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El recurso administrativo es un acto jurídico y no un derecho.

También un medio de defensa del administrado atribuyendo al


recurso administrativo una naturaleza jurídica a fin con las corrientes procesalistas.
La interposición de un recurso administrativo, requiere que quien lo promueva tenga una aptitud específica que le permita ser
parte en el procedimiento declarativo de impugnación. Debe poseer una legitimación previa singularizada en la invocación de la
titularidad de un derecho o interés tutelado por el ordenamiento jurídico. Si bien el recurrente es quien promueve el recurso, el
mismo no es técnicamente una parte contraria si no un colaborador de la función administrativa que ayuda a la administración a
imponer la legitimidad propia del estado de derecho.
Los actos susceptibles de ser impugnados mediante recursos administrativos son aquéllos que operan sus efectos directamente
fuera del plano interno de la administración afectando a los derechos o intereses legítimos de los particulares aún cuando su
alcance sea general.
Requisitos:
1) la indicación del acto que se recurre y consecuente declaración precisa de impugnarlo a fin de obtener el dictado de un acto
de la administración que lo revoque, modifique o derogue
2) su redacción por escrito sin importar el medio empleado
3) la firma del recurrente o apoderado, indicando el nombre, apellido y domicilio real del recurrente
Cuando se advierte alguna deficiencia formal hay que intimar al recurrente a subsanarla.
Pese a que los recursos pueden fundarse tanto en razones inherentes a la legitimidad como a la oportunidad mérito y
conveniencia, no se requiere en el ordenamiento nacional que la interposición de los mismos sea fundada, bastando con una
simple relación de los hechos.
El principal efecto que produce la presentación de un recurso administrativo es la suspensión o interrupción del curso de los
plazos del procedimiento lo cual no obsta a la ejecución del acto impugno.
Cuando el particular interesado tuviera la necesidad de tomar vista de las actuaciones se suspende durante el tiempo que le
conceda la administración el plazo para recurrir. La suspensión se opera en forma instantánea y automática en el momento que
el administrado presente la petición de vista de las actuaciones. La promoción de recursos no tiene por consecuencia la
suspensión de los efectos del acto.
El efecto no suspensivo de los recurso no impide que el administrado puede requerir la suspensión tanto en sede administrativa
como en judicial. En general ese efecto suspensivo se opera obligatoriamente para la autoridad administrativa en dos casos:
a) cuando la norma expresamente lo dispone
b) si se alegare una ilegalidad o nulidad manifiesta
APERTURA A PRUEBA
El administrado posee verdadero poder jurídico para exigir la apertura a prueba de las actuaciones a fin de producir la que
hubiera ofrecido. La administración también tiene ese prerrogativa de oficio para lograr el esclarecimiento de los hechos y de la
verdad jurídica objetiva. Producida la prueba la parte interesada posee el derecho de alegar acerca de la misma, dentro del
plazo que fija la reglamentación decayendo tal derecho en caso de no presentar el correspondiente alegato.
No es lo mismo extinguir un acto administrativo que un reglamento ya que mientras el primero se revoca el reglamento debe
ser objeto de derogación.
Tratándose de un AA la decisión que se adopte a raíz de la promoción de un recurso en sede administrativa, puede comprender
tanto la revocación, modificación, sustitución como la ratificación o confirmación del acto impugnado o bien el rechazo o
desestimación del recurso.
Lo mismo ocurre en materia de impugnación administrativa de reglamentos con la diferencia que de proceder la extinción se
llama derogación.

Recurso de reconsideración:
Es aquel que se deduce ante la propia autoridad que ha dictado el A.A o reglamento a fin de que lo revoque, derogue o
modifique, según sea el caso, por contrario imperio.
Se trata de un recurso administrativo de carácter ordinario y optativo en el sentido de que el particular que impugna no está
obligado a deducirlo para agotar las llamadas instancias administrativas ni es un presupuesto para la procedencia de otros
recursos que promueva ante la Administración.
En el ordenamiento nacional el recurso de reconsideración cuyo plazo de interposición es de 10 días no constituye un
presupuesto previo para la habilitación del recurso o acción contencioso administrativa.
El recurso de reconsideración obliga al órgano administrativo a resolverlo y en el derecho positivo nacional cuando es
interpuesto contra actos definitivos o asimilables a definitivos lleva el recurso jerárquico en subsidio.
Procede tanto contra los actos definitivos o aquellos que sin tener ese carácter impidan totalmente el trámite de la impugnación
como también con respecto a los actos interlocutorios o de mero trámite siempre que se afecte un derecho subjetivo o un
interés legítimo del administrado.
El recurso debe moverse ante el mismo órgano que dictó el acto administrativo que se recurre. Si el acto administrativo o
reglamento hubiera sido dictado por delegación el recurso de reconsideración debe ser resuelto por el órgano delegado sin
perjuicio de la facultad de avocarse que posee el delegante. Si al tiempo de promoverse el recurso la delegación había cesado, la
resolución del mismo compete al delegante, si el cese de la delegación se opera después de promovido el recurso este último
debe ser resuelto por el delegado.
Suele acontecer que al interponer un recurso el administrado no lo califique expresamente. En tal supuesto, como no es dable
presumir la renuncia del administrado a la instancia que implica la posibilidad de una reconsideración por parte del órgano que
dictó el acto impugnado, el recurso debe acogerse como de reconsideración.
El órgano competente tiene el deber de resolver el recurso dentro de los 30 días desde que fuera interpuesto o de la
presentación del alegato o del vencimiento del plazo para hacerlo si se hubiera recibido prueba.
El acto que resuelva la impugnación puede desestimar el recurso, ratifica o confirmar el acto impugnado o bien revocar, sustituir
o modificar el acto recurrido.
La omisión de expedirse dentro del plazo reglamentario por parte del órgano que debe resolver el recurso de reconsideración
permite al administrado darlo por denegado en forma tácita sin que sea necesario el requerimiento de pronto despacho.
Una vez que dentro del procedimiento administrativo se dicta un acto de oficio o petición de parte que causa estado o agota
instancias administrativas el administrado se encuentra frente a la posibilidad de ejercer la opción de promover la acción judicial
o bien replantear en sede administrativa el recurso de reconsideración o revisión del art. 22 de la LNPA.
Recurso jerárquico:
La mayoría de la doctrina define el recurso jerárquico como aquel que promueve el administrado ante el superior del órgano que
dictó la resolución que se impugna. El recurso jerárquico se presenta ante el órgano administrativo que dictó el acto impugnado
dentro del plazo de 15 días a partir de la notificación debiendo ser elevado dentro del término de 5 días y de oficio al Ministerio o
Secretaría del cual dependa el órgano emisor del acto administrativo.
Requisitos:
Actos administrativos de carácter definitivo.
Actos administrativos que sin ser definitivos impidan totalmente la tramitación del recurso o la petición del administrado. (actos
interlocutorios o de mero trámite que sin ser definitivos ocasionan la imposibilidad total de proseguir el procedimiento o
provocan una violación grave y fundamental del debido proceso objetivo).
Improcedencia de impugnar los siguientes actos:
Actos interlocutorios o de mero trámite
Medidas preparatorias de decisiones administrativas inclusive dictámenes e informes
Actos de sustancia jurisdiccional provenientes de órganos administrativos
Actos interadministrativos
Actos de objeto privado de la Administración
Actos institucionales.
El recurso jerárquico sólo se concibe contra los actos emanados de órganos estatales de la Administración Central incluyendo
también los actos emitidos por órganos desconcentrados que no poseen personalidad jurídica.
En consecuencia el recurso jerárquico no procede contra actos provenientes de personas públicas no estatales ni tampoco
respecto de entidades descentralizadas tales como las entidades autárquicas. En este último caso, el recurso tiende a la
concreción de la potestad de tutela o control administrativo llamándose recurso de alzada.
El ordenamiento positivo vigente en el orden nacional estatuye que cualquiera fuere la autoridad competente para resolver el
recurso jerárquico, este debe tramitar en la sede del Ministerio en cuyo ámbito actúa el órgano que ha dictado el acto
administrativo.
La Reglamentación Nacional estatuye que el plazo resolver el recurso jerárquico es de 30 días computables desde que la
autoridad que deba dictar la decisión hubiera recibido las actuaciones o desde la presentación del alegato o del vencimiento del
plazo para hacerlo.
La decisión que se dicte en el recurso jerárquico puede ser expresa o tácita. En este último caso, no se exige que el
administrado introduzca un requerimiento de pronto despacho para que se produzca la denegatoria por silencio de la
Administración. El silencio al igual que lo acontece en el recurso de reconsideración no opera automáticamente siendo un
derecho que puede o no invocar el interesado.
El recurso de alzada:
El de alzada procede contra actos administrativos definitivos o que impiden totalmente la tramitación del reclamo o pretensión
del recurrente, emanados de un órgano superior de una entidad estatal descentralizada y se interpone para que el Poder
Ejecutivo o el ministro competente proceda a revocar, modificar o sustituir, según corresponda el acto administrativo recurrido.
La principal característica es que se trata de un recurso optativo en el sentido de que el administrado puede elegir el camino de
la acción judicial directa dado que el acto proveniente de un órgano superior de una entidad descentralizada produce por sí
mismo el agotamiento de la instancia administrativa.
Al respecto el Reglamento de la Ley Nacional de Procedimientos Administrativos estatuye el prinicipio de que si bien la elección
de la vía judicial hace perder la administrativa, la promoción del recurso de alzada no obsta a la posibilidad de desistirlo en
cualquier estado del trámite con el objeto de interponer la acción judicial ni impide que se articule esta última una vez resuelto
el recurso administrativo.
Se presenta ante el órgano superior de la entidad estatal descentralizada dentro de los 15 de notificado el acto que se impugna
y debe ser elevado dentro de 5 días y de oficio al ministerio en cuyo ámbito actúe la entidad quien será el órgano competente
para resolverlo.
De este modo resultan aplicables las normas que reglan el recurso jerárquico referidas a:
El plazo de 15 días para interponer el recurso
El plazo de 30 días para resolverle recurso desde la recepción de las actuaciones por el órgano superior de la entidad
descentralizada, o en su caso, de la presentación del alegato o del vencimiento del plazo para hacerlo, si se hubiera recibido
prueba
No es necesaria la petición de pronto despacho para que quede configurado el silencio negativo de la Administración
Nuestro país ha establecido un régimen peculiar, vinculando el fundamento del recurso del acto de creación de la entidad
descentralizada. Cuando la entidad descentralizada hubiera sido creada por el Congreso, en ejercicio de sus prerrogativas
constitucionales propias, el control se limita a la legitimidad o no del acto impugnado salvo que la ley autoriza un control amplio.
Recurso de revisión:
Es un recurso de excepción, cuya procedencia ha de interponerse en caso de duda, en forma restrictiva. Su fundamento reposa
en la idea de justicia en virtud a que los graves motivos en que el mismo se funda justifican el sacrificio del principio de la
seguridad jurídica que excepcionalmente se abandona en aras a la Justicia.
Su regulación debe ser materia de una ley y no de un reglamento.

ARTICULO 22.- Podrá disponerse en sede administrativa la revisión de un acto firme:

a) Cuando resultaren contradicciones en la parte dispositiva, háyase pedido o no su aclaración.

b) Cuando después de dictado se recobraren o descubrieren documentos decisivos cuya existencia se ignoraba o no se pudieron
presentar como prueba por fuerza mayor o por obra de tercero.

c) Cuando hubiere sido dictado basándose en documentos cuya declaración de falsedad se desconocía o se hubiere declarado
después de emanado el acto.

d) Cuando hubiere sido dictado mediando cohecho, prevaricato, violencia o cualquier otra maquinación fraudulenta o grave
irregularidad comprobada.

El pedido deberá interponerse dentro de los DIEZ (10) días de notificado el acto en el caso del inciso a). En los demás supuestos
podrá promoverse la revisión dentro de los TREINTA (30) días de recobrarse o hallarse los documentos o cesar la fuerza mayor
u obra del tercero; o de comprobarse en legal forma los hechos indicados en los incisos c) y d).

En lo cocerniente al órgano que decide el recurso de revisión cabe interpretar, que puede ser tanto el órgano que dicta el acto
como cualquier instancia jerárquicamente superior, a elección del administrado, pudiendo llegar hasta el Poder Ejecutivo e
inclusive pedir la revisión de los actos de este órgano.
EXPROPIACIÓN:
El fundamento del poder expropiatorio reposa en la obligación de contribuir al bien común conforme a un vínculo que enlaza al
particular con el Estado en virtud de una relación propia de la llamada justicia legal.
De acuerdo con el art. 1º la utilidad pública que debe servir de fundamento legal a la expropiación comprende todos los casos en
que se procure la satisfacción del bien común, sea éste de naturaleza material o espiritual. Así por ejemplo, la expropiación de
un conjunto de obras de arte con el propósito de exhibirlas en un museo configura una causal que, aun cuando no satisface una
necesidad material sino de naturaleza espiritual o cultural de los habitantes, se encuentra enmarcada en el concepto legal de
utilidad pública.
El bien común se erige en un concepto jurídico indeterminado que excluye la discrecionalidad legislativa o administrativa,
exigiendo que él se traduzca en un acto singular y concreto. Y si bien la satisfacción de la finalidad apuntada puede producirse
de manera directa o indirecta lo cierto es que su razonabildiad precisa hallarse fundada en un interés comunitario que beneficie
a los habitantes o a un sector de éstos y que sea compatible con el sistema constitucional. Otra característica es la inserción de
la causa expropiandi en la expropiación forzosa tenga carácter permanente no quedando circunscripta a la oportunidad en que
se emite la declaración legislativa de la utilizada pública, ni agotándose con la transferencia de la propiedad al expropiante
genera una doble consecuencia: por un lado un deber esencial relativo a su realización y por el otro el consecuente derecho del
expropiado para demandar la retrocesión del bien en caso de incumplimiento de la finalidad expropiatoria.
La declaración de utilidad pública precisa referirse a bienes determinados.
Con lo cual no impide que excepcionalmente se admite la declaración genérica en aquellos casos en que existan razones que
impidan realizar la determinación anticipada y específica de los bienes a expropiar.
La procedencia de la declaración genérica queda circunscripta por la ley a una serie de requisitos:
1º los bienes que constituyen el objeto de expropiación han de ser necesarios para la ejecución de una obra o para el diseño de
un plano o proyecto
2º la declaración de utilidad pública debe realizarse sobre la base de informes técnicos referidos a planos descriptivos, análisis
de costos u otros elementos, que fundamenten los planos o programas a concretarse
3ºtiene que existir una directa vinculación o conexión entre los bienes a expropiar y la obra o proyecto a realizar.
El art. 5º prescribe que “ en caso de que la declaración de utilidad pública se refiere a inmuebles deberán determinarse además
las distintas zonas…”
El estado de derecho exige que para garantizar los derechos y garantías fundamentales en este caso vinculados con la propiedad
privada, la declaración de utilidad pública que efectúa el Parlamento pueda impugnarse por los particulares antes o después del
procedimiento expropiatiorio y ser objeto de un control amplio por parte de los tribunales de justicia.

Sujetos de la relación expropiatoria:


El art. 2º prescribe que la titularidad de la potestad expropiatoria corresponde al Estado nacional, lo que no es óbice para que
también puedan ejercerla el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, las entidades autárquicas y las empresas del Estado de
carácter nacional en tanto estén facultadas para ello por sus respectivas leyes orgánicas y por leyes especiales.
A efectos de facilitar la realización del interés público que persigue la administración la LE apodera a los particulares para que
mediante AA fundado en ley puedan también actuar como sujetos activos de la relación expropiatoria. De esa manera algunos
particulares como los concesionarios de obra o servicio público se colocan en la misma posición jurídica que el Estado para
actuar como expropiantes.
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Sujeto pasivo:
El ejercicio de la potestad expropiatoria puede recaer tanto sobre una persona física o jurídica privada, como también respecto
de una persona pública estatal o no estatal. El Estado Nacional puede expropiar cosas o bienes pertenecientes a las provincias
las cuales, aunque en forma excepcional pueden expropiar cosas o bienes de propiedad nacional.
El objeto expropiable:
En principio toda clase de situaciones jurídicas patrimoniales pueden incluirse en el contenido de la potestad expropiatoria.
Al reglamentar el objeto expropiable la L.E incluye expresamente a :
Los bienes de dominio público
El subsuelo
Los inmuebles pertenecientes al régimen de propiedad horizontal
Los objetos que resultan inadecuados para el propietario (si como consecuencia de una expropiación parcial la parte sin
expropiar fuera inadecuada para un uso o explotación irracional)
Quedan fuera de la expropiación los derechos de la personalidad, como el derecho a la vida, al honor, a la profesión, al culto, a
la libertad, y al nombre de las personas, ya que la privación de esos derechos sería inconstitucional al violar el principio de la
dignidad de la persona humana que posee una superior jerarquía.
El sacrificio del expropiado no consiste en ceder su derecho patrimonial sino en la aceptación forzada o amigable de un
sustitutivo económico que remplace integralmente el valor de la cosa o derecho transferido. Pero además de la intangibilidad de
su derecho patrimonial, el expropiado queda de tal manera vinculado con la operación expropiatoria que se lo habilita incluso a
revertir los bienes si no se cumple con el destino fijado por la ley, y hasta puede promover la expropiación irregular o inversa
cuando se dan los supuestos legales.
La potestad de expropiar puede alcanzar cualquier clase de bienes siempre que fueran convenientes o necesarios para la
satisfacción de la utilidad pública, cualquiera sea su naturaleza jurídica pertenezcan al dominio público o al dominio privado.
El art. 7º dice que la declaración de utilidad pública podrá comprender también todos aquellos bienes cuya razonable utilización
sobre la base de planos y proyectos específicos convenga material o financieramente a ese efecto, de modo que se justifique
que las ventajas estimadas serán utilizadas concretamente en la ejecución del programa que motivó la declaración de utilidad
pública.

LA INDEMNIZACIÓN EXPROPIATORIA:

La naturaleza pública que en nuestro ordenamiento reviste la indemnización se desprende claramente de un análisis básico del
precepto que prescribe que la privación de la propiedad debe ser previamente indemnizada. ( art. 17 de la CN) del principio de
la inviolabilidad de las leyes del principio de la inviolabilidad de la propiedad, viene a configurar uno de los presupuestos
esenciales de la legitimidad del ejercicio de la potestad expropiatoria cuyo incumplimiento impide el perfeccionamiento de la
expropiación.
El segundo de los requisitos que apunta el art.17 de la CN se desprende de la propia lógica del sistema ya que si el particular
solamente puede ser privado de su propiedad mediante sentencia judicial y si la indemnización ha de ser previa, los jueces
poseen una jurisdicción privativa para determinar la compensación y así los prescriben en consonancia con esta regla los
respectivos artículos de la LE en cuanto señalan que no habiendo avenimiento respecto del valor de los bienes inmuebles la
cuestión será decidida por el juez y la sentencia fijará la indemnización.
El expropiado no debe experimentar una pérdida esencial en su patrimonio y tiene que recibir el equivalente económico de la
privación que tendrá que soportar. Desde luego que cuanto más plena sea la reparación de los daños que sufre el expropiado
más justa será la indemnización, siendo ésta una cuestión donde, en general, los sistemas vigentes en el derecho comparado
restringen la indemnización al valor real u objetivo del bien y a los daños que sean consecuencia directa de la expropiación.
La indemnización que debe el Estado al particular a raíz de la operación expropiatoria resulta de hecho de que ésta constituye un
supuesto de responsabilidad por acto lícito uno de los primeros que ha consagrado el derecho público, bajo un régimen jurídico
peculiar.
La objetividad del valor hace referencia hoy al valor general o del mercado, al valor real del bien objetivamente considerado, con
independencia de la valoración subjetiva que pueda atribuirle el propietario.
Con respecto al lucro cesante, no se puede desconocer que en ciertas circunstancias la aptitud de producción o desconocer que,
en ciertas circunstancias, la aptitud de producción o el valor potencial respecto de la rentabilidad de un bien o las ganancias
futuras se tienen en cuenta a los efectos de la indemnización.
En consecuencia el concepto del valor objetivo, de la cosa o bien que se expropia no se corresponde estrictamente con la idea
civilista del daño emergente, respondiendo a la finalidad de restaurarla lesión intrínseca sufrida en la propia cosa abarcativa del
daño emergente y de las utilidades dejadas de percibir.
El art. 10º estatuye aparte de la reparabilidad del valor objetivo del bien o cosa objeto de la expropiación la obligación de
indemnizar todos los daños que sean una consecuencia directa o inmediata de aquélla. Se trata de perjuicios por lo general no
provocados por la pérdida en sí del objeto expropiado sino generados a raíz de la consecuente privación del dominio particular.
La indemnización según el art. 21º debe abonarse en dinero efectivo, y debe comprender también la depreciación del valor de la
moneda.
A partir de la declaración legislativa de utilidad pública el propietario del bien afectado posee el derecho a que se le indemnicen
las mejoras necesarias que hubiera realizado art. 11º.
PROCEDIMIENTO EXTRAJUDICIAL:
El art. 13º prescribe un procedimiento extrajudicial para llevar a cabo la expropiación denominado advenimiento o cesión
amistosa, el cual consiste en la posibilidad de que el expropiante adquiera directamente el bien del expropiado dentro de los
valores que estime el Tribunal de Tasaciones para los bienes inmuebles o las oficinas técnicas competentes para los bienes
muebles.
En el caso de bienes inmuebles la norma citada establece que dichos valores se incrementarán en un diez por ciento con la
finalidad de facilitar los acuerdos extrajudiciales y de resarcir al propietario de una serie de gastos que tendrá que soportar a
raíz de la transferencia del bien. Se trata de un monto determinado por la ley que no requiere petición ni prueba de ninguna
clase a diferencia de lo que acontece el proceso judicial.
PROCEDIMIENTO JUDICIAL CONTENCIOSO EXPROPIATORIO.
Si no hubiese avenimiento el expropiante debe promover un proceso en sede judicial. La frustración del avenimiento puede
provenir aparte de la discrepancia sobre el monto indemnizatoria del cuestionamiento de otros aspectos (inexistencia de la
utilidad pública, alcance de la expropiación, errores o falsedades de hecho, etc).
En punto a la competencia, habida cuenta de la naturaleza federal y local que caracteriza a la LE el art. 21º se inclina por
considerar competente al juez federal con jurisdicción en lo contencioso administrativo del lugar donde se encuentra el bien a
expropiar, mientras que los juicios en que sea parte de la Ciudad de Buenos Ares deben tramitar ante los jueces nacionales en lo
civil de Capital Federal.
La realización de la utilidad pública conlleva una suerte de supremacía procesal de juicio de expropiación al estatuir que ninguna
acción de los terceros podrá impedir la expropiación ni sus efectos y que los derechos de los reclamantes se consideran
transferidos de la cosa a su precio o indemnización. En cuanto a la prescripción para demandar el pago de la indemnización la LE
consagra un plazo especial de cinco años.
PLAZO PARA LA EXPROPIACIÓN ABANDONO.
El art. 33 de la LE prescribe que dicho abandono se opera si el expropiante no promueve el juicio dentro de los dos años de
vigencia de la ley que autorice, cuando se trate de llevarla a cabo sobre bienes individualmente determinados, de cinco años
cuando se trate de bienes comprendidos dentro de una zona determinada, y de diez años cuando se trate de bienes
comprendidos en una enumeración genérica.
LA EXPROPIACIÓN IRREGULAR O INVERSA:
En la LE de 51 a 56, su fundamento radica en la garantía constitucional de inviolabilidad de de la propiedad privada prescripta
en el art. 17.
La LE admite que el impulso procesal de la acción expropiatoria se traslade al expropiado cuando:
a) el estado se apodera de un bien sin haber indemnizado previamente expropiado
b) una cosa mueble o inmueble resultan de hecho indisponibles por evidente dificultad o impedimento para que el propietario
pueda ejercer ese derecho de disposición en condiciones normales
c) se imponga al derecho del titular del bien o cosa una indebida restricción o limitación que importen una lesión a su derecho de
propiedad.
De imponerse esas restricciones indebidas y no existir ley declarativa de utilidad pública, los derechos del propietario afectado
encuentran protección a través de una acción indemnizatoria de daños y perjuicios.
A su vez, quien acciona por expropiación irregular se encuentra exento de interponer el reclamo administrativo previo, art 53,
debiendo entablar la demanda dentro del plazo establecido para la prescripción de la acción que el art. 56 fija en 5 años.
EL DERECHO DE RETROCESIÓN Y SU REGULACIÓN PROCESAL:
El derecho de retrocesión puede definirse como aquel que permite al expropiado obtener un reintegro a su patrimonio del bien
objeto de la expropiación cuando a este último se le diere un destino distinto del previsto en la ley expropiatoria o cuando no se
le asignare destino alguno en el plazo que fija la ley.
El derecho del expropiado a retroceder el bien emana del propio art. 17 de la CN en mérito a que s un a vez operada la
desposesión el expropiante no asigna al bien el destino de utilidad pública que legitima la expropiación se violaría la garantía de
la propiedad, habida cuenta de que ésta sólo se sacrifica ante la utilidad pública calificada por ley formal y material.
Sin embargo aunque ello no tenga un sustento normativo expreso en la CN sino en la ley, en la doctrina y jurisprudencia de
nuestros tribunales la retrocesión constituye a uno de los instrumentos adecuados con el que el particular puede impedir la
desviación de la finalidad que motivó la expropiación.

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