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TERRA INCOMMENSURABILE – GUSTAVO A. APPIGNANESI
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TERRA INCOMMENSURABILE – GUSTAVO A. APPIGNANESI
Terra Incommensurabile
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Cabe aclarar que Piero di Capri había nacido dentro de
lo que constituían los dominios del llamado Reino de Nápoles.
De todos modos, nosotros utilizaremos los más modernos
vocablos de Italia e italiano para designar a la región de la
península itálica y a los nativos de tal lugar, respectivamente.
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América
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Killaqanchay
ver a esa mujer. Es más tenía que amar a esa mujer. Piero,
quizá contagiado un poco por el salvaje espíritu de esta
nueva tierra, se había vuelto más impulsivo en estos
últimos tiempos, por lo cual no resultaba extraña su
decisión de acampar en el lugar hasta tanto la joven
devolviera su presencia o hasta que él fuera capaz de
hallarla. Tenía esa noche varios motivos para no conciliar
el sueño. De todos modos, el agotamiento de tan exigente
jornada hizo que finalmente sucumbiera al mismo y
durmiera hasta tarde en la mañana siguiente. Ya
despierto, encendió el fuego en que calentó agua fresca
de la cascada en un tazón de barro cocido y preparó una
infusión con hojas de coca que ya acostumbraba a utilizar
para mitigar los efectos de la altura o soroche. Sacó unas
galletas de las alforjas de su cabalgadura y tomó un
desayuno menos frugal de lo habitual. Mucho había por
hacer ese día. La aldea de la muchacha no debía estar
lejos. No era extraño que hasta entonces no hubieran
sabido de su existencia puesto que el lugar era casi
inaccesible. Piero supuso que la aldea estaría un poco
más arriba, probablemente en una planicie detrás de una
de las laderas del cerro que enmarcaba a la cascada.
Entonces, bordeó la pared de la cascada y ascendió la
cuesta, extremadamente empinada como todas por ese
sector. Al llegar a la cumbre la vio. La aldea estaba sobre
una planicie protegida en todas direcciones por macizos
nevados, excepto en un pequeño sector en que se
despeñaba abruptamente en una profunda quebrada
vertical, esa misma que culminaba luego en el riacho que
alimentaba el valle en que se encontraba el poblado
fundado por Don Pedro. El lugar parecía una fortaleza
natural. Aislada, entre montañas abruptas y caprichosas
que hacían palpable el techo del mundo, la aldea estaba
rodeada de una atmósfera de una belleza sobrecogedora,
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La aldea
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Vida en la aldea
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Cabe aclarar que nunca nos referiremos a los hijos de Piero y
Killa como mestizos sino como indios, dado el modo en que
clara y naturalmente siempre los trataron los Kunturwari.
Incluso al propio Piero siempre lo tomaron como a uno de ellos.
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Lo inevitable
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La ejecución en la montaña
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Este tipo de creencia era bastante común, con mayor o menor
fuerza, en toda la región andina. Por ejemplo, fue
particularmente muy importante para los Incas. Se dice que en el
ocaso del imperio Inca, luego de que el emperador Athualpa
fuera tomado prisionero por Pizarro en Cajamarca y que se lo
juzgara, el indio fue condenado a ser quemado vivo en la
hoguera. Entonces, el terror a perder mucho más que la vida
terrenal, a perder para siempre su “camaquen” ( el temor a perder
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El fin de la lucha
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El círculo de Kunturi
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Ignacio de Villamayor
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“Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino cierta
belleza suprema. Una belleza fría y austera como la de una
escultura“: Bertrand Russell.
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Páginas amarillas
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En el caso particular del hexágono, estos teoremas
duales pueden enunciarse como: “Los seis
vértices/lados de un hexágono están sobre una cónica
si y sólo si los tres puntos/rectas comunes a los tres
pares de lados/vértices opuestos tienen una
recta/punto común”.
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Lola
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Sumailla
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Ya en un corto poema embrionario de su Oda “Insinuaciones
de la Inmortalidad a partir de Recuerdos de la Temprana
Infancia” e intitulado “Mi corazón da un salto”, el poeta inglés
sentenciará que “El Niño es Padre del Hombre”, mientras que en
la citada Oda expresará bellamente: “Nuestro nacimiento no es
sino un dormir y un olvidar. El alma que viene con nosotros
…viene de lejos. No en completo olvido y no totalmente
desnuda … de Dios venimos que es nuestro hogar. ¡El Cielo
yace sobre nosotros en nuestra infancia! …Él (el niño)
contempla la Luz… (mientras que) a la larga el hombre percibe
que (esa Luz) se muere, y se esfuma en la luz del cotidiano día”.
Y llama al niño: “mejor filósofo”, “poderoso profeta”,
“sacerdote de la Naturaleza”.
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NOTA 1:
NOTA 2:
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INDICE
TERRA INCOMMENSURABILE 4
AMERICA 11
KILLAQANCHAY 22
LA ALDEA 32
VIDA EN LA ALDEA 45
EL FIN DEL AISLAMIENTO 59
LO INEVITABLE 65
LA EJECUCION EN LA MONTAÑA 73
EL FIN DE LA LUCHA 86
EL CIRCULO DE KUNTURI 90
IGNACIO DE VILLAMAYOR 97
PAGINAS AMARILLAS 108
UNA NUEVA VIDA 127
LOLA 138
LA TIERRA DE SUS ANCESTROS 150
OTRA VEZ EL ODIO 165
OTRA VEZ LA GUERRA 175
SUMAILLA 187
EL VUELO DEL CONDOR 196
NOTAS DEL AUTOR:
La “métrica” de lo sagrado y la opción ética 198
Sobre la condición de amante y la libertad… 204
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