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La escuela de la cárcel
Prisión inicial
Desde 1996 venimos insistiendo con que la colonia Berro tiene que
cerrar, porque es un sistema que tiene que desaparecer para dejar
lugar a otro donde la base sean las penas no privativas de libertad –
libertad vigilada, trabajo comunitario, reparación del daño–, y en
aquellos delitos graves, donde sea necesario algún tipo de
contención que no dan estas medidas –que además son la minoría
de los casos– hay que discutir propuestas.
En el 2008 el directorio de INAU resolvió cerrar el Ser de la colonia
Berro, sin embargo esa decisión quedó como en el limbo. Cuando
fuimos, a fines de ese año a monitorear, nos encontramos con un
lugar casi vacío, con 3 adolescentes internados; pero en la visita de
este año constatamos que el SER está de nuevo desbordado, con
gurises hacinados y en regímenes de hasta 24 horas de encierro.
Para enfrentar esta situación hace falta mucha voluntad política y,
contrariamente a lo que muchos piensan, no hace falta más gasto:
en estas últimas dos administraciones se destinaron recursos
humanos y materiales al INAU como nunca antes.
Nosotros hemos venido presentado muchas propuestas al gobierno;
en cada informe no deben de haber menos de 10. Pero en términos
generales lo que pedimos es una política estable y alineada con la
implementación de planes y programas socioeducativos por
institución y adaptados a las características particulares de cada una.
Otra propuesta puede ser la creación de la figura del mediador de
conflictos –que está dentro de las sugerencias de Naciones Unidas
para centros de reclusión de menores– para que se encargue de los
conflictos que se dan entre adolescentes en esas condiciones de
privación de libertad.
Otro cambio propuesto es el ir abriendo de a poco el centro de
detención a la comunidad, para que aquellos que están recluidos y
en algún momento van a salir no estén tan aislados. Para eso está
bueno que usen los servicios de salud de la zona, que tengan una
extensión educativa o laboral y todo tipo de actividades que los
conecten con la sociedad.
Todas estas propuestas hoy no se discuten, y la preocupación
parece ir siempre en el sentido de endurecer las medidas de
seguridad. Una amigo ponía un ejemplo al respecto de esta lógica
que me parece interesante: pensemos en el Estadio Centenario en
días de clásico y las zonas de exclusión que marca la policía;
empezó bordeando el perímetro del predio y en la actualidad ya está
a la altura de Brito del Pino y Soca, a varias cuadras del estadio y
cada vez se corre más hacia afuera. Esto lo que muestra es que no
se ha dado en el clavo para generar una respuesta a los problemas
de inseguridad que se dan en espectáculos de estas características,
y lo que se hace es intensificar las medidas que vienen mostrando
ser ineficientes. Es tiempo de abrir otros paraguas…