos por los cuales tal actitud debe caracterizarnos,
contestamos: ¿No sabéis que Satanás es «el dios de este mundo», «el príncipe de la
potestad del aire», el director de aquel monstruoso sistema? Es su energía, su genio
inspirador, y su príncipe. Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, el diablo fue a ofrecerle
«todos los reinos de la tierra y su gloria», por cuanto decía «A mí me ha sido
entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos»
(Lc 4:6-7). Estos versículos descorren el velo, y aparece a plena luz el verdadero objeto
de todo culto religioso del hombre. La Escritura habla de Satanás como de alguien que
era «lleno de sabiduría, y acabado de hermosura» (Ez 28:12), y que se disfraza de
«ángel de luz» (2 Co 11:14). ¿Cómo extrañarse, pues, de que los hombres, tanto los
indiferentes como los más reflexivos, sean engañados y seducidos? ¡Cuán pocos son los
que tienen los ojos abiertos para discernir, por la Palabra de Dios y la unción del
Espíritu Santo, el verdadero carácter del mundo! Algunos hay que creen haber
escapado al lazo de la mundanalidad porque abandonaron lo que llamamos los placeres
mundanos y se hicieron miembros de determinadas iglesias, o de asociaciones
religiosas; pero se dan cuenta de que siguen permaneciendo en el sistema del mundo de
igual modo que antes. Sólo que Satanás, príncipe de este mundo, les haca pasar de un
departamento a otro, a fin de adormecer sus conciencias inquietas, haciéndoles sentir
más satisfechos de sí mismos.

¿CUÁL ES EL REMEDIO?

Siendo pues las cosas así, se nos presenta esta cuestión: ¿Cuál es el remedio? ¿Qué
harán los que andan por el camino ancho y que hasta hoy vivieron de conformidad al
sistema del mundo, para librarse de su influencia? ¿Cómo podrán discernir lo que es del
mundo y lo que es de Dios? Dice el apóstol: «todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios» (Ro 8:14). Normalmente, la vida cristiana
ha de ser gobernada por Cristo, tal como el cuerpo de un hombre se halla dirigido por su
cabeza; cuando se está sano, no se mueven la mano ni el pie, a no ser que lo mande la
cabeza. Es precisamente en el mismo sentido que Cristo es la cabeza del cristiano (1 Co
11:3), el cual se halla entonces sometido a Él en todas las cosas, sean de poca o de
mucha importancia. Así es como el cristiano hiere la mundanalidad en su propia raíz: la
voluntad propia del hombre es el principio fundamental sobre el cual se halla edificado
todo el sistema del mundo, mientras que la base de la vida cristiana no puede ser otra
que la dependencia de Dios y la obediencia a Su voluntad.

EL GRAN OBJETIVO DE SATANÁS

El gran objetivo de Satanás es establecer para el hombre un sistema que sustituya


enteramente la dirección del Espíritu Santo; ello será su obra maestra de los tiempos del
fin, y la característica prominente de la gran apostasía que se acerca rápidamente.
Entonces, Satanás se manifestará abiertamente y en su misma persona, como dios de
este mundo, lo que, de momento, está aún escondido en misterio.

Pero, dirán algunos, ¿cómo podemos nosotros impedir este estado de cosas? ¿No nos
hallamos sujetos a ellas, aun a pesar nuestro, por nuestro comercio, nuestras
profesiones, como miembros de la sociedad? ¡No podemos abandonar nuestras
ocupaciones diarias! Claro, es una necesidad que cada uno admite, pero debemos notar
que el hecho que cada uno la admita prueba que no es de Dios: «Y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe» (1 Jn 5:4), La fe no repara en las circunstancias
exteriores, en lo que es posible o en lo que sea imposible; la fe no considera lo que se
ve, sino que confía en Dios. Alrededor nuestro, muchas personas nos pueden aconsejar
acerca de lo que conviene hacer o evitar en la sociedad humana, pues lo que conviene al
mundo es su regla y medida. Puede ser que ellas vean trazado claramente el camino que
siguen, y que éste sea perfectamente razonable y satisfactorio; mas ello no tiene ningún
valor para el cristiano que anda por la fe: éste bien sabe que lo que se considera
universalmente como el buen camino será, al contrario, el camino de perdición, pues es

Pero Dios habla muy diferentemente. Repetidas veces en su Palabra, y de diversas


maneras, Él me dice que como hijo suyo, no soy ciudadano de ningún país ni miembro
de sociedad alguna: «Nuestra ciudadanía está en los cielos» (Fil 3:20): Desde
entonces no tenemos otro quehacer que las cosas celestiales. «En la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo» (Gá
6:14). Si las cosas terrenales absorben mis pensamientos y mi corazón, me constituyo
en «enemigo de la cruz de Cristo» (Fil 3:18). «No os conforméis a este siglo» (Ro
12:2).

NUESTRA CONDUCTA FRENTE A LAS AUTORIDADES

¿Qué tenemos entonces que ver con las autoridades? Pues sujetarnos a ellas, ya que
Dios las ordenó; cuando imponen sus tributos, satisfacerlos, y hacer rogativas por los
reyes y por todos los que están en eminencia (1 Ti 2:1). Resulta, pues, que lo único que
un cristiano puede realizar en política, es someterse a las potestades superiores, «no
solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia» (Ro
13:5). Sin duda alguna, en Cristo, él (el cristiano) es heredero de todo, incluso de la
tierra en la cual el sistema mundano opera hoy en día; pero lo mismo que Abraham en el
país de Canaán, Dios no le da siquiera donde poner el pie. Como herencia actual suya:
«El justo por su fe vivirá» (Hab 2:4).

Si pues el verdadero hijo de Dios no depende de la política, no es tanto que crea malo el
adherirse a una opinión, sino que ha dado su voto y su adhesión a Aquel que está en los
cielos, y que Dios ha ensalzado como Rey de los reyes y Señor de los señores. Además,
las cosas terrenales perdieron todo interés para él, porque ha hallado cosas de mucho
mayor valor y atractivo. También ve que el mundo es impío en su espíritu y en su
esencia, y que sus reformas y progresos más preciados van apartando progresivamente
de Dios el corazón del hombre. Desea dar testimonio de Dios y de su verdad,
anunciando el juicio venidero en el día de la aparición de Cristo, cuando los hombres se
congratularán creyendo estar en paz y seguridad; y espera que, por él, algunos
aprenderán a librarse de los lazos en los cuales Satanás quiere aprisionar la humanidad
entera.

A CONTRACORRIENTE

Nosotros que somos salvos, hemos de estar en un lugar aparte, como quienes han
tomado posición con Cristo rechazado, ante el mundo que le ha crucificado;
manifestados como hombres de una raza celestial.

«irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación


maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo»

Fil 2:15

Esta es la misión ¡y cuán elevada! de los hijos de Dios. Pero cuesta mucho el vivir de
esta manera. Tenemos que mantenernos cual roca solitaria en medio del ímpetu de un
río caudaloso, ya que todo cuanto nos rodea está moviéndose, está bullendo; todo tiende
a hacernos vacilar, una continua e implacable presión se ejerce sobre nosotros. Nos
hallamos luchando en medio de una interminable oposición, la cual, tarde o temprano,
nos arrastraría, sino pudiéramos contar con la firmeza de la ROCA.

Cuando vamos poniendo en práctica las palabras de Dios, entonces es cuando se levanta
la tormenta contra nosotros. Ser miembro de lo que se llama una iglesia es cosa fácil;
también lo es el hacer como todos los demás; el ser hombre honrado y buen ciudadano
no ocasiona ninguna persecución. Uno puede reunir todas estas cualidades y, sin
embargo, seguir la corriente mundana. Pero resplandecer como luminares por Dios en el
mundo es cosa que provoca la enemistad; por doquiera que se ve al verdadero Cristo, se
le odia. Si le ven a Él en mí, me odiarán por este motivo; por lo contrario, si gozo de
buena reputación, si nadie se me opone, ¿qué significa eso para mí, como cristiano?
Muy sencillo: no siendo manifestada la vida de Jesús en mi cuerpo mortal, no se puede
ver a Cristo en mí.

UNA POSICIÓN CLARA

Así van las cosas: cuando un alma ha llegado realmente al conocimiento de Dios, o más
bien a ser conocida de Él, se siente atraída hacia las cosas celestiales por su unión con
Cristo, no tiene ningún deseo de participar en el sistema u orden de cosas del mundo y
bien puede pensar: ¿sería posible que yo retornara a tan débiles y miserables principios?
Un hombre que ha venido a ser hijo de Dios, que tiene la vida, la vida eterna en Cristo,
que es identificado con la Cabeza Glorificada (verdad que le ha sido revelada por la
Palabra y el Espíritu), ¿podría, acaso, tener intereses en el mundo, habiendo conocido a
Dios? Si vemos, por ejemplo, a un niño comiendo una fruta medio podrida y ácida en
un huerto, mientras tiene a su lado un árbol cargado de las más sabrosas frutas,
deduciremos forzosamente de ello que aquel niño no sabe lo que es una buena fruta, ni
las conoce. Del mismo modo, si el corazón del hombre se apega a cualquiera de los
componentes del orden de cosas de este mundo, nos preguntaremos: ¿cabe pensar que
haya conocido a Dios?

Es por eso que las palabras de Dios no se nos presentan como mandamientos formales,
tales como: No votarás, No recibirás honra de parte de este siglo malo, Sufrirás el
oprobio todos los días de tu vida, etc., etc. Al contrario, nos son presentados de tal
modo que el discípulo amante, cuyo corazón egoísta, siendo sometido a Cristo, sólo
anhela conocer los pensamientos de su Señor, y pueda descubrir el secreto de los
mismos. Viviendo así, reflejará con mayor fidelidad la persona de Cristo morando en él,
como creyente librado de este presente siglo malo.

Ya no son los antiguos mandamientos de la ley mosaica: harás, no harás. Sin embargo,
la voluntad de Dios puede discernirse perfecta, clara y fácilmente con tal que el ojo esté
sencillo. Dios cuida maravillosamente de que un corazón que le ama pueda enterarse sin
dificultad de ella, mientras que un corazón falto de sinceridad busca inevitablemente
disculpas y escapatorias para caminar en una senda de maldad. Puede hallarse una
aplicación de esta verdad en un familia. Imaginémonos a un hijo cariñoso, apegado a
sus padres, obediente, que haga lo posible para conocer los propósitos y la conducta de
su padre: tendrá el sentimiento de sus deberes, y todo le será fácil y natural. Pensemos
ahora en otro hijo que se halla en las mismas condiciones, goza de los mismos
privilegios y conoce bien los pensamientos e intentos de su padre o al menos tendría que
conocerlos, pero se pone a obrar a su antojo y declara a su padre, al ser reprendido: «Yo
no lo sabía, nunca me dijiste que no debía ir a tal o cual lugar».

¿DEBEMOS SALIR DEL MUNDO?

: «¿Qué concordia Cristo con Belial?» (2 Co 6:15). «No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal» (Jn 17:15).

Jesús, que no era de este mundo, padeció en él, y vivió como extranjero: el aislamiento
y la tribulación fueron para Él cosas vividas y sentidas, y será lo mismo para nosotros
en la medida en la cual seguiremos fielmente sus pasos. ¿No es triste ver, hermanos y
hermanas, que entre nosotros haya algunos que busquen su satisfacción y bienestar en el
impío sistema del mundo, encontrándose en él como en casa propia? ¿Tendríamos casa
propia en esta tierra donde Cristo no está? No olvidemos de que somos viajeros sin
domicilio, peregrinos fatigados y verdaderos extranjeros, si en verdad somos de Cristo.

Mientras estemos en el mundo, no podemos sustraernos a su contacto. Pero, ¿no ocurre


a veces que tenemos contacto con él en numerosos asuntos para los cuales no hay la
menor necesidad de ello? No lo tendríamos, sin duda alguna, si llevásemos siempre en
nuestro cuerpo la muerte de Jesús.

Numerosas son las tretas y engaños por los cuales el Enemigo seduce hasta el corazón
de los hijos de Dios: Reuniones religiosas, obras de caridad, sociedades fraternales o
cofradías, cosas en las cuales la carne puede complacerse y que se sustituyen a la vida
que tenemos en la fe del Hijo del Dios (Gá 2:20). Los creyentes de los tiempos antiguos
que recibieron el testimonio (conservado hasta nosotros) de haber agradado a Dios,
fueron despreciados (He 11:36-37). Otros vinieron a ser «la escoria del mundo, el
deshecho de todos hasta ahora» (1 Co 4:13). Tenían su ciudadanía en los cielos; mas
nosotros ¡preferimos ser gente honrada y considerada por este mundo! Es que nos
conformamos demasiado al sistema u orden de cosas del mundo; cuyo resultado es que
no puede haber conflicto entre él y nosotros, y que somos súbditos desleales de Cristo,
quienes evitan cuando no huyen el oprobio de la Cruz.

Sin embargo, la Palabra de Dios permanece sin alteración: «Todos los que quieren
vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución» (2 Ti 3:12).
«Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el
cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo,
conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos
de los siglos. Amén» (Gá 1:3-5).

Un cristiano verdadero, es una nueva creación de Dios.

De modo si alguno esta en Cristo nueva criatura es; las cosa viejas pasaron he aquí
todas son hechas nuevas.
2cor 5:17

Dios ha hecho una nueva creación en hombre caido regenerando su vida espiritual por
medio del agua y el Espiritu. Dios a dado al hombre una nueva naturaleza espiritual con
un corazon blando y sensible al pecado ha destruido su mente carnal y ha puesto la
mente de cristo.

La Biblia define la nueva creacion del hombre como un nacimiento nuevo ( nacer de lo
alto)

Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí,
cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en
Espíritu
Santo y fuego.

Mateo 3:11

La palabra traducida al español "bautismo" viene de la palabra griega "baptizo".


Aunque muchos insisten que esta palabra significa 'sumergir' y que solo así debe ser
administrado el bautismo, en realidad eso no es del todo cierto. La Biblia desde el
Antiguo Testamento nos habla de 'bautismos' los cuales no tenían nada que ver con
"sumergir". Independientemente de lo que significa esta palabra según los diccionarios
seculares, debemos entender que la Biblia nos dice que el bautismo puede ser referencia
a "lavar", "rociar" o "cubrir". Tiene como intención indicar no el modo sino el 'efecto'.
En su uso mas directo en el NT, el de identificar (asociar o unir) permanentemente
aquella cosa o persona que es sumergida (lavada, rociada o cubierta) con algo o
alguien. La forma más común de 'bautizar' en la Biblia es por 'afusión' (rociamiento o
derramamiento) de agua sobre el cuerpo o utensilio.

Es importante entender y recordar que el bautismo bíblico es un ritual que tipifica la


'purificación' de la persona (o cosa) que es bautizada. Solamente puede ser "asociado" o
"unido" a una relación con Dios por medio de Cristo alguien que sea "purificado",
"lavado" o "limpiado" de sus pecados. Por eso tanto en el Antiguo Testamento como en
el Nuevo el bautismo con agua 'tipifica' o 'representa' externamente ese lavamiento o
purificación espiritual que permite al individuo (o instrumento) ser útil para Dios y libre
de suciedad pecaminosa y terrenal.

Los judíos estaban muy familiarizados con los bautismos o abluciones (lavamientos)
que eran parte de la ley de Moisés (Hebreos 9:14). Además dicen algunos que los
Judíos bautizaban en el pasado (aunque no hay récord bíblico sobre esto), y según
dicen aun bautizan a todos aquellos prosélitos (no judíos) que se unen a su religión.
Este bautismo es un ritual público requerido y el cual identifica públicamente al que es
bautizado con la religión de los judíos, el Judaísmo.

En la Biblia en el libro de II Corintios 10:1-2 nos dice "Porque no quiero, hermanos,


que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron el mar; y
todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar". La ilustración hecha aquí
por el apóstol Pablo nos dice que todos aquellos que pasaron entre el mar y estuvieron
bajo la nube fueron todos en Moisés bautizados en la nube y en el mar. Ellos no fueron
sumergidos literalmente en Moisés pero si estuvieron literalmente bajo la nube y en el
mar, aunque no se empaparon, posiblemente fueron 'rociados' con el agua del mar y el
agua de la nube; el hecho de haber estado literalmente bajo la nube y el mar los unió
simbólicamente a Moisés y este se convirtió en su líder. Ahora se identificaban con
Moisés como uno solo. Ellos fueron bautizados en Moisés, pero el medio para efectuar
este bautismo lo fue el agua la nube y el mar. Ellos no quedaron dentro de la nube ni
dentro del mar pero si quedaron unidos a Moisés. En esto existe un profundo
parelelismo entre el Antiguo Pacto y el Nuevo. Siendo que la salida de Egipto del
pueblo de Israel tipifica la salida del mundo (Egipto) en el Nuevo Pacto, y el bautismo
con agua del Nuevo Pacto, que simboliza el bautismo con el Espíritu Santo es tipificado
por este bautismo en el Antiguo Pacto, es propio entonces que los Israelitas al salir de
Egipto fueron 'bautizados' (purificados) y así entonces entraron en pacto con Dios en el
monte Sinaí.

Bautismo Para Arrepentimiento (Juan El Bautista)

Cuando Juan el bautista bautizaba en el río Jordán, lo hacia para arrepentimiento (Mateo
3:1). Aquellos que obedecían a su llamado sabían lo que significaba el bautismo. Al
aceptar ser bautizados por Juan el Bautista, lo hacían para quedar identificados con su
mensaje. Juan utilizaba el medio más común que existe para administrar el bautismo, el
agua. Aunque ellos eran sumergidos, rociados o cubiertos con el agua, en realidad no
quedaban en el agua sino que quedaban simbólicamente, pero públicamente
identificados con el mensaje de arrepentimiento (y purificación de pecados) que Juan
predicaba.

De los ejemplos presentados arriba podemos entender que sin bautismo no hay 'unión' o
'identificación'. Para que la persona quede identificada con la creencia (Ej. Judaísmo),
la persona (Ej. Moisés), o el mensaje (Ej. Arrepentimiento), tiene que efectuarse un
bautismo. Cuando Juan el Bautista predicaba, él decía, "Yo en verdad os bautizo con
agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de
llevar, es más poderoso que yo; el os bautizara en Espíritu Santo y fuego" Mateo 3:11.
Juan estaba hablando de Jesucristo y del bautismo que él había de hacer.

Diferencia Entre El Bautismo De Juan Y El Bautismo De Jesucristo

"El medio" usado por Juan para llevar a cabo el bautismo era el agua, y "el medio"
usado por Jesús para efectuar su bautismo es el Espíritu Santo. Si leemos en Marcos 1:8
dice: "Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero el os bautizará con Espíritu
Santo". Una vez mas, aquí podemos ver que se usan las mismas preposiciones en
ambos casos. Si miramos a las palabras de Jesús en Hechos 1:5, veremos que el mismo
dijo que "seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".

La palabra griega que se utiliza en cada uno de los casos anteriores traducidos como:
"con" y "en", es la palabra griega. De acuerdo al Léxico de Strong dice:

En simples palabras, cuando esta preposición es usada denota instrumentalismo al


sujeto inmediato. Por ende al ser usada con referencia al agua, da a entender que "el
agua" es el instrumento que se utiliza para el fin del bautismo de Juan y cuando se usa
con referencia al "Espíritu Santo", da a entender que el Espíritu Santo es el instrumento
que se utiliza para el fin del bautismo de Jesucristo.

Ya hemos visto que el fin del bautismo es el de (1) purificar y (2) identificar o
relacionar al sujeto (cosa o persona) siendo bautizado con alguien o algo. Si leemos en
I Corintios 12:13, dice: "Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados en un cuerpo,
sean judíos o griegos, sean esclavos o libres". Aquí vemos el bautismo del creyente el
cual le une al cuerpo y por consiguiente a Cristo quien es la cabeza del cuerpo. Por el
Espíritu Santo", pero tal como en los casos anteriormente mencionados, la palabra
griega usada aquí y traducida "por", es también . .

El Bautismo En El Espíritu Santo

El bautismo con o en agua de los cristianos es un simbolismo visual y para testimonio


de lo que ocurre en el ámbito Espiritual. Representa la unidad y la identificación con
Cristo que se establece por medio del bautismo con el Espíritu Santo. El bautismo que
nos une a Cristo es el bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 1:5; 1 Corintios 12:13).
Cuando somos bautizados en agua o con agua públicamente, estamos dando testimonio
de que estamos unidos a Él y tomamos parte en su muerte y su resurrección pero
debemos mantener claro que el bautismo en o con agua no simboliza necesariamente el
ser sepultados y resucitados como comúnmente se cree sino que simboliza la unión a
Cristo quien murió y resucitó.

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Rom. 6:3-4
¿Cómo Y Cuando Ocurre El Bautismo En El Espíritu Santo?

El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en todos los que verdaderamente ponen su fe en


Cristo como su salvador. El bautismo del Espíritu Santo es la promesa del Padre,
profetizada por Juan el Bautista y anunciada por el mismo Jesucristo. Aunque el
bautismo es efectuado por Jesús, no puede ocurrir sin el Espíritu Santo. Todos los
creyentes que han creído en la muerte y resurrección de Cristo, han participado con Él
(Cristo) a través del bautismo. Así fueron sepultados y levantados a novedad de vida
junto con Él. La vida que tenemos en Cristo es más que la vida que tuvo el pueblo con
Moisés y más que la vida que tenían o tienen los prosélitos Judíos y aun más que la vida
que tenían aquellos que eran bautizados por Juan para arrepentimiento. Esta vida es
eterna en unión a Cristo.

El bautismo en el Espíritu Santo es algo que ocurre en todos aquellos que han creído en
la muerte expiatoria y la resurrección de Cristo por lo tanto es automático. La persona
que no haya sido bautizada en el Espíritu Santo simplemente no es Cristiano. El que ha
creído en Cristo no tiene por que buscar o pretender que otros Cristianos busquen el
bautismo en el Espíritu Santo. Sin bautismo en el Espíritu Santo no hay salvación
porque no hay unión a Cristo quien da vida al creyente.

La Superioridad Del Bautismo En El Espíritu Santo

A diferencia del bautismo de Moisés, del bautismo de los convertidos al judaísmo y del
bautismo de Juan, el bautismo en el Espíritu Santo, además de unir al creyente al cuerpo
de Cristo, le hace participe en su interior de ese Espíritu. Cuando una persona es
bautizada en agua, su exterior se "lava" pero su interior queda igual. En el bautismo
efectuado por Jesucristo, el del Espíritu Santo, la persona recibe el Espíritu Santo dentro
de sí. Por lo tanto dice:

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos
o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu.

I Corintios 12:13

"A todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu". Esta oración tiene que ver con el
lugar que toma el Espíritu Santo haciendo morada dentro de cada creyente. Es de
acuerdo con la promesa de Jesús:

Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros
para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque
no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y
estará en vosotros.

Juan 14:16-17
Jesús les asegura a los discípulos que 'creen' en él que el Espíritu Santo no solamente
mora (vive dentro) con los creyentes individualmente en el presente sino que "estará"
(permanecerá permanentemente) morando corporativamente "dentro" de los creyentes
después de su partida. Este Espíritu Santo es comparado con el agua, el agua es tipo del
Espíritu Santo:

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo:
Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mi, como dice la
Escritura, de su interior correrán rió de agua viva. Esto dijo del Espíritu que
habían de recibir los que creyesen en EL.

Juan 7:37-39

Cuando el Creyente recibe a Cristo como Salvador de su Vida, se identifica con Él en su


muerte y resurrección, (El mensaje del Evangelio) y el mismo Cristo le bautiza en el
agua (simbólica) del Espíritu Santo y lo identifica consigo mismo (la cabeza) y con la
iglesia (su cuerpo) y le da a beber el agua del Espíritu Santo; Él hace su morada dentro
del creyente, El Cual (El Espíritu Santo) corre como ríos de agua viva en su interior,
llenando (controlando), limpiando, redarguyendo, santificando, dando vida, guiando,
aconsejando y consolando; esta es la nueva vida en Cristo.

El Bautismo Cristiano en / con Agua

¿Qué es entonces el bautismo en agua de los cristianos? Jesús dijo a sus discípulos:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el


nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Mateo 28:16

Es claro que parte de la tarea que Jesús encomendó a sus discípulos fue la de bautizar en
agua a todos los que creyeran al mensaje de salvación del Evangelio. El bautismo en
agua en sí mismo no puede salvar al pecador de su pecado. ¿Porque entonces
bautizamos en agua? El bautismo en el Espíritu Santo ocurre en el ámbito espiritual y
solamente Dios y la persona están conscientes de lo que ha ocurrido, solamente Dios y
la persona saben si ha habido un verdadero arrepentimiento. Aunque nosotros
podemos desde afuera tratar de "discernir" si tal persona es verdaderamente salva o no,
lo cierto es que al momento es imposible. Jesús mismo dijo que por sus frutos serian
conocidos los que eran de Él. Los frutos no siempre salen tan pronto como para poder
darnos cuenta si la persona es o no un creyente nacido de nuevo. El bautismo en agua
es un testimonio o demostración pública y visible de una verdad que ocurrió en el área
espiritual. El bautismo en agua testifica de las verdades espirituales en cuanto al nuevo
nacimiento.

¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él
para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.

Rom 6:3-4

Cuando la persona es bautizada simplemente está dando testimonio público de lo que ya


ha sido hecho en el plano espiritual. Ninguna persona que haya nacido de nuevo por
medio de la fe en Cristo Jesús, negará ir a o recibir las aguas bautismales. Aquel que
profesa ser creyente y no obedece al mandamiento de Jesús de ser bautizado
(purificado) pone en duda su conversión.

¿El bautismo en agua para perdón de pecados?

Bien entendemos que el bautismo “en agua” es relacionado en la Biblia con el ‘perdón’
o ‘limpieza’ ó ‘purificación’ de los pecados. Es evidente en el mensaje de los Apóstoles
que la predicación del Evangelio también incluía la proclamación de la necesidad del
bautismo “para perdón de pecados”.

Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de


Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Hechos 2:38

Esta declaración va concordancia con el mandamiento de Cristo que dice “Id y haced
discípulos, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo...”
(Mateo 28:18-19). Es obvio que el Bautismo en Agua es en realidad “una obra” la cual
es ejercida por el hombre. ¿Cómo, pues hemos de entender estos pasajes con la
declaración Bíblica que nos asegura que la salvación solamente por gracia por medio de
la fe”, tal como lo hace el Apóstol Pablo en repetidas ocasiones?

Si la salvación es “solo por la fe” tal como lo declara la Biblia tan enfáticamente, pero
además de eso, también hace falta bautizarse ‘en agua’ para ser salvo y si sin tal
bautismo no puede haber perdón de pecados, entonces la salvación requeriría ‘una obra
aparte (o adicional) de la fe’, el bautismo en agua. Algunos han interpretado basados
en esto que el bautismo ‘es’ necesario para la salvación pero entendemos que tal
interpretación está en contra de una interpretación propia de la declaración bíblica. Si el
“bautismo en agua” fuera verdaderamente parte de la predicación del evangelio y
necesario para la salvación, entonces encontraríamos dificultad con la declaración del
Apóstol Pablo quien tajantemente rompe el vínculo entre el evangelio y el bautismo en
agua.

También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás, no sé si he bautizado a


algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio;
no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
1 Cor 1:16-17

Si el bautismo en agua fuese necesario para la salvación, de que le serviría a las


personas oír el evangelio y creerlo pero no ser bautizados, de la manera que lo propone
Pablo. Sería una obra incompleta.

El bautismo en agua es un acto de fe

Por lo tanto es necesario entender que el bautismo en agua subsiguiente a la fe debe de


entenderse no como una obra hacia la salvación sino como una obra (la primera) ‘fruto’
de la fe. Es decir, todo aquel que ha sido salvo por medio de la fe, da el paso al
bautismo ‘exteriorizando’ de esta forma lo que ha confesado creer. Si entendemos que
para que haya salvación las personas deben de reconocer la suciedad de su pecado y
arrepentirse de ellos y creer que la Sangre de Cristo les limpia de todo pecado, entonces
al recibir el bautismo en agua están ‘simbolizando’ ese lavamiento que hace solamente
la sangre de Cristo la cual nos limpia de todo pecado.

El agua natural, no tiene poder alguno para lavar pecados, sino que la fe del individuo
es la que obra para perdón de pecados. Cuando alguien obedece al mandamiento de ser
bautizado como lo hizo Pablo mismo: Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso
según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, vino a mí,
y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora
recobré la vista y lo miré. Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que
conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo
suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, pues, ¿por qué te detienes?
Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

El bautismo por consiguiente, tiene como objetivo demostrar que uno ha entendido que
está sucio y necesita limpieza. El verdadero convertido primeramente ha reconocido su
condición de pecado y se arrepiente de ellos. No puede haber salvación sin
primeramente reconocerse como pecador. Una vez esto ocurre, se necesita creer en
Cristo para salvación y el acto del bautismo es una demostración de que si ha habido un
lavamiento en el alma el cual puede ser y es obrado únicamente por el Espíritu Santo.

Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te
ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. Porque
yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán
entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.

Isaías 44:2-4

El bautismo en agua es entonces una “obra de fe” que identifica al que es bautizado con
la limpieza o purificación espiritual de sus pecados.

En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al


echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo;
sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él,
mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros,
estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Col 2:11-15

Debemos aclarar que el simple hecho de que alguien haya profesado fe en Cristo y se
halla bautizado en agua (como lo hacen todos los que profesan ser creyentes), no
garantiza que aquella persona se ha arrepentido verdaderamente de sus pecados ni que
haya creído verdaderamente en Cristo ni que sus pecados hayan sido verdaderamente
lavados por la sangre de Cristo. El tiempo y el testimonio darán claridad sin en verdad
alguien es o no es un verdadero creyente.

Aunque todos los verdaderos creyentes hemos sido bautizados con el Espíritu Santo y
hechos participantes del Cuerpo de Cristo, debemos de buscar de manera continua la
llenura del Espíritu Santo en nuestra vida. Para estudiar más sobre la llenura del
Espíritu puede leer nuestro estudio titulado La Llenura del Espíritu Santo.

Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judios o
griegos, sean esclavos o libres y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Rom. 12:1-2

Para tener una vida cristiana autentica es necesario obtener primeramente todo de Dios.
Nuestro Señor a provisto lo necesario para que una persona pecadora reciba la salvacion
de su alma y una nueva vida regenerada por el agua y el Espíritu. Gracia al sacrificio
hecho en la cruz del calvario.

La palabra de Dios nos enseña que por la misericordia que el nos dado debemos
presentarno todos nuestro dias en un sacrificio vivo para Dios. En una completa
oposición a los deseo de la carnes.mantenerno en una buqueda constante de Dios
apartandono de todo lo que pueda contaminar nuestra vida espiritual para ser lleno del
su santo Espiritu.

Aunque el bautismo en el Espíritu Santo ocurre una sola vez, al momento de la


salvación, la llenura del Espíritu es algo que puede ocurrir múltiples veces. La Biblia no
nos ordena a buscar el bautismo en el Espíritu Santo, pero sí nos ordena a ser llenos del
Espíritu Santo (Efesios 5:18.) Para un estudio relacionado sobre el tema puede leer el
Significado del Bautismo con el Espíritu Santo. Es importante reconocer la diferencia
entre el ser "bautizado por el Espíritu" y el ser "lleno del Espíritu". Hay un solo
bautismo. (Efesios 4:5) que nos une al cuerpo de Cristo y nos abre la puerta a todas las
bendiciones que conlleva ser parte de la iglesia de Dios (1 Corintios 12:13). El ser lleno
del Espíritu es una de esas bendiciones que usted debe buscar de continuo en su vida.
El papel del Espíritu Santo es primordial en la obra de la iglesia y el ser llenos del poder
del Espíritu de Dios es de vital importancia para todo creyente. Jesús dijo a sus
discípulos "Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo"
(Hechos 1:8). Personalmente creo que Jesús habló estas palabras en referencia a la
llenura que los creyentes habían de recibir cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos.

SER LLENO DEL ESPIRITU SANTO.

La palabra griega traducida "sed llenos" es "pleroo", esta en forma presente imperativa
y se refiere a estar completamente saturados hasta lo máximo de algo. Esta palabra da la
idea de ser completamente controlados (guiados) por el Espíritu Santo, Es estar bajo su
total dominio aunque no se puede perder de vista quienes somos y que hacemos. La
palabra "pletho" usada en Hechos 2:2 está en forma pasiva indicativa y tiene que ver
con el estado de "haber sido lleno", tal como aquellos que estaban en el aposento alto el
día de Pentecostés.

En Efesios 5:18, el apóstol Pablo hace una comparación entre el efecto del alcohol y el
efecto del Espíritu Santo. Una persona que se embriaga con vino (alcohol) será
controlada en todas las áreas de su vida. La persona pierde de sí misma y es el alcohol
quién controla sus acciones. El producto de ser controlado por el alcohol es el
descontrol y la contienda (disolución).

Como contraste, aquella persona que es controlada, "embriagada", o saturada del


Espíritu Santo será una persona que dejará de ser su carne y será entonces el Espíritu
Santo quién controle su vida. A diferencia de los resultados que produce el alcohol, el
creyente que es lleno del Espíritu será un creyente en victoria, de santidad y servirá de
edificación a la obra de la iglesia.

PARA VERDADERO CRISTIANO.

Solo aquellos que han sido bautizados por el Espíritu Santo, pueden ser llenos del
Espíritu Santo. Se necesita ser cristiano nacido de nuevo, identificado con Cristo y tener
el Espíritu de Dios habitando dentro de nuestra vida para poder ser llenos del Espíritu.
Esto me recuerda las bombas que se usan para sacar agua de los pozos o cisternas. Estas
necesitan ser "sangradas" para que puedan trabajar. Este proceso requiere que se eche
agua dentro de la bomba para que esta pueda usar el agua que se le pone como fuente de
succión para poder sacar mas agua. Cuando la bomba no es sangrada, no importa lo
mucho que usted trate, el agua no sube. Lo mismo pasa cuando buscamos la llenura del
Espíritu Santo. Para poder ser llenos del Espíritu, necesitamos haber sido "habitados"
por el Espíritu. Un inconverso no puede ser lleno del Espíritu porque no tiene el
Espíritu.

LOS ASPECTOS DE LA LLENURA

La llenura del Espíritu Santo actúa en la vida del creyente en tres áreas. Estos aspectos
son la llenura inicial, la llenura normal y la llenura especial.

LA LLENURA INICIAL
La llenura inicial es aquella por la cual se experimenta el Poder del Espíritu Santo por
primera vez. Esta llenura puede ocurrir al momento de la salvación (junto con el
Bautismo con el Espíritu Santo) o no mucho tiempo después. (Hechos 8:15, 16; 9:17;
Hechos 10:44) Es cuando el Espíritu Santo viene sobre la persona y la llena de su poder
para funcionar como creyente. Algo ocurre en la persona que la hace sentir distinta, pero
la evidencia más común es la de querer compartir el mensaje de Cristo con otras
personas. Esto es consistente con las palabras de Jesús que dijo a sus discípulos, "y
recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (Hechos
1:8). Es lo que muchos han llamado "el fuego del primer amor". Cuando el Espíritu
Santo viene con poder "llenador" sobre una persona el resultado es que " se convierte en
un testigo". Un testigo es uno que da testimonio de algo. En este caso se dará testimonio
de Jesucristo, se querrá hablar de Jesús a todo el mundo.

La palabra traducida al español "poder", es la palabra griega "dunamis", de donde


proviene la palabra "dinamita". Eso es lo que se recibe con la llenura del Espíritu Santo.
Dinamita para poder funcionar con poder en la obra del Señor.

Existen algunas experiencias que en ocasión se hacen manifiestas en aquellos que son
llenos del Espíritu Santo. Todas las experiencias inmediatas no son iguales, así que no
debemos esperar que todo el mundo reaccione de la misma manera. Lo que sí debe
ocurrir en todos es que aquel que ha sido/ es lleno del Espíritu Santo es que deseará
hablar de Cristo (dar testimonio) a todo el que se encuentra. Esto es más que una simple
emoción pasajera. No es producto de los sentimientos sino del poder del Espíritu Santo
obrando en la vida de la persona. Esto es algo genuino. El que ha tenido la experiencia
de la llenura del Espíritu Santo crece y permanece. El Espíritu Santo quita el miedo y da
poder y confianza "porque no nos ha dado Dios Espíritu de temor...". Jesucristo dijo:
"…pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
(Hechos 1:8) La llenura del poder del Espíritu Santo También da palabras a quien no es
salvo y aunque sea un "Cristo te ama" deseará decir a alguien. Creo que esta llenura
inicial viene como regalo de Dios a los que de corazón ser arrepienten y vienen a Él.
Por esa razón dice la Biblia que Pablo preguntó a los samaritanos que se encontró en
Efeso, "¿recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?"(Hechos 19:2). Esta llenura
inicial es parte del "paquete de salvación". Es lo que produce ese fuego del "primer
amor". Los Samaritanos de Efeso conocían el bautismo de Juan pero no conocían la
obra completa del Espíritu Santo bautizando y llenando, por lo tanto debían ser
expuestos a la clara doctrina bíblica de ser llenos (controlados/ guiados con poder) del
Espíritu Santo. Si ellos habían "creído" en el mensaje de la cruz de Cristo como parece
haber sido la situación, entonces ellos habían sido "bautizados" por el Espíritu Santo y
'unidos' de esa manera al cuerpo místico de Cristo y formaban parte de la iglesia.
También debían tener el Espíritu Santo morando dentro de ellos pues sin esa operación
permanente del Espíritu no se puede considerar una persona salvada (Romanos 8:9).

Aunque esta llenura inicial de poder es muy importante y muy necesaria, puede pasar y
dejar de tener su efecto inicial, si la persona se descuida en su vida Espiritual. Por eso
es necesario seguir siendo lleno del Espíritu continuamente. El Cristiano no necesita
volver a ser habitado por el Espíritu Santo otra vez. Eso ocurre una vez y para
siempre. Pongamos un ejemplo como ilustración. Es como cuando usted se compra un
automóvil nuevo y la compañía que le vende el automóvil le llena el tanque de gasolina
gratis por haber comprado el carro. Luego le dice "por haber comprado este auto con
nosotros usted tiene como 'garantía' acceso a toda la gasolina y todo servicio de
mantenimiento y reparación necesarios para que su carro siga funcionando
correctamente". Usted sale a pasear y está muy contento con su carro. Lo lleva a que
todos sus amigos y familiares lo vean. Se va de paseo y quiere que el mundo se entere
de que usted tiene un carro nuevo, se siente como un rey, como la persona más
importante y más feliz del mundo. Pero a ese carro nuevo hay que darle mantenimiento.
Hay que seguir echándole gasolina. Hay que chequear el aceite, y las llantas. Si usted no
se mantiene velando su carro y beneficiándose de la garantía ofrecida gratuitamente por
la agencia que le vendió su carro, llegará el día que se quedará sin gasolina o sin gomas
o sin aceite y no podrá seguir funcionando. Su automóvil ya no necesita una llenura de
gasolina inicial, ya usted "la agencia" se la dio. Tampoco necesita la llenura inicial de
aceite. Lo que ahora necesita es el mantenimiento normal que requiere un automóvil. La
llenura del Espíritu Santo es igual. Dios te regala la primera llenura o derramamiento
del Espíritu como parte de la salvación. Las demás llenuras dependen de su búsqueda y
dependencia de esa fuente inagotable que le ha sido dada y garantizada por Dios.
Depende de su disposición Espiritual a querer seguir siendo lleno. La palabra traducida
"sed llenos" lleva consigo la idea de que sea algo continuo. La llenura no es algo que
recibimos una vez y nos olvidamos. Es algo que requiere constancia, búsqueda
persistente.

Una persona que ha sido llena del Espíritu Santo, puede volver a ser llena una y otra
vez. Esta llenura inicial se hizo evidente en los apóstoles y los que estaban en el
aposento alto el día de Pentecostés. La Biblia nos dice: "y todos fueron llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen" (Hechos 2:4). Uno de aquellos que fue lleno del Espíritu Santo en el día de
Pentecostés fue el apóstol Pedro quién se puso en pie y comenzó a predicar a la multitud
que estaba reunida en aquel lugar para celebrar la fiesta. Pedro el que había negado
enfáticamente a Jesús unos cincuenta días atrás, ahora se enfrenta ante la gran multitud,
"lleno del Espíritu Santo" y les habla de las maravillas de Dios sin temor alguno. Eso es
verdadero "poder Pentecostal".
LA LLENURA CONTINUA DEL CREYENTE - ¿PARA QUÉ?

Para una vida espiritual

La llenura continua o normal es la llenura que necesitan tener los creyentes para poder
vivir una vida victoriosa día tras día. No todos los creyentes tienen esta llenura.
Algunos creyentes que recibieron la llenura inicial, no se preocuparon por su vida
Espiritual y terminaron vacíos. Aunque son creyentes y son salvos, son creyentes que no
buscaron seguir siendo llenos del Espíritu Santo. Estos son los creyentes que se quedan
niños en la fe. Estos no maduran a un nivel mas alto de vida cristiana y muchos
terminan siendo creyentes carnales. La llenura normal del creyente es necesaria para
poder vivir una vida Espiritual victoriosa. Esta llenura proviene del dejarse guiar por el
Espíritu Santo, de la búsqueda en oración y sometimiento a la Palabra.

Si usted es o desea ser líder en la iglesia, lo más importante no es lo mucho que usted
sepa de Biblia aunque eso es necesario. Lo más importante es que usted sea una persona
llena del Espíritu Santo de Dios. Si usted sabe mucho de Biblia pero no está lleno del
Espíritu de Dios, tendrá dificultad en su ministerio. En el libro de Hechos cuando los
apóstoles vieron la necesidad de elegir siete hombres (los primeros diáconos) para que
ayudaran a servir las mesas de los necesitados, buscaron hombres que fueran “llenos del
Espíritu Santo.”

Entonces lo doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que


nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos,
entre vosotros, siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de
Sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo".

Hechos 6:2,3

Uno de los requisitos era que "fueran llenos del Espíritu Santo". Entre aquellos
hombres, dice la Biblia, se escogió a Esteban. El hecho de que los apóstoles indicaran
que los varones debían ser llenos del Espíritu Santo, nos da a entender dos cosas (1) la
importancia que es el ser vivir una vida estando lleno del Espíritu y (2) no todos estaban
viviendo vidas llenas del Espíritu. Esto establece claramente la diferencia entre
“bautismo por el Espíritu” y “llenura del Espíritu”. El bautismo le une al cuerpo de
Cristo, la llenura le capacita para funcionar con altura Espiritual dentro del cuerpo de
Cristo. Los apóstoles no estaban buscando a varones que una vez fueron llenos del
Espíritu Santo, ni que acababan de ser recientemente llenos del Espíritu Santo.
Tampoco buscaban varones que estuvieran planeando ser llenos del Espíritu Santo.
Ellos querían varones que estuvieran viviendo una vida llena del Espíritu Santo.
También nos da a entender que al parecer había algunos que aunque pertenecían al
grupo de creyentes, no estaban viviendo llenos del Espíritu Santo.

Una persona que está llena del Espíritu es una persona que produce los frutos de Gálatas
5:22-23. El apóstol Pablo nos dice "Andad en Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la
carne". Es decir, debemos andar "por medio" o "siendo controlados" por el Espíritu
Santo, es alguien que en todo tiempo "anda siendo guiado" por el Espíritu. No hace falta
nada extraordinario, nada especial, nada espectacular. Simplemente hace falta dejarse
guiar por el Espíritu Santo. Eso es ser una persona llena del Espíritu.

El apóstol continúa con una lista del fruto del Espíritu. "Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza" (Gálatas
5:22-26).

Para Soportar La Tentación y Vencier el Pecado

Este ejemplo perfecto lo tenemos en Jesús. Dice la Biblia que Jesús fue "lleno del
Espíritu Santo" y después de esto fue tentado. (Mateo 3:16- 4:11) Jesús venció la
tentación. Como creyentes estamos llamados a vencer la tentación. En Santiago 1:12
dice: "Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la
prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman". Todos
queremos la corona de vida, pero esta viene después que hayamos vencido la tentación.
Para poder vencer la tentación tenemos que estar llenos del Espíritu Santo. Nuestra
lucha no es carnal, es Espiritual.

La mayoría de los creyentes hemos oído mensajes que tienen que ver con la tentación de
Cristo. Pensamos que fue algo especial el que Cristo pudiera vencer la tentación y no
caer en ella pero pensamos que Cristo venció porque era Cristo. Sin embargo la Biblia
dice que él fue tentado como hombre. De la misma manera en que usted y yo somos
tentados (Hebreos 4:15). Jesús pudo vencer la tentación porque estaba lleno del Espíritu
Santo. Nadie puede hacer frente al diablo con sus propias fuerzas. Aún el apóstol Pablo
dice "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13). Sin la fortaleza de
Cristo no podemos hacer nada.

La Llenura Para Discernir Espíritus Y Doctrina

La llenura del Espíritu Santo es necesaria para poder discernir las falsas doctrinas. En el
tiempo en que vivimos, donde existe tanta confusión, es fácil dejarse engañar por falsas
doctrinas. Si escudriñamos la Biblia y crecemos en conocimiento, y somos llenos del
Espíritu Santo, podremos darnos cuenta rápidamente de que es lo correcto y que es lo
falso.

El apóstol Pablo se encontraba en Efeso cuando pudo discernir que un hombre estaba
lleno del Espíritu Santo.

Los falsos profetas y maestros, normalmente tuercen la Biblia para poder probar sus
doctrinas erradas. Es necesario tener la llenura del Espíritu Santo para poder discernir y
exponer tales enseñanzas. Satanás hizo precisamente eso cuando quiso engañar a Jesús.
Le presentó textos torcidos para que Jesús fuera engañado. Los falsos maestros
presentan las mentiras tan bien "envueltas" y tan bien "preparadas", que son fácilmente
creíbles. Aún personas con conocimiento y estudios, caen en ellas. Si usted está lleno
del Espíritu Santo, no caerá en estas trampas del diablo.

La Biblia dice que el diablo se disfraza de ángel de luz, que También sus ministros se
disfrazan de ángel de luz. Un falso maestro se puede presentar como muy Espiritual, y
hasta hacer creer a otros que es alguien enviado de Dios y que está lleno del Espíritu
Santo. Normalmente, los falsos profetas y maestros, suelen pretender tener
conocimiento especial de parte de Dios. También suelen hacer creer a otros que ellos si
son Espirituales y que se comunican con Dios mas que nadie. Tienen palabrería y
carisma y solamente una persona llena del Espíritu Santo podrá darse cuenta de quién
verdaderamente es esta persona. Otros pretenden hacer creer que reciben mensajes y
revelaciones de parte de Dios y hasta que luchan con el diablo y ven los demonios.
Cosas que se parecen a las verdaderas pero que son mentira.

Es también importante poder rechazar el legalismo que se levanta en nuestras


congregaciones y en el pueblo cristiano. Nunca faltan aquellos que se oponen a la sana
doctrina de la Gracia y se empeñan en subyugar a los creyentes a todo tipo de
legalismos y tradiciones de hombres. En el libro de Hechos se relata un suceso que
tomó lugar en los comienzos de la Iglesia cristiana. Algunos de los Judíos convertidos al
cristianismo querían hacer que los gentiles cristianos se circuncidaran y guardaran la ley
de Moisés.

En Hechos 15 se tuvo que llevar a cabo en Jerusalén el primer concilio de la Iglesia


Cristiana para resolver el problema de los judaizantes que querían seguir imponiendo
cargas a los nuevos creyentes en Cristo que eran de descendencia gentil. El Espíritu
Santo guió a los apóstoles a ordenar a los gentiles que no tenían que guardar la ley.
Solamente una persona llena del Espíritu Santo podrá discernir entre lo que es sana
doctrina y lo que es falso.

LA LLENURA PARA UNA OCASIÓN ESPECIAL

Una persona que es llena del Espíritu puede aún así volver a ser llena del Espíritu. Es
algo que nosotros no podemos entender con nuestra mente humana, pero es así. Esta
llenura especial del Espíritu puede venir para preparar al creyente para realizar una tarea
específica o para atravesar una situación difícil. Es una forma de preparación especial
que Dios le da por medio del poder del Espíritu Santo. Hay en la Biblia distintos
ejemplos de personas que habían sido llenas del Espíritu Santo, Vivian llenos del
Espíritu Santo y aún así fueron llenas del Espíritu Santo una vez más.

Para Predicar O Testificar Con Denuedo.

Esta llenura del Espíritu Santo puede venir sobre alguna persona para darle denuedo
para predicar o exponer la Palabra del Señor con poder en momentos específicos.
Anteriormente habíamos visto que el apóstol Pedro había sido lleno del Espíritu Santo
el día de Pentecostés y había predicado y se añadieron a la iglesia como tres mil
personas aquel mismo día. Ahora, Pedro era lleno una vez más del Espíritu Santo.
En Hechos 4:8, el apóstol Pedro fue lleno del Espíritu Santo para hablar a los
gobernantes y ancianos de Jerusalén cuando comenzaba la persecución de los cristianos.
"Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, ancianos de
Israel…". Esto causó que Pedro y Juan terminaran siendo tomados bajo custodia por los
principales Judíos quién les amenazaron para que no continuaran predicando acerca de
Jesús. Cuando fueron puestos en libertad, vinieron y a los suyos los demás apóstoles, y
contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos le habían dicho. Después
de haber oído lo que Pedro y Juan les había dicho, todos los presentes se propusieron
orar, y una vez mas fueron llenos del Espíritu Santo.

En Hechos 4:31 nos dice que Pedro junto con todos los demás que estaban orando, fue
una vez mas, lleno del Espíritu Santo y hablaban con denuedo la Palabra de Dios.
"Cuando hubieron orado, el lugar donde estaban congregados tembló; y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la Palabra de Dios" (Hechos 4:31.)
Si dice “todos” entonces esto significa que Pedro y Juan fueron una vez más llenos del
Espíritu Santo. Nuevamente, esto nos indica muy fuertemente que la llenura y el
bautismo con el Espíritu no es lo mismo. Nunca se dice que una persona fue
“bautizada” por el Espíritu Santo una vez y luego ‘volvió’ a ser “bautizado” con el
Espíritu Santo, sin embargo vemos que con la llenura esto sucede una y otra vez.

Para Desempeñar El Oficio De Líder

Para ser líder en la congregación el requisito más importante es el ser lleno del Espíritu
Santo. Un hombre lleno del Espíritu Santo podrá ser buen líder del rebaño. El líder lleno
del Espíritu Santo en su vida diaria tendrá la visión necesaria para poder guiar sus
ovejas. Un líder lleno del Espíritu Santo tendrá el fruto del Espíritu: Amor, Gozo, Paz,
Paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, irreprensible, fiel a su
esposa, sobrio, prudente, no-dado al vino, apacible, no codicioso de ganancias
deshonestas, no avaro, buen gobernador de su casa y tendrá buen testimonio para con
todos. (Gálatas 5:22-23; 1 Timoteo 3:2-7)

Para Tener Fuerza En La Adversidad

Si bien, podemos tomar el ejemplo de Esteban. Esteban era un hombre lleno del Espíritu
Santo cuando fue escogido como diácono. Esteban continuó siendo un hombre lleno del
Espíritu Santo. En Hechos 6:8 vemos que Dios hacia grandes prodigios y señales entre
el pueblo por mano de Esteban. Esteban fue perseguido y se convirtió en el primer
mártir de la iglesia. Mientras era muerto a pedradas, Esteban fue lleno del Espíritu
Santo. "Puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la
diestra de Dios y dijo: He aquí veo los cielos abiertos y a al Hijo del Hombre que está a
la diestra de Dios". (Hechos 7:55). Esteban mientras moría, perdonaba a aquellos que le
mataban. Esteban fue lleno del Espíritu Santo para poder hacer frente a la muerte cruel
que sufrió.

Habrán momentos en la vida cuando situaciones difíciles se levanten contra el creyente;


persecución, pruebas, dificultades, tentaciones, controversias, etc., y se necesitará ser
lleno del Espíritu para poder vencer. Dios, tal como lleno a Esteban, nos puede llenar a
cada uno de nosotros cuando la dificultad y la adversidad llegue a nuestra puerta. Que
bueno que podemos depender del Espíritu Santo en nuestros momentos difíciles. Jesús
mismo nos prometió que nos daría un "Consolador" el cual estaría con nosotros en todo
tiempo.

El Peligro De No Ser Llenos Del Espíritu

El creyente que no es lleno del Espíritu corre un gran peligro en su vida espiritual. El no
ser lleno del Espíritu Santo es lo mismo a ser carnal. En la vida cristiana, se es espiritual
(tendiendo a lo celestial) o se es carnal (tendiendo a lo terrenal.) No se puede ser
espiritual y carnal a la misma vez. Es decir, nos dejamos guiar por el Espíritu Santo o
por la carne. El apóstol Pablo habla de ser “llenos del Espíritu” en Efesios 5:18, pero
antes de darnos esta orden nos advierte que dejemos de hacer lo que podemos
identificar como lo opuesto a ser lleno del Espíritu.

El apóstol Pablo dice "No os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución". Lo que
esto significa es que el ser dado a la bebida es un signo de falta de espiritualidad
(relación con Cristo), esto es ser carnal. Cuando se es un cristiano carnal se corre un
gran riesgo en la vida cristiana. Es como manejar un automóvil sin aceite. No se puede
llegar muy lejos, pronto el automóvil estará con el motor destruido y la reparación de un
motor destruido es costosa. Puede ser costoso el daño espiritual que se sufra por no ser
lleno del Espíritu. Una persona que se deja llevar por su carne, será engañada al pensar
que esta haciendo lo correcto. Es decir, esta persona esta ciega espiritualmente (sin
capacidad de discernimiento). Cuando esa persona se llega a dar cuenta de los errores
cometidos por no estar lleno del Espíritu, puede costar demasiado él volver a estar en
una posición de vencedor y los daños ocasionados pueden haber sido devastadores tanto
para el cómo para otros. Por no ser lleno del Espíritu se puede caer en adulterio,
fornicación, mentiras, engaños, peleas, etc. Lea Gálatas 5:19-21 para una lista más
amplia. Lo triste de esto es que personas que un tiempo estuvieron llenas del Espíritu,
también pueden llegar a encontrarse en esta grave y difícil situación. Por tal razón el ser
lleno del Espíritu debe ser algo constante y continuo en la vida de todo creyente sea un
líder en la iglesia o sea un recién convertido.

Otro aspecto que no debe olvidarse es que nuestra lucha no es contra carne ni sangre.
Satanás, nuestro enemigo, no dejará de atacar. Los días malos llegarán a nuestra vida. Si
no estamos preparados Espiritualmente por medio de la llenura del Espíritu Santo,
jamás podremos vencer. Anteriormente vimos que la llenura del Espíritu Santo nos
ayuda a tener fuerza en medio de la dificultad.

¿CÓMO SE RECIBE LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO?


Siempre que vemos en la Biblia, aquellos creyentes que fueron llenos del Espíritu
Santo, nos encontramos que esta llenura era producto de "algo" en especifico. Todo
creyente debe de buscar ser lleno del Espíritu Santo, pero para poder recibir esta llenura,
necesitamos tener ese "algo" en orden. Esto es para todos, los nuevos creyentes para
poder vivir una vida en la plenitud que Cristo quiere y lo mas viejos para poder renovar
las fuerzas. En Efesios 4:18, la Biblia nos ordena a "ser llenos del Espíritu". Lo primero
que debemos entender en nuestra vida Espiritual es que, no importa si usted es un nuevo
creyente, si lleva tiempo en la iglesia, si es un maestro, si es pastor o evangelista. No
importa si usted es joven, o si es niño, o si es anciano. No hay requisitos ha llenar. Si
usted ha recibido a Cristo como su Señor y Salvador ¡Usted puede ser lleno del Espíritu!

En el libro de Hechos vemos que en el día de Pentecostés estaban todos:

1-Comunión Con Dios,

Estaban orando"

2-Comunión Con Los Hermanos.

"Estaban unánimes"

3-Unidad Y Orden Del Cuerpo De Cristo.

"Estaban Juntos"

Aquí claramente vemos tres principios importantes para poder ser llenos del Espíritu
Santo. Primero, la comunión con Dios a través de la oración. Segundo, la comunión con
los demás hermanos, y tercero, la unidad del cuerpo de Cristo.

Estos principios son También establecidos por Dios en la carta a los Efesios 5:18-21:

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del
Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos Espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo
al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Someteos los unos a otros
en temor de Dios

Efe 5:18-21

En la carta a los Efesios el apóstol Pablo nos da una orden, "sed llenos del Espíritu” y
luego nos presenta una lista de requisitos necesarios para poder ser llenos del Espíritu.
Si nos detenemos a escudriñar esta porción tan importante de la Escritura,
encontraremos que tiene mucho en común con el libro de Hechos. Veamos:

1-Comunión Con Dios.


"Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo".

2-Comunión Con Los Hermanos.

"Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos Espirituales"

3-Unidad Y Orden Del Cuerpo De Cristo.

"Someteos los unos a otros en temor de Dios".

El apóstol Pablo nos dice que para poder ser llenos del Espíritu Santo debemos de estar
en comunión con Dios. Esto se obtiene por medio de los cánticos y alabando a Dios "en
el corazón", en ‘oración’ dándole gracias siempre por todo, es decir teniendo un corazón
agradecido. También dice que debemos estar en comunión con los hermanos.

Esto por medio del compartimiento de la Biblia, los salmos, los himnos y los cánticos.
Cuando todos están pensando en una misma cosa existe la comunión, pues todos están
en el mismo canal. Y por ultimo, nos dice que debemos estar sometidos los unos a los
otros. Esto es humildad. Solamente aquellos que son humildes se someten. Esto
También es amor. Nadie se puede someter si no tiene amor. Esto es obediencia,
debemos someternos tal como la Biblia lo dice. Esto es Unidad. La unidad del cuerpo de
Cristo es imprescindible para poder ser llenos del Espíritu. No podemos estar pensando
en una cosa.
COCLUCION
No obstante todavía el verdadero cristiano sigue teniendo un cuerpo de carne donde
Dios no a hecho ningún cambio ni transformación. En el cuerpo carnal del creyente
siguen operando los mismos deseos corruptos y pecaminosos solo que operan con
menos fuerza, gracia al poder del Espíritu Santo y ala nueva creación de un corazón y
un espirito nuevo gracia a esta Gracia podemos vencer el pecado en nuestro cuerpo
carnal que se opone a todas las cosas que vienen de Dios. La nueva creación santa
puede mantener en un estado de autoridad a nuestro cuerpo sujetándolo a que pueda
obedecerle y a ser guiado por nuestro maestro el Espíritu santo de Dios hasta que sea
regenerado nuestro cuerpo por su poder. Los miembros carnales de nuestro cuerpo nos
quieren llevar nuevamente a la cautivada del pecado y vive batallando con el espíritu.
Bibliografía

COMENTARIO BIBLICO DE MATTHEW HENRY

REVISTA DE AGUA DE VIDA

EL HIJO DE DIOS BATALLA ESPIRITUAL

Concordancia Strong Lexicon Hebreo y griego Léxico

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