Sie sind auf Seite 1von 2

Contextualización:

Desde la Revolución Científica, filósofos y psicólogos habían discutido ampliamente


sobre la similitud entre el hombre y la máquina. La creación del ordenador digital
moderno originó el debate de si las máquinas podían pensar o no, pasando así a
convertirse la cuestión de la inteligencia de las máquinas en el tema central de la
ciencia cognitiva.

El comienzo del texto (“Propongo que consideremos la siguiente pregunta: ¿Pueden


pensar las máquinas?”) y la exposición del “juego de la imitación” nos permiten atribuir
inequívocamente la autoría del mismo a Turing, brillante matemático inglés. Turing
abordó esta cuestión dentro de un estudio que publicó en Mind en 1950 titulado
“Computing Machinery and Intelligence” (Maquinaria informática e inteligencia), en el
que definía el ámbito de la inteligencia artificial y establecía el programa de la ciencia
cognitiva. Para intentar darle solución recurrió a crear el “juego de la imitación”, al que
se refiere más concretamente el texto, mediante el cual se consideraba que un
ordenador es inteligente si consigue hacerse pasar por humano en esta prueba.

Alan M. Turing (1912-1954) nació en Paddington (Londres). Entró en Cambridge en


el 1931, donde se dedicó a la lógica matemática. A mediados de los años treinta
publicó su teoría y concibió la Máquina de Turing, base de los ordenadores actuales.
Se graduó en Estados Unidos y regresó más tarde a Gran Bretaña donde continuó sus
proyectos sobre ordenadores.

Resumen:

El tema central del texto es la cuestión imperante en el momento de si las máquinas


pueden pensar y para dilucidar este problema se vale de su “juego de la imitación”.
El texto comienza con el planteamiento del problema, formulando la pregunta de si las
máquinas pueden pensar. Para intentar resolver tal cuestión introduce un juego al que
denomina “juego de la imitación”. A continuación explica qué sujetos participan en él
(hombre, mujer y preguntador), qué función realiza cada uno, y cómo se desarrolla el
juego, usando el método de preguntas y respuestas, sus fases y objetivos. Por último,
propone sustituir a una de las personas por una máquina, de manera que si la
máquina consigue hacerse pasar por un humano se podría determinar que piensa.

Principales ideas defendidas por el autor que quedan patentes en el texto son:
- Planteamiento de la cuestión de si las máquinas pueden pensar.
- Desarrollo del “juego de la imitación”, según el cual un ordenador es inteligente si
consigue hacerse pasar por el ser humano en esta prueba.
- Defensa del método de preguntas y respuestas.

Ampliación del significado:

Las ideas y teorías del autor se encuandran bastante bien en su época. Aunque se
trataba de un viejo tema en permanente debate, la investigación científica durante la
Segunda Guerra Mundial trajo consigo ordenadores más sofisticados dando pie a un
mayor cuestionamiento del tema de la inteligencia artificial.

En un estudio temprano de 1936, Turing ya había concebido lo que después se


llamaría Máquina de Turing. El texto que nos ocupa, incluye fragmentos de uno de los
principales estudios del autor, de 1950, y expone de forma precisa la cuestión de si las
máquinas piensan, y su juego de la imitación.
La similitud entre el hombre y la máquina había sido ampliamente debatida en todos
los tiempos por filósofos y psicólogos. Desde Descartes, que veía el sistema nervioso
como una máquina, pasando por Pascal, Hobbes y La Mettrie, que definían a los
hombres como animales-máquinas, Leibniz, que soñaba con su máquina pensante, y
muchos otros como William James, Watson, Skinner, etc. A su vez, diversos escritores
y cineastas comenzaron a explorar las diferencias entre el ser humano y la máquina.

E. G. Boring replanteó la cuestión de la inteligencia de las máquinas y formuló su


propia versión de la prueba de Turing. Para él, un robot capaz de pensar confirmaría la
naturaleza mecánica del hombre y garantizaría a la psicología un lugar entre las
ciencias naturales.

En los años cincuenta, hubo varios intentos de crear máquinas de aprendizaje y otros
procesos cognitivos, como por ejemplo el modelo electromecánico de J. A. Deutsh, o
los de L. Benjamin Wyckoff y James Miller, la teoría de Charles W. Slack, o el modelo
mecánico de la atención y memoria a corto plazo de Donald Broadbent.

Newell, Shaw y Simon trabajaron en programas para solucionar problemas (el Logic
Theorist y el GPS), afirmando que éstos representaban una teoría operacional sobre la
resolución humana de problemas. Sus afirmaciones fueron más rotundas que las de la
IA pura de Turing. Estos autores abandonaron la inteligencia artificial en favor de la
simulación por ordenador, al pretender no sólo crear máquinas capaces de imitar el
comportamiento sino capaces de simular los procesos cognitivos subyacentes.

John Searle, con su argumento de la habitación china (1980), pone en cuestión la


validez de la prueba de Turing, pues demuestra que la habitación pasa la prueba sin
haber entendido nada realmente. Searle distingue entre IA fuerte e IA débil, de modo
que, la IA débil mantiene la distinción entre simulación y ejecución y la IA fuerte
consiste en la suposición de que la simulación de la inteligencia es inteligencia
(refutada por el experimento imaginario de la habitación china). El artículo de Searle
levantó una gran polémica y el debate aún sigue abierto.

Discusión:

Con los recientes avances de la época, comenzó a surgir en los años cincuenta una
nueva concepción del ser humano como máquina y un nuevo lenguaje con el que
formular teorías acerca de los procesos cognitivos. El objetivo psicología consistiría en
explicar cómo procesan la información los seres humanos. La psicología cognitiva del
procesamiento de la información se entiende mucho mejor como una última forma de
comportamentalismo que como el gran avance revolucionario que señalaron muchos.
Sólo es considerablemente opuesta al conductivismo más radical (como el de Watson
o Skinner), pero su teoría no difiere en exceso de otras como las de Hull o Tolman.

La inteligencia artificial constituye una de las fuentes de donde ha bebido la psicología


cognitiva contemporánea. Turing estableció las bases teóricas de dicho campo
comparando el funcionamiento de la mente humana con el de un programa de un
ordenador (aunque el término sería acuñado por John McCarthy años más tarde).

Su diferenciación entre ordenador y programa fue crucial para la psicología cognitiva,


al señalar la importancia de centrar el estudio en la mente humana, no en el cerebro.

A Turing se le atribuyen dos grandes aportaciones para el momento actual. Por un


lado, su Máquina de Turing, que es la base del ordenador actual; y por otro, su prueba
o test de Turing, que es ampliamente aceptado como criterio de inteligencia artificial.

Das könnte Ihnen auch gefallen