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ECUACIONES DIOFÁNTICAS

Aarón Ruiz Gómez

Se denomina ecuación algebraica a aquella que surge de igualar a cero una


función polinómica. Dentro de estas encontramos a las ecuaciones diofánticas, que
cumplen que tanto los coeficientes que acompañan a las incógnitas como sus soluciones
son números enteros.

Esta «coletilla» de diofánticas se les asignó en


honor a Diofanto de Alejandría (200-290 a. C.),
matemático griego del siglo III que dedico su obra
Aritmética a la determinación de soluciones particulares,
enteras o racionales, de ecuaciones algebraicas. Se trata de
un tratado de 13 libros del que sólo se conocen los seis
primeros. Fue encontrado en Venecia por Johann Müller
(Regiomontanus, matemático y astrónomo alemán), hacia
el 1464. Su trabajo cayó en el olvido durante cientos de
años y no fue hasta principios del siglo XVII, en que
vuelve a publicarse parte de su obra, cuando pensadores
como Fermat, reestudian y profundizan en la naturaleza de
estas soluciones en base a los estudios previos hechos por
Diofanto. En el gráfico puede verse una edición realizada
por Fermat hijo (sobre la traducción de Bachet de Méziriac que fue publicada en 1621)
que incluye impresas las anotaciones de su padre. En 1900 Hilbert plantea de nuevo a la
comunidad matemática internacional el problema de encontrar una solución general
para este tipo de ecuaciones. Actualmente no se conoce ningún algoritmo universal para
resolver una ecuación de la forma f(x1,x2,...,xn) =0, siendo f una función polinómica de
coeficientes enteros. Algunos matemáticos como Thue han planteado técnicas de
aproximación diofántica, dando casos para los que se puede asegurar que el número de
soluciones es finito, aunque no pueda determinarse cuáles son estas exactamente.

En estas líneas comentaremos los pasos y procedimientos existentes para la


resolución de ecuaciones diofánticas lineales. Para dar una visión más simplificada y
clara de las mismas estudiaremos el caso para dos incógnitas, que puede generalizarse
para más de dos. Estas ecuaciones serán de la forma Ax + By = C, con A, B, C. Los
pasos que vamos a seguir serán, en primer lugar, verificar la existencia de soluciones y
posteriormente obtener una solución general a partir del conocimiento de una solución
particular.

a) Dados A, B, C, la ecuación Ax + By = C tiene solución mcd (A, B)  C.

Demostremos ahora este enunciado, es decir, que si el máximo común divisor de


los coeficientes es divisor del término independiente, entonces la ecuación tiene
solución:

() Sea d = mcd(A, B), esto implica que A’, B’ tal que A = d·A’ y B = d·B’.
Sea ahora (x0, y0) solución de Ax + By =C, lo que quiere decir que Ax0 + By0 = C.
En virtud de lo que acabamos de exponer se verifica que d·A’·x0 + d·B’·y0 = C y
consecuentemente d·(A’x0 + B’·y0)= C, por lo que d = mcd (A, B)  C.
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() Se cumplirá ahora que d  C, vamos a encontrar una solución particular de la
ecuación Ax + By = C. Sea el conjunto H = { Ap + Bq / p,q y Ap + Bq>0},
definamos D como el elemento mínimo de H, siendo D>0. Si esto es así, p0, q0 
tal que D = A·p0 + B·q0. Además si efectuamos la división euclídea, c, r  tales
que 0  r < D y A = c·D + r, así A = c·( A·p0 + B·q0) + r. Despejando de aquí r
obtenemos que los coeficientes que acompañan a A y B son elementos de , por lo
que r es de la forma de los elementos de H, mas como r<D = min(H), no queda más
remedio que indicar que r = 0. Consecuentemente, A = c·D, por lo que D  A. De
modo análogo se deduce también que D  B, por tanto D  mcd (A, B) = d y como
del principio sabemos que d  A·p0 + B·q0 = C, entonces se cumple que d = D.

Tomemos ahora C = d·C’ y como d = A·p0 + B·q0 se puede sustituir para obtener:

x0 = p0·C’

C= (p0·C’)A + (q0·C’)B, donde · será solución particular.

y0= q0·C’

b) Conociendo una solución particular podemos obtener la solución general


mediante el llamado procedimiento de Brahmagupta (598-670), en honor a este
matemático hindú:

Sea Ax + By = C, con d = mcd (A, B), supongamos que (x0, y0) es una
solución particular de la ecuación anterior, entonces (x, y) es solución general
de la ecuación  t tal que x = x0 + t·B’ , y = y0 – t·A’, donde A = A’·d y
B = B’·d.

La demostración de este enunciado es bien sencilla:


() Sean x = x0 + t·B’ e y = y0 – t·A’, si sustituimos estas igualdades en la
ecuación objeto de nuestro estudio obtenemos: Ax + By = A·x 0 + A·t·B’ + B·y0 –
B·t·A’ = A·x0 + B·y0 + A’·B’·t·d - A’·B’·t·d = A·x0 + B·y0 = C pues (x0 ,y0) es
solución particular.

() Supongamos que (x, y) es tal que Ax + By = C y como (x 0 ,y0) cumple también
que A·x0 + B·y0 = C, si restamos ambas igualdades miembro a miembro se obtiene
que :

A·(x - x0) + B·(y - y0) = 0 y dividiendo entre d se llega a que A’·(x - x0) + B’·(y -
y0) = 0. Como B’  B’·(y – y0) = -A’·(x – x0) y mcd (A’,B’) = 1, por lo que B’  x –
x0. Esto pone de manifiesto que t tal que B’·t = x – x0, luego x = x0 + t·B’.
Fácilmente se obtiene que y = y0 – t·A’.

Para obtener de forma metódica el cálculo de soluciones particulares puede aplicarse


el Método de los Cumulantes de Euler, empleando el Algoritmo de Euclides, pero su
estudio se escapa del propósito de este artículo. Para ilustrar todo este proceso
resolutivo con un ejemplo propondremos la resolución de la ecuación: 5x + 8y = 7:

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Se tiene que mcd(5, 8) = 1  7, por lo que la ecuación tiene solución. Fijémonos en
la ecuación 5x + 8y = 1, de forma sencilla se observa que una solución particular podría
ser x = -3, y = 2. Si multiplicamos toda la ecuación por 7 nos queda como solución
particular x = -21, y = 14. Empleando el Procedimiento de Brahmagupta la solución
general será la siguiente: x = -21 + 8t, y = 14 – 5t.

Los procedimientos obtenidos se pueden ampliar a ecuaciones diofánticas con más


de dos incógnitas, aunque como siempre es de esperar el proceso se complica.

Otro apartado importante de este tipo de ecuaciones es el de la ecuaciones


diofánticas no lineales, entre las que encontramos muchas muy conocidas, como la
ecuación pitagórica (x2 + y2 = z2), conocida desde la Antigüedad. La generalización de
esta constituye el conocido como Último Teorema de Fermat y que afirmaba que la
ecuación xn + yn = zn con x, y, z, n y n>2 no tiene soluciones distintas de las
triviales. Fermat afirmó tener una simple demostración de este resultado pero, o bien no
se encontró o bien no llegó a escribirla. Durante siglos gran número de matemáticos
estudiaron este problema, pero no fue hasta 1993 cuando un matemático británico, A.
Wiles, dio una demostración del teorema en la que empleaba conocimientos tan
complejos como las formas modulares o las curvas elípticas. Evidentemente, esta
demostración no coincidía con la sencilla demostración que Fermat afirmó haber
encontrado.

Sobre la tumba de Diofanto, uno de sus discípulos escribió el siguiente epitafio a


modo de problema:

«Transeúnte, esta es la tumba de Diofanto: es él quien con esta sorprendente


distribución te dice el número de años que vivió. Su niñez ocupó la sexta parte de su
vida; después, durante la doceava parte su mejilla se cubrió con el primer bozo.
Pasó aún una séptima parte de su vida antes de tomar esposa y, cinco años después,
tuvo un precioso niño que, una vez alcanzada la mitad de la edad de su padre,
pereció de una muerte desgraciada. Su padre tuvo que sobrevivirle, llorándole,
durante cuatro años. De todo esto se deduce su edad».

Un desafío, sin duda, que honra al difunto Diofanto, el cual nos legó lo que mejor
tenía: Las matemáticas.

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