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Buscando la puerta a la GEOMETRÍA SAGRADA

-“creando la estructura mental del HOMBRE NUEVO”-

Hipócrates estableció hace 24 siglos las bases de una medicina científica, la cual era
muy distinta de la actual, pues contemplaba el conjunto del organismo y su entorno,
reconociendo la interdependencia entre cuerpo y mente y la importancia de factores
ambientales como el sol, el aire y el agua. Observó que la salud es un estado de
equilibrio entre diversos factores, y que en los organismos vivos existe siempre una
tendencia hacia la curación.

“La fuerza curativa natural que habita dentro de cada uno de nosotros,
es la mayor arma de que disponemos para recuperarnos” –dijo.

Muchos de nosotros nos acercamos al campo holístico o alternativo, rompiendo con


los condicionamientos que traemos desde el siglo XVII cuando dejó de contemplarse a
nuestro cuerpo como un ser vivo para verlo como una máquina; y, aunque como
Hipócrates sabemos que además del sol, el aire y el agua es importante una buena
nutrición, hemos dejado de lado un factor tan básico como los anteriores. El cómo
fluye nuestra energía, cómo el cuerpo energético se hace UNO con el cuerpo
energético del planeta y del universo, cómo me hago UNO por medio de la geometría
de carácter sagrado, fuerza que llega hasta nuestro interior, tocando ese lugar
profundo que anhela armonía y simetría.

Sabemos que en la antigüedad la geometría reflejaba la creencia en un mundo


holístico integrado, la unidad del espíritu y la materia a través de la unidad de la forma
y de las estructuras. Hoy, en un mundo que se adentra en el conocimiento de la física
cuántica, ya no dudamos de que el universo, el espíritu y toda la vida natural y humana
estén unidos por una matriz de proporciones, formas y estructuras.
El hombre, en su afán de “civilización” se ha aislado en pequeñas cajas de cemento
que lo separan del TODO, donde ojalá no penetren nunca ni el sol, ni el viento, ni el
agua y poco a poco se ha ido enfermando, y sobre todo, ha ido perdiendo la sabiduría
innata que lo llevaba a la curación. Apartados de la naturaleza, entre aires
acondicionados, consumiendo comida chatarra y rodeados de formas artificiales nos
quejamos de vivir en un eterno estrés, y de cómo nuestros hijos padecen cada vez de
más apariencias de “enfermedades” como el déficit de atención o la hiperactividad.

Las “pistas” para reconectarnos las encontramos en diferentes manifestaciones en


todas las culturas, ya las llamemos espirales, laberintos, ruedas medicinales, mandalas,
o círculos en los campos de trigo.

Las ESPIRALES representan una rotación hacia un punto central y el recorrido inverso,
simbolizan el viaje hacia la vida eterna, están asociados a la Gran Diosa Madre, la
Naturaleza, la Fuente de Toda Vida. Encontramos estos remolinos grabados en cuevas,
en los arabescos islámicos, como espirales entrelazadas del símbolo chino del YING y el
YANG, o en la espiral del CADUCEO y quizá la forma más importante son las espirales
de nuestro ADN, por lo que sabemos que este movimiento del centro hacia afuera y de
afuera hacia adentro, regula la vida desde un nivel galáctico hasta el nivel subatómico,
reflejando y rigiendo la CONCIENCIA.

Los LABERINTOS por su parte, son esquemas geométricos de carácter sagrado que
sirven de punto central para la integración de las fuerzas de la tierra y las fuerzas del
cosmos creando una unión entre la intención interior y la forma exterior. Seguir el
camino por la intrincada red de senderos del laberinto, es como hacer un viaje hacia el
seno materno, por lo que entrar en el centro y volver a salir de él, simboliza el
renacimiento, el camino hacia la liberación. Encontramos laberintos en todo el planeta,
aun en épocas en que las primeras civilizaciones estaban aisladas, ya dibujados en
tablillas de barro, esculpidos en piedras o creados con piezas de mosaico. Un laberinto
es una huella divina que expresa un antiguo poder, no importando el tamaño o la
forma de la representación, siempre será un símbolo del sendero lleno de curvas que
llega hasta el CREADOR.

A los MANDALAS los asociamos generalmente con la tradición budista tibetana, pero
entre los indios americanos los encontramos como Rueda Medicinal, creación visual
de todos los ciclos del mundo natural: el nacimiento, la muerte y el renacimiento, las
estaciones, el día y la noche, la luna creciente o decreciente, las cuatro estaciones y los
cuatro puntos cardinales. Cada mandala representa el YO COMPLETO y todo el
UNIVERSO y como los laberintos, también representan el sendero que va del mundo
material al dominio espiritual. Su centro es el símbolo del CREADOR y de las energías
de la fuerza vital del universo, representando también nuestro centro sagrado, por lo
que al utilizar el mandala como parte de nuestra meditación, accedemos a sutiles
frecuencias de LUZ que nos permiten un estado supremo de CONSCIENCIA e
ILUMINACIÓN.

¿Qué nos están queriendo transmitir nuestros ancestros con todas estas “pistas”?

En la actualidad, nos movemos en un medio que nos causa estrés a todo nivel, tan así
que sabemos de bebés que al nacer ya lo padecen. El estrés es el responsable de
nuestra pobre calidad de vida, de la infelicidad, el vacío interior, la violencia, la
depresión y de miles de “apariencias de enfermedad” que nos agobian. ¿Pero alguna
vez nos hemos preguntado por qué nos sentimos tan bien, y por qué físicamente
sentimos bajar el nivel de estrés cuando nos paramos en la playa donde rompen las
olas, o en medio de una montaña? ¿A qué estamos conectando nuestra energía?

A la energía del planeta y del universo, a la energía de la forma FRACTAL. Y son


fractales todas las pistas que nos dejaron los ancestros, como son fractales las nuevas
“pistas” que aparecen en los campos de trigo y para las que todavía no tenemos una
explicación “oficial”. Nada más observa los fractales de las olas al romper, de las
formas en la arena cuando la ola se retira, de la nube que se dibuja en el horizonte, de
la concha que quedó en la playa, o de la nervadura de una hoja en la montaña, de cada
rama, de cada árbol, del diseño y distribución de colores en el pez, la sinuosidad del
río, o cómo están formados los pétalos de una flor.

Si miramos de cerca la hoja de un árbol, comprobamos que su nervadura reproduce la


forma de toda la planta, al igual que una rama es una miniatura del árbol completo. ¿A
qué se debe? ¿Serán estas figuras que se repiten una y otra vez el ADN de la Creación?

Recordemos que nuestro Creador nos colocó como un fractal desde el óvulo, hasta
que nos abrimos totalmente al nacer y en ese momento empezamos a desenvolvernos
hasta crecer para luego achicarnos durante la ancianidad, a la vez pies y manos son
fractales, pero sobre todo nuestra oreja es un fractal del feto que fuimos. ¿Lo habían
observado? El lóbulo es la cabeza, la parte externa la columna vertebral y en la parte
interna están los órganos, de ahí que en la acupuntura se nos coloquen agujas en las
orejas en lugares que representan las áreas enfermas, sin energía.
Los FRACTALES son figuras geométricas que se repiten misteriosamente al aumentar o
reducir la escala. Además del árbol que contiene “arbolitos” en las ramas y dentro de
las hojas, o los “arbolitos perfectos” de la estructura de un brócoli, un ejemplo clásico
es el copo de nieve, que reproduce una misma forma compuesta de cristales
triangulares por mucho que ampliemos la imagen en el microscopio. Y más
recientemente conocemos la estructura de las moléculas del agua captadas por el
científico japonés Masaru Emoto… ¿Más “pistas”?

Estas estructuras caprichosas se repiten ilimitadamente, imposibilitando la línea recta


y permitiendo el discurrir armonioso de la energía siguiendo principios lógico-
matemático – geométricos, similares a los contenidos en la materia y energía del
universo. Volviendo a nuestro cuerpo, la forma en que los vasos sanguíneos o el
sistema nervioso se ramifica y se vuelve a ramificar son ejemplo del movimiento
fractal, y ¿cuál es el fractal más grande que poseemos? ¡El CEREBRO!
¿Y qué pretendemos de él? Que aprenda de una manera totalmente lineal. Partiendo
de que la escritura es el único vehículo adecuado para el aprendizaje, lo hemos
obligado a valerse de mecanismos de expresión que lo limitan de ahí que tantas
personas tengamos problemas para desarrollar nuestro propio pensamiento y
creatividad. Sabemos que como fractal, compuesto de millones de células fractales o
neuronas, nuestro pensamiento también es fractal, radiante, y que, aunque cada
hemisferio es dominante en ciertas actividades, los dos están básicamente capacitados
en todas las áreas, ¿Qué tal si lo expusiéramos a mecanismos que liberen los amplios
poderes que alberga? ¿Qué tal que siguiendo las “pistas” expusiéramos a nuestro
cerebro a la posibilidad de hacerse UNO con el cosmos y con la inteligencia interior de
sí mismo?

A veces en la vida nos tomamos a nosotros mismos tan en serio que da risa. ¿Cómo es
posible que pasemos los días leyendo libros y más libros y no seamos capaces de leer a
nuestro alrededor? Cada vez son más las personas estresadas, deprimidas o ansiosas
que nos rodean. En toda familia encontramos por lo menos un niño diagnosticado con
problemas de aprendizaje, de concentración, de indisciplina… ¿y la forma en que
creamos enfermedades que rápidamente ponemos de moda? ¿Seguiremos
recurriendo al PROSAC y a la RITALINA?

¿No tenemos el tiempo ni el dinero para viajar constantemente a la playa o a la


montaña para conectarnos a la energía fractal? Por eso digo otra vez que a veces
damos risa, si no somos capaces de seguir las “pistas”, mucho menos vamos a reparar
en un pequeño y humilde juguete, ya pasado de moda y si acaso en el recuerdo de
algunos de nosotros en los que ejerció una extraña (y hasta ahora incomprendida)
fascinación:

EL CALEIDOSCOPIO. ¿Lo recuerdan?


Aunque patentado en 1816 por el físico escocés Daniel Brewster, se cree que su origen
se basa en estudios aún más antiguos sobre la reflexión y la refracción de la luz.

Mirar por la abertura de un caleidoscopio y girarlo lentamente, nos conecta a un


universo fractal donde se pueden crear millones de formas sin que se repita ninguna,
encontrando todas las “pistas” reunidas en una, las espirales, los laberintos y los
mandalas se convierten en bellos fractales, en una herramienta bio-inteligente, en una
práctica pedagógico-terapéutica de desarrollo integral. El caleidoscopio se debe
utilizar tanto en la escuela como en el hogar para mejorar la educación y la salud, pues
agudiza la capacidad visual, la capacidad de concentración, la comprensión, la
memoria y la retención. Pero sobre todo, la exposición a los maravillosos fractales de
un caleidoscopio cuidadosamente fabricado, nos ayuda a manejar el estrés que nos
agobia, bajando los niveles de ansiedad y el índice neurótico así como elevando la
tolerancia a la frustración.

Como parte de las herramientas bio-inteligentes para los nuevos niños, el mirar
dentro del caleidoscopio estimulará sus inteligencias múltiples, conectando y
armonizando los dos hemisferios cerebrales y ayudándoles en el desarrollo de su
inteligencia emocional. Y nosotros, los adultos, estamos igualmente necesitados de
esta herramienta ya que sabemos que lo que funciona para la enseñanza funciona
también para la salud y viceversa. Accesaremos a un mundo holístico integrado: la
unidad del espíritu y de la materia a través de la unidad de la forma y de las
estructuras, que estimulará nuestros estados de sintonía espiritual contribuyendo a
nivel sutil a las curaciones, al evocar los ritmos cósmicos de la CREACIÓN.

Además en el centro del pecho, detrás del hueso donde tocamos cuando decimos:
‘yo’, queda una pequeña glándula llamada TIMO. Su nombre en griego, ‘thýmos’,
significa energía vital. Él crece cuando estamos alegres y encoje a la mitad cuando
estamos estresados y aún más cuando nos enfermamos. Es uno de los pilares de
nuestro sistema inmunológico, junto con las glándulas adrenales y la espina dorsal y
está directamente conectado a los sentidos, la conciencia y el lenguaje. Amor y odio lo
afectan profundamente. Es muy sensible a imágenes, colores, luces, movimiento,
olores, sabores, sonidos, palabras y pensamientos. .
El timo queda bien pegado al corazón, a quien siempre creímos único responsable con
relación a sentimientos, emociones, decisiones, manera de hablar, de escuchar.
¿Cierto? Ahora sabemos que más bien el llamado chakra cardíaco, fuente energética
de unión y compasión, tiene más que ver con el timo que con el corazón y es en ese
chakra, (según las enseñanzas budistas), que se da el pasaje del estado animal al
estado humano. ¿Has observado la PAZ en el rostro de un lama tibetano mientras
dibuja un mandala? ¡Qué interesante!, pero ¿y qué con eso? Resulta que, ejercitando
el timo aumentamos su producción de bienestar y felicidad. ¿y cómo ejercitarlo?
Observando diariamente imágenes, colores, luces y movimiento a través del
CALEIDOSCOPIO”.

En nuestra cultura occidental encontramos un claro llamado de atención hacia la


región del timo cuando en la imaginería religiosa observamos la Llama Trina en el
Corazón de María y en el Corazón de Jesús. ¿Necesitamos más “pistas”?

Personalmente estoy convencida de que es en mi timo donde se encuentra la conexión


con la Inteligencia Divina, con el Infinito, con Dios. Cada vez que digo “Yo Soy” lo
siento crecer llenándome de felicidad, pues me convierto en PAZ. Ahí siento la Llama
Trina crecer y me vuelvo consciente de que en realidad soy un Ser de LUZ que anima
esta estructura atómica.
MEDITACIÓN:
Te invito a que mires por la abertura de un CALEIDOSCOPIO, respirando suave y
profundo, lleva tu atención a la zona del timo y repite mentalmente “Yo Soy la PAZ del
Amor Cósmico”, gíralo lentamente… Conéctate a ésta experiencia cada día el tiempo
que puedas. Sé que cada día la necesidad de este espacio de crecimiento interior se irá
incrementando. Comparte con todas las personas que puedas, pero sobre todo, piensa
en el beneficio para los nuevos niños de tu entorno.

MIS CALEIDOSCOPIOS
Convencida de que la Ley de Atracción funciona, recuerdo que por ahí de mis 6 o 7
años, luego de que el mirar por un caleidoscopio me “quitara la respiración” me soñé
coleccionándolos. Quienes me conocen saben que siempre he hablado de mi colección
de caleidoscopios, la cual nunca pasó de tres. Pues bien, hoy de mis manos artesanas
salen a montones, de todos los colores y diseños, dándole rienda suelta a mi
creatividad, no importándome si me dicen que “ese color no va”, yo sé que “ese color
sí va” porque en camino viene la persona “para la que fue o por la que fue” inspirado.

Están construidos por el AMOR, en colores y formas pedagógicamente escogidas,


elaborados en materiales fuertes, resistentes, para ser usados y manipulados por niños
especialmente entre 3 y 99 años. Nacidos en Cartago, Costa Rica, están dispuestos a
recorrer el mundo ya que por su forma constructiva, recogen la luz de los 4 puntos
cardinales, por lo que no temen “viajar”…
PRESBERE, mi nieto, concentrado mirando por la abertura del CALEIDOSCOPIO, a
través de los ojos de su mamá Melissa. Arribó al planeta 15 días después, con los ojos
totalmente abiertos.

Los pongo a tu disposición, no importa dónde te encuentres, sólo comunícate conmigo


a vanessakryon@hotmail.com y coordinemos forma de reembolso monetario y de
envío hasta tus manos.

Ó, dentro de Costa Rica a los teléfonos: 2537 2285 / 2537 1513 / 8392 9646 y te los
enviaré hasta la puerta de tu casa en cualquier parte del país.

Namasté, Vanessa Monge


www.thereconnection.com Busca en “practitioner directory” Costa Rica.

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