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CURSO WINNICOTT Y KOHUT

NUEVAS PERSPECTIVAS EN PSICOANÁLISIS, PSICOTERAPIA Y


PSIQUIATRÍA. LA INTERSUBJETIVIDAD Y LOS TRASTORNOS COMPLEJOS.
NIVEL AVANZADO

UNIDAD TEMÁTICA VI
CLASE 1 TRASTORNOS NARCISISTAS

“Narcisismo” es un término que evoca múltiples significaciones en nuestra


disciplina, tanto en las descripciones referidas a la evolución del psiquismo, como en
la psicopatología y en la clínica y, como lo plantea Willy Baranger (1969b): “El
concepto de narcisismo tiene, en la teorización psicoanalítica, una ubicación
semejante a la del concepto de identificación: ambos llevaron a una reestructuración
profunda de la teoría psicoanalítica”. “El narcisismo -agrega- trastorna por completo
la teoría de las pulsiones”.

Veamos, en un simple listado enumerativo, las diferentes acepciones del término,


deteniéndonos en aquellas que utilizan los autores que en este curso consideramos,
en relación con la clínica de los pacientes graves:

I. Narcisismo referido a la evolución del desarrollo psíquico.


I. a. Etapa o fase del desarrollo, entre autoerotismo y amor objetal. Etapa referida
al tiempo de pasaje, pero también fase que reúne la dispersión autoerótica
pregenital. Sigmund Freud enuncia en 1914 al narcisismo como “nuevo acto
psíquico”, aludiendo a la reunión de la dispersión de las zonas autoeróticas,
en una totalidad que comienza a reconocerse como única.
I.b. Elección narcisista de objeto: en la clínica, lleva a la no diferenciación Yo-No
Yo. A este tipo de elección narcisista se refiere Freud en “Introducción del
Narcisismo”, en 1914. Recordemos que narcisista era aquella elección que
recaía en un objeto igual a sí mismo, como una parte de uno o relacionado
con el ideal (lo que fui o quisiera ser). Desde la literatura, hay numerosas
alusiones a estas elecciones. Veamos, por ejemplo, la cita del escritor
Parafraseando a Gudbergur Bergsson (“La magia de la niñez”, Ed.
Tusquets)…los poetas lo construyen todo sobre sus propias opiniones y sus
propias experiencias, no conocen nada fuera de ellos mismo. Para ellos, las
demás personas no son más que una conjetura”...
I.c. Identificación narcisista (él es una parte de mí o yo una parte de él,
mecanismos base de la identificación proyectiva que describe Melanie Klein,
que borran las diferencias sujeto/objeto y lleva al universo de lo Uno).
I.d. Narcisismo como complemento libidinoso del egoísmo.

II Narcisismo en la clínica
II.a. Rasgos narcisistas (orgullo, soberbia).
II.b. Herida narcisista (relacionado con el amor propio, autoestima).
II.c. El Narcisismo de las pequeñas diferencias de la obra freudiana.
II.d. Narcisismo como perversión (el cuerpo, o una parte, como objeto de amor
homosexual).
II.e. Resistencias narcisistas que se registran durante el tratamiento.

Vale la pena recordar otros conceptos útiles para la construcción de una nueva
psicopatología clínica:
– Narcisismo bueno y malo (patológico) o de vida y de muerte como lo enuncia
Andre Green (1986) que implica señalar un narcisismo “enamorado de la muerte”,
opuesto a la formación de estructura psíquica, contrario al narcisismo de vida
(creador de vínculos que dará lugar a estructura psíquica).
– El “buen” narcisismo, en la definición de W.G. Joffe: “Estado ideal de bienestar
fundamentalmente afectivo, que deriva del funcionamiento integrado y armónico
de todas las estructuras biológicas y mentales”.
– Narcisismo saludable implica una medida adecuada o conveniente de amor propio
que varía en cada etapa de la vida y es máximo en la adolescencia. Este buen
narcisismo implica correctas y realistas representaciones del self.
– El mal narcisismo lleva al autocentrismo como defensa de vínculos objetales
patológicos. Sin embargo, en el medio psicoanalítico, el término “narcisista” aún se
utiliza más del modo peyorativo, que para describir a alguien con adecuada
autoestima.

Este listado precedente no agota la totalidad de usos del término1 que, como
muchos vocablos clásicos, ha sufrido diversos deslizamientos en cuanto a su
significación (al igual que otros términos propios de nuestras conceptualizaciones,
como “transferencia”, “actuación”, “perversión”, etc.)

La clínica del narcisismo comprende un campo extremadamente extenso: desde el


extremo del pensamiento fanático, que no da lugar a otro, hasta las afecciones de la
autoestima, así como las fronteras con el semejante y la propia sensación de
(i)realidad. Los trastornos de despersonalización, desrealización y extrañamiento
resultan productos de la caída de valores narcisistas que habitualmente mantienen
en pie al propio sentimiento de identidad y que, en crisis, llevan al sentimiento de
vacío.

En clases anteriores decíamos que… “El narcisismo es caracterizado por su


particular modo de vivenciar al objeto como una parte de sí-mismo. Esta modalidad
vincular, está en directa relación con la aparición de trastornos de la autoestima (que
no es, en la concepción kohutiana, un resultado del conflicto impulso/defensa). Es
Heinz Kohut quien describe los Trastornos narcisistas de la personalidad y de la
conducta, a partir de las particulares transferencias narcisistas que ve surgir en la
clínica con sus pacientes deficitarios. Las transferencias narcisistas serán llamadas,
en el tramo final de la obra de Kohut, “transferencias objeto del self”, definiendo a
este objeto del self, como aquel que está cargado narcisísticamente para el sujeto y
con el que se vincula, básicamente, de tres maneras: especular, idealizada y alter
ego. Estos vínculos son imprescindibles para la supervivencia y el desarrollo del
niño, que requerirá ser reflejado, así como necesitará de una figura (un objeto del
self) a quien idealizar, y luego de un objeto que funcione como par con él (alterego).
Estos tres tipos de transferencias estarán presentes en el análisis, si ha habido
déficits en la relación con los objetos del self necesarios en cada etapa evolutiva del
sujeto. Estos déficits, si se hallan presentes en la personalidad del paciente, implican

1
Hemos dejado de lado la alusión a la “cultura narcisista” como sinónimo de posmodernidad (cultura
“de la imagen”) referida a la superficialidad y a la inconsistencia.
una detención del desarrollo. Este desarrollo podrá retomar su dirección, con un
nuevo empuje -como el nuevo comienzo de Balint- si el analista responde
empáticamente, a la manera del objeto del self que el paciente necesita como un
puente para continuar su evolución”.2

También destacamos que “las patologías narcisistas descriptas por Kohut son los
Trastornos primarios del self (psicosis, borderlines, adicciones,) y las Secundarias
(Los Trastornos narcisistas de la personalidad y las neurosis)”. 3

Veamos los Trastornos narcisistas de la personalidad (TNP). Estos trastornos


despliegan una particular transferencia, y este es el signo más importante. Este tipo
de transferencia se establece gradual pero firmemente en la medida en que el
analista va respondiendo a ella con su empatía. Sin embargo Kohut, Otto Kernberg y
Glen Gabbard han descrito diferentes personalidades narcisistas. El que describe
Kernberg (1979) es el que toma el DSM IV4 en el grupo B del eje II5.

2
Un trabajo actual que muestra exhaustivamente la detención del desarrollo en la clínica puede ser
encontrado en Borgogno, F. (2005)
3
Para Kohut, las patologías primarias no son analizables. Este autor propone un abordaje
psicoterapéutico de apoyo, pero no psicoanalítico, dado que, dice, no hay un núcleo psicológico
central constituido.
4
Ver glosario.
5
Según el DSM IV: La característica esencial del trastorno narcisista de la personalidad es un patrón
general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía que empieza al comienzo de la
edad adulta y que se da en diversos contextos.
Los sujetos, que suelen ser varones, tienen un sentido grandioso de autoimportancia. Es habitual en
ellos el sobrevalorar sus capacidades y exagerar sus conocimientos y cualidades, con lo que
frecuentemente dan la impresión de ser jactanciosos y presuntuosos. Pueden asumir alegremente el
que otros otorguen un valor exagerado a sus actos y sorprenderse cuando no reciben las alabanzas
que esperan y que creen merecer. Los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad creen que
son superiores, especiales o únicos y esperan que los demás les reconozcan como tales. Piensan
que sólo les pueden comprender o sólo pueden relacionarse con otras personas que son especiales o
de alto status y atribuyen a aquellos con quienes tienen relación las cualidades de ser “únicos”,
“perfectos” o de tener “talento”.
Generalmente, los sujetos con este trastorno demandan una admiración excesiva. Su autoestima es
casi siempre muy frágil. Pueden estar preocupados por si están haciendo las cosas suficientemente
bien y por cómo son vistos por los demás. Esto suele manifestarse por una necesidad constante de
atención y admiración. Esperan ser atendidos y están confundidos o furiosos si esto no sucede. Por
ejemplo, pueden asumir que ellos no tienen por qué hacer cola y que sus prioridades son tan
importantes que los demás deberían ser condescendientes con ellos, por lo que se irritan si los otros
no les ayudan en su trabajo “que es tan importante”. Esta pretenciosidad, combinada con la falta de
sensibilidad para los deseos y necesidades de los demás, puede acarrear la explotación consciente o
inconsciente del prójimo.
Por lo general, los sujetos con trastorno narcisista de la personalidad carecen de empatía y tienen
dificultades para reconocer los deseos, las experiencias subjetivas y los sentimientos de los demás.
Cuando se reconocen las necesidades, los deseos o los sentimientos de los demás, es probable que
sean vistos con menosprecio como signos de debilidad o vulnerabilidad. Quienes se relacionan con
sujetos con un trastorno narcisista de la personalidad habitualmente llegan a una frialdad emocional y
Para Kohut, los TNP se caracterizan por la sensación de fragilidad, de caída
inminente que acompaña al sujeto en todo su desarrollo. Suele pasar inadvertido y
rehuir ser el centro de atención. Es sensible, vergonzoso y se siente herido con
facilidad. Pareciera que, a grandes rasgos, los TNP se dividen en dos subtipos:
Vulnerable/Sensible y Grandioso/Exhibicionista. Pero, además, los TNP que
describe Kohut tienen un funcionamiento social aceptable y si resultan agresivos es
consecuencia de heridas narcisísticas. Se destaca la falta, el déficit de objeto que ha
detenido el desarrollo. Los que comenta Kernberg resultan mucho más parecidos a
los borderlines, arrogantes, agresivos, envidiosos, grandiosos. Para Kohut, la
idealización en la transferencia es aceptada y resulta necesariamente un intento de
construir la fase faltante del desarrollo. Para Kernberg, la idealización es interpretada
siempre como defensiva frente a sentimientos negativos (rabia, envidia, desprecio).

Estas postulaciones hacen posible relacionar el vínculo entre cultura y producción


de psicopatología, la idea es que el sentido de que el sufrimiento del hombre a partir
de la posguerra surge como una consecuencia del cambio histórico-social, debida
cuenta del anonimato actual, de la falta de disponibilidad del otro y de las
particularidades de los encuentros entre las personas.

Donald Winnicott, siempre fue reacio a emplear el concepto de narcisismo. Dice en


1966 que “nunca me satisfizo el uso de la palabra ‘narcisista’… pues el concepto
íntegro de narcisismo excluye las enormes diferencias resultantes de la actitud
general y la conducta de la madre”. Concibe al narcisismo primario como el estado
en que el individuo considera al ambiente como parte de su self, correspondiendo al
momento del vínculo subjetivo con el objeto.

Glosario
DSM IV es la cuarta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales de la American Psychiatric Association. En él se clasifican las patologías
mentales. Es importante aclarar que siempre debe ser utilizado por personas con
experiencia clínicas, ya que se usa como una guía que debe ser acompañada de

una falta de interés recíprocos. Estos sujetos suelen envidiar a los demás o creen que los demás les
envidian a ellos. Pueden envidiar los éxitos y las propiedades ajenas, creyendo que ellos son más
merecedores de aquellos logros, admiración o privilegios. Frecuentemente, presentan actitudes
snobs, desdeñosas o altivas.
juicio clínico, además de los conocimientos profesionales y criterios éticos
necesarios.

El mito de Narciso y de Eco

Cuenta la mitología
griega que Narciso era
un bello joven, hijo del
dios del río Cefiso y de la
ninfa Liríope.

Cuando nació, sus


padres consultaron al
adivino Tiresias que dio la siguiente respuesta: “Vivirá hasta viejo si no se contempla
a sí mismo”. Su belleza hacía que doncellas y jóvenes se enamoraban de él, quien
los rechazaba uno a uno. Pero, entre las jóvenes estaba la ninfa Eco, quien había
disgustado a Hera y ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de lo que
se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor. Un día,
Narciso caminaba por el bosque y ante su pregunta; “¿Hay alguien aquí?”,
escuchaba que Eco le respondía: “Aquí, aquí”. Incapaz de verla oculta entre los
árboles, Narciso le gritó: “¡Ven!”. Después de responder: “Ven, ven”, Eco salió de
entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar el
amor de Eco; ella estaba tan apenada que se ocultó en una cueva y allí se consumió
hasta que nada quedó de ella salvo su voz. Para castigar a Narciso, Némesis, la
diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una
fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, cayó
enamorado de sí mismo, se arrojó a las aguas y murió allí.

Otras versiones cuentan que admirado por su figura en el cauce de un río murió de
inanición. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo
honor al nombre y la memoria de Narciso.

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