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Introducción:
El geo-radar es una técnica no destructiva orientada al estudio del subsuelo superficial y que se
fundamenta en la capacidad de las ondas de radar de baja frecuencia (10 MHz - 2,5 GHz) para
propagarse a través de medios poco conductivos.
El método emplea una antena emisora para dirigir pulsos electromagnéticos de 1-20 ns de
duración hacia el interior del terreno. Este frente de ondas es parcialmente reflejado al encontrar
una discontinuidad o un cambio de material en el subsuelo, pudiendo ser detectado en la superficie
mediante una antena receptora dispuesta a tal efecto. Al ir desplazando el sistema sobre la
superficie del terreno será posible registrar la historia de reflexiones detectadas en el subsuelo bajo
la línea de desplazamiento del equipo.
De esta forma se obtienen los llamados radargramas, similares a los registros clásicos de sísmica
de reflexión, pero con la gran diferencia de que, en el caso del radar, la propagación de las ondas
está condicionada por las características electromagnéticas del medio de propagación.
El empleo del GPR se ha ido popularizando con el paso de los años desde que en la década de los
70 aparecen publicados los primeros trabajos centrados en el ámbito geológico, hidrocarburífero y
minero (Unterberger, 1974; Annan y Davis, 1976; Rubin y Fowler, 1977), cuyo objetivo principal
perseguía estimar la capacidad de penetración máxima de las ondas en el subsuelo empleando
antenas de 50-100 MHz. Posteriormente, en los años 80, el método comienza a ser aplicado para
estudios más superficiales, y cobran protagonismo las antenas de 200-500 MHz, de penetración
somera pero resolución submétrica, siendo posible destacar los trabajos doctorales de Ulriksen
(1982) y Glover (1987), con aportaciones novedosas en estudios medioambientales y el campo de
la geotecnia. A partir de los años 90, las antenas de 500 MHz - 1,5 GHz son prolíficamente
utilizadas para el análisis de construcciones y estructuras en ingeniería civil tales como carreteras o
puentes (Chung et al. 1994; Saarenko y Roimela, 1998; Lorenzo et al. 2001) y también en estudios
arqueológicos (Goodman, 1994; Carcione, 1996; Pérez-Gracia et al. 2000). También ha sido en
estos últimos 15 años cuando se ha multiplicado el empleo del sistema para investigaciones en
entornos costeros sedimentarios (Bristow, 1995; Jol et al. 1996; Harari, 1996; Fitzgerald y Van
Heteren, 1999; Bristow et al. 2000; Van Dam et al. 2000; Jol et al. 2002). De singular interés en
este ámbito es la selección de artículos resultado del congreso “Ground Penetrating Radar (GPR)
in Sediments: Applications and Interpretation” editada por Bristow y Jol (2003), donde se pone de
manifiesto el potencial del GPR para obtener información 2D y 3D de alta resolución en estructuras
sedimentarias. Una completísima y actualizada revisión del estado del arte sobre el tema puede ser
consultada en Neal (2004).
Las antenas GPR han sido diseñadas para emitir un pulso de muy corta duración con el fin de
mejorar la resolución vertical del método. Habitualmente este pulso está constituido por 1½ - 2
períodos de la frecuencia nominal que caracteriza la antena. Su corta duración en el dominio de los
tiempos (Ät) lleva asociado un aumento inversamente proporcional de la aportación de sus
componentes frecuenciales (Äf) según la relación Ät = 1/Äf. Así, la mayor parte de las antenas
GPR han sido diseñadas para operar con un ancho de banda similar a su frecuencia central y una
duración inversamente proporcional a su centro de frecuencias.
Fig. 1. Forma de la señal (arriba) y espectro (abajo) del impulso generado por una antena de geo-
radar de 900 MHz.
La adquisición de datos con el geo-radar suele realizarse orientando la antena hacia el subsuelo y
registrando las reflexiones detectadas tras la emisión del impulso electromagnético, obteniendo así
una traza. Al desplazar la antena sobre la superficie del terreno se irán detectando y almacenando
el conjunto de reflexiones existentes bajo la línea de desplazamiento de la antena. De esta forma,
el eje de abscisas de los radargramas, o registros de geo-radar, representará el movimiento de la
antena en una determinada dirección, mientras que el eje de ordenadas muestra el tiempo de
retardo entre la emisión del pulso y la detección de las reflexiones en la superficie por parte de una
antena receptora, siendo éste, por lo tanto, un viaje de ida y vuelta, tal y como se escenifica en la
Fig. 2a.
Fig. 2. Proceso de adquisición (a), radargrama en formato wiggle (b) y radargrama en formato line
scan (c).
Ecuación… pagina 37
Expresión página 37
Como se ha comentado, la antena emisora genera un impulso de corta duración que es transmitido
al terreno; mientras tanto, la antena receptora permanece activa tratando de detectar la energía
reflejada en los elementos presentes en el subsuelo. La técnica es, en principio, similar a la del
sonar o a los métodos de sísmica de reflexión -salvo el empleo de ondas electromagnéticas-, y en
ocasiones los usuarios prefieren interpretar los radargramas con la misma apariencia de los perfiles
sísmicos (wiggle plot, Fig. 2b). La velocidad de procesamiento de los sistemas radar permiten
almacenar muchos más datos que los métodos sísmicos, que deben ser considerados puntuales.
Los equipos de geo-radar disponen de relojes internos de 50-100 KHz que les permiten procesar
gran cantidad de pulsos con los cuales generan varias trazas por segundo. Por este motivo, si la
antena se desplaza a baja velocidad es preferible trasformar las trazas individuales en un formato
de áreas de barrido (line scan, Fig. 2c), el cual ofrece una sensación de continuidad que facilita la
interpretación. Cuando el pulso emitido detecta una discontinuidad electromagnética (por ejemplo
un cambio en las propiedades del medio de propagación o una capa de material diferente), parte
de la energía es reflejada de vuelta mientras que el resto continúa su camino a través del nuevo
medio. La energía reflejada en la interface de dos medios depende del contraste entre sus
impedancias (ç) que se manifiesta en el llamado coeficiente de reflexión (r), que puede expresarse
según la siguiente ecuación, siempre y cuando pueda aceptarse incidencia normal:
La ecuación (3) admite una expresión simplificada cuando se trate de medios poco conductivos, tal
y como sucedía en la simplificación de la ecuación (1), obteniendo r en función del contraste entre
constantes dieléctricas relativas de ambos materiales:
ecuacion
Un sistema de geo-radar está constituido, esencialmente, por los componentes que pueden
observarse en la Fig. 3.
Las antenas, que pueden operar en modo biestático (una antena emite y la otra recibe) o en modo
monoestático (una sola antena hace de emisor y receptor), pueden estar situadas dentro de una
estructura apantallada o bien carecer de la misma, tal es el caso de las antenas de 200 MHz
mostradas en la Fig. 3. En cada antena está situado un transductor que es el encargado de
interpretar las órdenes de emisión-recepción que le llegan de la unidad central a través de un cable
coaxial o, en los equipos más modernos, a través de fibra óptica. Las antenas de un sistema son
intercambiables y deben seleccionarse en función de la profundidad deseada para la prospección y
de la resolución demandada. Para alta penetración (10-30 m) se utilizan antenas de 50-200 MHz;
para estudios de los primeros 3-5 m del subsuelo se emplean antenas de 500 MHz, que
proporcionan un buen compromiso entre penetración y resolución; en estudios de alta resolución
se emplean antenas de alta frecuencia (800 MHz - 1.5 GHz) que difícilmente penetran más allá de
1 m pero permiten localizar elementos centimétricos.
La unidad central es el corazón del sistema, desde el cual se configura la adquisición de datos, se
gestionan las antenas y se da salida a los datos adquiridos. Por regla general, la unidad central se
configura mediante un software instalado en un ordenador portátil; este ordenador sirve, además,
para almacenar la información y para visualizarla en tiempo real, si bien también existen en el
mercado equipos que integran un ordenador con un pequeño monitor a bordo de la unidad central.
Respecto a las formas de operación con un sistema georadar, las más habituales son las conocida
como commonoffset y common-midpoint (Zhou y Sato, 2001). La primera es aquella donde la
distancia entre las antenas emisora y receptora permanece constante a lo largo de los perfiles
estudiados, tal y como se esquematizó en la Fig. 2, mientras que la segunda es una adaptación del
método habitualmente empleado en sísmica y cuyo objetivo final no es la obtención de un
radargrama sino conseguir una estimación fiable de la velocidad de propagación de las ondas en el
medio.
Aplicabilidad
En este apartado se resumen algunos de los campos de aplicación donde el geo-radar ha
demostrado ser una técnica de gran utilidad de forma, junto con las ventajas y limitaciones del
método frente a otras alternativas en prospección del subsuelo.
Aplicaciones medioambientales: detección de plumas de contaminación, delimitación de
vertederos, localización de bidones y/o depósitos enterrados Geología y geotecnia: estratigrafía del
subsuelo, profundidad de la roca, localización del nivel freático, detección de cavidades, fracturas y
fallas. Obra civil: localización de servicios enterrados (metálicos y no metálicos), evaluación de
estructuras de hormigón, control del pavimento en firmes de carreteras, patologías en la
construcción.
Arqueología: localización de estructuras enterradas, posicionamiento de túneles y/o galerías
ancestrales, estudios in-situ en edificios históricos. Cartografía: batimetrías en agua dulce (y
espesor de la capa de sedimentos depositados), mapeado de glaciares.
Desde una perspectiva numérica, es posible destacar como del análisis espectral de los impulsos
reflejados es posible extraer información cuantitativa adicional acerca de los materiales
atravesados, tal es el caso de la evaluación de la porosidad en materiales de construcción o la
estimación del contenido de humedad en suelos.
Ventajas
El geo-radar genera una imagen del subsuelo que supera en resolución a cualquier otro método de
prospección, permitiendo tanto la identificación de elementos singulares como la caracterización
del entorno. En un método no destructivo y no invasivo, por lo que no produce ningún efecto
secundario sobre el medio estudiado. Es una técnica rápida en su ejecución y aplicable en la
mayoría de situaciones, destacando en especial su aplicabilidad en entornos urbanos. Por último,
destacar la posibilidad de interpretación en tiempo real, pues los radargramas se generan a la vez
que se adquieren los datos, lo que permite aportar información instantánea sobre el propio terreno.
Limitaciones
El principal condicionante del geo-radar se refiere a su penetración limitada en el subsuelo.
Por una parte los equipos han sido diseñados para ser ligeros y poder ser manejados por 1-2
personas, lo que implica una reducción del tamaño de las fuentes de alimentación y que redunda
en una potencia limitada en cuanto al impulso emitido y, por lo tanto, su penetración en el medio.
Por otra parte, la naturaleza del suelo juega un factor decisivo en ese aspecto, ya que los medios
conductivos (por ejemplo, arcillas húmedas) pueden llegar a atenuar totalmente la señal, haciendo
inútil la aplicación del método. Por otra parte el método presenta cierta dependencia de las
condiciones superficiales, que pueden llegar a enmascarar los registros provocando
interpretaciones erróneas; esto suele suceder cuando el contacto entre las antenas y el suelo no es
el idóneo (provocando reflexiones adicionales relacionadas con la variación del contraste de
impedancias antena-suelo), o cuando en la superficie estén presentes elementos metálicos que
enmascaran parcialmente las reflexiones del subsuelo (por ejemplo las armaduras en un forjado de
hormigón). Otros factores que pueden originar distorsiones y/o interpretaciones erróneas se
relacionan con la presencia cercana de fuentes emisoras de campos electromagnéticos intensos
(líneas de alta tensión) y el empleo de teléfonos móviles o, especialmente, radiocomunicadores tipo
walkietalkie por parte de los operarios. Con todo, el principal inconveniente del geo-radar no se
deriva de las razones anteriores, sino de su empleo inadecuado; su uso sin el conocimiento
adecuado de sus capacidades impide el aprovechamiento óptimo de sus ventajas y puede llevar a
incurrir en errores que perjudican el prestigio de la técnica al presentar resultados no acordes con
el alcance real de la técnica.
Ejemplos de Aplicación
En este último apartado se presentan un de ejemplo de aplicación de las técnicas de georadar,
orientados al estudio de Hidrocarburos enterrados, y más concretamente a resultados obtenidos en
diversos estudios e investigaciones llevadas a cabo.
Hidrocarburos Enterrados
Con motivo del hundimiento del buque Prestige en noviembre de 2002 varias mareas negras
cubrieron de fuel la costa de Galicia. Uno de los principales problemas relacionados con las tareas
de limpieza residía en la localización de las placas de fuel enterradas que, tras ser depositadas en
la orilla, eran tapadas por la arena limpia de mareas posteriores. Estas capas permanecían ocultas
a una profundidad que oscilaba entre unos pocos centímetros hasta, en ocasiones, 1-2 metros,
mientras que su espesor podía ser también muy variable, desde 1 cm hasta cerca de 1 metro.
Desde el punto de vista del GPR el problema puede ser planteado como el de las posibilidades de
detección del contraste entre las propiedades electromagnéticas del fuel y la arena que lo cubre,
pero teniendo en cuenta que la prospección sólo puede tener éxito siempre y cuando se efectúe en
zonas suficientemente alejadas de la influencia de las mareas, ya que la presencia de agua salada
en el medio imposibilita totalmente la aplicabilidad del método, tal y como se ha comentado en
apartados anteriores.
Si bien las características electromagnéticas de la arena están perfectamente documentadas en la
bibliografía especializada (Annan, 2003; Daniels, 2004), apenas existe información sobre las
características de este tipo de fuel pesado, conocido como de tipo 6 en la escala internacional. Aun
así, todas las referencias consultadas coinciden en señalar a los hidrocarburos como materiales
muy dieléctricos y con una conductividad muy baja (Daniels et al. 1995; Carcione et al. 2003), por
lo que el contraste entre ambos medios parecía garantizado. Sin embargo, el modelo de contraste
entre ambos medios se complica debido al hecho de que el fuel emulsiona al contacto con el agua,
llegando a duplicar su volumen y variando drásticamente sus propiedades electromagnéticas.
Esta situación recomendó realizar una serie de pruebas en las playas con el fin de analizar insitu
las posibilidades de empleo del equipo. A tal efecto se realizaron un conjunto de enterramientos
controlados de fuel en una zona de pruebas en la que se ensayaron registros con diversas
antenas. En la Fig. 9 se muestra el radargrama obtenido con una antena de 800 MHz, donde se
aprecia una placa de fuel menor de 1 m de extensión centrada en el metro 3 del perfil y enterrada
ex profeso a medio metro de profundidad.
Los buenos resultados obtenidos permitieron ser optimistas en cuanto al empleo exitoso de la
técnica para detectar el fuel enterrado. Para la toma de datos en condiciones reales de campo fue
necesario efectuar diversas adaptaciones al equipo. Se incorporó un patín de ruedas anchas para
el desplazamiento de las antenas por la arena; se empleo un ordenador robusto dotado de pantalla
transflectiva para mejorar la visualización e interpretación de los registros en tiempo real;
finalmente, para facilitar el posicionamiento del sistema, se incorporó un equipo GPS sincronizado
con el radar, de forma que aquellas capas que no pudiesen ser detectadas en tiempo real
quedasen localizadas tras su identificación como tales durante las tareas de postproceso en
laboratorio.
Fig. 10. Registro de 12 m obtenido con una antena de 800 MHz donde se detecta la presencia de
una capa de fuel oculta bajo la arena
Con esta configuración se rastrearon diversas playas en las cuales fue posible detectar varias
placas de fuel como la que se muestra en la Fig. 10, obtenida en los canales interdunales de la
playa de Carnota (A Coruña). El radargrama fue obtenido con una antena de 800 MHz y en él es
posible apreciar un reflector entre los metros 28 y 35 que se identificó, en tiempo real, como una
placa de fuel enterrada dentro del primer medio metro del subsuelo. La ejecución de una malla de
perfiles de detalle en esa zona permitió delimitar la zona contaminada, la cual abarcaba una
superficie aproximada de unos 40 m2. La precisión en el posicionamiento de la placa fue
confirmada sobre el terreno mediante la excavación de catas puntuales como la que se muestra en
la Fig. 11, coincidiendo con el metro 28 del radargrama de la Fig. 10.
Fig. 11. Cata realizada en el metro 28 del perfil de la Fig. 10 donde se aprecian la profundidad y los
límites de la placa de fuel detectada.
PRINCIPIO DEL METODO
TEMA 5: PROSPECCIÓN GEOQUIMICA
La exploración geoquímica de superficie investiga la presencia de hidrocarburos químicamente
identificables que se encuentren en superficie o cerca de la misma o los cambios inducidos por la
presencia de esos hidrocarburos en el suelo, con la finalidad de localizar las acumulaciones en el
subsuelo que le dieron origen. Su rango de observación se extiende desde aquellos afloramientos
de petróleo y/o gas de escala macroscópica (fácilmente visibles), hasta los de escala microscópica
en los que es necesaria la identificación de huellas o rastros de hidrocarburos no visibles o
inferirlos a través de la identificación de cambios en el suelo o en la superficie del terreno
producidos por la presencia de hidrocarburos.
Los métodos de prospección geoquímica de superficie se han usado desde la década de 1930,
pero es en esta última década que se ha visto un renovado interés en la exploración geoquímica,
especialmente por el desarrollo de nuevos métodos analíticos e interpretativos, que han generado
un nuevo conjunto de datos que han activado la exploración geoquímica.
Muchos de estos nuevos desarrollos tecnológicos están sumariados en la Memoria 66 publicada
por la AAPG, “Hydrocarbon Migration and Its Near- Surface Expression”.
Relevamientos geoquímicos y otras investigaciones documentan el hecho de que las microfugas
de hidrocarburos, ya sean líquidos o gaseosos, desde una acumulación son:
1) comunes y de amplia distribución,
2) predominantemente verticales (con obvias excepciones en algunos ambientes geológicos)
3) dinámicas (responden rápidamente a los cambios en las condiciones de los reservorios).
Objetivos de la Exploración Geoquímica
El principal objetivo de un programa de exploración geoquímica es establecer la presencia y
distribución de hidrocarburos en el área y, sobre todo, lo más importante es determinar la probable
carga de hidrocarburos de un play o prospecto. En programas de reconocimiento o regionales, la
presencia de micro o macro afloramientos de hidrocarburos proveen una evidencia directa de la
generación de hidrocarburos. Es decir que se pone en evidencia la presencia de un sistema
petrolero activo y se identifican los sectores de la cuenca que son más atractivos. Adicionalmente,
la composición química de estos afloramientos puede indicar si es una cuenca o play más
propensa para la generación de gas o petróleo. Si el objetivo es evaluar el potencial exploratorio de
un lead o prospecto, los resultados de un programa geoquímico pueden llevarnos a evaluar mejor
el riesgo, identificando aquellos prospectos asociados con fuertes anomalías geoquímicas y
resaltando los prospectos en base a su posible carga de hidrocarburos. Para el estudio de
proyectos de desarrollo, los trabajos detallados de reconocimiento de anomalías superficiales de
hidrocarburos pueden servir para:
1) ayudar a decidir la ubicación de pozos de avanzada o de desarrollo.
2) delinear los límites productivos de un yacimiento.
3) identificar compartimentalizaciones del reservorio.
4) monitorear el drenaje de los hidrocarburos a través del tiempo, repitiendo los estudios
geoquímicos cada cierto período de tiempo.
Los programas geoquímicos de superficie pueden a su vez añadir valor a la información sísmica 2-
D y 3-D a través de la identificación de ciertas características particulares o
compartimentalizaciones del reservorio cargados con hidrocarburos.
Asunciones
La asunción subyacente de toda exploración geoquímica de superficie es que los hidrocarburos
son generados y/o entrampados en profundidad y migran hacia la superficie en cantidades
variables pero detectables. Éste es un hecho largamente comprobado y la asociación directa entre
anomalías superficiales con reservorios productivos, algunos prospectos específicos, así como con
fallas u otras vías de migración, es bien conocida.
Por lo tanto, se asume o al menos queda implícito que la anomalía en la superficie puede ser
relacionada con una acumulación de petróleo en profundidad. El éxito con el cual esta asunción
puede ser hecha es mayor en áreas de geología relativamente simple y se vuelve más complicado
cuanto más compleja sea la conformación geológica del área. La anomalía geoquímica en
superficie representa el final del camino de migración, una migración que pudo ser corta y vertical o
larga y lateral. Un ejemplo de estos estilos contrastantes se ilustra en la figura 1.
Figura 1 • Espectro de distintos estilos de microfugas y sistemas de migración
Microfugas de Hidrocarburos desde el Reservorio
La actividad de las microfugas de hidrocarburos se refiere a la tasa relativa de hidrocarburos que
escapan del reservorio.
Las microfugas activas se relacionan con áreas donde los hidrocarburos se escapan desde el
reservorio en el subsuelo en concentraciones grandes, hasta alcanzar los sedimentos poco
profundos o la columna de agua en el mar o la atmósfera. Los escapes activos muchas veces se
detectan como anomalías acústicas en los perfiles sísmicos convencionales y en los de alta
resolución. Este tipo de escapes se produce en cuencas sedimentarias que actualmente generan
hidrocarburos y que tienen excelentes sistemas de migración. Los escapes activos son fácilmente
detectados por la mayoría de los métodos de muestreo geoquímico.
Las áreas donde los hidrocarburos que se encuentran en subsuelo no presentan microfugas
activas se clasifican como áreas con microfugas pasivas. Los microafloramientos asociados a
estas áreas usualmente contienen hidrocarburos livianos de bajo peso molecular y volátil de alto
peso molecular, por encima de la concentración de “fondo”.
Las anomalías acústicas pueden estar presentes, pero anomalías en columnas de agua son muy
raras. Niveles anómalos de escapes de hidrocarburos pueden ser detectables solamente cerca de
puntos de goteo mayores o a profundidades mayores a las normales del muestreo.
Microfugas pasivas se producen en las cuencas donde la generación de hidrocarburos es relíctica
o la migración es esporádica o inhibida por barreras de migración.
Figura 2 • Línea sísmica del yacimiento Ekofisk, Mar del Norte, ilustrando una chimenea de gas
bien desarrollada, causada por las condiciones de baja velocidad debidas a los sedimentos
cargados de gas (de “Ekofisk: First of the Giant Oil Fields in Western Europe” por Van den Bark
and Thomas, AAPG Memoir 30, 1990). Hovland and Sommerville (1985) estimaron la fuga de gas
en 1000 litros por hora. Extrapolando este stimado para el total del área de escape de gas,
estimada en 100.000 m2 conteniendo 140 afloramientos, da un flujo neto de 890 litros/m2/año.
Microfugas y Macrofugas
Como se ha indicado anteriormente, existe en los reservorios un continuo escape de hidrocarburos
que va desde los más bajos niveles detectables en un extremo, hasta afloramientos visibles de
hidrocarburos en superficie en el otro. Las macrofugas están relacionadas generalmente con
afloramientos visibles de petróleo y gas, mientras que las microfugas se han definido como
elevadas concentraciones, analíticamente detectables, de hidrocarburos volátiles y semivolátiles o
los cambios inducidos por los hidrocarburos en el suelo y en los sedimentos. La existencia de
microfugas, si bien no son visibles, está demostrada por un gran número de evidencias empíricas,
incluyendo:
1) elevadas concentraciones de hidrocarburos livianos y de poblaciones de microbios que oxidan
hidrocarburos en el suelo y sedimentos que se encuentran por encima del reservorio;
2) un incremento de la relación de ciertos gases en el suelo, con respecto a la relación de gas y
petróleo que se encuentra en el reservorio;
3) rápidos cambios laterales en esas concentraciones y relaciones hacia los bordes de la
proyección del Reservorio en superficie;
4) similitudes con relaciones isotópicas de carbono estables, para el metano y otros hidrocarburos
livianos, entre los gases del suelo y los del reservorio;
5) la desaparición y reaparición de gases y microbios en el suelo debido a la
depletación o represurización de los reservorios.
Variaciones de las Micro fugas con el Tiempo
La actividad de las microfugas y la consecuente concentración de hidrocarburos en la superficie
pueden variar significativamente con el tiempo. Está empíricamente comprobado que los
microafloramientos de hidrocarburos y las anomalías geoquímicas asociadas pueden aparecer y
desaparecer en un tiempo relativamente corto, semanas, meses, años. Los resultados de los
estudios de geoquímica de superficie realizados sobre reservorios de almacenamiento de gas y
sobre yacimientos y repetidas con cierta periodicidad, han demostrado que la tasa de migración y
de microfugas de hidrocarburos varía desde menos de un metro por día a decenas de metros por
día. Observaciones empíricas y simulaciones desarrolladas en computadora sugieren que el
mecanismo de microfuga es por empuje de flotabilidad, en un flujo gaseoso de fase continua a
través de poros y fracturas “húmedas” o impregnadas de fluidos.
Evidencias de Migración Vertical
Casi todos los métodos de exploración geoquímica de superficie se basan en la suposición que los
hidrocarburos migran predominantemente en dirección vertical desde las rocas que los originan y
desde los reservorios donde se almacenan hasta la superficie. Evidencias de esta migración
vertical de hidrocarburos se observan repetidamente en secciones sísmicas convencionales y
secciones sísmicas de alta resolución. La figura 2 ilustra un ejemplo de una chimenea asociada al
escape vertical de gases en el yacimiento de Ekofisk en el Mar del Norte. Existen numerosos
artículos publicados que demuestran una relación directa entre anomalías geoquímicas de
superficie y los yacimientos o almacenamientos subterráneos de petróleo ubicados por debajo.
Un estudio reciente realizado sobre más de 850 pozos ubicados en los EE.UU. y en otras regiones
del mundo, todos ellos perforados después de hacer relevamientos geoquímicos, demuestran que
el 79% de los pozos perforados en anomalías geoquímicas positivas resultaron nuevos
descubrimientos comerciales de petróleo y de gas; en contraste, el 87% de pozos perforados en
áreas donde había ausencia de una anomalía geoquímica asociada, resultaron pozos secos. Este
tipo de información representa una evidencia empírica fuerte y directa de migración vertical de
hidrocarburos.
Afloramientos de Hidrocarburos
La expresión geoquímica de superficie de las microfugas de hidrocarburos puede tomar muchas
formas, incluyendo:
1) concentraciones anómalas de hidrocarburos en sedimentos, suelo, agua, y también en la
atmósfera;
2) anomalías microbiológicas,
3) formación de lutitas parafínicas,
4) presencia de gases anómalos no relacionados con hidrocarburos, tales como el helio y el radón,
5) cambios mineralógicos en el suelo, como la formación de calcita, pirita, uranita, azufre elemental
y ciertos sulfuros y óxidos de hierro,
6) alteraciones de minerales de arcilla,
7) anomalías de radiación,
8) anomalías geotermales e hidrológicas,
9) decoloración de las capas rojas,
11) alteraciones acústicas, eléctricas y magnéticas del suelo y los sedimentos.
La figura 3 representa un modelo general de microfuga de hidrocarburos y sus variados efectos
geoquímicos y geofísicos en el suelo y en los sedimentos.
Figura 3 • Modelo generalizado de microfugas de hidrocarburos y los efectos producidos por los
hidrocarburos en el suelo y en sedimentos
Diseño del Programa de Muestreo e Interpretación
El diseño de muestreo y la densidad de muestras necesarias para el reconocimiento del objetivo
deben ser equilibrados, ni sobredimensionada ni subdimensionada.
Las microfugas de hidrocarburos generan un ruido inherente que requiere una densidad de
muestreo adecuada para distinguir entre valores anómalos y de fondo. Las causas principales de
ambigüedad e interpretaciones incorrectas de estudios geoquímicos de superficie, se deben muy
probablemente a la recolección de una insuficiente cantidad de muestras y a la elección incorrecta
del método de relevamiento.
Para optimizar el reconocimiento de anomalías, el patrón de muestreo y la cantidad de muestras
tiene que tener en cuenta los objetivos del relevamiento, la forma y el tamaño esperado de la
anomalía (o el objetivo geológico), la variación natural esperada en las mediciones de superficie y
la probable relación señal/ruido.
Definir adecuadamente los valores de fondo es una parte esencial para efectuar el reconocimiento
de anomalías y poder delinearlas. En evaluación de prospectos, alrededor del 70% de las muestras
deberían ser recolectadas en la zona de fondo (background), es decir fuera de los límites inferidos
del prospecto. Para diseñar apropiadamente un relevamiento y bajo condiciones geológicas
ideales, es conveniente tener en cuenta que la extensión areal de una anomalía geoquímica de
superficie debe aproximarse a los límites productivos del reservorio en profundidad.
Cómo se Elige un Método Geoquímico para un Programa de Exploración
La elección de un método(s) depende de la clase de preguntas que uno espera que el método
conteste. En otras palabras, ¿cuáles son los objetivos del programa exploratorio? Demostrar la
presencia de un sistema de petróleo activo en un área de frontera o resaltar o valorizar un play
previamente definido o determinar el tipo de hidrocarburo (ej. petróleo versus gas) ¿qué es más
probable encontrar? ¿Qué otro tipo de datos está actualmente disponible para definir el área de
interés (imágenes de satélite, levantamientos aeromagnéticos, de gravedad, de sísmica, etc.)?
¿Qué métodos geoquímicos se han usado previamente en el área de interés o en áreas análogas?
¿Qué limitaciones existen en el área en donde se realizará la exploración (nieve, hielo, pantanos,
montañas, jungla, desierto, cuenca madura, área remota, limitaciones de presupuesto o personal,
etc.)?
Como una generalización, los métodos de exploración directos tienen preferencia sobre métodos
indirectos, porque pueden proveer evidencia de los hidrocarburos que se espera encontrar en las
trampas y reservorios presentes en el subsuelo. Adicionalmente, análisis isotópicos y químicos de
los hidrocarburos, especialmente en los hidrocarburos de alto peso molecular, pueden proveer más
información respecto de la naturaleza y madurez de la roca madre que generó estos hidrocarburos.
Si las condiciones de superficie, o las limitaciones presupuestarias, excluyen el uso de métodos
directos de detección de hidrocarburos, la siguiente mejor opción es usar uno de los métodos
indirectos que proporcionan información acerca de la presencia de hidrocarburos y acumulaciones
comerciales de hidrocarburos.
Cuando sea posible, es recomendable el uso de más de un método de exploración geoquímica,
como por ejemplo, combinando un método directo con un método indirecto. El uso de métodos
múltiples puede reducir las incertidumbres de interpretación, porque las fuertes anomalías
relacionadas con afloramientos de hidrocarburos tienden a ser resaltadas, mientras que las
aleatorias tienden a anularse entre sí.
Parte de los componentes del gas natural, se sabe que están distribuidos de la siguiente manera:
a) C3 a C14 están ausentes en los organismos vivos.
b) Los “hidrocarburos modernos” muestran preferentemente parafinas con número de átomos de
carbono impar, sin embargo, en el petróleo la relación par-impar es casi igual.
Agentes como la temperatura contribuyeron significativamente, en tiempos geológicos, a la
maduración de la materia orgánica sedimentaria y la generación de petróleos livianos e
hidrocarburos gaseosos.
Otro aspecto crítico para la geoquímica orgánica es explicar cómo los HCs generados en la roca
madre migraron a trampas de acumulación (actuales reservorios). Existe hoy bastante acuerdo que
la migración ocurrió en forma bifásica de flujo desde la roca madre (migración primaria) tanto como
ducto dentro de los reservorios (migración secundaria).
Es evidente que el agua y sus especies disueltas desempeñaron un rol muy importante en los
procesos geoquímicos que tuvieron lugar tanto en la migración primaria como en la secundaria.
La MOS es el Kerogeno que constituye la principal fuente de hidrocarburos del subsuelo (su
materia prima). Luego de entrampado el Kerogeno resulta sujeto a sucesivas transformaciones
descriptas por Tissot y Welter (1978) como:
. La “Diagénesis” es la etapa más superficial, se pierde oxígeno ocluido como ácido carbónico y
agua. Se generan fósiles geoquímicos o moléculas sintetizadas por los organismos vivos al
momento de la depositación que serán los HCs. Se genera metano biogénico. A una velocidad de
sedimentación de 30 cm. en 1.000 años, valor en general razonable, la formación de metano en el
sedimento llevaría 3.000 años.
Durante ese breve (geológicamente hablando) lapso se suceden reacciones químicas que afectan
a la materia orgánica según el hábitat, todas con liberación de energía.
. La “Catagénesis” sucede entre 50 y 120ºC, el kerógeno pierde hidrogeno como HCs livianos, se
forman HCs líquidos algunos de los cuales craquean (descomponen térmicamente) a gaseosos
(gas húmedo o gas saturado con HCs livianos (C5-C10)).
. La “Metagénesis” sucede a más de 120ºC y en ella se forman los HC gaseosos (gas seco).
Compuestos No Hidrocarburos Presentes en el Gas Natural
Azufre en el Gas Natural.
Las cuatro principales fuentes de compuestos de azufre en los hidrocarburos son:
1. La reducción termoquímica de los sulfatos inorgánicos o del azufre elemental
(GN con más de 10% de H2S).
2. La descomposición térmica del azufre orgánico existente en kerógeno/petróleo bajo la forma de
heterocompuestos.
3. La reducción de sulfatos por bacterias (GN con menos de 5% de H2S y temperaturas inferiores a
80 ºC).
4. La hidrólisis acida de sulfuros metálicos, particularmente de hierro.
Por estudios isotópicos se han comprobado que el H2S de los reservorios someros proviene de la
reducción microbiológica de sulfatos del agua y biodegradación de la materia orgánica.
En rocas evaporiticas profundas el origen del H2S es por reducción termoquímica.
El Nitrógeno en el Gas Natural
El He se encuentra usualmente asociado con depósitos de uranio, es un producto de
desintegración radioactiva de las cadenas de uranio y thorio, dos precursores naturales.
La presencia del N2/He en el GN está asociada a la carbonización (coalification) de los
hidrocarburos.
El grado de carbonización puede expresarse como FCC (fixed carbón content) donde:
FCC = 100 - materia volátil en %
El N2 parece liberarse en forma constante pero en pequeñas cantidades a través de un gran rango
de carbonización. La generación de nitrógeno es inversa a la generación de metano. Al comienzo,
los % de N2 del GN son relativamente insignificantes pero aumentan cuando FCC > 95, esto es
cuando la generación de CH4 se reduce.
Además del carbono y la materia carbonosa desplazada en el medio sedimentario, el N2 parece
también ser generado a partir de compuestos de nitrógeno y de inclusiones en rocas arcillosas
durante la diagénesis tardía.
El CO2 en el Gas Natural
Uno de muchos de los factores responsables de generación de CO2 es la reacción química del
ácido clorhídrico (HCl) procedente del magma con calizas paleozoicas. En reservorios poco
profundos se ha propuesto que el CO2 es generado, al menos en parte por la oxidación bacteriana
de la materia orgánica por iones tales como el sulfato como fuente de oxigeno.
Análisis Isotópico para el Estudio del Origen del Gas Natural
La medición de las concentraciones de isótopos estables ha permitido ajustar el análisis de los
constituyentes del GN además de contribuir a la geoquímica del mismo. La principal ventaja del
análisis de isótopos estables es que acompañan a los procesos de migración sin alterarse
mayormente por reacciones químicas con el medio rocoso y los fluidos.
TEMA 6: GRAVIMETRÍA
Introducción
La gravimetría es un método muy importante en la búsqueda de depósitos minerales. Este método
aproveche las diferencias de la gravedad en distintos sectores. La gravitación es la aceleración
(m/s2) de un objeto qué está cayendo a la superficie. La gravitación normal (promedia) en la tierra
es 9,80665 m/s2. Grandes cuerpos mineralizados pueden aumentar la gravitación en una región
determinada porque rocas de mayor densidad aumentan la aceleración.
El método gravimétrico hace uso de campos de potencial natural igual al método magnético y a
algunos métodos eléctricos. El campo de potencial natural observado se compone de los
contribuyentes de las formaciones geológicas, que construyen la corteza terrestre hasta cierta
profundidad determinada por el alcance del método gravimétrico (o magnético respectivamente).
Generalmente no se puede distinguir las contribuciones a este campo proveniente de una
formación o una estructura geológica de aquellas de las otras formaciones o estructuras geológicas
por el método gravimétrico, solo en casos especiales se puede lograr una separación de los
efectos causados por una formación o estructura geológica individual.
Se realiza mediciones relativas o es decir se mide las variaciones laterales de la atracción
gravitatoria de un lugar al otro puesto que en estas mediciones se pueden lograr una precisión
satisfactoria más fácilmente en comparación con las mediciones del campo gravitatorio absoluto.
Los datos reducidos apropiadamente entregan las variaciones en la gravedad, que solo dependen
de variaciones laterales en la densidad del material ubicado en la vecindad de la estación de
observación.
Efecto de las reducciones gravimétrica.
Corrección Topográfica
Un accidente de terreno elevado tal como una colina ejercerá una atracción directamente
proporcional a su densidad. Su componente vertical estará dirigida hacia arriba y por consiguiente
reducirá la gravedad correspondiente a una estación de observación cercana. Por esto se debe
añadir el valor de su componente vertical al término de la gravedad observada en la estación de
observación. Una depresión como un valle es una masa negativa, con su componente atractiva
vertical dirigida hacia arriba. En este caso también se añadirá el valor de la componente atractiva
vertical del valle al valor de gravedad observado en la estación de observación.