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Carta a la Leopoldo Aguerrevere

Les doy un saludo cordial y de antemano me disculpo si esto es un poco largo y quita algún tiempo leerlo, pero la
circunstancia lo amerita.

Desde el lunes le he estado dando vueltas a la manera para superar la inquietud y asumir alguna acción que pueda
prevenir cualquier disgusto innecesario, una vez que dé a luz a mi bebé próximamente en la clínica Leopoldo
Aguerrevere. Comencé a buscar información que le diera argumentos científicos y legales a mi simple lógica intuitiva,
basada en el amor de madre: ¿por qué debo aceptar que me separen tantas horas de mi bebé suponiendo que todo
esté bien con su salud una vez nacida?, y mi razón ha permanecido junto a mi intuición, simplemente no debe ser y
tengo fe en haber encontrado la tranquilidad para recibir a mi bebita, y sobre todo, la mente positiva de que todo
estará bien con ella y conmigo.

Después de haber escuchado diversas opiniones (que nunca faltan) que lograron calentarme las orejas y alejarme del
buen sentido común, decidí acercarme ayer por la tarde al Instituto Nacional de la Mujer INAM, buscando algún tipo
de asesoría sobre mi planteamiento. Era un poco tarde para que me atendieran y me recomendaron volver hoy a
primera hora para anotarme en lista y ser atendida gratuitamente por una abogado de la defensoría de los derechos
de la mujer. Volví hoy a primera hora e hice mi larga espera pero valió la pena, afortunadamente me atendió una
abogada joven, sensible y con 4 meses de embarazo que se conectó completamente con el caso, me puso completa
atención y disposición, y se dedicó toda la mañana a elaborar en conjunto conmigo el documento de 4 páginas que
les anexo.

Pasamos primero por una revisión del caso, yo le pude explicar con detalle que por información obtenida de manera
personal, directa y verbal en la clínica durante la mañana del día lunes 23 de mayo del presente, que una vez dado el
alumbramiento por parto normal (e incluso por cesárea) no se le permite a la madre tener contacto directo con su
bebé, y que por el contrario éste es llevado a una sala de observación (retén) con una estadía promedio de 6 a 8
horas, independientemente de que éste se encuentre en un estado de salud y condiciones médicas normales;
también me dijeron que no hay garantía de que la dejen en la habitación conmigo, si no que la puedo ver cada 6
horas por un lapso de tiempo no mayor de 2 horas. Ambas coincidimos en opinión que debe haber un respeto por los
conocimientos médicos de todo el personal profesional que labora en la clínica, condición que no se pone en duda
tratándose de una larga experiencia en el tema de la natalidad. Se trata más bien de un asunto de estandarización
de la neonatología moderna que ha impuesto un patrón de separación, en algunos casos, innecesaria de madre y
bebé.

La intención es solicitar ante cualquier instancia de este centro clínico que, siempre y cuando las condiciones médicas
de mi bebé sean normales, ésta sea separada de mí sólo el tiempo mínimo y estrictamente necesario para su revisión
neonatal. Actualmente cumplo con todas las condiciones de embarazo para que mi bebé nazca a término, y no hay
señales obstétricas que indiquen alguna complicación previa al parto o algún problema con mi bebé. Suponiendo que
su estado de salud cumpla con las condiciones óptimas, me siento en pleno derecho a que su observación se
desarrolle mientras se encuentra conmigo en la habitación.

La lógica humana que me ha guiado es muy simple, la norma biológica de nuestra especie es la que determina el
contacto estrecho entre la madre y su bebé recién nacido, quienes formamos parte de Buennacer sabemos que la
relación madre lactante aporta protección, calor, estimulación social y nutrición al bebé. Durante los 9 meses del
embarazo ha oído mi voz y ha estado en contacto con mi olor que seguramente reconocerá y facilitará el
establecimiento de nuestro vínculo y su adaptación al ambiente postnatal. Además, como madre me siento con el
pleno derecho a compartir con mi bebé esas primeras horas después de una larga espera para tenerla en mis brazos.
Más de una madre me ha dicho que estaré tan agotada que de todos modos no podré estar despierta ni alerta para
estar con mi bebé, pero no quisiera dar eso por sentado y experimentarlo en carne propia, y por muy cansada que
me pueda encontrar, quiero estar cerca de mi bebita.

Todo lo que interrumpa el contacto piel con piel entre una mujer y su hijo recién nacido es separación, y esa
separación está prohibida por ley en Venezuela. Me he dedicado a revisar la guía esencial para el cuidado antenatal,
perinatal y postparto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y claramente dice que deberían ser abandonadas
las siguientes prácticas (entre otras que no me quiero detener a mencionar por no ser pertinentes en mi caso
particular):

1. Separar a las madres de sus hijos cuando estos se encuentran en buen estado de salud
2. Administración de agua/glucosa en forma rutinaria a los niños amamantados
3. Lactancia con restricciones
Además recomienda:

1. Contacto madre-hijo irrestricto


2. Incentivar el cuidado materno piel a piel con su bebé durante al menos las primeras dos horas después del parto,
así como todo lo que sea posible durante el postparto inmediato y posteriormente
3. No separar al bebé de su madre en las primeras horas después del parto. Intentar realizar todos los exámenes
necesarios para el recién nacido normal en la cama de la madre, en lugar de utilizar una mesa examinadora apartada
4. Retrasar la realización de los exámenes que no sean necesarios. Realizar los exámenes con la madre y el niño
juntos; demorar la hora del baño por 6 horas o más
5. Demorar la profilaxis de la conjuntivitis gonocócica, para evitar que el contacto visual madre – hijo se vea
alterado. Luego del nacimiento buscar los momentos apropiados, para dar la vitamina K, BCG y realizar la profilaxis
de la conjuntivitis gonocócica contra la gonorrea. (En aquellas instituciones donde esté indicado)
6. Incentivar la exclusividad del amamantamiento a demanda desde el nacimiento y evite cualquier suplemento para
el bebé que contenga agua, glucosa, o sustitutos de leche materna

De toda esta discusión surgió un documento que no sé cómo hacer para anexarlo porque lo tengo escaneado por
página en pdf, algunos argumentos no los tomamos en cuenta para no hacerlo muy pesado. Para que esto
procediera legal e institucionalmente me abrieron un expediente y quedaron completamente a la orden de cualquier
eventualidad con mi caso, asumiendo toda la responsabilidad pertinente a este asunto. El resultado es el documento
que ya fue entregado en la clínica. Ahora falta esperar que llegue el momento de dar a luz y recibir un servicio
postnatal más humanizado. Pienso que esta acción ha sido la más correcta y no llega a ser amenaza ni intimidación.

Espero que toda esta experiencia sirva de algo y se establezca como un precedente necesario y positivo en función
de hacer valer nuestros derechos.

Gracias por toda su atención. Afectuosamente,

Francia Medina

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