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Unidad 1

CENTRO Y PERIFERIA

Ciertas creaciones artísticas no occidentales condiciono los trabajos de importantes


pintores y escultores modernos.
Esta atracción por todo aquello que era distinto a la cultura occidental era consecuencia
de un cierto desencanto por la propia tradición.
Las formas artísticas de África, de diferentes grupos aborígenes, eran a los ojos de
muchos creadores europeos el producto de unas culturas en las que primaba la
espontaneidad y en las que los individuos vivían en armonía con sus semejantes y con el
entorno natural que les rodeaba, supuesta inocencia y naturalidad, como un modelo que
se oponía al mundo occidental, caracterizado como alienante.
La utilización de estos elementos artísticos era una vía para recuperar de alguna manera
esa pureza originaria, se valieron del arte exótico para cuestionar la propia cultura.
Lo que se pretendía era proponer la multiplicidad donde imperaba la univocidad.
Los movimientos de vanguardia promovieron un universalismo que tendió a ignorar la
diferencia, este arte nació como una negación radical de toda la tradición artística que le
precedió.
La idea de negación tuvo sus orígenes en el Romanticismo y se prolongó con los
distintos movimientos artísticos del S. XIX.
Éste fue un acto de rebelión contra la tradición. ¿Qué tradición? Se trataba de la
tradición del pensamiento burgués en el S. XVIII que otorgó capacidades de una
racionalidad humana universal para otorgar sentido al mundo real. Se dio la razón como
una cualidad autónoma, pensar y actuar en función de objetivos comunes a todos los
hombres. Se concibió la historia como un tiempo único.
Tanto el Romanticismo como el Vanguardismo son tentativas por destruir la realidad
visible para encontrar o inventar otra (sobrenatural, mágica).
Desafortunadamente todos los intentos vanguardistas fueron superficiales. Terminaron
por reproducir los defectos de toda la tradición intelectual contra la que habían dirigido
sus críticas.
Lo único que lograron los artistas al presentar dichos productos, fue despojarlos por
completo de su valor simbólico primitivo, terminaron por aparecer como elementos
dotados de un carácter ornamental destinados a enriquecer el vocabulario formal de la
pintura o escultura.

Lo que conocemos como arte latinoamericano es el estado de una relación de


dependencia respecto al arte europeo desde la conquista de América.
Esta situación se modificó con la consolidación de las distintas corrientes artísticas
modernas de América Latina.
Durante el S. XX se comenzó a forjar una tradición artística bien diferenciada de la que
se cultivaba en Europa.
Muchas corrientes promovieron una recuperación de valores plásticos locales. Por
ejemplo: el muralismo mexicano.
El interés por el arte no occidental propio de la tradición moderna europea allanó el
camino para que los artistas de A. Latina pudiesen centrar su atención en las formas
artísticas del continente.
Tanto las representaciones de carácter indigenista como las formas del arte tradicional
se volvieron un lugar común en las obras de muchos creadores.
No obstante, los trabajos de los creadores vinculados al saber y a la cultura tradicional,
rara vez adquirieron el status de verdadero arte culto.
Las obras de estos creadores han sido denominadas como ‘arte popular’.
Pero también es verdad que en Latinoamérica se han aceptado estas reglas de forma
tácita, que dan lugar a estas cosas. Así, después nos quejamos de que nuestro arte ocupe
un lugar periférico.

Cabe aclararse, que Latinoamérica (Estado de redefinición donde la cuestión de la


identidad está abierta) es el lugar de encuentro de infinidad de culturas, que nos ofrece
un aspecto siempre cambiante.
La actual producción plástica de esta parte del continente es de una diversidad tal, que
se hace difícil todo intento de categorización.
El único criterio que se podría rescatar, es el hecho de que pertenecen a lo que se
identifica como un espacio geográfico común.
A. Latina es una tierra de marcado carácter mestizo, donde impera la diversidad, y su
arte es reflejo de este hecho.
Sólo es posible hablar de arte latinoamericano, si se le entiende como vehículo de
expresión de un conglomerado de culturas plurales y metamórficas.

GLOBALIZACIÓN E IDENTIDAD

La identidad no puede extenderse como elemento ‘puro’ sino como expresión de la


diversidad cultural y temporal que nos habita.

La intervención de organismos supranacionales, así como la ampliación de las


capacidades tecnológicas y productivas, han provocado una reducción de los Estados
nacionales, lo que se consideró como raíces de los pueblos se ve debilitado.
Con la paulatina aceleración del tiempo, se irrita el carácter multitemporal que nos
habita y nos define como sociedad.

Parece imposible prescindir de las condiciones de interconexión económica, política,


cultural que a ritmos sin precedentes, envuelven y atraviesan la red social.
Sin embargo, de ningún modo supone la ausencia de complejidad o alienación pura y
simple del mundo.
Al mismo tiempo que nos homogeneizamos se ha exacerbado en el mundo lo que se ha
denominado como ‘dinámica autoidentificadora’, que se expresa en el estallido de
nacionalismos y revitalización de algunas etnias. Esto expresa la necesidad de los seres
humanos de identificarnos y afirmarnos localmente con lo que ha sido nuestro.
Porque el mundo se ha vuelto trasnacional en tantas formas y tiene que hacerse más
trasnacional aún, los pueblos necesitan definirse a si mismos de términos que puedan
comprometer. Necesitan una comunidad geográfica, lingüística, religiosa que sea visible
para ellos.
La humanidad –universal y planetaria- y la comunidad –particular- son dos polos en los
cuales se reconocerá el individuo en la nueva civilización.
El nacionalismo se convirtió entonces desde fines del S. XVIII en una forma moderna
de identidad colectiva. Cada unidad nacional produjo símbolos, cultos a próceres,
fiestas patrias, etc; al tiempo que se establecían idiomas nacionales sustituyendo los
regionales.
En A. Latina, los esfuerzos modernizadores llevados a cabo en algunos países por la vía
de cierto desarrollo industrial y consolidación de un Estado centralizado, impulsaron la
construcción de códigos de definición cultural nacional.
A diferencia de países europeos, donde por el desarrollo tecnológico-industrial la
ruptura con la tradición fue drástica, en nuestros países, hubo que hachar mano de esas
tradiciones, ya que dicho desarrollo estaba ausente. Esto representó un gran obstáculo
para alcanzar la Modernidad. Estas fuerzas se expresan en el populismo, que creen en la
posibilidad de controlar los efectos de la Modernización, mediante la síntesis entre esa
‘necesidad’ y la permanencia de los valores.
La identidad así manejada ha sido un refugio, no sólo hemos oscurecido nuestro
presente sino también demonizado lo extranjero, como amenazador de nuestras
genuinas tradiciones.
Sin embargo, los cambios que experimenta la sociedad global de la cuál formamos
parte, está obligando a re-enfocar los elementos definitorios de la identidad para
adecuarla a aquellas transformaciones.

Estamos sometidos a la influencia de los medios informativos, obligados a subir al tren


global del mercado; a riesgo de sucumbir económicamente (no escapamos al régimen
financiero mundial). El ritmo migratorio de nuestras poblaciones crece aceleradamente
intensificándose las interconexiones culturales. Sin duda formamos parte de la cultura
global. Estos fenómenos condicionan la identidad.

Identidad: idéntico, igual a si mismo. Se opone a diversidad y distinción.

La diferencia, lo diverso, la inclusividad ha sellado desde la conquista nuestra existencia


societaria.
Aceptar lo otro pasa por despojarlas del esencialismo metafísico, entendiéndolas en su
carácter multicultural y procesal.
Identidad es lo que ‘somos ahora mismo’; con lo cual la descartamos como una
búsqueda del origen.
Pero esta concepción (del ‘somos ahora mismo’) pasa por el reconocimiento de los
tiempos históricos que se cruzan en nuestro subcontinente. Esto deviene del ser
heterogéneo que conformamos, donde se articulan tradiciones y modernidades, con sus
lógicas y racionalidades particulares.

La globalización nos marca, aunque de modo distinto de acuerdo a los sectores


implicados. Las elites, por ejemplo, están más conectadas con el globo que los grupos
desfavorecidos. Pero todos compartimos un imaginario social modelado por los medios
de comunicación que nos emparentan y nos hacen partícipes de una cultura
mundializada que reubica el rol de lo nacional.

COLONIALIDAD Y MODERNIDAD – RACIONALIDAD

Con la conquista de las sociedades y de las culturas que habitan A. Latina comenzó la
formación de un orden mundial que culmina 500 años después, en un poder global que
articula todo el planeta. Esto también implicó la brutal concentración de los recursos del
mundo, bajo el control de la minoría europea.
Por otra parte, fue establecida una relación de dominación directa, política, social y
cultural de los europeos sobre los conquistados de todos los continentes. Esta
dominación se conoce como colonialismo. En su aspecto político, la dominación
colonial ha sido derrotada en la amplia mayoría de los casos.
Sin embargo, la estructura colonial de poder produjo las discriminaciones sociales que
fueron codificadas como ‘raciales’, ‘étnicas’ o ‘nacionales’, según el momento, agente o
población implicada. Es decir, una colonización de las otras culturas, según intensidad
de acuerdo a cada caso. De esta forma, trazamos una colonización del imaginario de los
dominados (producto de una represión).
Así, más allá de la represión, el instrumento de poder es la seducción. Ejemplo de esto;
podemos mostrar a: A. Latina, donde la represión y la colonización del imaginario
fueron acompañados por un masivo exterminio de los indígenas, por su uso como mano
de obra, por la violencia y las enfermedades. Esto no sólo implicó una gran catástrofe
demográfica, sino la destrucción de la sociedad y la cultura. Altas culturas de América,
fueron convertidas en subculturas campesinas iletradas, condenadas a la oralidad.
En Asia y Oriente Medio, las altas culturas no fueron destruidas, pero si colocadas en
subalteridad, no sólo ante la mirada europea sino también ante sus propios portadores.
Durante el mismo período de la dominación colonial, se fue constituyendo la
racionalidad-modernidad europea, el cual fue estableciendo como un paradigma
universal de conocimiento y de relación entre la humanidad y el resto del mundo. La
gravitación de la colonialidad en la constitución del paradigma europeo es revelada en
la crisis actual.

Cuestión de la producción del conocimiento: lo que está en cuestión es el carácter


individual e individualista del sujeto que falsea el problema al negar la intersubjetividad
y la totalidad social como sedes de la producción de todo conocimiento. La idea de
objeto no es compatible con el conocimiento, así no hay mucho lugar para una idea de
identidad, originalidad.
Por supuesto, se reconoce el sujeto como individuo aislado, como un momento de
liberación del individuo respecto de estructuras sociales que lo aprisionan. Esa libración
era una lucha social y cultural. Existe la intersubjetividad como parte diferenciada, pero
no separada.
El conocimiento, así, es una relación intersubjetiva a propósito de algo.
La radical ausencia del ‘otro’, niega la idea de totalidad social.
El paradigma hace posible omitir toda referencia al ‘otro’ sujeto, fuera del contexto
europeo, es decir hace invisible el orden colonial como totalidad.
Estas diferencias fueron admitidas ante todo como desigualdades, que se perciben
como: SOLO LA CULTURA EUROPEA ES RACIONAL Y PUEDE CONTENER
SUJETOS, LAS DEMÁS NO SON RACIONALES.
Las otras sólo pueden ser objetos de conocimiento o prácticas de dominación. Así, la
relación entre estas culturas y la europea, se estableció como sujeto-objeto. El
paradigma implica, por lo tanto que entre sujeto-objeto no puede haber sino una
relación de exterioridad.

Cuestión de la totalidad en el conocimiento: la perspectiva de totalidad social se elabora


como una imagen organicista, que terminó adoptando una visión reduccionista de la
realidad.
Pero también fue instrumento para hacer lo mismo con otras dos ideas: 1) sociedad
como estructura de relaciones entre todas y cada una de las partes y vinculadas a la
acción de una y única lógica. Una totalidad cerrada. 2) sociedad como estructura en
donde las partes se relacionan según las mismas reglas de jerarquía entre los órganos.
Durante el S. XIX y S. XX, la crítica social y las propuestas del cambio pudieron
apoyarse en esa imagen organicista, a pesar de que el orden por el colonialismo no lo
era. Por lo tanto, la parte colonizada no estaba incluida en esa totalidad.
Aquellas ideas, elaboraban una imagen de la sociedad como estructura, que consistía en
la sujeción de cada parte a esa lógica única de la totalidad.

Fuera de occidente toda cosmovisión, imaginario están asociados una perspectiva de


totalidad, que incluye el reconocimiento de la heterogeneidad de toda realidad.
Por lo tanto, la idea en particular no solamente no niega sino que se apoya en la
diversidad y heterogeneidad de la sociedad.
En otros términos requiere la idea del ‘otro’.
Las diferencias no son necesariamente el fundamento de la dominación. Al mismo
tiempo, implica la copresencia y articulación de diversas lógicas.
Se cierra el paso a todo reduccionismo.
En la instrumentalización de la razón por el poder colonial fue lo que produjo
paradigmas distorsionados de conocimiento y malogró las promesas de la modernidad.
La alternativa, es la destrucción de la colonialidad del poder mundial, para dar paso a
una nueva comunicación intercultural, un intercambio de experiencias.
La liberación de las relaciones interculturales entraña también la libertad de todas las
gentes, de optar individualmente. Sobretodo libertad para producir, criticar. En si, es un
proceso de liberación de todo poder de dominación.

INTERCULTURALIDAD E HIBRIDACIÓN

Identidad es lo que nos muestra. Nos expresa. Pero también es lo que nos diferencia de
otros. Apelación a lo diferencia de mirarse a sí mismo desde el otro. De allí la
implicancia que adquiere la otredad.
Todo, a través de procesos, de un dinamismo que nos configura y define. La identidad
no existe en si, separada de nosotros. No es preexistente al individuo. Tampoco la
identidad es un sentimiento de pertenencia porque renuncia a lo variable en cuanto
efímero.
Es algo que se construye y reconstruye en los intercambios sociales, una relación con el
‘otro’. De allí la coincidencia de identificación y diferenciación. Por eso podemos
definirla como situacional y relacional. Si la identidad nos arraiga a un territorio, hoy
nos permite participar en redes comunicacionales deslocalizadas. Esto explica, el
reconocimiento de la composición multicultural de cada nación, de cada región.

América: definida como un complejo que presenta la consistencia de lo real.


La emergencia de América Latina al mundo occidental, produce esa tensión entre lo
existente y lo nuevo. Podemos señalar momentos de la relación América Latina y
Occidente:

1- Oposición: ajeno, necesario que se contrapone a lo existente.


2- Integración: reconocimiento de la occidentalización del mundo, que provoca la
integración. Ser hombre entre hombre, pueblo entre pueblos.
3- Rasgos propios: la existencia occidental del ser en cuanto racionalidad
configuradora. Se opone el puro existir, al puro estar.

De allí el sentido de otredad, hibridez como las categorías liminares que subyacen las
posibilidades de metaforización de nuestra América.
A partir del reconocimiento de los cambios en la cultura, se plantea revisar los procesos
de configuración de la identidad mediante formas de relación local, nacional y global.
Esto permite cuatro tipos de circuitos que muestra esta ‘hibridez’: riqueza, complejidad
y heterogeneidad.

1- Histórico territorial: saberes, hábitos, experiencias, patrimonio con la cultura


popular.
2- Cultura culta: producción simbólica escrita y visual, patrimonio de una sociedad;
integrado hoy a los mercados.
3- Comunicación masiva: industria cultural. Amplio espectro que los medios de
comunicación difunden, producen. Difusión de formas de la cultura culta y lo
popular.
4- Sistemas de información y comunicación: tecnologías recientes.

Interculturalidad: instrumento de conocimiento, guía para la acción, viaje cultural


hacia un nuevo tipo de identidad.
Cultura como un escenario de guerra simbólica donde los sentidos disputan territorios,
cultura como un escenario de mediación donde los sentidos dialogan diferencias.
Preservar la diversidad no es carencia, sino la materia de la que estamos hechos.

PENSAMIENTO CRÍTICO Y POLÍTICAS CULTURALES DE AMÉRICA LATINA.

La colonialidad del poder propia de la Modernidad fue la que modeló el imaginario


latinoamericano, tipificándolo con estereotipos que a los sujetos latinoamericanos les
eran lejanos/ajenos. La construcción de la subjetividad se transformó en una negación
en si mismo.
Es necesario volver a pensar el espacio latinoamericano, reconsiderar la perspectiva
temporal como un complejo de relaciones de carácter cronotópico.
Esta construcción no se reduce al período colonial, sino que lo sobrepasa y continúa en
la colonialidad global.
En relación complementaria, el conocimiento cautivo es: reproducción en lugar de
producción, imitación en vez de generación de respuestas intelectuales.
Esta disparidad instala la diferencia colonial, desde donde se hace necesaria una
construcción distintiva del conocimiento de si del sujeto que integramos.
La moderna dicotomía: civilización/barbarie, expandida como patrimonio común, no
duda en seguir afirmando la inferioridad humana de los no-europeos. Esta condición
emerge en las prácticas sociales, en la valoración de aquellos que no pertenecen a la
etnia blanca.
En síntesis: desde la Conquista de las Américas, los proyectos civilización,
modernización, han configurado las relaciones entre Europa y sus colonias en términos
de una oposición nítida.
A los efectos de revertir esta diferencia, es necesario operar desde la afirmación de que
todo conocimiento encuentra su legitimidad en las propias condiciones de producción y,
desde allí, interactúa con otras formas de conocer.
En efecto, la globalización produce el efecto de un proceso que borra la simetría, que no
exhibe agentes geopolíticos definidos ni espacios del planeta que se subordinen por su
localización o rasgos culturales.
El proyecto global aparece como un efecto del mercado, dado que se presenta como una
estructura de posibilidades en vez de un régimen de dominación se crea la ilusión de
que la acción humana es libre y no limitada. Resultados como la pobreza o desempleo
se presentan como fallas individuales o colectivas, en vez de cómo efectos de la
violencia entre estructuras.
Los efectos de la globalización llevan a atenuar los conflictos culturales con
mecanismos que producen la apariencia de integración entre culturas distantes y
distintas.
Así, la diferencia cultural ya no se asienta en fronteras de territorio, sino en la
profundización de aquellas (fuera del tiempo y espacio) por su diferencia con el orden
occidental y transformadas en objeto de consumo para un mercado expansivo, el del
turismo internacional.
Si se acepta que toda forma de conocimiento es local, las prácticas culturales
latinoamericanas, requieren ser analizadas atendiendo a particularidades, así se podrá
construir un ‘sistema de sistemas’ que geste paradigmas pertinentes para explicar y
comprender las formaciones sociales que las atraviesan.
El lugar puede entenderse como lo distinto de la globalización, ya que no se subordina a
ella sino que redefine sus articulaciones.

ARTE Y PENSAMIENTO CRÍTICO

En la globalización, el slogan de la diversidad llama a las marginalidades, periferias a


recurrir al arte para denunciar condiciones de miseria y opresión sociales, reconfigurar
identidades, etc.
El multiculturalismo ha estimulado un creciente proceso de socialigización del arte que
insiste en la politización de los contenidos, en la expresividad denunciante de los
significados.
En el caso del arte latinoamericano, este proceso implica que la mirada internacional
espere de su condición periférica que no compita con el centro, más bien que ilustre su
compromiso con la realidad enfatizando una mayor referencia de contexto.
Las instituciones culturales metropolitanas, le confieren al arte periférico un nuevo
estatuto, que implica una tensión entre FORMA (mirada estética) y CONTENIDO
(análisis sociocultural).
Desmontar el canon modernista occidental para exhibir la violencia representacional a
través de la cual lo universal impone su jerarquía a costa de silencios y tachaduras han
sido tarea de la crítica postmodernista. Esta ha tenido la ventaja de forzar las
instituciones del arte internacional a abrir sus fronteras, a relatos no canónicos, a
narrativas de la otredad, que el dogma del centro había querido invisibilizar.
Para aquellas otredades que se habían visto expulsadas fue vital reivindicar la
diversidad de contextos, para combatir el universalismo y el imperialismo del valor.
El centro se autoreserva el privilegio de la identidad, mientras que le concede a la
periferia el uso arquetípico de la diferencia tomada como una simple ilustración del
contexto. La periferia es condenada por el centro a exotizar y folclorizar la imagen del
otro que le toca representar.
Este reparto entre ‘identidad’ y ‘diferencia’ le permite a lo no latinoamericano
encargarse de la forma (crítica del arte) mientras que reduce lo latinoamericano a los
contenidos (análisis cultural).
Asimismo se acusa una clara desviación que supone que el arte latinoamericano debe
expresar vínculos directos con la realidad.
Mientras que el poder de representación de la ‘función-centro’ metropolitana se adueña
de todo lo que es simbolicidad, la periferia latinoamericana queda relegada a la
prediscursividad que supone anterior al relevo de la cultura. Se produce así una
‘división de trabajo’ entre teoría y práctica que le impediría al latinoamericano recurrir a
los métodos de análisis de la ‘teoría del arte’ que rechaza a la realidad social por
considerarlos europeizantes.
Este arte queda inhabilitado para debatir con igualdad de condiciones con el dispositivo
del arte internacional.
Lo molesto es que lo latinoamericano se vea forzado a identificarse con la realidad, con
la experiencia que son términos que llevan una carga preteórica que remite a la
inmediatez; a la vivencia como manifestaciones ajenas a la autoconciencia de la forma.
La tensión entre ‘centro’ y ‘periferia’ concierne de hecho al problema de cómo redefinir
la especificidad crítica de lo artístico en un contexto post-moderno saturado por las
estatizaciones del mercado.

Uno de los rasgos de nuestras sociedades consiste en que ellas juegan con los retoques
de una estatización de lo real que nace de la superabundancia de imágenes. La crisis
epocal que llevó la imagen a exaltar la simultaneidad y la contigüidad como efectos
propios de una estética del collage ha generado un nuevo culto: la mezcla entre los
‘estilos artísticos’ y los ‘estilos de vida’. De ésta surge la preocupación de saber cómo
diferenciar voluntad de estilo y estilización de la imagen-mercancía.
Le cuesta mucho al arte diferenciarse de la multiplicación de las formas y los estilos
culturales que complacen el mundo del consumo. Esto le plantea al arte la dificultad de
saber cómo distinguir su trabajo con la imagen del resto de lo visible cotidianamente
entregado a la sobre-exposición informativa y comunicativa.
Si todo es comunicable no hay desgarramientos, faltas que puedan ser interrogables y
todo se vuelve soportable.
Estas preocupaciones adquieren un matiz urgido y urgente cuando lo que está a punto
de desvanecerse es la materia del recuerdo y el volumen de la experiencia histórica.
Durante la transición a la democracia, las tecnologías audiovisuales consagraron el
olvido gracias al triunfo de lo superficial como zona de impresiones pasajeras. La
fugacidad y velocidad que aceleran el ritmo del mercado que hacen que todo lo que
circula en las pantallas entre y salga sin dejar huella.
Política, mercado y televisión, hablan el mismo lenguaje de una actualidad
sobreexcitada por el ‘torbellino de la información donde todo cambia, se abre, se pierde
al cabo de 24 hs’; incluso la memoria.
El arte crítico necesita interrumpir, para que la festividad de lo desechable que cultiva el
mercado no haga desaparecer la memoria todavía en suspenso. Se debe cambiar la
velocidad de la exposición y la circulación para que la dispersión en el espacio se
vuelva concentración en el tiempo.
Las imágenes deben ser no sólo vistas, sino examinadas por la conciencia crítica.
La criticidad se debe a la exacta tensión entre contenidos de representación (QUÉ) y
estrategias del lenguaje (CÓMO) para involucrar a lo transcurrido en una nueva
narrativa de experiencia.
Los desafíos se topan hoy con el ‘boom de la memoria’. La curiosidad metropolitana
hacia las desventuras del otro periférico espera de ese otro lejano que cuente sus dramas
de la memoria en una lengua más referencial, una lengua ilustrativa de lo vivido que se
ajuste a las pautas de editorialización periodística que consagra el éxito de mercado de
lo testimonial.
No le queda otra alternativa al arte crítico que la de reforzar la complejidad semántica
de las figuraciones-narraciones que traman la relación interpretativa entre
acontecimiento y representación.
La mirada crítica se ha desplazado desde ‘las formas intrínsecas del arte’ a ‘los
problemas discursivos en torno al arte’. Este desplazamiento ha sido más que oportuno
en cuestionar el idealismo del ‘valor’ estético y su defensa elitista del canon. Esto ha
traído algo problemático: la neutralización de la opción estética de una obra. Es
importante rescatar el debate sobre el ‘valor’ para recuperar la densidad formal y
semántica del arte, para evitar que todas las obras queden niveladas por el relativismo
valorativo de la diversidad cultural que sólo toma en cuenta las documentaciones de
identidad de referencias contextuales sin atender la problemática del lenguaje estético.
Asistimos hoy a un desplazamiento que nos ha llevado desde una tradición apoyada en
el valor de la obra hacia un nuevo contexto de apreciación del arte como discurso social
y como intervención cultural.
Un tercer espacio que debe evitar el binarismo (centro/periferia) es recurrir a la
ubicuidad y oblicuidad del margen en su doble capacidad de desplazamiento y
emplazamiento táctico.
La crítica latinoamericana puede elegir sobreacentuar lo ‘estético’ o ‘político-social’.
Solo estas condiciones (ubicuidad y oblicuidad) son capaces de hacer que una
‘diferencia diferenciadora’ que se formula como un acto de enunciación y que se revela
contra las categorías.

DESHACER LA AMÉRICA

Más que en la denominación conviene detenerse en el surgimiento de América Latina


como construcción política. La región nunca ha dejado de estar sometida a la imagen
que los europeos le han impuesto.
América Latina es una invención geopolítica, cuyo contenido no significa lo mismo
para los organismos internacionales que para los que la habitan.
Por otra parte, ha sido vista como indispensable para Occidente, a la vez que un
territorio perdido para él. Esta ambigüedad ha marcado la interpretación que las grandes
potencias han hecho sobre ella: territorio bárbaro y civilizado, tierra de oportunidades,
etc.

Los signos de descomposición se acumulan, todo aquello que alguna vez caracterizó a la
región, que la hizo homogénea, se esfuma de forma irreparable. Posibles causas: fin de
las dictaduras, fin de las guerrillas, fin del realismo mágico, fin de los intercambios
culturales entre sus integrantes y creciente desinterés sobre ella, sobre todo de EE.UU.

Desde las primeras independencias nacionales (S. XIX) hasta los años ’90, autócratas,
padres de la patria, hombres fuertes; dominaron el panorama de esta sufrida porción del
planeta, sucediéndose unos a otros.
Durante las últimas décadas (S. XX) los regimenes dictatoriales comenzaron a caer unos
tras otros; en nuestros días sólo se mantienen como amenazas de un pasado que aún no
terminamos de conjurar.
El fraude electoral elevado a categoría de arte, presenta al régimen de la Revolución
como una máquina invencible, un pulpo omnipotente cuyos tentáculos se engarzan en
todas las conciencias.
De esta forma, la democracia no garantiza el bienestar o felicidad, sólo de una
democracia imperfecta.
En tanto el gobierno, convencido que la política profesional ya no tiene futuro, no
dudan en torcer las leyes para lograr sus objetivos y mantenerse por más tiempo.
Enhebran discursos incendiarios, atacan con ferocidad sus predecesores y se presentan
como salvadores de la patria. Todos proclaman su fe democrática y su apego a la
legalidad, pero al mismo tiempo llevan a la democracia hacia sus límites, esquivan
preceptos, etc.
Esto a su vez, tornó obsoletas las luchas revolucionarias y quienes sobrevivieron
tuvieron que reinventarse como ciudadanos de a pie.

Vivimos en un territorio extraño, ajeno a la modernidad occidental, un lugar donde


convive la violencia y lo sobrenatural, la miseria y los prodigios. El país de las
maravillas elevado a continente. Así es A. Latina, extravagante e irracional, sus
dictadores son salvajes e inhumanos, aunque nos consuela que en medio de la pobreza
sus habitantes aún pueden soñar.
Nuestro continente no fue descubierto por los conquistadores españoles, sino inventado
por ellos. O mejor dicho, reinventado conforme dictados de la imaginación medieval.
Si nadie nos acepta no se debe a nuestros problemas de desarrollo o pasado indígena;
sino a la perenne voluntad europea de mantenernos como receptáculos de sus
frustraciones y deseos.
Como la sinrazón nos gobierna, lo que en otro lugar sería curioso o antinatural, aquí
apenas nos distrae.
A los latinoamericanos no nos distingue nuestra fantasía, sino nuestra resignación.
Por otro lado, la identificación con el realismo mágico ha traído problemas, ha
representado un collar de fuerza para los escritores que no mostraban ningún interés por
la magia; por ejemplo.
Nacer en A. Latina y dedicarse a la literatura de ficción implicaba tener una fe ciega en
este realismo. Es así, si un escritor latinoamericano no escribe como tal: carece de
interés.
Por razones de mercado editorial, habría que promover sólo lo auténtico, sólo aquello
que diferencie a esta literatura de otra.

ANEXO 1

Reconocimiento de Latinoamérica

Identidad -> existencialista, esencialista: características específicas.


sentimientos: comprensión de subjetividad

En la actualidad se presenta más amplio, porque se construye por cada situación y cada
relación.

Latinoamérica: origen de idioma hablado (latín) personificado en francés, portugués,


español.
Denominación geopolítica, es decir, una formación geográfica con un marco político
determinado.

Mestizaje: tensión permanente entre colonización y modernización. Esto es muy


presente en aquellos países con pueblos originarios que poseen una cultura muy fuerte,
que se superpone sobre todo avance moderno. Por ejemplo; Colombia, Perú.

Movimientos entre Occidente y Latinoamérica.


- Oposición: en distintas formas de leer lo ocurrido. Por ejemplo: que España trajo
la cultura, la religión (leyenda rosa).
- América muestra sus rasgos: de cómo es realmente. Se muestra de una forma
distinta a cómo se había presentado. Se muestra un rasgo de edad de cada
pueblo.
- Tiene caracteres muy marcados que se diferencia de forma gradual. Mostrándose
como otra. Occidente impuso una forma de ver las cosas a partir de la
modernización (racionalización). Cine, medio masivo, constituyen una forma de
interacción, un carácter fuerte de Nación.
- Otra característica sobresaliente lo representa la heterogeneidad (idiomas, razas,
costumbres). Cada forma de ser busca reafirmarse sobre las otras.

Intercultura: diálogo pero también una oposición.

Occidente incorpora formas estéticas, culturales de América como un proceso de


reconocimiento estético.
Pero también la vanguardia incorpora elementos occidentales. En cuanto a esto, se ve
notablemente reflejado con los avances tecnológicos de los medios masivos. Lo visual y
su impacto en el área de arte.
Esta identificación lleva a que el terreno cultural/estético sea impreciso.

Romanticismo.

Sentimiento prevalece en la creación.


Arte de inspiración. Artista es un ser especial, elegido dentro de la sociedad donde
puede obrar y actuar de acuerdo a lo que siente.

- Particularidad. Importancia que adquiere el YO. Explicación del mundo,


principios que sustentan la realidad. Esta singularidad también se expresa en
cada pueblo. Hombres con los mismos principios: nacionalismo, importante para
el Romanticismo. Toda particularidad comienza a ser tenido en cuenta. Se
relaciona con la espontaneidad, el arte de crear/expresar.
- Transformación de la idea de Naturaleza. Con un carácter distinto, se trata de
naturalizar la humanidad. Naturaleza que determina ciertas formas de vista/vida.
Condicionamiento natural sobre el orden social. permite establecer expresiones.
Espacio de fuerzas inconscientes. Espacio de lo material, para representar.
- Huída del presente, vuelta al pasado. El hombre se vuelve a sí mismo, dejando
el mundo. Vuelve a espacios cognoscitivos. El Romanticismo se vuelca a
lugares primitivos. Búsqueda de paraísos.
- Reemplazo de la Edad Media. Edad Media: lugar privilegiado. Lo religioso era
fundamental, en cuanto al nivel sentimental. Deja de lado el desarrollo de la Cs.
Romanticismo como movimiento extenso. Literatura y música como lugares
elegidos por los artistas románticos. Artistas que no tienen reglas. De allí la
aparición de héroes, amores prohibidos. Este Romanticismo es pobre en cuanto a
la arquitectura, plástica.

-Romanticismo sentimental: individuo como centro del universo.

-Romanticismo social: historicismo. Acciones en relación con lo social, similar a la vida


de los hombres.
• Determinismo: condicionante, límite.
-mesológico
-etnico/raza
-cultural/social: pertenencia grupal
• Hombre representativo: en un hombre se condensan las formas particulares de
un momento, época. Por ejemplo: Facundo Quiroga.
• Filosofía y directo: cada pueblo debe desarrollar sus particulares. Filosofía:
relación de leyes generales con particularidades.

Este Romanticismo social es el que llega a nuestro país. Allí comienza a realizarse
experiencias poéticas para afianzarse.
Ejemplo: Esteban Echeverría con ‘La Cautiva’.
Manifestación n el Himno Nacional.

En cuanto al Romanticismo sentimental se da entre los años/década ’70, ’80. Apunta


hacia al subjetividad. Habla del sentimiento de Nación/Nacionalidad.

Se llega a legitimar la poesía gauchesca que ya existía anteriormente.

Unidad 2

Generación del ’37 - Sarmiento y Alberdi.

Generación del ’37, considerada como el primer movimiento intelectual animado por
interpretar la realidad argentina que enfatizó la necesidad de construir una identidad
nacional.
Período de creatividad que va hasta 1880. Su ideología romántica alcanza la hegemonía
cultural para luego ser desplazada.

Romanticismo.

Movimiento comprendido por su contraste con la Ilustración.


Atiende a fenómenos que no forman parte de la racionalidad. Explora aspectos
irracionales de la conducta humana, como imaginación o emociones.
Se da un cambio/giro hacia la propia subjetividad, donde se buscan elementos más
originales y específicos.
Excepcionalidad por convencionalidad.
Se admirará al genio, héroe, lo individual por sobre lo colectivo.
En un aspecto histórico, revalorizará la Edad Media. Se alaba a una naturaleza que se
representa en su aspecto más sublime, por ejemplo: cielos tormentosos, grandes
llanuras. Todo aquello que provoque la admiración y el terror.
En lo socio-cultural se valora lo original y distintivo de cada nación o cultura. Se abren
puertas al canto popular. Acento en usos y costumbres.
Su historicismo da la noción de que cada nación es una totalidad en si misma, con su
propia finalidad y que vale como cualquier otra.
Rompe con la unilinealidad, en este sentido ya que cada nación debía seguir un mismo
desarrollo.
Los principios literarios provienen de la zona cultural francesa.
Se da un contexto político donde hay presencia republicana y referencias hacia el
proceso revolucionario pasado. Es decir, por ejemplo se privilegiaba lo público ante lo
privado.

Movimiento cultura y político originado en Alemania y Reino Unido a fines del siglo
XVIII como reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y
Clasicismo, dando prioridad a los sentimientos.
Se busca constantemente la libertad auténtica. Debido a que es una manera de sentir y
concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta
y particular en cada país.
Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes como:
parnasianismo, simbolismo, decadentismo. Tuvo aportes a la literatura, arte, música,
etc.
Se favorecía:
-la conciencia del YO como entidad autónoma y fantástica
-primacía del Genio creador de un universo propio
-supremacía del sentimiento frente a la razón neoclásica
-fuerte tendencia nacionalista
-liberalismo frente al despotismo ilustrado
-originalidad frente a la tradición clasicista
-creatividad vs imitación
Obra imperfecta/inacabada

Aprecio de lo personal, subjetivo o individualismo, culto al YO, fundamentalmente los


héroes románticos, por lo general era prototipos de rebeldía. Los autores quebraban
cualquier normativa o tradición que ahogue su libertad.
Renovación de temas y ambientes. Se prefieren ambientes oscuros, nocturnos,
luctuosos, lugares sórdicos y ruidosos, buscando historias fantásticas como la
superstición.
Gran auge en lo literario (romances, baladas, cuentos tradicionales, coplas).
Se expandió también el lenguaje, se dio entrada a lo exótico y extravagante. Se buscaba
culturas bárbaras o en la Edad Media.

En Argentina: 1832 con Elvira de E. Echeverría, quien lideró el movimiento quien se


concentró en la llamada Generación del ’37, tuvo uno de sus centros en el Salón
literario. Este romanticismo argentino integró la lengua tradicional española con los
dialectos locales y gauchescos, incorporó el paisaje rioplatense a la literatura y los
problemas sociales.
Otras obras: Martín Fierro, Facundo.
Se amaba a la naturaleza como símbolo de lo verdadero y genuino.

Modernismo.

Fines del S XIX. Este proceso modificó el panorama social, político, económico y
estético, a la vez que introduce problemas y conflictos. La paradoja es que no había otra
forma de construir un estado-nación moderno sin entrar a él. Ejemplo: inmigración,
ferrocarril, progreso (algunos elementos importantes).
Sin embargo, como dijimos va a traer una cuota de malestar y escepticismo.
Se reconocía a América como un mundo nuevo con su propia expresión y
representación.
Este movimiento implicaba dar una respuesta a la problemática de la época.

Se manifiesta en:
-Lo social: Bs As es federalizada, se dan leyes laicas en la educación y el registro civil,
se coloca en manos del Estado un control de la población, que hasta en ese momento
estaba dividido/compartido con la Iglesia.
También aparecen clases sociales (burguesía y proletariado) y movilidad social.

-Históricamente: se asocia a los acontecimientos como la conquista, colonización de


América por los europeos, Revolución Industrial y Francesa.

-Lo económico: significó el nacimiento y expansión del modo de producción capitalista.

-Lo político: se implanta un nuevo criterio de legitimidad: la soberanía popular.

-Lo cultural: se produce el fenómeno de secularización. El mundo se torna calculable.


Hablamos de los fundamentos de las Cs Modernas.
En sí, podemos decir que impulsa un cambio, progreso, es decir, el tiempo, lo que se ha
modificado.
Un rasgo que lo caracteriza lo constituye la automatización de cada ámbito que lleva a
regirse en criterios propios.
Como valor central va a surgir la figura de artista o escritor, en tanto que puede captar
algo que está más allá de lo que aparece en la realidad.
Se desenvuelve entre 1890 y 1910. Como representante principal en nuestro país vamos
a tener a Leopoldo Lugones.
Se va a diferenciar del Romanticismo, ya que este propone que la naturaleza es buena,
por ello el poeta romántico busca de ella. Por lo cuál se da una oposición entre la
naturaleza y civilización, ya que ésta oculta lo bueno y bello, naturaleza de lo real.
En cambio para el modernismo, la naturaleza es amenazante y horrible. La nueva
misión será construir artificios que dan fealdad a la naturaleza.

En cuanto a lo intelectual: se da lo que se denomina como escritores gentleman para


quienes la escritura se daba no como un ejercicio independiente sino como una
continuidad de su posición sociopolítica.
Existe una figura, llamada ‘Ubi Sunt’ que significa dónde están, donde se han ido.
Esto tenía que ver con las preocupaciones que nacían por la modernidad.
Se trataba de una sociedad que tenía el dinero como aspiración fundamental,
incompatible con la construcción de una república. Esto sólo podía generar un país sin
ciudadanos. Dicho de otro modo, el mercado había predominado sobre lo cívico y había
roto con el sentimiento de pertenencia en la comunidad.
Más allá que los pronunciamientos racistas, algunos de los males vistos desde lo
dirigente, tenían que ver con la presencia de inmigrantes.
De ser así, la solución era un proceso de nacionalización, destinado a definir/imponer la
identidad nacional.
Por otro lado, estos inmigrantes tuvieron mucha participación sindical y económica. De
esta forma se dio cuenta de la debilidad en al sociedad receptora, quedando el proyecto
de nacionalización en manos del Estado.
En este marco los intelectuales tuvieron un gran papel, ya que la nacionalización
requiere tener definida una identidad nacional y como esa respuesta no estaba
elaborada, sus oficios, saberes, etc; fueron más que necesarios.
Como ejemplo de este campo intelectual podemos citar a los miembros de la
Generación del ’80.

Como literario, este movimiento se conoció como ‘el espíritu de fin de siglo’. Sensación
de pérdida del sentido del mundo que legitima la ciencia; ya que éstas muestran una
realidad conducida por leyes que no dan lugar para la libertad humana.
Se ha roto con el lazo social que estaba en la comunidad social y en su lugar se da una
sociedad que es una sumatoria de individuos atomizados, hay ausencia de normas.
Esto se intenta revertir con religiosidades.
Se configura un campo y figura intelectual independiente. Esta labor se hace como una
profesión libre, pero llevan a que el escritor tenga escasez de un público lector.

En cuanto al escritor puede decirse que posee la voluntad de belleza, porque persigue lo
bello por sobretodo. Lo bello en oposición a lo útil (ámbito de mercado).
Puede reconocerse que lo intelectual se dio como un campo de emergencia. Con la
conciencia se dan ciertas reivindicaciones, defensa de la editorial argentina, derechos de
autor, casa del escritor, etc.
La vida literaria adopta hábitos nuevos: bohemia/cafés literarios/comidas/conferencias.
En el desarrollo de socialización la Facultad de Filosofía y Letras tuvo un gran papel:
lugar de contacto, trabajo, acceso a libros.
En el primer tiempo los libros fueron escasos, pero esto mejoró cuando se tuvo un
contacto con hijos de inmigrantes, profesores, periodistas.
No se reconocía otra autoridad, más que las propias decisiones.
Escritor, decía la verdad sobre los orígenes, espiritualizaba al país, fundaba la tradición.
‘Forma el espíritu de la Patria’.
Este escritor tiene la capacidad y función para captar verdades estéticas, sociales,
morales que pueden ser accesibles para el hombre.

Ideológico: la burguesía liberal giraba hacia posiciones conservadoras. Se forjan nuevos


mitos; como la reacción idealista contra la ciencia y el hispanismo, es decir, el espíritu
conciliador hacia España.

Positivismo.

Tuvo un gran papel en lo hegemónico. Configuró la matriz mental entre 1880 y 1910,
donde se da además una superposición ideológica en ese período en América Latina y
Argentina.
El ensayo positivista construyó una doble pretensión para explicar, por un lado los
efectos no deseados del proceso de modernización en curso y por otro; hacerse cargo del
problema de inversión nacionalista.
Existe así, un modelo de país donde las instituciones trazarán el límite, se asimilarán
sectores integrables a la modernidad, mientras que lo coercitivo operaría expulsando las
fracciones capitalistas reacias a incorporarse en la estructura nacional.
La edad positivista, percibió en las sociedades latinoamericanas ciertos desafíos en
torno a la relación Estado-Masas, generando un replanteo de la cuestión de Nación.
Finalmente toda contrastación estallará como motivo de la crisis de 1890. Esta
revolución desnudó la crisis de legitimidad de la élite gobernante, lo cultural a su vez se
fusionará con el clima espiritualista de fin de siglo.

Reforma 1918.
La reforma junto con el Modernismo fueron propuestas englobantes de la realidad.
Se dan valores diferentes: la belleza, bien, verdad, ideal para definir este hombre
habitante de una parte de América con un destino particular, etc.

Una acción que tendría a los jóvenes como protagonistas en esta necesidad de
democratizar a América Latina. Y entonces la R. Universitaria sería el espacio
construido para ello.
Desde Córdoba, los jóvenes se propusieron y llevaron a cabo una revolución en el
conocimiento y su sistema de producción.
Necesidad de una ética que suponía respuestas de una universidad abierta a los cambios.
Juventud, libertad, Latinoamérica, son los pilares sobre los que se asienta la reforma.
Ruptura, propuesta de lo nuevo.
Lo técnico profesional debía ser nutrido de una cultura de totalidad para que se encause
en lo legítimo.

Unidad 3

Géneros de la Literatura: Ilustres y Anónimos.

ILUSTRADOS GAUCHOS
Ideología Se constituye en un discurso político Imposición de la clase
que sostiene a la revolución y cuya voz dirigente. Se refiere al
profiere los valores que deben carácter de la participación
proyectar los hechos a la construcción en la revolución,
de una ‘Nación’. pertenencia a una
cosmovisión neocultural
de un sector marginado de
la política civil.
Modelos Modelo del neoclasicismo (oculto y Adoptarán rasgos retóricos
universal). coloniales para formalizar
el molde juglaresco de la
oralidad y la anonimia de
sus expresiones.
Proyectos Programa civilizador en base a la Afirmación comunista de
operatividad del código escrito y del la memoria y la fiesta.
nombre ‘ilustre’.
Espacios (índice Burguesía porteña instituye su No construyen espacios
social que utiliza creación desde los moldes importados urbanísticos, sino que se
cada grupo de Europa. apropian dinámica y
revolucionario Programa político en sí mismo. circunstancialmente de los
para expresar y ya existentes.
legitimizar sus La naturaleza, un espacio
propios social de sus políticas
programas fundadoras de la Nación.
nacionales)

La realidad tanto para Ilustrados como para Gauchos, se está modificando.


La voz social hace uso del código oral o escrito de acuerdo a las prácticas y pertenencias
culturales del grupo: puede situarse en un espacio social e histórico como en uno
regional.
Para la revolución implica nuevos fundamentos sociales, políticos, estéticos; que se
expresan en la literatura como remodelizaciones y afirmaciones identitarias.
Los Gauchos a través de sus usos experienciales del código cultural en los géneros del
canto y las coplas populares, se imprime la afrenta y la fiesta.
La literatura que abarca al período de la Revolución de Mayo se sustenta y orienta
socialmente de acuerdo a los usos del código cultural que cada grupo construye en el
fenómeno histórico.

Voz ilustrada (Memoria)

La burguesía porteña se comunica a través de los signos letrados de la enciclopedia que


define el carácter y la identidad del poder, es decir, la conformación y ubicación
‘intelectual’ de la clase dirigente de la revolución.
Los paralelismos con los héroes y la geografía greco-latina conjuntamente con las
descripciones minuciosas de las batallas militares.
VICENTE LÓPEZ Y PLANES es uno de los intelectuales-literarios que apoya con
densidad estas operaciones.
Concibe el oficio del poeta revolucionario.
La sensibilidad ‘clásica’ es un componente, un elemento imprescindible para conservar
en al memoria la universalidad de los hechos fundacionales de la Patria.
Los géneros tradicionales se constituyen en únicos y sus voces en las autorizadas para
cantar los héroes patrióticos y conservarlas en la memoria. Esta voz no manifiesta
oposiciones a los otros sectores.

Voz Gaucha (Presente)

BARTOLOMÉ MITRE es el representante arquetípico del género gaucho. Las prácticas


culturales se configuran en este género como la cosmovisión (aprehensión y proyección
de un mundo situado desde la conciencia de un sujeto) del gaucho.
El sobreentendido de la enciclopedia está ligado con la experiencia social y cultural de
las pertenencias regionales que conviven en el espacio neocultural del trabajo rural.
La memoria requiere de los clichés y rimas sencillas.
La voz de aliento y exhortación a la lucha en el género gaucho es directa y alude al
valor físico y moral del soldado en la campaña.
La enciclopedia de la voz colectiva se manifiesta en un YO desplazado a un
NOSOTROS.
La voz del gaucho se impone para legitimarse como un género discursivo del canto
patriótico.
La voz del género es práctica cultural, vivencia cotidiana, sensorial, refiere su propio
espacio, en su propia referencia física y no puede registrar el presente de la esperanza.

Política. Sociedad. Literatura.

Literatura nacional se postula como una expresión de las formas institucionales que
debe adoptar la Patria en lo social, político y económico.
Los intelectuales constituyen su voz desde la ciudad-puerto con el modelo iluminista
francés, como espacio que crea la independencia.
Este poder se sostiene en la creación de espacios culturales para discutir, proponer
alianzas, se pacta un futuro inmediato de la revolución.
Cultura hispánica tiene como principal representante al FRAY FRANCISCO DE
PAULA CASTAÑEDA que se opone dentro de la ciudad, al carácter ‘ilustrado’ del
gobierno patriótico.
Géneros discursivos como la copla, romance, letrillas, se manifiestan en su voz
‘hispanista’, canalizadas por el clero y la tradición española.
La acción política también tomará lugar aquí, pues a través de la literatura, su vos
irónica y satírica se construye en poder de los títulos periodísticos (reflejada en el
diario).
De igual forma esta oposición también se dirigirá a los caudillos federales, que
representan los intereses del sector social de los gauchos.

Política.

Los enfrentamientos internos de la revolución se focalizan en el sector de los


‘ilustrados’ que diagraman las bases jurídicas, económicas y pedagógicas del Estado.
La consagración del proyecto se representa en 1813 con el Himno Nacional de Vicente
López y Planes.
Se puede observar que los modelos de Nación que sostienen estos sectores se
entrecruzan en varios discursos: Castañeda se enfrenta a ilustrados y Gauchos porque
para él ambos representan el ateísmo y anti-clericalismo.
Los intelectuales se enfrentan por voluntad y los Gauchos por ignorancia, por
incivilizados.

Sociedad.

Se va a manifestar por medio de la ideología. Encontraremos delineados varios grupos.

-Clásicos y liberales: cultura greco-latina manifestada en hombres destacados por su


virtud y acción individual. Esta individualidad se desplaza a los fundamentos
ideológicos de la doctrina económico-liberal.
Tanto los derechos civiles/libertad formalizan la retórica de sus Himnos.
La verdad se construye desde la traducción del ‘iluminismo’ que se revela por medio de
la escritura y ésta en la tradición de las ciencias.

-Revisionistas, americanistas e indianistas: el racionalismo se expresa en el


revisionismo histórico. El despotismo, tiranía, oscurantismo de la conquista en América
se manifiestan para los ilustrados en la opresión sufrida por los indígenas americanos.
El americano revolucionario se identifica (autoidentifica) mediante el iluminismo
traducido a indiano.

-Anticlericales y progresistas: del racionalismo cientifista deriva la fe incondicional en


el progreso, al postular la evolución humana en la razón y técnica, enfrentándose claro a
los partidarios de la tradición española. La luz de la humanidad está en la razón no en la
religión. Para estos grupos el clero y sus representantes impiden el progreso social. A
través de la literatura, ilustrados y católicos se disputan la conciencia del pueblo y su
apoyo en la distribución de gobierno.
-Hispanistas y católicos: la Patria se fundamenta en la tradición hispánica y en la
religión. Su enfrentamiento hacia los ilustrados se manifiesta en sus costumbres. Se
utilizará además la voz del gaucho, no para la demanda social sino como representación
de los espacios culturales que están fuera del programa del gobierno. Este uso se
expresa en los géneros populares con el fin de construir un frente hegemónico desde el
espacio social del campo. En este lugar, según el grupo, se concentra lo popular, lo
inocente, lo bondadoso.

-Gauchos: el humanismo asociado a la verdad estructura políticamente muchos


‘Cielitos’ de Hidalgo, así también como el compromiso de la autoasunción del pueblo
campesino como ciudadanos. La igualdad de derechos es social, étnica y regional. Con
respecto a Dios, es infrecuente su aparición en éste género. Del mismo modo acontece
con la mención del Clero.
El pasado colonial y despótico de España se asocia con el poder del clero en las
instituciones sociales.
Asimismo su religiosidad no difiere tanto de la del cristianismo. Al comunión del
hombre con la naturaleza y la solidaridad social fundan su retórica cotidiana. La Patria
se define como un todo heterogéneo en el que las voces que lo designan
discursivamente como las que lo practican políticamente, la ponen e tela de juicio y
sentencian en estado de coma.
Aproximadamente en los años ’20 nace el género gauchesco como ficción manipulable
del poder popular y al mismo tiempo como expresión política de una tradición propia,
arraigada en una identidad de la lengua nacional. Nace de la demanda del gaucho y las
voces ‘ilustradas’ (románticas, naturalistas) que la designan para sentar y afirmar la
distancia y diferencia.

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