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Oriente de Buenos Aires, 27 de mayo de 2011 (e.v.

Queridos Hermanos Todos:

En mis cartas anteriores y en los editoriales de Masonería Net


insistimos en la necesidad de pensar y definir qué es y qué significa
ser masón en el siglo XXI. Hemos dicho y repetido que nuestra
Institución es y debe ser vanguardia del progreso, debe ajustarse a
los permanentes avances y cambios que produce y ejecuta nuestra
sociedad y el mundo globalizado. Los masones estamos esparcidos
en toda la faz de la tierra.

En recientes foros masónicos internacionales hemos


planteado la necesidad de reflexionar sobre las exclusiones de todo
tipo, entre ellas las de la mujer y también de los varones que
expresan diferente orientación sexual. Hemos expresado que las
“buenas costumbres” que se reclaman para ser admitido en nuestra
Institución no tienen en 2011 la misma lectura e interpretación que
en 1717. Va de suyo que defendemos a rajatabla la posición
iniciática de la masonería argentina y que nuestro criterio no se
contradice con los antiguos Linderos.

Nuestro planteo, en cambio, se encamina a subrayar la


intrínseca condición progresista de la Masonería, porque si no se
hubiera puesto de manifiesto en todo tiempo y lugar, nuestra
Institución habría sucumbido. Hemos recordado también que
después de la Segunda Guerra Mundial numerosos países dictaron
leyes contra la discriminación de los judíos y otros grupos
condenados a muerte por su pertenencia social o credo religioso, y
en Estados Unidos fructificó la lucha de nuestro Q:.H:. Martin Luther
King (“I have a dream”) y los ciudadanos de raza negra quedaron
amparados por la ley en pie de igualdad con las personas de todas
las razas. Quedan todavía otros grupos excluidos, en el mundo
masónico tenemos aún mucha tarea pendiente. Los masones no
discriminamos, aun al precio de ciertas condenas sociales y de
otros tipos.

Es un tema sobre el que debatimos con frecuencia en la


Cátedras de librepensamiento que desarrollamos en las
Universidades Nacional de La Plata (UNLP), Buenos Aires (UBA),
del Litoral (UNL) y que nos proponemos extender a otras casas de
altos estudios con las que estamos en trámite de suscribir los
respecticos acuerdos marco.

En las referidas reuniones internacionales, celebradas en


Ecuador, Rumania y Cartagena de Indias, se ha comentado con
mucho interés el crecimiento de nuestra membresía, se han
consultado nuestras estrategias para lograrlo y se ha subrayado
que la edad promedio de nuestros hermanos descendió de 58 a 39
años en los últimos tres años. La respuesta en todos los casos ha
sido muy sencilla: promovemos la fraternidad, evitamos que la
masonería se convierta en un club social, alentamos el estudio y el
trabajo, reconocemos que la mera espontaneidad enseña poco y
nada, solo favorece la pereza intelectual, son necesarios planes
logiales de estudio y de trabajo y buscamos a los jóvenes donde
están, con cierto énfasis en las universidades pero sin ningún
concepto que sugiera o aliente cualquier tipo de exclusión o
discriminación.

Con sincero agradecimiento, acepten por favor mi saludo


fraterno.

Ángel Jorge Clavero


Gran Maestre

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