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Diego Espín Cánovas , nos dice que , puede que el matrimonio no tiene por
que influir en las relaciones patrimoniales de cada uno de los cónyuges
,debiendo estos conservar íntegramente la propiedad usufructo y
administración de sus propios bienes ; aun en esta hipótesis siempre será
preciso regular la participación que a cada uno corresponda en los gastos y
cargas del matrimonio . Como unidad de vida común Es preciso. Pues
estudiar la situación que crea el matrimonio respecto al patrimonio,
presente o futuro de los esposos. Pues caben las más variadas soluciones
entre las dos posiciones extremas de la separación y de la comunidad de
bienes .A dichas posiciones doctrinales o legislativas. En defensa de estas
soluciones extremas o algunas intermedias, se les viene denominando
sistemas económicos matrimoniales o régimen patrimonial del matrimonio.
Planiol afirma que como la ley permite a los futuros esposos fijar
libremente su régimen matrimonial por un contrato celebrado antes del
matrimonio, la mayoría de los autores clásicos ven en el régimen
matrimonial un régimen contractual, le asignan como fundamento el
principio de la autonomía de la voluntad a los cónyuges por convenir a
sus relaciones pecuniarias. La ley se limita a facilitar esa reglamentación
autorizando las estipulaciones que estarían prohibidas por derecho
común o a suplir su voluntad si no ha sido expresada, esta idea es del
todo insuficiente. Es exacto que los futuros esposos puedan elegir el
régimen que les convenga mejor, pero esta elección debe ser hecha
antes del matrimonio, y una vez hecha. Obliga a los esposos durante
toda la duración del matrimonio.
a) El de comunidad absoluta.
b) El de separación absoluta y;
c) El de comunidad de gananciales.
El numeral 2do del artículo 124. Nos expresa que son también
gananciales los bienes que se compren o permiten con los frutos de los
bienes propios de cada cónyuge.
En el artículo 127 nos manifiesta cuales son los bienes propios de cada
uno de los cónyuges y que de ellos pertenece al haber conyugal. El
artículo 129 por su parte, se refiere al maneje de la casa, constituido por
los muebles y enseres de una casa, indicándose en el que este maneje
conyugal corresponde exclusivamente a la mujer, exceptuándose los
objetos de uso personal de la mujer.