A finales del siglo XX la gente empezó a hablar de
ovnis y extraterrestres como de una realidad que existía, que estaba ahí, aunque algunos no quisieran oír hablar de ella. Se decía que en determinadas zonas de Chile se avistaban multitud de ovnis, pero la gente lo atribuía a un montaje del gobierno para complacer a los turistas, que deseaban llevarse a casa un esotérico recuerdo en forma de fotografía de objeto volante no identificado. En la literatura de la época, especialmente en la literatura de ciencia ficción y en el cine, proliferaban títulos como “Ultimátum a la Tierra”, “La guerra de los mundos” y otros no menos catastrofistas y apocalípticos. Nadie sospechaba que se trataba de un tema que no era mera fantasía. Algún genio del cine se dedicó a asustar a los neoyorkinos por la radio con la supuesta noticia de una invasión marciana. Muchos no sabían que aquello, aunque con apariencia de broma, llevaba visos de ser totalmente cierto. Burla burlando el genio les había puesto sobreaviso de una tremenda verdad. Algunos ya habían notado que determinados políticos se comportaban de manera egoísta y tremendamente inhumana, utilizando los aviones de la fuerza aérea del ejército estatal para asistir a los mítines políticos de su partido, con la mayor desfachatez. Pero no lo atribuyeron a que los extraterrestres hubieran suplantado a los políticos originarios. No habían desarrollado aún determinadas facultades de su inteligencia como para llegar a ser conscientes de ello. A comienzos del siglo XXI ya se había producido lo que algún sociólogo o historiador llamaba “invasión silenciosa”, pues los extraterrestres, que tenían una tecnología muy superior a la nuestra, habían copado la franja del mercado relativa a los coches de última generación, por lo que se hacía muy difícil para los hombres comunes y corrientes comprar ese tipo de coches. Se trataba de coches eléctricos o de coches mixtos con tecnología híbrida. Algunos tenían poca autonomía, pero después de arreglarlos y modificarlos en hangares subterráneos los extraterrestres lograban aumentar la autonomía de su motor en un 400 % y así les era posible recorrer grandes distancias sin repostar. Estos alienígenas se habían posicionado en los estratos superiores de la población desplazando a los millonarios, actores y demás personajes famosos. Pongamos algunos ejemplos concretos para ser más explícitos: si nos fijamos detenidamente, la actriz que interpreta el papel de personaje mitológico malvado en la película de “Beowulf” no es realmente Angelina Jolie, sino la extraterrestre que es el doble perfecto de dicha actriz, que suponemos habrá sido abducida y llevada a otra galaxia. Lo mismo podemos decir del actor que hace de diablo en la película Las brujas de Eastwick, que fue suplantado tempranamente por un alienígena, como se deduce también de su interpretación en la película “El resplandor”. ¿Acaso no están ustedes de acuerdo conmigo en que esas caras de loco que pone en esa cinta no son de este mundo? Nos estamos refiriendo, claro está, al magnífico Jack Nicholson, al que se le ve también el pelo de la dehesa alienígena cuando actúa en Batman o de asesino de su esposa en “El honor de los Prizzi”. Estos son sólo pequeñas muestras de lo que podría ser un amplio catálogo de suplantaciones. Se dice que incluso algunos de los grandes magnates del cine de Hollywood han utilizado a parientes lejanos en determinadas películas. Por ejemplo, el monstruo que sale en la película “Alien” se dice que era primo hermano del director de la película. A finales de la primera década del siglo XXI la gente empezó a darse cuenta, aunque fuera inconscientemente, del tremendo problema que estaba pendiente de solución. Se había producido un paso más en la lógica de los extraterrestres y habían decidido reunir a sus huestes en un grupúsculo al que llamaban “Club de Heidelberg” (o algo así) con el fin de crear un gobierno mundial en la sombra. Tras haber suplantado a algunos de los principales líderes políticos de la época (y se iban perfeccionando en la técnica de suplantación, y si no vean la diferencia entre el grisáceo y antipático George Bush II y el simpático y carismático Obama) pensaron en eliminar a los líderes de los países árabes más incómodos (pues los extraterrestres no son moderadamente polígamos, como estos musulmanes, sino ferozmente polígamos, es decir, no se conforman con tres o cuatro esposas, o con una docena, sino que requieren de unas quinientas o seiscientas, que van renovando conforme las van agotando sexualmente). Surgió así, instigado por el servicio de inteligencia alienígena, un movimiento de revueltas en los países árabes, que tenía como finalidad deponer a líderes como Mubarack, Gadafi, etc., etc. También utilizaron su tecnología para localizar a un tal Bin Laden, que había sido imposible encontrar por la CIA y los servicios secretos americanos. Luego se lo atribuyeron a un triunfo de los hombres de Obama, pero no se engañen: había sido la tecnología alienígena la que había triunfado en toda la línea utilizando una estrategia de detección por ronquidos (analizaban con unas potentes máquinas los ronquidos de millones de árabes, que no es música celestial precisamente, para detectar el ronquido genuino, en este caso el del temible Bin Laden). El cabreo inconsciente de los ciudadanos por las tropelías de los extraterrestres fue canalizado inteligentemente en esas revueltas de los países árabes, que luego intentaron exportar a Europa en el país europeo más “árabe” de todos, que al parecer era España (aunque algunos malintencionados decían que era Italia, a tenor de los comportamientos de un tal Silvio Berlusconi). Así, cuando estaban a punto de realizar unas elecciones municipales y autonómicas en España apareció en escena un movimiento llamado del 15 M (por “quince de mayo”) que tomó la plaza de la Puerta del sol en Madrid para protestar porque decían que querían una democracia real, que se le recortaran privilegios a los banqueros, etc., etc. (claro, ellos no sabían, o no querían darse por enterados de que los banqueros ya no eran seres de carne y hueso como nosotros, sino alienígenas que los habían suplantado). Durante un montón de días los iluminados de este movimiento, parados, jóvenes en época de exámenes que necesitaban justificar ante sus padres los malos resultados académicos previsibles en el final del curso, jubilados, etc., etc., no se movieron de aquel lugar, aunque se manifestaron pacíficamente sin que la policía se atreviera a intervenir para no crear un problema mayor del que suponía la presencia de todos estos “indignados” con el sistema. Al parecer esta protesta había sido promovida bajo cuerda por la izquierda más radical, en particular un partido con simpatías y resabios de viejo comunismo estalinista, que montó todo este tinglado porque supuestamente querían prohibir la manifestación en la Puerta del Sol madrileña, como finalmente prohibió la Junta Electoral y un alto tribunal que le dio la razón. Este partido llegó hasta el extremo de promover un recurso en defensa de su posición, y pretendía una cubanización de España con tintes marcadamente asamblearios, compañero, amén de ganarle terreno a los dos partidos mayoritarios y de intentar eliminar la llamada “Ley d´ Hont”, que favorecía a esos partidos y a los nacionalistas, ley con la que no estaba de acuerdo, ciertamente, una mayoría de españoles, aunque nadie se atrevía a hincarle el diente a tan suculento bocado reformista con tal de no enfadar a los partidos nacionalistas, que eran los que luego tenían que apoyar la aprobación de los presupuestos estatales respaldando los votos de los partidos mayoritarios en el poder. Así estaban las cosas cuando el domingo 22 de mayo, al cierre de los colegios electorales, se pudo comprobar que el partido socialista había sufrido una tremenda derrota en sus feudos tradicionales, perdiendo además algunas de sus alcaldías emblemáticas, como era la alcaldía de Sevilla y algunas otras. Muchos lo atribuyeron a las payasadas de un extraterrestre denominado Rodríguez Zapatero, que al parecer había suplantado al Zapatero original, que era mucho más serio y comedido y no abusaba tanto del llamado “efecto ceja”, ni de su sonrisa de clown de película neorrealista italiana, que ponía a la gente de mala uva. En los días siguientes a las elecciones, el partido se reunió unas cuantas veces para intentar aclarar las razones de la derrota. Nadie sospechaba que era una estrategia de sustitución de partidos que había sido preparada por los alienígenas, para desalojar al PSOE del poder. De cualquier modo, hay que ver lo maleducados que son estos extraterrestres. Piénsese, por ejemplo, en el mal comportamiento de un tal Strauss-Kahn, supuestamente el presidente del FMI, pero en realidad un habitante de la galaxia de Orión, que como en su planeta tiene la costumbre de meterle mano a toda individua del sexo femenino que encuentra a su paso, y allí parece ser que lo ven como algo normal, pues aquí no pudo contenerse y pasó lo que pasó. Como estos extraterrestres son muchimillonarios, de ahí la insistencia del abogado de ese personaje en que le soltaran pagando una fianza. Pero como tienen tanta facilidad para evadirse a sus planetas de origen, el juez, que parece ser un juez ilustrado y consciente de sus responsabilidades, ha decidido, un tanto ilusoriamente, ponerle una pulsera electrónica para que esté localizable (como se monte en una nave espacial, a ese no lo localiza ni su padre…). ¿Existe la presunción de inocencia para extraterrestres? Que yo sepa, en los anales de la Tierra nunca se ha hablado de nada semejante, aunque me tengo que leer algunas novelas de Asimov de la saga La Fundación y otros relatos de Philip K. Dick, amen de los de Arthur C. Clarke, para ver si existe algo parecido por esos lugares. De cualquier modo, pensemos en que lo ocurrido con Straus-Khan es sólo una suposición y que ese extraterrestre es inocente mientras no se demuestre lo contrario. Como vemos el panorama mundial está muy complicado a raíz del aterrizaje de tanto extraterrestre desocupado y sin trabajo en nuestro planeta. Les ha sucedido como a determinados personajes que han ido a parar a las oficinas de la administración en España, colocados por los políticos de turno, que han resituado a amigos y parientes sin trabajo antes de perder las elecciones. ¡Menuda bicoca! Se ve que los extraterrestres siguen la misma lógica. De ahí el afán de suplantar a los políticos y famosos. Es la estrategia del quítate tú para que me ponga yo. Me recuerdan a esas parejas no muy bien avenidas que no hacen más que darse empujones en la cama e invadir el espacio del cónyuge… En fin, que a ver si aprendemos a no invadirnos unos a otros y a vivir en buena vecindad, señores extraterrestres. Y a no quitarles los puestos de trabajo al prójimo. Y a no abusar de la hacienda pública, que como sigan por ese camino las crisis del petróleo y otras como la del 27 y la depresión subsiguiente van a ser un juego de niños.