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Regimen pensional de los militares

decreto 94 de 1989

En síntesis, alega el actor que el accidente referido le dejó como secuela una
incapacidad absoluta y permanente no sólo para el ejercicio de su actividad
profesional sino para el desempeño de cualquiera otra de carácter laboral y
remunerativa, razón por la cual la incapacidad fijada por la administración no está
conforme con la que efectivamente le corresponde

FALLA DEL SERVICIO DEL EJERCITO / ARMA DE


DOTACION OFICIAL / SOLDADO VICTIMA /
INDEMNIZACION DE PERJUICIOS / PERJUICIOS MORALES
A HERMANOS

Sobre los perjuicios morales reconocidos en cuantía


equivalente a trescientos setenta gramos para cada uno de
los hermanos, no obstante el criterio de la Sala de respetar la
razonable discrecionalidad del fallador de primera instancia
para tasar este tipo de perjuicios, no se encuentra en las
consideraciones del fallo proferido por el a quo ni en el
proceso motivo o razón alguna que justifique o explique
porque se disminuye el valor que normalmente la
jurisprudencia de esta Sección ha reconocido para los
hermanos de la víctima. Y no podría argumentarse que la
reducción obedezca a alguna deficiencia probatoria en cuanto
al dolor que la muerte del soldado Vásquez Gómez produjo en
sus hermanos. Atendiendo la jurisprudencia de esta
corporación y dejando en claro que la entidad demandada no
demostró que las relaciones filiales y fraternales entre la
víctima y sus hermanos estaban notoriamente debilitadas o
eran inamistosas, se modificará la sentencia apelada
aumentando a quinientos gramos de oro el monto de los
perjuicios morales para cada uno de los hermanos. NOTA DE
RELATORIA: Se menciona la providencia de 17 de julio de
1992, Proceso 6750, Actor: Luis María Calderón Sánchez y
Otros.

Demandado: La NACION - MINISTERIO DE DEFENSA


NACIONAL- EJERCITO NACIONAL

3. Sobre los perjuicios morales reconocidos en cuantía


equivalente a trescientos setenta gramos para cada uno de
los hermanos, no obstante el criterio de la Sala de respetar la
razonable discrecionalidad del fallador de primera instancia
para tasar este tipo de perjuicios, no se encuentra en las
consideraciones del fallo proferido por el a quo ni en el
proceso motivo o razón alguna que justifique o explique por
qué se disminuye el valor que normalmente la jurisprudencia
de esta Sección ha reconocido para los hermanos de la
víctima. Y no podría argumentarse que la reducción obedezca
a alguna deficiencia probatoria en cuanto al dolor que la
muerte del soldado Vásquez Gómez produjo en sus hermanos,
pues desde la providencia de 17 de julio de 1992, Proceso No.
6750, Actor: LUIS MARIA CALDERON SANCHEZ Y OTROS, la
Sala ha sostenido:

“Así las cosas, la Corporación varía su anterior posición


jurisprudencial, pues ninguna razón encuentra para que en un
orden justo se continúe discriminando a los hermanos,
víctimas de daños morales, por el hecho de que no obstante
ser parientes en segundo grado, no demuestren la solidaridad
o afecto hasta hoy requeridos, para indemnizarlos. Hecha la
corrección jurisprudencial, se presume que un daño
antijurídico inferido a una persona, causado por la acción u
omisión de las autoridades públicas genera dolor y aflicción
entre sus parientes hasta el segundo grado de
consanguinidad y primero civil, ya sean ascendientes,
descendientes o colaterales.

Como presunción de hombre que es, la administración está


habilitada para probar en contrario, es decir, que a su favor
cabe la posibilidad de demostrar que las relaciones filiales y
fraternales se han debilitado notoriamente, se han tornado
inamistosas o incluso que se han deteriorado totalmente.”

Atendiendo la jurisprudencia de esta Corporación y dejando


en claro que la entidad demandada no demostró que las
relaciones filiales y fraternales entre la víctima y sus
hermanos estaban notoriamente debilitadas o eran
inamistosas, se modificará la sentencia apelada aumentando
a quinientos gramos de oro el monto de los perjuicios morales
para cada uno de los hermanos.

PERJUICIO MORAL - Función satisfactoria. Prueba / PERJUICIO MORAL -


Discrecionalidad del juez para tasar cuantía

En relación con el perjuicio moral ha reiterado la Sala que la indemnización que


se reconoce a quienes sufran un daño antijurídico tiene una función básicamente
satisfactoria y no reparatoria del daño causado y que los medios de prueba que
para el efecto se alleguen al proceso pueden demostrar su existencia pero no una
medida patrimonial exacta frente al dolor, por lo tanto, corresponde al juez tasar
discrecionalmente la cuantía de su reparación, teniendo en cuenta la gravedad del
daño causado al demandante. La magnitud del dolor puede ser apreciada por sus
manifestaciones externas y por esto se admite para su demostración cualquier
tipo de prueba. Nota de Relatoría: Ver Exp. 14950 del 2 de junio de 2004

DAÑO A LA VIDA DE RELACION - Noción

La Sala ha considerado que tratándose de lesiones que producen alteraciones


físicas que afectan la calidad de vida de las víctimas, éstas tienen derecho al
reconocimiento de una indemnización adicional a la que se reconoce por el
perjuicio moral, daño extrapatrimonial que ha sido denominado por la doctrina
como perjuicio fisiológico, alteración de las condiciones de existencia o daño a la
vida de relación y que consiste en la afectación extrapatrimonial de la vida
exterior de las personas. En sentencia del 19 de julio de 2000, exp: 11.842, la
Sala consideró que el reconocimiento de este perjuicio no debe limitarse a los
casos de lesiones corporales que producen alteraciones orgánicas, sino que debe
extenderse a todas las situaciones que alteran la vida de relación de las personas;
igualmente se ha considerado que tampoco debe limitarse su reconocimiento a la
víctima, toda vez que el mismo puede ser sufrido también por las personas
cercanas a ésta, como sus padres, cónyuge e hijos; ni debe restringirse a la
imposibilidad de gozar de los placeres de la vida, pues puede referirse también al
esfuerzo excesivo de realizar actividades rutinarias; ni se trata sólo de la
afectación sufrida por la persona en su relación con las demás ya que puede serlo
con las cosas del mundo. La existencia de este perjuicio como la de los demás,
puede demostrarse a través de cualquier medio probatorio e incluso, puede darse
por acreditado en consideración a las circunstancias particulares del caso,
relacionadas con la naturaleza de la lesión física sufrida por la víctima, las
secuelas que le haya dejado y la alteración de las condiciones en que se
desarrollaba su vida familiar y laboral. Nota de Relatoría: Ver Exp. 11842 de 19
de julio de 2000

PERJUICIO MORAL POR LESIONES CORPORALES PADECIDAS POR UN


PARIENTE CERCANO - Prueba. Lesión grave o leve

Con respecto a la indemnización por los perjuicios morales derivados de las


lesiones corporales padecidas por un pariente cercano, ha dicho la Sala que debe
distinguirse si las lesiones padecidas por la víctima fueron graves o leves. En el
primer supuesto basta la prueba de la existencia de la lesión y el parentesco para
que los perjudicados indirectos tengan derecho a la indemnización, porque la
jurisprudencia infiere de estos dos hechos el dolor moral. En el segundo
supuesto, es necesario acreditar, además, que la lesión sufrida por el damnificado
les produjo dolor moral. Nota de Relatoría: Ver Exps. 12384 del 28 de octubre de
1999 y 12166 del 14 de septiembre de 2000

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCION TERCERA

Consejera ponente: RUTH STELLA CORREA PALACIO

Bogotá, D.C., veinte (20) de abril de dos mil cinco (2005)

Radicación número: 25000-23-26-000-1994-01574-01(15247)

Actor: JAVIER ROJAS RIVERO Y OTROS

Demandado: NACION- MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL

Referencia: ACCION DE REPARACION DIRECTA

Decide la Sala el recurso de apelación interpuesto por la parte demandante en


contra de la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de Cundinamarca,
Sección Tercera, el 26 de marzo de 1998, mediante la cual se decidió la acción de
reparación directa propuesta por los señores JAVIER ROJAS RIVERO y
OTROS, contra la NACIÓN- MINISTERIO DE DEFENSA-EJÉRCITO
NACIONAL, la cual será modificada. La parte resolutiva de la sentencia
impugnada es la siguiente:
“PRIMERO. DECLARAR administrativamente responsable a la NACIÓN-
MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL-EJÉRCITO NACIONAL, por los
perjuicios materiales y morales ocasionados al señor JAVIER ROJAS RIVERO.

SEGUNDO. CONDÉNASE a pagar a la NACIÓN-MINISTERIO DE


DEFENSA a favor del demandante, el equivalente en pesos de 100 gramos de
oro puro y una suma de $6.331.239 (SEIS MILLONES TRESCIENTOS
TREINTA Y UN MIL DOSCIENTOS TREINTA Y NUEVE PESOS M/CTE).

TERCERO. DENIÉGANSE las demás súplicas de la demanda”.

I. ANTECEDENTES

1. Las pretensiones

El 10 de noviembre de 1995, por intermedio de apoderado judicial y en ejercicio


de la acción de reparación directa establecida en el artículo 86 del Código
Contencioso Administrativo, el señor JAVIER ROJAS RIVERO, el señor
PEDRO ROJAS RIVERO, la señora CINDY JANETH MARTÍNEZ RIVERO y
la señora MARÍA DE LA PAZ RIVERO, ésta última en nombre propio y en
representación de sus hijos menores LUZ ÁNGELA, ALBA LUZ y LUIS
FERNANDO MARTÍNEZ RIVERO, formularon demanda, en contra de la
Nación- Ministerio de Defensa- Ejército Nacional, con las siguientes
pretensiones:

“PRIMERA: EL ESTADO-NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-EJÉRCITO


NACIONAL es administrativamente responsable de las lesiones causadas al
soldado JAVIER ROJAS RIVERO, ocurrida el día 7 de diciembre de 1993 en
Santafé de Bogotá, D.C., por parte del soldado EFRAÍN QUIROGA PEÑA.

SEGUNDA: EL ESTADO-NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-EJÉRCITO


NACIONAL, pagará a cada uno de los señores JAVIER ROJAS RIVERO,
MARÍA DE LA PAZ RIVERO, LUZ ÁNGELA MARTÍNEZ RIVERO, PEDRO
ROJAS RIVERO y CINDY JANETH MARTÍNEZ RIVERO, la cantidad
equivalente a UN MIL (1.000) gramos de oro fino, por concepto de perjuicios
morales causados por las lesiones personales al soldado JAVIER ROJAS
RIVERO, por parte del también soldado EFRAÍN QUIROGA PEÑA, de acuerdo
al valor del gramo de oro fino para la fecha en que el Estado dé cumplimiento al
art. 176 del decreto 01 de 1984, o para la fecha cuando quede ejecutoriada la
sentencia que ponga fin al proceso en forma definitiva, certificado por el Banco
de la República, entendiéndose esta condena en concreto.

TERCERA. EL ESTADO-NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-EJÉRCITO


NACIONAL, pagará a JAVIER ROJAS RIVERO, por perjuicios
MATERIALES:

A. LUCRO CESANTE. Para la liquidación de estos perjuicios, los ingresos


deberán ser actualizados, de acuerdo a la fórmula que ha venido aplicando el H.
Consejo de Estado....También serán reconocidos en la estimación de los
perjuicios, las mesadas correspondientes a primas, cesantías y vacaciones, o por
lo menos, el aumento del 25% que por este concepto ha ordenado el H. Consejo
de Estado...

Subsidiariamente, a falta de bases suficientes para la liquidación matemático


actuarial de los perjuicios que se le deben al lesionado reclamante, el Tribunal se
servirá fijarlos por razones de equidad, en el equivalente en pesos a la fecha de la
ejecutoria de la sentencia de CUATRO MIL (4.000) gramos de oro fino, de
conformidad con lo reglado en los arts. 4 y 8 de la ley 153 de 1887.

B. POR LOS PERJUICIOS FISIOLÓGICOS...por cuanto el afectado no podrá


realizar algunas actividades vitales...Atendiendo los dictámenes periciales que
habrán de producirse en el proceso, el H. Tribunal se servirá fijar esos daños y
perjuicios en la suma que los estime pertinentes a fin de reemplazar en parte la
supresión de las actividades vitales, pero en todo caso a falta de bases suficientes,
se condenará mínimo a OCHENTA MILLONES DE PESOS M/CTE.
($80.000.000), por este concepto o de conformidad con lo establecido en el
artículo 107 del C.P., hasta el equivalente en pesos a CUATRO MIL (4.000)
gramos de oro fino....”.

2. Fundamentos de hecho.

Los hechos relatados en la demanda son los siguientes: “El señor Javier Rojas
Rivero prestaba servicio militar obligatorio como soldado del Ejército Nacional,
adscrito al batallón Escuela de Artillería de Santafé de Bogotá...El 7 de diciembre
de 1993, fue herido en su pierna derecha con arma de fuego de dotación oficial
por el también soldado Efraín Quiroga Peña, cuando iban a cambuchar (sic),
después de cumplir labores de patrullaje...El lesionado fue atendido de urgencias
el mismo día del accidente, pero debido a la gravedad del caso se le trasladó al
Hospital Militar Central de Santafé de Bogotá en donde se le atendió, se le trató y
se le practicaron varias intervenciones quirúrgicas relacionadas con los injertos
necesarios para su reconstrucción....El hecho dañoso le produjo a la víctima
como secuela irreparable una deformidad física de por vida”.

Se afirma en la demanda que el hecho es imputable al Estado a título de falla del


servicio, porque éste se produjo “al obrar con ligereza e imprevisión en el manejo
de armas de dotación oficial...al ser accionadas violando de cualquier manera los
reglamentos de seguridad correspondientes...Lo que denota la falta de
preparación y debido adiestramiento ante las distintas situaciones que suelen
presentarse”.

3. La oposición de la demandada

La Nación-Ministerio de Defensa expuso en la contestación de la demanda las


siguientes razones en su defensa: “constituye el argumento fáctico de la demanda
razones para catalogar el presente asunto como de aquellos en los que el
allegamiento del acerbo probatorio permitirá ofrecer una calificación debida tanto
a la responsabilidad objetiva como a la subjetiva. Se considera pertinente dejar
expuesto que la debida calificación que obre sobre las pruebas allegadas al
proceso con el ánimo de demostrar parentesco, lo mismo que la relación de
pruebas que se ajustan para obtener resarcimiento pecuniario por parte del Estado
deberá ser consecuente con la exigibilidad de la norma probatoria”.

4. La sentencia recurrida.

Consideró el Tribunal que en el caso concreto se acreditó la falla en la prestación


del servicio, “pues existe un hecho falente de la administración causado por la
imprudencia de uno de sus agentes, al no tener la suficiente precaución con el
arma que manipulaba, actividad de alta peligrosidad para la cual debió haber sido
entrenado en forma precisa, detallada y extensa. El manejo de estos objetos es
una actividad que como tal genera riesgo y hace presumir la falla...Está probado
que las lesiones causadas a Javier Rojas Rivero fueron causadas con arma de
dotación oficial. No hay eximente de responsabilidad válida demostrada por la
entidad demandada”.

Con respecto al daño, consideró que estaba acreditado que la lesión que sufrió el
demandante le ocasionó “perjuicios físicos, consistentes en disminución de la
capacidad laboral y morales al soldado Javier Rojas Rivero”. A título de
indemnización por perjuicios materiales le reconoció la suma de $6.331.239, los
cuales liquidó tomando como renta el salario mínimo mensual vigente para el año
1994, suma que actualizó a la fecha de la sentencia, por la vida probable de la
víctima, reducida a un 11.5% que fue la pérdida de la capacidad laboral; negó la
pretensión de la indemnización por perjuicios fisiológicos, “por cuanto no se
demostró que la lesión en la parte superior de la pierna derecha resultante del
hecho administrativo, hubiese disminuido el goce de vivir del demandante o se
hayan presentado problemas que le perjudiquen su vida de relación”; por
perjuicios morales le reconoció el equivalente a 100 gramos de oro. No obstante,
negó las pretensiones de los demás demandantes, por cuanto no se “trajo prueba
alguna para acreditar la existencia de este daño, porque aquí no cabe la
presunción que viene admitiendo la jurisprudencia nacional”.

Uno de los Magistrados que integraron la Sala salvó su voto, por considerar que
se debió reconocer el perjuicio fisiológico reclamado por el señor Javier Rojas
Rivero, “por la disminución del goce de vivir, en cuanto se suprimen algunas
actividades vitales. Es verdad reconocida unánimemente que Javier Rojas Rivero
sufrió una deformidad física en su miembro inferior derecho...En tales
condiciones..., el demandante quedó imposibilitado para cumplir algunas de las
funciones fisiológicas vitales, tales como caminar. No es necesario en estos casos
exigir prueba distinta de la lesión y reclamar, como lo hace la mayoría, prueba
del impedimento del goce vital, porque es verdad de hombre que las piernas
sirven para desarrollar actividades físicas no sólo de carácter vital sino
placenteras y que su deformidad impide acceder a ellas”.

6. Lo que se pretende con la apelación.

La parte actora persigue con la apelación:

a. Incrementar el valor de los perjuicios morales reconocidos como


indemnización en favor del lesionado, pues “se observa con preocupación que los
Tribunales Administrativos no están fijando sus criterios en el momento de fallar
de conformidad con los lineamientos señalados en el H. Consejo de Estado a
través de su jurisprudencia, en donde por fortuna se rescata a los indefensos de
las garras de la injusticia”.

b. Que se le reconozca al lesionado la indemnización por el daño a la vida de


relación, “ya que el demandante lesionado sufrió una deformidad física
permanente”. Por lo tanto, se le debe reconocer la indemnización solicitada en la
demanda por este concepto o en su defecto, “la suma que cubra los gastos reales
que estos hechos le causaron o los que tendrá que sufragar para lograr su
readaptación vital, por cuanto se ha atentado en forma directa contra un derecho
fundamental del ser humano como es la felicidad, el goce de vivir, que al
desaparecer destruye a la persona y la proyecta a la desgracia, la desigualdad”.

c. Que se conceda la indemnización por perjuicios morales en favor de la madre y


los hermanos del lesionado, en el equivalente a 1.000 gramos de oro para cada
uno de ellos, porque está acreditado a través de dictamen pericial, que el señor
Javier Rojas Rivero quedó incapacitado para desempeñar cargos “que exijan
idoneidad y habilidad para su realización, mengua que no le permite contribuir
para su sostenimiento ni el de su familia...como lo hacía cuando estaba en
perfectas condiciones sicofísicas, pero que ahora por su limitación e invalidez
tendrán que padecer como consecuencia de una tragedia inesperada que ninguna
de ellos tiene el deber de soportar y que les ocasiona problemas de tipo
económico y emocional”.

7. Actuación en segunda instancia.

Del término concedido en esta instancia para presentar alegaciones no hicieron


uso las partes ni el Ministerio Público.

CONSIDERACIONES DE LA SALA

1. En esta providencia sólo se decidirá sobre los aspectos controvertidos por la


parte demandante en la apelación, dado que la entidad demandada no recurrió la
sentencia que le impuso una condena, y la cuantía de ésta no permite el grado
jurisdiccional de consulta, en virtud del cual podrían revisarse otros aspectos.

En efecto, la condena que se impuso en la sentencia proferida el 26 de marzo de


1998 fue de 100 gramos oro por perjuicios morales, los cuales equivalían a esa
fecha a $1.312.831, más $6.331.239 por perjuicios materiales, a favor del
demandante Javier Rojas Rivero, cuantía que no superaba la mínima establecida
para los procesos de doble instancia para ese año, que era de $18.850.000, y de
acuerdo con la jurisprudencia de la Sala, eran susceptibles de consulta, las
sentencias dictadas en primera instancia, no recurridas por la entidad pública, que
superaran la cuantía establecida para los procesos de única instancia Criterio
sostenido por la Sala, entre otras, en providencias del 18 de noviembre de 1994,
exp. 10.221 y del 21 de septiembre de 2000, exp. 11.766.. No se aplica en el caso
concreto la modificación introducida al artículo 184 del Código Contencioso
Administrativo por la ley 446 en materia de consulta, por cuanto esa norma no
estaba vigente para cuando se profirió la sentencia de primera instancia.

2. El recurso de apelación se circunscribe a tres aspectos, a saber: 2.1) El monto


de la condena impuesta para indemnizar los perjuicios morales en favor del señor
Javier Rojas Rivero, en relación con el cual se pretende su incremento a 1.000
gramos de oro; 2.2) La negativa a conceder indemnización por el daño a la vida
de relación, para que éste sea concedido en favor del lesionado, y 2.3) La
negativa a reconocer perjuicios morales en favor de la madre y los hermanos de
la víctima, para que se reconozca a cada uno el equivalente a 1.000 gramos de
oro.

2.1. Incremento de la indemnización por perjuicios morales en favor de la


víctima.

En la sentencia recurrida se ordenó el pago de 100 gramos de oro por concepto


de indemnización del perjuicio moral, en favor del señor Javier Rojas Rivera,
quien sufrió las lesiones corporales que se imputaron a la entidad pública
demandada.

La parte demandante solicita que se incremente ese valor al equivalente a 1.000


gramos de oro, en consideración a la gravedad de las lesiones, el impacto
emocional sufrido por la víctima y la jurisprudencia de esta Corporación, en la
cual, frente a supuestos similares se han reconocido por lo menos 800 gramos de
oro.
En relación con el perjuicio moral ha reiterado la Sala que la indemnización que
se reconoce a quienes sufran un daño antijurídico tiene una función básicamente
satisfactoria RENATO SCOGNAMIGLIO. El daño moral. Contribución a la
teoría del daño extracontractual. traducción de Fernando Hinestrosa, Bogotá,
Edit. Antares, 1962, pág. 46. y no reparatoria del daño causado y que los medios
de prueba que para el efecto se alleguen al proceso pueden demostrar su
existencia pero no una medida patrimonial exacta frente al dolor, por lo tanto,
corresponde al juez tasar discrecionalmente la cuantía de su reparación, teniendo
en cuenta la gravedad del daño causado al demandante. La magnitud del dolor
puede ser apreciada por sus manifestaciones externas y por esto se admite para su
demostración cualquier tipo de prueba

Ver, por ejemplo, sentencia de 2 de junio de 2004, exp: 14.950. .

En relación con las lesiones padecidas por el señor Javier Rojas Rivero, sólo
obran en el proceso, con suficiente mérito probatorio, las copias de la historia
clínica remitidas por el director del Hospital Militar Central, a instancia del a quo
(fls. 11-15 C-2), porque los documentos aportados por la parte demandante,
titulados “acta de junta médica laboral Nr. 450 registrada en la dirección de
sanidad del Ejército” y “Dr. ERNESTO TORRES ACUÑA Médico cirujano”
(fls. 6-9 C-2), obran en copia simple y por lo tanto, al no haber sido autenticadas
en la forma prevista en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil carecen
de valor probatorio. Las copias de la historia clínica mencionada, recopilan las
siguientes piezas:

-Resumen de la historia clínica del paciente, en la cual consta que sufrió una
lesión por arma de fuego el 7 de diciembre de 1993, que fue intervenido
quirúrgicamente al día siguiente y que permaneció hospitalizado por quince días,
esto es, hasta el día 23 siguiente. Textualmente se afirma:

“Paciente de 21 años, quien el 7 XII 93 sufre HPAF alta velocidad en pierna


derecha, presentando Fx incompleta de tibia, motivo por el cual es hospitalizado
y llevado a Qx para lavado Qx el 8 XII 93 con Dx Fx abierta GIIIA diaifisiaira de
tibia derecha imcompleta. Evolución POP satisfactoria. Posteriormente es
manejado por el servicio de Cx plástica, quienes colocan injertos de piel en
pierna...Evolución satisfactoria. Se da salida con control C. Externa en 3
semanas”.

-Nota operatoria de ortopedia de 8 de diciembre de 1993, en la cual se señala que


el procedimiento realizado al paciente fue: “lavado más debridamiento
quirúrgico”; que dicho procedimiento se realizó en media hora, sin
complicaciones y que los hallazgos fueron: “herida en cara anterior de pierna
tercio medio con tercio superior, romboide, de aprox. 3 x 4cms. con exposición
de músculos del compartimiento anterior, escaso músculo desvitalizado, no
exposición de foco de fractura. Defecto en cortical de la tibia de aprox 1 en cuña.
Herida de cara anteromedial tercio medio con superior de pierna de aprox 1 cm.
de diámetro, limpia, escaso sangrado”.

-Una nota de ortopedia de 13 de enero de 1994, en la cual se refiere “actualmente


asintomático, herida con injertos integrados 100%, camina sin soporte, sin yeso.
M. distal. Se da de alta por ortopedia”.

Estos documentos dan certeza de que el señor Javier Rojas sufrió herida por arma
de fuego el 7 de diciembre de 1993, por lo cual fue intervenido quirúrgicamente
al día siguiente y de que permaneció hospitalizado durante quince días, al cabo
de los cuales se le dio de alta por ortopedia por no presentar ningún síntoma
desfavorable, y haber logrado una integración plena del injerto y caminar sin
soporte ni yeso.

De estas pruebas no hay lugar a inferir que la lesión haya generado secuelas
físicas para el paciente, que por ejemplo, le afectaran la marcha, o que hubiera
padecido un dolor moral diferente al que normalmente pueda sufrir cualquier
persona que sufra una lesión física que lo incapacite por quince días y cuya
recuperación haya sido satisfactoria. Por lo tanto, se confirmará la sentencia
impugnada en cuanto reconoció una indemnización por el daño moral
equivalente a 100 gramos de oro, pero se tasará la condena en salarios mínimos,
de acuerdo con el criterio adoptado por la Corporación Sentencia del 6 de
septiembre de 2001, expedientes Nos. 13.232 y 15.646.

Como el gramo de oro equivale a la fecha de esta sentencia a $33.334,14 y el


salario mínimo mensual vigente a $381.500, el valor de la condena de primera
instancia: 100 gramos de oro fino, traducidos a salarios mínimos legales
mensuales vigentes corresponden a 8.73, esto es, a $3.333.414.

2.2. Reconocimiento de la indemnización por el daño a la vida de relación.

Se afirma en el recurso de apelación que en el caso concreto se impone la


indemnización del daño a la vida de relación en favor del señor Javier Rojas
Rivero, en consideración a la deformidad física permanente que le quedó como
secuela de la lesión y que afecta sus condiciones de existencia.

La Sala ha considerado que tratándose de lesiones que producen alteraciones


físicas que afectan la calidad de vida de las víctimas, éstas tienen derecho al
reconocimiento de una indemnización adicional a la que se reconoce por el
perjuicio moral, daño extrapatrimonial que ha sido denominado por la doctrina
como perjuicio fisiológico, alteración de las condiciones de existencia o daño a la
vida de relación y que consiste en la afectación extrapatrimonial de la vida
exterior de las personas.

En sentencia del 19 de julio de 2000, exp: 11.842, la Sala consideró que el


reconocimiento de este perjuicio no debe limitarse a los casos de lesiones
corporales que producen alteraciones orgánicas, sino que debe extenderse a todas
las situaciones que alteran la vida de relación de las personas; igualmente se ha
considerado que tampoco debe limitarse su reconocimiento a la víctima, toda vez
que el mismo puede ser sufrido también por las personas cercanas a ésta, como
sus padres, cónyuge e hijos; ni debe restringirse a la imposibilidad de gozar de
los placeres de la vida, pues puede referirse también al esfuerzo excesivo de
realizar actividades rutinarias; ni se trata sólo de la afectación sufrida por la
persona en su relación con las demás ya que puede serlo con las cosas del mundo.

La existencia de este perjuicio como la de los demás, puede demostrarse a través


de cualquier medio probatorio e incluso, puede darse por acreditado en
consideración a las circunstancias particulares del caso, relacionadas con la
naturaleza de la lesión física sufrida por la víctima, las secuelas que le haya
dejado y la alteración de las condiciones en que se desarrollaba su vida familiar y
laboral.

En el caso concreto, no se acreditó que la lesión sufrida por el señor Javier Rojas
Rivero hubiera afectado sus condiciones de existencia, pues no se trajo prueba
alguna en tal sentido, ni tampoco puede inferirse ese hecho de la naturaleza
misma de la lesión, dado que, según la historia clínica, su recuperación fue
satisfactoria y no se demostró que la misma le hubiera causado secuelas
orgánicas que afectaran las condiciones personales, familiares o sociales en que
se desenvolvía exteriormente antes de sufrirla. Por lo tanto, se confirmará
también por este aspecto la sentencia impugnada.

2.3. Con respecto a la indemnización por los perjuicios morales derivados de las
lesiones corporales padecidas por un pariente cercano, ha dicho la Sala que debe
distinguirse si las lesiones padecidas por la víctima fueron graves o leves. En el
primer supuesto basta la prueba de la existencia de la lesión y el parentesco para
que los perjudicados indirectos tengan derecho a la indemnización, porque la
jurisprudencia infiere de estos dos hechos el dolor moral. En el segundo
supuesto, es necesario acreditar, además, que la lesión sufrida por el damnificado
les produjo dolor moral Ver, entre otras, sentencia del 28 de octubre de 1999,
exp: 12.384 y del 14 de septiembre de 2000, exp: 12.166.

En el caso sub examine, los demandantes María de la Paz Rivero Naranjo, Luz
Ángela Martínez Rivero, Alba Luz Martínez Rivero, Luis Fernando Martínez
Rivero acreditaron ser, respectivamente, la madre y los hermanos de Javier Rojas
Rivero, parentesco del que dan cuenta las actas de los registros civiles de su
nacimiento, en todas las cuales consta que son hijos de la señora María de la Paz
Rivero Naranjo, quien suscribió tales actas de registro (fls. 19-22 C-2).
Demostrado ese hecho se infiere el padecimiento moral que les produce la lesión
corporal padecida por su pariente, padecimiento cuya intensidad está
directamente vinculada a la gravedad de la lesión.

Se advierte que la señora Cindy Janeth Martínez Rivero y el señor Pedro Rojas
Rivero no acreditaron la calidad de hermanos de la víctima que adujeron en la
demanda. La primera no aportó ninguna prueba documental en tal sentido y en el
certificado del registro civil de nacimiento que aportó el segundo no consta el
nombre de sus padres, ni demostraron a través de otros medios de prueba haber
sido damnificados con las lesiones padecidas por el señor Javier Rojas Rivero.

En cuanto a la naturaleza de la lesión sufrida por el señor Javier Rojas Rivero, se


concluye, de acuerdo con las pruebas que obran en el expediente, que se trató de
una herida en la pierna derecha, causada por arma de fuego, por la cual el
paciente fue intervenido quirúrgicamente y permaneció hospitalizado durante
quince días, pero cuya recuperación fue satisfactoria, sin que se hubiera
acreditado que la misma le hubiera generado secuelas orgánicas.

En consideración a la intensidad de la lesión padecida por la víctima, se


reconocerá a su madre por perjuicios morales 8.73 salarios mínimos legales
mensuales vigentes y para cada uno de sus hermanos 4.36 salarios mínimos
legales, los cuales equivalen, respectivamente a $3.333.414 y $1.666.707.

3. Se actualizará la condena por los perjuicios materiales deducida por el


Tribunal, pues aunque este aspecto no fue objeto de apelación, resulta acorde con
lo preceptuado por el artículo 16 de la ley 446 de 1998.

Vp = Vh índice final

índice inicial

Donde:
Vp: Valor presente de la prestación

Vh: capital o suma que se actualiza: 6.331.239

Indice final: a la fecha de esta sentencia: 156.24

Indice inicial: a la fecha de la sentencia del Tribunal: 92.43

Vp = 6.331.239 156.24

92.43

Vp. = $10.702.075

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley,

F A L L A:

Primero. MODIFÍCASE la sentencia apelada, esto es, aquella proferida por el


Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Tercera, el 26 de marzo de
1998, la cual quedará así:

PRIMERO. DECLARAR administrativamente responsable a la NACIÓN-


MINISTERIO DE DEFENSA NACIONAL-EJÉRCITO NACIONAL, por los
perjuicios materiales y morales ocasionados al señor JAVIER ROJAS RIVERO.

SEGUNDO. CONDÉNASE a la NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-


EJÉRCITO NACIONAL a pagar al señor JAVIER ROJAS RIVERO, la suma de
tres millones trescientos treinta y tres mil cuatrocientos catorce pesos m.l.
($3.333.414, esto es, 8.73 salarios mínimos legales mensuales vigentes), por
concepto de perjuicios morales y la suma de diez millones setecientos dos mil
setenta y cinco pesos m.l. ($10.702.075), por perjuicios materiales.

TERCERO. CONDÉNASE a la NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-


EJÉRCITO NACIONAL a pagar por perjuicios morales a la señora MARÍA DE
LA PAZ RIVERO la suma de tres millones trescientos treinta y tres mil
cuatrocientos catorce pesos m.l. ($3.333.414, esto es, 8.73 salarios mínimos
legales mensuales vigentes) y a cada uno de los señores LUZ ÁNGELA
MARTÍNEZ RIVERO, ALBA LUZ MARTÍNEZ RIVERO y LUIS
FERNANDO MARTÍNEZ RIVERO, la suma de un millón seiscientos sesenta y
seis mil setecientos siete pesos m.l. ($1.666.707, esto es, 4.36 salarios mínimos
legales mensuales vigentes).

CUARTO. DENIÉGANSE las demás súplicas de la demanda.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, CÚMPLASE Y DEVUÉLVASE.

RUTH STELLA CORREA PALACIO ALIER E. HERNÁNDEZ ENRÍQUEZ

Presidenta de la Sala

GERMAN RODRÍGUEZ VILLAMIZAR RAMIRO SAAVEDRA BECERRA

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