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HUMOR POLÍTICO

EN LOS SOCIALISMOS REALMENTE EXISTENTES

Tomás Várnagy
Carrera de Ciencia Política
Facultad de Ciencias Sociales
Universidad de Buenos Aires

varnagy@hotmail.com

Presentado ante el VI Congreso Nacional de Ciencia Política


Universidad Nacional de Rosario
Noviembre de 2003
HUMOR POLÍTICO
EN LOS SOCIALISMOS REALMENTE EXISTENTES

Tomás Várnagy
varnagy@hotmail.com

¿”Socialismos”?

Vaclav Havel se preguntaba: “¿Qué fue el comunismo [soviético, i.e., el “socialismo


realmente existente”]? ¿Un incidente, un deslumbramiento, un error, un engaño, un cúmulo
de buenas intenciones que acabaron mal? Pienso que no hay que perder la esperanza,
pienso que hace falta expresarla con una palabra nueva, diferente. Y con una gran
imaginación”.

Los autodenominados regímenes “socialistas” o “democracias populares” alzaron la


bandera de la libertad de los oprimidos pero esclavizaron poblaciones enteras, fomentando
la más insultante desigualdad entre dirigentes (los “ellos” de Teresa Toranska, la “nueva
clase” de Milovan Djilas, la nomenklatura de Mijail Voslensky) y dirigidos, castigando la
iniciativa y fomentando la sumisión, alentando la traición y la delación bajo un aparato
policial represivo y paranoico, especialmente en los casos soviético, este-alemán y rumano.
Lo que en sus inicios había sido la gran tentativa de construir “el socialismo” se desvirtuó
en una estafa macabra que devoró a sus inventores y a generaciones enteras.

Desde 1989 cayeron en toda Europa las estatuas de adoración, ya no solamente de


Stalin, sino también de todos los que siguieron con frenético entusiasmo la consigna
leninista: “no hay victoria sin terror”. La derrota final llegó, paradójicamente, en forma tan
pacífica como contundente. Como advertía Ralf Dahrendorf: quien eche las campanas al
vuelo para celebrar, como Francis Fukuyama, la victoria definitiva del capitalismo sobre el
socialismo, se alegra a destiempo. Fue la victoria de la sociedad abierta –no necesariamente
capitalista- sobre un mundo cerrado, gobernado por una elite que afirmaba poseer el
monopolio de la verdad a través del conocimiento de las leyes de la historia.

El colapso de los “socialismos realmente existentes” llevó a algunos a pensar no


sólo en el fin de la historia, sino también en el fin del marxismo. Lo que se derrumbó en la
Unión Soviética no fue el marxismo, sino un esfuerzo en construir un sistema social sin
ninguna de las precondiciones que Marx consideraba como absolutamente imprescindibles
para alcanzar el socialismo: industria desarrollada, abundancia material, instituciones
democrático-burguesas, un fuerte proletariado alfabetizado, condiciones todas que
únicamente se daban en los países capitalistas avanzados.

Desde la izquierda surge la pregunta inevitable: ¿qué puede rescatarse de la


experiencia soviética? Indudablemente, el hecho de que a atrasada Rusia zarista se
convirtiera en poco tiempo en una gran potencia como lo fue la Unión Soviética, que la
educación, que la salud y la educación fueran gratuitas y beneficiaran agrandes sectores de
la población y otros innegables logros, se ven oscurecidos por el tremendo costo social.
Además, indirectamente, el “espectro comunista” sirvió para mejorar las condiciones de
vida y de trabajo de los obreros y trabajadores en los países no comunistas.

Las revelaciones que surgen de los archivos soviéticos posglasnost revelan cifras de
cárceles y ejecuciones muy superiores a las occidentales en los peores años de la Guerra
Fría. Los excomunistas soviéticos admiten hoy que el Readers´s Digest o U.S. News &
World Report estaban más cerca de la verdad y la realidad que Pravda o Izvestia.

El socialismo y el marxismo, de todas sus variantes, deben deslindarse de la


experiencia soviética si pretenden tener alguna alternativa fut ura. La izquierda, como
historia y como proyecto, ha sufrido un daño gigantesco debido al monstruoso experimento
estalinista. La utopía y el sueño se convirtieron en una agria y grotesca pesadilla, en un
período que Jean-Paul Sartre caracterizó como de “la imbecilidad y el terror”.

Raymond Aron, importante crítico del marxismo opinaba que Marx fue un gran
filósofo –al igual que Platón, Santo Tomás o Hegel- con su pensamiento enraizado en la
cultura Occidental, heredero de la gran tradición humanista de la cultura europea, y con
quien se puede simpatizar o no, pero que de ninguna manera se puede obviar. Predrag
Vranicki, filósofo yugoslavo del grupo Praxis, señalaba que “atentaron más contra el
pensamiento de Marx quienes lo dogmatizaron que aquéllos que lo enfrentaron
críticamente”. La sátira y el humor fueron armas de autodefensa de los países del bloque
soviético en donde el dogmatismo y el reduccionismo castraron la imaginación y la libertad
de expresión, sofocadas por el Diamat, el Partido, la Unión de Escritores y el zhdanovismo.
La risa es un gran enemigo del autoritarismo, las dictaduras y los totalitarismos.

Cuando tratamos de encontrar las causas del derrumbe de los socialismos realmente
existentes, vale la pena pasar revista a las tendencias principales del humor político
generado en esos países ya que nos muestran un proceso de reversión cultural e ideológica.
Los pretendidos valores “socialistas” fueron perdiendo legitimidad y terminaron siendo
extraños y ajenos a los individuos con una erosión del consenso por los errores y
deformaciones de toda índole, con una ideología falsa, sin raíces y cada vez más divorciada
de la experiencia y los sentimientos de las mayorías. Los chistes representan un caudal
informativo que sirve para evaluar la crisis del “socialismo”.

Humor

El chiste es, quizás, uno de los últimos remanentes de la cultura oral en las
sociedades industriales urbanizadas. Existe en las mentes y viaja a través de la palabra
hablada; sobrevive en la medida en que es utilizado y en la medida en que provoca risa. A
donde vaya produce risas, sean tumultuosas o suaves, burlescas, irónicas o de corazón. La
risa raramente es indiferente: es placer, alivio, venganza, desafío.

La diversidad y la riqueza de los chistes y la risa eliminan a cualquier denominador


común debido a su multiforme estructura engañosa. Sin embargo, cada tentativa de atrapar
el enigma del humor produce una definición o contiene un supuesto de lo que son los
chistes y de cuál es su función en la sociedad que los produce.
La tarea de contar un chiste y reírse de él está dividido inevitablemente en dos
partes, dos personas. Uno cuenta el chiste y otro se ríe. El chiste siempre es una reacción a
un evento sociocultural, un proceso, una cosa o una persona. Quien cuenta el chiste
presupone que la audiencia comparte el mismo marco de interpretación y que el contenido
del mismo es inteligible.

Aunque los chistes parecen ser simples y comprensibles, poseen un misterio:


sabemos de lo que nos estamos riendo pero es difícil explicar por qué es gracioso. Lo que
no sabemos, de acuerdo a Freud, es que contar chistes sirve a una necesidad universal para
liberarse de juicios críticos impuestos; de la inhibición de “la vergüenza y la
respetabilidad”; de las cadenas de las instituciones sociales y familiares; y de la conducta
“correcta” y el habla “apropiada”. Es un escape de los resultados de una socialización
exitosa –la organización ordenada de la vida- a un tiempo anterior a la civilización de la
mente, cuando el cuerpo aún no estaba totalmente delineado o disciplinado.

El escape a un reino de sinsentidos está acompañado de una risa placentera y


victoriosa, de una liberación de energía que funciona para mantener la mente y el cuerpo
dentro de los límites del pensamiento y la práctica civilizadas. La revolución, el escape,
siempre es un aborto ya que la liberación es momentánea, seguida de un retorno al orden, al
significado, a la normalidad. De acuerdo a Freud, los chistes buscan el placer, no derrocar
la coacción social, por lo cual los chistes no tendrían ningún potencial subversivo.

En la lógica de la argumentación freudiana, el volver a la normalidad no es


indeseable o desgraciado, sino más bien inevitable e intrínseco a los seres sociales que no
tienen otra elección que conformarse a las inhibiciones sociales (la única manera de ser
admitidos en la sociedad) y que, al mismo tiempo, aflojan la presión de la socialización por
medio de los chistes. Dentro de este marco, el chiste es una rebelión, pero sin una causa; es
una válvula de escape, algo que da placer, una terapia popular que acompaña al hombre
desde sus primeras formas de organización social.

Desde otras perspectivas – Mary Douglas por ejemplo- los chistes son un escape
momentáneo de la “estructura” en la “no-estructura”, un momento de goce “más allá de los
límites de la razón y la sociedad”, y como una “suspensión temporaria” de las estructuras
sociales. En este sentido, los chistes no carecen de potencialidades subversivas del orden
social dado. En otras palabras existen visiones dicotómicas sobre la naturaleza de los
chistes y la risa: el humor sirve tanto para reforzar un sistema social dado como también
para desestabilizarlo.

En los socialismos realmente existentes el papel del chiste político no puede ser
reducido a una mera válvula de escape ni tampoco a un papel subversivo ya que no puede
comprenderse totalmente fuera del lugar social en el cual opera. Desde nuestra perspectiva,
el chiste tiene múltiples funciones, aunque nos inclinamos por pensar que el humor político
popular en los socialismos realmente existentes era parte de un género claramente
subversivo y muy selectivo en los blancos elegidos.
Se anunció un premio para el mejor chiste político,
Primer premio: quince años.

Casi todos los chistes políticos, como el anterior, circulaban en todos los países
“comunistas”. El propio hecho de la transmisión oral de los chistes facilitó continuos
añadidos y modificaciones, y explica las múltiples versiones que se construyen sobre un
esquema básico. Pasaron de un país a otro, de un dirigente a otro y muchas veces se
nutrieron de chistes provenientes de otras zonas del mundo.

Algunos chistes estaban relacionados con tópicos muy conocidos de la propaganda


anticomunista y antisoviética, y no puede excluirse cierta influencia más o menos directa de
estas campañas en su gestación: el hecho de que hayan prendido y disfrutado de vida propia
en el seno de aquellas sociedades da validez a su testimonio, más allá de un presunto
trasplante desde el exterior.

Los chistes reflejaban estados anímicos, corrientes de opinión y de pensamiento,


percepciones, tendencias de la realidad pero, sobre todo, indicaban la crisis de valores e
ideológica y la pérdida de credibilidad en el “socialismo” y –principalmente- en sus
dirige ntes. El humor político testificaba la profunda crisis de la hegemonía socialista, cuyas
instituciones perdieron crédito y legitimidad.

En Hungría, por ejemplo, en la década de 1950 algunos chistes políticos eran


titulados como “2/3”, lo cual significaba que eran tres años de prisión para el que los
contaba y dos para el que no denunciaba el hecho. En la siguiente década, los chistosos se
arriesgaban menos ya que seguía siendo peligroso y pesaba mucho la sombra de 1956. En
los setenta se convirtió en una especie de pasatiempo tolerado por las autoridades,
justamente porque servía como válvula de escape de los excesos del sistema. Ya en la
década de 1980 los chistes estaban casi legalizados, siempre y cuando no se contaran fuera
del círculo familiar o de amigos.

En la Unión Soviética el chiste político era conocido como politicheskii anekdot, y


marcó toda una era (la “era de los anekdoty”) en las décadas de 1970 y 1980. Durante los
años de Brezhnev, se contaban chistes en los hogares, en corredores de unive rsidades y en
oficinas y fábricas. Los chistes políticos se hicieron muy populares pese al hecho de que
antes del colapso de la Unión Soviética, nunca se contó públicamente uno de estos chistes
ni tampoco se publicó en las páginas de publicaciones satíricas estatales tales como
Krokodil o la conocida sección de “El Club de las Doce Sillas” de Literaturnaia Gazeta.
Todos los chistes circulaban de boca en boca y constituían una porción vital de la cultura
oral no oficial de la Unión.

La caída de la Unión Soviética produjo un renacimiento del humor político, lo cual


fue una tentativa popular para reflejar el sentido y significado de la experiencia soviética
que invitaba a una reinterpretación crítica de los procesos históricos vividos. Se trata de una
especie de “conciencia no-oficial” ya que el chiste es producto de una sociedad particular
que refleja e internaliza el “discurso de la autoridad” y, al mismo tiempo, lo ataca, lo
reinterpreta y lo imagina.
CHISTES

La vida es hermosa

Comunismo
El sentido usua l del término hace referencia al régimen autodenominado “socialista”,
no a la etapa final prevista por Marx, aunque uno de los chistes hace referencia a ella:

Adán y Eva vivían en el socialismo realmente existente por tres razones: uno, porque eran
tan pobres que se vieron obligados a vivir desnudos; dos, porque sólo tenían una manzana
para alimentarse; tres, porque creían que se encontraban en el paraíso.

NIÑO: “¿Cómo será el socialismo cuando lleguemos a la etapa comunista?”


PADRE: “A cada uno de acuerdo a sus necesidades...”.
NIÑO: “¿Y si hay escasez de alimentos?”
PADRE: “Entonces habrá un cartel en los negocios con la siguiente inscripción: ´Hoy nadie
necesita alimentos´”.

¿Qué es el comunismo?
El camino más largo entre el capitalismo y el capitalismo.

El comunismo soviético es la síntesis de las diversas etapas del desarrollo de la humanidad:


de la prehistoria toma su método; de la antigüedad, la esclavitud; del feudalismo, la
servidumbre; del capitalismo, la explotación; del socialismo, el nombre.

El comunismo sólo puede aplicarse en el cielo, donde no es necesario, y en el infierno que


es donde funciona.

DEFINICION COMUNISMO: “El horizonte luminoso que nos aguarda”


DEFINICION HORIZONTE: “Línea imaginaria que se aleja a medida que uno pretende
acercarse”.

APPARATCHIK: “Cuando lleguemos al comunismo, todo el mundo comerá frutillas con


crema”.
TRABAJADOR: “Pero a mi no me gustan las frutillas con crema”.
APPARATCHIK: “Cuando lleguemos al comunismo, te gustarán las frutillas con crema”.

En la Yugoslavia crítica del dogmatismo estalinista, un profesor “ortodoxo” había


definido al marxismo del siguiente modo: “Como dijo Lenin, el marxismo representa el
sistema de enseñanzas y pensamientos de Karl Marx”. Un crítico redactor de Praxis
(publicación yugoslava), Grlic, hizo el siguiente comentario: “Probablemente porque los no
iniciados podráin pensar que el marxismo es la enseñanza –por ejemplo- de David Hume,
es necesario citar a Lenin para demostrar con autoridad que , sin embargo, es la de Marx”.
Irónicamente agrega Grlic: “Conocí a un sujeto malicioso que, para evitar todas sospecha,
saludaba por la mañana: ´Buenos días, como dijo Karl Marx´”.
“Si tuviera que hacerlo todo nuevamente ni siquiera sería comunista, y si Lenin estuviese
vivo hoy diría lo mismo” (Todor Zhivkov).

Jrushchov le dice, despectivamente, al premier chino Cou- Enlai: “la diferencia entre
nosotros es que yo llegué al poder desde las clases más bajas, mientras que usted proviene
de la privilegiada clase de los mandarines”. Chou responde rápidamente: “Es cierto, pero en
algo somos parecidos: los dos somos traidores a la clase de la cual procedemos.

...y capitalismo

Diferencia entre el capitalismo y el comunismo: el capitalismo es la explotación del hombre


por el hombre; el comunismo es todo lo contrario.

Un húngaro en 1991: “He sobrevivido a 40 años de comunismo, pero no estoy seguro de


que lograré sobrevivir a un año de capitalismo...”.

¿Cuál es la diferencia entre Rusia y los Estados Unidos? Que en los Estados Unidos aún
existe el Partido Comunista.

NIÑO RFA: Yo tengo una manzana y tú no tienes una manzana...


NIÑO RDA: Y yo tengo socialismo y tú no tienes socialismo...
NIÑO RFA: Pero yo algún día voy a tener socialismo...
NIÑO RDA: Entonces no vas a tener manzana...

Un oyente (Radio Armenia) nos pregunta si sería posible construir el socialismo en Suiza.
Le respondemos que sí… pero sería una lástima.

El Ministerio de la Verdad
MAESTRA (en Moscú): ¿Dónde están los niños más felices del mundo?
ALUMNOS: ¡En la Unión Soviética!
MAESTRA: ¿Dónde los niños tienen todos los juguetes y golosinas que quieren?
ALUMNOS: ¡En la Unión Soviética!
MAESTRA: ¿Dónde los niños crecen sanos, alegres y seguros del futuro?
ALUMNOS: ¡En la Unión Soviética!
La maestra interrumpe súbitamente la clase porque una niña, Liudmila, está llorando:
“¿Pero, por qué lloras Liudmila?” Liudmila responde sollozando: “Ay maestra, yo quiero
vivir en la Unión Soviética”.

No hay pan en las aldeas: “desviación a la izquierda”. No hay pan en las ciudades:
“desviación a la derecha”. No hay pan en ninguna parte: “línea general”.

Centralismo democrático
¿Qué es el centralismo democrático? Es cuando todos, individualmente, están en contra; y
cuando todos juntos votan a favor.

Contrato social
Ellos [el régimen] hacen como que nos pagan y nosotros hacemos como que trabajamos.
Ellos hacen como si nuestra producción fuera un éxito y el país anduviera bien, nosotros
hacemos como si nos la creyéramos.
Ellos hacen como si todos fuéramos felices con ellos en el mando, nosotros hacemos como
si fuera cierto para que no nos molesten.

Gran hermano

Cuando hablamos de la Unión Soviética, ¿por qué decimos “nuestro hermano” y no


“nuestro amigo”.
Porque uno puede elegir a sus amigos

Un checo y un ruso, cavando un pozo, encuentran un cofre lleno de monedas de oro. El


ruso dice: ¡Compartámoslo como hermanos socialistas”, pero el el checo rectifica
inmediatamente: “No, mejor la mitad para cada uno”.

El premio de las Naciones Unidas al país que, durante su historia, ha respetado más
meticulosamente el principio de no intervención en los asuntos internos de otros países. Se
le da el premio a Checoeslovaquia, que ha respetado tanto ese principio, que no interviene
ni en sus propios asuntos.

El Palacio de Cultura fue un regalo de Stalin a los polacos y es un edificio idéntico a


otros construidos en tiempos de Stalin en Moscú, con un estilo arquitectónico pesado,
percibido por los polacos como un símbolo humillante, imperial.

¿Desde qué sitio se ve mejor la ciudad de Varsovia?


Desde la azotea del Palacio de Cultura, porque desde allí no se ve el Palacio.

Nuestros amados líderes


Stalin hizo comparecer a Radek, conocido por su cinismo y dado a decir cosas que otros ni
siquiera se atrevían a pensar, y le dice: “Me han informado, Camarada Radek, que te
expresas de mí de un modo irónico y que haces chistes sobre mi persona… ¿has olvidado
que soy el líder del proletariado del mundo?”. A lo que replica Radek: “Disculpe Camarada
Stalin, pero ese chiste yo no lo inventé”.

Stalin convoca a un concurso para realizar una estatua del escritor Pushkin. Se presentan
obras de escultores de todo el mundo. La ganadora es una gigantesca estatua de Stalin con
un libro de Pushkin entre sus manos.

Poema de Cedovir Hilenovici para el 60º cumpleaños de Ceaucescu (no es chiste):


De sus ojos brotan las rosas
Su mirada es como un destello
Los ríos vibran al solo oír su nombre
Ceaucescu vive en cada uno de nosotors.

Escasez
Un estadounidense se somete a una investigación sobre un nuevo suero de la verdad. Le
ponen un casco especial conectado a una computadora y pocos minutos después aparecen
unos puntos en la pantalla de la computadora que se desplazan verticalmente hasta que se
definen como una lluvia de dólares. En un francés aparecen muchos puntos que giran
circularmente y conforman la silueta de unas alegres coristas. Le corresponde el turno a un
ruso y pasan los minutos pero la pantalla sigue en blanco. Al cabo de un rato aparece un
punto muy pequeño en el medio de la pantalla. No crece, no se define, y es necesario
aplicar una nueva inyección. Muy lentamente el punto aumenta de tamaño: es una rodaja de
kalbazá, una mortadela infaltable en la dieta popular.

MAESTRO: ¿Qué es la abundancia?


ALUMNO: Una pila de papas que llega hasta el cielo.
MAESTRO: Tonterías, el cielo no existe.
ALUMNO: Tampoco existen las papas.

Planificación e ineficiencia
Un hombre muere y va al infierno. Un diablo-portero le explica que tiene dos opciones: el
infierno capitalista y el socialista. “En el infierno capitalista”, explica el diablo, “te
encadenan a unos rieles de ferrocarril que están al rojo vivo y cada cinco minutos te pasa
por encima un tren”. El hombre se estremece, horrorizado, y pregunta cómo es el infierno
socialista. “Lo mismo: te encadenan a unos rieles de ferrocarril que están al rojo vivo y
cada cinco minutos te pasa por encima un tren” dice el diablo, pero agrega con
complicidad: “Un consejo: te recomiendo el infierno socialista”. ¿Por qué? “Cuando no
escasean las cadenas, los rieles están fríos y no hay manera de que los trenes pasen a
horario”.

Un hombre hizo su solicitud formal para comprar un automóvil Moskvich, y espera desde
hace dos años, la respuesta. Lo citan de la empresa con un telegrama explicándole que,
según el cronograma, debe volver cuatro años después: el 9 de septiembre de 1983 a las 9
de la mañana para adquirir – en ese momento- el automóvil. El hombre, contrariado,
pregunta si pudiera ser por la tarde “porque ese día, a la misma hora, corresponde que el
plomero vaya a mi casa a arreglar un caño”.

Retraso tecnológico
Un hombre camina, jadeando, por una calle de Moscú, con dos enormes maletines
metálicos, uno en cada mano. Le preguntan la hora y el hombre se detiene, coloca las
maletas en el suelo y consulta su reloj de pulsera: “Son las 3 y 5 de la tarde en Moscú; las 8
y 5 de la noche en Tokio; las 6 y 5 de la mañana siguiente en Sidney”. El que preguntó,
admirado, quiere ver el reloj y saber si es suizo o japonés. El dueño del reloj, con gran
orgullo dice: “Es un Poljot... y estas dos son las pilas” señalando las maletas metálicas.

Modernidad y atraso
“Sexo colectivo” en Estocolmo es un grupo de hombres y mujeres que se desnudan y lo
hacen. En Varsovia, es un grupo de hombres y mujeres que llegan a una casa, se sientan
frente al televisor, y ven juntos un video que recoge imágenes del practicado en Estocolmo.
En Moscú, se hace “sexo colectivo” cuando un grupo de hombres y mujeres llegan a una
casa, se sientan en la sala y escuchan lo que cuenta uno de ellos, que vio el video en
Varsovia.

Economía centralmente planificada


Entre nosotros no hay paro, pero nadie trabaja.
Nadie trabaja, pero esto no impide que los objetivos sean alcanzados.
Los objetivos del plan son alcanzados, pero los negocios están vacíos.
Los negocios están vacíos, pero las heladeras están llenas.
Las heladeras están llenas, pero todo el mundo se queja.
Todo el mundo se queja, pero votan siempre a los mismos.

El reino del terror


Un joven recién condenado tiene que compartir su celda con un viejo que le pregunta:
“¿Cuánto te dieron?”. Responde el joven: “Diez años”. “¿Qué hiciste?”. “Nada” dice el
joven. El viejo guiña el ojo, incrédulo: “Vamos, vamos… algo hiciste. ¡Por nada te dan
cinco años!”.

Dos policías rumanos están de guardia. Uno le pregunta al otro: “¿Qué opinas del régimen
de Ceaucescu?”. El otro responde: “Lo mismo que tú”. “Entonces es mi deber arrestarte”.

Stalin pierde su pipa y le ordena a la NKVD que la encuentre. Al rato el mismo la


encuentra en el piso y llama a la NKVD, pero es informado que han arrestado a diez
personas y que la investigación continúa.
- Ya encontré mi pipa, así que libérenlos de inmediato.
- ¡Imposible! Siete ya confesaron…

SOLDADO: Y usted ¿por qué huye?


RATON: Porque están matando a los elefantes
SOLDADO: ¿Y eso que tiene que ver con usted?
RATON: …Es que se cometen tantos errores…

Luego que un apparatchik da una charla en una fábrica acerca de los éxitos socialistas da
lugar a preguntas. Ivanov se levanta y dice: “Todo eso está muy bien, pero ¿dónde puedo
conseguir un poco de manteca?”. Un año después, el mismo apparatchik en la misma
fábrica, luego del discurso da lugar a las preguntas. Se levanta Kuznetsov y dice: “No voy a
preguntar sobre la manteca, pero Ivanov… ¿dónde está Ivanov?”.

Resulta significativo, sin duda, que los chistes acerca de los crímenes y la represión
estalinistas es mantuvieron circulando durante muchos años después de la desestalinización.
Indudablemente, quedó esta zona de sombra en la memoria colectiva como un fundamento
represivo básico, sobre el cual se levantaron luego otras formas de coacción menos brutales,
más refinadas e indirectas. Los mecanismos represivos, con sus listas negras, tabúes y
prohibiciones, crearon un efecto contrario; por ejemplo, al margen de la cultura
institucionalizada u oficial, los samizdats, literatura prohibida que se difundía por medios
rudimentarios, que tenían un atractivo especial:
Una anciana copia a máquina, muy trabajosamente, la novela Ana Karenina. Su esposo le
pregunta “¿Para qué haces eso?”. “Quiero dársela a nuestra nieta”, explica la vieja: “así
piensa que es un samizdat y se lo lee”.

Este chiste revela la pérdida de credibilidad del discurso oficial y el interés de la


nieta es a partir de asumir el disfraz de lo prohibido.

Traición a los ideales socialistas

Lenin resucita y le preparan un programa de visitas a centros laborales y participación en


diversos actos, pero Lenin pide caminar un poco por las calles de Moscú. El resultado es
que desaparece: lo buscan por todas partes y nada. Resucitan a Dzerzhinski, que conocía
todos los escondrijos de Lenin, y acude a una cabaña que usaban en la clandestinidad los
bolcheviques para comunicarse y donde Lenin le había dejado antaño varios mensajes.
Encuentra una nota para él: “Félix, te espero en Finlandia. Tenemos que empezar de nuevo”.

Brezhnev invita a la mamá a visitar el Kremlin. Es una viejecita que nunca salió de su aldea,
con un pañuelo negro en la cabeza y una canasta. Brezhnev le muestra sus oficinas y luego
la lleva a dar un paseo en helicóptero. Desde allí le enseña la dacha donde pasa los fines de
semana y el bosque donde caza perdices. Súbitamente la viejecita empieza a llorar. “Pero,
¿qué te pasa mamá?” pregunta Brezhnev. “Ay, mi hijito, cuando vengan los comunistas te
van a quitar todo esto”.

Un tren que lleva los líderes de la URSS se detiene porque ya no hay más rieles para
proseguir. ¿Cómo resolvemos el problema? Lenin sugiere un subbotnik (un día de trabajo
voluntario) para finalizar la línea. Stalin aconseja fusilar a todos los campesinos de los
alrededores y traer prisioneros del gulag para terminar la tarea. Jrushchov recomienda sacar
rieles de atrás y ponerlos por delante. Brezhnev rechaza esta propuesta y sugiere bajar las
cortinas y pretender que el tren se está moviendo. Finalmente, cuando se pregunta la
propuesta de Gorbachov, éste salta del tren, sale corriendo y grita: “¡No hay más rieles! ¡No
hay más rieles!”.

Conclusiones
El chiste político que surgió en los socialismos realmente existentes, fue
construyendo una respuesta integral a todo el cuerpo doctrinario y propagandístico, a todos
los llamados mecanismos legitimadores que se utilizaron en estos países. Algunas de las
tendencias centrales que se advierten en los chistes apuntan contra los fundamentos
conceptuales del sistema: desacreditan el carácter científico de la teoría y de la práctica;
revelan la traición al pensamiento de los fundadores, o atacan las bases de ese mismo
pensamiento; ridiculizan la planificación y la “racionalidad” de la economía y de toda la
organización social y, obsesivamente, contrastan su supuesta “sociedad superior”, su
“escalón más alto en el progreso humano”, con el sistema capitalista, para exaltar la
modernidad occidental y burlarse de la antimodernidad socialista.

A la idea del progreso exaltada por la propaganda oponen un fatalismo antimoderno


que es una condena inapelable al atraso, viaje maldito hacia el oriente y hacia la “barbarie”;
a la racionalidad de la planificación oponen una práctica delirante; a la armonía entre
individuo y sociedad, o entre los países del bloque, oponen ese siniestro personaje
escindido y una visión colonial o imperial; al futuro comunista, al optimismo científico,
oponen el vacío y una mirada de arrasador escepticismo.

En síntesis, aparecen subvertidos los esquemas socialistas en donde el “castigo” se


hace omnipresente y atañe a todos los condenados a vivir dentro del modelo. Al mismo
tiempo, todos estos procesos de ridiculización de los socialismos realmente existentes se
tiñen una y otra vez de complejos de minusvalía nacional frente a Occidente, o frente a la
Unión Soviética, o con respecto al “centro”.

La “armonía”, la idea de “progreso”, el sentido del futuro y el consiguiente


“optimismo”, son principios sustanciales en los que debía basarse el respaldo popular al
sistema y la nueva cultura socialista. El chiste político nos muestra, sin tregua ni descanso,
las fisuras en el consenso, y cómo esa nueva cultura política no se había reproducido a
escala de los individuos, no tenía raíces, llevaba una existencia ficticia, como aquella Unión
Soviética en la que Liudmila aspiraba a vivir.

En los chistes, además, hay una revelación colateral: la abulia espantosa, la


pasividad, la inercia de esos hombres en los socialismos realmente existentes. Descontento,
amedrentado o descreído, parece incapaz de influir en la marcha de las cosas. Recordemos
la resignación del que carga las desmesuradas pilas de su Poljot; o la del niño de la RDA,
que asume la sinonimia fatal “socialismo-carencia de manzanas”; o el voyeurismo de los
que practican “sexo colectivo” en Varsovia y Moscú; o el estado letárgico, casi vegetal, del
ruso sometido al suero de la verdad; o la aplastante inercia colonial del país “que no
interviene ni en sus propios asuntos”, o la del propio polaco que se rebela tomando como
mirador al Palacio de la Cultura.

Esta pasividad nos conduce a un factor decisivo en la crisis de los socialismos


realmente existentes: la ausencia de fórmulas participativas, de una auténtica praxis
revolucionaria que renovara o hiciera crecer el compromiso de las masas con el proyecto
socialista. No se despertó en las poblaciones de estos países una conciencia revolucionaria
debido a la falta de democracia, de mecanismos de participación política y de motivaciones
auténticamente socialistas.
Las conclusio nes sobre el humor político en los “socialismos realmente existentes”
pueden sintetizarse en la frase escrita en diversas pancartas durante las manifestaciones en
el centro y este de Europa en 1989 y 1990, y que hacen referencia a un chiste sobre el
propio Marx quien, resucitado en Moscú en la década de 1970, vive en carne propia al
socialismo realmente existente y al pedirle que diga unas palabras en el acto del Primero de
Mayo en la Plaza Roja, Marx dice simplemente: “¡Proletarios de todos los países,
perdonadnos!”.

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Bibliografía
La recopilación aquí publicada es parte de un trabajo mayor. Muchos de los chistes
y anécdotas fueron contados por quienes vivieron bajo estos regímenes; otros son de
publicaciones periódicas; y, finalmente, algunos aparecieron publicados en algunos de los
libros citados a continuación.

ANÓNIMO: Jokes of The (Not So) Humorous Struggle Against Communism in Hungary
(Budapest: s/e, 1997).

BANAC, IVO (ed.): Eastern Europe in Revolution (Ithaca,NY: Cornell University Press,
1992).

CONQUEST, ROBERT: Tyrants and Typewriters (Lexington, MA: Lexington Books,


1989).

DENITCH, BOGDAN: Ethnic Nationalism. The Tragic Death of Yugoslavia (Minneapolis:


University of Minnesota Press, 1994).

DOUGLAS, MARY: “Jokes” en MUKERJI, CHANDRA y SCHUDSON, MICHAEL


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