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Los Hábitos
Los hábitos pueden ser buenos o malos, dependiendo de si los actos libres realizados
nos acercan o nos alejan de la felicidad. Si son buenos, hablamos de virtudes y si son
malos, de vicios.
Virtud
Las virtudes son cualidades que hemos adquirido libremente a través de la repetición
de actos buenos. Ellas nos permiten acercarnos a la felicidad, en la medida en que
constantemente hacen plena a la inteligencia, que ve el bien al que la virtud se refiere,
y la voluntad, que lo quiere.
Vicio
Los vicios también son cualidades adquiridas libremente, pero a través de acciones
malas. Nos alejan de la felicidad y dificultan el trabajo de la inteligencia, así como la
capacidad de la voluntad de sobreponerse a las dificultades. Podemos reconocer un
vicio porque nos quita algo que, ya por ser persona, nos pertenece.
La palabra virtud viene del latín vir que significa fuerza. La virtud es una fuerza o una
potencia de la voluntad que se adquiere por repetición o por costumbre y que existe en
nosotros como un hábito. La fuerza de la virtud nos permite acostumbrarnos a hacer
bien una tarea, y con el tiempo, hacerla con mayor facilidad o con un cierto impulso.
Ser virtuoso es mucho más difícil que ser vicioso y a fuerza de costumbre el ser
humano logra hacer bien las cosas. Una persona virtuosa, es aquella que ha logrado un
desarrollo moral muy alto, no por la exigencia de la ley o las normas de la empresa,
sino por principios. Una persona virtuosa es una persona de principios.
En principio, las acciones de Juan son buenas. Posteriormente, por la costumbre que
tiene Juan de hacer bien las cosas, el juicio de valor no será para las acciones, sino
para quien realiza la acción.
Virtud Hábito
Acción Buena
Mejor Persona
Acción Mala
La virtud, por tanto, comparada a sus dos extremos, es un término medio, pero en sí
misma es una cima que significa la máxima perfección de la voluntad:
VIRTUD
+
Voluntad
-
VICIO VICIO
(Defecto) (Exceso)
Si esto es así, se comprende que una actuación mala aislada no causa tanto daño si
está en un conjunto de acciones virtuosas. Pero una actuación viciosa, es decir, un
hábito operativo malo, sólo puede contribuir, a medio y largo plazo, a aumentar el
desorden y la ineficacia, lo que significa que una sola acción buena en medio de
muchas malas, no es suficiente para que la persona pueda ser llamada virtuosa.
La virtud organiza; el vicio hace de la vida un caos. Esto significa que cada persona
debe hacer un balance constante de sus acciones y tendrá que hacer muchas cosas
buenas para ser llamado bueno y evitar las malas para evitar ser llamado malo.
De otro lado, la virtud dice relación importante con el placer. La virtud significa hacer
lo correcto y sentir placer por ello. Virtuoso será el que se sirve bien del placer y del
dolor, convirtiendo este último en una oportunidad para valorar las cosas buenas y
evitar las cosas malas. Tener en cuenta que el virtuoso se sirve del placer y del dolor,
pero no los busca como fin, sino como medio, pues sus metas son más altas.
En las cosas malas se encuentra también el placer, pero en un corto plazo, porque, a la
larga, se convertirá en dolor. No hay mayor felicidad para el ser humano, que saber
que está haciendo las cosas bien y que, de esa manera, la sociedad, la empresa, la
familia y todo cuanto lo rodea mejora.
A mayor virtud, menos vicio, mayor felicidad y, en el largo plazo, menor dolor.
A mayor vicio, menos virtud, menor felicidad y mayor dolor.