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CUADRO 1
P y G Original
1. Ingresos $ 1.000
II. Egresos
1. Costos variables
a) Materiales 300
b) Mano de obra 150
Total costos variables 450
Utilidad bruta 550
2. Costos fijos
a) De ventas
i Comisiones 50
ii Regalías 60
b) De administración
¡ Arrendamiento 50
ii Administrativo 100
iii Depreciación 60
c) Financiación 120
Total costos fijos 440
III. Utilidad antes de impuestos 110
Lo que interesa es, pues, conocer el nivel mínimo de producción que garantice
que el negocio puede cancelar sus costos fijos y variables y todos los demás
compromisos que demanden erogaciones de efectivo a los cuales está obligado e)
negocio. Es importante anotar que, como es sabido, existen gastos que se
registran contablemente como tales pero que no implican erogación de efectivo,
tales como la depreciación, las amortizaciones y los diferidos. Estos gastos se
deben destacar cuando se vaya a calcular el punto de equilibrio que estime el nivel
mínimo de operación que garantice suficiente efectivo para cubrir los
compromisos.
Supongamos que los $120 MM de costos financieros sean los intereses que al
30% anual resultaron de un nivel de endeudamiento de $400 MM (= 120 :0.30), y
que la deuda está pactada a cuatro años, debiéndose cancelar $100 MM anuales.
Estos $100 MM son un compromiso ineludible de efectivo, tan exigible como los
mismos $120 MM en intereses. Si adicionalmente los incrementos en cartera y en
inventarlos que demanda el crecimiento montan a $150 MM, podernos reconstruir
el cálculo del punto de equilibrio, con base en el Cuadro 2, restando la
depreciación de los costos y añadiendo el abono a capital de $100 MM, y el
requerimiento para cartera e inventarios de $150 MM, para resultar en unos
compromisos fijos de $680 MM, que implican una producción mínima de 1.172.413
unidades por año (= $680 MM/año, $580 unidad), cantidad imposible de lograr
según los supuestos originales.
Pero si es limitante el uso del concepto para un solo producto, mucho más lo es
para el manejo de situaciones donde concurren dos o más ítems, y muy
especialmente sí se trata de artículos no relacionados, o relacionados pero de muy
diferente valor. Otra vez los teóricos nos enseñan cosas absurdas, como las de
trabajar con las unidades equivalentes. Estas unidades no existen en la práctica y
su significado en poco se diferencia de sumar caballos con vacas. imagínese tan
sólo una fábrica de confecciones sumando medias con camisas, o un
conglomerado estimado en unidades equivalentes en su punto mínimo de
operación para registradoras, computadoras, libros y cuadernos. Más bien se
podría trabajar con volúmenes de ventas en lugar de con unidades, y así por lo
menos se obtendría un punto de equilibrio en unidades monetarias, con algún
significado.
El punto de equilibrio es, pues, una herramienta muy deficiente, válida tan sólo
para efectuar cálculos rápidos. Es una técnica estática, que suministra una pobre
fotografía de una empresa en un mundo dinámico, que lo que demanda son
películas que indiquen proyecciones y demarquen derroteros. Afortunadamente
existe otra herramienta financiera muy superior, que mide más exactamente lo
que deseamos conocer y que lo hace en el tiempo. Se trata del flujo de efectivo,
que luego puede combinarse con las técnicas de descuento para calcular
rentabilidades o valor presente neto. De hecho, lo que hacíamos cuando
intentábamos mejorar la técnica del punto de equilibrio y le adicionábamos las
obligaciones por erogaciones de efectivo, era acercarnos al cálculo de un estado
de flujo de fondos, así fuera por un solo período. Con el punto de equilibrio ocurre
lo mismo que con el período de repago en mediciones de rentabilidad. Son dos
medidas fáciles, llenas de limitaciones, que se deben usar tan sólo para descartar
las alternativas menos atractivas, reservando técnicas más refinadas y precisas
para la escogencia final de la mejor alternativa. El flujo de efectivo, combinado,
como se dijo, con técnicas de descuento para efectos de cálculos de rentabilidad o
de valor presente, es un expediente mucho más exacto, especialmente ahora que
se cuenta con hojas electrónicas que permiten efectuar cálculos en los
microcomputadores con gran facilidad, variando incluso parámetros para apreciar
la sensibilidad.