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Martín Unzué
Una historia de reformas
Unzué, Martín
Una historia de reformas : apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado
argentino (1976-2003) .
- 1a ed. 2011.
90 p.; 23x16 cm.
ISBN 978-987-33-0550-4
2
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
Índice
-Introducción 5
-Los años 70: una breve descripción 7
-El terror: primera parte 10
-El plan económico de Martínez de Hoz 11
-Reforma financiera, endeudamiento y crisis bancaria 16
-Colapso de la dictadura y nueva democracia 20
-Los vaivenes económicos bajo el gobierno radical 23
-Los orígenes del menemismo 25
-Primeros intentos en el gobierno 28
-La reforma del Estado presentada como una necesidad ineludible 31
-La legitimación de las privatizaciones 32
-Los casos testigos de Aerolíneas Argentinas y Entel 36
-Un proceso profundo y veloz 45
-Los sectores ganadores con las ventas 48
-El lanzamiento del Plan de Convertibilidad 52
-La segunda etapa de las privatizaciones 55
-La débil regulación estatal frente a las privatizaciones 57
-La reforma del sistema previsional 62
-El camino al segundo mandato de Menem 66
-La crisis de 1995 y la evidencia de los límites el modelo 67
-Intentos ante la crisis 70
-Las elecciones de 1999 71
-La Alianza como “alternativa” 72
-La crisis de diciembre de 2001 75
-Del 2001 a las elecciones de 2003 76
-Algunas conclusiones 79
-Breve Bibliografía 81
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Una historia de reformas
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Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
Introducción
La tarea que emprendemos en las páginas que siguen pretende brindar algunos
elementos para comprender los procesos políticos y económicos que ha atravesado la
Argentina en el último cuarto del siglo XX y que condujeron a la gran crisis del año
2001-2002. Siendo este un trabajo introductorio pensado para reponer parte de esa
historia, no ha tenido la pretensión de ser exhaustivo en el tratamiento de los temas, ni
equitativo en la profundidad del análisis de cada momento del período. El lector tampoco
deberá esperar un texto que de cuenta de todos los múltiples y complejos sucesos
acontecidos en ese tiempo.
Nuestra intención ha sido brindar un estudio centrado en el rol del Estado argentino
en esos años, lo que nos ha obligado a seleccionar los hechos a relatar, dejando
inevitablemente al margen una gran cantidad de material de enorme valor. En el universo
de infinitos hechos producidos en los años que presentamos, nos hemos visto forzados a
no considerar muchos de ellos, a pasar con una simple mención a otros y a detenernos
brevemente en lo que hemos considerado medular para el problema.
El carácter complejo y multicausal de los procesos a los que queremos referirnos,
hace que toda selección termine presentando un cierto carácter arbitrario, lo que es
inevitable en cualquier trabajo histórico, pero que, a pesar de ello, preferimos remarcar en
este comienzo.
Sin embargo, esto no significa que esas múltiples elecciones que hemos debido
tomar no estén sostenidas por una serie de criterios que las fundamentan, que si bien
pueden no ser los únicos válidos, nos han parecido los más adecuados para presentar un
relato simple y al mismo tiempo, capaz de dar cuenta de los principales procesos
recientes referidos a la evolución del Estado argentino.
La otra decisión que hemos debido tomar fue la de definir el recorte temporal con el
que íbamos a trabajar. Si este texto busca dar cuenta de los cambios, centrándose con
particular énfasis en la década del 90 por la envergadura que en ese período han tenido
los mismos, es inevitable hacer referencias a los antecedentes.
¿Pero hasta donde indagar para encontrar esas raíces? Porque la transformación del
Estado argentino se enmarca en un proceso mucho más amplio de cambio social, político,
económico y cultural. Numerosos sucesos han ido irrumpiendo en la sociedad argentina y
han contribuido a darle forma, generando las condiciones coyunturales propicias para que
la transformación que pretendemos estudiar tenga características particulares. Entonces
explicar ese proceso es, necesariamente, reflejar por lo menos algunos de esos cambios
que han dejado huellas profundas contribuyendo a la instalación de un discurso que se
vuelve hegemónico, por diversas razones que veremos más adelante, en los años 90.
El problema es aún más complejo si aceptamos que no existe un carácter sui generis
en todo lo sucedido en Argentina en las últimas décadas. No son los argumentos
endógenos los que pueden monopolizar la explicación que buscamos.
Procesos similares pueden rastrearse en varios países latinoamericanos, lo que da
cuenta de la existencia de numerosos elementos externos que son de peso en la definición
de los diferentes sucesos nacionales. Es muy clara la capacidad de acción de los países
centrales, de los organismos financieros internacionales, de las empresas multinacionales,
pero también, de los discursos intelectuales que son producidos en esos centros y que
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Una historia de reformas
Son muy conocidas (y difundidas) las reflexiones que han sostenido el aspecto
atípico de la “frustración” de la Argentina en el siglo XX3. Hasta podríamos decir que
hay cierto gusto, especialmente en el periodismo local, por mencionar ese elemento
particular del desarrollo argentino. ¿Será una suerte de orgullo localista por destacarse,
aunque sea como los peores? ¿O el mero ejercicio de especular que las cosas hubiesen
podido tomar otro rumbo, como buscando un consuelo ante el desplante del destino?
Dos cosas debemos decir sobre esto. La primera, es que no podemos pensar que
esas visiones son necesariamente novedosas aunque han incorporado elementos recientes
que le renovaron sus fundamentos. Este discurso también se puede encontrar expresado
con una enorme actualidad mucho antes de que comenzara la crisis del llamado modelo
agroexportador. Vale la pena citar a un diputado de la Nación en el Congreso de Santa Fe
de 1853, que en el momento de discutir la aprobación de la Constitución Nacional
sostenía: “Estimándonos por sábios, políticos, diplomáticos y hombres de estado, somos
los únicos que no hemos gozado de una sola época de paz, de libertad práctica, de
felicidad, de abundancia, de órden interior, ni de respeto exterior; los únicos que en toda
1
Como síntesis de los acuerdos de políticas pro-mercado. El origen del término ha sido asociado a un
trabajo de John Williamson, publicado en 1989, en el que proponía una lista de acuerdos generalmente
aceptados en los centros académicos y políticos de Washington. El trabajo estaba enmarcado en la
producción del Institute for International Economics, un think thank que reúne a numerosos economistas
que “investigan y hacen recomendaciones políticas”. A partir de 2006, al cumplirse el 25 aniversario de su
creación, el instituto adopta el nombre de Peterson Institute for International Economics.
2
Nos referimos al discurso pronunciado por Eduardo Duhalde luego de ser nombrado presidente de la
Nación por el voto de la Asamblea Legislativa el 2 de enero de 2002, donde afirmaba que “Argentina esta
condenada al éxito”.
3
En ciertos casos análisis serios han demostrado cómo Argentina abandonó el pelotón de los países con
posibilidades de desarrollarse ya desde la década del 20 o del 30 del siglo pasado. Esos trabajos suelen
comparar la situación del país antes de esa crisis y en la actualidad, con las de Australia o Canadá. Otras
referencias menos serias pero no por ello menos mencionadas, comparan la historia del desempeño
argentino con el de Japón. Esto es lo que hizo Lester Thurow en un tristemente exitoso libro que a
comienzos de los años 90 logró la categoría de best seller en muchos lugares del mundo, anunciando el fin
de la Guerra Fría y profetizando la llegada de un nuevo orden regido por la competencia económica entre
los grandes bloques regionales. También podemos encontrar ejemplos de este relato en autores como
Nicolás Shumway.
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Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
línea retrocedemos cada dia, en vez de progresar; somos en fin, los únicos, que en vista
de nuestro estado, la América y la Europa nos compadecen, nos desprecian ó
insultan…¿Y por qué tanta desgracia? Porque de todo hemos abusado, y mas que de
todo, de la oportunidad para nuestros ensayos. Aspirando siempre á la primacía en
estos, solo hemos obtenido amargos desengaños y ser los últimos en las realidades”4.
En segundo lugar, que si bien es cierto que la crisis estalla con los hechos
traumáticos de fines del año 2001 y sus efectos, la historia no se detiene, lo que hace
siempre necesarias las relecturas de ese pasado próximo, para distinguir los cambios y las
continuidades, los condicionantes que perduran y las consecuencias que subsisten.
Es por ello que en las páginas siguientes también buscaremos brindar herramientas
para pensar parte de los capítulos posteriores a esa gran crisis, que permitan medir los
costos dejados por la misma y las posibilidades abiertas.
A pesar de ello, no pretendemos desarrollar un análisis pleno sobre los procesos que
se inician a partir de 2003 con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia. La falta de
distancia temporal como para hacer un análisis histórico de los mismos es sin dudas la
primera de las razones, más teniendo en cuenta que gran parte de este texto, aunque ha
sufrido actualizaciones, fue escrito en el primer semestre de ese mismo año y presentado
en las clases de la materia Teoría del Estado en la Universidad de Buenos Aires. Los años
han pasado pero la conciencia de la miopía académica que en las ciencias sociales debe
ser respetada, dejando al periodismo el afán descriptivo de lo cotidiano, nos llevan a
mantener esa decisión por el momento.
Es en los años 70 que comenzaremos a buscar las raíces de los procesos que
terminaron de emerger dos décadas después. Porque los años 70 son, desde múltiples
puntos de vista, una bisagra que abre el juego de un nuevo modelo de país en un orden
mundial en transformación.
No es que los intentos por reimplantar políticas de signo liberal no hayan sido
recurrentes en la segunda parte del siglo XX en Argentina, en América Latina y también
en buena parte del resto del mundo. Un breve análisis de las formas de solucionar las
periódicas crisis del modelo industrializador local, en particular, el rol destacado de
ciertos personajes alineados al liberalismo (algunos incluso a las asociaciones liberales
internacionales como la Sociedad del Mont Pelerin, la célebre organización en la que se
destacaron Frederick Von Hayek, y Milton Friedman entre otros) son claros.
En Argentina, como a nivel mundial, el desarrollo y la influencia del pensamiento
liberal desde la posguerra es una constante, aunque no será hasta los años 70 que el
mismo logre su consolidación política.
Pero hay una huella previa que se va marcando al menos durante un par de décadas
de historia económica anterior a los años 70, forjada por ciertos nombres que ocupando
cargos centrales en el Estado (particularmente ministerios de economía, secretarías de
hacienda y otros organismos públicos claves) van mostrando la perennidad de un proceso
en ciertos momentos emergente y en otros subterráneo.
4
Discurso de Facundo Zuviría extraído de las actas de sesión. En Asambleas Constituyentes Argentinas
1813-1898, trabajo compilado por Emilio Ravignani, Buenos Aires, 1937, Facultad de Filosofía y Letras de
la UBA, pág. 474. Hemos conservado la ortografía original de las actas en la transcripción.
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Una historia de reformas
5
Casualmente, nieto del dueño de los talleres Vasena, lugar emblemático donde se origina el conflicto
que genera la llamada “Semana Trágica” de 1919.
6
Roberto Alemann asume como ministro de economía en 1961. Volverá a ocupar la cartera económica
tres décadas después, cuando a fines de 1981 sea nombrado por el presidente de facto Leopoldo F. Galtieri.
Su hermano, Juan Alemann, también tendrá una trayectoria similar, siendo presidente del Banco
Hipotecario Nacional en 1968 y luego secretario de hacienda del ministro Martínez de Hoz desde el golpe
de 1976.
7
La continuidad económica entre el gobierno de Frondizi y el que surge del golpe de estado a éste, que
lleva a Guido a una breve presidencia, queda claro por la ratificación de Jorge Wehbe como ministro de
economía. Wehbe volverá a ese cargo con dos presidencias de facto: en 1972 bajo el gobierno de Lanusse y
en 1982 con la presidencia de Bignone. En 1962 Wehbe será reemplazado por Federico Pinedo a quien
sucederá Álvaro Alsogaray, Eustaquio Méndez Delfino y finalmente, en 1963, Martínez de Hoz sobre
quien volveremos más adelante.
8
Al igual que Roberto Alemann, Pastore volverá a ocupar el ministerio de economía a finales de la
última dictadura, cuando en 1982 sea nombrado en reemplazo del propio Alemann por el presidente de
facto Reynaldo Bignone.
8
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
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Una historia de reformas
diagnóstico realizado por el equipo económico de Martínez de Hoz, surgirán las grandes
ideas rectoras de las reformas que, si bien todas no llegarán a ponerse en marcha antes de
1983, seguirán promoviendo políticas neoconservadoras que en los años 90 terminarán de
ver la luz.
Las continuidades entre las propuestas de esa segunda mitad de los 70 y las de los
90 resultan sorprendentes como veremos más adelante.
12
En rigor, la activación del movimiento obrero en contra del plan de Rodrigo será amplia, y llevará a
dos paros generales a partir de junio de 1975 y a un enorme número de huelgas parciales y movilizaciones
diversas, las que se inician en buena medida en la provincia de Córdoba con una importante acción de los
trabajadores de la industria automotriz, aunque la protesta se extienden rápidamente por todo el país.
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Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
parte de la junta militar encabezada por el hasta ese momento jefe del ejército, Jorge
Rafael Videla.
13
Un buen ejemplo de esta contradicción se encuentra en el prólogo que realiza el presidente de facto
Videla al libro en el que Martínez de Hoz realiza el balance de su gestión en el gobierno, donde afirma que
la obra es “un aporte para quien lo lea, de la rica experiencia aquilatada a través de cinco años en la
aplicación de principios que (…) mantienen su total vigencia, pues están inspirados en la defensa de la
libertad que es el bien más preciado que Dios ha conferido al hombre”, en Bases para una Argentina
Moderna, op. cit. pág. 7. Es evidente la paradoja de que uno de los mayores responsables de violaciones a
los derechos humanos sostenga que el plan implementado buscaba “la libertad”.
14
Nos referimos al think tank formado a comienzos de los años 70, por representantes de los Estados
Unidos, Europa occidental y Japón. Financiado parcialmente por la fundación Rockefeller, dentro de sus
primeros reportes se encuentra el titulado: The crisis of democracy, en el que participan como autores
Samuel Huntington, Michel Crozier y Joji Watanuki. Es interesante ver que el diagnóstico de la
“sobrecarga” de demandas políticas que según los autores estaban recibiendo los Estados occidentales y la
necesidad de reducir las mismas, era una lectura muy compartida por aquellos que en Argentina, ya desde
fines de los 60 a la luz del “Cordobazo”, veían el riesgo de la movilización social, en especial sindical o
estudiantil.
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Por ello, el papel del Estado en ese nuevo escenario propuesto por el plan lanzado
en 1976 se comienza a preparar con la instalación del discurso sobre la ineficiencia de lo
público, que lleva a la necesidad de achicar y transferir las tareas del Estado al ámbito
privado19, siendo ésta la contracara del proceso de deslegitimación de la política que
también estaba alimentado por el discurso oficial.
15
Donde también recibe su doctorado, produciendo una tesis sobre la legislación de tierras en Nueva
Zelanda (1968).
16
La historia de la familia Martínez de Hoz se remonta a la época virreinal, aunque se convertirán en
grandes terratenientes tiempo después. José Martínez de Hoz será uno de los fundadores de la Sociedad
Rural Argentina en 1866.
17
Martínez de Hoz será juzgado por su participación en este proceso, indultado en 1989 por el gobierno
de Menem y posteriormente, revocado el indulto, encarcelado en 2010.
18
Martínez de Hoz (1981), op. cit. pág. 12.
19
La difusión del slogan “achicar el Estado es agrandar la Nación” resultó masiva y un claro ejemplo de
este intento por reconfigurar la idea de lo estatal, pero también de lo público, a partir de la promoción de la
lectura liberal como hegemónica.
12
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Pero es importante ver que a pesar de las decisiones concretas, el período que se
abre con el golpe de estado es una etapa de maduración, en la que aun no hay condiciones
políticas para un avance sin tregua por el sendero de las reformas que ya se habían
intentado sin éxito en múltiples ocasiones. Por ello, lo que se siembra en esos años no se
concretará en forma cabal hasta la década del 90, cuando efectivamente se reforme el
Estado nacional de modo contundente.
Esa dictadura militar que propicia la difusión del discurso neoliberal, recién en
marzo de 1980 podrá sancionar la ley 22.177 que faculta al PEN a realizar las
privatizaciones parciales o totales que crea convenientes. Salvo contadas excepciones, es
poco lo que se avanza en ese sentido.
La privatización de la flota fluvial del Estado en febrero de 1981 (entre ella, la que
hacía los servicios internacional hacia Uruguay), o la privatización de algunos ramales
periféricos de FF.CC (como el que iba de Encarnación a Formosa) no dejan de ser
medidas más simbólicas que verdaderas decisiones que comprometan el rol del Estado
empresario. La pérdida de poder político del gobierno militar a fines de 1982 lleva a que
se suspenda el llamado a concurso para privatizar los medios de comunicación a principio
de diciembre de ese año, y que se congelen los planes de profundización del programa de
ventas.
20
Gino Germani entre otros estudiará este proceso de “modernización acelerada” que produce la
industrialización y que altera a toda la sociedad argentina. La consecuencia política de este cambio será la
formación de una clase obrera industrial que permitirá la emergencia del peronismo como fenómeno
político.
13
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economía21. En este sentido, no sólo comenzó a surgir una retórica del ajuste del gasto
público (que en la práctica tuvo poca relevancia), y un congelamiento de salarios que sí
fue determinante en la pérdida de participación de los trabajadores en el ingreso nacional,
sino que comenzó a hablarse de un “disciplinamiento” a los empresarios que aumenten
sus precios. El eje central del plan económico adoptado fue en consecuencia, la
generación de nuevas condiciones de competencia que, a los ojos del equipo económico,
iban a eliminar la inflación.
¿Pero cómo se lograron esas nuevas condiciones de competencia? A través de una
política de apertura comercial que favoreció la llegada de productos importados que
inevitablemente empezaron a sustituir a los productos nacionales. La llamada
“liberalización” comercial favoreció las actividades importadoras por sobre las
productoras, y esto se presentó como una evidencia de la ineficiencia de las segundas
para competir.
Pero hay otro elemento importante y estrechamente ligado: el manejo del tipo de
cambio. El nivel del tipo de cambio es una variable central para la definición del
comercio internacional. Si el tipo de cambio se encuentra devaluado, se incentivan las
exportaciones22, si se encuentra sobrevaluado, se incentivan las importaciones.
A partir de 1978, y ante un aumento de la inflación, el equipo económico va a
depositar buena parte de sus herramientas para controlar ese problema en el tándem
apertura comercial y manejo del tipo de cambio23.
Si el dogma de la economía liberal supone que todos los mercados deben funcionar
en forma libre, sin intervención del Estado, esto no es lo que sucedió con el de divisas
(como tampoco sucedería en el plan de Convertibilidad como veremos más adelante)24.
La propuesta económica implementada fue un plan de minidevaluaciones decrecientes
21
La relación entre la inflación y la ineficiencia del Estado ha sido muy desarrollada, en especial durante
las dos hiperinflaciones de fines de los 80. El argumento extremadamente simplificado era, que el Estado
emitía dinero para financiar su déficit y que ese incremento de la masa monetaria era el causante de la
inflación. Sin embargo, esto no necesariamente es así, y hay numerosos casos en los que una política
monetaria activa no se traduce en una inflación importante. Basta ver lo que sucede en Argentina entre los
años 2003 y 2007, donde se ha combinado emisión y baja inflación. También lo que han hecho los Estados
Unidos desde hace varios años, que arrastran déficits fiscales récords, una parte de ellos cubiertos con
emisión monetaria y sin niveles de inflación interna importantes. En síntesis, el problema es mucho más
complejo que lo que pretende la pseudo-divulgación llevada adelante por actores interesados en vincular el
déficit con la inflación para legitimar la reducción del primero.
22
Esto es lo que ha hecho el gobierno de Georges W. Bush en los Estados Unidos desde el año 2003:
mantener las tasas de interés más bajas de las últimas décadas, debilitar al dólar frente al Yen y al Euro, y
de esta forma favorecer las exportaciones de ese país con el fin de contribuir a reactivar la economía. Lo
mismo sucedió con la administración de Barack Obama desde sus comienzos, aunque el intento de devaluar
el dólar se centró en su paridad frente al Yuan chino y algunas otras monedas de economías emergentes
(como la de Brasil).
23
Un ejemplo de ello son las medidas anunciadas por el ministro de economía sobre reducción de
aranceles a la importación, liberalización del comercio exterior en los bienes que presentan mayores
aumentos de precios y suspensión de las exportaciones de los bienes escasos para abastecer el mercado
interno. Se pueden consultar en La Nación, 13 de abril de 1978.
24
De hecho, podemos decir que el neoliberalismo ha dado múltiples ejemplos de pragmatismo,
sosteniendo que el Estado es el responsable de todos los males de la sociedad, pero recurriendo a su
intervención ante cada situación de crisis sistémica. Las políticas de salvataje a determinados sectores
aplicadas masivamente en los países centrales durante la crisis del año 2009 son un claro ejemplo de ello,
pero la historia argentina provee un extenso catálogo de ejemplos similares.
14
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
preanunciadas, conocido popularmente como “la tablita cambiaria”25. Esta tabla, con
vasta difusión en todos los medios de comunicación, fijaba el tipo de cambio para las
próximas semanas, y establecía pequeñas devaluaciones diarias, pero a su vez, cada vez
menos significativas. Es que dentro de los supuestos del plan estaba el de lograr una
paulatina convergencia de los niveles de inflación internos con los de los países
desarrollados, gracias a la acción de la competencia entre productos locales e
importados26.
Sin embargo, los bienes de una economía se pueden agrupar en dos grandes
categorías: los bienes transables que consiguen producirse en un lugar del mundo y
venderse en otro (por ejemplo un automóvil) y los bienes no transables, es decir, aquellos
cuya circulación está restringida por motivos físicos. En esta segunda categoría abundan
los servicios. El alquiler de un inmueble en Buenos Aires no tiene otro bien sustituto en
el precio del alquiler de un inmueble similar en San Pablo o Tokio, simplemente, porque
pocos se mudan de ciudad por el costo del alquiler. Lo mismo sucede con una amplia
gama de servicios, entre ellos, la luz, el gas, los servicios bancarios, la peluquería, el cine,
etc...En consecuencia, la apertura comercial puede llevar a que el productor de
automóviles vea que si aumenta sus precios no podrá vender su producto porque los
clientes lo reemplazarán por autos importados27, pero eso no le impide al dueño de un
inmueble aumentar el valor del alquiler, porque él no está sometido a la competencia de
los productos importados. Por ello, y como el índice de precios al consumidor que mide
los niveles de inflación, está formado por los precios de ambos tipos de bienes y servicios
(por una canasta de bienes que forman un consumo tipo), que los primeros no aumenten
mientras sí lo hacen los segundos, lleva a que el nivel de inflación interno sea superior al
externo. Más aún, el aumento de los segundos lleva a que se incrementen los costos de
producción de aquel que vende bienes transables, por lo que, llega un punto en el que no
puede dejar de aumentar sus precios, a pesar de que ello lo deje al margen del mercado
sin posibilidades de competir.
Este es el proceso que se va a dar en Argentina a fines de los años 70 y que va a
significar una primera ola desindustrializadora, originada en el cierre de todas aquellas
fábricas que no podían seguir compitiendo frente a los productos importados28. Es
importante notar, que no es sólo la apertura comercial la que destruye a una parte
importante de la industria, sino la combinación de apertura comercial y sobrevaluación
del tipo de cambio, originada en el manejo arbitrario del mismo, y que se va dando a
medida que la inflación interna no se comporta como estaba previsto (no se desacelera en
forma abrupta).
25
Esta tablita funcionó desde fines de diciembre de 1978 hasta la sorpresiva devaluación del 2 de febrero
de 1981, que aunque dio origen a una nueva tablita, le restó credibilidad al sistema. Es interesante ver que
una metodología similar fue puesta en práctica en Uruguay, funcionando hasta diciembre de 1982.
26
Nuevamente este mecanismo es el antecedente más evidente del Plan de Convertibilidad adoptado en
abril de 1991, como veremos más adelante.
27
La irrupción de los autos japoneses en el mercado argentino es de los años 1980-1981.
28
El PBI industrial del país se contrajo un 10% entre 1973 y 1983, mientras el número de trabajadores
industriales cayó un 34,3% y el salario real un 17,3%.
15
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Pero hay otro aspecto del plan económico puesto en marcha desde 1976 que
también merece una mención por sus implicancias futuras: la reforma financiera.
El mundo conoce desde la primera crisis del petróleo del año 1973, una nueva etapa
de la historia del capitalismo caracterizada por un fuerte crecimiento relativo del sector
financiero, propiciado por la previa y unilateral declaración de la inconvertibilidad del
dólar a partir de 197132.
Los llamados “petrodólares” comienzan a circular por los mercados internacionales,
ayudados en parte por nuevas tecnologías en desarrollo que permiten más
comunicaciones y mejor movilidad de capitales. Incluso antes de que comience a
vulgarizarse el término “globalización”, se van generando las condiciones que permitirán
su existencia en el plano financiero33.
29
A modo de ejemplo, en el año 1980 el peso se devalúa frente al dólar un 23% pero el índice de precios
al consumidor se incrementa un 87,6%.
30
Las mediciones del INDEC relevan un 2,5% en 1979, y un 5,3% en 1982.
31
El componente represivo del golpe militar puede estar más relacionado con la necesidad de desarticular
cualquier resistencia a estas transformaciones que al declarado fin de “combatir a la subversión”, algo que,
por otro lado, ya se había implementado ampliamente durante el gobierno constitucional previo.
32
La presidencia de Richard Nixon declara unilateralmente la inconvertibilidad del dólar en oro, como
consecuencia de las crecientes demandas de cambio de dólares por ese metal, producto del fuerte aumento
de la impresión de papel moneda para, entre otras cosas, financiar la guerra de Vietnam. La
inconvertibilidad del dólar decretada en agosto de 1971 pone fin al sistema financiero internacional
inaugurado en Bretton Woods.
33
Si bien trataremos el tema más adelante, es importante ver que la dimensión financiera es una de las
más relevantes del fenómeno de la globalización, por la capacidad que muestra para limitar los grados de
libertad con los que pueden actuar los Estados nacionales. Si en cierta medida se asocia globalización con
debilitamiento de los mismos y sus soberanías económicas, mucho de ello es producto de la vertiente
financiera de este fenómeno, aunque esto no significa que la globalización se limite a ella, pues también
hay un aspecto comercial y uno cultural para nada poco relevantes.
16
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
34
Hay numerosos trabajos que se han dedicado a mostrar como la gran debilidad histórica del Estado
argentino ha sido siempre su sector externo. Como consecuencia de ello, la historia del endeudamiento es
muy extensa, desde el primer empréstito de la Baring Brothers contraído bajo el gobierno de Rivadavia en
1824, a los ciclos de stop and go de la economía local explicados por la falta de divisas. Sin embargo, este
último capítulo del problema del endeudamiento externo argentino comienza a mediados de los años 70 y,
con varias crisis intermedias, lleva a la situación de colapso del año 2002 y la declaración del default de la
deuda pública.
35
Puede haber ciertas divergencias con esta cifra, en parte por cuestiones metodológicas, pero no con el
fuerte aumento del endeudamiento en el período 1976-1984.
36
El déficit fiscal tiene variadas causas, incluso ciertos análisis sostienen que la aventura de la Guerra de
las Malvinas contribuyó sustancialmente al aumento del gasto público en los tramos finales de la dictadura
militar. Sin embargo estamos centrando las causas en decisiones de política económica erradas que
originaron fuertes perjuicios: el manejo del tipo de cambio, las garantías a los depósitos en bancos
insolventes y mal regulados y la nacionalización de la deuda externa privada.
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Una historia de reformas
rendimientos extraordinarios en divisas37. Por otra parte, esas tasas de interés hacían
difícil el acceso al crédito por parte de los empresarios nacionales (problema
particularmente grave para las pymes)38, mientras que aquellos que tenían acceso al
crédito en el exterior lograron realizar negocios fáciles, sea en la pura especulación con el
diferencial de tasas de interés, o adquiriendo empresas que sin créditos no estaban en
condiciones de seguir funcionando.
Esto permitió que un pequeño puñado de firmas comience a destacarse del resto,
creciendo en medio de una economía en contracción, y diversificando sus actividades:
este será el núcleo de una concentrada burguesía nacional formada en torno a los
llamados grupos económicos (GGEE), que como veremos más adelante, se constituirán
de aquí en adelante, en actores centrales de todo el proceso económico39.
Pero hay otros elementos importantes en esta reforma financiera: la combinación de
tasas de interés totalmente libres y garantía total a los depósitos bancarios se va a mostrar
sumamente perjudicial cuando estalle la crisis bancaria de 1980-1981. Si las garantías
generalizadas buscaban apoyar a las nuevas instituciones, no fueron pocas las que
quebraron dejando sus pasivos en manos del BCRA. A partir de marzo de 1980 y a lo
largo de un año, fueron más de 33 las entidades financieras liquidadas, muchas de ellas
grandes y con numerosos clientes.40 Pero a diferencia de lo que sucederá en las dos crisis
bancarias posteriores, la de 1989 y la del año 2001, en este caso, los ahorristas no
sufrieron grandes pérdidas en forma directa. La Ley de Entidades Financieras permitió
que los enormes costos de esas liquidaciones fueran “socializados” al quedar asumidos
por el Estado41.
Retomando el tema del endeudamiento podemos decir que en este momento, el
fenomenal incremento de la deuda pública argentina ya mencionado se debió no sólo al
déficit fiscal, sino fundamentalmente a una serie de errores de política económica que
tuvieron costos muy altos. Al mantenimiento del tipo de cambio fuertemente
37
Con tasas de interés que podían llegar al 70% anual, la devaluación del peso en 1980 fue (como ya
mencionamos) del 23% frente al dólar.
38
El fuerte incremento en las tasas de interés también va a significar el ajuste de todos los créditos,
incluidos los inmobiliarios, a ritmos que en muchos casos se hicieron impagables. De ahí el recuerdo de la
famosa circular 1050 del BCRA emitida en enero de 1980, que autorizó esos incrementos generando una
importante ola de remates de bienes hipotecados en garantía.
39
Estos grupos económicos serán los protagonistas de la economía argentina desde ese entonces. Entre
ellos podemos citar a Techint de la familia Rocca, las empresas ligadas a Pérez Companc, y Bunge y Born
(grupo que terminó trasladando buena parte de sus negocios a Brasil) entre otros. Los criterios con los que
se definieron estos grupos económicos permanecen en el campo de la investigación. Entre 1975 y 1981, el
46% de las más grandes empresas del país desaparecieron o cambiaron de manos. El ejemplo más claro es
el de la desaparición de un mega conglomerado de empresas como Sasetru, que en el momento de su
quiebra (febrero de 1981) tenía una deuda estimada en unos 1200 millones de dólares. Esta quiebra
arrastrará la de varios bancos y financieras que estaban muy expuestos con el grupo. Pero mientras estas
empresas dejaban de existir, otro pequeño grupo de compañías creció en forma sostenida a pesar de la
contracción general de la economía, y comenzó a constituirse en un actor no sólo económico, sino también
político.
40
Bancos, financieras, sociedades de ahorro y préstamo para la vivienda y cajas de crédito cerraron sus
puertas en esta crisis, entre ellos, el Banco de Intercambio Regional, el Banco de los Andes, o la financiera
Corfinsa.
41
El artículo 56 de esa ley establecía que el BCRA respondía por el 100% de los depósitos de hasta 100
millones de pesos y el 90% de los depósitos superiores a ese monto.
18
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
19
Una historia de reformas
financiarse en los mercados mundiales de forma fácil por la excesiva liquidez en esas
plazas, tomando créditos que en general eran a corto plazo, pero que se solían cancelar a
su vencimiento con nuevos créditos.
Pero una serie de sucesos a nivel mundial condujeron al estallido. La caída de los
precios internacionales del petróleo, así como la de la mayor parte de los bienes primarios
exportados por las economías latinoamericanas, y la recesión en Estados Unidos,
obligaron a México a devaluar su signo monetario en el mes de febrero de ese año. En ese
momento, los bancos comerciales empezaron a reducir su exposición en el país, no
renovando sus créditos. Pero esto no sólo sucedió con México, sino que los bancos con
casas matrices en el norte (la mayor parte en los Estados Unidos), vieron que el riesgo
asumido en países latinoamericanos era muy elevado, por lo que buscaron velozmente
dejar de renovarles créditos a esos países48. Con la moratoria mexicana el proceso se
acelera y se cierran automáticamente todas las puertas de financiamiento privado para la
región49. Evidentemente, esta decisión tomada por el conjunto de la banca encabezada
por los mayores acreedores como el Citicorp, el Bank of America y el Manufacturers
Hanover, resultó una gran paradoja, pues para reducir el riesgo, esos bancos lo
aumentaban, al resistirse a renovar préstamos que no podían ser devueltos en forma
inmediata. La tensión ocasionada por el temor a un posible default generalizado de los
deudores del sur, que podía comprometer la salud del propio sistema financiero de los
países desarrollados, motivó la reacción inmediata de los organismos financieros como el
Fondo Monetario Internacional, y de las distintas agencias del Estado norteamericano (la
Secretaría del Tesoro, la Reserva Federal) que tomaron cartas en el tema en forma mucho
más decidida.
48
A esa altura, luego de varios años de tasas de interés muy bajas y fácil acceso a los créditos, el
endeudamiento latinoamericano era muy relevante. Brasil tenía unos 88.000 millones de dólares de deuda
en 1982, México unos 80.000 como ya destacamos, Argentina unos 40.000 y la lista continuaba con casi
todos los países de la región.
49
En realidad, un fenómeno similar se dio en África en ese año, pero con la diferencia de que los países
africanos estaban endeudados mayormente con los Estados de los países desarrollados y con los
organismos financieros internacionales, por lo que la negociación de la deuda de esos países se dio
prioritariamente dentro del llamado “Club de París”, un grupo que reunía a los acreedores públicos.
50
Cuando la Argentina decide el pago de toda su deuda con el FMI, unos 9.800 millones de dólares,
utilizando reservas del BCRA, en una decisión que replica a la tomada por el gobierno de Brasil casi en
simultáneo.
20
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
En primer lugar, la “retirada” de los militares del poder en el año 1983 es acelerada
por la fuerte descomposición de la imagen de las FF.AA. como actores políticos y por sus
disputas internas.
Es que la sucesión de gobiernos de facto no puede ser vista más que como un
período de reiterados fracasos en múltiples terrenos. Desde ya, las sistemáticas
violaciones a los derechos humanos generan la condena de importantes sectores sociales
y una presión internacional en constante aumento51. Pero a ello se le suman los malos
indicadores económicos (alta inflación, profundo endeudamiento, caída del salario real,
estancamiento económico, aumento del desempleo entre otros males) y elementos como
el desprestigio del actor militar ante el desastre de la Guerra de las Malvinas52, lo que
también tuvo incidencia en la percepción internacional del carácter poco confiable de un
gobierno militar53.
Estos hechos se suman para que la retirada de los militares argentinos del gobierno
sea producto de un colapso con escaso margen para que negocien privilegios como la
amnistía en la transición.
Esto no es lo que sucede en Chile por ejemplo, donde una dictadura igual de
perversa en su política de derechos humanos, logra mantenerse en el poder durante diez y
siete años, a fuerza de presentarse como exitosa en aspectos como el económico y
confiable tanto para los sectores dominantes en el plano interno como en el contexto
internacional. Por ello, su retirada del poder en 1989 se produce desde una posición de
fuerza que le permite fijar condiciones para el funcionamiento de la democracia por
muchos años54.
51
Esta presión internacional había comenzado a ser fuerte desde el mundial de fútbol de 1978, cuando
fueron numerosas las condenas de diversos movimientos sociales en especial en Europa. Luego en 1979 se
produce la famosa visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dependiente de la OEA,
que es recibida por el propio presidente Videla.
52
No trataremos este tema en el trabajo, aunque es relevante mencionar que, en medio de la crisis
económica, el gobierno militar ya había imaginado la posibilidad de reconstruir su legitimidad a través de
un conflicto armado. El primer intento fue el conflicto con Chile en 1978 por el tema del canal del Beagle.
El segundo, esta vez materializado, condujo a la guerra de las Malvinas contra una de las principales
potencias militares del mundo, aliada estratégica de los Estados Unidos e integrante de la OTAN. A pesar
de ello, al comienzo de las acciones militares, los niveles de aceptación de la decisión (teñida con un fuerte
discurso nacionalista) permitieron soñar con una recuperación del apoyo popular a la dictadura, lo que se
manifestó en grandes concentraciones en la Plaza de Mayo. Sin embargo, la rápida rendición, que desnudó
el grado de improvisación con el que se había actuado, terminaron generando el efecto opuesto al buscado.
En 1988 Galtieri, Lami Dozo y Anaya, las cabezas del ejército, la fuerza aérea y la armada durante el
conflicto, fueron juzgados y sentenciados a doce años de reclusión y destitución por sus responsabilidades
en la guerra.
53
Aquello que no habían logrado las violaciones a los derechos humanos, que es el abierto retiro de
ciertos apoyos internacionales a la dictadura, en especial por parte de Estados Unidos y otros países
europeos, sí se produjo luego de la decisión del 2 de abril de 1982.
54
Si bien no consideramos que el desarrollo económico chileno en el período 1973-1989 sea un éxito, es
un dato cierto que Pinochet cuenta con la suficiente legitimidad como para presentarse a un plebiscito en el
año 1988, en el que se le preguntaba a la población si aceptaba que se mantenga en la presidencia del país
hasta 1997 (votación que pierde pero con más de un 44% de votos a favor). Luego de ello la dictadura
entrega el poder al gobierno democrático con fuertes condicionantes como la Constitución Reformada en
1980, los senadores vitalicios (entre ellos el propio Pinochet), las disposiciones para preservar el
presupuesto de las Fuerzas Armadas, los límites para rever la actuación de las mismas (particularmente en
el tema de las violaciones a los derechos humanos) entre otras cosas. En el caso de Uruguay también hay
fuertes límites a la revisión de lo actuado por los militares, en especial a partir de la ley de caducidad que se
21
Una historia de reformas
aprueba en 1986 para evitar los juicios por violaciones a los derechos humanos, la que generó numerosos
conflictos hasta el presente. Finalmente esa ley resulta derogada por el congreso en el año 2011.
55
Nos referimos a la segunda, pues la primera de ellas, organizada por las Madres de Plaza de Mayo se
realiza a fines de 1981.
56
La convocatoria al paro fue realizada en forma conjunta por todos los gremios nucleados en la CGT
Azopardo (más moderada), la CGT Brasil y los llamados “Gremios no alineados”. La huelga es presentada
por los sindicatos como “un plebiscito contra la política económica y social” que muestra el “aislamiento
total del poder militar”. Saúl Ubaldini declarará “el gobierno tiene una salida: irse”, en La Nación, 7 de
diciembre de 1982.
57
Recordemos que Luder, como presidente provisional de la Cámara de Senadores, había ocupado la
presidencia de la nación en forma interina en 1975, reemplazando a una enferma Isabel Perón.
22
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
58
Aquí se podría mencionar la decisión del gobierno, sea por debilidad o por convicción, de no invocar
el carácter ilegal de buena parte de ese endeudamiento externo que significaba un insuperable
condicionante de política económica por los enormes recursos fiscales que obligaba a destinar al
cumplimiento de las obligaciones financieras. Recordemos que esa deuda había sido contraída por un
gobierno de facto, y además, por el poder ejecutivo de ese gobierno no legítimo, cuando la Constitución
Nacional establece que es facultad exclusiva del Legislativo el tratamiento de los temas de endeudamiento
externo.
59
El Peso ley 18.188, que se implementa a comienzos de 1970, había sido reemplazado por el Peso
Argentino a mediados de 1983. Esa moneda sólo dura dos años, hasta que comienza a circula el Austral en
junio de 1985.
23
Una historia de reformas
60
Al respecto, debemos notar que la penetración hegemónica de los supuestos neoclásicos y sus diversos
derivados en la academia, presentados como el proceso de formación de un saber económico estrictamente
científico, recortando a la disciplina del campo de las ciencias sociales a fuerza de modelizaciones
matemáticas diversas, llevará a que las propuestas teóricas ortodoxas no sean vistas como propuestas
políticas, sino técnicas, o profesionales, y por ello poco sujetas a discusión. En este sentido, los staff de
economistas del FMI, BM y otros organismos, formados por una elite burocrática internacionalizada,
compuesta de graduados en prestigiosas universidades del norte, fueron considerados fuente de
recomendaciones “técnicas” en muchos casos presentadas como transferencias de conocimientos.
61
Eduardo Rinesi sostendrá que estos hechos fueron un punto de inflexión en la transición democrática
argentina, al reemplazar la política de movilización por la lógica del pacto secreto y los acuerdos entre
elites, con el consecuente golpe a la legitimidad del gobierno. Al respecto, “Representatividad, legitimidad,
hegemonía”, en La dinámica de la democracia, op. Cit. Sin dudas, el costo será pagado tanto por la
democracia como por el radicalismo. Pocos años después, el bautizado “Pacto de Olivos” reavivará esa
sensación.
24
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
62
En esta misma línea se encuentra el contrapunto con la Sociedad Rural Argentina que se produce en la
inauguración de la feria anual en Palermo, ese mismo año 1988.
63
Sourrouille es reemplazado por Juan Carlos Pugliese quien dura un mes y medio en el cargo,
reemplazado a su vez por Jesús Rodríguez entre mayo de 1989 y la entrega del gobierno en julio de ese
año.
25
Una historia de reformas
64
Esto es lo que afirma el diario ABC de Madrid, citado por La Nación del día 9 de julio de 1988. Si la
renovación se presentaba como la democratización, el discurso de Menem resultó atractivo por
autodefinirse como el de una “nueva política” realizada sin el aparato del partido, del que Cafiero era
presidente. El estilo folclórico del candidato riojano terminó asumiendo la demanda de renovación del
partido que el cafierismo había identificado, pero que no pudo representar en 1988. Esto significa, que en la
disputa por ver quién encarnaba el verdadero cambio, la propuesta triunfadora logró capitalizar esa
demanda no por la novedad de su discurso o de sus prácticas, sino por su origen periférico, visto como un
cambio en las figuras que manejaban el partido. A pesar de ello, superada la interna, importantes figuras de
la lista derrotada se sumarán al menemismo en puestos clave, como Carlos Corach o José Luis Manzano.
65
Ricardo Sidicaro define a la antielite como un conjunto de personas que “poseen aptitudes y vocación
para la política pero que no cuentan con el reconocimiento y el prestigio suficiente como para ser aceptados
en posiciones de cumbre por quienes ya ocupan los lugares “altos” o de mayor poder de decisión en el
campo político” en Poder Político, Liberalismo económico y sectores populares en la Argentina 1989-
1995, pág. 127.
26
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
66
Poco después de ganar las elecciones, la imagen del nuevo presidente comenzó un proceso de
transformación hasta dejar totalmente de lado el aspecto de caudillo de provincia y reemplazarlo por
atuendos de grandes diseñadores internacionales y la constante labor de un cuestionado peluquero personal.
De este modo, el menemismo consolida una tendencia que se extendía por toda la región: la política frívola,
basada en la imagen antes que en el discurso.
67
Algunos comparan esta emergencia de Menem, como desde afuera de los núcleos tradicionales de la
política, con lo sucedido con Alberto Fujimori en Perú o con Fernando Collor de Melo en Brasil (ambos
terminaron sus mandatos en medio de escándalos por corrupción). Otros en cambio prefieren compararlo
con el presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari por su inserción en un partido tradicional. Lo que sí
es claro es que mucho de la innovación política que representa el menemismo en la Argentina, se parece a
procesos que se dan en otros países latinoamericanos más o menos en el mismo momento. El resurgimiento
del concepto de populismo en los años 90 busca dar cuenta del retorno de los liderazgos políticos fuertes en
contextos de empobrecimiento general, pero también de debilitamiento de las estructuras político-
partidarias tradicionales (por la informalización de la política y la individuación de los actores).
68
Este proceso, del que son claros emergentes personajes como Carlos Reutemann, o Ramón “Palito”
Ortega encabezando una lista que se ha ido ampliando sostenidamente desde ese entonces, surge como una
innovación en la política, consecuencia de la instalación de un discurso adverso a la política que el propio
liberalismo fue construyendo como forma de deslegitimar la acción estatal.
69
En Estado y Sociedad, Buenos Aires, 1999, op. cit pág. 21.
27
Una historia de reformas
70
La inflación del año 1989 fue de casi el 5000% anual.
71
Habría dos olas de saqueos en este período: una entre mayo y julio de 1989 y otra posterior en febrero-
marzo de 1990.
72
Notemos que estos procesos hiperinflacionarios, con sus consecuencias disciplinantes, no son un
fenómeno exclusivo de la Argentina, sino que se verifican en otros países de la región. A modo de ejemplo,
Brasil vive una situación similar y casi en paralelo (en 1990), lo que origina el primer plan de ajuste del
gobierno de Collor de Melo. Al respecto Bresser Pereira (1991).
73
En líneas generales se puede afirmar que la discusión política dentro del partido se clausura. No hay
debates ideológicos y tampoco se discuten políticas de gobierno, las que son cada vez más, gestadas desde
fundaciones o centros de estudios privados y externos (entre ellos la Fundación Mediterránea ocupará un
lugar central poco después). Los pocos opositores a las medidas propuestas deben romper con el partido,
como sucede con el llamado “grupo de los 8”, compuesto por ese número de legisladores que formarán ya
en 1993, el Frente Grande. Es interesante ver la diferencia entre la capacidad de Menem por asfixiar la
mayor parte de los intentos de oposición dentro del PJ y la incapacidad de De la Rúa, su sucesor, para hacer
lo mismo dentro de la UCR, como veremos más adelante.
28
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
caos y el incendio social, y que tomaría cualquier tipo de decisión para evitar un mayor e
irreversible deterioro. En este clima, la apelación presidencial a la ridícula metáfora
médica de la “cirugía mayor sin anestesia” refleja el carácter dramático del momento al
igual que la aceptación social de cualquier tipo de remedio.
El nuevo gobierno, con una fuerte necesidad de dar señales claras a los mercados y
a los grupos económicos que aun guardaban cierta desconfianza frente a su pasado
peronista y a la retórica de campaña de Menem, intenta dar un golpe de imagen en la
conformación del primer gabinete. La elección de un representante del grupo Bunge y
Born para encabezar el ministerio de economía va a ser una prueba indiscutible de la
voluntad del nuevo presidente de alinearse con la cúspide del poder económico
nacional74.
El llamado “Plan BB” (por el nombre del holding del que provenían los ministros75)
buscó reducir drásticamente el gasto público y desregular la economía con el objetivo
declarado de controlar la inflación sin generar recesión. Para ello se propusieron
mecanismos de apoyo crediticio a las empresas que mantuvieran sus precios y una
reducción de impuestos.
Si bien en un primer momento parecieron lograrse ciertos resultados, en pocos
meses, hacia fines de 1989, la situación volvió a empeorar con un nuevo pico
inflacionario.
Pero en esa segunda parte del año 1989 se aprueban dos leyes que serán la base
jurídica de buena parte de las medidas de cambio estructural que adoptará posteriormente
el menemismo. Nos referimos a la Ley de Reforma del Estado y a la Ley de Emergencia
Económica76.
La primera de estas leyes (nº 23.696) abrirá la puerta a las privatizaciones. El propio
texto legal lista una veintena de empresas públicas a privatizar, fundamentando la
decisión en la carencia de recursos, la mala administración y la ineficiencia de las
mismas.
La Ley de Emergencia Económica (nº 23.697) otorgaba facultades discrecionales al
poder ejecutivo nacional para tomar medidas que permitan superar la crisis. Entre ellas
suspendía subsidios y subvenciones, los regímenes de promoción industrial, avanzaba en
la reforma de las funciones del BCRA y creaba un régimen penal para combatir la
evasión fiscal y previsional. Además igualaba el trato al capital nacional y al extranjero
eliminando el llamado “compre nacional”.
Pero el paso de los representantes de B&B por el ministerio de economía fue breve
y a fines de 1989 el presidente decide poner a un hombre de su confianza en ese cargo:
Erman González77.
74
En rigor, los dos primeros ministros de economía fueron hombres del grupo Bunge y Born. El primero
de ellos, Miguel Roig, murió a los pocos días de asumir y fue reemplazado por Néstor Rapanelli
75
Las numerosas empresas del grupo tenían en ese entonces como firma más emblemática a Molinos Río
de la Plata, una empresa fundada a comienzos del siglo XX, que sería vendida a Pérez Companc en el
proceso de retirada de la empresa a fines de los años 90.
76
Ambas leyes fueron aprobadas rápidamente con el apoyo del radicalismo en el poder legislativo, visto
que los representantes justicialistas que habían ganado la elección de 1989 y que le iban a dar la mayoría al
PJ en las Cámaras, no asumirían hasta el mes de diciembre de ese año y que los acuerdos entre el PJ y la
UCR previos a la entrega del mando preveían este apoyo sin restricciones en el poder legislativo.
77
En declaraciones televisivas pocos meses después, Menem reconocerá su desencanto con el grupo BB
afirmando que “como consecuencia de la actitud de esos empresarios es que hemos apelado a un hombre
criterioso, sencillo, humilde, que no es ningún master en economía, que no se especializó en Estados
29
Una historia de reformas
Unidos y que está haciendo las cosas bien como lo hace el ministro González” citado en La Nación, 7 de
febrero de 1990.
78
A diferencia de lo sucedido una década antes, en este caso los ahorristas sí se verán perjudicados por la
medida que los obligaba a esperar diez años para rehacerse de sus depósitos. Sin embargo, esa crisis será
menos importante que la del año 2001 como veremos más adelante. En principio podemos decir que con
cierta regularidad el sistema financiero argentino sufrió colapsos diversos desde comienzos de los años 80.
También podemos ver que a medida que el Estado fue perdiendo capacidad, las consecuencias de esas
crisis recayeron cada vez con más fuerza sobre los depositantes más pequeños.
79
La inflación sólo del mes de enero de 1990 fue del 79,2%.
80
Notemos que los términos “racionalizar” o “modernizar” entre otros, son utilizados en forma
generalizada para calificar (con una inocultable valoración positiva) las innovaciones que se están
produciendo. Lo mismo se produce en casi todos los países de la región que comienzan a implementar
políticas similares.
81
Sin dudas Ferrocarriles Argentinos fue señalada insistentemente por el gobierno como el paradigma de
empresa pública ineficiente y deficitaria. En esta línea deben leerse los diversos planes de
“racionalización”, desde el decreto-plan 666/89 pasando por la asistencia del Banco Mundial al proceso de
venta (el llamado Memorándum de entendimiento para la reestructuración de Ferrocarriles Argentinos
que establecía la supervisión general del proceso por parte del banco). Luego de múltiples conflictos en
especial con los gremios, que dieron lugar a la famosa sentencia de Menem “ramal que para, ramal que
cierra”, la empresa comienza a ser concesionada en partes, comenzando por el estratégico ramal Rosario-
Bahía Blanca que es entregado al consorcio Ferroexpreso Pampeano formado por una empresa privada
norteamericana (Iowa Interstate Railroad) junto el grupo Techint, quienes superan a la oferta de la estatal
española Renfe.
30
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
mostrar su verdadera voluntad de ajuste, confiando en que sólo de ese modo podría
recuperar la estabilidad.
A pesar del fracaso del primer intento de delegar el manejo de las cuestiones
económicas en un grupo empresario como Bunge y Born, y de los límites que encontraba
la gestión de Erman González82, podemos decir que los grandes objetivos de reforma y
reducción del Estado y de desregulación de la economía se mantuvieron como guía de las
acciones del gobierno, imprimiéndole a la gestión una orientación muy consistente con
las propuestas neoliberales.
El “nuevo” diagnóstico reproducía en buena medida el que se venía gestando desde
mediados de la década del setenta: el Estado argentino era el causante de la pobre
performance económica nacional, de la inflación, y de los malos servicios públicos que
no podía brindar en forma eficiente. También ese Estado era el centro de un esquema
donde la ineficiencia y la corrupción generalizada gangrenaban el cuerpo social
dilapidando recursos sociales escasos. Esto explicaba “el fracaso” (considerado un dato
de la realidad dentro de esta lectura, por lo que no valía la pena su discusión), de un
modelo regulador e interventor.
Por ello, la tarea asumida como impostergable era una vez más, como se había
anunciado en 1976, lograr revertir el “rumbo de decadencia” nacional.
Si buscamos los argumentos teóricos de origen liberal con los que se fundamenta
este proceso, aunque los mismos no necesariamente hayan sido explicitados en forma
permanente, podemos encontrar al menos dos tipos de explicaciones. La primera, de corte
cuasi filosófico, supone que el individuo es un actor egoísta y maximizador de su
utilidad. A partir de ese punto de partida, la forma de agregación social no se puede basar
en la solidaridad o la cooperación sino en la competencia, como lo promueve el mercado.
Ese individuo que construye el liberalismo no puede involucrarse con lo público del
mismo modo que lo hace con lo privado. Lo público como lo que es de todos parece no
ser de nadie, de allí su fracaso y la necesidad declarada de reducir esos espacios en pos de
lo privado, donde existe aquel que se beneficia con su desarrollo (el propietario) y por
ello trabaja, se esfuerza y vela por su cuidado y crecimiento.
En este punto radica el origen de la afirmación de que lo público es ineficiente y lo
privado eficiente. En el primero de los casos, lo que es de todos por definición, recibe
menos compromiso que lo propio, y además, se ve postergado por los intereses
individuales en forma constante, lo que lleva no sólo a que el incentivo para su desarrollo
sea menor, sino a que la tendencia a la proliferación de prácticas negligentes se vea
fomentado por esta misma lógica.
El segundo conjunto de argumentos es de origen económico. El Estado es
ineficiente por ser un espacio público administrado con una lógica o racionalidad política:
por ello resulta deficitario83. En consecuencia, o tiene una política monetaria activa para
financiarse y en ese caso es responsable de la inflación, o se endeuda, aumentando la tasa
de interés y en consecuencia generando el “efecto desplazamiento” de la inversión
privada. De esta forma, se sostiene que el conjunto de la economía pierde eficiencia a
82
Bautizado “sup-Erman” por la prensa.
83
Hemos tratado este tema en otra parte. Ver Unzué (1996).
31
Una historia de reformas
medida que aumenta el rol del sector público, el que, por otra parte, crece a expensas de
los privados. Este es un punto importante. El discurso liberal supone una suerte de juego
de suma cero entre lo público y lo privado, a pesar de que esto no necesariamente es así.
Además, tampoco advierte que el crecimiento de lo privado (el proceso de
mercantilización de lo que antes era público) deja claros ganadores y perdedores en el
camino84.
Sin embargo, y al amparo de ese discurso, el nuevo gobierno retomará, como ya
había sucedido en 1976, y luego en los 80, en especial desde 1987, la idea de dar vuelta
una página de la historia y “volver a la senda del progreso” dentro de una economía
“libre”, desregulada y con un Estado reducido85.
Pero a diferencia de lo sucedido en los anteriores intentos, la coyuntura política y
social del período 1989-1990 parecen más favorables a los cambios, permitiendo un
sólido avance en un profundo proceso de reforma estructural de la economía argentina
que dejará definitivamente atrás el modelo de desarrollo que el país había adoptado por lo
menos desde la llegada del primer peronismo al poder.
Es este el camino que se emprende en el año 1990. Anunciado el plan Bonex, se
ponen en marcha en forma acelerada los pasos hacia un amplio y veloz proceso de
privatizaciones, desregulación de mercados y achicamiento del Estado.
Esta suerte de blitzkrieg que son las privatizaciones argentinas, avanzan gracias a
una combinación de importantes apoyos y menos resistencias de las que se podría
esperar, dados los evidentes costos que producían las decisiones (sobre lo que
volveremos más adelante).
Dentro de los sustentos buscados y recibidos, habrá apoyos externos provistos por
los Estados de ciertos países desarrollados, la banca internacional, y los principales
organismos financieros internacionales, a lo que se le suman los apoyos locales. Esto
84
Es cierto que si el Estado deja de brindar un sistema de salud público eficiente y gratuito, aparecen las
empresas de medicina prepaga. Si el Estado deja de brindar una educación apropiada, aparecen las
empresas que brindan el servicio educativo. Si el Estado no puede contener la inseguridad, florecen las
empresas dedicadas a brindar seguridad privada. Ninguno de estos sectores tendría sentido si el sector
público brindara servicios con la misma calidad en forma gratuita, porque nadie pagaría por obtener algo
que está disponible sin tener que hacer ninguna erogación. Entonces la retirada del Estado ha permitido que
todos esos sectores se desarrollen en el país en las últimas décadas, posibilitando la emergencia de las
empresas de medicina prepaga, el aumento de la participación de las escuelas y universidades privadas o el
muy fuerte crecimiento de las empresas de seguridad privada. Pero hay otro elemento a tener en cuenta. La
remercantilización de esas áreas supone que el acceso a los bienes que se proveen en ellas está restringido
para aquellos que no pueden pagarse esos servicios. De esta forma, los derechos de la ciudadanía, que en
principio deberían ser iguales para todos, pasan a ser exclusivos para aquellos que triunfan en el mercado y
por ello pueden pagar por esos servicios.
85
Es decir, siguiendo la lógica del discurso liberal que se reposiciona en el centro de la discusión política
desde mediados de los años 70. No en vano el menemismo se identificará públicamente con algunas de las
experiencias desarrolladas en los países centrales. Al respecto, Menem declara en una nota publicada en La
Nación el 8/2/1990, “la señora Thatcher hizo lo mismo que nosotros pero en tres o cuatro años, y a ella le
tuvieron paciencia”. Notemos que la libertad para este tipo de liberalismo, se reduce a la libertad de
mercado, es decir, a la libertad para comprar y vender con la menor cantidad de restricciones posibles. Por
ello la paradoja ya referida de que en plena dictadura se pueda apelar a un proyecto que pretendidamente
buscaba “la libertad”.
32
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
33
Una historia de reformas
Pero lo que queremos decir es que la decisión del menemismo de conceder una
modificación normativa tan demandada, y acto seguido, proceder a la privatización de los
canales de televisión más importantes del país, debe ser vista en la misma línea que los
otros gestos de la antielite política por lograr un acercamiento a los grupos identificados
como significativos para el mantenimiento de la gobernabilidad.
La consecuencia primera será el claro rol que jugarán los medios de comunicación
en la generación de un discurso favorable a las nuevas políticas y en especial a la de
privatizaciones, oscilando entre el aplauso irrestricto a las ventas y su aceptación como
un mal inevitable. En ambos casos, los medios más importantes terminarán acompañando
el proceso, constituyéndose en otros actores internos que apoyaron las ventas89.
Pero esto no podía ser de otro modo pues en muchos casos no se trata de
espectadores sino de actores parte e incluso de los primeros beneficiados por las
privatizaciones como en el caso de Clarín90, que a partir de ese momento accede al
control del canal 13 de televisión91.
89
Sobre el discurso de los medios referido a las ventas Romé, Natalia y Unzué, Martín (2007) “Política y
comunicación. Estudio de caso: el tratamiento del proceso privatizador en la prensa gráfica argentina,
1990-1991” en Boletín de la Biblioteca del Congreso de la Nación n°123, Buenos Aires.
90
Es cierto que esto supone que existe una línea editorial definida al interior de cada uno de los medios.
Sobre este punto hemos trabajado en el proyecto Ubacyt D403 “Formas de legitimación del proceso de
privatizaciones, el rol de la prensa gráfica en los años 1990-1991”.
91
La transferencia es tapa del diario Clarín el día 12/1/1990 y la nota afirma que “esta primera
privatización se ha realizado en tiempo récord mediante un proceso muy bien llevado” (…) “con este nuevo
paso se consolidará la política de privatización de ondas de radio y televisión en procura de su
modernización y, a la vez, para aliviar al tesoro nacional de pesados déficits agigantados con el paso de los
últimos años”.
92
También existieron versiones de que el grupo habría controlado el diario Página/12, como se afirma en
Le Monde Diplomatique, junio 2003.
34
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
93
La agresiva expansión de este grupo continuó en el año 2004 con las negociaciones para la adquisición
a nivel latinoamericano de las filiales de BellSouth (Movicom en Argentina). Con ello la empresa empezó a
controlar el 50% del mercado de telefonía celular en el país. En los últimos años, son cuatro los operadores
de telefonía celular que controlan el mercado, y dos de ellos son producto directo del proceso privatizador
iniciado en 1990 (Personal ligada a Telecom y Movistar a Telefónica), a lo que se le sumó posteriormente
la mencionada CTI vinculada a Clarín, luego devenida Claro con el ingreso de capitales mexicanos en la
empresa.
94
La dificultad para conocer a los propietarios de los medios se ha acentuado por el alto nivel de fusiones
y transferencias de acciones, a punto tal que las autoridades regulatorias no tienen verdadera constancia de
quienes son los propietarios de los medios masivos de comunicación, lo que dificulta ciertas tareas
vinculadas a la aplicación de la ley de servicios de comunicación audiovisual (ley nº 26.522). Un ejemplo
claro ha sido la dificultad para corroborar o no la propiedad del canal América por parte de Francisco de
Narváez. Del mismo modo, personajes como Daniel Hadad o Marcelo Tinelli han participado en la
propiedad de diversos medios, con resultados y continuidades diversas. El primero de ellos estuvo
vinculado a Radio 10, canal 9, FM Mega e Infobae, mientras el segundo llegó a alcanzar la concesión de las
frecuencias de radio del Plata a fines de 2003, mientras se concentraba en la producción de contenidos.
También podemos destacar la formación de grupos de medios vinculados a personajes del mundo político
como en el caso ya referido del grupo Vila-Manzano, o el grupo encabezado por Alberto Pierri (canal 26 y
Telecentro), seguido por una gran cantidad de medios provinciales en manos de elites locales, y la
emergencia, a partir de la segunda mitad de la década del 2000, de una serie de medios que estarían
vinculados a figuras políticas próximas al gobierno.
95
Thwaites Rey, Mabel, Ajuste estructural y privatizaciones en la Argentina de los 90, tesis de doctorado
defendida en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, mimeo pág. 95.
35
Una historia de reformas
96
La existencia de algunos planteos jurídicos amenazaba con abortar la venta, lo que se resolvió con el
paso de la causa a la Corte Suprema de Justicia a través del recurso al per saltum. La Corte, que había sido
ampliada a nueve miembros por el presidente, comenzó de esta forma a convalidar las acciones del
ejecutivo y a funcionar con lo que la prensa mucho después llamó “la mayoría automática” a favor del
PEN.
97
Hay varias especulaciones sobre los motivos de esta modalidad. La primera es la acusación que se
realizó desde ciertos sectores del Congreso Nacional, donde se intentó sin éxito suspender la venta
argumentando la falta de solvencia de los compradores. La segunda interpretación sostiene que se trató de
una acción deliberada para evitar poner capital en un momento donde todavía se temía que las
privatizaciones fuesen anuladas en algún momento.
98
Evidentemente, el Poder Ejecutivo se resistía a asumir el fracaso de esta privatización, y por ello, no se
podía esperar que sea éste el que decida suspender la venta a pesar de la falta de pago de 130 millones de
dólares por parte del grupo oferente. Pero no sólo el PEN no suspendió una maniobra que convalidaba
violaciones múltiples al pliego de licitación, sino que actuó para evitar que los otros poderes lo hagan. El
Ministerio de Obras y Servicios Públicos maniobró frente a las presiones del Legislativo que amenazaban
36
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
requería para poder funcionar y que en buena medida habían sido invocados como
principal argumento privatizador, lo que llevó a la pregunta sobre la capacidad del
comprador para hacer frente a las necesidades de AA99. La quiebra de la empresa Iberia
en 1994 y la transferencia de sus activos a una sociedad del Estado español (la SEPI)
acentuará los problemas de su controlada argentina. A su turno, Iberia será privatizada
por el gobierno español en el año 2001, ingresando el grupo Marsans al manejo de
Aerolíneas. La crisis argentina de ese año y los sucesos internacionales, más numerosos
inconvenientes en la administración de la empresa, terminarán de darle un fuerte golpe a
la compañía, que queda al borde de la desaparición, con importantes costos económicos y
políticos para el Estado argentino, que había quedado con un 5% residual del capital
accionario, pero también para los trabajadores de la empresa y para los usuarios, en
especial aquellos de vuelos de cabotaje en donde la posición dominante de la empresa era
amplia. La precaria situación de la firma, siempre al borde de la quiebra, y dependiente
de diversos subsidios del Estado argentino, terminarán llevando a un lento proceso de
reestatización, iniciado a mediados del año 2008.
Pero los elementos irregulares que abundan en esa privatización también se pueden
encontrar en la de Entel, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones fundada en el año
1948, y vendida en paralelo con Aerolíneas Argentinas.
La mayor dimensión de esta empresa hace que sea el caso más emblemático del mal
manejo y los perjuicios ocasionados por procesos de privatización realizados en forma
desordenada y mal planificada.
En Entel encontramos también un buen ejemplo de una venta en la que el Estado no
tomó las previsiones suficientes para diseñar los pliegos de licitación y los marcos
regulatorios con los que se brindaría el servicio, en forma previa al inicio del proceso de
venta.
Por ello, la superposición de todas las etapas de la privatización (volveremos sobre
este punto) será una oportunidad única para que los compradores, contando con la
debilidad y la urgencia del gobierno, se muestren como muy activos participantes en la
definición de las condiciones de venta y funcionamiento, lo que les permitirá lograr
condiciones de rentabilidad extraordinarias.
Entrando en los hechos, luego de fuertes disputas internas entre funcionarios del
gobierno, particularmente entre la interventora en Entel María Julia Alsogaray100, el
Ministro de Obras y Servicios Públicos Roberto Dromi, otros funcionarios del área de
comunicaciones e incluso legisladores oficialistas, el gobierno decide dividir al país en
con abortar el proceso, y la Corte Suprema de Justicia recientemente reformada, y con una mayoría que
cierta prensa ya sindicaba como adepta al menemismo, acudió a un recurso de dudosa legalidad (el llamado
per saltum) para pedir una causa en la que un tribunal inferior estaba por fallar en contra de la venta.
99
Recordemos que Iberia había desarrollado una política de expansión en la región latinoamericana,
participado en otras privatizaciones como la de la empresa Viasa de Venezuela y comprando la aerolínea
privada chilena Ladeco, en todos los casos con resultados catastróficos. Ladeco termina siendo vendida a
Lan en 1997. Viasa desaparece ese mismo año y Aerolíneas Argentinas entra en convocatoria de acreedores
en 2001.
100
Esta funcionaria, emblemática tanto por los múltiples cargos desempeñados durante el gobierno de
Menem como por simbolizar la alianza del Justicialismo gobernante con el liberalismo de la Ucede (partido
encabezado por su padre, Alvaro Alzogaray), terminará varios años después, en 2004, condenada por
enriquecimiento ilícito.
37
Una historia de reformas
dos grandes regiones geográficas no superpuestas en las que operarían las empresas
privadas adquirentes.
De esta forma, y como principal atractivo para los compradores, se mantenía el
monopolio de la provisión del servicio telefónico por un plazo de diez años101 a pesar de
la ausencia de razones técnicas para esto, pues el estado de la tecnología permitía y
permite plenamente la provisión del servicio telefónico en forma competitiva102.
De poco sirvieron los argumentos que se referían a una forma de “competencia por
comparación” para disimular la situación. Si el eje de los intentos por legitimar la
privatización de la empresa había sido desde fines de los años 80, su ineficiencia por
abuso de posición monopólica, la privatización renunciaba a alterar esa situación,
dejando a los usuarios presos de una única empresa en el norte o en el sur del país.
Este punto es muy importante porque tanto en la venta de Aerolíneas como en la de
Entel no se trataba de monopolios “naturales” como sí podría ser el caso en el servicio de
agua y cloacas, electricidad o en el de la distribución del gas. Esto quiere decir, que en
esos casos se podría haber diseñado la privatización de forma tal que no quedasen los
usuarios sujetos a un único proveedor, lo que permite deducir que hubo una decisión
concreta de crear o mantener monopolios por lo menos en el área de las
telecomunicaciones, para hacer las privatizaciones más “apetecibles” para el capital
privado.
Como ya hemos sostenido en otra parte103, la formación de monopolios genera un
oferente precio-decisor, que al no estar sometido a la competencia, maximiza su utilidad
a expensas de los consumidores. La asimetría entre el oferente único y los usuarios
individuales es tan grande, que el primero puede aumentar sus precios sin perjuicios, más
cuando la demanda se muestra relativamente inelástica. A esto se le suma que existe una
fuerte asimetría entre la información (económica y técnica) que maneja el monopolista y
la que recibe el cliente, por lo que este último acentúa su situación de indefensión,
quedando a merced de abusos constantes de los que en numerosos casos ni siquiera puede
tomar conciencia.
En ese caso cabría esperar la acción reguladora del sector público que, como
veremos más adelante, ha sido casi inexistente en el proceso que estamos tratando.
Como ejemplos de esto podemos decir que tanto los pliegos de licitación de la
privatización como el marco regulatorio que operaría para las empresas de teléfonos,
cerraban el acceso de otras empresas a los llamados “mercados asociados” como la
telefonía satelital, el télex y luego la telefonía celular, donde se crearon empresas cuyos
propietarios iban a ser los adjudicatarios de las zonas norte y sur en las que se dividía a
Entel104.
101
En realidad, el plazo era de siete años con otros tres de prórroga si las empresas cumplían una serie de
inversiones que por su cuantía permitían descontar que el monopolio se mantendría por una década.
102
A modo de ejemplo, en la privatización de la empresa estatal de teléfonos en Brasil, llevada adelante
en 1998, se estableció que el período de monopolio en las llamadas interurbanas sería de sólo un año.
103
En nuestro trabajo “Ciudadano o Consumidor, el problema de la legitimación de los entes
reguladores”, en Estado y Sociedad, op. cit.
104
Las empresas serían Telintar, Startel y Movistar (luego Miniphone). El marco regulatorio al permitir
que las empresas de telefonía básica accedieran a controlar esos mercados asociados, creó una barrera para
el ingreso de otras empresas competidoras que podrían haber iniciado sus actividades en esos segmentos
para luego proveer la telefonía básica.
38
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
105
Diversas versiones periodísticas dan cuenta del interés mostrado por la interventora de ENTEL en la
participación de la Bell. Incluso un cuestionado viaje a los Estados Unidos habría tenido como objetivo
favorecer a esta empresa. A pesar de ello, los disensos entre Alsogaray y el ministro Dromi también habrían
existido en este punto. El ministro se habría mostrado inflexible con la Bell y ello la terminó de sacar de la
competencia. Tanto M. Thwaites Rey por un lado, como E. Basualdo y D. Azpiazu por otro, sostienen que
en esa decisión también jugó un papel importante la ausencia de un socio local de peso en el consorcio
formado por la Bell y el Manufacturer´s Hannover. Estas lecturas llevan a ver el peso político de los
GG.EE. locales a la hora de orientar las acciones del Estado argentino.
106
Es tal el desconcierto que crea la deserción de Bell Atlantic (a la que incluso se le habían dado
prórrogas para que resuelva su “problema financiero”) que el propio presidente Menem no encontrando
otra alternativa llegó a declarar que le podrían dar toda Entel a Telefónica de España (La Nación,
30/9/1990). A fin de cuentas, las mejores ofertas económicas por las dos zonas habían sido realizadas por
Telefónica, mientras que el grupo liderado por la italiana Stet y la francesa Telecom había ofertado 208
millones de dólares menos por la zona norte.
107
La reducción de los pulsos libres fue el mecanismo preferido para aumentar las tarifas desde el
momento de la transferencia, en especial por su carácter más ambiguo e indirecto y a pesar de los reiterados
e importantes aumentos que ya había registrado el valor del pulso a lo largo de todo el año 1990.
39
Una historia de reformas
La discusión poco saldada sobre las formas de valuar la empresa, sumada a la falta
de datos claves sobre su estructura de costos en parte por la ausencia parcial de balances
en varios ejercicios, evitaron el establecimiento de un valor confiable contra el cual
comparar las ofertas108.
Lo que sí resulta claro es que se buscaba que el precio no alejara a los pocos
interesados, para lo que se fijó un valor total de 214 millones de dólares en efectivo, y el
resto en títulos públicos. La empresa que ofertara más títulos sería la ganadora.
El resultado fue que las empresas compradoras pagaron los 214 millones
solicitados, más 390 millones en cuotas, y títulos aceptados a un valor nominal de 5029
millones pero con un valor de mercado de 1257 millones, por el 60% de las acciones de
la empresa, por lo que el Estado nacional resignaba no sólo tiempo para hacerse del
dinero de la venta por las cuotas, sino también efectivo, al aceptar que la parte
mayoritaria del pago se realice en títulos públicos.
Esto significa que si la venta se había justificado en parte por la urgencia fiscal del
Estado argentino, la privatización no era una solución a ese problema, al no generar
ingresos significativos en efectivo.
La privatización no terminó allí. El resto de las acciones llamadas de clase B, por no
dar lugar a la designación de representantes en el directorio de la empresa, se ofrecieron
en el mercado de valores, vendiéndose una parte a minoristas en el país y otra en el
exterior. El análisis del precio de venta de las mismas es un indicador claro del bajo valor
que pagaron los compradores controlantes por la empresa109.
En segundo lugar, si bien el decreto que inicia la privatización establecía que se
mantendrían los convenios colectivos de trabajo de Entel, esto no se cumplió. La
privatización significó la revisión de los mismos, eliminando ajustes salariales, viáticos y
otros beneficios e incorporando diversas formas de flexibilización laboral, en particular la
polivalencia. También se produjeron numerosos despidos de empleados de Entel,
corriendo el Estado con los costos de buena parte de las indemnizaciones
correspondientes. La empresa poseía 47.000 empleados antes del inicio del proceso de
venta, número que se reduce a 41.000 en 1990 y que vuelve a caer a 35.000 en los meses
posteriores a la privatización. Walter y Senén González afirman que entre 1988 y 1994 se
redujo el personal de las empresas telefónicas en unas 15.000 personas, casi el 30% de la
dotación histórica110. En cuanto a los planes de retiro voluntario para adecuar las plantas
de personal a lo que las empresas privadas consideraban óptimo, los mismos autores
estiman que se produjeron 13.640 retiros de este tipo entre noviembre de 1990 y marzo
de 1994.
108
Hay numerosa prueba de las divergencias entre los propios funcionarios a cargo de la privatización,
referidas a valor de la compañía e incluso sobre la importancia o no de este tema. Algunas estimaciones
realizadas por el Banade y por consultoras privadas sostuvieron que ENTEL tenía activos por unos 3.000
millones de dólares. La poca claridad sobre el valor de la empresa clausuró el debate en torno al precio
pagado por los compradores, alejando las sospechas de lo que en cierto momento se vio como “un remate
de las joyas de la abuela”.
109
El llamado “capitalismo popular de mercado” pregonado por el presidente, buscaba vender algunas
acciones de estas empresas en la bolsa de valores, con el fin de que sean pequeños usuarios los que puedan
acceder a una parte minoritaria del capital accionario de la empresa. Las ganancias realizadas por estos
pequeños ahorristas fueron importantes (20% de ganancia entre el momento de compra y el primer día de
cotización y otro 20% en los primeros sesenta días de cotización) fortaleciendo el clima favorable a las
privatizaciones entre la reducida porción de la población beneficiada.
110
En Walter y Senén González (1998), op. cit. Pág. 50 y ss.
40
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
111
En este ejemplo un usuario argentino debía pagar 7,5 veces más que uno español a la misma empresa
por el mismo producto.
112
Entrevista a Cándido Velásquez, La Nación 9/11/1990.
41
Una historia de reformas
Revisados brevemente estos dos ejemplos, la pregunta que resulta es ¿por qué las
privatizaciones se llevaron delante de este modo y con tan poca oposición?
La respuesta se encuentra en la solidez de un sofisticado discurso legitimante
construido a lo largo de muchos años, que sostuvo al proceso de ventas como elemento
central de la reforma del Estado a partir de una amplia batería de argumentos justificantes
que se fueron exponiendo e instalando, aunque encontrando condiciones particularmente
propicias desde finales de los años 80.
El primero de esos argumentos fue el de la fuerte ineficiencia de las empresas
públicas.
Su carácter público, su mal manejo administrativo, el exceso de personal, la poca
capacidad de inversión, sumado a otros males considerados inherentes a su condición de
estatal (abundancia de gestiones políticas, falta de profesionalismo, desvío de fondos y
corrupción, y la constante referencia mediática a los empleados “ñoquis” entre otras
cosas113) constituyeron algunos de los argumentos recurrentes con los que se legitimó el
proceso de privatizaciones, asociado a un esfuerzo de “racionalización”o
“modernización” de esos ámbitos.
En segundo lugar, se consideró que el permanente déficit fiscal de las cuentas
públicas nacionales tenía como principal causa, el mal funcionamiento de esas empresas
estatales114.
Como consecuencia de ello, la venta de las mismas era la piedra angular de un
proceso “virtuoso” en el que, el Estado se deshacía de esos focos de déficit, pero al
mismo tiempo, lograba ingresos extraordinarios como resultado de las ventas, los que
podían ser utilizados, entre otras cosas, para reducir su endeudamiento hasta llevarlo a
niveles “tolerables”.
Esto significaba que el “nuevo Estado” que se originaría al fin del proceso debería
encontrarse saneado, depurado de sus fuentes crónicas de gasto y por ello, capaz de
concentrarse en brindar servicios más eficiente y con más recursos en las funciones
consideradas indelegables, como salud, educación, justicia y seguridad115.
Pero los beneficios no se detenían allí. El Estado reformado generaría las
condiciones para resolver el constante problema del endeudamiento público
fundamentalmente a partir de la aceptación de títulos de la deuda externa como parte de
pago por las empresas en venta.
En tercer lugar, esas empresas privatizadas, no sólo dejarían de alimentar el gasto
público, sino que le generarían nuevos ingresos al fisco sea por impuestos (entre ellos
113
El uso del término se generalizó fuertemente en los años 90, a tal punto que la Real Academia
Española incorporó la acepción “ñoqui” como una modalidad argentina que significa “empleado público
que asiste al lugar de trabajo sólo en fecha de cobro”. Evidentemente, esto parece suponer que eso no
sucede en el ámbito privado…
114
En este punto la intencionalidad del discurso privatizador es clara, pues no todas las empresas eran
deficitarias y/o ineficientes.
115
Por lo menos éstas eran las funciones que gran parte del discurso liberal consideraba propias de un
Estado. Recordemos que a pesar de los desarrollos teóricos de pensadores como Robert Nozick, el
liberalismo siempre conservó una indisoluble diferencia con el ideal anarquista de la desaparición del
Estado y pregonó la necesidad de un Estado aunque “mínimo” y con escasa intervención en los mercados.
42
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
116
El presidente de Telefónica de España declaró públicamente, en un rapto de brutal realismo a las
pocas horas de recibir la zona sur de la empresa Entel, que “no somos hermanitas de la caridad, estamos
aquí para ganar dinero” (La Nación 9/11/1990) y “Se acabaron los precios políticos” (La Nación,
10/11/1990).
117
Los dos dígitos en las estadísticas de desempleo publicadas por el Indec, comienzan a conocerse en
1994, cuando se llega por primera vez al 10,7%, número que se incrementará en forma acelerada para
llegar al 18,4% en la medición de mayo de 1995 con las consecuencias del llamado “efecto Tequila”. Desde
entonces, e incluso con los fuertes niveles de crecimiento posteriores a 2003, los niveles de desempleo se
han mantenido terriblemente elevados, con las consecuencias sociales de ello en un país donde el seguro de
desempleo en sus diversas formas ha sido no sólo de aplicación reducida, sino por montos muy
insuficientes, lo que significa que esos niveles de desempleo suponen una importante cantidad de
ciudadanos condenados a vivir por debajo de la línea de indigencia y con bajas posibilidades de reinserción
laboral. Por ello los especialistas sostienen que estamos frente a un problema de “desempleo estructural”.
Volveremos sobre este problema más adelante.
43
Una historia de reformas
desde los sucesivos gobiernos nacionales. No siempre el déficit del Estado se explicó por
el de las empresas. En muchos casos, las empresas se endeudaron para transferir esos
fondos al tesoro nacional, o incluso financiaron al Estado no cobrando las deudas de este
por su consumo de los servicios que brindaban.
Como ya hemos sostenido, el Estado argentino era (y en buena medida lo sigue
siendo) uno de los principales consumidores de los servicios que proveen muchas de
estas empresas. Por ello, en los momentos de problemas presupuestarios, lo primero que
el Estado dejaba de pagar eran sus cuentas con las empresas públicas. Esto les generaba
serias dificultades por desequilibrios de caja.
Pero hay un punto adicional. El incremento de las tarifas que cobraban las empresas
que se privatizaron, significaron un fuerte aumento de los gastos del público en teléfonos,
electricidad, agua, y otros servicios.
De esta forma, y como las empresas privadas no sólo se mostraron muy dispuestas a
cortarle los suministros al Estado en caso de no pago de las facturas, sino que fueron
autorizadas a hacerlo en los marcos regulatorios que negociaron durante la compra, sin
importar si “el cliente” era un hospital, una escuela u otra dependencia pública sensible.
Por ello el Estado se vio obligado a destinar mayores recursos para cubrir sus propios
consumos y a ser más estricto en el respeto de las fechas de vencimiento de los pagos.
En ciertos casos, los pagos que realizó el Estado por los servicios que consume con
las nuevas e incrementadas tarifas fueron no sólo superiores a los ingresos tributarios que
él mismo empezó a recibir de los dueños de las empresas (que negociaron fuertes
desgravaciones impositivas a la hora la de compra, por ejemplo para importar bienes de
capital sin aranceles), sino que mantuvieron en la ecuación general, una posición
deficitaria que en ciertos casos presentó magnitudes asimilables a los rojos que se
buscaban evitar. Esto significa que el aumento de las tarifas de los servicios públicos que
el gobierno autorizó para hacer más atractivo y rentable el negocio que privatizaba,
significó no sólo un fuerte aumento de los costos para los usuarios en general, sino
también para el propio Estado, aumentando significativamente el gasto público destinado
a estos conceptos.
A esto se suman otros problemas: en primer lugar, como se desprende de los
ejemplos dados, el precio de venta de muchas de las empresas públicas fue considerado
por varios expertos como insuficiente. Es cierto que en el clima de incertidumbre
generado por la crisis política que llevó al colapso de un gobierno, sumado a los brotes
hiperinflacionarios y la fuerte desinversión sufrida por las empresas, sólo a precios
fuertemente reducidos se logró interesar a empresas internacionales para que participen
en la privatización118. Pero a pesar de ello hay espacio para pensar que el Estado nacional
recibió muy poco por la enajenación de sus empresas, tanto desde el punto de vista del
valor de reposición de los activos involucrados en las transacciones, como por las
posibilidades de rentabilidades extraordinarias en buena medida garantizadas desde los
propios pliegos de licitación y posteriores marcos regulatorios.
De este modo, el impacto de las ventas sobre el monto total de la deuda estatal es
mucho menor al que se podía esperar por la magnitud del proceso en cuestión. Hay una
serie de elementos fuertemente cuestionables que explican esta situación.
118
El precio de las empresas es un elemento clave para la definición de su rentabilidad, por ello, los
oferentes accedieron a participar pero si podían comprar los activos a precios bajos.
44
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
El primero de ellos es que muchas de las empresas fueron transferidas sin deudas a
sus nuevos dueños. Toda la deuda de estas empresas fue absorbida por el sector público
en el momento de la transferencia salvo en los casos de las empresas de gas y
electricidad. Esto significó un importante aumento del endeudamiento directo del Estado
nacional a pesar de que las privatizaciones tenían por objetivo reducir esa deuda.
Pero además, y en especial en las primeras ventas realizadas en el año 1990, los
títulos de la deuda que utilizaron los compradores para cumplir sus obligaciones con el
vendedor fueron tomados a su valor nominal y no al valor de mercado de los mismos.
Este punto es central y su combinación con los bajos precios pagados por los activos
permite concluir que el verdadero valor invertido por las empresas compradoras de los
activos públicos fue muy bajo. A modo de ejemplo, nuevamente en la privatización de
Entel (que es un caso paradigmático de todo lo que no se debe hacer si se busca el
beneficio del Estado y de los usuarios) se recibieron 5029 millones de dólares de títulos
de la deuda reconocidos a ese valor, mientras en los mercados internacionales esos
mismos títulos se podían adquirir por 1257 millones de dólares. Esto significa que la
decisión de aceptar títulos de la deuda como forma de pago, reconociéndolos a su valor
nominal, permitió un descuento del 75% en el precio de venta119.
Dicho de otra forma, si el Estado argentino realmente hubiese querido reducir su
endeudamiento, debería haber pedido dinero en efectivo por las empresas que transfería,
y con ese dinero hubiese podido salir a comprar títulos de la deuda en los mercados
financieros120.
La crisis política, económica y social del año 1989 se evidenció en una situación de
fuerte debilidad de lo que hemos llamado la antielite menemista recién asumida. Esa
conciencia de la precariedad de su poder, confirmada por el rebrote inflacionario
posterior a la asunción del riojano a la presidencia, llevará a una febril tarea de
construcción de gobernabilidad en base a la generación de alianzas con diversos actores
internos y externos.
En este plan, las privatizaciones pueden ser vistas como la piedra angular de ese
proceso de generación de apoyos para la construcción de gobernabilidad por parte del
menemismo. Los diversos sectores que se van a ver beneficiados por las ventas,
rigurosamente seleccionados por su peso y relevancia, van a ser los que a fuerza de
resultar favorecidos por integrar los consorcios de participantes en las compras,
comprometerán su soporte nacional e internacional a las políticas del gobierno.
119
Se podría sostener que de no haber sido aceptados los títulos, las ofertas hubiesen sido muy inferiores.
En ese caso el gobierno también hubiese tenido problemas para justificarse ante las críticas, numerosas
incluso dentro del PJ, que buscaban evitar que las privatizaciones sean “un remate” a cualquier precio.
120
Esta demanda de títulos hubiese podido aumentar su cotización, pero el efecto no hubiese sido neutro.
Basta ver que la pérdida del Estado argentino por haber tomado los títulos a valor nominal y no a valor de
mercado, fue de más de 7.700 millones de dólares sólo por las ventas realizadas entre 1990 y 1994. Sin
duda, los grandes ganadores con esta operatoria fueron algunos grupos que poseían títulos públicos
desvalorizados y que pudieron desprenderse de ellos a su valor nominal, haciendo grandes diferencias,
como los ya nombrados bancos J.P Morgan, Citicorp, o el Manufacturers Hannover entre muchos otros.
45
Una historia de reformas
121
No es casual que las privatizaciones se hayan presentado como una política de reforma para
asemejarse a ese primer mundo desarrollado. Recordemos que el discurso menemista estuvo fuertemente
ligado a esa idea de ingresar en el primer mundo, que operó como una suerte de promesa de redención a la
salida de la crisis. Pero exactamente lo mismo sostenían otros presidentes de la región que llevaban
adelante políticas similares. La apelación a realizar reformas pro-mercado para ingresar al primer mundo se
repitió casi calcada en México, Brasil, Uruguay, Chile, Perú, Panamá…entre otros países, mostrando que
las estrategias de legitimación de determinadas políticas tuvieron una dimensión continental bastante clara.
122
A modo de ejemplo, las privatizaciones en Francia habrían generado ingresos al estado por unos
70.000 millones de euros desde 1986 a 2002, como resultado de una política de venta parcial del capital
accionario de las empresas públicas. Además, estas ventas no significaron la retirada total del Estado en la
mayor parte de los casos, sino la asociación entre el éste y los capitales privados como en los casos de Air
France, Renault, Crédit Lyonnais, Telecom entre otras. Le Monde 9/4/2002. Desde ese entonces, las ventas
han proseguido, pero siempre a un ritmo muy lento sólo parcialmente acelerado con la crisis de 2009.
46
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
monopólica con escasa o nula regulación y tratándose de bienes con demanda claramente
inelástica a las variaciones de precios.
Lo primero que podemos decir es que el contexto económico-político en el que se
realizan las privatizaciones del año 1990 no era el adecuado para generar condiciones de
competencia entre oferentes interesados en realizar una inversión de largo plazo. En
realidad, dadas las circunstancias y la premura del gobierno por lograr un éxito político
realizando las operaciones de venta en tiempo récord, fue claro que los interesados en las
adquisiciones tuvieron fuerte capacidad de presión como para garantizarse condiciones de
rentabilidad extraordinarias en el caso de resultar adjudicatarios. El comportamiento fue
lógico: viendo un clima de fuerte inestabilidad, el capital intentó minimizar la inversión a
realizar y acortar los plazos de recupero. Por su parte, la debilidad del gobierno argentino,
la captura de funcionarios clave en el proceso por parte de las empresas compradoras123,
la poca oposición de los usuarios, sindicatos, políticos oficialistas y opositores y de la
prensa en general, favorecieron el logro de estos objetivos.
Es importante ver que los compradores fueron en realidad, consorcios de empresas
que participaron en las privatizaciones, asociando a distintos tipos de actores con
importante peso político y económico.
En las primeras ventas éstos conglomerados de empresas tuvieron estructuras
relativamente similares. En primer lugar, existió una empresa internacional
predominante, que fue en varios casos una empresa estatal en su país de origen, que
ofició como “operador técnico”. Esta empresa era la encargada de asegurar el
conocimiento (know how) y la experiencia necesaria para el desarrollo de las tareas
específicas sea brindar telecomunicaciones, volar aviones o explorar pozos de petróleo.
En cada caso hay un sinnúmero de cuestiones técnicas, propias de la rama de actividad,
que requieren saberes que en teoría debían ser asegurados por la presencia de empresas
que estuviesen en condiciones de demostrar que ya operaban en esa actividad con niveles
de calidad aceptable en otros países. Pero además, estas empresas con fuertes vínculos
con sus propios gobiernos, van a garantizar el apoyo internacional al proceso privatizador
argentino124. Demás está decir que si el argumento privatizador era en buena medida, que
las empresas públicas resultan ineficientes por definición, la venta de empresas públicas
argentinas a algunas empresas públicas de otros países parecía entrar en una clara
contradicción sobre la que se evitó profundizar la discusión. En realidad, y dada la
importancia de estos actores, en varios casos podemos sostener que más que un proceso
de privatización, se trató de uno de extranjerización de empresas públicas argentinas que
pasan a ser controladas por estatales de países centrales.
123
La literatura sobre el tema se refiere a “la captura” de los tomadores de decisión, cuando estos logran
ser convencidos por los intereses de los actores privados, que en este caso deberían ser contrapuestos.
Queda claro que el sector público debería buscar vender las empresas al mayor precio posible, que esas
empresas cobren las menores tarifas posibles y que realicen las mayores inversiones. Pero es esperable que
a las empresas les interese pagar el precio más bajo, cobrar las mayores tarifas e invertir lo mínimo
indispensable. En esta puja que supone la negociación de una venta compleja es que se puede producir la
“captura” de los funcionarios encargados de acordar los términos de la transacción, cuando estos
comienzan a asumir y convalidar los intereses de los compradores más que los del propio Estado o los de
los usuarios.
124
La llegada de funcionarios de primer nivel de países como Italia, España, Estados Unidos o Francia es
constante durante este período, así como las misiones del FMI que respaldan el proceso de privatizaciones
y hasta los créditos del Banco Mundial sujetos al avance del proceso.
47
Una historia de reformas
125
Si bien no analizaremos este punto aquí, es claro que las utilidades de estas empresas en la región han
sido elevadas. De este modo, cuando se trató de empresas públicas en sus países de origen, esas rentas
permitieron la paradoja de que mientras los Estados latinoamericanos emprendían fuertes políticas de ajuste
48
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
de sus gastos públicos, esos procesos contribuyeran al sostenimiento de los déficits fiscales de las
economías centrales vía remisión de utilidades. Paralelamente, esta incursión de empresas en especial
europeas (y muchas españolas) en la región, les dará un perfil internacional que no tenían hasta el
momento.
126
Como el Banco Hispanoamericano, el Manufacturers Hannover, el Bank of Tokyo, el Bank of New
York, Bank of Zurich, el Banesto, el Chase Manhattan, el Bank of Nova Scotia y varias otras entidades
locales.
127
Recién en 1990 se retomarán los pagos a los bancos acreedores.
128
Aunque aquí la acción de los Estados que integran el directorio de ambos bancos también será clave
por el rol de las empresas de esos países en las privatizaciones. De este modo, podemos decir que se
produce una sorprendente conjunción de intereses en los organismos, que explica el monolítico apoyo de
los mismos al plan. Convergen los intereses políticos y económicos de los principales accionistas, el
cumplimiento de la razón de ser estatutaria de los organismos, y la convicción de sus respectivos cuadros
técnicos, formados en las escuelas económicas que alimentan el diagnóstico privatizador.
49
Una historia de reformas
129
Aquí podemos ver que el grupo Bunge y Born, que era uno de los más relevantes y representativos
actores de esa burguesía local a fines de los años ochenta, queda en buena medida marginado de los
negocios que origina el proceso privatizador, tal vez por sus diferencias con el gobierno al cabo del primer
intento fallido de estabilización y de la salida de sus hombres del ministerio de Economía.
130
A modo de ejemplo, en 1997 el grupo venderá sus acciones en Telefónica de Argentina por 240
millones de dólares mientras comenzaba una agresiva estrategia de compra de empresas en Italia, México,
Venezuela y otros países. Clarín, 31/8/1997.
131
Comercial del Plata invirtió 18 millones de dólares en Telefónica de Argentina y vendió sus acciones
por 85 millones en julio de 1993. Techint en la misma empresa, invirtió 79 millones y vendió sus acciones
en febrero de 1997 por 515 millones, a lo que se le deben sumar los 185,5 millones de dividendos
percibidos en ese período. Pérez Companc que había invertido 112 millones en Telecom, vendió sus
acciones en julio de 1999 por 379 millones, y había acumulado ganancias corrientes por 328,4 millones. En
“Las privatizaciones en la valoración financiera de los grupos económicos” revista Enoikos, año VIII, nº
17, Facultad de Ciencias Económicas, UBA, Buenos Aires, noviembre de 2000.
132
La llamada CGT San Martín, encabezada por Guerino Andreoni del sindicato de empleados de
comercio, será la más menemista, mientras que la CGT Azopardo, encabezada por Saúl Ubaldini, se irá
distanciando del gobierno al compás del plan privatizador.
50
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
oposición en la mayor parte de los casos, a partir de un sinfín de arreglos que no siempre
contemplaron el destino de los trabajadores.
Como veremos más adelante, son numerosos los sindicatos que participan en la
privatización del sistema previsional. Por otra parte no debemos descartar, como un
elemento adicional de la negociación entre sindicatos y gobierno, la puesta en marcha de
los llamados Programas de Propiedad Participada (PPP), que abrieron un espacio para
que las privatizaciones terminen siendo aceptadas por algunos gremios.
La idea de los PPP, que encontraba ciertos antecedentes reconocidos en las
privatizaciones emprendidas por el Partido Conservador en el Reino Unido, pretendía
mostrar una cara profundamente reformadora en el proceso de venta de empresas
estatales, no ligado estrictamente con el achicamiento del Estado, sino con la idea de
construir “una nueva forma de capitalismo”, en la que los trabajadores accedieran a la
propiedad (minoritaria) de las empresas en las que desempeñaban sus tareas.
El porcentaje de las acciones destinadas a los PPP en el caso argentino resultó
elevado (del orden del 10% en la mayoría de las empresas, pero llegando al 20% de todas
las acciones en la venta de SOMISA), lo que pudo haberlos constituido en una importante
innovación tanto desde el punto de vista económico como político, al poder generar
condiciones materiales para una verdadera y significativa participación de los
trabajadores en la gestión de las empresas, lo que no había sucedido en el Reino Unido
donde los porcentajes de las acciones destinados a los PPP resultaron marginales (del
orden del 2%).
De esta forma, al momento de privatizar una empresa, el Estado reservaba un
porcentaje de las acciones para que los trabajadores que decidían incorporarse al
programa (la adhesión era voluntaria) pudiesen ir pagándolas a lo largo del tiempo (se ha
calculado que el proceso podía llegar a durar hasta 20 años) con los propios dividendos
que les correspondían por los futuros buenos resultados esperados de esas compañías
gestionadas en forma privada.
Bajo el slogan de un “capitalismo de propietarios”, los PPP justificaron su
implementación presentándose como uno de los pilares para la construcción de una
economía más justa, más redistributiva, y en la que la oposición empresas-sindicatos
encontrara una nueva forma de resolución superadora.
Pero estos no fueron los únicos objetivos que se plantearon los PPP. No se puede
dejar de mencionar el papel que jugaron en la generación de una visión positiva de las
privatizaciones entre los trabajadores estatales que se verían beneficiados por los
programas y entre los sindicatos.
Por otra parte, los PPP también fueron presentados a los interesados en adquirir las
empresas estatales, como un buen mecanismo para comprometer a los recursos humanos
de esas corporaciones con los nuevos desarrollos que el paso a manos privadas iba a
propiciar. Partiendo de la suposición de que el personal de las empresas estatales no se
encontraba muy identificado y comprometido con la búsqueda de resultados económicos
positivos en las empresas públicas, los PPP se presentaron como un mecanismo para
incentivar el esfuerzo productivo de los trabajadores. A pesar de ello, la resistencia de las
empresas a incorporar a representantes de los trabajadores en sus directorios va a ser una
de las claves del fracaso y la desarticulación de los PPP en la mayoría de los casos.
En Argentina se pusieron en marcha 49 programas que con un muy elevado nivel de
aceptación, terminaron implicando a unos 55 000 trabajadores.
51
Una historia de reformas
Sin embargo, en pocos casos los mismos llegaron a funcionar plenamente y los
espacios de negociación que se abrieron con los sindicatos en relación a los PPP también
fueron elementos importantes de la negociación.
Los PPP no eran un regalo para los trabajadores. Estos tenían que pagar las acciones
que recibían y para ello se establecía un plan por el cuál la venta se realizaba contra el
valor de los dividendos futuros que iban a recibir por las utilidades de las compañías. En
estos casos, mayoritarios, las acciones no llegaban a manos de los trabajadores hasta que
no completaban todo el pago, y en consecuencia, los beneficios de la designación de un
representante en los directorios de las compañías se postergó. En 1997 sólo tres PPP
habían terminado de cancelar sus deudas con el Estado y eran reales dueños de sus
acciones: los de lo que se llamó Aceros Paraná (la ex Somisa)133, Central Puerto y Central
Costanera. Como en varios casos el valor de las acciones se incrementó fuertemente, a
pocos años de la puesta en marcha de los PPP los trabajadores fueron tentados para
vender sus acciones, incluso si no habían llegado aún a saldar sus deudas por las mismas.
El caso más emblemático de esto es YPF, donde también en 1997, comienza la venta de
las acciones por parte de los trabajadores que mantenían una deuda con el Estado de unos
580 millones de dólares134.
52
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
137
Esta medida profundiza la tomada por el anterior ministro, E. González, quien había simplificado el
sistema arancelario de importaciones fijando un único nivel del 22% desde principios de enero de ese año.
138
Los cuestionamientos a la política liberal implementada comenzaban a hacerse lugar dentro de las
filas del propio justicialismo, lo que llevó a Menem a buscar reordenar la tropa y salir a criticar a aquellos
que lo acusaban de traidor a las ideas fundantes del peronismo.
53
Una historia de reformas
paridad cambiaria entre el Austral (que luego sería reemplazado por el peso
convertible139) y el dólar.
El diagnóstico y la terapia aplicada era muy similar a la que se había utilizado una
década y media antes en el plan antiinflacionario ideado por Martínez de Hoz, a pesar de
las consecuencias de esas medidas que ya hemos detallado.
El supuesto era que la apertura comercial y el establecimiento del tipo de cambio
fijo iban a frenar la inflación por el efecto de la competencia de los productos importados,
pero, a diferencia de lo sucedido en los años 70, este freno se iba a mostrar mucho más
contundente140. No hay etapa de transición prevista en 1991. La paridad cambiaria se fija
de un día para el otro y “hasta la eternidad”. A ello se le suma la prohibición de todo tipo
de indexaciones141, el congelamiento de las tarifas y una quita en el valor de los alquileres
y deudas que se habían ajustado por inflación.
El establecimiento de una caja de conversión buscaba brindarle respaldo a la
moneda nacional, frenar su desvalorización y convalidar una suerte de bimonetarismo
que se había instalado definitivamente en el país, donde, dada la ya histórica inflación, la
moneda utilizada tanto como reserva de valor (es decir para ahorrar) y también para las
transacciones de bienes importantes era el dólar.
¿Pero cuáles son las consecuencias del régimen de Convertibilidad? Prohíbe la
emisión de dinero para financiar los déficits públicos, lo que había sido para los
monetaristas, la raíz de todo el problema de la inflación. Si todos los pesos en poder de la
gente poseen un dólar de respaldo en las reservas del Banco Central, no se puede emitir
dinero si no aumentan las divisas en poder de la autoridad monetaria. Pero como el
Estado argentino no genera divisas142, sólo puede emitir dinero si hay privados con
dólares dispuestos a vendérselos al BCRA para hacerse de pesos. La determinación de la
cantidad de pesos no es decisión de la autoridad monetaria (aunque podría incidir sobre
ella vía encajes bancarios) sino de “lo que demande el mercado”. Con la reforma de la
Carta Orgánica del Banco Central y el establecimiento de su autonomía, se buscará
reforzar esta política.
La debilidad del plan es doble, pues el mismo depende para su funcionamiento, de
variables exógenas que no puede controlar. En primer lugar, la convertibilidad es una
política que jaquea el financiamiento de los déficits fiscales por la vía de la emisión,
obligando a que la única salida para financiarlos sea el endeudamiento, el cual es posible
sólo si hay privados dispuestos a otorgarle créditos al Estado143. Como los gastos del
Estado son relativamente rígidos en el corto plazo, pero su acceso a los mercados para
139
El plan fijará la paridad de 10.000 australes= 1 dólar a partir del 1º de abril de 1991. Luego, el austral
será reemplazado por el peso con la eliminación de cuatro ceros a la moneda que había lanzado el gobierno
radical. El peso convertible se implementa a partir del 1 de enero de 1992.
140
Si hasta Roberto Alemann va a afirmar, refiriéndose a la apertura de la economía, que “la reforma
arancelaria que se concretará el 1 de abril es mucho más amplia que la que se implementó en época de
Martínez de Hoz”, en Clarín, 24/3/1991.
141
Prohibición prevista en la ley 23.928 de Convertibilidad, aunque la misma no sería respetada por el
propio gobierno cuando acordó con varias empresas privatizadas (como las telefónicas) que puedan
actualizar sus tarifas en función de la inflación vigente en los Estados Unidos.
142
Esta ha sido la gran debilidad histórica de Argentina, origen del recurrente “estrangulamiento” del
sector externo. En otros países latinoamericanos como Chile o México, el Estado es propietario de
empresas estratégicas por su papel exportador (de cobre y petróleo respectivamente), lo que les permite
generar sus propios dólares.
143
Cavallo, nuevamente ministro de Economía una década después, deberá afrontar este problema.
54
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
144
Es cierto que el Estado puede tener superávits, pero el peso del endeudamiento ya contraído hace
difícil algo más que un superávit operativo, el que, por otra parte, es buscado con decisión desde el primer
momento. A modo de ejemplo, a menos de una semana de la puesta en marcha del plan se anuncia el
despido de 16.300 trabajadores de Ferrocarriles Argentinos, ELMA y Astilleros Domecq García, y se
acuerda con el Banco Mundial la realización de 88.000 despidos más en un plazo de dos años (Clarín
22/3/1991).
145
Marcelo Cavarozzi va a sostener que “Muchas de estas privatizaciones, en especial las concretadas
durante la primera tanda de 1990, se caracterizaron por la corrupción con que fueron implementadas”, en
Autoritarismo y Democracia (1955-1996), Buenos Aires, ed. Ariel, pág. 122
146
En medio de una fuerte campaña con denuncias de corrupción diversas, Menem decide una fuerte
renovación de su gabinete. El ministro que había sido responsable de las primeras privatizaciones, Roberto
Dromi, es uno de los primeros en tener que abandonar su cargo, aunque resulta “premiado” con el
nombramiento de embajador argentino en España. Mientras en la tapa de La Nación del 16/1/1991 se leía:
“no cabe ninguna duda de que en el ánimo del ciudadano común los relevos están identificados con la
palabra corrupción”, en el mensaje emitido por Menem el día de la jura de los nuevos ministros se hace
referencia a la honestidad de todos aquellos que se estaban retirando del gabinete.
147
Por razones legales, algunas de las privatizaciones fueron realizadas bajo la forma de concesiones,
aunque en ciertos casos, los prolongados plazos de las mismas diluyen la diferencia entre los dos procesos.
A modo de ejemplo, la concesión de la distribución de energía eléctrica es por 95 años…
55
Una historia de reformas
del Estado y los compromisos asumidos en especial con los acreedores, llevaron a que
estas nuevas privatizaciones también se caractericen por su velocidad.
La venta de empresas del sector eléctrico será una de las principales privatizaciones
de esta segunda etapa. Los problemas de falta de abastecimiento que habían obligado al
gobierno anterior a realizar cortes de luz programados, mostraban el estado de
desinversión en un sector clave para el crecimiento de la economía y hacían que la
privatización sea presentada como la única alternativa para reactivar actividades
fundamentales para la estructura de costos de las empresas. Este punto no será menor.
Vigente la Convertibilidad y la apertura comercial, la preocupación de los industriales
reunidos en la UIA por los costos futuros del suministro eléctrico se volvieron una pieza
más en el esquema de presiones que acompañaron al proceso148.
La opción del gobierno149 será la de dividir el sector en tres segmentos: productores
(una veintena de generadores) en libre competencia por un lado, media docena de
transportadores y tres empresas distribuidoras para el área AMBA+La Plata150
(monopólicos regulados por el Estado).
Así, entre abril de 1992 y diciembre de 1994 se realizan unas 27 transferencias en
todo el país, comenzando por las centrales térmicas Puerto y Costanera, en un proceso de
privatización en el que se destaca el papel de las inversiones de origen chileno, a las que
se le suman empresas españolas, francesas, y norteamericanas entre otras extranjeras, e
importantes participaciones de GG.EE. locales como Pérez Companc (40,5% en Edesur,
12,5% en Central Costanera), Astra (40% en Edenor), Techint (51% en Edelap), Acindar
(75% de la central Pedro de Mendoza), y Aluar (15% de Transpa)151. A esto también hay
que agregarle la importancia de un nuevo actor: el sindical, que a través de gremio de Luz
y Fuerza, participará en los consorcios ganadores de Centrales térmicas del noroeste
argentino, Centrales térmicas patagónicas, Transnoa, y Transnea, y también el rol de
múltiples cooperativas energéticas locales que se integran a los consorcios ganadores.
El primer balance de estas ventas fue que se registró algún proceso de “aprendizaje
institucional” que llevó a que las empresas sean transferidas con sus pasivos y que los
títulos de la deuda recibidos en forma de pago sean de entrega inmediata en el momento
de la adjudicación152. También se buscó establecer formas de competencia entre los
productores, se definió un marco regulatorio antes de concretarse la venta (tema sobre el
148
Mabel Thwaites Rey sostiene “el componente de gas o electricidad significaba entre le 20 y el 30%
del costo para las principales empresas del país. Por ende, a diferencia de los casos de Entel o Aerolíneas,
las tarifas resultaban vitales para la supervivencia de muchas empresas, en virtud de lo cual, la conducción
de la UIA estaba decidida a presionar para que en las futuras licitaciones se les exigiera a los competidores
el ofrecimiento de tarifas a niveles internacionales” en “Ajuste estructural y privatizaciones en la Argentina
de los 90” op. cit., pág. 143.
149
El asesoramiento de equipos de consultores del Banco Mundial será relevante en esta privatización, lo
que llevó a algunos a sostener que se trató de un modelo de lo que se debía hacer, por lo menos hasta los
grandes cortes de energía de la empresa Edesur en el año 1999.
150
Estas empresas son Edesur, Edenor y Edelap.
151
La participación de muchas de estas empresas da cuenta del carácter estratégico de la energía para
determinadas producciones (en especial empresas siderúrgicas), lo que llevó a que esos grandes
consumidores decidan involucrarse en la privatización generando cierta forma de integración vertical.
152
En relación a lo primero, la mayor parte de las deudas de las empresas generadoras eran con otras
empresas del Estado, en especial YPF y Gas del Estado. En cuanto a los títulos de la deuda, se insistió con
la aceptación de los mismos como forma de pago, aunque se buscó evitar los problemas originados en la
venta de Aerolíneas requiriendo su entrega en el momento de la adjudicación.
56
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
153
Este episodio que permitió la primera aprobación de la ley sin la mínima cantidad necesaria de
diputados presentes, fue bautizado por la prensa como el del “diputrucho” y terminó de mostrar que la
transparencia en las privatizaciones sólo sería mantenida en el plano de la retórica. Finalmente, la votación
de ese día fue anulada y se realizó una nueva la semana siguiente.
57
Una historia de reformas
154
En Mabel Thwaites Rey y Andrea López “Los fines de la regulación. Oportunistas y clientes en el
sistema”, Revista Enoikos año VIII, nº 17, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas de la UBA,
noviembre de 2000.
155
En Vispo (1999), Los entes de regulación, op. cit. Pág. 28.
58
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
cómo actuaron los entes a la hora de tomar decisiones en conflictos de intereses entre los
usuarios y las empresas.
Dentro de los primeros elementos el más evidente está representado por la falta de
consistencia temporal entre la concepción de los marcos regulatorios, la conformación de
los entes y la privatización de las empresas. Si esta es la secuencia lógica y recomendada
por la experiencia internacional y la literatura especializada, en la gran mayoría de las
ventas realizadas por el Estado argentino no se respetaron estos pasos.
¿Cuál es la importancia de ese encadenamiento? En primer lugar, el establecimiento
del marco regulatorio antes de la privatización permite que el Estado defina claramente
qué es lo que espera de las empresas que lleguen a controlar el negocio en temas centrales
como calidad del servicio, inversiones, tarifas, nivel tecnológico y otros. La definición de
un marco regulatorio con anterioridad a la privatización también resulta importante para
que las empresas interesadas en el proceso tengan, antes de realizar sus ofertas,
claramente definidos los objetivos que deberán cumplir y los límites que el Estado
establecerá a sus prácticas empresariales.
Luego el normal desarrollo de la regulación supone el establecimiento de la
autoridad de aplicación de dicho marco regulatorio. Si no existe el ente, de poco sirve el
marco legal, pues la ausencia de una unidad administrativa con poder de verificación
permite incumplimientos sin sanciones.
A esto se le agrega que los entes reguladores constituidos deberían estar formados
por una burocracia profesional, con autonomía financiera y conocimiento tecnológico
como para poder controlar a las empresas privatizadas desde el primer día de la
transferencia de los activos a sus nuevos operadores.
Hay otros elementos que hacen a la forma en que se constituyen los entes que
también son valiosos a la hora de analizar sus falencias. En nuestro caso, la mayoría de
los organismos reguladores han sido creados a través de decretos de necesidad y urgencia
del PEN, y no de leyes emanadas del Congreso. La excepción son los entes reguladores
de la luz (ENRE) y el gas (ENARGAS), a pesar de que la Constitución reformada en
1994 establecía con claridad en su artículo 42 que es función del Poder Legislativo
sancionar los marcos regulatorios156.
En parte como consecuencia de esta falencia de origen, las resoluciones y sanciones
de los entes parecen tener poco peso. Esto se debe a la existencia de una instancia de
alzada en el poder judicial, lo que lleva a que las sanciones de los entes puedan ser
cuestionadas por las empresas (práctica que ha sido casi constante), dejando finalmente
en manos de dicho poder la resolución de los eventuales conflictos y dilatando la posible
aplicación de castigos por incumplimientos.
La cadena cronológica óptima: formulación del marco regulatorio- creación del ente
regulador-inicio del proceso de privatización no es un mero formalismo, y su violación
establece una oportunidad única para que las empresas ganadoras presionen a favor de
determinada estructura de regulación que les resulte conveniente. Como afirma Oszlak157,
la superposición de estas etapas o la alteración de su orden puede generar una forma de
156
Es cierto que la creación de algunos de los entes es anterior a esta reforma constitucional. Sin
embargo es llamativo notar que una vez establecida la competencia con rango constitucional, el Congreso
no intervino en lo que el Poder Ejecutivo ya había resuelto.
157
En Oscar Oszlak “La capacidad de regulación estatal” Revista Enoikos año VIII, nº 17, Buenos Aires,
Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, noviembre de 2000.
59
Una historia de reformas
selección adversa, al atraer inversores que, por estar dispuestos a ofertar sin conocer las
condiciones que se les solicitarán en el futuro, pretenderán rentas extraordinarias o
buscarán influir en forma determinante sobre el proceso regulador, lo que se puede ver en
los casos de las empresas de FFCC o Aeropuertos que no cumplieron con sus
compromisos (entre ellos el pago del canon o determinadas inversiones) apostando a
poder solucionar el tema en el plano político.
También podemos constatar que en numerosas privatizaciones, la creación y puesta
en funciones del ente regulador fue posterior a la transferencia a manos privadas de las
compañías (es el caso en trenes, servicios eléctricos, gas, y aeropuertos), incluso en
ciertos casos muy posterior. El ENRE comenzó a funcionar más de un año después del
traspaso de las empresas a sus operadores privados, lo que significa que durante todo ese
lapso las empresas pudieron actuar sin controles158.
Otro problema es la escasa capacidad técnica y económica de los entes para llevar
adelante una regulación eficiente e independiente frente a las empresas en primer lugar,
pero también de los vaivenes políticos de los gobiernos.
Podemos afirmar que el panorama de los entes reguladores ha combinado casos de
posible “captura” por parte de las empresas “reguladas”159 con otros en los que se
manifestó una fuerte dependencia de los mismos frente a diversos ministerios e incluso a
la presidencia de la Nación, como queda claro en el caso de la Comisión Nacional de
Telecomunicaciones, que fue creada como dependencia del Ministerio de Obras y
Servicios Públicos, luego integrada al ministerio de Economía y desde 1996 pasó
directamente al ámbito de la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia de la
Nación, cambiando su nombre por el de Comisión Nacional de Comunicaciones al
fusionar a la CNT con la Comisión Nacional de Correos y Telégrafos160.
En cuanto a la autonomía presupuestaria, hay gran diversidad en las formas de
financiamiento de los entes, pero incluso en los casos en que cuentan con fuentes propias
de ingresos, esa autonomía ha sido escasa. Un buen ejemplo es el ENRE cuyo
presupuesto proviene de una tasa cobrada a los usuarios. Sin embargo, los recortes de
gastos llevados adelante por el gobierno con posterioridad a la crisis de 1995 también le
fueron aplicados, al igual que los posteriores y sucesivos ajustes y topes salariales a los
sueldos de los funcionarios públicos puestos en vigencia durante el gobierno de la
Alianza, que contribuyeron a que los recursos humanos mejor preparados abandonen los
entes reguladores para conseguir trabajo en las empresas reguladas, donde obtenían
mayor reconocimiento salarial por sus conocimientos. Evidentemente, la consecuencia de
158
El ENRE entra en funciones en abril de 1993, es decir casi un año después de la entrega de las
centrales generadoras y también con posterioridad a la concesión de la distribución.
159
Hay numerosos ejemplos en los que representantes de las empresas reguladas terminan trabajando en
los entes reguladores y vice-versa, en lo que parece una incompatibilidad de intereses. El representante de
Edesur, Edenor y Edelap en la firma sus respectivos contratos de concesión terminó siendo presidente del
Enre (encargado de regular a esas empresas) entre 1993 y 1997 (el primero de los contratos se puede
consultar en http://mepriv.mecon.gov.ar/segba/Contratoconcesionedesur.htm) y habría renunciado a ese
cargo por oponerse a la designación en el directorio del ente de una ex directiva de Eseba y Edenor. Hay
ejemplos similares en el ETOSS (Entre tripartito de obras y servicios sanitarios) y en el Enargas.
160
Estos cambios son una buena muestra de la disputa dentro del poder político por controlar a los entes.
Como sostiene Adolfo Vispo: “Llegado este punto, la CNC se torna en los hechos solamente una
dependencia staff de la secretaría de comunicaciones y, en rigor de verdad, ya no es apropiado hablar de
ente regulador” en Los entes de regulación. Problemas de diseño y contexto, op. cit. pág.41.
60
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
161
Como sostenía Thomas Hobbes en el siglo XVII, “auctoritas non veritas facit leyem”, es decir, la
autoridad y no la verdad hacen la ley.
162
Daniel Azpiazu calcula que entre enero de 1995 y agosto del año 2000 la deflación argentina acumuló
un retroceso del 0,6% en los precios minoristas, mientras los mayoristas aumentaron un 3,3%. Pero en ese
mismo lapso de tiempo, los precios al consumidor en los Estados Unidos aumentaron un 14,9%. Al ajustar
los precios de los servicios públicos por el índice inflacionario del país del norte, las tarifas de esos
servicios se incrementaron en términos reales durante el quinquenio en cuestión. Al respecto, ver D.
Aspiazu, “Inequidades normativas, rentas de privilegio y asignaturas pendientes” en Revista Enoikos año
VIII, nº 17, Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, noviembre de 2000.
163
El aumento del precio de las llamadas locales fue del 57% y la reducción de las de larga distancia del
orden del 70% en promedio.
61
Una historia de reformas
Le decisión entonces favorece fuertemente a las empresas y por ello, sufre una gran
cantidad de impugnaciones judiciales propiciadas por entidades de defensa a los
consumidores y por el propio defensor del pueblo, como consecuencia de las cuales se
originan fallos en un primer momento favorables a la decisión de no innovar, congelando
los aumentos. Incluso un juez llega a imponer multas diarias millonarias a las empresas
que no cumplan la sentencia.
En este escenario, el ente regulador apela la medida en defensa de los intereses de
las empresas, las que a su vez accionan legalmente. Telecom Argentina no duda en
presentar un recurso a la Corte Suprema de Justicia, siendo su representante legal el
abogado Rodolfo Barra, ex integrante de la propia Corte Suprema entre 1990 y 1993, y
posteriormente, ministro de justicia del gobierno de Menem (entre 1994 y 1996)164. Si
bien la Corte se toma cierto tiempo en resolver el tema, finalmente termina fallando a
favor de las empresas telefónicas y del ente regulador, convalidando el rebalanceo en
mayo de 1998165. Tiempo después, el diario El Mundo de Madrid, replicado por
Página/12 de Buenos Aires denunciarán importantes sobornos pagados por Telefónica de
España para la aprobación del rebalanceo166.
164
Barra también será, entre otras muchas cosas, presidente del organismo regulador del sistema nacional
de aeropuertos (ORSNA) entre 1998 y 1999.
165
La Nación 8/5/1998.
166
Página/12 30/3/2001.
62
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
167
El creciente déficit del sistema fue originando numerosos impuestos para su financiamiento, muchos
incluidos en tarifas de servicios públicos, como el vigente en las facturas de Entel al que ya nos hemos
referido, o alícuotas incluidas en el precio de los combustibles (líquidos y gas). Para el año 1990 casi un
tercio de los ingresos para pagar las jubilaciones provenían por esta vía que las privatizaciones invalidarían
en parte.
168
Perú crea su sistema de capitalización individual (llamado Sistema Privado de Pensiones) en
diciembre de 1992, y las AFP comienzan a funcionar a mediados de 1993. Uruguay también avanza en este
sentido a partir de 1996, aunque con un sistema mixto que combina solidaridad intergeneracional y ahorro
privado administrado por las AFAP. Las mismas recomendaciones llegan a ciertos países de Europa del
este, como Polonia, que implementa un sistema mixto con capitalización individual desde 1999.
169
Detengámonos por un momento en este planteo de clara raíz liberal. Los promotores de la
privatización entendían que cada trabajador, como un individuo racional maximizador de su utilidad y
además egoísta, comprendiendo que su propio futuro como jubilado dependía directamente de los aportes y
las contribuciones emanadas de su trabajo legal (no informal), iba a ser un factor determinante presionando
para erradicar el trabajo “en negro”, sea no aceptando ese tipo de empleos, o incluso denunciando a los
evasores. Más aún, si hasta ese momento los trabajadores no se habían preocupado demasiado por el
efectivo depósito de sus aportes jubilatorios por parte de los empleadores, se sostuvo que ello era
consecuencia de que ese no era considerado dinero propio, mientras que con el sistema de capitalización,
los aportes devenían un ahorro privado, individual, personal, que iban a exigir tanto como el propio salario.
En otras palabras, el gobierno (y en especial los funcionarios del ministerio de economía) entendían que la
63
Una historia de reformas
De este modo el proyecto del gobierno termina dando lugar a la ley 24.241 que
reforma el sistema previsional y crea el sistema integrado de jubilaciones y pensiones en
1993.
Los aportes de los trabajadores en actividad que optaron por la capitalización, más
los de los nuevos aportantes, comienzan a ser administrados desde 1994 por las
“Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones” que, luego de descontar las
comisiones previstas, en todos los casos bastante elevada170, deben acreditar el saldo en
las cuentas individuales de cada trabajador e invertir ese monto de dinero en diversas
opciones financieras (plazos fijos, acciones, títulos públicos entre ellos).
Esto significa que ese creciente monto que administraban estas empresas171, debía
originar un mercado de capitales locales que terminaría por favorecer al sector privado de
la economía al generar condiciones favorables para el aumento de la inversión, sea por la
baja de la tasa de interés o por la posibilidad de las empresas de financiarse vía emisión
de acciones (ampliando el capital social).
La apuesta del gobierno por el sistema de capitalización fue tan fuerte, que se
generó toda una batería de medidas para fomentar el crecimiento de las administradoras y
reducir los aportantes al Estado, sea tanto a partir de la difusión de publicidad poco clara,
que aseguraba la conveniencia de adherir a una AFJP en el caso de los trabajadores más
jóvenes, como cerrando la opción del sistema de reparto para todos los nuevos
trabajadores que ingresaban al mercado laboral (los que resultaban afiliados a una AFJP
de modo obligatorio), o prohibiendo el paso del nuevo sistema al estatal solidario (cuando
sí se podía pasar del estatal al privado), o incluso estableciendo diferenciales en los
descuentos salariales para los incluidos en uno u otro sistema (permitiendo que al optarse
reforma previsional generaba un nuevo sistema de incentivos, que iba a combatir la evasión en el mercado
de trabajo. Si el reclamo por el dinero para “otros” (como se entienden los aportes en el sistema solidario)
no era considerado suficiente estímulo, se pensaba que sí lo iba a ser el reclamo de los aportes “propios”.
Desde ya, este vaticinio no se cumple y el trabajo en negro aumenta al ritmo de la crisis post 1995.
170
Algunos analistas sostienen que el elevado nivel de las comisiones es por falta de regulación del
Estado, pero también por la poca competencia producto de un fuerte proceso de concentración. Si en 1994
había 27 empresas en el mercado, cinco años después ya eran sólo 15, de las cuales cuatro acaparaban más
del 67% de los fondos. Ver Página/12, 1º de agosto de 1999. El monto de la comisión entre 1994 y 2001 se
mantiene en torno al 30%, pero luego aumenta, llegando a casi el 40% de los aportes en el período 2002-
2004. Al respecto, para una análisis de la evolución de las comisiones y otros datos sobre el sistema,
Cetrángolo y Grushka (2004).
171
Los fondos administrados por las AFJP se incrementan un 100% anual durante 1994-1997, y luego a
un ritmo del 37% por año hasta la crisis de 2001. Este crecimiento es menos fruto de la rentabilidad de las
empresas, que del aumento en la cantidad de aportantes a las mismas.
64
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
por una AFJP, se reduzcan los aportes personales, y eso aumento el salario de bolsillo del
trabajador).
De forma tal que el objetivo declarado fue minimizar el sistema estatal de
jubilaciones y tender a su “extinción” con el paso del tiempo (diversas previsiones
suponían que ello podría suceder entre al año 2035 y el 2050).
172
Son varias las AFJP en las que participaron sindicatos con diversos porcentajes. Es el caso de Claridad
en la que eran socias la Federación de Trabajadores de la Sanidad y la UOCRA; el de Futura AFJP donde
participaban el sindicato de Luz y Fuerza, el de Obras Sanitarias, el del seguro y SUTECBA (que reúne a
trabajadores del Estado de la ciudad de Buenos Aires); en San José AFJP se reunieron Gastronómicos,
SOMU, el sindicato de obreros de la industria del vino y afines, el sindicato de trabajadores de la industria
fideera, la Unión de trabajadores del Instituto Nacional de Servicios Sociales para jubilados y pensionados
entre otros; en Previsol AFJP participaron la Federación Argentina de trabajadores de edificios de renta
horizontal y el sindicato único de trabajadores de edificios de renta y horizontal (SUTERH); en UNIDOS
AFJP la asociación de trabajadores de la industria lechera de la República Argentina tenía una participación
minoritaria.
173
En el año 1999 se estimaba que un 8% de los aportes se utilizaban para cubrir el seguro de vida, un
5,6% en gastos administrativos, un 8,8 en marketing y difusión y 7,4% eran la rentabilidad de las empresas.
65
Una historia de reformas
De este modo, a partir de 1994, el déficit previsional no hace más que crecer
exponencialmente, llegando a ser de casi 10.000 millones de pesos convertibles por año
(el equivalente al 3,3% del PBI en el año 2000).
A la creación de las AFJP se le suma el efecto de la transferencia de muchas de las
cajas previsionales provinciales a la Nación, y la reducción de las contribuciones
patronales174, todo lo que se suma para agravar el problema. Demás está decir que mucho
del crecimiento de la deuda pública en los años 90, paralelo con todo el proceso de venta
de los activos del Estado, se explica por el peso de la reforma del sistema previsional.
De esa forma se llega al default del año 2001, y luego a la propuesta de
reestructuración de la deuda que realiza el gobierno argentino en el exótico Dubai. Allí se
establece una quita del 75% sobre el valor de la deuda en cesación de pagos, y una parte
importante de esa deuda es con las AFJP, o mejor aún, con los fondos de sus afiliados175.
174
Ambos procesos se dan por etapas, desde 1993 en adelante. La reducción de las contribuciones
patronales debe ser vista como parte de un sostenido intento por reducir los costos laborales, el que se hace
cada vez más fuerte a medida que la sobrevaluación del tipo de cambio y el desempleo se agravan.
175
Los compromisos de la deuda no respetados por Argentina luego de la crisis de 2001 (volveremos
sobre el tema más adelante) llegan a más de 82.000 millones de dólares. El rechazo de las AFJP (salvo la
del Banco Nación) a la “pesificación” de la deuda propuesta por el gobierno luego de la devaluación llevó a
que las empresas se encuentren con títulos en dólares que cayeron en cesación de pagos. Posteriormente,
convocadas por el gobierno a la etapa de renegociación que se abría con el canje con una quita del 75%
sobre el capital, las AFJP terminaron aceptando la propuesta a cambio de algunos beneficios contables y
posiblemente de la continuidad de su actividad. Pero lo que sí queda claro es que esas inversiones de los
fondos jubilatorios fueron parte de los perdedores dejados por las políticas implementadas en los años 90.
66
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
Así, la reforma constitucional de 1994 abre las puertas para que el menemismo se
presente a las elecciones mientras el escenario internacional se transformaba fuertemente
y las complicaciones internas aumentaban.
El Plan de Convertibilidad era valorado en exceso por una sociedad que había
experimentado las consecuencias de la hiperinflación y fue el rédito político de dicho
esquema el que permitió la reelección de Menem en mayo de 1995, mientras la fórmula
del Frepaso integrada por José Octavio Bordón y Carlos Álvarez relegaban al radicalismo
a un muy lejano tercer lugar176.
Pero el precio a pagar por la aplicación de las políticas de desregulación de los
mercados y la fijación de la paridad peso-dólar también resultaría muy alto a mediano
plazo, generando una significativa recesión que se tornaría evidente con la crisis de 1994-
1995.
El corsé de la Convertibilidad sobre el gasto público llevará a que el mismo sea
reducido en forma sustancial, tanto a través de la llamada “reforma del Estado” como de
las privatizaciones. Esto era una condición básica para que el plan tuviese éxito. Pero a
pesar de los esfuerzos, una vez lanzada la Convertibilidad, no hubo (repitiendo la
experiencia de 1977-1981) una convergencia inmediata entre la inflación local y la de
Estados Unidos.
A modo de ejemplo, el índice de precios al consumidor del mes de abril de 1991 se
incrementa en un 5,5%, con aumentos muy importantes en algunos servicios como
educación (11,5%) o bienes y servicios varios (10,7%)177.
De esta forma, en los comienzos del plan se produce una sobrevaluación del tipo de
cambio que favorece las importaciones y desalienta las exportaciones (en especial las de
bienes manufacturados). Incluso ciertos economistas van a sostener que la determinación
de la paridad 1 dólar-10.000 australes ya había sido un error, pues con el fin de
simplificar la conversión, se había anclado el tipo de cambio en un valor que no era el
adecuado178.
Algo de esto puede haber sido reconocido por el equipo de Cavallo cuando el
ministro anunció su deseo de que los precios en dólares se retrotraigan a los valores de un
año antes, cosa que no sucedió en la mayoría de los casos179.
176
No sólo la llamada “estabilidad” estuvo en el centro de la campaña presidencial de 1995, sino que
volvió a ser clave en 1999. Si la llamada “Alianza” entre radicales y frepasistas gana la presidencia de la
Nación en ese año, en buena medida lo hace cuidándose de manifestar su total respaldo a la Convertibilidad
como garante de la estabilidad económica.
177
La preocupación del equipo económico por estas subas de precios ya en la Convertibilidad, llevará al
ministro a anunciar nuevas medidas para facilitar las importaciones de algunos bienes que el gobierno
consideraba que tenían un precio elevado, entre ellos, medicamentos, algunos alimentos (como lácteos),
automóviles y electrónicos. La Nación, 7/5/1991.
178
Roberto Alemann, un claro exponente de los sectores que apoyaban el plan (al que ya nos hemos
referido), va a aceptar “que es imprudente fijar el dólar a 10.000 australes” en Clarín, 24/3/1991.
179
Debemos decir que el primero que no cumplió con ese objetivo fue el propio gobierno que tres días
antes de la puesta en marcha de la Convertibilidad dispuso aumentos de tarifas del 10% en el gas, 5% en la
luz, 29% en el agua, y 25% para correo y trenes. Entre los privados, las fuertes presiones del gobierno para
que los precios disminuyan no siempre tuvieron éxito. La más importante de estas pulseadas se dio con los
67
Una historia de reformas
productores lácteos, que argumentaron que la reactivación de la demanda impedía la baja de precios. Desde
ya, el gobierno ejerció presión, pero se cuidó de no caer en controles de precios.
180
Ante una importante fuga de capitales y con una caída de las reservas internacionales significativa,
México devalúa su moneda a fines de 1994 (a poco de asumir el nuevo presidente Zedillo), logrando una
serie de planes de rescate encabezados por Estados Unidos. Sin embargo, el efecto de la crisis sobre otros
países de la región es muy significativo.
68
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
181
Flexibilización en primera instancia de facto, y luego convalidada de diversos modos, hasta llegar a la
cuestionada ley de 2001 que los medios de comunicación terminaron llamando “ley Banelco”, por los
supuestos pagos de sobornos a los senadores que votaron a favor de la misma por parte del gobierno de
Fernando de la Rúa.
182
Por razones de espacio no nos detendremos aquí sobre otras consideraciones de tono sociológico que
refuerzan esta tendencia al “sálvese quien pueda”. El fuerte proceso de individualización cada vez más
profundo y consolidado a medida que las condiciones laborales se fueron degradando, sólo fue quebrado
con la crisis de 2001, por aquellos que ya habían quedado afuera del mercado, sean los piqueteros, los
clubes de trueques y otras formas de organización, que buscaron alternativas colectivas a la marginalidad
estructural.
69
Una historia de reformas
del Estado para aligerar el ciclo recesivo iniciado en 1995183. En ese momento, la
decisión de mantener la Convertibilidad como política rectora significó optar por un
escenario en el que el ajuste necesario iba a traer importantes consecuencias ligadas al
incremento de la pobreza, la indigencia, la caída de los salarios reales (y nominales en la
deflación) y una fuerte degradación de las condiciones laborales.
183
Posteriores experiencias internacionales, como lo sucedido en la crisis griega en 2010, así como en
otras economías europeas en especial de la zona del Euro, parecen transitar por un problema de falta de
competitividad e imposibilidad de devaluar la moneda. Pero mientras en el caso argentino esto obedecía a
una decisión del gobierno ante la dolarización de facto de la economía, en el caso de estos países del norte
sus monedas originales han desaparecido.
184
A partir de 1987 se producen reiterados aumentos de la alícuota de este impuesto, así como cambios
en la base imponible. El 21% adoptado en 1995 ponía a Argentina entre los países con alícuota más alta de
este impuesto en toda la región.
185
El PBI se contrae un 4,4% en 1995.
186
La tasa de desempleo que se mantenía elevada desde la crisis de 1989, y era del 10,7% en 1994, pasa
al 18,4% en 1995.
187
El gobierno también hará esfuerzos por aumentar la recaudación fortaleciendo a las agencias estatales
encargadas de esas tareas. En este marco es que en 1997 se crea la AFIP (Administración Federal de
Ingresos Públicos) que fusiona a la antigua Dirección General Impositiva y a la Aduana, en medio de una
reorganización administrativa que busca optimizar su eficiencia.
70
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
El aumento del déficit público por una caída de los ingresos fiscales (producto del
deterioro de la situación económica interna, a lo que se suman otras decisiones como el
impacto de la reforma previsional ya descripta) y un aumento del gasto financiero (en
especial por el mayor costo del endeudamiento ante la interrupción de la llegada de
capitales), hacen evidente la profundidad de la crisis.
En agosto de 1996 el ministro de economía Cavallo es reemplazado por Roque
Fernández, quien gestionará la cartera hasta el final del mandato de Menem en 1999. En
ese momento queda pendiente una nueva ola de privatizaciones que están en carpeta y
encontrarán serios cuestionamientos en el parlamento. Entre ellas la de la represa de
Yacyretá, las centrales nucleares, el Banco Nación, el correo, y los aeropuertos. Las dos
últimas empresas serán vendidas a partir de un decreto del PEN ante la imposibilidad de
aprobar el traspaso en el poder legislativo188.
188
El Correo Argentino será entregado, en 1997, por un período de treinta años, a una empresa
encabezada por el grupo Macri en sociedad con el Banco de Galicia. A poco de la entrega comenzarán los
reiterados incumplimientos, en especial en lo referido a los pagos de un canon al Estado. La empresa
terminará siendo reestatizada a fines de 2003. Los aeropuertos se transferirán en 1998 a un grupo
encabezado por el empresario dueño del multimedios América (E. Eurnekian) asociado a empresas italianas
y norteamericanas. Aquí también los incumplimientos serán numerosos, pero se renegociarán los términos
en 2007 y la concesión continuará hasta el presente.
71
Una historia de reformas
En esta suerte de callejón sin salida, es que se avanza hacia las elecciones de
octubre de 1999, en las que se enfrentarán el partido de gobierno (PJ) que lleva como
candidato a Eduardo Duhalde ante la imposibilidad de una nueva elección para Menem,
la llamada Alianza como principal partido opositor, que será la suma del radicalismo y
sectores peronistas disidentes nucleados en el llamado Frepaso, que postula a Fernando
de la Rúa, y el partido fundado por el ex ministro Domingo Cavallo, quien hace su
campaña presentándose como el verdadero autor del modelo económico, y que terminará
ocupando el tercer lugar en la contienda.
189
Sidicaro analizando este momento, sostendrá que el análisis del fracaso de la experiencia alfonsinista
dentro del radicalismo llevará a que una parte de sus dirigentes interpreten como un error el no haber
buscado acercarse a los principales intereses económicos. Paralelamente, este pacto con el menemismo
“puso en cuestión su imagen centenaria de custodio de los derechos de la ciudadanía” Sidicaro (2003) pág.
57. Evidentemente hay una contradicción entre las dos decisiones.
190
Donde los principales exponentes del Frepaso encabezan las listas que ganan en la Ciudad de Buenos
Aires (Carlos Álvarez) y en la provincia de Buenos Aires (Graciela Fernández Meijide) dando cuenta del
potencial de esos candidatos de cara a 1999.
72
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
salida del gobierno. Pero además, y como otro indicador del clima social imperante, era
la fracción más liberal del radicalismo la que se preparaba para ocupar la Casa Rosada
encabezando la formula presidencial de la Alianza.
191
Períodos de prueba, locación de servicios, pasantías, becas y otras numerosas figuras conforman este
esquema.
73
Una historia de reformas
Con esta ley, la Alianza intentará profundizar ese camino que se había iniciado con
la desarticulación de los sindicatos durante la dictadura y que las crisis económicas y el
efecto disciplinador del desempleo habían ahondado desde finales de los años 80.
Pero las disidencias dentro del gobierno terminarán por emerger abruptamente
producto de esta ley. La denuncia realizada por el vice-presidente referida al pago de
sobornos a senadores de la Nación por parte del Poder Ejecutivo, con el objetivo de que
la misma sea aprobada, llevará a la renuncia de Álvarez en octubre de 2000, desatando
una crisis política que pronto fracturará la Alianza.
A un descontento social creciente, comprometido por el aumento del desempleo y la
recesión, se le suma el nuevo intento de ajuste que realiza el ministro de economía
Ricardo López Murphy, que asume en reemplazo de Machinea, en marzo de 2001. La
velocidad a la que se desintegra la legitimidad del gobierno sólo es comparable con el
ritmo al que se profundiza la crisis económica. El ajuste de López Murphy lo eyecta de la
cartera de economía a los quince días de haber asumido192.
192
El tono con el que alguna prensa nacional se refería a la precariedad del gobierno queda claro en la
siguiente sentencia: “La crisis, que es voraz, se tragó anoche al ministro de Economía, Ricardo López
Murphy, y a su plan de ajuste de tres días. Entre la madrugada y la noche amenazó con devorar también al
presidente Fernando de la Rúa” en “Una crisis que se fue devorando un ministro tras otro”, La Nación, 20
de marzo de 2001.
193
Esta decisión se tomó a mediados de 2001. Ya en noviembre, ante el cada vez más inmanejable
problema de la deuda pública, el gobierno anuncia una serie de acuerdos que llevarán el nombre de
“megacanje” y que son presentados como una renegociación general de la deuda pública para brindarle
sustentabilidad temporal. En los hechos, fue una postergación en el pago de ciertos títulos a cambio de un
sustancial aumento en las tasas de interés. Este plan se combinaba con lo que se promocionó previamente
como el “blindaje”: un acuerdo con ciertos organismos internacionales para “asegurar” el cumplimiento del
pago de la deuda por parte del Estado desde fines de 2000, pero sujeto a que el país acepte las
recomendaciones de política impulsadas por el FMI.
74
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
motorizado por la evidente crisis política, pero también por la percepción de los límites
del esquema de tipo de cambio fijo y fuerte endeudamiento público194.
La respuesta del gobierno sin medir las consecuencias de atender las necesidades
del sistema bancario, será restringir el retiro de dinero en efectivo del sistema financiero
(decisión tomada el 1 de diciembre de 2001 y que rápidamente comenzó a conocerse
como “corralito”): esto funcionará como detonante de una crisis que terminará con la
renuncia del gobierno pocas semanas después.
Varios años de crisis económica anteceden a ese conflictivo final de 2001. Años de
aumento del desempleo, de la pobreza, de la desigualdad, de caída del poder adquisitivo
de los salarios, de profunda transformación de la estructura económico productiva del
país, pero también de una sociedad que, atemorizada por el permanente abismo
económico, había soportado una sensación, por momentos paulatina en otros acelerada,
de declive y crisis permanente atrincherada en una suerte de “sálvese quien pueda” donde
lo mejor que podían esperar muchos, era mantener lo que tenían, y por ello, su principal
demanda radicaba en la estabilidad que equívocamente se asociaba a la ilusión cambiaria
que producía el llamado 1 a 1.
Mientras sectores minoritarios habían aumentado sustancialmente sus cuotas de
poder político y económico a lo largo de todo este proceso, los niveles de pobreza
pasaban del 22% de la población en 1991 al 49% en mayo de 2002, mientras la
indigencia crecía del 3% al 22% en un deterioro fenomenal de las condiciones de vida de
casi la mitad de los argentinos, con la acumulación de frustraciones y descontentos en las
mayorías silenciosas que no había logrado articularse en una respuesta política durante
años.
Nada de ello es casual. La forma de la democracia delegativa, fundada sobre la
pasividad de los ciudadanos limitados a su rol de representados con poder de voto, había
contribuido a la deslegitimación de lo político, de lo público, de lo colectivo, como
resultado lógico de la instalación de un discurso hegemónico liberal.
Por ello la novedad que implica ese 2001, donde una serie de medidas generan las
condiciones para que esos descontentos individuales se condensen en un movimiento
colectivo sin dudas complejo y ambiguo. Los desocupados por la imposibilidad de
reingresar al mercado laboral, los jubilados por acumular años de pobreza, los ahorristas
por sentirse estafados por la asociación entre sus representantes y los bancos, y todos
reclamando detrás de una consigna que se vuelve común en los principales centros
urbanos del país en las jornadas del 19 y 20 de diciembre: “que se vayan todos, que no
quede ni uno solo”195.
194
Las dudas sobre la posibilidad de mantener la Convertibilidad ante la fuga de divisas ya eran muy
claras y habían obligado al presidente y a varios ministros a desmentir esa posibilidad. Sin embargo las
discusiones sobre una posible flexibilización de la misma incorporando otras monedas a una “canasta
convertible” habían sido analizadas incluso por el propio Cavallo.
195
Notemos que una primera lectura de esa consigna, muy difundida desde los medios de comunicación,
suponía que era una impugnación a los representantes políticos cuando en realidad, era la expresión de un
rechazo mucho más amplio, que incluía a los banqueros, los jueces, los grandes empresarios, los medios de
comunicación concentrados y todos los sectores percibidos como privilegiados en medio de la gran crisis.
75
Una historia de reformas
196
Si las teorías elitistas de la democracia propias de la tradición schumpeteriana suponen que el único
espacio legítimo de participación de los ciudadanos es el que ofrecen las elecciones, los resultados de las
legislativas del 14 de octubre no dejaban mucho espacio para dudas: un 26,3% del padrón no concurrió a
votar (unos 6,5 millones de personas) y un 21,1% (3,9 millones) votó en blanco o impugnó el voto
voluntariamente, siendo el promedio bastante superior en Santa Fe, Capital Federal, Provincia de Buenos
Aires, Neuquén, Chubut y Tierra del Fuego.
197
Si bien el fenómeno de los piquetes ya lleva varios años consolidándose, en buena medida como
resultado de los efectos de ciertas privatizaciones de los años 90, en diciembre de 2001 emergen el Bloque
Piquetero Nacional, el Movimiento Sin Trabajo Teresa Vive, y los piqueteros participan activamente de la
Marcha de la Resistencia de las Madres de Plaza de Mayo y de numerosos cortes y manifestaciones
desafiando incluso la represión estatal.
198
La renuncia de De la Rúa lleva al ejecutivo a Ramón Puerta quien ocupa el cargo por pocas horas,
sucediéndolo Rodríguez Saa. Este permanece una semana en el poder, cuando pierde muchos de los apoyos
políticos y presenta su renuncia, siendo reemplazado por el presidente de la Cámara de Diputados Eduardo
Camaño que convoca a una nueva Asamblea Legislativa que elige a Eduardo Duhalde.
76
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
La rápida salida de Rodríguez Saa del gobierno, explicada de modos diversos (por
presión de los presidenciables del PJ, o de los intereses del sector financiero que
reclamaban una solución al default declarado), abre las puertas para que Eduardo
Duhalde, el ex vice-presidente de Menem y el candidato que había perdido las elecciones
de 1999 frente a De la Rúa, termine ocupando el sillón de la Casa Rosada como
presidente por un período de poco más de un año, hasta mayo de 2003.
A la inevitable salida de la Convertibilidad con una importante devaluación de la
moneda a principios de enero de 2002, se la complementará con un complejo conjunto de
mecanismos que buscarán compensar a los diversos sectores perdedores con la medida,
pero en especial al sistema financiero.
En medio de la cesación de pagos de la deuda pública, el nuevo gobierno impulsará
un enorme proceso de emisión de deuda que llevará el costo de la salida de la
Convertibilidad a casi 29.000 millones de dólares199: parte del precio a pagar para
recomponer la gobernabilidad200.
La monumental transferencia de recursos que supusieron las medidas adoptadas a
comienzos del año 2002, por la llamada “pesificación asimétrica” que benefició a los
deudores, por las compensaciones que recibieron los bancos para llevarla adelante, por
los costos de emisión de nueva deuda a diez años para los ahorristas, sumado a la
absorción por parte del Estado nacional de deudas provinciales y la eliminación de las
llamadas cuasi-monedas, y a la restitución en bonos de los descuentos salariales que
había aplicado De la Rúa a empleados públicos, jubilados y otros, declarados
inconstitucionales fueron parte de la factura.
199
Damill, Frenkel y Rapeti (2005) la calculan en 28.184 millones de dólares, en “La deuda Argentina:
historia, default y reestructuración” documentos del CEDES n°16.
200
En este período el ministerio de Economía estará en manos de Jorge Remes Lenicov y luego de
Roberto Lavagna, quien a su vez será el primer ministro de economía del gobierno de Néstor Kirchner.
77
Una historia de reformas
Esto no significa que el gobierno de Duhalde no haya tenido serios problemas para
desarticular la protesta social que había sacudido al país desde fines de 2001. Piquetes,
asambleas barriales, organizaciones de desocupados, empresas recuperadas por sus
trabajadores (como la Brukman) comienzan a ser asediados a medida que el gobierno
recupera cierta fuerza de la mano de la reestabilización económica. A la conflictividad
social creciente se le responderá con más planes sociales (el denominado “Plan Jefes y
Jefas de hogar” es el más desarrollado llegando a los 2 millones de beneficiarios),
administrados de forma descentralizada con un fuerte rol de los municipios y
eventualmente con represión, siendo la más emblemática la que acaba con la muerte de
dos manifestantes de la Coordinadora de trabajadores desocupados Aníbal Verón en el
puente Pueyrredón201, que terminan llevando a un adelantamiento de las elecciones
presidenciales para el mes de abril de 2003.
Los resultados de esa elección serán un claro indicador del nuevamente profundo
desconcierto de gran parte del electorado y de su poca comprensión del proceso que había
llevado al 2001.
En este sentido, el encauzamiento de la ciudadanía en el proceso electoral resultará
un claro triunfo del orden frente a las alternativas de ruptura que se expresaban bajo
múltiples formas.
La primera vuelta de las elecciones de 2002, con niveles sustancialmente más bajos
de ausentismo y “voto bronca” que las de 2001, serán ganadas por Carlos Menem que
obtendrá un 24,45% de los votos, seguido por un poco conocido Néstor Kirchner con el
22,24% (quien contaba con el apoyo de Duhalde) y luego López Murphy con el 16,37%,
Rodríguez Saa con el 14,11%, y Elisa Carrió con el 14,05%. La dispersión del voto, el
triunfo de Menem que propiciaba la vuelta y profundización de las políticas de los 90202,
o la buena performance del exministro López Murphy, eyectado del gobierno aliancista
ante el descontento social generado por la profundidad de su plan de ajuste poco tiempo
antes, indican las limitaciones de la activación popular.
La ausencia de un candidato que haya alcanzado el 45% de los sufragios203,
posterga la definición para una segunda vuelta electoral entre los dos candidatos más
votados.
Sin embargo, ante los malos pronósticos de las encuestas, Menem decide retirar su
candidatura antes de la realización del ballotage, dejando a Kirchner como ganador,
quien asumirá el 25 de mayo de 2003.
201
Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, el 26 de junio de 2002.
202
Incluso retomando su discurso de la dolarización definitiva de la economía argentina, tal como lo
venía proponiendo desde 1999 sin comprender que ello no resolvía el problema de la Convertibilidad. Al
respecto, bien se pueden ver las dificultades de ciertas economías europeas que, habiendo abandonado sus
monedas nacionales para ingresar a la zona euro, se ven fuertemente limitadas ante las crisis como la de
2010-2011 por esa decisión. Es el caso de Grecia, Portugal, Irlanda, España, incluso Italia.
203
Como establece el artículo 97 de la Constitución Nacional de 1994, ni tampoco se cumplía lo
establecido en el artículo 98 (al menos 40% de los votos y más de 10 puntos de diferencia con el segundo).
78
Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
Algunas conclusiones
79
Una historia de reformas
Vale una advertencia. Ese proceso posee una doble dimensión: diacrónica,
intertemporal, sobre la que hemos intentado echar luz, al mostrar las continuidades
mencionadas en las políticas, en los protagonistas, en los intereses en juego a lo largo de
los años revisados. Buscamos dar cuenta de la notable y evidente consistencia con la que
se han seguido algunos caminos desde mediados de los años 70, sin importar quienes
estuvieran al frente del gobierno.
Pero también existe una dimensión sincrónica, en la medida que mucho de lo
acontecido en Argentina encuentra paralelismos con otros procesos vividos en
Latinoamérica o en otras partes de las periferias mundiales. Sin dudas, el escaso
conocimiento sobre la historia política y económica de nuestra región en este período (no
inocente, sino parte de las formas legitimantes referidas), ha permitido velar el carácter
repetitivo de mucho de lo que aquí sucedía, y paralelamente, ha evitado el desarrollo de
comprensiones más globales.
Son muchos los lugares en los que se ha reformado al Estado e impugnado a la
política, donde se anheló ingresar al “primer mundo” pero se terminó en una severa crisis.
Hemos hecho múltiples referencias a esta dimensión, aunque un análisis pormenorizado
de la misma queda aquí como una deuda pendiente, a retomar en un posterior trabajo.
Fue necesario comenzar con esta historia local, para luego poder preguntarse por las
formas en que se repitieron modelos, discursos, consecuencias en otros países
latinoamericanos. Sin dudas un trabajo en ese sentido favorecerá el sentimiento de
identificación con una historia que es mucho más común de lo que se suele pensar.
Otra deuda que hemos dejado pendiente es el análisis del período que, para la
historia argentina, se abre en 2003. Como ha sucedido en otros países de la región, las
consecuencias de las políticas implementadas en las últimas décadas, y las dimensiones
de las crisis desatadas, han originado heterogéneas formas de reversión de la dirección
que se había tomado. La revisión de esas herencias, aunque condicionadas por muchas de
las irreversibles consecuencias de las políticas pasadas (desde sus legados económicos y
políticos pasando por los culturales), han generado un nuevo escenario donde las rupturas
y las continuidades diseñan un mapa de posibilidades diferente, que sólo con el paso del
tiempo se podrá explorar, así como evaluar en que medida las fuerzas conservadoras
pueden ser superadas.
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Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
Breve Bibliografía
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Una historia de reformas
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Apuntes sobre algunos ciclos recientes del Estado argentino
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