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MAQUIAVELO, Nicolás; “El Príncipe”; Editorial Espasa Calpe; Madrid; España; 2008. Pág. 127.
Para la comprensión y corroboración de lo planteado anteriormente, se
presentarán, en primer lugar, nociones de los dos paradigmas más importantes
que han rodeado al pensamiento político-filosófico: el realismo e idealismo.
Posteriormente, a partir de lo presentado por Maquiavelo y, en menor medida, por
Aristóteles, se realizará un análisis realista de la complicada relación entre la ética
y la política, demostrando un cierto grado de incompatibilidad en tales elementos.
II
Como punto de partida hay que señalar que los idealistas y realistas
responden de manera distinta a la pregunta qué es lo real. Para unos, lo real es la
idea y para los otros son los hechos concretos. En lo esencial tales desacuerdos
se explican porque razonan de manera distinta. A idealistas interesa la perfección
lógica del ideal y argumentan en abstracto en lo que se podría argumentar de
manera ‘deductiva’. Por otro lado, realistas centran su atención en la observación
de la realidad factual –veritá effetuale diría Maquiavelo-, con el propósito de
extraer de la experiencia histórica las máximas de acción, teniendo, en
consecuencia, una base argumentativa de carácter ‘inductivo’.
“[…] Pero siendo mi intención escribir una cosa útil para quien esté
en grado de entenderla, me ha parecido más conveniente perseguir
la realidad efectual antes que la imagen artificial. Muchos han
imaginado repúblicas y principados que nunca han sido vistos ni
conocidos en la realidad, y es que hay tanta diferencia entre cómo
se vive y cómo habría que vivir […]”4
Así, desde este punto de vista, el contrapunto entre ambas escuelas, a muy
grandes rasgos, es el siguiente: la política para el idealismo es el arte de cristalizar
un orden socio-político racionalmente perfecto en el devenir variante de la Historia;
mientras que, por otro lado, para el realismo es el intento de evitar el desorden y el
colapso socio-político en una realidad cambiante en donde, en última instancia,
todo orden se presenta frágil e inestable.
III
En este párrafo se constata como Maquiavelo resalta dos aspectos que son
propios de una política correcta y de un aspecto ético deficiente: por un lado,
nuevamente señala la importancia de proteger al estado – la conservación del
poder- por medio de actos corruptos, infringiendo, en el aspecto ético, una norma
honorable propia de toda moralidad como es el respecto de los pactos para la
concreción de una sociedad. Además, señala la práctica de la astucia para
ejecutar la acción, siendo el fingimiento y la simulación las herramientas para
lograr el fin que se ha propuesto.
IV
Tal como nos hemos podido dar cuenta, el realismo representado en los
postulados de Nicolás Maquiavelo viene a demostrar la ineludible distinción que
existe entre el terreno de lo que es ser éticamente correcto y la política, entendida
como una actividad que tiene como fin, según los planteamientos realistas, el logro
y mantenimiento del poder.
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Ídem.
En la misa lógica, es necesario destacar, grosso modo, cómo la política,
esta ciencia del poder, ha demostrado con el paso del tiempo un abandono de
ideales y de ideologías que en un momento se vieron totalmente irreconciliables
para cambiarla por los intereses propios de un realismo. Ejemplos de ellos son
variados, mas creo pertinente citar la alianza que hace un par de años se hizo
entre el Partido Comunista y la Democracia Cristiana, evento inédito para lo
política nacional e inimaginable hace unas décadas atrás.
Bibliografía