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PLANTAS CON HISTORIA

La zaragatona de Pulpí

En 1810 la Guerra de la Independencia


Española alcanzaba el Reino de
Granada y las batallas y escaramuzas
se extendieron a la zona fronteriza
entre Murcia y Almería. Los
orgullosos ejércitos franceses de
Napoleón cruzaron Despeñaperros
publicando como cierta su dominación
de la península, pero los españoles,
después de mil derrotas habían de
lanzar al enemigo que oprimía el suelo
patrio.
El general Blake tuvo la osadía de
proclamarse jefe de un ejército que no
existía, tratando de organizar
regimientos en Huércal Overa con los
soldados españoles que después de su
derrota en el centro, se encontraban
dispersos, sin armas y sin vestiduras.
En febrero de ese año D. Mariano
Lagasca y Segura, que junto a tantos
patriotas se había unido como
voluntario a los ejércitos españoles, fue destinado a permanecer por algún tiempo en
Cuevas-Overa [Cuevas del Almanzora]. Aquí se dedicó a trepar los montes, recorrer los
valles, las campiñas y la costa, hasta que fue destinado en septiembre de 1810 a
Alicante.
Lagasca era el botánico español más importante de la época y José I lo había nombrado
Director del Real Jardín Botánico de Madrid, pero renunció a este cargo para ejercer
como médico de número de la tercera división de infantería de los Reales Ejércitos,
luchando contra la fiebre amarilla sin hospitales, ni camas ni medicinas. A él mismo le
tocó una no pequeña parte, enfermando hasta tres veces y estando a punto de morir
junto con su familia.
En una de sus correrías, en el trayecto de Cuevas a Lorca, a su paso por Pulpí se fijó en
una humilde planta que crecía en los ribazos. Esta planta resultó ser nueva y Lagasca la
llamó Plantago notata, publicando su descripción en 1816.
La que aquí llamamos zaragatona de Pulpí es una hierba humilde, con sus hojas
naciendo todas desde la base, dentadas hacia el extremo y con las flores agrupadas en
espigas ovadas lanosas.
Es planta muy rara, que en el continente europeo sólo se encuentra en Almería y Murcia.
Actualmente parece haber desaparecido de nuestra provincia, pues aunque se volvió a
ver en 1986, no ha vuelto a ser encontrada. Sin embargo, es común en el norte de África
y Oriente próximo hasta Irán.
Es pariente de la auténtica zaragatona
(Plantago afra), mucho más abundante y
cuyas semillas son usadas como laxante suave.
Hasta hace poco se recogía de los campos de
Pulpí, pero hoy ha sido sustituida por
preparados farmacéuticos.
La Guerra de la Independencia fue finalmente
ganada por los españoles, expulsando a los
franceses y rescatando al rey cautivo y su real
familia. Lagasca fue restituido como Director
del Jardín Botánico de Madrid en 1814.
Posteriormente ejerció como diputado a Cortes
durante el Trienio Liberal (1820-1823), siendo
declarado traidor y reo de muerte por
Fernando VII, el deseado rey al que con tanta
valentía había defendido.
Las desgracias de su patria lo alcanzaron tan
de lleno que todo lo perdió. Estando en peligro
su vida, Lagasca tuvo que huir
precipitadamente de Sevilla donde el
populacho exaltado arrojó al Guadalquivir sus
plantas, libros y manuscritos, quedando sepultado para siempre el fruto de treinta años
de observaciones. Finalmente, desde Cádiz partió al exilio en Inglaterra.
En 1834 la regente María Cristina dictó amnistía para los exiliados y Lagasca retornó a
su cargo de Director del Jardín Botánico de Madrid, pero tantas desgracias habían
debilitado su salud, muriendo en Barcelona en 1839.
La zaragatona de Pulpí recogida por Lagasca se salvó milagrosamente, conservándose
en el Herbario del Jardín Botánico de Madrid un pliego con plantas secas y una etiqueta
manuscrita del propio Lagasca que dice: “Plantago sp. nov. Entre Pulpí y Lorca. en los
ribazos. marzo a 23 á m. Desfont.”.

Esta planta nos ha servido como pretexto para una pequeña efemérides de los para
siempre memorables sucesos de la historia de la nación española, que hace dos siglos
tuvieron a las tierras de Pulpí entre sus protagonistas.
El intencionado estilo decimonónico de este artículo se debe a que gran parte del texto
está copiado literalmente de las obras originales de Lagasca. In memóriam.
El retrato con la firma de D. Marinao Lagasca está sacado de la obra “Estudio bio-
bibliográfico de M. La Gasca y Segura”, publicado por el Dr. Eduardo Reyes Prósper
en 1917. La ilustración de Plantago notata ha sido publicada en el volumen XIII de
Flora Iberica y corresponde a una planta recolectada por Simón de Rojas Clemente en
Vélez Rubio en 1805. La foto del pliego original ha sido amablemente cedida por el
Herbario del Real Jardín Botánico de Madrid, lo que agradecemos sinceramente a
Mauricio Velayos Rodríguez y a Charo Noya Santos.

Agustín Lahora Cano

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