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La progresiva conflictividad de la actividad sanita- incertidumbre en una decisión clínica, sino de es-
ria es un hecho objetivo que genera una respuesta tructurar un sistema de análisis en la búsqueda de
muy variable por parte de los profesionales sani- soluciones.
tarios, la ausencia de criterios bien definidos y el
miedo a las reclamaciones ha generado un entorno Cuando tratamos con el menor, y o sus tutores, so-
asistencial donde la toma de decisiones se realiza bre las posibles alternativas de tratamiento, tam-
bajo la sombra de la precaución. La existencia o bién realizamos una gestión de la incertidumbre,
no de conflictos en la toma de decisiones clínicas en la medida que compartimos con ellos las zonas
está en una estrecha relación con las situaciones de indefinición y dejamos que ellos decidan sobre
donde existen distintas opciones terapéuticas, o las diferentes opciones en una situación de vulne-
cuando el resultado de una decisión concreta su- rabilidad emocional. Cuanto mayor es la trascen-
ponga un riesgo objetivo para la salud del menor. dencia de la elección terapéutica mayor es el im-
Cuando las opciones son muy claras o solo existe pacto emocional. No resulta fácil transmitir dudas,
una posibilidad razonable de decisión, el conflicto ni mucho menos compartirlas, pero es fundamental
desaparece. que el profesional sanitario aprenda a gestionar la
información en situaciones donde precisar las limi-
Las fuentes de incertidumbre en la clínica son muy taciones del conocimiento científico al paciente o
variadas y están en relación, entre otros muchos sus padres, no debe suponer incrementar la falta
factores, con: de confianza sino simplemente establecer el marco
real de decisión, donde los riesgos deben compar-
a) La ausencia de criterios científicos claros e tirse en función de las responsabilidades que las
incontestables. partes tienen que asumir. No conviene olvidar que
la madurez emocional es uno de los componentes
b) La posibilidad de más de una interpretación básicos para limitar el impacto de la incertidumbre
sobre la respuesta adecuada a la luz de va- en una decisión terapéutica. La judicialización pro-
lores contrapuestos. gresiva de los problemas clínicos ha provocado en
la práctica que los profesionales sanitarios intenten
c) El equilibrio entre las diferentes opciones te- que las decisiones sean tomadas por los órganos
rapéuticas. judiciales. Ante una situación de conflicto se infor-
ma al juez para que este decida, sin embargo en
d) Etc. muchos casos el juez devuelve el problema al pro-
fesional indicando que tome la opción profesional-
La lista podría ampliarse bastante, pero no se trata mente más adecuada, con lo que se genera un bu-
de analizar en profundidad las fuentes que generan cle continuo, ya que en última instancia la decisión
terapéutica no puede tomarla el juez.
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Aurelio Luna Maldonado
bre uno mismo, etc.), y donde la perspectiva ideo- Sin embargo la realidad clínica práctica no resulta
lógica de quien formula las afirmaciones va a intro- tan simple, entre otras razones por la implicación
ducir un sesgo evidente, que debe ser tenido en emocional que el proceso clínico genera tanto en el
cuenta para no confundir un afirmación basada en menor como en sus padres, y la dificultad de ges-
el conocimiento científico con una afirmación basa- tionar la ansiedad de los padres. Nuestra legisla-
da en las creencias morales. Es cierto que la cien- ción establece en distintas normas, (Ley de Protec-
cia no es absolutamente neutral, pero los valores ción del menor, Convenio de Bioética del Consejo
de quien la ejerce van a influir en grado variable se- de Europa), la necesidad de informar y escuchar
gún el ámbito de decisión y de reflexión. La fusión al menor en función de su capacidad de compren-
nuclear, carece de connotaciones éticas o morales, sión, en otras se establece el límite de edad de los
sus aplicaciones si tienen una dimensión moral. 12 años, (Real Decreto de Ensayos Clínicos) y en
otras en los 14 (Ley de Autonomía del Paciente Nov.
Los protocolos y guías clínicas han supuesto un 2002).
avance en la sistematización y planteamiento de los
problemas, pero no pueden cubrir todas las posi- El concepto de bien jurídico del menor, no es siem-
bles situaciones, podemos afirmar que reducen el pre interpretable desde una perspectiva exclusiva-
margen de incertidumbre pero no lo suprimen. mente médica, y exige una perspectiva de análisis
más globalizada, para la que no siempre estamos
El conocimiento científico es el mejor ansiolítico en capacitados los profesionales sanitarios, sin embar-
la gestión de un conflicto terapéutico, en la medida go en la mayoría de los casos el sentido común y el
que existe una referencia objetiva para la toma de conocimiento científico son los dos mejores apoyos
decisiones, por otro lado la experiencia profesional para la toma de decisiones del médico.
modula y ayuda a transmitir de forma clara las op-
ciones y a comprender mejor las actitudes y postu- Son muchos los campos de conflictos en la endo-
ras de los padres. crinología pediátrica, ensayos clínicos, estados in-
tersexuales, obesidad infantil, terapia génica, etc.
Las posibilidades clínicas en endocrinología pediá- Dadas las limitaciones objetivas de espacio vamos
trica donde pueden plantearse problemas de de- a centrarnos solo en dos temas: la obesidad infantil
cisión con implicaciones éticas y legales son muy y la administración de hormona del crecimiento.
amplias basta enumerar los diferentes diagnósticos
para hacerse una idea: A partir de los 10 años de edad la obesidad infan-
til es un factor predictivo dominante de la obesidad
a) Obesidad. del adulto, aproximadamente el 80% de los niños de
b) Trastornos del crecimiento. 10 años o más con un índice de masa corporal en
c) Alteraciones del desarrollo y maduración sexual. torno al percentil 95 serán adultos obesos, Whitaker
d) Estados intersexuales. et al. (1997)(1). En el momento actual las recomenda-
e) Alteraciones hormonales (prolactina, cortisol. etc.) ciones de la USPSTF(3) (US Preventive Services Task
f) Etc. Force Recommendation Statement, (2010)) estable-
cen la necesidad de un screening a partir de los
Dos son los problemas sobre los que van a gravitar seis años de edad, y el establecimiento de medidas
principalmente las decisiones: el concepto del in- activas de intervención, tanto de consejos terapéu-
terés legitimo del menor (¿qué es lo mejor para el ticos como de modificación de conductas alimenta-
menor?) y el concepto de “menor maduro” (como rias para modificar el exceso de peso, (recomenda-
puede establecerse unos criterios operativos y ción grado B). Pérez-Pastor et al.(2009)(5) plantean
cuantificables para valorar la capacidad de deci- que la obesidad infantil procede fundamentalmente
sión del menor). del padre del mismo sexo. Si esta relación esta me-
diada conductualmente, psicológica o socialmente
Existen numerosas referencias para la estimación la intervención debería dirigirse al padre o madre
de la madurez de un menor, todas ellas coinciden con sobrepeso. Para Lean (2010)(6) la obesidad in-
en tres elementos: fantil debería contemplarse como un epifenómeno
y no como el problema primario. En este caso las
• La capacidad de comprensión del menor so- intervenciones deberían ir dirigidas no a los niños, ni
bre su situación y las consecuencias de su a los colegios sino a las familias.
decisión.
Las decisiones terapéuticas no urgentes se toman
• La capacidad de explicar y comunicar sus en pediatría dentro del triangulo constituido por el
decisiones y las informaciones recibidas. profesional, el enfermo y los padres, sin embargo
las características de la obesidad plantean una se-
• La coherencia y firmeza de su decisión y la rie de problemas adicionales en la toma de deci-
capacidad del análisis de la realidad. siones, para Cutter, Whitaker y Kodish (2005)(1), el
papel de los padres es fundamental en el abordaje nómicas ligadas al sobrepeso y obesidad infantil.
terapéutico del problema ya que en la mayoría de Es habitual en el análisis ético hablar de la necesi-
los casos el menor carece del control sobre su ali- dad de un consenso mínimo, que en una sociedad
mentación. El reciente caso de M.M.G. el niño oren- multicultural se plantea como una ética de mínimos.
sano que padece una obesidad mórbida y que fue No conviene olvidar que el Derecho ejerce esa fun-
recogido por los servicios de menores de la Junta ción de ética de mínimos a partir de las normas jurí-
de Galicia, ha puesto de actualidad el tema de los dicas aprobadas por el órgano legislativo pertinen-
límites de la intervención pública en el caso de un te. La referencia de los valores éticos subyacentes
menor. La protección del menor es una obligación presentes en las normas jurídicas resulta útil en el
impuesta por la ley a sus padres o tutores, los lí- análisis de las situaciones potencialmente conflic-
mites de una posible intervención vienen definidos tivas.
por el concepto de riesgo objetivo para la salud del
menor. La Ley Orgánica 1/1996, de 15 de julio, de La utilización de la hormona del crecimiento para
Protección Jurídica del Menor, regula la acción pro- corregir una estatura baja, plantea en su inicio mu-
tectora de las entidades públicas frente a las situa- chos problemas al no existir un protocolo preciso
ciones de desprotección social de los menores, es- de aplicación. El definir una estatura como patoló-
tableciendo la diferencia entre aquellas situaciones gica y contextualizar la estatura como una enferme-
de riesgo que no alcanzan la gravedad suficiente dad que requiere una intervención correctora, no
para justificar su separación del núcleo familiar, y plantea problemas en las situaciones procedentes
aquellas otras donde la gravedad de los hechos de una deficiencia clara de la hormona del creci-
impone la separación del menor de la familia y se miento, pero en la medida que nos acercamos a los
concreta en la asunción por la entidad pública de límites de la normalidad comienzan los conflictos.
la tutela del menor y la suspensión de la patria po-
testad. Para Macklin (2000)(7) los principales problemas éti-
cos en relación a la administración de la hormona
¿Cuál es el límite del riesgo clínicamente tolerable? de crecimiento se pueden estructurar en cuatro ca-
No es solamente una cuestión médica, implica una tegorías:
decisión jurídica, que requiere de una reflexión éti-
ca sobre los riesgos asumibles y sobre el propio 1) La pertinencia del tratamiento médico cuando no
papel de la familia y en concreto de los padres o hay enfermedad ni alteraciones biológicas.
tutores. El principio de la intervención penal mínima,
definiendo los umbrales de tolerancia social hacia 2) Como proceder ante la ambigüedad o las dudas
determinadas conductas, que exijan una interven- de los resultados de las investigaciones.
ción activa, no resulta de fácil traslación a muchos
de los aspectos relacionados con la salud. Mucho 3) Dificultades en valorar los riesgos y beneficios
más cuando en el problema interaccionan factores del tratamiento.
ambientales y genéticos que requieren estrategias
de intervención terapéutica diferenciadas. 4) Quien debería decidir?
La reflexión sobre la posibilidad de imponer hábi- Las respuestas a estos problemas proceden del
tos saludables en aras del principio de protección sentido común aplicado a cada situación. En la me-
de la salud es un tema de reflexión muy interesante dida que nos alejamos de las indicaciones clínicas
pero que nos alejaría del objetivo de esta interven- precisas, nos deslizamos hacia conductas de riesgo
ción. Conceptualizar la obesidad infantil como una comprendidas dentro de la mal praxis. Conviene re-
enfermedad que requiere un tratamiento, nos obli- cordar que la decisión de los padres se debe basar
ga a establecer criterios precisos de diagnóstico y siempre en el interés legitimo del menor, y el riesgo
criterios de intervención terapéutica, basados en la asumido debe ser proporcional al beneficio que se
evidencia científica, y a una estratificación de los espera obtener de la aplicación del tratamiento.
riesgos para el menor, que permita establecer los
umbrales de intervención desde una perspectiva La FDA estadounidense ha aprobado los criterios
jurídica. En la medida que el control del menor so- para la aplicación de la hormona del crecimiento
bre su conducta alimentaria sea menor, será menos bajo el presupuesto básico que el objetivo del tra-
relevante contar con la opinión del mismo, aunque tamiento debe ser la corrección de las limitaciones
por otra parte la adherencia del menor al tratamien- impuestas por el déficit del crecimiento más que la
to requiere de su colaboración activa. Un problema causa que lo provoca. Para algunos autores Allen
adicional desde el punto de vista ético-jurídico son y Fost (2004)(8), el elevado coste de este tratamien-
los factores socioeconómicos ligados a la preva- to debe ser evaluado desde una perspectiva ética.
lencia de la obesidad infantil, ya que como seña- Este último extremo requiere de una matización, el
lan, los autores Stamatakis, Wardle y Cole (2010) coste de un tratamiento solo cuando se detrae de
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resulta urgente reducir las diferencias socioeco- los recursos necesarios para subvenir a otras nece-
sidades más básicas, puede ser invocado, si no es ca de nuestro quehacer profesional y la necesidad
así nos movemos en un terreno proclive a manifes- de una formación científica seria junto a un conoci-
taciones más próximas a la demagogia que a una miento del marco normativo de nuestra profesión.
reflexión crítica seria.