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UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA

DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
Facultad de Educación Física
Departamento de Salud y
Rehabilitación
Kinesiología

Efectos de la
Cocaína
en el cerebro.

Integrantes: Viviana Campos.


Antonio López-Jamar.
Penélope Nogué.
Profesor: Mauricio Valenzuela H.
Asignatura: Biología Celular.
Fecha: 12/06/07.
Índice.

Portada -.

Índice 2.

Introducción 3.

Marco teórico 4, 5, 6.

Desarrollo 7, 8, 9, 10.

Secuencia de los efectos de la cocaína en el cerebro 12, 13, 14.

Conclusión 15.

Bibliografía 16.

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Introducción

Los psicoestimulantes son sustancia capaces de reducir los umbrales de alerta o de vigilancia, de modo que el
individuo responde con mas facilidad o prontitud a los estímulos exógenos o endógenos.
Hay diversos tipos psicoestimulantes que se dividen en tres grandes familias: anfetamínicos, alcaloides
naturales y metilxantinas. La cocaína pertenece a la familia de alcaloides naturales, tiene efectos sobre el
estado de ánimo del individuo, provoca toxicidad crónica y posee un alto potencial de abuso y dependencia.
En el siguiente trabajo se dará a conocer el funcionamiento normal del cerebro y los efectos que tiene sobre
este el consumo y abuso de cocaína.

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Marco Teórico.

Para conocer el funcionamiento de la cocaína a nivel celular, primero tenemos que saber: ¿qué es? ¿dónde y
cómo actúa?

La cocaína es una droga psicoestimulante activa que afecta directamente al cerebro, estimula el sistema
nervioso central, concretamente del sistema dopaminérgico.
La cocaína es un alcaloide, derivado de un aminoácido, por lo cual es nitrogenado. Su acción es la de impedir la
recaptación de la dopamina del espacio sináptico, lo que produce un mayor efecto sobre los receptores de
dopamina produciendo un efecto euforizante en el sistema nervioso central.

En principio no tendría que ser importante cómo se obtiene la cocaína, pero lo vamos a mencionar para poder
explicar parte de la conclusión que se ha llegado con este trabajo.

La cocaína se saca de la hoja de coca, para sacar el clorhidrato de cocaína (sustancia de mayor calidad) se
utilizan solventes orgánicos, éter etílico, acetona, metiletilcetona o tolueno, ácido clorhídrico. Para la obtención
de cocaína base (sustancia de menor calidad) se utilizan oxidantes, permanganato de potasio, peróxido de
hidrógeno, ácido sulfúrico, solución acuosa de amoníaco. Y para la obtención de pasta de coca (sustancia de
mucha menos calidad) se obtienen utilizando productos como queroseno, gasolina, álcalis carbonatados de
sodio, potasio o calcio, hidróxido de sodio u óxido de calcio.
Estos son tres calidades distintas de droga sacados de la misma planta de coca. Nosotros vamos a trabajar con
la de mayor calidad (clorhidrato de cocaína) por ser la más importante y su actuación a nivel cerebral es más
específica.

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http://www.unav.es/digilab/proyectosenl/2002/puntosdevista/imagenes/cocaina.jpg
La cocaína se puede administrar de diversas formas: intranasal, intravenosa, intramuscular, oral, sublingual,
fumada, vaginal o rectal. De forma intravenosa o fumada se perciben los efectos a los pocos segundos y
desaparece a los pocos minutos, de forma intranasal tarda minutos en sentirse y puede durar sus efectos
menos de una hora. De esta última forma es la más consumida.
La cocaína se hidroliza en el plasma, también se metaboliza en el hígado (metabolismo hepático) y su excreción
es de forma renal, en menos de 48 horas es totalmente expulsada del organismo.

Ahora que sabemos dónde actúa la cocaína, nos centraremos en el funcionamiento cerebral en estado normal
para comprender mas adelante como actúa y como afecta a un nivel más específico esta droga.

Actúa en el sistema dopaminérgico, que es un sistema químico de gran importancia en la transmisión de


impulsos en el cerebro regulando ciertos tipos de comportamiento. Las dopaminas son catecolaminas, que
cumplen la función de neurotransmisor en el sistema nervioso central, relacionándose con las funciones
motrices, las emociones y los sentimientos de placer.
En estado normal, las células nerviosas (neuronas) actúan de la siguiente manera:
El soma o núcleo de la neurona, envía una señal eléctrica por al axón hasta su extremo, donde está en botón
presináptico, este impulso abre los canales de Ca+2 dependientes por voltaje. El Ca+2 dentro del botón
presináptico inicia la exocitosis de las vesículas cargadas con dopamina hacia la zona activa de axón, liberando
el neurotransmisor al espacio sináptico, que este a su vez activa los receptores de dopamina del botón
postsináptico de la dendrita de la neurona siguiente. El Ca+2 al entrar en el botón presináptico se une a una
proteína de calmodulina, activándola para que induzca la estimulación de una enzima, la proteína quinasa II que
es dependiente de calmodulina. Esta enzima activada provoca la fosforilación (usando ATP) de la sinapsina I,
lo cual provoca la separación de la actina que sujeta la vesícula, quedando liberada. El Ca+2 también provoca
la separación del complejo sinaptofisina-sinaptobrevina de tal modo que la sinaptobrevina de la pared vesicular
se comporta como un complejo molecular (V-SNARE) que tiene afinidad por otro complejo análogo (T-SNARE,
formado por SNAP-25 y sintaxina) pero ubicado en la zona activa de la membrana del terminal. Otra proteína
calcio-dependiente de la pared vesicular, la sinaptotagmina, provoca la fusión de ambas membranas, creando
un poro por donde será la exocitosis del neurotransmisor y quedará la membrana de la vesícula incorporada en
la membrana del terminal. La dopamina activa los receptores específicos que se encuentran en el botón
postsináptico enviando la señal al soma de la neurona. El neurotransmisor es rápidamente eliminado del
espacio sináptico por proteínas especializadas en el reciclaje, recaptación y almacenándolo en vesículas
nuevamente. Estas proteínas se encuentran en la membrana presináptica, esto evita la desensibilización de los
receptores postsinápticos y asegura que los potenciales de acción subsiguientes generen un potencial
excitatorio postsináptico (PEP) de la misma intensidad.
La desensibilización de los receptores puede ajustar la sinapsis mediante la fosforilación de las proteínas
implicadas. El tamaño, número y tasa de reposición de las vesículas también está sujeto a regulación.

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http://ohm.utp.edu.co/neuronales/Capitulo1/Images1/Fig124.gif

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Desarrollo.

Ahora que ya sabemos como funciona el sistema nervioso central, vamos a hablar de cómo actúa la cocaína a
nivel celular.
La cocaína una vez consumida empieza a surgir efecto unos 3-5 minutos después, en 10-20 minutos alcanza su
máximo efecto, y antes de cumplirse una hora deja de sentirse.
La capacidad de esta droga es de inhibir la recaptación de dopamina por unirse al transportador de recaptación
de aminas, lo que aumenta la actividad dopaminérgica en la hendidura sináptica.
La cocaína actúa en las principales áreas del sistema dopaminérgico mesocorticolímbico (área tegmental
ventral (ATV) y núcleo de accumbens). También incrementa la actividad glutamatergica en el núcleo
accumbens, el ATV, el estriado y la corteza prefrontal.
Esta droga tiene un efecto recompensador en el cerebro. Los principales componentes del sistema de
recompensa son: el ATV y el cerebro anterior basal (núcleo accumbens, tubérculo olfativo, corteza frontal y
amígdala). La conexión dopaminérgica entre el ATV y el cerebro anterior basal es el llamado sistema
dopaminérgico mesolímbico. Las células neuronales dopaminérgicas que se proyectan desde el ATV hasta el
núcleo de accumbens serian las más involucradas con los efectos de la autoestimulación cerebral, dando
explicación a los efectos producidos por la cocaína de supresión de la fatiga, supresión del hambre e inducción
de euforia.

La cocaína crea una adicción a este psicoestimulante, pero no actúa igual durante todo el proceso de la
creación a la adicción. Ocurre un proceso de sensibilización en dos fases, una primera de inducción durante el
consumo inicial de la droga, y otra posterior de expresión durante la consolidación de la adicción.
Se crea una sensibilización y tolerancia, esto ocurre con todos los psicoestimulantes debido a la hiperfunción
dopaminérgica corticolímbica. La mayoría de usuarios requiere una dosis creciente de cocaína para sentir los
mismos efectos subjetivos experimentados al inicio del consumo.

La inducción a la sensibilización esta regida por cambios en la transmisión de dopamina y glutamato en el ATV.
El incremento de liberación de dopamina es producida por la desensibilización de los autoreceptores D2
(receptores excitatorios de dopamina) de las neuronas de dopamina, que induce a la depolarización y excitación
neuronal por cierres de los canales de K+. Tras el consumo de cocaína se crea una despolarización neuronal
que incrementa la actividad de dopamina en el ATV, estimulando receptores D1 presinápticos (receptores
inhibitorios de dopamina) que ocasiona una mayor liberación local de glutamato y estos estimulan aún más las
neuronas de dopamina del ATV. Esto crea un ciclo que participa en la inducción a la sensibilización y adicción a
la droga psicoestimulante (en este caso a la cocaína). Los receptores D1 aumentan los niveles de glutamato, el
glutamato aumenta el nivel de Ca+2 abriendo canales de calcio tipo L en las neuronas de dopamina del ATV. La
despolarización de la neurona provoca que se abran los canales NMDA (normalmente cerrados) y esto hace
que entre mucho más Ca2+ dentro de la célula. Todo esto lleva a una potenciación a largo plazo (LTP) de las
células neuronales dopaminérgicas del ATV y del núcleo de accumbens.

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Entra el Ca+2 uniéndose a la calmodulina, la más importante es la CaMK II que una vez activada permanece
fosforilada durante largo tiempo, la CaMK II fosforila a su vez canales AMPA, receptores NMDA, canales de
Ca+2 tipo L, la enzima tirosinhidoxilasa (sintetizadora de dopamina) y sinapsina I, que facilita el
almacenamiento de vesículas de dopamina.
La fosforilación de receptores NMDA y AMPA serían los más importantes en el desarrollo del LTP de las
neuronas dopaminérgicas del ATV y del núcleo accumbens.
La CaMK II también estimula la vía de cinasas tipo MAP. Las vías MAP cinasas junto con CaM tendrían como
objetivos el factor de trascripción CREB, involucrado en procesos de plasticidad neuronal.
La plasticidad neuronal son cambios plásticos en el soma de la neurona, son establecimientos de circuitos
funcionales nuevos o engramas, cuya activación podría ser la base neuronal de la “motivación” por la droga.
El aumento de CREB en el ATV y en el núcleo de accumbens disminuye las propiedades reforzadoras de los
psicoestimulantes, esto se podría considerar un mecanismo de neuroadaptación a la adicción porque también
produce cambios proteicos y enzimáticos a largo plazo.
En el estriado tiene lugar la trascripción de la inducción a la expresión de la sensibilización.
En la expresión a la sensibilización participan el núcleo accumbens, la corteza prefrontal, la amígdala en su
porción basolateral (BLA) y el estriado dorsal.
Esta parte del aprendizaje adictivo la corteza prefrontal dorsal activa proyecciones de glutamato hasta el centro
del núcleo accumbens y necesita una hiperactividad dopaminérgica en el núcleo accumbens y la amígdala,
haciendo que el aumento de dopamina en la corteza prefrontal pueda activar las neuronas de esta, lo que
disminuye la actividad neuronal en la BLA, además anula la entrada corticosensorial sobre la BLA. En definitiva
en estado sensibilizado se pierde el control inhibitorio de la corteza prefrontal sobre BLA y además por el
aumento de dopaminas desde el ATV se incrementa la actividad de la BLA en la liberación de glutamato sobre
el núcleo accumbens, y esto facilita los cambios plásticos reforzando la sensibilización.
En el consumo inicial de la cocaína aumenta la actividad dopaminérgica desde el ATV sobre el núcleo
accumbens facilitando el aprendizaje paulatino e instrumental característico de la adicción a esta droga que se
consolida en forma de hábito en el estriado dorsal.
La administración crónica de la cocaína mantiene la sensibilidad dopaminérgica y la hipersensibilidad de
receptores D1 y D3 (receptores de dopamina inhibitorios) provocan en el núcleo de accumbens un
estableciendo de circuitos motores estables o engramas diseñados para el aprendizaje del consumo de la
droga. Se genera una espiral ventrodorsal en el estriado trasfiriendo la información desde el estriado ventral
hasta el estriado dorsal. Se ve por la transición del consumo (de agudo a crónico) de cocaína aumenta la
dopamina desde el núcleo accumbens hacia en estriado dorsal. Esto genera la “motivación” de búsqueda de la
droga y hábitos motores anómalos cuando ya se ha establecido la adicción en la persona.
Este efecto de aprendizaje por el consumo de la cocaína, de inducción a expresión ocurre a entre los 4-6
primeros días de la administración diaria.

A parte del desarrollo de potenciación a largo plazo (LTP) también se ha observado desarrollo de depresión a
largo plazo (LTD) en el estriado dorsal durante la adicción a la cocaína. Ambos modifican la actividad sináptica
consolidando la adicción. La LTP estriatal se relaciona con una fase prolongada de actividad de la sustancia

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negra y una actividad tónica mantenida en la LTD. En la adicción crónica está involucrada la actividad
dopaminérgica de la sustancia negra y no la del ATV. Una mayor actividad glutamatérgica produce LTP
mientras que una menor actividad del glutamato produciría LTD. Ambos se producen de forma paralela en
zonas distintas del estriado, afectando a la conducta y a los hábitos motores. Una mayor liberación de
anandamida (su liberación se activa por la acción de la dopamina sobre receptores D2) disminuye la liberación
de glutamato en el estriado, y una menor liberación de anandamida aumenta la liberación de gluamato en el
estriado, lo que favorece la aparición de LTD o LTP.

El cambio de inducción a expresión depende de la pérdida del control ejecutivo de la corteza prefrontal sobre el
estriado dorsal. La hipo actividad prefrontocortical establece engramas neuronales en el estriado generando
hábitos de consumo anómalos y también una perdida del control consciente sobre los propios actos por parte
del sujeto. Es la perdida de control que caracteriza al adicto avanzado, que provoca el deseo de droga del
antiguo consumidor y la recaída de este. En la adicción a la cocaína hay un descenso funcional en la actividad
de la corteza prefrontal facilitando la conducta compulsiva de búsqueda de droga sin modificar la conducta de
búsqueda de alimento.

Ahora que sabemos el funcionamiento de la cocaína podemos explicar los problemas clínicos que ocasiona el
consumo de esta droga.

Al momento de la ingesta se siente una sensación de elevación de la autoestima, elevación de la confianza,


gran locuacidad y excitación durante los 30-60 minutos que puede durar su efecto. Pero en el abuso continuado
los efectos pueden ser mayores, tales como adicción, desordenes mentales, alteraciones neuronales, provoca
paranoia transitoria, vasoconstricción con aumento agudo de la presión arterial, taquicardia, predisposición a
arritmias ventriculares, crisis convulsivas y un largo etcétera.

Aunque no esta demostrado que la cocaína es el causante directo, en distintos estudios se ha observado que el
consumo de este psicoestimulante está relacionado estadísticamente con diversas complicaciones cerebrales.
La media de edad de pacientes consumidoras de cocaína que han sufrido ictus cerebral es mucho menor que
los pacientes no consumidores que han sufrido ictus, demostrando que es un factor de riesgo vascular cerebral
en adultos jóvenes. Vasoespasmo-trombosis, embolia de origen cardíaco, efecto trombogénito directo, son
posibles causas de problemas cerebrovasculares provocados por la cocaína. Esta droga es un importante
vasoconstrictor, pudiendo provocar vasoespasmo y que puede acabar en una isquemia cerebral. Actúa sobre el
músculo liso vascular por dos mecanismos, indirectamente inhibe la recaptación de catecolaminas y
directamente actúa sobre el flujo de Ca+2 y los canales de Na+.
El aumento agudo de la tensión arterial puede producir una lesión endotelial y podría estar relacionado con la
presencia de infartos subcorticales dependientes de ramos lentículoestriados. También provoca un efecto
trombogénico directo aumentando los niveles de tromboxano A2 e inhibe la prostaciclina y la antitrombina-III.

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El consumo habitual de cocaína también está directamente relacionado con alteraciones neuropsicológicas
vinculadas al funcionamiento de diversas regiones cerebrales. En diversos estudios se han observado
alteraciones en el sistema cerebral implicados directamente en zonas recompensadoras de la cocaína, pero
también en regiones implicadas en procesos cognitivos. Estas alteraciones de carácter estable se relacionan
directamente con los déficit neuropsicológicos observados en individuos adictos a está sustancia. Hay
alteraciones importantes y estables en distintas regiones del córtex prefrontal, en la sustancia blanca
subyacente y en una serie de estructuras subcorticales que incluyen las ínsulas, la amígdala y los ganglios
basales. Estas regiones muestran una menor actividad en respuesta a las demandas de tareas de memoria,
inhibición y toma de decisiones. También se han relacionado el metabolismo basal de áreas prefrontales y el
rendimiento en tareas de función ejecutiva.
Las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades superiores de organización e integración que se han
asociado neuroanatómicamente a diferentes circuitos neuronales que convergen en los lóbulos prefrontales del
córtex. Están implicados en la anticipación y es establecimiento de metas, el diseño de planes, la inhibición de
respuestas inapropiadas, la adecuada selección de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo, la
flexibilidad cognitiva en la motivación de estrategias, la supervisión de conductas en función de estados
motivacionales y afectivos, y la toma de decisiones.
Diversos estudios neuropsicológicos demuestran la influencia del consumo de la cocaína sobre el
funcionamiento ejecutivo y el mal rendimiento en diversos test de cuociente intelectual, dando malos resultados
en el test de letras y números (LyN), y en el test de las 5 cifras (5DT).

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Secuencia de los efectos de la cocaína en el cerebro.

Consumo de cocaína.

La cocaína actúa en el centro de refuerzo de


nuestro cerebro.

En las vesículas se encuentran los


neurotransmisores de dopamina.

Al llegar un estímulo las vesículas descienden y


vacían su contenido al espacio sináptico.

Los neurotransmisores llegan a los receptores de


dopamina de la neurona postsináptica

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Los neurotransmisores de dopamina envían
una señal a la neurona postsináptica

Los neurotransmisores vuelven a la neurona


presináptica

Los neurotransmisores son recapturados por los canales


recaptadotes de dopamina.

Los neurotransmisores son reciclados en nuevas vesículas.

Al llegar un nuevo estímulo las vesículas vuelven a vaciar


su contenido pero ahora actúa la cocaína tapando los
canales recaptadotes de dopamina.

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Al estar tapados los recaptadotes de dopamina los
neurotransmisores mandan señales
constantemente a la neurona postsináptica.

La neurona presináptica sigue liberando cantidades


de neurotransmisores al espacio sináptico.

La neurona postsináptica no puede vivir hiperexcitada y


regula sus receptores de dopamina. Esto provoca que el
consumidor de cocaína deba ingerir cada vez cantidades
mayores de droga para obtener los mismos efectos.

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Conclusión.

La cocaína es una droga psicoestimulante. Su actuación es a nivel del sistema nervioso central ejerciendo una
sensación euforizante en la persona que ha consumido dicha droga. Su actuación a nivel cerebral se centra en
el bloqueo de los canales proteicos encargados de la recaptación de la dopamina del espacio sináptico, lo que
conlleva a una mayor actividad de la dopamina en la hendidura sináptica y una mayor estimulación de los
receptores específicos de este neurotransmisor en la siguiente célula nerviosa. Esta sobreestimulación a parte
de daños neurológicos puede crear cambios plásticos en la neurona, modificándola de tal manera que hace que
esta crea necesario el consumo de la cocaína, lo que llamaríamos adicción. Este cambio ocurre en dos etapas,
uno primero de fase de inducción en el consumo inicial de la droga, y otra posterior de expresión cuando ya se
ha consolidado la adicción en la persona. Dichos cambios ocurren en partes diferentes del cerebro, en la fase
de inducción se estimula el estriado ventral que seria el encargado de la memoria a corto plazo, y la fase de
expresión varios días después de consumo regular de cocaína, entraría en estimulación el estriado dorsal, que
es el encargado de la LTP o memoria a largo plazo consolidando dicha adicción, haciendo que el deseo de
droga sea muy fuerte. Estos cambios neurológicos son muy importantes en el entendimiento a la adicción a los
psicoestimulantes y también para comprender otros problemas que esto conlleva. La cocaína no tiene efectos
neurotóxicos a no ser que se consuma en muy altas dosis, pero es un factor de riesgo vascular cerebral muy
importante, ya que esta droga es un potente vasoconstrictor provocando un aumento agudo de la presión
arterial con el peligro que supone esto, taquicardia, predisposición a arritmias ventriculares, crisis convulsivas y
más complicaciones asociadas. Pero muchos problemas clínicos que se le atribuyen a la cocaína no se puede
demostrar que sean provocados por el consumo de esta droga. En las estadísticas queda demostrado que los
consumidores de cocaína sufren más problemas vasculares cerebrales que las personas no consumidoras,
pero no hay una razón directa que involucre a la cocaína como el causante. La cocaína hace un daño en teoría
que se puede explicar entendiendo como actúa en el sistema nervioso central, pero en la práctica el daño
causado al cerebro es mucho mayor. En el marco teórico hablábamos de la importancia de la extracción del
alcaloide de la planta de coca, la calidad de la extracción da una calidad a la cocaína. Una conclusión que
hemos llegado en este trabajo es que ninguna de las estadísticas ni los problemas clínicos atribuidos al abuso
de la cocaína se le ha culpado a la calidad de esta droga, pudiendo ser que otros productos añadidos para
aumentar su volumen y restos de químicos residuales que se utilizaron en su elaboración hayan quedado
mezclados con esta. Esto puede ser responsable o amplificador de algunos daños cerebrales que no se le
atribuyen de forma directa a su consumo o abuso.

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Bibliografía

1. E Fernández-Espejo. Neurobiología de la adicción a psicoestimulantes. Revista de Neurología 2006; 43


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2. M. Blanco, E. Díez-Tejedor, F. Vivancos, P. Barreiro. Cocaína y enfermedad cerebrovascular en adultos
jóvenes. Revista de Neurología 1999; 29 (9): 796-800.
3. A. Verdejo, C. Orozco-Giménez, M. Meersmans Sánchez-Jofré, F. Aguilar de Arcos, M. Pérez-García.
Revista de Neurología 2004; 38 (12): 1109-1116.
4. A. Verdejo-García, M. Pérez-García, M. Sánchez-Barrera, A. Rodríguez-Fernández, M. Gómez-Río.
Revista de Neurología 2007; 44 (7): 432-439.
5. http://es.wikipedia.org
6. www.drogasycerebro.com
7. http://www.javeriana.edu.co/Facultades/Ciencias/neurobioquimica/libros/neurobioquimica

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