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Tres puntos para reconocer a un cristiano verdadero.

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que


dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está
en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe
andar como él anduvo.” (1Jn 2:3-6)

Son muchos los que afirman ser cristianos cuando podemos ver que sus vidas no son diferentes a las de
cualquier persona que vive sin Dios. De estos hay muchos. Dice un refrán que escuché una vez por ahí:
“el que miente roba, el que roba mata, y el que mata va a la cárcel”. Esto nos muestra cómo un acto
lleva al siguiente y por lo general las cosas van de mal en peor.

Lo mismo pasa con nuestra vida espiritual. Y lo peor de todo es que queremos mentir a Dios, nos
mentimos a nosotros mismos y, como si esto fuera poco, hacemos a Dios un mentiroso. ¿Cómo sucede
esto? Todo empieza con la desobediencia. Vamos a descubrir cómo reconocer a un cristiano verdadero
y cómo llegar a ser uno.

1. La obediencia a Dios es una forma de saber si pertenecemos a Dios (vs 3).


Esta afirmación es un poco extraña ya que sabemos que cualquiera puede seguir los mandamientos de
Dios y aún así no pertenecer a Dios. Dios da aparentemente una fórmula inexacta para conocer nuestra
realidad espiritual. Para entender mejor esto debemos entender cuáles son los mandamientos de Dios y
si realmente están al alcance del hombre natural. Para esto nos basta con hacer un pequeño estudio del
sermón del monte y veremos con seguridad la total imposibilidad del hombre de cumplir con los
mandamientos de Dios. Son demasiado altos. Otro ejemplo de esto lo tenemos en el encuentro del
joven rico y Jesús. El asunto está en que Dios no nos pide lo que nos sobra sino toda nuestra vida a su
servicio. No se trata de cumplir unos cuantos simples mandamientos al estilo de no robar, no matar, etc.
Dios quiere nuestra vida completa sin restricción alguna.

2. Conocer significa relación (vs 4).


La palabra que se traduce conocer no es tan básica en el original como lo es para nosotros. El término
implica una relación de la persona conocida con la persona que la conoce. Nosotros decimos que
conocemos a los grandes personajes de la historia, a las estrellas de la farándula, a todos nuestros
vecinos cuando en realidad sabemos apenas sus nombres y algunos detalles más. Cuando la Biblia dice
conocer quiere decir entendimiento, experiencia compartida, incluso aprobación. Debemos diferenciar
las palabras saber y conocer. No son lo mismo. La diferencia entre estas dos palabras es la misma que
entre la vida y la muerte. Tenemos un ejemplo de esto en el siguiente pasaje:

Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? (Hch 19:15)

3. El que conoce a Jesús guarda sus mandamientos.


El que dice guardarlos pero no lo hace es un mentiroso. La verdad no está en él. Jesús no está en él.
Esto también se ve en el siguiente pasaje:

El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por
mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. (Juan 14:21)

El pecado es el que mata silenciosamente a la iglesia. El orgullo nos hace pensar que todo está bien aún
cuando hay pecado en nuestras vidas. Si somos de Dios obedeceremos sus mandamientos. Si somos
hijos de Dios el amor de Dios estará en nosotros. Si obedecemos sus mandamientos tendremos
comunión con Dios y los unos con los otros.

Raúl Salazar

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