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PEQUEÑA HISTORIA DE LA FILOSOFIA EN CHILE

Nota preliminar

UNA historia de la filosofía en Chile -una verdadera historia de la filosofía en Chile, que
mencione y explique, cronológicamente, a cada hombre que se ha dedicado al amor amistoso hacia la
sabiduría en estas tierras- es, ya, una tarea dificil de concretar. Es así que tan solo nos asomamos a
esbozar una pequeña historia de la filosofía en Chile, que indique aquellos aspectos fundamentales que nos
sirvan de base para una posterior reflexión filosófica propiamente tal, de la que está tan necesitada la
filosofía Chilena y Latinoamericana. Pues, ¿cómo ha de nacer la propia filosofía sino trascendiendo aquella
que la precede? ¿No es acaso cierto que, en tanto que sometamos a crïtica a la historia de la filosofía,
hacemos de la filosofía nuestra filosofía? Es decir, si la filosofía que hemos conocido por medio de la
Historia de la Filosofía no explica ni responde nuestra exigencia de verdad, es menester indagar en ella,
escudriñar y desentrañar de lo que hemos conocido aquello que no nos es propio y no ha sido resultado de
nuestra propia intelección.

ASÍ, filosofía en Chile y filosofía Chilena son enunciados que se contraponen. La filosofía en Chile se refiere,
expresamente, a la influencia de las distintas corrientes del pensamiento en nuestra historia nacional, en
la política, la educación, etc., mientras que la filosofía Chilena hace referencia al pensar lo propiamente
tal. Pensar en el sentido de descubrir aquello que la filosofía fundamental no descubre, pues -como es
lógico pensar- ésta fue llevada a cabo en otro lugar, en otras circunstancias, y por otros hombres.

MENCIONAREMOS, entonces, el desarrollo de la historia de la filosofía en Chile, en tres etapas


fundamentales que no se contraponen entre sí -pues pertenecen a un mismo entorno intelectual,
heterogéneo y dinámico:Europa- sino que, más bien, se condicionan y enriquecen recíprocamente.

PRIMERA: La presencia de la escolástica en los siglos XVI, XVII Y XVIII, con las variantes tomista, escotista
y suareciana.

SEGUNDA: El influjo dominante de la filosofía europea, sobre todo francesa, en los siglos XVIII y XIX. Las
figuras de mayor gravitación en este periodo son Descartes, los pensadores de la Ilustración francesa,
Destutt de Tracy y Laromiguiére; más tarde Cousin, Quinet, Michelet y Balmes; después el positivismo de
Comte y Littré, y finalmente el evolucionismo de Spencer.

TERCERA: corresponde al siglo XX y es más amplia. La filosofía francesa se hace presente con Bergson y
Maritain; hay una apertura a la filosofía alemana de Nietzsche, Marx, Husserl, Scheler, etc., y también se
hace sentir la presencia sugerente, aceptada o rechazada, de José Ortega y Gasset.

ÉSTA simple mirada, muy somera, de la cuestión nos refleja que el pensamiento filosófico en Chile se
ordenaba en torno a influencias foráneas, casi siempre de origen europeo, consistiendo su originalidad en
poner ciertos énfasis temáticos que ligaban la filosofía con las realidades inmediatas de lo social, cultural,
jurídico, educacional, estëtico, etc., de caracter autóctono. Por lo pronto, en un comentario de Don

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Enrique Molina apreciamos la dificultad en hallar autores que se dedicaran expresa y exclusivamente a la
filosofía, como -también- nosotros hallamos dificultades en hallar autores -en la actualidad- que se
dediquen, expresamente, a la filosofía propiamente tal, o que es lo mismo, que publiquen filosofía que
pregunte por la filosofía en cuanto tal, en el sentido real y verdadero de lo propiamente tal, pues lo
propiamente tal es lo que nos toca por naturaleza filosofar.

TAMBIÉN Walter Hanisch Espíndola nos recuerda -a propósito del tema de la Filosofía en Chile hasta la
independencia- que "En Chile no se ha intentado este estudio, a no ser respecto del siglo XX por Enrique
Molina Garmendia. Respecto al siglo XIX gracias a la imprenta hay mucho material aprovechable en
autores, referencias y estudios. La colonia tampoco carece de material, que halla en las obras sobre
docencia en general, en las historias y sobre todo en los documentos, en parte explorados y en parte
inéditos. Queda sin embargo un vasto campo que sólo podrá aclararse con estudios parciales o
monografías. La literatura de esta especie, referente a la Filosofía propiamente dicha, cuenta con escasas
publicaciones y una gran parte del material manuscrito, cuya exploración ofrece dificultades por el texto
latino de las obras, por el estado de deterioro de los manuscritos, por las abreviaturas variadas y
frecuentes en ellos y por la pérdida de una enorme cantidad del material".

LA presencia de la escolástica en nuestra historia nacional es deciciva: el establecimiento de las primeras


escuelas, y nuestro acentuado conservadurismo católico se deben a su influjo. La filosofía europea influye
-en el período posterior a la Independencia-, muchas veces indirectamente, en los procesos políticos y en
nuestra economía. Y en fin, nuestros filósofos, siempre atentos a lo que ocurre en filosofía a nivel global,
olvidados del "conócete a ti mismo" al que nos incitaba el gran Sócrates. Pareciera ser que la filosofía
chilena se ha dedicado, en gran parte de su historia, al "conoce a los demás", hecho que -actualmente-
resulta muy dificil frenar.

AUTORES CHILENOS-UNA VISTA PRELIMINAR

FRAY ALONSO BRISEÑO. O. F. M.(1587-1669)


PUEDE considerarse la primera figura filosófica chilena, y quizá americana. Nacido en Santiago de Chile y
vivió en Chile., Perú, Panamá y Venezuela. Publicó en España una obra teológico-filosófica en latín:
Primera parte de las más célebres controversias sobre el primer libro de las sentencias de Juan Duns
Scoto, Doctor Sutil y sin duda Príncipe de los Teólogos... (1638). En el primer tomo «a menudo se hacen
disertaciones metafísicas», y en el segundo (1642) se trata de la ciencia de Dios y de las ideas.

MANUEL DE LACUNZA, S. I. (1731-1801)


EL siglo XVIII trae la figura excepcional de Manuel de Lacunza, S. I. (1731-1801). Nace en Santiago, se
refugió en Italia en 1767, a raíz de la expulsión de la Compañía de Jesús. Su obra La Venida del Mesías
en gloria y majestad (1790) ha sido traducida a varios idiomas. Si bien es ,ante todo, una exégesis bíblica
y una teología de la historia, no excluye la filosofía. En nuestros días, Nikolai Berdiaeff ha puesto de
relieve el valor y actualidad del pensamiento de Lacunza. También Juan Félix de Arechavala y Alday , S. I.
(1750-86) publicó en Italia sus Propositiones Philosophicae, folleto que contiene cien tesis defendidas en
Imola.

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EN el siglo XIX, JUAN EGAÑA (1769-1836), vinculado a los enciclopedistas, desarrolla un utopismo
filosófico. Entre sus obras destaca El chileno consolado en los presidios o filosofía de la religión (1826).
Más tarde, la influencia de Destutt de Tracy se aprecia en Elementos de Ideología (1830), obra escrita
por VENTURA MARÍN y JOSÉ MIGUEL VARAS. El positivismo (v .) de Comte, Spencer y Littre encuentra
eco en JOSÉ VICTORINO LASTARRIA (181788) los hermanos Jorge, Juan Enrique y Luis Lagarrigue, y
VALENTÍN LETELIER.

EN el siglo XX aparece en primer lugar la solitaria labor filosófica de ENRIQUE MOLINA GARMENDIA
(18711956). Nace en La Serena, ha sido rector fundador de la Univ . de Concepción. En su pensamiento
influyen especialmente Bergson (v .) y W. James (v .). Para Molina, «lo esencial de la filosofía lo constituye
la interpretación del ser y la actitud del hombre ante él». Sin embargo, el ser es indefinible: se percibe, se
siente, se intuye. Este ser, del cual formamos parte, es necesario y absoluto. El problema esencial del
hombre es la realización de su vida espiritual. Ahora bien, los atributos esenciales del verdadero espíritu
son la libertad y el discernimiento de valores. Ante los misterios del ser y de la vida, el espíritu se realiza
supremamente en el amor desinteresado y en el valor. Es así como la creación es 'inacabable: «se sigue
haciendo, y en esta faena infinita, el hombre es colaborador de Dios». Además de varios trabajos de
historia de la filosofía escribió: Por los valores espirituales (1925), Proyecciones de la intuición (1934), De
lo espiritual en la vida humana (1936), Confesión filosófica (1942) y Tragedia y realización del espíritu
(1952).

DE la Universidad de Chile ha surgido una actividad filosófica que muestra diversas orientaciones: PEDRO
LEÓN LOYOLA (n. 1889), influido por Boutroux, ha publicado Una oposición fundamental en el
pensamiento moderno: causalidad y evolución (1954). JORGE MILLAS (n. 1917) se orienta, influido,
como él mismo lo reconoce, por Ortega, Bergson y Husserl, hacia una investigación sobre la naturaleza de
la individualidad y de la vida humana, centrándose en el problema de la libertad y de la naturaleza de la
historia. JUAN RIVANO, de orientación marxista, se ha centrado en la búsqueda de un «humanismo»
para nuestro tiempo. JOSÉ R. ECHEVARRIA ha publicado, en 1957 y 1963, y bajo el auspicio del Centre
National de la Recherche Scientifique de Francia, dos obras: Réflexions métaphysiques sur la mort et le
probléme du sujet, y la edición crítica de la obra inédita de Maine de Biran, De Paperception -immédiate
(Memoire de Berlín, 1807). En la primera, desarrolla 12 proposiciones sobre la existencia, el Otro, el
tiempo, la libertad, la muerte y la inmortalidad. Otras obras son: El Quijote como figura de vida humana
(1965) y Elementos para una teoría sobre la naturaleza de los derechos subjetivos (1955). HUMBERTO
GIANINNI ha escrito Reflexiones acerca de la convivencia humana (1965) y El mito de la autenticidad
(1968); ambas obras responden a una misma inquietud: «la búsqueda en la cotidianidad del sentido de la
existencia humana», de un absoluto cercano a la experiencia universal.

FÉLIX Schwartzmann ha publicado El sentimiento de lo humano en América (1, Ensayo de Antropología


filosófica, 1950; 11, Antropología de la convivencia, 1954). En la segunda parte, la reflexión sobre los
vínculos humanos le lleva a buscar una Teoría de la expresión (1967). Porque «el centro expresivo de la
convivencia es el rostro y la mirada del otro». Y , sin embargo, la expresión del semblante «representa un
enigma en varios sentidos». Roberto Torretti (n.1930) es autor de uno de los trabajos más completos
sobre Kant en lengua castellana. Junto a ellos cabe citar a Luis Oyarzum, Carla Cordua, Juan de Dios
Vial, Mario Ciudad, Armando Roa y , en filosofía del Derecho, Jorge I. Hübner y Máximo Pacheco.

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EN las Universidades Católicas de Santiago y Valparaíso también ha habido una destacada inquietud
filosófica de diverso fruto. Destacan Clarence Finlayson (1913-54), centrado en una metafísica de Dios y
de la muerte, con importantes obras: Dios y la Filosofía (1945), Analítica de la contemplación (1937) y
otras; el P. Osvaldo Lira SS. CC. (n. 1904) ha desarrollado un pensamiento tomista estricto; Agustín
Martínez O. S. A. (n. 1919) se define por una neoescolástica agustiniana; Jorge Hourton ha traducido y
presentado la obra de M. Blondel (v .). Otros nombres son Eduardo Escudero (m. 1949), Francisco Vives,
Alfonso Gómez, y , con estudios en el campo de la estética, José Miguel Ibáñez Langlois y Félix Martínez
Bonati. Es notable también la labor de algunos profesores extranjeros que han colaborado en el quehacer
filosófico de Chile: en el s. xviii, Miguel de Viñas, S. l., catalán; en el s. xix, el venezolano Andrés Bello
(1781-1865) y en nuestro siglo, Ernesto Grassi, en la década del 50, y el profesor polaco Bogumil
Jasinowski (1890-1969) que llegó a Chile en 1942 y ha muerto en el país.

por: L. FLORES HERNÁNDEZ.

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