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Reflexiones

Jóvenes:
comunicación
e identidad
por Jesús Martín Barbero
Fotografía Xoan García

“En nuestras barriadas populares urbanas tenemos camadas enteras de jóvenes


cuyas cabezas dan cabida a la magia y a la hechicería, a las culpas cristianas y a
intolerancia piadosa, lo mismo que a utópicos sueños de igualdad y libertad, indiscu-
tibles y legítimos, así como a sensaciones de vacío, ausencia de ideologías totaliza-
doras, fragmentación de la vida y tiranía de la imagen fugaz y el sonido musical
como lenguaje único de fondo”1
F. Cruz Kronfly
Transformaciones de la sensibilidad es algo mucho más limitado: introducir entre las formas humanas de comunicar
y des-ordenamiento cultural algunas cuestiones cuya ausencia han y los modos de ejercer la autoridad.
estado lastrando seriamente la investi- En su libro, Margaret Mead escribe:

¿
Hay algo realmente nuevo en la juven- gación, el debate y las políticas que con- “nuestro pensamiento nos ata todavía al
tud actual? Y si lo hay, ¿cómo pensarlo ciernen a los jóvenes. pasado, al mundo tal como existía en la
sin mixtificar tramposamente la diver- Para dibujar un primer campo de pro- época de nuestra infancia y juventud,
sidad social de la juventud en clases, cesos en que se insertan los cambios que nacidos y criados antes de la revolución
razas, etnias, regiones? y La respuesta a experimentan los adolescentes y los electrónica, la mayoría de nosotros no
esas preguntas pasa por aceptar la posi- jóvenes hoy, voy a servirme de dos refle- entiende lo que ésta significa. Los jóvenes
bilidad de fenómenos trans-clasistas y xiones especialmente orientadoras. La de la nueva generación, en cambio, se ase-
trans-nacionales, que a su vez son expe- primera es un libro de Margaret Mead, mejan a los miembros de la primera gene-
rimentados siempre en las modalidades la antropóloga quizá más influyente que ración nacida en un país nuevo. Debemos
y modulaciones que introduce la divi- han tenido los Estados Unidos, publica- aprender junto con los jóvenes la forma
sión social y la diferencia cultural. Lo do en inglés el año 1970. La segunda de dar los próximos pasos; pero para pro-
que exige un trabajo de localización de corresponde a los provocadores trabajos ceder así, debemos reubicar el futuro. A
la investigación, que no es el propósito de Joshua Meyrowitz en los que estudia juicio de los occidentales, el futuro está
de este texto, ya que lo que se propone los cambios que atraviesan las relaciones delante de nosotros. A juicio de muchos

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Fotografía: Xoan García

inmutable e imperecedera. Llama cofigu-


rativa a la que ella ha vivido como ciuda-
dana norteamericana, una cultura en la
que el modelo de los comportamientos lo
constituye la conducta de los contempo-
ráneos, lo que le permite a los jóvenes, con
la complicidad de su padres, introducir
algunos cambios por relación al compor-
tamiento de los abuelos. Finalmente,
llama prefigurativa a una nueva cultura
que ella ve emerger a fines de los años 60
y que caracteriza como aquella en la que
los pares reemplazan a los padres, instau-
rando una ruptura generacional sin
parangón en la historia, pues señala no un
cambio de viejos contenidos en nuevas
formas, o viceversa, sino un cambio en lo
que denomina la naturaleza del proceso: la
aparición de una “comunidad mundial”
en la que hombres de tradiciones cultu-
rales muy diversas emigran en el tiempo,
inmigrantes que llegan a una nueva era
desde temporalidades muy diversas, pero
todos compartiendo las mismas leyendas
y sin modelos para el futuro. Un futuro
que sólo balbucean los relatos de ciencia-
ficción en los que los jóvenes encuentran
narrada su experiencia de habitantes de
un mundo cuya compleja heterogeneidad
no se deja decir en las secuencias lineales
que dictaba la palabra impresa, y que
remite entonces a un aprendizaje funda-
do menos en la dependencia de los adul-
tos que en la propia exploración que los
habitantes del nuevo mundo tecno-cultu-
ral hacen de la imagen y la sonoridad, del
tacto y la velocidad.
Además de “la esperanza del futuro”,
los jóvenes constituyen hoy el punto de
pueblos de Oceanía, el futuro reside atrás, gurar escenarios y dispositivos de diálogo emergencia de otra cultura, que rompe
no adelante. Para construir una cultura en entre generaciones y pueblos. Para ello la tanto con la cultura basada en el saber y
la que el pasado sea útil y no coactivo, autora traza un mapa de los tres tipos de la memoria de los ancianos, como en
debemos ubicar el futuro entre nosotros, cultura que conviven en nuestra sociedad. aquella cuyos referentes aunque movedi-
como algo que está aquí listo para que lo Llama postfigurativa a la cultura que ella zos ligaban los patrones de comporta-
ayudemos y protejamos antes de que investigó como antropóloga, y que es miento de los jóvenes a los de padres que,
nazca porque, de lo contrario, será dema- aquella en la que el futuro de los niños con algunas variaciones, recogían y adap-
siado tarde”2. está por entero plasmado en el pasado de taban los de los abuelos. Al marcar el
Lo que ahí se nos plantea es la enver- los abuelos, pues la matriz de esa cultura cambio que culturalmente atraviesan los
gadura antropológica de los cambios que se halla en el convencimiento de que la jóvenes como ruptura se nos están seña-
atravesamos y las posibilidades de inau- forma de vivir y saber de los ancianos es lando algunas claves sobre los obstáculos

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y la urgencia de comprenderlos, esto es zaron por ocultarles durante siglos”4. estaban en la sociedad previamente, como
sobre la envergadura antropológica, y no Mientras la escuela sigue contando unas las nuevas condiciones de vida y de traba-
sólo sociológica, de las transformaciones bellísimas historias tanto de los padres de jo que han minado la estructura patriar-
en marcha. la patria como de los del hogar —héroes cal de la familia: inserción acelerada de la
J. Meyrowitz apoya su trabajo en inves- abnegados y honestos, que los libros para mujer en el mundo del trabajo producti-
tigaciones históricas y antropológicas niños corroboran—, la televisión expone vo, drástica reducción del número de
sobre la infancia3, en las que se descubre cotidianamente los niños a la hipocresía hijos, separación entre sexo y reproduc-
cómo durante la Edad Media y el Rena- y la mentira, al chantaje y la violencia que ción, transformación en las relaciones de
cimiento los niños han vivido todo el entreteje la vida cotidiana de los adultos. pareja, en los roles del padre y del macho,
tiempo revueltos con los mayores, revuel- Resulta bien significativo que mientras los y en la percepción que de sí misma tiene
tos en la casa, en el trabajo, en la taberna
y hasta en la cama, y es sólo a partir del
siglo XVII que la infancia como tal ha
empezado a tener existencia social. Ello
merced en gran medida al declive de la
Los jóvenes constituyen hoy el
mortalidad infantil y a la aparición de la
escuela primaria, en la que el aprendizaje
punto de emergencia de una otra
pasa de las prácticas a los libros, asociados
a una segmentación al interior de la socie-
cultura, que rompe tanto con la cultura
dad que separa lo privado de lo público,
y que al interior de la casa misma institu-
basada en el saber y la memoria de los
ye la separación entre el mundo de los
niños y el de los adultos. Desde el XVII
ancianos, como en aquella cuyos
hasta mediados del siglo XX el mundo de
los adultos había creado unos espacios
referentes, aunque movedizos, ligaban
propios de saber y de comunicación de
los cuales mantenía apartados a los niños,
los patrones de comportamiento de los
hasta el punto que todas las imágenes que
los niños tenían de los adultos eran filtra-
jóvenes a los de padres.
das por las imágenes que la propia socie- niños siguen gustando de libros para la mujer. Es en ese debilitamiento social
dad, especialmente a través de los libros niños, prefieren, sin embargo —numero- de los controles familiares introducido
escritos para niños, se hacía de los adul- sas encuestas hablan de un 70% y más, por la crisis de la familia patriarcal donde
tos. Desde mediados de nuestro siglo esa los programas de televisión para adultos. se inserta el des-ordenamiento cultural que
separación de mundos se ha disuelto, en Y ello porque al no exigir un código com- refuerza la televisión. Pues ella rompe el
gran medida por la acción de la televisión plejo de acceso, como el que exige el libro, orden de las secuencias que en forma de
que, al transformar los modos de circula- la televisión posibilita romper la larga- etapas/edades organizaban el escalonado
ción de la información en el hogar rompe mente elaborada separación del mundo proceso del aprendizaje ligado a la lectu-
el cortocircuito de los filtros de autoridad adulto y sus formas de control. Mientras ra y las jerarquías en que éste se apoya. Y
parental. Afirma Meyrowitz: “Lo que hay el libro escondía sus formas de control en al deslocalizar los saberes, la televisión des-
de verdaderamente revolucionario en la la complejidad de los temas y del vocabu- plaza las fronteras entre razón e imagina-
televisión es que ella permite a los más lario, el control de la televisión exige hacer ción, saber e información, trabajo y juego.
jóvenes estar presentes en las interaccio- explícita la censura. Y como los tiempos Lo que hay de nuevo hoy en la juven-
nes de los adultos […] "Es como si la no están para eso, la televisión, o mejor la tud, y que se hace ya presente en la sen-
sociedad entera hubiera tomado la deci- relación que ella instituye de los niños y sibilidad del adolescente, es la percep-
sión de autorizar a los niños a asistir a las adolescentes con el mundo adulto, va a ción aún oscura y desconcertada de una
guerras, a los entierros, a los juegos de reconfigurar radicalmente las relaciones reorganización profunda en los mode-
seducción eróticos, a los interludios que dan forma al hogar. los de socialización: ni los padres cons-
sexuales, a las intrigas criminales. La Es obvio que en ese proceso la televi- tituyen el patrón-eje de las conductas,
pequeña pantalla les expone a los temas y sión no opera por su propio poder sino ni la escuela es el único lugar legitima-
comportamientos que los adultos se esfor- que cataliza y radicaliza movimientos que do del saber, ni el libro es el centro que

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articula la cultura. La lúcida mirada de Quizás ninguna otra figura como la cia personal y social. Estamos habitan-
M. Mead apuntó al corazón de nues- del flujo televisivo7 para asomarnos a las do un nuevo espacio comunicacional en
tros miedos y zozobras: tanto o más que rupturas y las formas de enganche que el que “cuentan” menos los encuentros
en la palabra del intelectual o en las presenta la nueva experiencia cultural y las muchedumbres que el tráfico, las
obras de arte, es en la desazón de los sen- de los jóvenes. La programación televi- conexiones, los flujos y las redes. Esta-
tidos de la juventud donde con más siva se halla fuertemente marcada, a la mos ante nuevos “modos de estar jun-
fuerza se expresa hoy el estremecimien- vez, por la discontinuidad que introdu- tos” y unos nuevos dispositivos de per-
to de nuestro cambio de época. ce la permanente fragmentación —cu- cepción que se hallan mediados por la
yos modelos en términos estéticos y de televisión, el computador, y dentro de
Visibilidad social y cultural rentabilidad se hallan en el videoclip muy poco por la imbricación entre tele-
de la juventud en la ciudad publicitario y el musical— y por la flui- visión e informática en una acelerada
da mezcolanza que posibilita el zapping, alianza entre velocidades audiovisuales
Lo que el rápido mapa trazado avizo- el control remoto, al televidente, espe- e informacionales. Los ingenieros de lo
ra es tanto la des-territorialización que cialmente al televidente joven ante la urbano ya no están interesados en cuer-
atraviesan las culturas, como el malestar frecuente mirada molesta del adulto, pos reunidos, los prefieren interconec-
en la cultura que experimentan los más para armar “su programa” con fragmen- tados. Mientras el cine catalizaba la
jóvenes en su radical replanteamiento de tos o “restos” de deportes, noticieros, “experiencia de la multitud” en la calle,
las formas tradicionales de continuidad concursos, conciertos o films. Más allá de pues era en multitud que los ciudada-
cultural: más que buscar su nicho entre la aparente democratización que introdu- nos ejercían su derecho a la ciudad, lo
las culturas ya legitimadas por los mayo- ce la tecnología, la metáfora del zappar que ahora cataliza la televisión es por el
res se radicaliza la experiencia de desan- ilumina la escena social: hay una cier- contrario la “experiencia doméstica” y
claje5 que, según A. Giddens, produce la ta y eficaz travesía que liga los modos domesticada: es desde la casa que la
modernidad sobre las particularidades de de ver desde los que el televidente gente ejerce ahora cotidianamente su
los mapas mentales y las prácticas loca- explora y atraviesa el palimpsesto de los conexión con la ciudad. Mientras del
les. Los cambios apuntan a la emergen- géneros y los discursos, con los modos pueblo que se tomaba la calle al públi-
cia de sensibilidades “desligadas de las nómadas de habitar la ciudad —los del co que iba al cine la transición era tran-
figuras, estilos y prácticas de añejas tradi- emigrante al que le toca seguir indefi- sitiva, y conservaba el carácter colecti-
ciones que definen ‘la cultura’ y cuyos nidamente emigrando dentro de la ciu- vo de la experiencia, de los públicos de
sujetos se constituyen a partir de la cone- dad a medida que se van urbanizando cine a las audiencias de televisión el des-
xión/desconexión con los aparatos”6. En las invasiones y valorizándose los terre- plazamiento señala una profunda trans-
la empatía de los jóvenes con la cultura nos, y sobre todo con el trazado que formación: la pluralidad social someti-
tecnológica, que va de la información liga los desplazamientos de la banda da a la lógica de la desagregación hace
absorbida por el adolescente en su rela- juvenil que constantemente cambia sus de la diferencia una mera estrategia del
ción con la televisión a la facilidad para lugares de encuentro a lo largo y ancho rating: es de ese cambio que la televi-
entrar y manejarse en la complejidad de de la ciudad. sión es la principal mediación. Pues
las redes informáticas, lo que está en Y es que por la ciudad es por donde constituida en el centro de las rutinas
juego es una nueva sensibilidad hecha de pasan más manifiestamente algunos de que ritman lo cotidiano, en dispositivo
una doble complicidad cognitiva y expre- los cambios de fondo que experimen- de aseguramiento de la identidad indi-
siva: es en sus relatos e imágenes, en sus tan nuestras sociedades: por el entrela- vidual, y en terminal del videotexto, la
sonoridades, fragmentaciones y velocida- zamiento entre la expansión/estallido videocompra, el correo electrónico y la
des que ellos encuentran su idioma y su de la ciudad y el crecimiento/densifica- teleconferencia, la televisión convierte
ritmo. Estamos ante la formación de ción de los medios masivos y las redes el espacio doméstico en el más ancho
comunidades hermenéuticas que respon- electrónicas. “Son las redes audiovisua- territorio virtual: aquel al que, como
den a nuevos modos de percibir y narrar les las que efectúan, desde su propia afirma certeramente Virilio, “todo llega
la identidad, y de la conformación de lógica, una nueva diagramación de los sin que haya que partir”.
identidades con temporalidades menos espacios e intercambios urbanos”8. La A la inseguridad que ese descentra-
largas, más precarias pero también más diseminación/fragmentación de la ciu- miento del modo de habitar implica, la
flexibles, capaces de amalgamar, de hacer dad densifica la mediación y la expe- ciudad añade hoy la expansión del ano-
convivir en el mismo sujeto, ingredien- riencia tecnológica hasta el punto de nimato propio del no-lugar9: ese espa-
tes de universos culturales muy diversos. sustituir, de volver vicaria, la experien- cio —centros comerciales, autopistas,

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aeropuertos— en que los individuos Tecnologías y palimpsestos congregándose en comunas hermenéuti-


son liberados de toda carga de identi- de identidad cas que responden a nuevas maneras de
dad interpeladora y exigidos única- sentir y expresar la identidad, incluida
mente de interacción con informacio- Utilizo la metáfora del palimpsesto para la nacional. Estamos ante identidades
nes o textos. En el supermercado usted aproximarme a la comprensión de un más precarias y flexibles, de temporali-
puede hacer todas sus compras sin tener tipo de identidad que desafía tanto dades menos largas y dotadas de una fle-
que identificarse, sin hablar con, ni ser nuestra percepción adulta como nues- xibilidad que les permite amalgamar
interpelado por, nadie. Mientras las tros cuadros de racionalidad, y que se ingredientes provenientes de mundos
“viejas” carreteras atravesaban las asemeja a ese texto en que un pasado culturales distantes y heterogéneos, y
poblaciones convirtiéndose en calles, borrado emerge tenazmente, aunque por lo tanto atravesadas por dis-conti-
contagiando al viajero del “aire del borroso, en las entrelíneas que escriben nuidades en las que conviven gestos atá-
lugar”, de sus colores y sus ritmos, la el presente. Es la identidad que se gesta vicos con reflejos modernos, secretas
autopista, bordeando los centros urba- en el movimiento des-territorializador complicidades con rupturas radicales.
nos, sólo se asoma a ellos a través de los que atraviesan las demarcaciones cultu- Quizás sea el fenómeno del rock en
textos de las vallas que “hablan” de los rales pues, desarraigadas, las culturas español el que resulte más sintomático
productos del lugar y de sus sitios de tienden inevitablemente a hibridarse. de los cambios que atraviesa la identi-
interés. No puede entonces resultar Ante el desconcierto de los adultos dad en los más jóvenes. Identificado
extraño que las nuevas formas de habi- vemos emerger una generación forma- con el imperialismo cultural y los bas-
tar la ciudad del anonimato, especial- da por sujetos dotados de una “plastici- tardos intereses de las multinacionales
mente por las generaciones que han dad neuronal” y elasticidad cultural durante casi veinte años, el rock ha
adquirido, desde los años 80, una capa-
cidad especial de traducir la brecha
generacional y algunas transformacio-
nes claves en la cultura política de
Ni los padres constituyen el nuestros países. Transformaciones que
convierten al rock en vehículo de una
patrón-eje de las conductas, ni la conciencia dura de la descomposición
de los países, de la presencia cotidiana
escuela es el único lugar legitimado de la muerte en las calles, de la sin sali-
da laboral y la desazón moral de los
del saber, ni el libro es el centro que jóvenes, de la exasperación de la agre-
sividad y lo macabro11. El movimiento
articula la cultura. del rock latino rompe con la mera escu-
cha juvenil para despertar creativida-
nacido con esa ciudad, sea agrupándose que, aunque se asemeja a una falta de des insospechadas de mestizajes e
en tribus10 cuya ligazón no proviene ni forma, es más bien apertura a muy hibridaciones: tanto de lo cultural con
de un territorio fijo ni de un consenso diversas formas, camaleónica adapta- lo político como de las estéticas trans-
racional y duradero sino de la edad y ción a los más diversos contextos y una nacionales con los sones y ritmos más
del género, de los repertorios estéticos enorme facilidad para los “idiomas” del locales. De Botellita de Jerez a Maldita
y los gustos sexuales, de los estilos de vídeo y del computador, esto es para Vecindad, Caifanes o Café Tacuba en
vida y las exclusiones sociales. Enfren- entrar y manejarse en la complejidad de México, Charly García, Fito Paez o los
tando la masificada diseminación de las redes informáticas. Los jóvenes arti- Enanitos verdes y Fabulosos Cádillac en
sus anonimatos, y fuertemente conec- culan hoy las sensibilidades modernas a Argentina, hasta Estados Alterados y
tada a las redes de la cultura-mundo de las posmodernas en efímeras tribus que Aterciopelados en Colombia. “En tanto
la información y el audiovisual, la hete- se mueven por la ciudad estallada o en afirmación de un lugar y un territorio,
rogeneidad de las tribus urbanas nos las comunidades virtuales, cibernéticas. este rock es a la vez propuesta estética
descubre la radicalidad de las transfor- Y frente a las culturas letradas —ligadas y política. Uno de los ‘lugares’ donde
maciones que atraviesa el nosotros, la estructuralmente al territorio y a la len- se construye la unidad simbólica de
profunda reconfiguración de la socia- gua— las culturas audiovisuales y musi- América Latina, como lo ha hecho la
bilidad. cales rebasan ese tipo de adscripción salsa de Rubén Blades, las canciones de

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Mercedes Sosa y de la Nueva Trova lugar de pertenencia y de enunciación Atravesado por los movimientos que
Cubana, lugares desde donde se miran específico, lo prueba la existencia del le impone el mercado, desde las disque-
y se construyen los bordes de lo lati- canal latino de MTV, en el que se hace ras a la radio, en el rock latino se supe-
ran las subculturas regionales en una
integración ciertamente mercantilizada
pero en la que se hacen audibles las per-
cepciones que los jóvenes tienen hoy de
Esta diversificación y difusión nuestras ciudades: de sus ruidos y sus
sones, de la multiplicación de las violen-
del saber, por fuera de la escuela, es cias y del más profundo desarraigo. Sin
olvidar ese otro fenómeno cultural que
uno de los retos más fuertes que el son las mezclas de las músicas étnicas y
campesino-populares con ritmos, instru-
mundo de la comunicación le plantea mentos y sonoridades de la modernidad
musical como los teclados, el saxo y la
al sistema educativo. batería. Ahí el “viejo folklor” no se trai-
ciona ni deforma sino que se transforma
noamericano”, afirma una joven inves- presente, junto a la musical, la creati- volviéndose más universalmente iberoa-
tigadora colombiana12. Que se trata no vidad audiovisual en ese género híbri- mericano. Aunque producto en buena
de meros fenómenos locales/naciona- do, global y joven por excelencia que medida de los medios masivos y de la
les sino de lo latinoamericano como un es el videoclip. escenografía de tecnológica de los con-

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ciertos, esas nuevas músicas vuelven defi- marcan la frontera entre la música y el culaba legítimamente se correspondían
nitivamente urbana e internacional una ruido, mientras para los jóvenes es allí unos personajes que detentaban el saber
música cuyo ámbito de origen fue el donde empieza su experiencia musical. ostentando el poder de ser los únicos con
campo y la provincia. Una segunda dinámica, que hace capacidad de leer/interpretar el libro de
parte del ecosistema comunicativo en los libros. De ahí que una de las trans-
Nuevos lenguajes y formación que vivimos, se anuda pero desborda el formaciones más de fondo que puede
de ciudadanos ámbito de los grandes medios, se trata experimentar una sociedad es aquella
de la aparición de un entorno educacio- que afecta los modos de circulación del
La aparición de un ecosistema comuni- nal difuso y descentrado en el que estamos saber. Y es ahí que se sitúa la segunda
cativo se está convirtiendo para nuestras inmersos. Un entorno de información y dinámica que configura el ecosistema
sociedades en algo tan vital como el eco- de saberes comunicativo en que estamos inmersos:
sistema verde, ambiental13. La primera es disperso y fragmentado como el saber
manifestación de ese ecosistema es la puede circular por fuera de los lugares
multiplicación y densificación coti- sagrados que antes lo detentaban y de
diana de las tecnologías comunica- las figuras sociales que lo adminis-
tivas e informacionales; pero su traban.
manifestación más profunda La escuela ha dejado de ser
se halla en las nuevas sensi- el único lugar de legitima-
bilidades, lenguajes y escri- ción del saber, pues hay una
turas que las tecnologías multiplicidad de saberes
catalizan y desarrollan. Y que circulan por otros
que se hacen más clara- canales y no le piden per-
mente visibles entre los miso a la escuela para
más jóvenes: en sus expandirse socialmente.
empatías cognitivas y Esta diversificación y
expresivas con las tecnolo- difusión del saber, por
gías, y en los nuevos fuera de la escuela, es uno
modos de percibir el espa- de los retos más fuertes que
cio y el tiempo, la velocidad el mundo de la comunica-
y la lentitud, lo lejano y lo cer- ción le plantea al sistema edu-
cano. Se trata de una experiencia cativo. Frente al maestro que sabe
cultural nueva, o como W. Benjamin recitar muy bien su lección hoy se
lo llamó, un sensorium nuevo, unos sienta un alumno que por ósmosis con
nuevos modos de percibir y de sentir, de el medio-ambiente comunicativo se
oír y de ver, que en muchos aspectos halla “empapado” de otros lenguajes,
choca y rompe con el sensorium de los múltiples, y descentrado por relación al saberes y escrituras que circulan por la
adultos. Un buen campo de experimen- sistema educativo que aun nos rige, y sociedad. Saberes-mosaico, como los ha
tación de estos cambios y de su capaci- que tiene muy claros sus dos centros en llamado A. Moles14, por estar hechos de
dad de distanciar a la gente joven de sus la escuela y el libro. Las sociedades han trozos, de fragmentos, que sin embargo
propios padres se halla en la velocidad y centralizado siempre el saber, porque el no impiden a los jóvenes tener con fre-
la sonoridad. No sólo en la velocidad de saber fue siempre fuente de poder, desde cuencia un conocimiento más actualiza-
los autos, sino en la de las imágenes, en los sacerdotes egipcios hasta los monjes do en física o en geografía que su propio
la velocidad del discurso televisivo, espe- medievales o los asesores de los políticos maestro. Lo que está acarreando en la
cialmente en la publicidad y los video- actualmente. Desde los monasterios escuela no una apertura a esos nuevos
clips, y en la velocidad de los relatos medievales hasta las escuelas de hoy, el saberes sino un fortalecimiento del auto-
audiovisuales. Y lo mismo sucede con la saber ha conservado ese doble carácter ritarismo, como reacción a la pérdida de
sonoridad, con la manera cómo los jóve- de ser a la vez centralizado y personifi- autoridad que sufre el maestro, y la des-
nes se mueven entre las nuevas sonori- cado en figuras sociales determinadas: al calificación de los jóvenes como cada día
dades: esas nuevas articulaciones sono- centramiento que implicaba la adscrip- más frívolos e irrespetuosos con el siste-
ras que para la mayoría de los adultos ción del saber a unos lugares donde cir- ma del saber escolar.

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Y sin embargo lo que nuestras socie- paquetes de conocimiento— a otro des- los que hoy se moviliza no sólo la infor-
dades están reclamando al sistema edu- centrado y plural, cuya clave es el “en- mación sino el trabajo, el intercambio y
cativo es que sea capaz de formar ciuda- cuentro” del palimpsesto y el hipertex- la puesta en común de proyectos, de
danos y que lo haga con visión de futuro, to. Pues como antes afirmé el palimpsesto investigaciones científicas y experimen-
esto es para los mapas profesionales y es ese texto en el que un pasado borra- taciones estéticas. Sólo haciéndose cargo
laborales que se avecinan. Lo que impli- do emerge tenazmente, aunque borroso, de esas transformaciones la escuela podrá
ca abrir la escuela a la multiplicidad de en las entrelíneas que escriben el presen- interactuar con las nuevas formas de par-
escrituras, de lenguajes y saberes en los te; y el hipertexto es una escritura no ticipación ciudadana que el nuevo entor-
que se producen las decisiones. Para el secuencial, un montaje de conexiones en no comunicacional le abre hoy a la edu-
ciudadano eso significa aprender a red que, al permitir/exigir una multipli- cación.
Por eso uno de los más graves retos que
el ecosistema comunicativo le hace a la
educación reside en planearle una dis-
Necesitamos una educación que yuntiva insoslayable: o su apropiación
por la mayoría o el reforzamiento de la
no deje a los ciudadanos inermes división social y la exclusión cultural y
política que él produce. Pues mientras los
frente a las poderosas estratagemas hijos de las clases pudientes entran en
interacción con el ecosistema informa-
de que hoy disponen los medios cional y comunicativo desde el compu-
tador y los videojuegos que encuentran
masivos para camuflar sus intereses en su propio hogar, los hijos de las clases
populares —cuyas escuelas públicas no
y disfrazarlos de opinión pública. tienen, en su inmensa mayoría, la más
mínima interacción con el entorno infor-
leer/descifrar un noticiero de televisión cidad de recorridos, transforma la lectu- mático, siendo que para ellos la escuela
con tanta soltura como lo aprende hacer ra en escritura. Mientras el tejido del es el espacio decisivo de acceso a las nue-
con un texto literario. Y para ello nece- palimpsesto nos pone en contacto con la vas formas de conocimiento— están que-
sitamos una escuela en la que aprender memoria, con la pluralidad de tiempos dando excluidos del nuevo espacio labo-
a leer signifique aprender a distinguir, a que carga, que acumula todo texto, el ral y profesional que la actual cultura
discriminar, a valorar y escoger dónde y hipertexto remite a la enciclopedia, a las tecnológica ya prefigura.
cómo se fortalecen los prejuicios o se posibilidades presentes de intertextuali- Abarcando la educación expandida
renuevan las concepciones que tenemos dad e intermedialidad. Doble e imbrica- por el ecosistema comunicativo y la que
de la política y de la familia, de la cul- do movimiento que nos está exigiendo tiene lugar en la escuela, el chileno Mar-
tura y de la sexualidad. Necesitamos una sustituir el lamento moralista por un tín Hopenhayn traduce a tres objetivos
educación que no deje a los ciudadanos proyecto ético: el del fortalecimiento de básicos los “códigos de modernidad”15.
inermes frente a las poderosas estratage- la conciencia histórica, única posibilidad Esos objetivos son: formar recursos
mas de que hoy disponen los medios de una memoria que no sea mera moda humanos, construir ciudadanos y des-
masivos para camuflar sus intereses y retro ni evasión a las complejidades del arrollar sujetos autónomos. En primer
disfrazarlos de opinión pública. presente. Pues sólo asumiendo la tecni- lugar, la educación no puede estar de
De ahí la importancia estratégica que cidad mediática como dimensión estraté- espaldas a las transformaciones del
cobra hoy una escuela capaz de un uso gica de la cultura es que la escuela puede mundo del trabajo, de los nuevos sabe-
creativo y crítico de los medios audiovi- hoy interesar a la juventud e interactuar res que la producción moviliza, de las
suales y las tecnologías informáticas. con los campos de experiencia que se pro- nuevas figuras que recomponen acelera-
Pero ello sólo será posible en una escue- cesan esos cambios: desterritorializa- damente el campo y el mercado de las pro-
la que transforme su modelo (y su pra- ción/relocalización de las identidades, fesiones. No se trata de supeditar la for-
xis) de comunicación, esto es que haga hibridaciones de la ciencia y el arte, de mación a la adecuación de recursos
posible el tránsito de un modelo centra- las literaturas escritas y las audiovisuales: humanos para la producción, sino de
do en la secuencia lineal —que encade- reorganización de los saberes y del mapa que la escuela asuma los retos que las
na unidireccionalmente grados, edades y de los oficios desde los flujos y redes por innovaciones tecno-productivas y labo-

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rales le plantean al ciudadano en térmi- manera que la sociedad no busque sal- ces de saber leer/descifrar la publicidad
nos de nuevos lenguajes y saberes. Pues vadores sino genere sociabilidades para y no dejarse masajear el cerebro, jóvenes
sería suicida para una sociedad alfabeti- convivir, concertar, respetar las reglas del capaces de tomar distancia del arte de
zarse sin tener en cuenta el nuevo país juego ciudadano, desde las de tráfico moda, de los libros de moda, que pien-
que productivamente está apareciendo. hasta las del pago de impuestos. Y en ter- sen con su cabeza y no con las ideas que
En segundo lugar, construcción de ciuda- cer lugar la educación es moderna en la circulan a su alrededor.
danos significa que la educación tiene medida en que sea capaz de desarrollar Si las políticas sobre juventud no se
que enseñar a leer ciudadanamente el sujetos autónomos. Frente a una sociedad hacen cargo de los cambios culturales
mundo, es decir tiene que ayudar a crear que masifica estructuralmente, que tien- que pasan hoy decisivamente por los
en los jóvenes una mentalidad crítica, de a homogeneizar incluso cuando crea procesos de comunicación e informa-
cuestionadora, desajustadora de la iner- posibilidades de diferenciación, la posi- ción están desconociendo lo que viven
cia en que la gente vive, desajustadora bilidad de ser ciudadanos es directamen- y cómo viven los jóvenes, y entonces no
del acomodamiento en la riqueza y de la te proporcional al desarrollo de los jóve- habrá posibilidad de formar ciudada-
resignación en la pobreza. Es mucho lo nes como sujetos autónomos, tanto nos, y sin ciudadanos no tendremos ni
que queda por movilizar desde la educa- interiormente como en sus tomas de sociedad competitiva en la producción
ción para renovar la cultura política, de posición. Y libre significa jóvenes capa- ni sociedad democrática en lo político.

Jesús Martín Barbero Notas


Doctor en Filosofía de la Universidad de Lovai- 1. CRONFLY, F., Cruz, La sombrilla planetaria, Bogotá. Planeta, 1994, p.60.
na. Postdoctorado en Antropología y Semióti-
2. MEAD, M., Cultura y compromiso, Buenos Aires, Granica, pp. 105-106.
ca en París. Sus estudios están dedicados a la
investigación de las transformaciones de la 3. ARIÉS, Ph., L’enfant et la vie familial sous l’Ancien Regime, París, Plon. 1960; MEAD,
comunicación y la cultura, las políticas y la ges- M., Childwood in Contemporary Cultures, University of Chicago, Press, 1955.
tión cultural.
4. MEYROWITZ, J., No Sense of Place, University of New Hamsphire, 1992, p. 447.
Fundó el Departamento de Ciencias de la
Comunicación de la Universidad del Valle, ha 5. GIDDENS, A., Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza, 1994, p.32 y ss.
sido presidente de la Asociación Latinoameri- 6. RAMÍREZ, MUÑOZ, S., Trayectos del consumo, Cali, Univalle, 1995, p. 60; RAMÍREZ, S.,
cana de Investigadores de la Comunicación y “Cultura, tecnologías y sensibilidades juveniles”, Nómadas (4), Bogotá, 1996.
miembro activo de la Federación Latinoameri-
cana de Facultades de Comunicación Social. 7. BARLOZZETTI, G., (ed.), Il Palinsesto: testo, apparati y géneri della televisione, Milán
Además, ha trabajado como investigador aso- Franco Angeli, 1986.
ciado en la Universidad Complutense de Madrid
8. GARCIA CANCLINI, N., “Culturas de la ciudad de México: símbolos colectivos y usos del
y como profesor en la Cátedra Unesco de la
espacio urbano”, El consumo cultural en México, México, Conaculta, 1993, p. 49.
Universidad Autónoma de Barcelona, en la Uni-
versidad de Stanford, y de Cambdige, en la 9. AUGE, M., Los “no lugares”. Espacios del anonimato, Gedisa, Barcelona, 1993.
Escuela Nacional de Antropología e Historia de
10. Véase a ese respecto MAFFESOLI, M., El tiempo de las tribus, Barcelona, Icaria, 1990;
México. Paralelamente a su labor como docen-
Perez Tornero, J. M., y otros, Tribus urbanas: el ansia de identidad juvenil, Barcelona, Pai-
te, es asesor internacional de revistas como
dos, 1996.
Sociedad (Buenos Aires), Analisi (Barcelona),
Versión (México), Diálogos de la Comunicación 11. BRITO GARCIA, L., El imperio contracultural. Del rock a la postmodernidad, Caracas,
(Lima), The Communication Review (California) Nueva sociedad, 1994.
y Telos (Madrid) y miembro del Comité edito-
rial de la revista Pensar Iberoamérica. 12. RUEDA, A., Representaciones de lo latinoamericano: memoria, territorio y transnacio-
nalidad en el videoclip del rock latino, tesis, Cali, Univalle, 1998.
Es reconocido por los libros de investigación que
ha escrito, entre los que se encuentran De los 13. MARTÍN BARBERO, J., Heredando el futuro. Pensar la educación desde la comunica-
medios a las mediaciones (traducido al inglés, ción, Nómadas (5), Bogotá, 1996.
al francés y al portugués), Comunicación masi- 14. MOLES, A., Sociodinámica de la cultura, Buenos Aires, Paidos, 1978.
va, Discurso y poder, Televisión y melodrama,
Los Ejercicios del ver, Oficio de cartógrafo: tra- 15. HOPENHAYN, M., La enciclopedia vacía. Desafíos del aprendizaje en tiempo y espa-
vesias latinoamericanas de la comunicación en cio multimedia, Nómadas (9), Bogotá, 1998, pp. 10-18.
la cultura. Asimismo, es autor de innumerables
artículos sobre comunicación en prestigiosas
revistas colombianas e internacionales.
Artículo publicado en el n.º 0 de la revista digital de Cultura de la OEI, Pensar Iberoamérica.

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