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25 DE MAYO DE 1810

“Si deseamos que los pueblos sean libres,


observemos religiosamente
el sagrado dogma de la igualdad”
Mariano Moreno

Pensar esta fecha implica volver la mirada sobre el escenario amplio, implica
volver la memoria a finales del XVIII en donde las ideas ilustradas y la
Revolución Francesa marcan sin lugar a dudas no solo los ejes temporales sino
también el marco de ideas.

Estas ideas implican una nueva concepción del hombre y de la sociedad que
encuentra uno de sus puntos de debate en el planteamiento de que el
dominio de un país sobre otro no es racional.

El discurrir de las ideas ilustradas sufrirá en España un brusco revés después


de 1789; en este país la Revolución Francesa y su manifestación violenta
generarán pánico, el cuál llevará a los gobernantes a buscar detener “la
infección ilustrada” que años antes ellos mismos habían impulsado. Así se
tomarán medidas como hacer la guerra a Francia (la cual terminará con la
firma de la paz de Basilea por el válido Godoy), vista como la cuna de la
ilustración, y del desorden y violencia que esta parecía traer consigo.

En el medio de esta situación política se encontraba también la preocupación


por las colonias, ya que las ideas ilustradas condenaban el colonialismo cuyo
ejemplo más nefasto lo constituían España y sus colonias, las revoluciones de
fines del siglo XVIII basadas en tales ideas trajeron entonces un nuevo
problema a la metrópoli española. Se comenzó entonces a temer por las
tendencias independentistas de las colonias, lo cual motivará se haga más
estricto el sistema administrativo borbón, el cual era fuertemente centralista y
ya desde tiempo anterior generaba protestas de las colonias acostumbradas al
régimen más flexible propiciado por los Austrias (este a su vez había
contribuido a crear una fuerte clase criolla, además de haber dotado a los
colonias de un notable sentido de autonomía). España militarizó la
administración y la concentración se tradujo en la imposición de la voluntad del
rey, esta sería sin dudas una de las causas profundas de la revolución. Con
esta medida se buscaba abolir la autonomía reinante durante el período
Austria al tiempo que mantener controladas las ideas ilustradas.

Así es posible afirmar que la centralización, el unitarismo del Estado, el


desprecio de los intereses locales, y la avidez fiscal desmedida de los borbones
se encuentran en el trasfondo del movimiento juntista americano.
A este ambiente ciertamente conmocionado se sumó sin lugar a dudas la
grave crisis monárquica de España, la cual se vio agravada por la invasión
napoleónica de la península. Así los americanos fueron testigos, lejanos
ciertamente, del motín de Aranjuez el cual obligó a Carlos IV a abdicar el trono
en favor de su hijo Fernando VII; de la farsa de Bayona por la cual tanto Carlos
IV como Fernando VII serían hechos prisioneros de Napoleón y se verían
obligados a abdicar la corona en favor de Napoleón este, a su vez, le
concedería la misma a su hermano José Bonaparte. Estos hechos llevarán al
surgimiento del movimiento juntista español, el cuál desconocía la autoridad
de José I y se abogaba el ser el depositario de la soberanía, hasta tanto
Fernando VII (considerado el rey legítimo) recuperara su trono. Sin lugar a
dudas la más emblemática de estas juntas españolas fue la Junta Central, la
cual tuvo asiento en varias partes del territorio español hasta que fue
finalmente acorralada por el enemigo francés en la isla de León donde fue
reemplazada por un Consejo de Regencia, desde el cual se exigía a los
americanos obediencia.

En la América toda estas noticias fueron recibidas con pavor, el imperio


demostraba su debilidad como nunca antes, esto motivó la aparición de un
gran movimiento juntista el cuál se desarrolló con diferentes resultados entre
1808-1810, en algunos territorios como en Venezuela la independencia fue
declarada con celeridad y con igual rapidez fue atacado y derribado el foco
revolucionario. En líneas generales se puede afirmar que la mayor parte de
estas juntas fueron aplacadas con rapidez por las fuerzas realistas, solo el
movimiento juntista del Río de la Plata logrará perdurar en el tiempo, ello se
debió en parte a la experiencia adquirida durante las invasiones inglesas , las
cuales fueron la ocasión precisa para medir las propias fuerzas sin la ayuda de
la metrópoli.

Este movimiento juntista rechazó la autoridad del consejo de regencia al


tiempo que se proclamó, tal como antes lo había hecho la Junta Central,
depositario de la soberanía en ausencia del rey cautivo.

Centremos ahora por un momento la vista en el entonces Virreinato del Río de


la Plata, y en su centro administrativo: Buenos Aires. Sin lugar a dudas desde
tiempo antes se habían expandido en el territorio las ideas ilustradas, la
República, la Monarquía Constitucional, y la Patria Americana eran temas
debatidos, pensados y sentidos por los habitantes del virreinato.

Sin lugar a dudas uno de los movimientos fuertes antes de mayo fue el
carlotista que buscaba reconocer como soberana a Doña Carlota, reina de
Portugal y hermana de Fernando VII. Sus partidarios veían en ella a una
monarca ilustrada que terminaría con las prácticas absolutistas que hasta
entonces el trono español había aplicado. Estas ideas nunca llegaron a buen
puerto, dada la alianza de España con Inglaterra, y la llegada del nuevo virrey
don Baltazar Hidalgo de Cisneros, el cuál había sido designado por la Junta
Central de Sevilla.

Acerquemos ahora un poco más la mirada, centrémonos en mayo de 1810:

El 13 de Mayo de 1810 llegaba al puerto de Buenos Aires el buque inglés


Mistletoe el cuál traía a bordo periódicos que informaban sobre la caída de la
Junta Central y su sustitución por el Consejo de Regencia, así como también
informaba el avance francés sobre Cadiz, único territorio que hasta entonces
se había mantenido a salvo. Estas noticias fueron dadas a conocer el día 18 de
Mayo a través de una proclama del virrey el cual tal vez esperaba el apoyo del
pueblo y obtuvo exactamente lo contrario.

El día 19 de Mayo de 1810 llegó a la ciudad el jefe militar Cornelio Saavedra el


cuál desde las invasiones inglesas gozaba de gran prestigio, este acudió a una
reunión en la casa de Nicolás Rodriguez Peña donde se decidió pedir al cabildo
la constitución de una Junta autónoma al modelo de las españolas. El Cabildo
rechazará tal propuesta pero esto no desanimará a los sectores rebeldes los
cuales se dirigirán al alcalde Lezica y al procurador Leiva responsabilizandolós
de lo que pudiera suceder. Al mismo tiempo tanto Cisneros como los
revolucionarios armaron a las tropas que les eran fieles.

El día 20 de Mayo Lezica le informaba a Cisneros que se había pedido su


remoción del cargo, ante lo cual el virrey convocó a los jefes militares para
conocer su opinión. De los jefes militares presentes solo el jefe del Regimiento
Fijo aseguró su apoyo a Cisneros, Saavedra le hizo saber que ni él ni los
patricios lo apoyarían en virtud de que la autoridad que lo había constituido en
virrey de estos territorios ya no existía. Ese mismo día Castelli y Martín
Rodriguez se dirigieron al fuerte para volver nuevamente exigir la renuncia del
Virrey este ante la situación planteada desde el “pueblo” y con el vacío militar
detrás accedió a renunciar.

El 21 de Mayo la plaza mayor de Buenos Aires fue ocupada unos 600 hombres
encapotados guiados por French y Beruti, habían sido reclutados entre las
clases bajas, eran hombres de acción dispuestos a todo, y se conocieron como
la Leguión Infernal. Ante esta presencia el procurador del Cabildo hizo saber
que en efecto el Virrey estaba dispuesto a abandonar el cargo. Más esto ya no
les bastaba, la idea de un Cabildo abierto había cobrado fuerza, ese mismo día
el Virrey daba su autorización para constituir uno, si bien se intento dilatar esto
aludiendo a que todas las provincias debían enviar representantes, los
revolucionarios aludieron a la urgencia del asunto, y esgrimiendo la imagende
Buenos Aires como hermana mayor del virreinato, exigieron la realización
inmediata del Cabildo abierto, el Virrey hubo de ceder y se convocó a esta
reunión para el día siguiente.
El 22 de Mayo de 1810 es quizás uno de los días más recordados de esta
semana porque fue este el día en que los diferentes grupos de ciudadanos
expresaron sus posturas, entre las más resonantes se encuentran al del Obispo
Benito Lué y Riega el cuál esgrimió el hecho de que aunque quedase un solo
miembro de la Junta de Sevilla este debería ser recibido como la Soberanía.
Desde el grupo revolucionario contestó Castelli, el cuál esgrimió que con la
ausencia del ry ya había caducado el gobierno soberano de España, y que con
mayor razón había caducado con la disolución de la Junta Central cuyos
poderes eran personales e indelegables de ello se deducía la ilegitimidad del
Consejo de Regencia y la reversión de la soberanía al pueblo de Buenos Aires
quien así se encontraba facultado para instalar un nuevo gobierno.

Luego de pronunciados los discursos se procedió a la votación en la cuál se


decidió la deposición del virrey y la conformación de una junta de gobierno la
cuál sería designada por el Cabildo.

El 23 de mayo trancurrió en una tensa paz, donde el Cabildo se limitó a


informar a Cisneros de su cese como Virrey, al tiempo que se trataba como
estaría compuesta la junta votada en el Cabildo abierto del día anterior.

El 24 de Mayo se constituyó una junta la cual se hallaba sometida a la


vigilancia del ayuntamiento y estaba presidida por el virrey, a su vez formaban
parte de la misma Saavedra, Castelli, Solá e Inchaurregui, según el punto de
vista del cabildo se satisfacían así las peticiones de los grupos en pugna. Esta
Junta fue aprobada no solo por sus integrantes sino también por los jefes
militares. La Junta juró, más el contento no duró mucho esa misma tarde
comenzó la agitación en los cuarteles, así como en la casa de Nicolás
Rodriguez Peña, núcleo de reunión de los revolucionarios.

Ante esta situación los propios miembros de la Junta hicieron la petición al


Cabildo de que se eligiera “sujetos que puedan merecer la confianza del
pueblo”.

Así el 25 de Mayo de 1810 los miembros del Cabildo se reunieron para debatir
la situación la gran agitación popular llegó a su cima cuando se acercó a los
reunidos una lista con los nombres de los hombres que el pueblo elegía para
conformar la junta:

o Presidente: Cornelio Saavedra (militar altoperuano)

o Secretarios: Mariano Moreno y Juan José Paso (abogados)

o Vocales: Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Manuel Alberti (sacerdote),


Miguel de Azcuénaga (militar), Juan Larrea y Domingo Matheu (estos dos
últimos, comerciantes españoles).
El Cabildo consideró esto a puertas cerradas, finalmente se dio a conocer la
aceptación de la misma, ese mismo día los miembros de la Junta juraron.

Cuatro días después de estos hechos el 29 de Mayo se constituía un cuerpo


militar encargado de sostener la revolución en las otras regiones del Virreinato.

El 25 de Mayo de 1810 significa en la historia de nuestro país el inicio del


camino en el ejercicio de la soberanía, no es todavía, al menos no claramente,
un movimiento independentista, pero se encamina sin lugar a dudas hacia la
ruptura de las cadenas coloniales.

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