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El apóstol Pablo, por su parte, escribió a los creyentes de Roma que “Alégrense en la
esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la
oración.”(Romanos 12:12. Nueva Versión Internacional)
Si hasta el momento ha sido de aquellos cristianos que se desaniman cuando los
milagros no ocurren de manera inmediata, debe aprender de las Escrituras y cambiar el
esquema aplicado hasta el momento en su forma de pensar. Desde hoy asumirá un
fundamento: la perseverancia. ¡Puedo asegurarle que su vida jamás será la misma!
Entrará en la dimensión de los milagros. Es algo apasionante que nos revela a un Dios
para el cual no hay nada imposible.
5. Dios quiere responder a sus oraciones
Dios nos ama mucho más de lo que cualquiera pueda imaginar. Desea lo mejor para
usted y para mi. Sin duda su corazón se duele cuando nos ve sufrir; déjeme decirle:
sufrimos porque queremos. Si tan solo nos atrevemos a pedir y a creer los milagros
ocurrirán.
Recuerde que nuestro amado Padre celestial oye las oraciones y responde al clamor de
Su pueblo, que somos nosotros: “Míos son el consejo y el buen juicio; míos son
el entendimiento y el poder. Por mí reinan los reyes y promulgan leyes
justas los gobernantes. Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles
que rigen la tierra. A los que me aman, les correspondo; a los que me
buscan, me doy a conocer. Conmigo están las riquezas y la honra, la
prosperidad y los bienes duraderos. Mi fruto es mejor que el oro fino; mi
cosecha sobrepasa a la plata refinada..”(Proverbios 8:14-19. Nueva
Versión Internacional)
No tema pedirle ese milagro a Dios. Recuérdelo: Él le ama y quiere responder con poder
a sus oraciones.
¡Hoy es el día para que reciba su milagro!
No tiene sentido que siga luchando en sus propias fuerzas. Temprano o tarde chocará
con una pared infranqueable. Allí si que se enfrentará a la angustia y la desesperanza,
porque está luchando en sus fuerzas y no en las de Dios. Sin embargo el panorama
puede ser diferente y cambiar el curso de su historia. Basta que vuelva la mirada a dios y
clame por ese milagro. Simplemente ocurrirá. El Dios en el que hemos creído es un Dios
de milagros.
Recuérdelo siempre: hay tres pasos claves… Orar, perseverar y recibir de parte de Dios.