Sie sind auf Seite 1von 4

 

EL CONTROL DE LA ACUSACIÓN.
 LUIS LAMAS PUCCIO
Abogado

Asesor internacional en materia de criminalidad económica y legitimación de


capitales Integrante del Grupo de expertos de la OEA en materia de prevención y
lavado de dinero Ex vicedecano del CAL

19 de enero (Jurídica).- Se trata del Acuerdo Plenario N° 6-2009/CJ-116, de fecha


13 de noviembre de 2009, que en su parte resolutiva "establece los principios
jurisprudenciales que contiene la doctrina legal y que deben ser invocados por los
jueces de todas las instancias judiciales en lo que respecta al control de la
acusación fiscal, en consideración a la complejidad y particulares características
que en los últimos años ha adquirido el tema abordado, y que ha a través de la
jurisprudencia desarrollada en los últimos años, en algunos casos ha rebasado las
interpretaciones que se ha llevado a cabo por parte de los órganos jurisdiccionales
correspondientes, y en otros suscitado encontradas controversias entre los
diferentes actores del proceso penal, en particular por la disparidad de los criterios
invocados y la carencia de los fundamentos adecuados para su aplicación, razones
por las cuales las Salas Permanente y Transitorias de la Corte Suprema de la
República cumpliendo con los procedimientos correspondientes han decretado el
carácter de precedente vinculante que tiene este acuerdo, en concordancia con la
labor unificadora que en materia jurisprudencial tiene la Corte Suprema".

FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS

Como lo señala el mismo acuerdo plenario en su parte considerativa, "la acusación


fiscal es un acto de postulación que corresponde al Ministerio Público que
promueve en régimen de monopolio los delitos de persecución pública". Cuando el
Ministerio Público lo estima conveniente, y puede proporcionar los fundamentos
jurídicos necesarios para el enjuiciamiento de una persona procesada, está
facultado por ley y conforme con sus atribuciones procesales y orgánicas, para
proponer de manera formal una acusación fiscal ante el órgano jurisdiccional
correspondiente para que una persona sea objeto de juicio.

La acusación fiscal constituye, por tanto, el núcleo fundamental de todo el proceso


penal, pues su efectiva concreción y fundamentos condiciona la realización de la
justicia penal. Es decir, si no hay acusación fiscal de por medio, no hay derecho
para pasar la causa a juzgamiento; por consiguiente, no se puede imponer una pena
al presunto infractor de la norma jurídico-penal. En efecto, la acusación fiscal es el
aspecto medular del principio acusatorio y permite distinguir con nitidez las
funciones del fiscal con las del órgano judicial, lo cual hace posible garantizar la
imparcialidad del procedimiento penal, factor esencial en un sistema procesal que
pretende ser democrático y garantista.

Es el acto más trascendental de la etapa preparatoria que faculta la continuación del


proceso a través de sus cauces normales, en consideración a que se supone que el
Ministerio Público cumplió con las finalidades de la investigación, pues una vez
que hizo constar los hechos y circunstancias que sirvieran de base para fundar la
inculpación del imputado, estimó que la investigación ha proporcionado
fundamentos serios como para solicitar el enjuiciamiento de una persona
procesada.

La acusación del fiscal es lo único que da paso a la fase intermedia, conforme con
el nuevo Código Procesal Penal. Esta fase tiene por objeto la preparación del juicio
oral y público, mediante la investigación de la verdad y la recolección de todos los
elementos de convicción que permitan fundar la acusación del fiscal y la defensa
del imputado.

CONTROL DE LA ACUSACIÓN EN EL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS


PENALES

A los efectos de garantizar un correcto enjuiciamiento y que la persona procesada


pueda defenderse de los cargos que se le imputan, una acusación fiscal debe
cumplir con determinados requisitos que son los que le dan validez plena. Como lo
señala el mismo acuerdo plenario, la acusación fiscal debe cumplir determinados
requisitos que son los que condicionan su validez y cuyo control corresponde al
órgano jurisdiccional.

"La acusación fiscal debe expresar, por un lado, la legitimación activa del fiscal
como tal –cuya intervención solo es posible en los delitos de persecución pública y
la legitimación pasiva del acusado, quien desde el derecho penal debe tratarse no
solo de una persona física viva, sino que ha debido ser comprendido como
imputado en la etapa de la instrucción o investigación preparatoria y, por ende,
estar debidamente individualizado.

Desde una perspectiva objetiva, la acusación fiscal ha de respetar acabadamente los


requisitos objetivos referidos a la causa de pedir: fundamentación fáctica, y la
petitum o petición de una concreta sanción penal".

El acto postulatorio, a través del cual el Ministerio Público aspira una pretensión
material con relevancia jurídica, en el presente caso formalizada ante un órgano
jurisdiccional competente, dirigido contra un tercero que es el emplazado, y en la
que se precisa una pretensión punitiva y resarcitiva, fundamentada y destinada a
obtener un pronunciamiento (fallo condenatorio), se encuentra sujeta a un control
jurisdiccional imprescindible para evitar futuras nulidades. "El marco del control,
sin embargo, solo debe incidir en aquellos aspectos circunscriptos a los juicios de
admisibilidad y procedencia, sin que sea dable realizar análisis probatorio alguno ni
emitir pronunciamiento sobre fondo, salvo expresa autorización legal y en la
medida de que no genere indefensión material en perjuicio del acusador".

En ese sentido, el Art. 225 del Código de Procedimientos Penales establece las
condiciones formales que necesariamente debe contener toda acusación fiscal,
entre las que cabe destacar la individualización concreta de los acusados, la
relación clara y sucinta de hechos jurídicamente relevantes, las acciones u
omisiones punibles, las circunstancias en que se produjeron los hechos que
determinan una responsabilidad, los artículos pertinentes del Código Penal, el
monto de la indemnización civil y los conceptos relativos a la forma como se llevó
a cabo la instrucción.

Todo ello implica que el órgano jurisdiccional, como lo establece el respectivo


pleno, deberá verificar el cumplimiento de los requisitos establecidos en el
mencionado artículo 225°, en razón a que: (i) el incumplimiento o imprecisión del
petitorio, (ii) la insuficiencia de los hechos relatados; (iii) la tipificación indefinida,
(iv) la carencia de circunstancia en materia de responsabilidad; (v) y la ausencia de
individualización fáctica y jurídica de los hechos. Comporta una ineludible
exigencia, cual es que la acusación fiscal debe ser cierta, no implícita, sino clara,
precisa y expresa. Es decir, una descripción suficientemente detallada de los hechos
considerados punibles que se imputan y del material probatorio en que se
fundamentan, en razón a que la ausencia de un razonamiento mínimo de efectiva
subsunción de los hechos en el tipo penal propuesto deviene necesariamente en una
acusación arbitraria, que es a todas luces incluso inconstitucional.

Una acusación fiscal con esta clase de omisiones viola el principio de interdicción
de la arbitrariedad en los principios de razonabilidad y proporcionalidad jurídica.
Por lo tanto, se vulnera el contenido esencial del derecho a la tutela procesal
efectiva del beneficiario, concretamente del principio de legalidad material.

Nuevo Código Procesal Penal

Conforme con el nuevo Código Procesal Penal, el control de la acusación fiscal se


realiza en la denominada etapa intermedia y corresponde al juez de la misma
investigación preparatoria llevar a cabo el control de la legalidad de la acusación
fiscal, para cuyos fines es necesario correr traslado a las partes antes de resolver.

Una vez que el Ministerio Público cumple con las finalidades de la investigación,
hace constatar los hechos y circunstancias que sirven de base para fundar la
inculpación del imputado, y estima que la investigación proporcionó fundamentos
serios para solicitar el enjuiciamiento del mismo, el juez convoca a las partes a la
audiencia oral pero no pública, que no es otra que la llamada audiencia preliminar,
que constituye la fase intermedia o control de la acusación, la cual tiene por
finalidad definir el objeto del proceso y establecer los límites de la acusación, en la
que las partes dispondrán de los mismos derechos, oportunidades y cargas para la
defensa de sus intereses, que le permitan idénticas posibilidades procesales,
poniéndose así de manifiesto el principio de defensa e igualdad entre las partes.

El Art. 350 del Código Procesal Penal, en su inciso primero, establece que todos
los sujetos procesales podrán observar la acusación fiscal por defectos formales,
correspondiendo al juez de la investigación preparatoria la verificación y revisión
del cumplimiento de los requisitos legales que competen a la acusación fiscal como
parte de la tutela jurisdiccional efectiva, a los efectos de que en caso se acogieran
por ausencia o defecto de cualquiera de los requisitos exigidos en el citado artículo
conforme a su inciso segundo se procederá a devolver la acusación al mismo fiscal,
siempre que se requiera de un nuevo dictamen.

Control formal y sustancial


El control formal está referido a lo establecido en el inciso segundo del Art. 352 del
nuevo Código Procesal Penal, y es  previo a toda posibilidad de análisis de mérito
de la acusación fiscal. En él se precisa que si se advierten defectos que importan el
incumplimiento de lo establecido en el inciso primero del Art. 349 del Código
Procesal Penal, lo pertinente es suspender la audiencia para su debida subsanación,
luego de lo cual debe reanudarse la audiencia. Conforme lo establece el pleno en la
parte correspondiente, "la decisión de formular observaciones a la acusación fiscal
es una causal de suspensión de la audiencia, que será el caso de instar solo cuando
el defecto detectado requiera de un nuevo análisis por parte del Ministerio Público.
De no corresponder la suspensión, siempre será del caso decidirla y proseguir con
la audiencia para dar paso a la discusión de las demás observaciones".

Mientras que el control sustancial está relacionado con la concurrencia de cinco


elementos que son necesarios para la viabilidad de la acusación fiscal: elemento
fáctico, elemento jurídico, elemento personal, presupuestos procesales vinculados
con la vigencia de la acción penal y elementos de convicción suficientes, que están
referidos al hecho de que una vez dispuesta la conclusión de la investigación
preparatoria, de conformidad con el numeral primero del artículo 343° del código
en mención, el fiscal decidirá en el plazo de quince días si formula acusación,
siempre que exista base suficiente para ello, o si requiere el sobreseimiento de la
causa.

FACULTADES DEL ÓRGANO JURISDICCIONAL De no ser así, el órgano


jurisdiccional pertinente está facultado a devolver al fiscal acusador su respectiva
acusación, con la finalidad de que proceda a subsanar las observaciones señaladas.
Sumado al hecho de que el control jurisdiccional, como corresponde, debe
realizarse sin mengua del principio de contradicción y de la garantía de la tutela
jurisdiccional. Como lo señala el mismo pleno: "Se trata de los presupuestos
procesales, referidos al órgano jurisdiccional –la jurisdicción y competencia
penales– y a las causas –excepciones procesales–. Desde luego, el órgano
jurisdiccional puede instar de oficio el trámite para su decisión, pero antes debe
conceder a las partes la oportunidad para que se pronuncien al respecto, en
consideración a que resolver de oficio no significa hacerlo sorpresivamente, sino
propiciar judicialmente su ulterior decisión."

Das könnte Ihnen auch gefallen