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Filosofía Educativa en Educación Media Superior.

“Es posible modificar el curso de la historia, el futuro se construye desde ahora;


México será mañana lo que hoy sea su educación”.

El presente documento es una reflexión acerca de los fines, principios y


criterios filosóficos que orientan el quehacer de la Educación Media Superior
en México, y la forma como estos se expresan en su currículum, esto es, el
conjunto de ordenamientos jurídicos, planes y programas que orientan la
educación y práctica pedagógica en el marco de la Reforma Educativa que
construimos.

Mc. Sergio Antonio Becerra Zepeda.

La filosofía de la educación recupera y expresa un enfoque sobre la construcción


de lo humano y de la producción del saber que la humanidad ha elaborado en sus
procesos sociales y culturales. Antes de la formalización de las ciencias
pedagógicas en el siglo XIX, la filosofía se ocupó del problema de cómo conoce el
ser humano, qué es lo que conoce y cómo se transmiten los conocimientos para
que el saber humano perdure.

La educación como actividad Sociocultural debe centrar su acción en la naturaleza


y dignidad del hombre, reconociendo que éste (Kant), no puede ser nunca un
instrumento de otros, independientemente del fin que se persiga en cualquier
proceso de interacción social. La Educación es un proceso que ha de realizarse
con plena conciencia, atendiendo un código deontológico universal y con la visión
de un objetivo específico centrado en las capacidades del ser, propiciando el
desarrollo de competencias para la vida. En este contexto, la filosofía educativa
determina el carácter teórico y los principios didácticos del proceso, aunque no se
limita a ello, puesto que, según Magallón (1993) inquiere la realidad educativa y la
realidad socio histórica en que la primera está inmersa como un trabajo
explicativo, interpretativo y crítico de la realidad educativa.

En la dimensión macrosocial, para el Estado son prioritarios fines y principios que


dan sentido al sistema educativo que regula, como explica Darwin (2007) la
propuesta educativa siempre implica una permanente acción que se define en el
ejercicio de la construcción Social y no fuera de ella. No se hace educación sin un
proyecto de sociedad, sin un proyecto político que piense el futuro. Las fuerzas
sociales han de colocar el eje del debate sobre Ia educación no solamente en los
contenidos, sino en la concepción de un proyecto político, de una sociedad que
busca su propio camino. Por ello es importante que la sociedad en su conjunto
tenga espacio y representatividad en el debate sobre lo que el Estado debe
manejar en sus políticas de educación y bajo qué fundamentos filosóficos lo
soporta.

Múltiples acciones se han desarrollado en los últimos años para que nuestro
sistema educativo sea congruente con el proyecto de sociedad definido
esencialmente por el poder ejecutivo y legislativo. Somos ingrediente activo de un
proceso en el que han madurado políticas de modernización con distinto alcance,
que responden a tendencias globales emergentes. La Reforma Integral de la
Educación Media Superior (RIEMS) es el ápice de estas políticas en el nivel. En
términos generales, los acuerdos que definen la reforma actual fueron cimentados
en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2000-06 y encontramos una expresión
más robusta en el PND actual, la cobertura y la equidad constituyen el reto
fundamental para todos los tipos de educación en México. Los lineamientos
generales que dan forma a la Reforma Educativa en nuestro país, la encontramos
en el Plan Nacional de Desarrollo, específicamente en el rubro de Igualdad de
Oportunidades (Transformación Educativa [3.3]) (PND, 2006-2012). El currículo se
ha construido considerando tanto líneas de formación especializada “saber”, como
líneas de formación general: saber, saber ser, saber hacer y saber emprender.
Este carácter integral, que se expresa con ligeras variantes entre niveles y
subsistemas, define una práctica pedagógica que busca desarrollar la calidad y
capacidad de los estudiantes para permitir su movilidad y el acceso a mejoras en
su calidad de vida, apostando a la formación y capacitación como motor de
desarrollo social, mejora económica del país y movilidad internacional.

Nuestro sistema educativo, respondiendo progresivamente al proyecto de


sociedad, transitó por varios modelos pedagógicos y estrategias didácticas, del
conductismo al constructivismo, de la didáctica tradicional a la didáctica crítica y
participativa, con el paso por la llamada tecnología educativa (implicitos los fines,
valores, actitudes y aún creencias que el Estado ha tenido que desarrollar como
necesidad, para ejercer sus proyectos educativos). El resultado más importante de
los cambios operados fue que la educación comenzó a concebirse más como un
proceso centrado en el aprendizaje de la persona que como producto de la
transmisión del conocimiento. Así el “cómo conoce” adquiere un significado
particular: la relación entre lo humano y el acto de aprender es ontológico,
sabemos que se es humano genotípica y fenotípicamente, en el último caso, el ser
humano se hace en la medida que vive experiencias y prácticas educativas en el
medio donde se desarrolla; se aprende en ambientes informales y formales, en
estos últimos, se reconoce que en el proceso de aprender, las personas
construyen sus propias representaciones simbólicas y ontológicas de los
conocimientos, que el aprendizaje significa la reorganización de estructuras
cognitivas, proceso enriquecido por la demanda de tareas diversas y las
experiencias educativas.

Quien aprende, desarrolla su capacidad para resolver conflictos, cooperar,


relacionarse armónicamente; actúa en forma autónoma adquiriendo capacidad
para definir un proyecto de vida, practica la autorregulación y la disposición a
demandar derechos e intereses propios, tiene participación política; utiliza
herramientas que desarrollan su capacidad de usar interactivamente el lenguaje,
su propio bagaje de conocimiento, información y tecnología. Así, el currículo
expresa un escenario donde los estudiantes, en su tránsito formativo, desarrollan
acciones formativas más congruentes con sus necesidades, se eliminan las
prácticas educativas tradicionales, y se favorece el aprendizaje basado en
resolución de problemas: parte de su identificación y aplicación de las
herramientas necesarias para su resolución. Además confiere un papel
sumamente importante al desarrollo de capacidades de aprendizaje autónomo y
se nutre fuertemente del trabajo colaborativo. Esta concepción tiene su raíz
epistemológica en la importancia del significado construido por los sujetos. La
construcción del conocimiento concebida como un proceso de interacción entre la
información nueva procedente del medio y la que el sujeto ya posee (preconceptos
y preconcepciones), a partir de las cuales el individuo inicia nuevos conocimientos.

Los retos impuestos por el fin de la educación expuesto, son enormes, es


necesario conceptualizar todos los elementos del enfoque en su dimensión
operativa, didáctica para nuestro caso: las competencias orientan la intervención
educativa a su logro y a conseguir que paulatinamente el alumno adquiera niveles
superiores de desempeño. Esta perspectiva no se refiere únicamente a
desempeños manuales, operativos, como algunos de los que serían requeridos en
el ámbito de la educación tecnológica. Se incluyen las competencias lingüísticas,
esenciales para la comunicación humana; las habilidades sociales, de cuidado de
sí mismo, y las competencias morales que permiten el desarrollo personal y la
convivencia armónica; las competencias también hacen referencia a las
habilidades de pensamiento de orden superior, a la resolución de problemas no
sólo prácticos, también teóricos, científicos y filosóficos.
Referencias.
Cobaej. Curso de Inducción a docentes. 2007.

Darwin Reyes. 2007 Las Políticas Educativas en la Reflexión Filosófica. En


Sophia No. 3. Universidad Politécnica Salesiana. Quito, Ecuador.

Magallón Anaya, Mario. 1993. “Filosofía política de la educación en América


Latina”. UNAM, 193 páginas.

Poder Ejecutivo Federal. México. Anexo único al Acuerdo 442. Diario Oficial de la
Federación. 2008.

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