a la Intervención (RTI) por Bill East, Director Ejecutivo de la Asociación Nacional de Directores Estatales de Educación Especial
Mito # 1: El resultado y la intención de la RTI es la
identificación, y por lo tanto, la educación especial sigue siendo una entidad propia que "se produce" después de "intentar la RTI."
Hay dos objetivos generales de la RTI. El primero consiste en realizar
intervenciones basadas en la evidencia y la segunda es utilizar la respuesta de los estudiantes a dichas intervenciones como una base para determinar las necesidades de instrucción y la intensidad. La elegibilidad para educación especial puede ser un producto de estos esfuerzos, pero no es el objetivo principal. Con uso de la RTI como la base para la toma de esa decisión, los servicios de educación especial (es decir, ¿qué necesita este estudiante?) están determinados por la tasa de respuesta del estudiante a la intervención y la magnitud de la brecha que existe entre el estudiante y las metas de referencia. Como resultado, la identificación no se trata de etiquetar al estudiante, sino de determinar qué intervenciones son más útiles en el cierre de la brecha en el momento oportuno. Los servicios de educación especial pueden ser un medio para proporcionar servicios eficaces de intervención para los estudiantes, que son consustanciales a los esfuerzos de instrucción que se produjeron en la educación general. La entrega de los programas de educación especial es parte de un sistema integral de prestación de servicios que se representa como un círculo (reciclando sobre sí mismo hasta que el éxito se alcanza), no como una línea recta, donde los programas de educación especial son el último elemento en la línea (y aveces un objetivo o fin en sí mismos). Las cuestiones principales en la RTI implican la necesidad de mejorar el alcance y la diversidad de las intervenciones académicas y conductuales en la educación general (Nivel I) y aumentar el impacto de las intervenciones suplementarias en los Niveles II y III no cómo tomar decisiones de elegibilidad que divorcian la educación especial de la educación general. Mito # 2: El Nivel 3 (o el último nivel de un modelo de niveles) es sólo educación especial.
El nivel 3 es el nivel más intenso de la intervención prevista para los
alumnos de educación general. Un estudiante que no responde a estas intensas intervenciones, puede calificar para servicios de educación especial cuando se ha demostrado que tanto la intensidad o el tipo de intervención necesaria para mejorar el rendimiento del estudiante, excede los recursos de la educación general o no está disponible en el entorno de la educación general. El nivel 3 en el modelo conceptual defendido por NASDSE y muchos otros profesionales es una INSTRUCCION INTENSIVA, que puede o no incluir los servicios de educación especial. Si el Nivel 3 se define exclusivamente como educación especial, es posible que otros programas adicionales de instrucción intensiva sean colocados AFUERA en el modelo de triángulo, lo que contradice la finalidad de tener el modelo de prestación de servicios a todos los estudiantes.
Mito # 3: El enfoque principal de la RTI debería ser el
identificar a los estudiantes con discapacidades de aprendizaje (DA). La RTI se puede utilizar para "deshacerse" de los estudiantes que no necesariamente presentan una DA, pero que simplemente no avanzan por otras razones.
Si el objetivo principal de la RTI es simplemente “eliminar“ a los
estudiantes que no son merecedores de educación especial, existe el riesgo de perder de vista el gran beneficio que la RTI ofrece en materia de prevención de la discapacidad. La ley IDEA 2004 es clara en señalar que no hay un criterio único que pueda ser utilizado para la elegibilidad de los servicios de educación especial, y la mayoría de las definiciones de DA ven la respuesa a la instrucción apropiadas como necesaria, pero no suficiente. Los datos recogidos durante la ejecución de la RTI se puede utilizar como una fuente de información para tomar decisiones de elegibilidad, pero la identificación es un producto final de la RTI, no el objetivo primordial. En algunos estados, RTI es vista como parte de los criterios de identificación para todos los estudiantes considerados para educación especial, no sólo con DA, lo cual es consistente con la ley IDEA 2004.
Mito # 4: La RTI sólo es previa a la referencia.
La RTI es más que servicios previos a la referencia, es un sistema integral de prestación de servicios que requiere cambios importantes en cómo una escuela sirve a todos sus estudiantes. Cuando se le concibe como sólo un sistema previo a la referencia, sigue siendo provincia de la educación especial y la integración deseada de la educación general y los servicios de educación especial en torno al objetivo de mejorar los resultados para todos los estudiantes no se logrará.
Mito # 5: Las evaluaciones integrales no cambian con
la RTI, por lo que los distritos deben seguir aplicando evaluaciones tradicionales.
La RTI cambia en la naturaleza de la evaluación integral alejándose de
las pruebas para elegibilidad a una organización de los datos ya recogidos en el progreso educativo del estudiante para la planificación de intervenciones cada vez más intensa. El proyecto de reglamento indica que los distritos pueden elegir RTI o un modelo discrepante, pero no tiene sentido aplicar éste último modelo, si se lleva a cabo la RTI.
Mito # 6: La base de investigación de la RTI se limita
al comienzo de la lectura. No hay estudios de investigación que comparen la RTI con los servicios tradicionales de educación especial.
Existe un cuerpo sustancial de investigación para demostrar el impacto
de un modelo de RTI en el sistema actual (por ejemplo, las tasas de referencia, los índices de riesgo), así como en las variables de los estudiantes (por ejemplo, el logro). Existen pocos estudios sobre los resultados a largo plazo para los estudiantes de ambos "modelos". De todos modos, probablemente nunca habrá investigación comparando las diferentes formas de reformar los sistemas de prestación de servicios en las escuelas, porque la cuestión no es de gran interés. La base de la investigación sobre lectura inicial es importante, pero la base de investigación sobre el uso de modelos de resolución de problemas para los estudiantes en riesgo o con problemas de conducta es tan importante. Los análisis de los resultados en las implementaciones de la RTI han mejorado los resultados en todos los estudiantes y se muestra la reducción de referencias para educación especial. Aunque hay menos investigación en matemáticas y en educación secundaria, no es correcto indicar que no hay investigación. Existen implementaciones a gran escala de la RTI en escuelas reales que involucran varios niveles de grado y las áreas de lectura, matemáticas, y comportamiento. El problema es al escalar la aplicación, que es una pregunta de investigación diferente que se invoca cuando nos preguntamos si las prácticas como la RTI son eficaces o aplicables.
Mito # 7: Ninguna investigación contemporánea que
incluya datos de los resultados del estudiante está disponible.
De hecho, hay investigaciones con datos de los resultados de los
estudiantes de una variedad de modelos y la verdadera pregunta es por qué los recursos no se han dedicado a la organización de estos datos.
Mito # 8: El modelo predominante de la RTI es el de 3
niveles, de educación general/correctiva/especial, por lo que los estados deberían adoptarlo.
Este modelo existe, pero es uno de varios marcos de la RTI. Los
Estados deberían trabajar con las partes interesadas para decidir qué es lo mejor para ellos.
Mito # 9: El Nivel 2 es a corto plazo, no de 10 a 30
semanas que existen en muchos modelos de RTI.
No existe una fórmula sobre cuánto tiempo debe durar la intervención,
especialmente si el estudiante está registrando progresos. La idea de que el problema debe recibir un impacto significativo entre 4 y 6 semanas, o la educación especial es el paso siguiente, implica que las implementaciones actuales de la educación especial se asocian con mejores resultados, lo que puede no ser correcto.
Mito # 10: Debido a los problemas de "tiempo a
disposición" en intervenciones prolongadas en el nivel 2, el proceso de identificación de educación especial no entra en el marco de la RTI. El calendario para la evaluación no se inicia hasta que la referencia se hace y/o se obtiene el consentimiento -dependiendo del estado y de conformidad con la ley.
Mito # 11: Avanza lento por que el status quo no es
tan malo. Necesita algunos ajustes, pero la RTI puede apoyar el modelo "tradicional, pero ajustado".
La RTI es un reajuste drástico de la educación general y especial,
ambas necesitan cambiar y todo el sistema necesita una reforma si las escuelas pretenden lograr los objetivos del Avance Anual Adecuado (AYP) y satisfacer las necesidades de todos los estudiantes. Los ajustes no serán suficientes.
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