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LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA .

M ENTALIDADES Revista
Y TECNOLOGÍAS 23
de Geografía Norte Grande, 40: 23-46 (2008)
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

La conquista de una frontera.


Mentalidades y tecnologías en las vías
de comunicación en el desierto de
Atacama1

José Antonio González Pizarro2

RESUMEN
El artículo revisa de qué forma se fue estructurando la conquista por el hombre
del espacio desértico, centrándose especialmente en el marco temporal que
cubre 1880-1960, dando cuenta de los antecedentes previos. Importa destacar
cómo del espontaneísmo inicial prehispánico, se pasa a una racionalidad tanto
de la complementariedad entre las altas y bajas tierras, para seguidamente
observar las ideologías que guiarán el esfuerzo mayor estatal en la conectividad
del páramo. En tal sentido, se esquematiza el tránsito desde las huellas preco-
lombinas hasta la aparición de la carretera panamericana, como de igual modo
cómo se planteó el tendido de las líneas ferroviarias particulares y estatales.
Seguidamente, se examina la transformación de las caletas, en muelles y en los
puertos fiscales, sin dejar de lado los inicios de la explotación del espacio
aéreo y su infraestructura.
Palabras clave: Desierto de Atacama, ferrocarril, caminos, puertos.

ABSTRACT
This paper reviews the ways in which man structured the conquering of desert
spaces, mainly focusing on the 1880-1960 time framework, including previous
data. It is important to highlight how, from initial pre- Hispanic spontaneity,
man gets to the rationality of both high and low land complementarily to then
observe the ideologies that will lead to greater state efforts to connect the
area. In this sense, traffic is schematized from pre Columbus tracks to the
building of the Pan-American Highway, together with how private and state
railways were planned. Next, how wharfs changed into docks and then state
ports is examined including the beginnings of the exploitation of air space and
its infrastructure.
Key words: Atacama desert, railways, road, ports.

1 Proyecto Fondecyt 1051093 “La emergencia del


pensamiento regional en el norte grande de Chile.
2 Doctor en Historia por la Universidad de Navarra.
Conflictos interétnicos y nacionalismos en la so-
ciedad regional contemporánea”. Artículo recibi- Profesor Titular de la Universidad Católica del
do el 7 de marzo de 2008 y aceptado el 19 de ju- Norte, Escuela de Derecho, Antofagasta (Chile).
nio de 2008. E-mail: jagonzal@ucn.cl
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El epígrafe precedente encierra una con- rencia de pluviosidad, sequedad, fuerte os-
cepción de la relación entre el Hombre y la cilación térmica, ausencia de vegetación ar-
naturaleza; o mejor dicho, entre la cultura y bórea– los que reforzaron la imagen de in-
el medio ambiente. hóspito sin mayor interés para la vida
humana, como lo expusiera R. A. Philippi,
La historiografía de los Annales cifró en en su viaje por el desierto entre 1853-1854
la geografía una de las claves para com- (Philippi, 1860). Constituyó una verdad en-
prender la historia, como lo demostraron tre las cosas naturales del espacio y su en-
Lucien Febvre, Marc Bloch y Fernand Brau- tendimiento. Aquello fundamentó la transi-
del. Este último, en su formulación teórica toriedad del hombre y su recorrido fue
del tiempo en la historia, la “larga dura- estimado desolador. Pero no fue esta idea/
ción”, situaba el de la coacción geográfica, imagen la que gatilló la recepción de la me-
“el hombre prisionero de los climas… la cánica y la tecnología motriz en el desierto.
persistencia de las rutas y de los tráficos” Hubo de constituirse otra realidad. Y este
(Braudel, 1970: 71). En su primera obra vino para el minero chileno y el capitalista
mayor (Braudel, 2005: I: 35), trabajó magis- europeo del desvelamiento de la otra reali-
tralmente los múltiples factores geográficos dad no “objetiva” en lo superficial, la ale-
que incidieron en los asentamientos huma- theia: el desocultamiento de la otra “verdad”
nos, comercio, visiones, haciéndonos notar del desierto: la riqueza minera de su subsue-
cuáles eran los límites humanos de la ocu- lo. Ahora, sí, con la posibilidad de transfor-
pación y significación del espacio y la ne- mar aquella área en ecúmene. La noción de
cesaria –e imprecisa– conceptualización de la otra realidad/verdad fue la establecida por
la montaña. A su vez, los geógrafos apunta- las culturas originarias de la precordillera
ban a situar la importancia de los hechos que establecieron en el desierto el itinerario
culturales en el espacio, Roger Dion con la del tránsito de las caravanas que unió la
“géographie humaine rétrospective” y E. costa y las tierras altas bajo una concepción
Gilbert abría las posibilidades de la “Histo- cósmica del espacio.
rical Geography”, que cultivarían con inte-
resantes aportes teóricos el sueco Thorsten Podemos distinguir en tales sistemas cog-
Hagerstrand, con su “three sets of constra- nitivos, visiones distintas sobre la naturaleza
ints”, posibilitando la comprensión de los y la cultura. Una naturalista-determinista,
procesos de difusión, o H. Darby, enfati- que condicionó la lectura de los cronistas y
zando el elemento histórico en la geogra- exploradores pioneros de la república; una
fía, donde determinadas cuestiones históri- pragmático-utilitarista, insuflada por la idea
cas debían ser estimadas fenómenos de progreso y dominio del hombre sobre la
geográficos (Baker, 2003). La importancia naturaleza, mediante la técnica y lo produc-
de la cultura en la geografía fue enfatizada tivo de sus recursos y una cósmico-sagrada,
por Carl Sauer y Donald Worster, entre propia de las concepciones precolombinas
otros. de la relación entre el hombre y la naturale-
za (Glacken, 1973). Este corpus ideológico
La interrogante de Braudel por la noción que ya se había debatido en la antigüedad
de montaña, se planteó también en el espa- clásica, a partir de la antinomia entre physis
cio geográfico del norte chileno. En el len- y teoría o nomos (Grinzer, 1992). Klaus Eder
guaje castellano, el desierto dice relación hará mención de tres tipos de construcción
con desertar que proviene de desertus, que social de la naturaleza: cognitive, normative
significa “abandonado” o “desierto” y, de and symbolic construction of nature (Eder,
ahí, la noción próxima de despoblado que 1996), donde el segundo se asociará con el
emplearon los cronistas hispanos del siglo impulso capitalista y la necesidad del seño-
XVI y que se utilizó hasta el siglo XIX. Las río humano sobre la naturaleza.
otras ideas o expresiones afines hacen con-
verger el sentido biogeográfico con el len- En lo que nos interesa subrayar, esta vi-
guaje coloquial, páramo, yermo, pampa sión normativa o pragmático-utilitarista, no
(Quintanilla, 1977), que recogen miradas solo alteró el paisaje natural sino su propia
culturales sobre el espacio, definido por los designación, matizando el significado que-
elementos constitutivos de su superficie –ca- chua de pampa y haciendo confluir lo ocul-
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EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

to/visible: los mantos calicheros dieron lugar Para comprender el despliegue humano
a las oficinas salitreras. Capitalismo econó- sobre el desierto y la conectividad de sus
mico y liberalismo político fueron los sopor- comunicaciones, habrá que sopesar que
tes ideológicos y de acciones practicadas de tales estructuras de mentalidades en la re-
individuos y sociedades regionales asenta- lación cultura-naturaleza, constituyeron
dos en el desierto provocando la consi- representaciones sociales (Moscovici,
guiente mutación de la relación cultura-na- 1979), que mediante los procesos de “an-
turaleza. Fue la marca de la historia sobre el claje” transformó –por medio de construc-
espacio geográfico. La pampa en general fue ción de categorías– lo desconocido en fa-
asumida como el “escenario” de los hechos miliar (la locución “empampado” es
históricos. Su humanización abrió la consti- gráfica en tal sentido) y de la “objetiva-
tución del “paisaje” de las salitreras y su co- ción”, los productos del pensamiento en
nectividad con el litoral –dependiendo del realidades físicas.
recurso minero y su ley– y alterando la mor-
fología del paisaje natural (Sauer, 1925) con Aquellas representaciones sociales tam-
las “tortas” del relave calichero. Cambios bién alteraron los “imaginarios sociales” so-
que se originaron desde la formulación de bre el desierto (González Pizarro, 2008), y
una aprehensión cognoscitiva del espacio, posibilitaron afectar tanto los conceptos
donde lo ambiental se confundió con la pro- como las imágenes que poseyeron los indi-
ducción. Aquello constituyó la aplicación viduos y las instituciones en el proceso de la
de nociones de organización tanto espacial conectividad de las vías de comunicación
como temporal (Baker, 2003): el agotamien- en el desierto.
to de un yacimiento, veta o estaca minera
supuso el desmantelamiento de la cultura El desierto de Atacama asumió entonces
material –oficina salitrera completa, campa- diversas ideas-fuerza en las representaciones
mento y usinas–, líneas férreas, estaciones, sociales a lo largo de los siglos XIX y XX. Y
etc. El hombre volvía a desertar. con ellas, los factores que repercutieron en
su conectividad entre centros de produc-
A esta concepción de la ocupación de la ción, puertos y mercados.
tierra –de dominación– donde no hubo lími-
tes a la explotación de sus recursos, signifi- El área natural cedió paso en su transfor-
có no solo la concreción de una historia de mación por la cultura a la conformación de
la minería, los ferrocarriles y otras vías de un área cultural, singular en el país, recono-
comunicación, sino una historia de un me- cida por el predominio del complejo econó-
dio ambiente construido, traducido de modo mico minero, de plata, salitrero y cuprero
sintético, en una forma de vida en el desier- (Sauer, 1941).
to (González Pizarro, 2003; Garcés Feliú,
1999) y, también de una historia ambiental A medida que el esfuerzo pionero de
(Worster, 1989) que, en el caso que nos capitalistas y mineros movido por la inicia-
ocupa, refiere, en su dimensión endógena, tiva privada cedió paso gradualmente a la
la incidencia del uso consuntivo del agua intervención del Estado, se pudo ir obser-
para la actividad minera y ferroviaria, en vando que la orientación y objetivos de la
desmedro de las actividades agrícolas del al- conectividad asumían no solo la gravita-
tiplano, que contribuyeron al forraje tanto ción económica sino que también la urgen-
del arrieraje argentino hacia la pampa sali- cia de la integración física regional y las
trera como de las recuas de mulas de las conveniencias de comunicaciones con los
propias oficinas salitreras y, en su dimensión países vecinos.
exógena, por ejemplo, de la importación de
madera de pino de oregón para los “dur- Si nos aproximamos a lo temporal de
mientes” de las líneas ferroviarias, casas de este proceso de conectividad, podemos dis-
la administración o por la vinculación del tinguir tres etapas muy marcadas:
nitrato de potasio, movido por trenes hacia
los puertos y transportados por barcos, hacia 1) Lo existente antes de 1880 en el área:
los suelos en vías de agotamiento en Nor- 2) Lo realizado entre 1880 hasta 1930; y
teamérica (Sauer, 1956). 3) Lo ejecutado entre 1930 y 1960.
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En esta esquematización se constata que años 8.000 y 1.800 a. C.; fue la movilidad
en el periodo desde 1880 hasta 1930 hay arcaica. Posteriormente, bandas pedestres
una preeminencia de la sociedad civil y mu- dieron lugar a la movilidad transicional.
nicipal por enlazar los tendidos de caminos Más tarde, se implementó la movilidad ho-
y ferroviarios desde la perspectiva del inte- rizontal norte-sur-norte, conectando la pre-
rés comercial y particular donde el Estado cordillera chilena (San Pedro de Atacama)
apoya con variadas leyes las concesiones so- con la alta puna del sector argentino. Con
licitadas y refuerza el ordenamiento políti- ello se dio paso al proceso de transhuman-
co-administrativo de la provincia en 1888 y cia con los sectores trasandinos, abriendo
las vinculaciones de los departamentos y rutas que formarán parte del complejo pa-
conexiones viales con las estacas mineras trón de la movilidad andina bajo el con-
en general. Aquello se reflejó en la imple- cepto de “movimiento giratorio” (Núñez y
mentación de los muelles de empresas y Dillehay, 1995), que comprometió rutas en
particulares en las urbes portuarias de Anto- las tierras altas, entre las tierras altas-costa
fagasta, Taltal y Tocopilla. y entre tierras altas-selvas y viceversa
(transhumancia, verticalidad, complemen-
A partir de 1930 se dibuja con mayor én- tariedad ecológica, intercambio y movili-
fasis la intervención del Estado –que previa- dad semisedentaria).
mente se había preocupado de los estudios
para el mejoramiento de los muelles y de los Las vías ocupadas comunicaron a distin-
eventuales molos fiscales– en lo que con- tos señoríos del noroeste argentino con los
cierne a una política vial, teniendo como fi- oasis de San Pedro de Atacama, por ejem-
nalidad la integración de los espacios inte- plo, la quebrada de Purmamarca fue usada
riores de la provincia, jerarquizando los desde antiguo para unir Jujuy con el norte
trazados viales, camineros y portuarios. de Chile, principalmente el trayecto actual
de San Pedro de Atacama-Calama-Antofa-
El territorio en sí también fue apreciado gasta (Ruiz, 1998), que constituye el ante-
desde la singularidad de espacio reivindica- cedente más remoto de la conectividad en-
do/anexionado, y como espacio de frontera tre ambos países, todavía vigente en la
en su amplia acepción. Repárese la transfor- actualidad.
mación de “sociedad de fronteras” en una
“sociedad regional”, donde conductas socia- El advenimiento del Incario alteró esa
les fueron antitéticas a la sociedad agraria red, mediante los denominados “Caminos
tradicional. José Victorino Lastarria (Lasta- del Inca”.
rria, 1871) exclamará que los habitantes del
desierto eran “los nuevos yankees” de Amé- El sur del territorio al área del desierto y
rica del Sur. la puna de Atacama correspondía al Colla-
suyo en la división administrativa del Tiwan-
Todo esto conllevó a definir una relación tinsuyu. El Inca Tupac Yupanqui en la segun-
distinta entre el hombre y la naturaleza en da mitad del siglo XV construyó el
el norte de Chile. denominado “Camino del Inca” que, en lo
que nos interesa subrayar, comprendió dos
El andar incesante del secciones: una que atravesaba el desierto de
Atacama y otra por la región Valliserrana. La
Hombre. Desde los senderos a del desierto de Atacama tuvo en San Pedro
los caminos internacionales de Atacama su punto de llegada o de partida
con relación al sur de Chile. Este camino
La etapa anterior a la preeminencia de corría por la margen del salar de Atacama
la industria del salitre en la zona permite hasta Tilopozo y, desde ahí, apoyado en no-
asumir los ingentes esfuerzos de varios rias y vegas aisladas, discurría en los topóni-
cientos de años que el hombre destinó a re- mos de Puquios, Pajonal, Río Frío, Vegas de
lacionarse con el páramo. Los primeros Incahuasi, Aguas del Juncal, Agua del Carri-
hombres que se arriesgaron a deambular zo, Doña Inés, Agua del Panul, hasta conec-
por el territorio, abriendo los surcos de las tar con la finca de Chañaral hasta extender-
huellas pioneras, se localizaron entre los se hasta el río Copiapó.
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EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

El trazado del “Camino del Inca” en el de Tierra, Aguadita, Barras, Punta Negra,
desierto de Atacama se caracterizaba por Zorras, Pajonal, Puquios, Tilopozo, Quita-
tramos rectos en distancias de hasta treinta na, Tambillo y San Pedro de Atacama
kilómetros y cuando debía enfrentar acci- (Núñez, 1984: II).
dentes orográficos importantes, principal-
mente quebradas profundas, los constructo- Cabe destacar que los oasis del área
res y usuarios emplearon subidas en zigzag atacameña estaban conectados a través de
(Iribarren y Bergholz, 1971; Stehberg, 1995; senderos con todos los puntos cardinales.
Raffino, 2006). Prueba de ello fueron las vías desde Cala-
ma hasta Pica, en la región de Tarapacá. O
La conquista española reorientó el ser- los que desde la costa llegaban hasta Lípez
vicio de las vías con vista a la conectividad y La Paz, sea a través de Calama-Chiuchiu
con la riqueza de plata de la Villa de Poto- o por San Pedro de Atacama. O bien, desde
sí, en la Audiencia de Charcas (Bolivia) y, San Pedro de Atacama por Socompa hasta
además, aprovecharon de reglamentar su Antofagasta de la Sierra. Reconocido en su
uso y cuidado (González Pizarro, 2006). El época fue el llamado “camino de Ataca-
Mapa Geográfico de América Meridional, ma”, que desde la costa de Antofagasta
realizado por orden de la Corona española proseguía por Monte Jara, Salar del Car-
por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, en men, la Casa de Lata, Casa de Palo, Sur de
1775, consignó el denominado “Camino Cerro Negro hasta San Pedro de Atacama
real” que unía a San Pedro de Atacama con (Figura Nº 1).
Copiapó.
Al establecerse por el gobierno de Boli-
Entre los siglos XVII y XVIII las intensas via los asentamientos de Cobija o Puerto La-
relaciones mercantiles estrecharon los con- mar hacia fines del decenio de 1820, se
tactos entre los actuales territorios de Boli- planteó la necesidad de reconocer formal-
via, Chile y Argentina, y gravitó en la densi- mente las vías que debían unirlo con el alti-
dad del tráfico de los caminos. El plano. Cubrir la distancia de 188 leguas des-
movimiento de grupos de personas desde de Lamar o Cobija hasta Potosí, por medio
Bolivia privilegió los lugares de Chiuchiu y de un correo a pie, demoraba aproximada-
Calama, mientras que los de Salta y Tucu- mente 16 días. Incluso se había realizado el
mán prefirieron San Pedro de Atacama (Mar- trayecto hacia Oruro exigiendo solo 13 días
tínez, 1982). (Cajías, 1975). El recorrido era asistido por
maestros de postas que percibían derechos
Las antiguas rutas que servían de com- de peaje de un real por mula de carga y me-
plementariedad ecológica y económica en- dio real por cada dos burros (Arce, 1930).
tre las tierras altas y las bajas mantuvieron Hacia mediados de 1840 se constituyó el
su vigencia en la Colonia. Una de ellas era uso de carretas para la vía desde Cobija al
la que unía la ensenada de Cobija con el interior.
interior andino pasando por Chacance. En
su trayecto alcanzaba a Calama, Chiuchiu, Hacia 1851 José María Dalence, en su
San Pedro de Atacama, antes de acometer “Bosquejo Estadístico de Bolivia”, aportó
el paso por la puna hasta la provincia de noticias sobre las innumerables praderas,
Lipes. Esta vieja ruta caravanera –ya noti- llamadas “potreros”, donde se criaba gana-
ciada en el siglo XVI– en su trayecto desde do mayor y menor, que había entre el tránsi-
Cobija a Caspana dejó testimonios de sus to desde San Pedro de Atacama con direc-
usuarios con una variada distribución de ción hacia Tarapacá como con destino a
geoglifos. Copiapó.

También el desierto fue recorrido desde El ingeniero chileno Alejandro Bertrand


su extremo meridional costero en tiempos pudo reconocer diversos caminos en sus es-
coloniales y republicanos. El sendero se tudios del desierto y discutir las demarcacio-
extendía desde Taltal o desde Paposo y nes de localidades y rutas de los mapas le-
unía los puntos de Hueso Parado (Taltal), vantados durante el siglo XIX (Bertrand,
Cachiyuyal (próximo a Paposo), Cachinal 1885).
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Figura Nº 1
TRÁFICO DE RUTAS PREHISPÁNICAS ENTRE TIERRAS ALTAS Y LA COSTA, VIGENTE DURANTE LA COLONIA

Fuente: Núñez (1984).

El arrieraje argentino, cada vez más cre- del noroeste argentino. En 1863 se supo de
ciente, impulsó la apertura de la ruta que la propuesta de Juan Ramón Muñoz Cabrera
conectaría a San Pedro de Atacama-Valle de que no fue viable; nueve años después, la
Copiapó y Paposo, principalmente por la de Aguirre Zavala (Aguirre Zavala, 1871).
atracción minera del área Calera-Chañaral Hacia fines del decenio se concluyó un ser-
(Conti, 1993; 2006). vicio postal que empleó los caminos conoci-
dos, para conectar a Salta con Calama y
El gobierno de Bolivia decidió hacia me- desde ahí hacia Cobija, conformando dos
diados de la década de 1860 la construc- correos mensuales de a caballo.
ción de un camino para Cobija, dado el pa-
pel importante desempeñado como puerto Los descubrimientos de salitre y plata
de salida de las exportaciones agropecuarias entre los años 1857-1870 modificaron la vi-
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sión de la conectividad existente. Los servi- Durante la guerra del Pacífico, Antofa-
cios de carretas desde Antofagasta (fundada gasta fue el eje para varios caminos tanto
oficialmente en 1868) hacia la Pampa Cen- para el sur como para el norte e interior
tral se hicieron frecuentes. Los núcleos ma- del desierto. Un camino carretero se diri-
rítimos de Tocopilla, Mejillones, Cobija y gía al norte pasando por Mejillones del sur
Antofagasta fueron nodos de complejos ca- y termina en Punta Tames, para proseguir
minos, senderos y huellas que se disemina- “como senda de acémilas hasta el puerto
ron por entremedio de las quebradas hacia de Iquique” (Vidal Gormaz, 1880). Otro
los nuevos yacimientos mineros. Se sabe camino se orienta hacia el interior con
que el mineral de Naguayán estaba unido en destino el mineral de Caracoles; otro tras-
1870 con Mejillones por un buen “camino monta la quebrada del Agua de la Negra y
carretero”. En 1857 los hermanos Domingo se dirige al calichal de Aguas Blancas,
y Francisco Latrille organizaron la más nu- pasa por la quebrada de Mateo y se bifur-
merosa expedición de la época, abriendo la ca: un ramal sigue hacia Aguas Blancas y
senda costera que atravesó Chacaya, Meji- el otro va por la misma quebrada de Ma-
llones, La Chimba, se internó por la quebra- teo hasta llegar a la de Remienda. De ahí,
da del Salar del Carmen hasta llegar al Cerro una senda de mulas existe hasta la caleta
del Plomo, descubriendo el salitre en la re- Blanco Encalada.
gión de Antofagasta.
La importancia de Mejillones y su nexo
La atracción ejercida por los nuevos re- con Antofagasta quedó reflejada en los tres
cursos minerales en explotación fomentó la caminos que lo unieron con el Morro, que
creación de las llamadas caravanas de ca- el ingeniero André Bresson (Bresson, 1997),
teo, que abrían huellas en pos del recono- describió en la segunda mitad del siglo XIX.
cimiento de nuevos yacimientos y vetas. Uno de ellos era un sendero estrecho y es-
Una de estas, dirigida por Díaz Gana, des- carpado que nacía cerca del pueblo; otro,
cubrió el mineral de plata de Caracoles en que delataba mayor antigüedad, por estar
1870. La noticia estimuló un tráfico inusita- casi hecho, era empleado por los carreto-
do en las 63 leguas que separaba a Cobija nes; y el tercero, calificado de grande y be-
de Caracoles, atravesando Culupo, Miscanti llo, se localizaba al oeste del Morro de Mo-
y Calama. reno.

Determinados hombres públicos nacio- El desarrollo de la industria salitrera en


nales, como José Victorino Lastarria (Lasta- la depresión intermedia entre 1880 a 1934,
rria, 1871) o Aurelio Lastarria (Lastarria, cuando se cierra el ciclo histórico del mode-
1880), confiaron que el mineral de Caraco- lo Shanks en el desierto de Atacama, tradujo
les irradiara una nueva sociedad en el de- una modificación sensible en las vías terres-
sierto de Atacama, en la visión de José Vic- tres (González Pizarro, 2003; Bermúdez Mi-
torino, bajo el lema de Comte, “Orden y ral, 1966).
Progreso”, mientras que Aurelio fijó su aten-
ción en las vías de comunicación ligadas a A la espontaneidad de los senderos para
la industria salitrera y argentífera. aproximar distancias en los arenales se pasó
a la complejidad de los tendidos ferrovia-
Los nuevos minerales incrementaron el rios. Se exigió un mayor cuidado puesto que
mayor uso de las carretas. José Santos Ossa el tramado de vías podía fomentar monopo-
trajo las primeras para sus negocios bajo la lios entre los centros productivos, los recur-
razón social de “Sociedad Exploradora del sos hídricos y los ferrocarriles, como se esta-
Desierto de Atacama”. Para mediados de la ba observando en la región de Tarapacá
década de 1870 se armaron las carretas de- (Sagredo, 2001).
nominadas “de huella”, que podían sopor-
tar grandes pesos de mercaderías y de pasa- El explosivo desarrollo de la industria
jeros, originando en la ciudad de del nitrato de sodio transformó el despobla-
Antofagasta en 1874 la primera “Empresa do. Decenas de oficinas salitreras fomenta-
de Carretas de Antofagasta”, una sociedad ron la inmigración de mano de obra y la
germano-chilena. eficiencia de la conectividad con los puer-
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tos. Los cantones salitreros se cubrieron de provincia. A esto se agregó la habilitación


caminos: el cantón del Toco, que agrupaba del puesto público del denominado ingenie-
las oficinas próximas al puerto de Tocopi- ro civil de la provincia que vino a mejorar, a
lla; el cantón Central que reunía las usinas partir de la segunda década del siglo XX, las
calicheras entre los pueblos de Baquedano posibilidades de estudio, aprobación y fisca-
y Sierra Gorda; el cantón de Aguas Blancas lización de los materiales de construcción
que junto con el Central o Cantón bolivia- de las nuevas rutas. Desde mediados de la
no, sacaba su producción por el puerto de década de 1910, el funcionamiento del mi-
Antofagasta y, finalmente, el cantón de Tal- neral de cobre de Chuquicamata exigió la
tal, vinculado al puerto homónimo, conta- adecuación de las vías para la introducción
ron con una red tanto de huellas para ca- de la mecanización y el uso intensivo de ve-
rretas como de caminos, que los hículos pesados motorizados. Lo mismo
comunicaba con otras oficinas de la misma aconteció diez años después en las faenas
empresa salitrera. salitreras. Era el símbolo del modelo Gug-
genheim que se imponía en la minería cu-
La anotada relación constituyó una do- prífera y salitrera.
ble inflexión en la pampa calichera, consti-
tuyendo un condicionamiento histórico to- Lo observado en el hinterland también
davía vigente: todo poblamiento fue se repitió en la capital provincial con el
precedido por las huellas de los cateadores arribo de los nuevos automóviles y omni-
o baqueanos, después por los senderos/ca- buses hacia 1916. El adoquinado del casco
minos que conectaban los mantos de cali- histórico de la urbe cedió paso gradual-
che con las usinas. Esta fue la primera in- mente a una mayor anchura de los trazados
flexión. Todo cambio en los precios de las de sus arterias y al reemplazo del material
transacciones, cotizaciones, saturación de por el asfalto.
mercados o más dramáticamente la baja ley
de los nitratos, se tradujo en la paralización La Ley de Caminos del 5 de marzo de
de la explotación y el cierre de la oficina sa- 1920 determinó una clasificación de las vías
litrera y sus efectos derivados: el despueble en tres órdenes: caminos de primera, segun-
de las faenas, el desmantelamiento de los da y tercera categoría, de acuerdo con los
campamentos y centros de elaboración y la materiales empleados y a la importancia que
soledad sobre las marcas de las ruedas de implicaba la unión entre localidades de ma-
carretas y camiones. Fue la segunda in- yor significación que otras.
flexión.
Si se observa la distribución de los cami-
De esta manera, la discontinuidad espa- nos de primer orden hallamos que en el de-
cial derivada de la existencia de escasos partamento de Tocopilla existía una ruta en-
nodos urbanos, al interior Calama-Chuqui- tre su capital y el pueblo del Toco, surgido
camata y en la costa Antofagasta, Tocopilla, en 1906, con sus 60 km; la que unía a Qui-
Taltal, Mejillones, significó –y ha significa- llagua con Sierra Gorda a través del Toco y
do– el uso o desuso de caminos en conso- Chacance, con una longitud de 157 km. En
nancia con los cambios en la industria y en el departamento de Antofagasta se localiza-
la demografía del hinterland. La crisis de la ban cuatro caminos, el de Antofagasta a Bo-
industria salitrera produjo la desarticulación livia por Ollagüe, con 460 km; de Antofa-
de caminos secundarios o sufragáneos de gasta a Mejillones por la costa, con 62 km;
los principales, dejando a la vista las marcas de Antofagasta a Coloso, poblado surgido al
del tránsito de vehículos que esporádica- sur de Antofagasta hacia 1906, con 14 km;
mente se internan hacia los denominados de Aguas Blancas a Santa Catalina, con
“pueblos fantasmas”. 120 km. En el departamento del Loa se tenía
el camino de Calama a Chuquicamata con
La mayor preponderancia del Estado sig- una extensión de 20 km; el departamento de
nificó una contribución a la red vial regio- Taltal contaba con cuatro caminos, eviden-
nal. La Ley Nº 2.878 del 8 de febrero de ciando todavía la fortaleza de su industria
1914 aportó los fondos imprescindibles para minera: el de Taltal a Santa Catalina, con
la reparación general de los caminos de la 114 km; el de Taltal a Estación “Altamira”,
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 31
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

sección Brea a Altamira, que se extendía por ción mecánica en las actividades mineras
80 km; el de Estación “Altamira” a Santa Ca- definió la situación, suscitada por la even-
talina con 75 km, y por último, el de Santa tualidad planteada por un decreto del Minis-
Luisa a Estación Agua Verde, con 30 km (Va- terio del Interior de 22 de abril de 1932
lenzuela, 1926). (González Pizarro, 1999).

El total de kilometraje que evidenciaba Los efectos de la crisis fueron a veces pa-
la provincia era de 2.978 km, distribuidos radójicos: mientras se ampliaba el parque
en 1.313 km de caminos de primer orden, automotriz de Antofagasta, en 1932 se cerró
350 km de segundo orden y 1.315 de tercer el puerto de Coloso, que generó una caída
orden, haciéndose notar que existían carre- del tráfico de carga, mas no el de pasajeros
teras dignas de mención, como la que unía en esa ruta costera. Hacia mediados de la
Calama-Chiuchiu; Tocopilla-Cobija con el década de 1930, superadas las secuelas de
Toco; Blanco Encalada, Paposo y Taltal y Ca- la crisis, se observó un renovado uso del ca-
chinal y otras que eran meras sendas o rutas mino de Huaytiquina a Calama como tramo
troperas que no merecían la calificación de internacional con destino hacia Argentina.
carreteras (INTER-AMERICA, 1924). En el mismo periodo adquirió relevancia
como eje caminero el pueblo de Pampa
Este nuevo panorama de modernización Unión, creado en 1911, pues se transformó
que exhibía la región se proyectó hacia como indicador del tráfico y uso del camino
otras obras de infraestructura vial. Prueba principal de Antofagasta hacia la pampa sa-
de ello fue la publicación por la Dirección litrera. Un informe del año 1934 refiere de
General de OO.PP, Inspección de Caminos un tráfico diario de 72 vehículos, donde un
y Puertos del Boletín de Caminos, a partir 64% era de vehículos de carga; le seguía el
de 1927, continuada desde 1930 por la Re- trayecto Antofagasta-Tocopilla con 63
vista de Caminos. Otra expresión fue la vehículos, pero el 77% era de vehículos de
dictación de la Ley de Caminos Nº 4.851 pasajeros. Incluso el eje Calama-San Pedro
del 10 de marzo de 1930, que clasificó los de Atacama-Toconao mostraba un 60% del
caminos en públicos y privados, reglamen- tráfico de vehículos de carga (A.I.A, 1934a:
tando solamente los primeros y dividiéndo- 147).
los en internacionales, nacionales y regio-
nales; en los nacionales distinguió dos La fundación del pueblo de Baquedano
categorías, los que unían entre sí a las ca- en junio de 1926 proveyó al Ministerio de
pitales de provincias y las vías fluviales y Fomento, del que dependía todo lo relativo
los que comunicaban a los primeros con a obras públicas, de un nodo que tendría
los puertos de navegación. Según donde es- crucial significación –informaba el ingeniero
tuviesen localizados en urbanos y rurales y de la provincia en oficios de junio y julio de
respecto a la naturaleza de los materiales, 1926– para el tramado de los ferrocarriles y
en pavimento superior, estabilizados y ri- también para la medición de la frecuencia
piados y de tierra. En cuanto al ancho de la vehicular, al ir perdiendo importancia Pam-
calzada los dividía en carreteros y troperos pa Unión (A.I.A, 1926: 46).
y en lo que concernía al tránsito en perma-
nente y de temporada. Se debe resaltar que el Departamento de
Caminos de la Dirección General de Obras
Las vías principales que conectaban a las Públicas contaba con variados puntos de
capitales departamentales –Tocopilla, Cala- observación de la red caminera de la zona,
ma, Taltal– calificaron como estabilizadas, en base a los campamentos permanentes de
no faltando sectores de tierra y reuniendo el cuadrillas de servicios de camino disemina-
mayor kilometraje. dos en las diversas rutas de la provincia.
Dentro de sus observaciones no hubo regis-
La crisis económica mundial que coinci- tros del uso de las vías mencionadas por ve-
dió con la crisis salitrera regional en el bie- hículos de tracción animal.
nio 1930-1931 llevó a plantearse el uso de
la tracción animal para ahorrar combustible. Las rutas principales se mantenían en
Empero, la realidad del empleo de la trac- buen estado y las secundarias mostraban
32 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

condiciones regulares, principalmente en quedaba materialmente exento de toda


las conexiones entre localidades muy pe- atención (Bull, 1957).
queñas, como ser Varillas a Paposo, Rica
Aventura a Hilaricos, Rica Aventura-Qui- En la década de 1960 se construyó la
llagua, o María Elena-El Toco, incluso Carretera Panamericana, convirtiéndose en
Pampa Unión-Sierra Gorda, que arrojaba el eje de estructura caminera de la provin-
una cuarta parte de las rutas secundarias cia. A ella se conectó en 1961 el mineral de
en malas condiciones. Los que unían a Mantos Blancos a través de la vía caminera
San Pedro de Atacama- Toconao o el cami- que une Baquedano con Antofagasta.
no del lago Ilimae a Alto Inca, eran califi-
cados como malos. El panorama de la red caminera basada
en la comunicación del hinterland con los
El interés mayor en las obras públicas era puertos forjó una red territorial tipificada de
dejar en óptimas condiciones la red camine- tipo de estructura espinal y semidendrítica,
ra que unía a los centros productores con dado que su expansión fue a partir de la
los puertos de embarques. Y en ello coinci- existencia de recursos minerales en áreas
dían los intereses de los empresarios salitre- del interior y de desvío desde el camino lon-
ros, los comerciantes de Antofagasta y Toco- gitudinal hacia otros lugares (Muñiz Solari,
pilla y las autoridades departamentales y de 1985).
la provincia.
La calificación de los caminos interna-
Durante el segundo gobierno de Alessan- cionales, nacionales y regionales permitió
dri Palma hubo modificaciones a la Ley de sopesar la importancia de la ruta del paso
Caminos, reforzando el papel estatal en de Huaytiquina, y más tarde, de Jama para
afianzar la red de vías asfaltadas. Consigne- unir las localidades chilenas con las ar-
mos que una última reforma en tal sentido gentinas del noroeste. En la década de
se recogió en el DFL 206 del Ministerio de 1920 un pionero, Oscar Orchard, unió con
Hacienda del 5 de abril de 1960 que en lo su automóvil el trayecto entre Antofagasta-
grueso, conservó la clasificación de caminos Salta. Su proeza fomentó el uso de la ruta
establecida en 1930. por Huaytiquina que hacia 1947 era ya un
camino consolidado (El Abecé, 1947). La
La normativa concerniente a la anchura otra opción, dependiendo de las condicio-
de los caminos públicos obligó a la Munici- nes climáticas, fue Jama. Una alternativa
palidad de Calama, a partir de 1943, a con- fue la senda de Zapaleri que, desde anta-
venir con la Chile Exploration Co., la em- ño, había sido aprovechada por los arrie-
presa dueña del mineral de Chuquicamata, ros argentinos.
una acción mancomunada, donde también
se involucró la Dirección de Pavimentación, El paso de Jama en la actualidad conver-
para mejorar la ruta existente entre Calama tida en el camino principal que une a ambas
y Chuquicamata. En 1951 se dio inicio a la naciones vio transitar la primera caravana
construcción de un nuevo camino. La gra- de automóviles argentinos, en septiembre de
dual transformación de Calama en ciudad 1967, desde Jujuy hacia Calama (Cabezas,
dormitorio de Chuquicamata también ayudó 1999).
a la incorporación del asfalto en sus calles
principales, desde mediados de la década La actividad costera: caletas,
de 1940.
muelles y puertos
El crecimiento de la red caminera hacia
fines de la década de 1950 había alcanza- Las caletas de los indios changos dieron
do los 3.500 km, distribuidos en 688 km muestras del conocimiento intuitivo que so-
asfaltados, 1.528 km ripiados o estabiliza- bre las bahías abrigadas mostraron los pue-
dos y 1.274 km de suelo natural. Del total, blos marítimos del norte; fueron bahías pro-
un 20% requería mínima conservación, un tectoras de los vientos y benefactoras de
40% una conservación permanente, un recursos del mar. Posibilitaron la transforma-
10% una en forma periódica y un 30% ción de los elementos de la fauna marina en
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 33
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

utensilios para el hombre –el arpón, las pie- con una nueva planta de su población y con
les de lobo marino– y dieron cuenta de la el establecimiento de las maestranzas del
técnica arcaica de la pesca y de la embarca- Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia
ción, cuyo mejor testimonio fue la construc- (F.C.A.B.). En la década de 1920 contaba
ción de la balsa de cuero del mamífero con ocho muelles: N° 1 y 8 de la empresa
acuático (Núñez, 1979; Bittman, 1977). La Gibbs & Co.; N° 3 de The Pacific Steam Na-
existencia de excedentes en pescados y ma- vigation Co.; N° 4 y 5 del F.C.A.B; N° 6 y 7
riscos les permitió a los changos hacer true- de la empresa Buchanan Jones & Co (Swett,
que con los pueblos del interior, fundamen- 1924).
to de las rutas transversales de la
costa-interior. El viajero francés Alcides Al despuntar el siglo XX, antiguas caletas
D’Orbigny las observó en 1830 (D’Orbigny diseminadas a lo largo de la costa de la pro-
y Ballesteros, 1958). vincia proseguían con sus actividades, a ve-
ces ligadas a las faenas portuarias modernas,
Los hispanos al tener noticias de tales otras preservando usos de tecnologías de an-
caletas los llevó a emplazar los primeros taño o manteniendo la sobrevivencia de re-
asientos portuarios, como Santa María Mag- ductos de changos, como eran:
dalena de Cobija en tiempos coloniales, más
tarde rebautizada como Puerto Lamar, al A 25 millas al sur de la desembocadura
norte del trópico de Capricornio, y Paposo del río Loa se situaba la caleta Paquica o
hacia los límites meridionales del desierto San Francisco; al sur de Tocopilla estaba la
de Atacama. caleta Guanillos o también llamada Gua-
nillo del Sur; a cuatro millas de esta loca-
Cobija albergó a la comunidad de chan- lidad se hallaba Gatico; entre Cobija y
gos y como tal mereció una atención ecle- Mejillones se localizaban las caletas de
sial; hacia fines del siglo XVIII se alzó como Tames, Michilla y Gualaguala; a ocho mi-
un eje importante de las comunicaciones llas al sur de Mejillones se encontraba He-
hacia Copiapó, teniendo una vinculación rradura de Mejillones o de Choros; al sur
marítima con Coquimbo, de modo irregular, de esta y a ocho millas las caletas Bandu-
como también hacia San Pedro de Atacama rria, Errázuriz y un poco más al sur la ca-
(Bittman, 1980). Cobija fue declarado puer- leta Constitución.
to menor en 1865.
La bahía Moreno o de San Jorge resguar-
Antes del surgimiento de Antofagasta, daba las caletas de Barranca, Abato, Chim-
Cobija fue el puerto principal de Bolivia de ba. La caleta Bolfin estaba a una y media
todo género de mercaderías con destino a milla al norte de Morro Jara. Y aproximada-
las ciudades de Potosí, Chuquisaca, Tupiza mente, a veinte millas al sur de este pro-
(Vidal Gormaz, 1884). montorio, se encontraban las caletas Agua
Dulce y Agua Salada. A seis millas de esta
Fue en el transcurso del siglo XIX cuando última se encontraba el puerto de Cobre y a
emergieron los principales puertos que se ocho millas al sur la caleta Blanco Encalada
mantienen hasta hoy. En la década de 1840 o Remiendo. La caleta Botija se localizaba a
se hizo el reconocimiento de las guaneras nueve millas al sur. Cuatro millas con direc-
de Mejillones. Mejillones en octubre de ción sur de Botija la caleta Colorada, que
1857 era elevado a puerto menor. A media- poseía atracadero para lanchas y botes, y
dos de 1860 comenzó a poblarse de modo más al sur, a seis millas de la Punta Panul, se
sistemático. Fue fundado oficialmente por levantaba el poblado de Paposo. En la bahía
Bolivia el 25 de enero de 1867. de Nuestra Señora, además de Taltal, se lo-
calizaban las caletas de Oliva o Cascabeles
Después de la guerra del Pacífico, Meji- y Hueso Parado. Cifuncho fue la última ca-
llones fue perdiendo tanto el potencial de su leta de la provincia, al sur de Taltal (Espino-
riqueza guanera como de la importancia za, 1903).
como puerto: en agosto de 1888 dejó de ser
puerto menor. Sujeto a los vaivenes econó- Es importante indicar que Mejillones
micos, fue refundado en 1906, contando pudo conciliar tanto los intereses británicos
34 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

de The Antofagasta (Chili) and Bolivia ministró un fuerte impulso por medio del
Railway Company Limited, que emplazó su mejoramiento de su puerto.
maestranza como del Estado chileno para
dar una solución a las dificultades por las Taltal se integró como puerto en 1852 y
que atravesaba Antofagasta. su significación fue ser la única salida de
exportación de la producción salitrera del
Expresivo fue el informe del ingeniero cantón de Aguas Blancas.
Emilio de Vidts, encargado por el Gobierno
y la Armada para tal propósito: Antofagasta fue poblada por Juan López
en 1866 y en 1868 fundada de manera ofi-
“La idea de abrir nuevamente el puerto cial, imponiéndose rápidamente como el
de Mejillones ha sido indicada muchas ve- puerto principal de la zona del desierto
ces desde el abandono de este puerto, i lo (Arce, 1930; Bermúdez, 1966; González Pi-
que ha determinado su realización, ha sido zarro, 1980, Benavides et al., 1994).
la situación aflictiva porque ha atravesado el
puerto de Antofagasta en estos últimos tiem- Antofagasta desplegó su actividad por-
pos. En efecto, la situación desesperada del tuaria por medio de muelles particulares y
comercio de Antofagasta es tan conocida de privados, los cuales funcionaron hasta bien
las autoridades como del público… El puer- entrado el siglo XX por medio de lanchones,
to de Antofagasta por sus pocas comodida- los denominados “lanchones maulinos”, que
des tanto naturales como artificiales, no posibilitaron el embarque y desembarque de
puede hoy día dar abasto al enorme incre- pasajeros y mercaderías, dado que los mue-
mento que ha tomado, i hoy día el rendi- lles estaban emplazados en la Poza o dárse-
miento de sus instalaciones ha llegado al na, que medía quinientos metros de norte a
máximum, necesitándose en consecuencia sur y 350 metros de este a oeste, con un
ensanchar estas instalaciones de una manera fondo variable entre tres y seis metros, lo
rápida” (De Vidts, 1906: 8). que impedía el acceso a barcos cuyo calado
fuera superior a tres metros y medio (Vidal
Tocopilla evolucionó desde caleta de Gormaz, 1881).
pescadores de changos, denominada Bahía
Algodonales en el siglo XVII, hacia un Los muelles estuvieron conectados con
puerto que fue consolidándose en 1843 al las instalaciones industriales salitreras.
ritmo de las faenas mineras y de la explota-
ción del guano; se vio afectado en 1877 El primer muelle de Antofagasta se cons-
por un terremoto y maremoto al igual que truyó en 1875, teniendo un largo de ciento
Cobija. treinta y siete metros y un ancho de diez a
catorce, y una altura cercana a los dos me-
En 1909 la significativa producción sali- tros sobre la alta marea. Sirvió a las opera-
trera del cantón del Toco, cuya salida era To- ciones militares del conflicto de 1879-1883
copilla, coadyuvó a la construcción de un y fue reparado en 1890.
muelle de atraque para embarcaciones ma-
yores (Rossi, 1993). Cuatro años después, En el curso de los acontecimientos béli-
The Chile Exploration Co., instaló su planta cos fueron levantados otros muelles. El Mi-
eléctrica, reforzando su importancia para el raflores se construyó producto de la conce-
hinterland cuprero. sión hecha a Rafael Barazarte en 1881 y que
todavía permanece en la antigua Poza. Su
A mediados de 1920 Tocopilla exhibía extensión es de 172 m por 13 m de ancho.
un conjunto de muelles de cierta importan- A fines de 1882 se construyó el muelle de
cia: Phoenix Mining de la Cía. Minera de To- Bellavista, vinculado a la Compañía Benefi-
copilla; los muelles 1, 2 y 3 de la Anglo Chi- ciadora de Metales, y más tarde adquirido
lean Railways Co., y Bellavista Norte y Sur por la Compañía de Ferrocarriles, que le
de la Cía. Salitrera Tocopilla. hizo modificaciones alcanzando una exten-
sión de 150 m. A fines del siglo XIX esta úl-
El gobierno de Ibáñez, por medio de la tima empresa acometió la construcción de
Ley N° 4.525, del 7 de enero de 1929, le su- un malecón de ciento quince metros.
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 35
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

The Lautaro Nitrate Co. obtuvo la autori- La densidad del tráfico de exportaciones
zación de contar con su muelle en 1913 y de nitrato en todos los puertos de la provin-
construyó uno de 60 m de largo por 8 m de cia obligó al Gobierno a fijar un plan gene-
ancho. Este se vino a unir a otro construido ral de mejoramiento que se encargó a la Co-
tres años antes por The Pacific Steam Navi- misión de Puertos, vía Ley N° 2.390 del 7
gation Co., de 115 m de largo por 14 m de de septiembre de 1910. Los puertos de To-
ancho. copilla, Antofagasta, Taltal y Mejillones fue-
ron incorporados a dicho plan.
En 1921 la empresa West Indian Oil Co.
levantó el muelle El Cobre, de 64 m de lar- El informe de la Comisión de 1913 fue
go por 4 m de ancho. clave en la decisión del Gobierno de cons-
truir un puerto artificial en Antofagasta en
A mediados del decenio de 1920 el pa- 1916. Era el segundo en importancia des-
norama de los muelles en pleno renacer de pués de Valparaíso; pero si se consideraba a
la industria del salitre era de cambios de Mejillones y Coloso, Antofagasta quedaba
dueños y construcción de otros: Ilabaca de en primer lugar, seguido de Iquique, Pisa-
la firma Ilabaca, Espinoza & Co., Salitre de gua, Taltal, Tocopilla y Valparaíso.
la Cía. Salitre de Antofagasta, Bellavista y
Ferrocarril del F.C.A.B., Lewis de la firma En la acción gubernativa pesó la riqueza
Lewis & Co., Miraflores de The Nitrate minera y la conectividad existente, incluido
Agencies, Barnett de la firma Barnett & Co., el ferrocarril internacional a Bolivia y, por
y Yungay de la Sociedad Marítima Muelle cierto, los tipos de naves que recalaban en
Yungay. Antofagasta: buques a vapor para el comer-
cio exterior, buques a vapor para el comer-
Hacia 1934 los muelles todavía presen- cio de cabotaje, veleros del comercio exte-
taban un relativo estado de conservación y rior y veleros del cabotaje (Claro Solar et al.,
las concesiones de los muelles P.S.N.C, Mi- 1913).
raflores y El Cobre estaban próximas a cadu-
car, detallaba la memoria de la Goberna- La construcción del puerto, iniciada en
ción Marítima de Antofagasta. junio de 1920, encontró dificultades en
cuanto a las canteras para las obras de
Hemos visto que la refundación del atraque, que se concluyeron en 1927, y
puerto de Mejillones fue una respuesta par- fue inaugurada por Ibáñez del Campo a fi-
cial al colapso de la actividad marítima de nes de 1928. Una de sus piezas principa-
Antofagasta. En sesión extraordinaria de la les fue la construcción de la gigantesca
Cámara de Diputados, del 21 de enero de grúa Titán por la empresa Baburizza Laga-
1904, se denunció que los “malecones se rrigue y Cía (Reyes, 1928), para el traslado
han ido destruyendo sin hacerse el menor de los bloques, y que hoy se puede admi-
trabajo que hubiera impedido la pérdida to- rar en el parque de acceso al puerto de
tal de las gruesas sumas que ahí se han gas- Antofagasta.
tado” (Cámara de Diputados, 1903).
El puerto artificial, conocido como el
La implementación del puerto de Coloso Molo Fiscal, contó con una superficie de
tampoco fue una solución. Coloso contó 30.000 m 3 de aguas abrigadas y 40.000
con un malecón inicial de treinta metros y m 2 de terrenos para atender simultánea-
más tarde de treinta y cinco metros, que el mente nueve navíos (Panadés y González,
Gobierno autorizó a la empresa Matías 1998). En 1932 la empresa Baburizza La-
Granja el 25 de septiembre de 1902, y pos- garrigue y Cía. entregó terminados los
teriormente en agosto de 1904 y junio de Molos del Sur y Occidental; las obras in-
1906. Fue un malecón que estuvo destinado conclusas del Molo del lado de tierra y la
a la producción salitrera de Aguas Blancas. explanada y malecones del Molo Occi-
La sucesión de Matías Granja enajenó en dental pudieron avanzar por el acuerdo
octubre de 1908 el ferrocarril y el puerto de entre el Estado y las empresas constructo-
Coloso a W.R.Grace y Cía (Sociedad Anóni- ras del puerto sobre la forma de pago de
ma, 1930). las deudas en febrero de 1935. Recién en
36 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

1952 estuvo en operatividad integral to- gasta recibió 1.640 naves; Taltal, 931; Toco-
das las instalaciones portuarias. pilla, 718; Mejillones, 382, Gatico, 178 y
Coloso, 45 (Inter-América, 1924).
Se debe acotar que el esplendor de los
puertos de la provincia estuvo ligado a la Sin embargo, estos guarismos positivos
fortaleza de la actividad minera y comercial. comenzaron a declinar después de 1930,
Hacia 1911, Gallardo Nieto (1911) hacía siendo este año el del cenit en el flujo de
notar que una diferencia entre las provincias pasajeros embarcados en todo el periodo
de Tarapacá y Antofagasta era el número de que se extiende hasta 1960 (Cuadro Nº 1):
puertos destinados a la exportación del sali-
tre: Tarapacá tenía cuatro puertos (Iquique,
Junín, Pisagua y Caleta Buena) y Antofagasta Cuadro Nº 1
cinco (Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, FLUJO DE PASAJEROS EMBARCADOS
Coloso y Taltal).
Año 1930 1940 1950 1960
En cuanto al rubro mercantil, este tuvo
una importancia en el cabotaje del abasteci-
Tocopilla 6.917 1.464 199 20
miento regular de productos agropecuarios,
toda vez que las líneas de navegación inter- Antofagasta 14.515 7.129 5.178 1.895
nacional hacían recaladas regulares en Taltal 2.853 770 24 0
ellos, viéndose afectado las poblaciones res-
pectivas cuando no contaron con apoyo gu- Fuente: Miranda (1962).
bernamental.

Un oficio del gerente de la Compañía Coincidente con esta importancia de los


Sudamericana de Vapores al director del Li- puertos del desierto de Atacama existió ma-
toral del 10 de noviembre de 1934, relacio- yor concurrencia de compañías de navega-
na claramente el nexo de los puertos-abaste- ción tanto extranjera como nacional, como
cimiento- navíos: lo evidenció Antofagasta.

“Si bien es verdad que las oficinas de Entre las empresas chilenas figuraban la
María Elena y Pedro de Valdivia son servi- Compañía Sudamericana de Vapores,
das por el puerto de Tocopilla, las frutas tro- C.S.A.V., pionera desde el siglo XIX, que
picales que traen nuestros vapores bien pue- mantuvo un servicio regular desde el sur los
den ser enviadas por el puerto de días lunes y desde el norte los días jueves,
Antofagasta… cualquier demora en el trans- transportando carga y pasajeros. R.W. James
porte de la fruta hace que ésta madure antes y Compañía hacía un recorrido quincenal
de llegar, motivo éste que nos obliga a acor- cubriendo entre Valparaíso e Iquique. La So-
tar los viajes y sacrificar algunos puertos. ciedad Anónima Marítima Chilena poseía un
Naturalmente que si hubiera algún incentivo servicio fijo semanal desde el sur y desde el
(en materia de alza de las tarifas) para una norte, dedicándose al transporte de pasaje-
escalada a Tocopilla, se podría estudiar” ros. La Sociedad Comercial Braun y Blan-
(A.I.A., 1934b). chard aportaba un servicio semanal de
transporte de pasajeros. La Sociedad Anóni-
La importancia de los puertos de la pro- ma Torres, la Ward. Ltda., la Compañía de
vincia de Antofagasta se vio reflejada en la Navegación Interoceánica, la de Martínez,
designación de “Prácticos de 1° Clase” Pereira y Cía. Ltda., la Sociedad Industrial
para Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, Co- de Aysén y los Armadores Latorre y Tronco-
loso y Taltal, según disponía el reglamento so, hicieron un servicio irregular que varia-
de la Ley de Cabotaje del 4 de agosto de ba de quince a treinta días transportando
1922. carga y pasajeros.

La jerarquía de los puertos hacia 1926 Otras compañías de vapores fueron Arti-
también guardó relación con la cantidad de gas Riofrío y Co., Bohórquez y Cía., O. Pin-
buques que fueron servidos en ellos. Antofa- to y Cía., Compañía Nacional de Vapores,
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 37
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

Alb-Haverbec y Cattavara & Aguirre. La lí- 1877 desde Mejillones no prosperó por el
nea de vapores de González, Soffia y Cía. se desastre natural del 9 de mayo del mismo
destacó en la compra y distribución de fru- año (Arce, 1930).
tos del país y harina con destino hacia las
oficinas salitreras. El material acopiado fue utilizado para
establecer el Ferrocarril Urbano de Antofa-
Entre las empresas internacionales sobre- gasta, del cual Eleazar Miranda fue su prin-
salían The Pacific Steam Navigation Com- cipal promotor en 1893. El Ferrocarril Urba-
pany, con un servicio regular en Antofagasta no de Antofagasta constituyó un gran aporte
y Mejillones. Grace Line laboraba con dos a la movilización citadina, pues entre 1901
líneas de vapores y recalaba cada quince y 1907 transportó desde medio millón a un
días en Antofagasta con pasajeros y carga. millón trescientos cuarenta y seis mil pasa-
La Compañía de Navegación Italia (Societá jeros. Fue un tranvía de tracción animal.
Nazionale di Navigazione, de Génova) con Nunca fue electrificado y dejó de funcionar
un servicio regular mensual, mientras las en 19143.
Compañías de Navegación Alemanas (Cos-
mos) tenían dos líneas de navegación que Con el fin de las operaciones bélicas en
llegaban mensualmente a Antofagasta, con 1884 y la posición de Chile como soberano
pasajeros y carga. La Compañía Real Holan- del desierto de Atacama, se asistió a una
desa de Vapores (Royal Netherlands West verdadera agitación por parte de particula-
India Mail) y la Compañía Francesa de Na- res por solicitar concesiones al gobierno
vegación (Compagnie Générale Transatlanti- para la construcción de líneas ferroviarias
que), así como la Compañía Japonesa de con la finalidad de unir las oficinas salitre-
Navegación (La Toyo Kisen Kaisha) cubrían ras y otras labores mineras con los puertos
con un servicio irregular tanto el transporte de la provincia de Antofagasta.
de pasajeros como el embarque de produc-
ción de minerales. Esta compañía abrió en Si se examinan las sesiones de la Cámara
1906 la ruta entre Iquique y los puertos de Diputados encontraremos que los años
asiáticos, y fomentó la inmigración china en 1884, 1887, 1893, 1895 y 1899, por citar
el Norte Grande. algunos, exhibieron la efervescencia consig-
nada4.
Después de la Segunda Guerra Mundial,
el friso portuario de la provincia cambió por
la desaparición de las grandes compañías 3 Allen Morrison ha puntualizado que, después de
navieras europeas. la Primera Guerra Mundial, “Antofagasta fue la
más grande ciudad chilena sin tranvías y la ciudad
que nunca tuvo un tranvía eléctrico, (pero) es la
Tecnificando el suelo árido. única ciudad chilena que ha preservado conscien-
La red ferroviaria 4
temente un tranvía” (Morrison, 1992).
S.E. del 7 de enero de 1884 para la construcción
del FF.CC. de Antofagasta hacia Aguas Blancas;
Cuatro años más tarde de ser fundada S.O. del 27 de diciembre de 1887 el proyecto de
Antofagasta, se estableció en octubre de FF.CC. entre Pampa Alta y San Pedro de Atacama,
1872 la Compañía de Salitres y Ferrocarril sin perjuicio de la concesión hecha en enero de
1884 a la Cía. de Salitres y Ferrocarriles de Antofa-
de Antofagasta. A fines de ese año, inició la gasta; S.E. del 16 de agosto de 1889 solicitud de J.
construcción de la vía férrea hacia el Salar Phillips para construir un FF.CC. a vapor entre An-
del Carmen. Con ella comenzaba una vasta tofagasta y Aguas Blancas; S.E. del 16 de octubre
y compleja relación entre la industria sali- de 1893 autorización a Carlos A. Watters de cons-
truir una línea férrea tomando como punto de parti-
trera y los ferrocarriles.
da el kilómetro 20 del actual FF.CC. de Antofagasta
a Bolivia; S.O. del 4 de junio de 1895 para cons-
En efecto, la concesión de los señores truir un FF.CC. del Toco a Tocopilla; S.O. del 1 de
Wattson y Meiggs por el gobierno de Bolivia septiembre de de 1897 concede autorización a José
en julio de 1872, después de fracasar otra Antonio Moreno para construir y explotar un
FF.CC. que una el puerto de Paposo con el mineral
propuesta de mayo de 1871, no avanzó mu- del Desierto; S.O. del 31 de agosto de 1899 donde
cho, y en julio de 1877 la administración de se examina la solicitud de Enrique Barra para cons-
La Paz rescindió el contrato. Otra idea en truir un FF.CC. de vapor desde el mineral de Chu-
38 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

En enero de 1890 el Presidente Balmace- pertenencia “Atacama” y “Refresco” en fe-


da autorizó a dos empresas para construir lí- brero de 1893 en la zona de Taltal despertó
neas ferroviarias en la provincia de Antofa- recelos de terceros (Cámara de Diputados,
gasta. Las arduas discusiones parlamentarias 1982). En este sentido, la producción legal
mostraron nítidamente la compleja relación pertinente favoreció a las empresas ya esta-
entre los negocios y la política5 y, también, blecidas. La Ley N° 1.437 del 18 de enero
los intereses del Estado por la seguridad na- de 1882 autorizó a los señores Juan Basterri-
cional6. De igual modo, los intereses entre ca, Juan C. Vera y Francisco Miranda para
particulares por ampliar sus concesiones, construir un tren a vapor que una el puerto
donde empresarios nacionales, como Daniel de Antofagasta con la salitreras de Aguas
Oliva por construir un ferrocarril entre su Blancas. A Rafael Barazarte, por Ley
N° 2.802 del 3 de septiembre de 1886, se le
quicamata hasta la línea del FF.CC. de Antofagasta
autorizó a construir un ferrocarril de vapor
a Bolivia, en un punto situado entre los kilómetros entre Paposo y el mineral del Desierto. En
250 a 260 de la expresada línea; S.O. del 9 de di- esa misma fecha, la Compañía Minera Artu-
ciembre de 1899 se concede a Enrique Barra y a ro Prat y la Empresa del FF.CC. de Taltal es
Norman Walter lo solicitado; S.E. del 21 de no- autorizada para construir un ferrocarril entre
viembre de 1908, se examina solicitud de Eduardo
Koegel para construir un FF.CC. de Mejillones a el puerto y el establecimiento de amalgama-
Antofagasta. Cf. Cámara de Diputados. Legislatura ción de la Compañía Minera mencionada
Extraordinaria, 1883-1884. Imprenta Nacional, (Anguita, 1912: II). En agosto de 1887 a esta
1884; Cámara de Diputados. Legislatura Ordinaria, se le autorizó extender el ferrocarril hasta el
1887. Imprenta Nacional, 1888; Cámara de Diputa-
dos. Legislatura Extraordinaria, 1889. Imprenta Na-
mineral de Cachinal. Por Ley N° 3.209 del
cional, 1889. Cámara de Diputados. Legislatura Ex- 23 de enero de 1888 E. Squire fue autoriza-
traordinaria, 1892-1893. Imprenta Nacional, 1892. do para tender un ferrocarril entre las sali-
Cámara de Diputados. Legislatura Ordinaria 1895, treras del Toco y un puerto de la costa entre
Imprenta Nacional, 1895; Cámara de Diputados. el río Loa y el puerto de Cobija (Anguita,
Legislatura Ordinaria, 1897. Imprenta Nacional,
1897; Cámara de Diputados. Legislatura Ordinaria, 1912: III).
1899. Imprenta Nacional, 1899; Cámara de Diputa-
dos. Legislatura Extraordinaria, 1907-1908. Impren- En este entonces el Estado se preocupó
ta Nacional, 1907. por examinar la viabilidad de algunos tendi-
5 La conjunción entre las empresas de ferrocarriles y
la venta de aguas provocó intereses contrapuestos
dos ferroviarios entre Caracoles y San Pedro
entre los contratos de las primeras y las autoridades de Atacama.
políticas. Principalmente, fue la discrecionalidad en
las tarifas cobradas. La concesión de aguadas a la Hay que destacar que la provincia de
Compañía del Ferrocarril de Taltal la obligó a vender Antofagasta vio el despliegue de cuatro hitos
el agua a la población de Taltal a un peso el metro
cúbico; empero, la empresa la vendía a principios de los denominados “caminos de hierro”.
de 1901 a tres pesos, o las diferencias entre la Com- Uno en torno al fortalecimiento de la Com-
pañía de Salitres de Antofagasta y la Empresa de Fe- pañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagas-
rrocarriles de Antofagasta, donde esta última, a jui- ta, que fue autorizada en enero de 1884
cio del ministro de Industria y Obras Públicas, “no le
daba facilidades para el acarreo de sus productos a
para atravesar todo el cantón salitrero Cen-
la costa”, según informaba en la Cámara de Diputa- tral o boliviano con la finalidad de conectar
dos, en 15 de junio de 1907 (Cámara de Diputados, su tendido con Bolivia. La iniciativa involu-
1907). Harold Blakemore (Blakemore, 1996) habla cró a la Compañía Huanchaca de Bolivia,
de la política de la empresa de F.C.A.B. de “tener que necesitaba sacar su producción minera
buenos amigos” en el sector político.
6 La Ley N° 2.020 del 7 de enero de 1884 de los Fe- de Huanchaca por el ferrocarril hacia Anto-
rrocarriles del Estado, “como empresa industrial fagasta. El ramal obligó al ingeniero J. Har-
de acarreo y transporte”, en cierta forma, respon- ding a construir sobre el río Loa en Conchi
dió a esa inquietud. Cuando el gobierno contrató un puente de 240 metros de largo y 100,9
al ingeniero inglés Josías Harding, el 20 de julio
de 1901, para el estudio del Ferrocarril Longitudi-
de altura, desde el lecho del río hasta los
nal a Tarapacá, el entonces ministro de Industria y rieles, siendo uno de los puentes más impor-
Obras Públicas, Fernández Blanco, expuso en la tantes del mundo (Bermúdez Miral, 1984).
sesión del 25 de julio de 1901 que “la obra en
proyecto es de la mayor importancia por razones La Compañía Huanchaca se hizo del fe-
de seguridad nacional, porque se trata de la con-
servación de la fuente más abundante de las entra- rrocarril de la Compañía de Salitres de Anto-
das fiscales” (Cámara de Diputados, 1901). fagasta en 1887, estableciendo en Londres
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 39
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

The Antofagasta (Chili) and Bolivia Railway Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Boli-
Co. Ltd. La Cía. Huanchaca extendió el fe- via de 1904, se inauguró en 1917.
rrocarril desde Antofagasta hasta Oruro en
1892, y un ramal desde Uyuni hasta la mina El tendido ferroviario desde Antofagasta
principal de Pulacayo, en noviembre de hasta la frontera con Bolivia se tradujo en la
1889 (Blakemore, 1996). implementación de una serie de estaciones
con ramales hacia las oficinas salitreras al-
El F.C.A.B. amplió sus instalaciones en canzando una longitud de cuatrocientos
Mejillones en 1906, constituyendo su maes- treinta y cinco kilómetros hasta Ollagüe.
tranza un gran impulso para la vida diaria
del refundado puerto (Panadés Vargas, Si miramos la extensión y el tramado po-
1995). El ferrocarril que unió a la ciudad de demos apreciar la gravitación de la empresa
Antofagasta con La Paz, en el marco del del F.C.A.B. (Cuadro Nº 2).

Cuadro Nº 2
ESTACIONES DE LA EMPRESA F.C.A.B.

Kilómetros Altitud Estaciones Ramales


desde Antofagasta en metros

0 34 Antofagasta
4 60 Playa Blanca
14 295 Sgto. Aldea
21 408 La Negra Arranque hacia cantón A.
Blancas
29 554 Portezuelo
35 561 O’Higgins Of. Savona, Pissis y Domeyko.
Arranque hacia Boquete
48 573 Uribe
59 682 Prat
70 783 Latorre
83 893 Cuevitas
96 1.014 Baquedano Of. Ercilla, Astoreca, J. F.
Vergara
109 1.164 Cerrillos
117 1.231 El Buitre Of. Sgto. Aldea.
120 1.279 Santa Rosa
122 1.285 Carmen Alto Of. F. Puelma, Condell, Celia
128 1.341 Salinas Of. Lastenia, Aurelia, Carmela
Blanco Encalada
133 1.369 Peineta Of. Ausonia, Cecilia
136 1.383 Central Of. A. Edwards
144 1.414 Unión Of. Anita, Candelaria, Luisis
Angamos, Araucana
148 1.431 Placilla Of. María, Curicó
154 1.470 Solitario Of. Filomena, Perseverancia
162 1.534 La Noria Of. Aconcagua
170 1.623 Sierra Gorda Arranque para
Caracoles
40 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

Cuadro Nº 2
(CONTINUACIÓN)

Kilómetros Altitud Estaciones Ramales


desde Antofagasta en metros

179 1.727 Cochrane


205 2.142 Cerritos Bayos
238 2.265 Calama A Chuquicamata y El Abra
269 2.641 Cere
299 3.015 Conchi
312 3.223 San Pedro
340 3.772 Polapi
360 3.955 Ascotán
387 3.729 Cebollar
412 3.692 San Martín
435 3.696 Ollagüe A Collahuasi

Fuente: Elaboración propia.

Calama en el tiempo se convirtió en el Después de varios intentos fallidos en los


principal punto de partida del servicio de años 1905-1909 sobre la viabilidad del ten-
pasajeros con destino hacia La Paz. dido ferroviario, el gobierno aceptó el 25 de
octubre de 1909 la propuesta de J.J.
Un segundo hito se vinculó a los ferroca- Williams, representante de la firma británica
rriles de Taltal. Inicialmente Alfredo Quaet- Chilian Longitudinal Railway Construction
Faslem obtuvo una concesión en marzo de Co. Ltd., que después de algunos contra-
1880 para unir Taltal con Refresco, a veinte tiempos en los contratos traspasó sus dere-
kilómetros de Agua Verde. La demora en la chos a Chilian Northern Railway Co. Ltd.,
ultimación de la obra le obligó a transferir en agosto de 1910. El gobierno aprobó
sus derechos a Jorge Stevenson, quien consti- aquello en junio de 1911. El destino era lle-
tuyó en junio de 1881 The Taltal Railway gar hasta Pintados, teniendo como punto de
Company Ltd., y verificó la obra. Un testimo- intercambio la estación de Baquedano para
nio contemporáneo anónimo (1894) puso de el intercambio con el F.C.A.B. El 10 de ene-
relieve la proeza al enfatizar la carencia de ro de 1914 el Longitudinal Norte nacía7.
estudio en el área. El empuje ferroviario
guardó conexión con la revalorización de las El último hito fue el esfuerzo mancomu-
pertenencias salitreras en el cantón de Taltal. nado de Antofagasta y Salta por concretar
En 1890 la Cía. Salitrera Santa Luis construyó un tendido ferroviario entre ambas ciuda-
un ferrocarril entre las oficinas Guillermo des. La idea abarcó entre 1906 y 1948, en-
Matta y Santa Catalina del Norte.
7 El especialista en nuestros ferrocarriles Ian Thom-
El tercer hito fue la prolongación de la
son (Thomson, 2003) refiere que el ferrocarril lon-
red norte de los ferrocarriles del Estado des-
gitudinal debió afrontar enormes desafíos, atrave-
de Pueblo Hundido hasta la provincia de sar una de las zonas más áridas del mundo, la
Tarapacá, cuyo examen comenzó con el producción agrícola era nula, población inexisten-
nuevo siglo. En la Cámara de Diputados en te y muy limitada en sus ciudades pequeñas, esca-
junio de 1907 se debatió la conveniencia so volumen de su producción minera y expectati-
vas muy limitadas de transportar tráficos de largo
por el Estado de seguir impulsando los de- recorrido hacia y desde las zonas central y sur del
nominados “ferrocarriles regionales”. país.
LA CONQUISTA DE UNA FRONTERA . M ENTALIDADES Y TECNOLOGÍAS 41
EN LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN EN EL DESIERTO DE A TACAMA

tre proyectos, avances, convenios e inaugu- cubrió la distancia entre Antofagasta e Iqui-
ración del ferrocarril. Un precursor fue Ma- que (Salsilla, 1972).
nuel Solá quien en 1906 publicó su estudio
“Ferrocarril trasandino de Salta a Mejillones El Estado creó la Línea Aérea Nacional el
o Antofagasta”. 21 de julio de 1932. La ruta entre Santiago-
Arica consideró una detención en Portezuelo.
En la capital de provincia se estableció
un Comité Pro Construcción del FF.CC. de El territorio desértico se transformó en
Antofagasta a Salta, que llevó a cabo diver- una ruta aeropostal y de pasajeros/carga. La
sos comicios públicos en la década de 1920 importancia económica de la región y la ac-
(González Pizarro, 2002; Thomson, 2003). tividad técnica y administrativa superior de
Cuando se inauguró el ferrocarril de Antofa- la actividad minera reforzó la conveniencia
gasta a Salta por Juan Domingo Perón en con la modernización de los medios de co-
1948 las expectativas cifradas se habían es- nectividad en la región. Los habitantes de la
fumado. zona organizaron en 1940 el Club Aéreo de
Antofagasta.
Un punto complementario a los hitos re-
feridos fue el destino que le cupo a los fe- La construcción de las pistas de aterriza-
rrocarriles salitreros y cupreros, después de je quedó condicionada a tres variables.
la crisis del salitre del sistema Shanks. The Una, la capacidad fiscal de inversión en una
Anglo-Chilean Nitrate Co. electrificó el fe- infraestructura mínima, dos, la exigencia de
rrocarril de Tocopilla al Toco en 1927, em- las máquinas de aeronavegación para sus
pero, la vía hacia el Toco fue cerrada en vuelos de aterrizaje/despegue regulares y
1957. The Chile Exploration Co. Railway tres, el volumen de carga y de pasajeros con
construyó un ferrocarril entre Chuquicamata destinos nacional e internacional.
y San Salvador, que electrificó en 1925. El
F.C.A.B. estandarizó la trocha de sus vías en Portezuelos, lugar localizado en la de-
1928 desde 762 a 1.000 mm, y durante esta presión intermedia, se constituyó en la pri-
década y la siguiente vio circular pequeños mera pista aérea, incluso antes de la avia-
carros impulsados por velas que trasladaban ción comercial, pues hacia 1924 aterrizaron
a empleados. La singularidad fue apreciada aviones como lo comprueban varias fotogra-
por Isaiah Bowman en su “Desert Trails of fías de la época.
Atacama” que publicó un testimonio gráfico
en 1924. En agosto de 1935 el gobierno de Ales-
sandri destinó fondos para la construcción y
El vuelo sobre la inmensidad: mejoramiento de un aeropuerto pero en la
ciudad. La Chimba, al norte de la ciudad,
Aviones y pistas fue elegida como nuevo aeródromo al servi-
cio de LAN, entrando en funcionamiento en
La aviación comercial en Chile comenzó 1941.
con el D.L.N° 413 del 9 de marzo de 1925,
pero la fecha que marcó su impulso definiti- La estrechez de la pista movió a la Di-
vo fue el 5 de marzo de 1929, con la crea- rección de Aeronáutica a definir otro lugar
ción de la Línea Aeropostal Santiago-Arica, como aeropuerto en 1945, entregando la
cuyo soporte fue el personal formado por la pista de La Chimba al Club Aéreo y empren-
aviación militar (Miranda, 1962). diendo los estudios del aeropuerto de Cerro
Moreno.
El 21 de enero de 1929 diez aeroplanos
Moth despegaron desde El Bosque rumbo En 1954 entró en funciones el aeropuer-
hacia Arica. De los tres que sufrieron acci- to de Cerro Moreno para el servicio de la
dentes, el último del capitán Acuña cayó a F.A.Ch. y para la aviación comercial.
treinta kilómetros de Portezuelo, en la co-
muna de Antofagasta. Portezuelo fue la pista La relevancia del mineral de Chuquica-
de aterrizaje del vuelo inaugural de la Línea mata decidió al gobierno habilitar una pista
Aeropostal, donde el teniente Carlos Baldeig en la ciudad de Calama en 1952. En 1955
42 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE

se entregó la losa del aeropuerto de Calama El legado de las experiencias coloniales


y en 1957 se inauguró la pista asfaltada del fue asumido por la llegada de la república.
aeródromo El Loa de Calama. El territorio vio desmembrarse la unidad
constituida históricamente de su conectivi-
La actividad salitrera de las oficinas Pe- dad con la hoya altiplánica. Razones de se-
dro de Valdivia y María Elena demandó guridad nacional y más tarde conveniencias
contar en sus proximidades con pistas de comerciales y convenios internacionales,
aterrizajes. Un pequeño aeródromo que exigieron volver a rastrear la conectividad.
atendió a Tocopilla a las faenas salitreras La realidad de los contactos internacionales
fue Barriles –próximo a la estación ferrovia- y el proceso de modernización condujeron
ria homónima– construido hacia fines de la a la conquista del espacio y al surgimiento
década de 1940. En los años 50 operó en de los aeródromos.
ella la línea aérea “Cóndor”. En 1958 la
Compañía Anglo-Lautaro construyó una pis- La trama de la cultura y la naturaleza en
ta de aterrizaje que denominó “Pablo F. esta conectividad refiere de variados facto-
Krüger”, cercana a la oficina María Elena res e intereses, tanto privados como estata-
para el servicio aéreo de un avión Stinson les, y el imperativo de mejoramiento de los
Reliant, bautizado como “El Calichera”, que materiales empleados.
hizo el recorrido diario entre la usina y An-
tofagasta para abastecer a los pampinos con Paradójicamente, aunque el hombre de-
leche de vaca y pescado (Pampa, 1958). sertara del páramo, dejó la impronta de su
huella en el desierto. Reliquias patrimonia-
Al comenzar la década de 1960 Taltal se les que refieren de su mentalidad y tecnolo-
incorporó al tráfico aéreo con una pista pa- gía aplicadas a su visión de la naturaleza.
vimentada, el aeródromo Las Breas. Por otro
lado, el nuevo aeropuerto de Antofagasta Referencias bibliográficas
posibilitó proyectar viajes por la aerolínea
Panagra entre Antofagasta y Salta. En 1967 A.I.A. - ARCHIVO INTENDENCIA DE
la Línea Aérea del Cobre –Ladeco– inauguró ANTOFAGASTA (ARCHIVO NACIONAL).
sus vuelos entre las mismas ciudades. Oficios del Ingeniero de la Provincia de 17
de junio y 2 de julio de 1926, Vol. 46. Anto-
Consideraciones finales fagasta: A.I.A, 1926.

La relación del Hombre y el desierto se dio A.I.A. - ARCHIVO INTENDENCIA DE AN-


en una lógica de desafío. Fue el Hombre el TOFAGASTA (ARCHIVO NACIONAL). Me-
que designó los lugares y aportó su toponimia moria del servicio de caminos de la provincia
regional. El conocimiento que tuvo del territo- de Antofagasta correspondiente al año 1934,
rio guardó relación con variadas finalidades Vol. 147. Antofagasta: A.I.A, 1934a.
que ayudaron a establecer la conectividad.
A.I.A. - ARCHIVO INTENDENCIA DE
El territorio constituyó una valla natural. ANTOFAGASTA (ARCHIVO NACIONAL).
Sin embargo, la estructura cognitiva que el Oficio Gerente de la Compañía Sudamerica-
Hombre desplegó sobre el desierto de Ata- na de Vapores, de 10 de noviembre de
cama pasó de la cósmica-sacra, vinculada a 1934, al Director del Litoral, Vol. 149. Anto-
los pueblos originarios que conectaron las fagasta: A.I.A, 1934b.
tierras altas con la costa, a la lógica del do-
minio tanto técnico como de explotación de AGUIRRE ZAVALA, J. Proyecto para la
los recursos mineros, propio del desarrollo construcción de un camino carretero entre
del capitalismo. Cobija y Alto de Tames en la dirección de
Calama y Caracoles. Valparaíso: Imprenta
La región vio la implementación de la del Mercurio, 1871.
conectividad desde tiempos precolombinos
en la costa y en las rutas caravaneras; reali- ANGUITA, R. Leyes promulgadas en Chi-
dad que fue aprovechada por la administra- le. Santiago de Chile: Imprenta, Litografía i
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