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JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

Magistrado Ponente

AP1097-2021
Radicación N°58798
(Aprobado Acta No. 70)

Bogotá D.C., veinticuatro (24) de marzo dos mil


veintiuno (2021)

La Sala decide la impugnación especial promovida por


el defensor de ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ
contra la sentencia proferida por el Tribunal Superior de
Armenia el 7 de octubre de 2020, mediante la cual revocó la
emitida por el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de
Montenegro (Quindío) y, en su lugar, lo condenó por el delito
de violencia intrafamiliar agravado.

HECHOS

En horas de la madrugada del día 1° de mayo de 2016,


entre las 3:00 y 4:00, la señora María Jaqueline Díaz
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Castillo, en su residencia ubicada en la Cra.8 nro. 18-41 del


municipio de Montenegro, fue agredida físicamente por
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ, su cónyuge
para ese entonces y con quien convivía, aunque dormían en
habitaciones separadas por encontrarse en proceso de
disolución del vínculo. Los sucesos ocurrieron luego de que el
último en mención la increpara verbalmente y la llevara a la
fuerza a su habitación.

En vista de lo ocurrido, Díaz Castillo se vio obligada a


irse inmediatamente para donde una vecina, lugar en el que
amaneció. Al regresar a su residencia, ya en horas de la
mañana, le pidió a su esposo que se fuera de la casa, a lo
cual este no accedió. Pasados unos días, acudió a una
comisaría de familia que la remitió a Medicina Legal.

El ataque, según el galeno que la atendió de ese


instituto, le ocasionó las siguientes lesiones: “miembros
superiores: hematoma en resolución de 4 X 3 cm en brazo
izquierdo, cara posterior, tercio medio. Miembros inferiores:
hematoma en resolución de 15 X 9 cm en muslo izquierdo,
cara antero interna tercio distal. Hematoma en resolución de 8
X 6 cm en región interna cara interna. Mecanismo traumático.
Lesión: contundente. Incapacidad médico legal definitiva de
ocho (8) días, sin secuelas médico legal al momento del
examen” (informe pericial de clínica forense Nro. DSQ-
DROCC-02503-2016, de mayo 6 de 2016). Además, se
estableció que padeció “afectación psicológica leve”, conforme
concluye el informe pericial Nro. DSQ-DROCC-03972-2017
de 17 de julio de 2017, originada en que durante la mayor

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

parte de los 28 años de la relación marital ARREDONDO


HERNÁNDEZ solía llegar a su vivienda a altas horas de la
madrugada en estado de embriaguez, luego de lo cual
procedía a ultrajarla de manera verbal, situación que se
acentuó tras el ataque físico, y a la que se sumaron
amenazas de que iba a incendiar la finca hotel de propiedad
común ubicada en el zona rural del mismo municipio y actos
de intimidación consistentes en afilar, delante suyo,
elementos cortocontundentes y cortopunzantes.

ACTUACIÓN PROCESAL

1. María Jaqueline Díaz Castillo formuló denuncia el 20


de octubre de 2016, ante las autoridades de policía del
municipio de Montenegro.

2. El 12 de septiembre de 2017 se llevó a cabo


audiencia de formulación de imputación ante el Juzgado
Segundo Promiscuo Municipal de Montenegro, en la que se
atribuyó a ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ la
comisión del delito de violencia intrafamiliar agravada (Art.
229 incisos 1 y 2 del CP.)1.

3. Luego de radicado escrito de acusación el 6 de


octubre de 20172, el 17 de enero de 2018 se efectuó
audiencia de formulación de acusación ante el Juzgado
Primero Promiscuo Municipal de Montenegro, en la cual la
Fiscalía le endilgó el mismo delito3.
1
Fls. 8 y 9 de la carpeta.
2
Fls. 43 a 47 ibidem.
3
Fl. 66 ibidem

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

4. La audiencia preparatoria tuvo lugar el 18 de


septiembre siguiente4 y, la de juicio oral, el 6 de marzo de
20195 ante el referido juzgado de conocimiento, a cuyo
término se anunció que el fallo sería absolutorio y así se dejó
plasmado en la sentencia leída el 26 de marzo siguiente6.

5. Esta decisión fue apelada por el representante de la


víctima7 y la fiscal del caso8. El Tribunal Superior de
Armenia, el 7 de octubre de 2020, revocó la decisión y, en su
lugar, condenó al acusado ARIEL DE JESÚS ARREDONDO
HERNÁNDEZ como autor responsable del delito de violencia
intrafamiliar agravada, a la pena principal de seis (6) años
prisión, y por el mismo lapso, a la accesoria de
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas. Al tiempo dispuso negarle la suspensión
condicional de la ejecución de la pena y la prisión
domiciliaria y, una vez en firme la determinación, proceder
a su captura.

Advirtió, igualmente, que de conformidad con lo


señalado en el auto AP1263-2019 de abril 3 de 2019 de
esta Sala, en el que se reguló lo relacionado con el trámite
de la solicitud de doble conformidad judicial establecida en
el artículo 3 del Acto Legislativo 1 de 2018, contra la
sentencia procedían la impugnación especial para el
procesado y/o su defensor y, el recurso extraordinario de

4
Fls. 112 y 113 ibidem.
5
Fls. 146 y 147 ibidem.
6
Fls. 169 y ss. ibidem.
7
Fls. 178 y ss. ibidem.
8
Fls. 193 y ss. ibidem.

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casación, para las demás partes.


6. Pese a lo anterior, el defensor del procesado presentó
“demanda de casación” y la secretaría del Tribunal,
manifestando acatar lo dispuesto en el auto referido de esta
Corporación, surtió el correspondiente traslado para los no
recurrentes, dentro del cual allegó escrito la representante de
la Fiscalía. Luego de ello, se envió el expediente digital a esta
Corporación para lo de su competencia.

FUNDAMENTOS DE LA IMPUGNACIÓN

Formula un único cargo contra la sentencia


impugnada sustentado en la causal primera de casación del
artículo181 de la Ley 906 de 2004, por “violación indirecta
de la ley sustancial”, derivada de la distorsión de la prueba,
y no solo de su contenido, sino en cuanto se desconoció que
su defendido actuó inconscientemente por el estado de
embriaguez en el que se encontraba.

Así mismo, por inaplicación del in dubio pro reo que


generó la aplicación indebida del artículo 229 del Código
Penal, puesto que “el fallador omitió el hecho de
pronunciarse frente a las pruebas practicadas en el juicio
oral” en donde la víctima fue muy clara en indicar que se
abstuvo de denunciar al acusado porque se encontraban en
proceso de separación de bienes y divorcio desde hacía
mucho tiempo y que por los nuevos hechos no presentó
denuncia penal, ni tampoco fue enviada a Medicina Legal al
no presentar lesiones.

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En la misma declaración de la víctima, por otra parte,


se informa que vivía en “casas separadas” con su
defendido, lo cual le permite colegir que no compartía
“techo ni lecho” y, por lo mismo, no conformaban un núcleo
familiar del que se evidenciaran relaciones maritales en los
términos señalados en la sentencia de la Corte
Constitucional C-776 de 2010, ante lo cual, estima, no se
configura el delito de violencia intrafamiliar si en cuenta se
tiene que dicha conducta delictiva requiere la afectación de
la unidad y armonía de la familia, que en este caso no se
estructura porque “el acusado y la víctima dormían en
habitaciones separadas”.

En la decisión impugnada, prosigue, también se dejó


de aplicar el in dubio pro reo, no obstante que la víctima en
su testimonio dejó en claro que el motivo de su denuncia
fue la separación de bienes, situación que le produjo un
cambio de ánimo.

De lo declarado por la víctima también fluye que si


bien dos años antes de instaurar la denuncia residían en la
misma vivienda con el acusado, tenían habitaciones
separadas sin que existiera vida marital entre ellos,
presentándose problemas por la separación de bienes, de
modo, entonces, que ni las lesiones fueron de la magnitud
que ella reportó, ni le generaron temor hacía su cónyuge
como para denunciarlo, lo cual explica que haya dejado
transcurrir 5 meses después de ocurridos los hechos, en
cuanto su interés era meramente patrimonial. Además, esas
lesiones no tienen la entidad para encuadrar el

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

comportamiento del procesado en el delito de violencia


intrafamiliar.

Otro aspecto que incide en su pretensión de derribar el


fallo, dice, es el acceso a la garantía de la doble
conformidad judicial, en cuanto su prohijado fue absuelto
en primera instancia y condenado en segunda.

En seguida y tras citar los artículos 380, sobre los


criterios de valoración de la prueba; 381, en torno al
conocimiento para condenar; 16 y 379, con respecto al
principio de inmediación, todos del ordenamiento procesal,
concluye que de la prueba allegada en el juicio oral se
vislumbran múltiples contradicciones en el testimonio de la
denunciante y víctima María Jaqueline Díaz Castillo que
denotan su falta de sinceridad con la administración de
justicia al manifestar que se encontraba casada, pese a que
desde el 24 de julio de 2018 se separó del acusado, como lo
demuestra la escritura pública No. 2099 de la Notaría
Tercera de Armenia de cesación de efectos civiles de su
matrimonio religioso.

No se tuvo en cuenta, adicionalmente, que el estado de


alicoramiento en que se hallaba ARREDONDO HERNÁNDEZ
incidió en los problemas personales existentes en la pareja,
lo cual “afectó de manera considerable la fidelidad,
espontaneidad y veracidad en el relato proporcionado por la
mentada ciudadana a la autoridad judicial encargada de
esta investigación, además de tener un marcado interés en

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

que se emitiera una sentencia condenatoria contra el referido


acusado”.

Ese interés de la deponente, añade, resta toda


credibilidad a sus aseveraciones, pues distorsionó la
realidad de lo ocurrido. Su testimonio tendría validez, por
tanto, si no se tratara de persona interesada o un testigo
único que incurre en múltiples inconsistencias, “por ser
una versión que carece de ciertos detalles que deben ser
sometidos a consideraciones serias, lógicas y fundadas
acerca de la naturaleza del hecho y las características
morfológicas de quien cometió el delito”.

A lo expuesto se suma que no se practicaron


testimonios de amigos de la víctima con el fin de afianzar su
incriminación, cuyo dicho, además, riñe con el de los que sí
declararon en el proceso, situación que genera serias y
múltiples dudas que imponen la absolución de su defendido
por no estar demostrada su responsabilidad. La prueba
testimonial obrante, entonces, a lo sumo lo compromete en
grado de probabilidad, “pero jamás conduce a la certeza de
dicha afirmación, toda vez que la misma no tiene la
potencialidad de desvirtuar cada uno de los elementos que
conforman el acervo probatorio”, manteniéndose incólume
su presunción de inocencia, consagrada en el artículo 7° del
estatuto procesal, y que se dejó de aplicar por el fallador de
segundo grado.

En ese orden, culmina, se hace necesaria la


intervención de la Sala a fin de dar efectividad al derecho

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

material de su patrocinado y corregir los errores del fallo


impugnado casándolo y disponiendo, en su lugar, su
absolución.

NO RECURRENTES

Dentro del traslado respectivo se manifestó la


representante de la Fiscalía, quien solicita dejar en firme
la sentencia condenatoria emitida en segunda instancia.

En tal sentido aduce que, a diferencia de la primera


instancia, la segunda sí realizó una valoración probatoria
adecuada, por lo que deben desestimarse los argumentos
del defensor.

Así, en cuanto a que del testimonio de la víctima surge


el estado de inconsciencia del procesado por la embriaguez
que presentaba para el momento de los hechos, señala que
ello no es más que una apreciación, pues precisamente la
narrativa de la víctima siempre ha sido consistente no sólo
sobre las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se
produjeron los hechos, sino frente al constante estado
anímico alterado del acusado, ante quien la víctima siempre
se manifestó temerosa, y no sólo en este episodio de
violencia física documentado, sino de violencia psicológica,
el cual fue detectado a través de prueba pericial que
permitió establecer una afectación psicológica leve.

Sobre los demás cuestionamientos del impugnante a la


valoración del testimonio de María Jaqueline Díaz Castillo

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

por la demora en denunciar, a que su ánimo estaba influido


por el proceso de separación y en punto a que su
manifestación de que vivían en casas separadas desvirtúa el
delito atribuido, indica que la víctima desde un principio
manifestó las agresiones físicas, verbales y emocionales de
las que fue objeto durante toda la convivencia con el
ciudadano ARIEL DE JESÚS ARREDONDO, siendo su
testimonio valorado sistémicamente junto con las demás
pruebas presentadas por la Fiscalía, probándose no sólo la
existencia de las lesiones, sino también su forma de
causación, corroborada por médico forense; pero además,
también fue enfática en señalar que una vez se inició el
proceso de divorcio, este fue el detonante para que las
agresiones físicas, verbales y psicológicas fueran más
evidentes y frecuentes.

Frente a la supuesta demora para presentar la


denuncia, aduce que justamente ese punto se constituye en
la principal prueba de la violencia de género a la cual fue
sometida María Jaqueline Diaz Castillo y la razón por la
cual muchas mujeres no denuncian, ante la esperanza de
que las cosas mejoren, como así lo certificó la perito en
psicología al refrendar lo afirmado por la víctima en cuanto
a que es una mujer “aguantadora”. Ciertamente en dicho
dictamen se plasmó que la examinada es una persona
pasiva y tolerante a las agresiones, tópico sobre el cual
ahondó la defensa al recibir su testimonio.

Estima de vital importancia, así mismo, recordar que


la señora Díaz Castillo fue consistente en señalar en su

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testimonio que para al momento de la agresión física que


denunció se encontraba viviendo en la misma residencia
con su agresor, y que fue con ocasión de ello que se mudó a
una finca turística de propiedad de ambos, donde el
procesado también desplegó agresiones psicológicas cuando
la visitaba.

Finalmente, advierte que la documentación que


acompaña el sustento del recurso no debe ser valorada,
toda vez que no fue debatida en la audiencia de juicio oral y
que el recurso debe resolverse como impugnación especial y
no como casación.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

La Sala examinará la primera decisión de condena


emitida por el Tribunal de Armenia en contra de ARIEL DE
JESÚS ARREDONDO por el delito de violencia intrafamiliar
agravado, con el especial propósito de satisfacer la garantía
de la doble conformidad y, por tanto, pese a que el defensor
anuncia que la vía a la que acude es el recurso
extraordinario, y para ello presenta “demanda de casación”,
evaluará los presupuestos fácticos, jurídicos y probatorios
de esta, sin consideración a la técnica casacional.

Bien hizo entonces la secretaría de dicha corporación


en tramitar el asunto como impugnación especial frente a la
inconformidad de la defensa y no como recurso
extraordinario de casación –el cual solo era procedente para
los demás partes—, ciñéndose a lo indicado en la sentencia

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de segunda instancia y a lo determinado por esta Sala en la


decisión AP1263 de abril 3 de 2019, Rad. 54215, sobre el
trámite de la solicitud de doble conformidad judicial
establecida por el artículo 3 del Acto Legislativo 1 de 2018,
que modificó el canon 235 de la Constitución Política.

Además porque el defensor, según quedó reseñado en


acápite previo, en uno de los apartes de la “demanda de
casación”, invoca expresamente el principio de doble
conformidad judicial con el objeto de lograr el decaimiento
del fallo condenatorio, el cual se satisface plenamente
entendiendo su inconformidad como impugnación especial
y no, por las limitantes que tiene, como recurso
extraordinario de casación, conforme lo expuso la Corte
Constitucional, fundamentalmente, en las sentencias C-792
de 2014 y SU-215 de 2016 que abrieron la brecha para
introducir dicha garantía en el ordenamiento jurídico
nacional.

Ahora bien, la defensa adjudica a la primera condena


diversos errores en la valoración de la prueba, en especial al
testimonio de la víctima de los hechos María Jaqueline Díaz
Castillo en cuanto evidencia contradicciones e
inconsistencias, por lo que no ha debido otorgársele
credibilidad para sustentar la decisión.

En el cometido de responder el planteamiento del


impugnante, la Sala seguirá la siguiente metodología: (i)
sintetizará los argumentos contenidos en los fallos de
instancia; (ii) plasmará algunas disertaciones que se

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estiman necesarias para el caso en relación con la facultad


del juez para interrogar a los testigos; (iii) referirá
brevemente los elementos estructurales del delito de
violencia intrafamiliar y, (iv) estudiará si en el caso concreto
estos se constatan en las pruebas practicadas en el juicio
oral y adoptará las decisiones que se deriven del anterior
análisis.

(i) Los fallos de instancia

a. La sentencia del a quo

El juez de primer grado absolvió al procesado por el


punible endilgado al considerar que si bien la Fiscalía
demostró la tipicidad y antijuricidad de la conducta, no hay
certeza acerca de la responsabilidad de ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ, pues con los testimonios
presentados no fue posible desvirtuar la presunción de
inocencia que le ampara, ni demostrar su participación
dolosa en la comisión del delito atribuido, por lo que se
imponía la aplicación del instituto in dubio pro reo.

La Fiscalía, se señala en la decisión, para demostrar


su teoría del caso sobre la responsabilidad de ARREDONDO
HERNÁNDEZ, aportó denuncia y entrevista de María
Jaqueline Díaz Castillo, pero la primera fue presentada el
20 de octubre de 2016, es decir, 4 meses y 19 días después
de ocurridos los hechos –el 1° de mayo anterior—, lo cual
genera duda, pues no es razonable esa demora ante un
hecho tan grave como lo es un atentado contra la integridad

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

física. Ha debido, por tanto, presentarse la noticia criminal


inmediatamente sucedida la ofensa, no solo para proteger el
entorno familiar sino por la propia seguridad de la víctima.

Además –prosigue el a quo— si bien es cierto que no


hubo testigos presenciales directos de los actos de agresión,
era necesaria la declaración de la señora “Esneida”, por
tratarse de la vecina a la que acudió la denunciante, quien
conocía todos los antecedentes de estas disputas familiares,
“pues siempre después de cada discusión en su casa
terminaba la ofendida inclusive hasta el día siguiente,
pudiendo haber aclarado esta testigo en el juicio qué días
acudió a su casa la denunciante, qué estado emocional
presentaba, qué lesiones físicas percibía y en general qué
conocimiento tenía respecto a la disputa de pareja vecina
pues era una persona de confianza de la señora Díaz
Castillo”. Igual situación debe predicarse respecto de la
señora “Margarita”, quien vivía en la casa de la familia y fue
relacionada en la denuncia, junto con Esneida, también
como testigo presencial9.

Teniendo en cuenta los nuevos acontecimientos al


parecer protagonizados por el procesado, como el hecho de
intentar ahorcar a la víctima en presencia de uno de sus
hijos, intimidar a su cónyuge afilando cuchillos en la finca
hotel y la presunta agresión verbal acaecida en el mismo
sitio en presencia de sus descendientes y personal que allí
laboraba, era necesario escuchar a todos ellos “para así
demostrar en forma fehaciente la culpabilidad del acusado y
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Solo referenciadas con sus nombres.

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generar una certeza plena, por lo tanto dicha prueba pierde


su validez y eficacia para efectos de demostrarse la teoría
del caso de la Fiscalía, además la declaración de los otros
testigos presentados por la fiscalía no determinan ningún
grado de responsabilidad hacia el acusado, solamente la
materialidad de la ilicitud”.

Lo que interesa para el caso es que tanto la denuncia


como las posteriores declaraciones de la ofendida tuvieron
como motivo principal las disputas originadas en la
separación de bienes y el divorcio que se tramitaba de su
pareja, el acusado ARREDONDO HERNÁNDEZ, sumado a la
negativa de ella a firmar los correspondientes acuerdos
civiles derivados de ese proceso y al hecho de existir
diferentes bienes, tanto inmuebles como muebles, de alto
valor económico de por medio, sin que esté demostrado que
durante los casi treinta años de ese matrimonio el
procesado haya agredido físicamente a su esposa.

Y aun cuando la separación se venía tramitando


cuatro años antes de los hechos, la señora Díaz Castillo no
había iniciado los procesos civiles a la espera de lo que se
decidiera en esta actuación penal. En ese entretanto, se
llevaron a cabo diversas reuniones que no concluyeron y
cuya realización la mencionada reconoció en su testimonio
vertido en el juicio oral, admitiendo, así mismo, que no
obstante desde dos años antes de la denuncia residía en la
misma vivienda con el procesado, tenían habitaciones
separadas “no existiendo vida marital durante ese tiempo

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

hasta la fecha de hoy y desde esa fecha han estado en


problemas por la separación de bienes”.

Cuestiona así la credibilidad que pueda surgir del


dicho de la víctima, pues si conforme ella lo sostiene tanto
temor le generaba la presencia de su esposo, no tiene
explicación la razón por la que siguió asistiendo al lugar
donde este fijó su residencia tras abandonar la casa donde
convivían, esto es, la finca hotel donde aún trabaja el
acusado, pudiendo, como efectivamente se hizo,
remplazarla sus hijos en las actividades para así evitar
algún altercado, lo cual da a entender que ARREDONDO
HERNÁNDEZ no es una persona peligrosa y más bien ha
debido la denunciante, ante el hecho de que ya no vivía en
la residencia común, evitar cualquier contacto con el
mismo.

Por lo expuesto, considera que no hay certeza de que


el incriminado haya ocasionado las lesiones, máxime
porque, para la época en que ocurrieron, la denunciante
tenía otros problemas que la afectaban emocionalmente en
forma grave, puesto que era objeto de extorsión vía
telefónica e, inclusive, también habían amenazado a su
hijo, por lo cual procuraba estar con él.

Y fue así como, para el 1° de mayo del 2016, este salió


en su vehículo y ella optó por encerrarse en su habitación,
pero a eso de las cuatro de la mañana abrieron la puerta y
salió pensando que era él. No obstante, se trataba de su
esposo quien procedió, según ella, a agredirla verbal y

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físicamente, actos estos que estima dudosos, toda vez que,


conforme a lo que ella misma informó en el juicio, era
costumbre de su cónyuge llegar ebrio, a lo cual se suma
que en 28 años de convivencia jamás la había agredido, por
lo que resulta insólito que apenas empezaron los problemas
derivados de la separación y el divorcio sí resultó agredida,
“pudiendo la misma por lo alterada y preocupada que estaba
caerse o tropezarse y así surgir las lesiones dictaminadas
por el médico legista y aprovechando el estado de beodez del
acusado señalarlo de ser el autor de las mismas con el fin de
que abandonara la vivienda y además accediera a lo que
ella pretendía con las cuestiones civiles no existiendo de los
otros presuntos actos agresivos declaración de testigos a
pesar de que los había”.

Con fundamento en lo expuesto, y “sin violentar bajo


ningún aspecto los derechos de la ofendida por su calidad de
mujer”, reitera que la Fiscalía no logró probar su teoría del
caso ni llevar a la certeza o conocimiento más allá de toda
duda acerca de la responsabilidad del acusado, “porque si
bien es cierto demostró la materialidad del delito investigado,
queda latente la duda que imposibilita el proferimiento de un
fallo de condena y que por imposibilidad probatoria de
certeza, da lugar a que se profiera en su favor, conforme lo
pedido por la defensa, un fallo absolutorio”.

b. La sentencia del ad quem

Empieza por evocar el derecho a la igualdad


consagrado en el artículo 13 de la Constitución Política y el

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43 de la misma Carta Fundamental, referente este último a


la prohibición de sometimiento de la mujer o a algún tipo de
discriminación. También los diferentes instrumentos
internacionales que han garantizado su protección y que
hacen parte del ordenamiento jurídico patrio, a partir de los
cuales se ha propendido por la introducción de la
perspectiva de género en las decisiones judiciales.

Para el caso concreto, encuentra que de acuerdo con


los hechos que originaron la investigación y la forma en que
se estudió la responsabilidad del procesado por el juez de
primera instancia, hay “dos categorías sospechosas que
conllevan a que lo actuado se analice con perspectiva de
género”.

La primera categoría por la violencia física y


psicológica que la Fiscalía atribuyó al señor ARIEL
ARREDONDO HERNÁNDEZ y que fuera puesta en
conocimiento por parte de la víctima en el juicio oral. Y, la
segunda, relacionada con el derecho a la tutela judicial
efectiva teniendo en cuenta el trato dado a este asunto en
particular.

Con miras a acreditar las anteriores afectaciones en el


contexto de violencia intrafamiliar contra la señora María
Jaqueline Díaz Castillo por cuenta de su cónyuge, la
Fiscalía presentó tres pruebas en la actuación: el testimonio
de la víctima y de dos peritos de Medicina Legal. El primero
refirió las lesiones encontradas en el cuerpo de María

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Jaqueline y, la segunda, dictaminó su afectación


psicológica.

Para el Tribunal, María Jaqueline narró con


espontaneidad y detalle las circunstancias en que
ocurrieron los hechos del 1° de mayo de 2016 cuando, entre
las 3 y 4 de la mañana, su esposo, ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ, llegó a la residencia que
compartían, en estado de embriaguez y con la pretensión de
hablar, pero ella le dijo que no era el momento ni la hora,
luego la haló para la habitación con la intención de tener
relaciones sexuales, pero como ella se opuso le propinó
unos golpes. Después logró soltarse de su agresor y
abandonó la vivienda buscando refugio donde una vecina.

Así mismo sobre lo que informó en torno al maltrato


psicológico al explicar que desde el inicio de la relación
sentimental comenzaron las agresiones verbales, pero por
sus hijos y por los años de matrimonio trató de llevar las
cosas con calma. Estas agresiones se concretaron en los
últimos años en amenazas verbales de quemar la finca que
era propiedad de los dos y, posteriormente, fue intimidada
cuando acudía a ese predio porque siempre que llegaba su
agresor empezaba a afilar unos cuchillos, lo cual le
generaba temor.

La narrativa de María Jaqueline Díaz Castillo tiene


respaldo en otros medios de conocimiento, que si bien no
son testigos directos son dictámenes periciales que dieron
cuenta de los malos tratos físicos y psicológicos. Los

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primeros, con el dictamen de clínica forense realizado por el


perito Julio César Mendoza Salazar del Instituto de
Medicina Legal, quien narró en juicio que encontró en la
víctima, el 6 de mayo de 2016, tres hematomas, uno en
brazo izquierdo y dos en miembros inferiores, compatibles
con mecanismo traumático de lesión contundente y, lo
segundo, con la evaluación de la experta psicóloga Gloria
Patricia Cárdenas Castaño, quien advirtió que para el
momento de su práctica (17 de julio de 2017) presentaba
una afectación psicológica leve, evidenciándose temor por la
presencia de su pareja en el predio que comparten.

Aduce, contrario a lo expuesto por el juez de primera


instancia, que el hecho de que la víctima haya puesto en
conocimiento de las autoridades lo ocurrido 4 meses
después no desvirtúa su credibilidad, antes bien guarda
relación con las características de su personalidad puestas
de presente no solo por ella sino por la psicóloga que la
examinó.

De esa manera, Díaz Castillo mencionó con


naturalidad que trató de solucionar el inconveniente
pacíficamente esperando que su esposo cambiara y por
cuanto se considera una persona “aguantadora”, como así
lo corroboró la psicóloga cuando la examinó al indicar que
estuvo inmersa en una relación disfuncional y de difícil
manejo debido a su pasividad y tolerancia, vulnerable a las
agresiones. Además, que por los años de convivencia y por
sus hijos, esperó encontrar una solución amigable,
decidiéndose solo por denunciar a su pareja cuando intentó

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IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

lesionarla nuevamente. Justificación que el Tribunal


percibe honesta, sensata y sin ánimo de tergiversar o
extralimitarse en lo ocurrido, que se acompasa con su
personalidad y con lo que las reglas de la experiencia
enseñan ante este tipo de asuntos, que no es otra que el
anhelo de que hechos como los ocurridos no vuelvan a
suceder.

Refiere que, para desvirtuar las anteriores pruebas, la


defensa presentó al acusado como testigo, pero no fue
interrogado por su abogado en relación con los hechos, sino
que estuvo centrado en una sola temática alrededor de si
fue citado a realizar un “principio de preacuerdo” con la
Fiscalía, a lo que éste manifestó que sí, siendo el juez, en
uso de las preguntas complementarias previstas en el
artículo 397 del estatuto procesal penal, quien realizó
diferentes interrogantes al acusado, excediéndose
totalmente pues lo cuestionó de manera amplia, insistente y
sobre temas que no habían sido puestos de presente por las
partes al acusado. Esta situación generó que los asuntos
mencionados por el procesado no pudieran ser objeto de
controversia, pues al ser el fallador el último facultado en
interrogar, no dio lugar a la controversia.

Asegura que las preguntas realizadas por el juez al


testigo acusado no solo constituyeron una clara intromisión
indebida en la labor de las partes, sino que además
influyeron en la conducción del juicio, pues en su sentencia
de manera evidente asumió como ciertos los dichos de
ARREDONDO HERNÁNDEZ.

21
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Con todo, precisa que esa desatinada labor del a quo


no logra generar una circunstancia que amerite la nulidad
de la actuación, habida cuenta que al sopesar los
testimonios continúan siendo de mayor peso los de la
Fiscalía, los cuales incluso son respaldados por el mismo
dicho del acusado porque en relación con lo ocurrido el 1°
de mayo de 2016 aceptó haber llegado en estado de
alicoramiento a su hogar en las horas referidas por María
Jaqueline Díaz, cambiando únicamente lo referente al
motivo de las lesiones, al precisar que se limitó a tomarla
por el brazo, pero que ésta, al soltarse, se tropezó con unos
muebles y luego se fue para la calle, sin que supiera si
durmió o no en la vivienda.

Las lesiones presentadas por María Jaqueline, agrega,


tienen más concordancia con la narración que ella ofreció
que con la del acusado al reseñar que este la tomó por la
fuerza, se puso encima de su humanidad y le pegó con las
manos y no por un simple tropiezo. Aunado a ello, también
resulta inverosímil la versión del procesado cuando señala
que, a pesar de no haber realizado ningún acto en contra de
la integridad física de su compañera, esta decidió
abandonar la casa sin razón aparente, siendo más sensato
lo expuesto por la víctima al expresar que temió por su
integridad y prefirió abandonar el lugar.

El maltrato psicológico atribuido al procesado, por otra


parte, está sustentado en lo puesto en conocimiento por la
víctima en audiencia, relacionado con las amenazas

22
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

realizadas de quemar una propiedad que tienen en común y


con el hecho de que en algunas ocasiones este afilaba
cuchillos en su presencia, lo cual le generó una afectación
psicológica leve, dictaminada por la experta de Medicina
Legal.

Que no se hayan presentado más testigos por parte de


la Fiscalía considerados como necesarios por el fallador de
primera instancia para darle credibilidad a sus dichos,
prosigue el Tribunal, son manifestaciones que desconocen
no solo las leyes procesales penales sino las normas que
amparan los derechos de las mujeres víctimas de violencia,
sin atender los criterios de apreciación del testimonio con
acento en su percepción y memoria, el estado de sanidad de
los sentidos, las circunstancias de tiempo, modo o lugar, el
proceso de rememoración o el comportamiento de la testigo.

En relación con otros motivos expuestos por el juez


para restar credibilidad a lo dicho por la señora Díaz
Castillo, como que estaba en proceso de separación de
bienes y divorcio con el acusado, o que estaba siendo
víctima del delito de extorsión y por eso estaba afectada
emocionalmente, encuentra que son argumentos que si bien
fueron mencionados por las partes en la actuación, no
constituyen situaciones que permitan deducir la
inexistencia de los hechos, sino circunstancias generales
que se pusieron en conocimiento como contexto de la
situación que vivía la relación de pareja. Se trata de
apreciaciones del a quo que también se consideran patrones

23
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

discriminatorios contra las cuales se han emitido diferentes


recomendaciones internacionales.

Concluye así que en este caso (i) se afectó el bien


jurídico de la unidad familiar con entidad suficiente, al
punto que los hechos originaron el abandono definitivo del
acusado del entorno familiar. (ii) Acusado y víctima son
sujetos activos calificados, en cuanto hacían parte de un
mismo del núcleo familiar por vivir en la misma residencia y
ser esposos y, aunque dormían en camas separadas,
todavía eran pareja, tanto es así que el contexto de la
violencia se generó por no llegar a un acuerdo de
separación.
Así mismo, encuentra que (iii) se actualizó el verbo de
maltratar física y psicológicamente del delito de violencia
intrafamiliar, concretándose lo primero en los golpes que le
generaron hematomas en un brazo y piernas a la señora
Díaz Castillo y, lo segundo, en los actos intimidatorios que
desencadenaron una afectación leve en la víctima, sin que
se requiera de una actuación reiterada, pues es un punible
de consumación instantánea, por lo que tampoco resulta
acertada la consideración del juez de primera instancia
cuando señaló que, en los 28 años de matrimonio, el
acusado no había realizado actos de maltrato en contra de
su pareja.

(ii) La facultad del juez para interrogar a los


testigos. Incidencia para el caso concreto.

24
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Antes de abordar la temática central planteada en el


medio de impugnación incoado por la defensa, orientada a
cuestionar la apreciación de los medios de prueba que
sustentaron la primera condena en contra de ARIEL DE
JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ por el delito de violencia
intrafamiliar agravada, estima necesario la Sala ocuparse
de este aspecto por las implicaciones que podría tener en la
validez de la actuación o en la resolución de la
impugnación.

Lo anterior, en cuanto de la revisión de los registros se


advierte que, como bien lo puso de presente el tribunal, en
desarrollo del juicio oral, y en concreto durante la recepción
del testimonio del acusado –única prueba de ese carácter
solicitada y decretada a la defensa—, el juez de
conocimiento, una vez agotado el interrogatorio por la
defensa como solicitante de la prueba y el
contrainterrogatorio por la fiscalía, le realizó preguntas de
forma exhaustiva sobre las circunstancias en que habrían
ocurrido los hechos10.

A ello procedió el funcionario judicial luego de que el


apoderado del procesado tan solo formulara dos escuetas
preguntas a su representado11, atinentes a si previamente
había intentado un principio de preacuerdo con el ente
acusador con el objeto de evidenciar que la denuncia
formulada en su contra fue utilizada como mecanismo de
presión para que aceptara una liquidación de bienes
10
A partir del récord 10’54’’ del segundo corte de la única sesión de juicio
oral.
11
Récord 5’00 ibidem.

25
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

desfavorable en el trámite de disolución de la sociedad


conyugal, y de que, limitada a ese aspecto en particular, la
fiscal del caso lo contrainterrogara. Acto seguido, se repite,
el director de la audiencia interrogó ampliamente al
procesado sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar
que rodearon los hechos de agresión atribuidos al acusado,
tras lo cual la misma representante del ente acusador dejó
constancia sobre esa actitud que consideró irregular, ante
el rol que asumió el funcionario judicial, y desleal, por la
imposibilidad de contrainterrogar, lo que ameritaba, a su
juicio, la exclusión de la prueba12.

El Tribunal, en la sentencia objeto de examen, sobre


esa situación particular manifestó que si bien se debe
considerar desatinada la actuación desplegada por el juez
de conocimiento “no logra generar una circunstancia tal que
amerite la nulidad de la actuación, como quiera que, al
sopesar los testimonios de las partes… continúan siendo de
mayor peso los de la Fiscalía e incluso son respaldados por
el testimonio del acusado”13.

Razón le asiste al juzgador de segundo nivel en sus


apreciaciones. En primer lugar, es cierto que tal
comportamiento del juez de conocimiento en este caso
entrañó afectación al principio de imparcialidad y a la
estructura misma del sistema adversarial enmarcada en el

12
Récord 24’30’’ ibidem. El registro de la audiencia se interrumpe
abruptamente en el récord 26’50’’, en el momento en que el apoderado de la víctima
solicitaba se corriera traslado a las demás partes de la petición de la Fiscalía, sin
conocerse su desenlace. En el siguiente archivo se inician los alegatos de conclusión
de las partes.
13
Pág. 11 del fallo.

26
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

postulado de igualdad de armas, en cuanto representó una


intromisión indebida que sin duda rebasó las facultades
que con carácter “excepcional” se otorgan al funcionario en
el artículo 397 del estatuto procesal para realizar preguntas
“complementarias”, puesto que ninguna relación ni ilación
tuvieron con las formuladas por la defensa que solicitó la
prueba. Al respecto, en la sentencia C-144 de marzo 3 de
2010, en la que la Corte Constitucional se ocupó de la
exequibilidad del precepto, se precisó sobre lo que se debe
entender por preguntas de esa índole:

“Esto debe significar justamente eso, dar complemento, añadir a


lo que se ha preguntado de parte y parte, para hacer íntegra y
completa una declaración testimonial. Por ello ocurre una vez
terminados los interrogatorios de las partes, pues sólo en este
momento aquéllos pueden reconocer la información y precisión
que falta en la declaración rendida frente a los hechos relevantes

al proceso”. (subrayas fuera de texto).

Como el interrogatorio de la defensa a su testigo –el


acusado— se circunscribió a lo atrás señalado, no podía el
juez, so pretexto de complementación, desconocer ese
ámbito para introducir interrogantes relacionados con
temas inexplorados por la parte solicitante. Lo
complementario debe tener nexo necesario con su causa,
como lo indica textualmente el Tribunal Constitucional: “a
lo que se ha preguntado de parte y parte”, pues de modo
contrario perderá su esencia y, por lo mismo, será irregular.

Así también lo ha venido entendiendo esta Sala de


manera uniforme en decisiones anteriores:

27
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

“…[S]ólo a las partes les corresponde la iniciativa de interrogar,


debiendo el juez mantenerse al margen, pues cualquier
intromisión para orientar el sentido de un testimonio puede
evidenciar una predisposición o inquietud de parte; contexto
dentro del cual, las preguntas complementarias que le autoriza la
ley solamente puede realizarlas por excepción, de forma tal que
con ellas no emprenda una actividad inquisitiva encubierta.
(…)
En consecuencia, en materia probatoria, y en particular en lo
atinente al testimonio, la regla es que el juez debe mantenerse
equidistante y ecuánime frente al desarrollo de la declaración, en
actitud atenta para captar lo expuesto por el testigo y las
singularidades a que se refiere el artículo 404 de la Ley 906 de
2004, interviniendo sólo para controlar la legalidad y lealtad de
las preguntas, así como la claridad y precisión de las respuestas,
asistiéndole la facultad de hacer preguntas, una vez agotados
los interrogatorios de las partes, orientadas a perfeccionar o
complementar el núcleo fáctico introducido por aquellas a través
de los respectivos interrogantes formulados al testigo, es decir,
que si las partes no construyen esa base que el juez, si la
observa deficiente, puede completar, no le corresponde a éste a
su libre arbitrio y sin restricciones confeccionar su propio caudal
fáctico.

La literalidad e interpretación que corresponde a la citada norma


no deja espacio distinto al de concluir que con la misma se
restringe entonces igualmente la posibilidad de intervención del
juez en la prueba testimonial practicada a instancia de alguna
de las partes, para preservar el principio de imparcialidad y el
carácter adversarial del sistema, en el cual la incorporación de
los hechos al litigio está exclusivamente en manos de aquellas,
evitando de esa manera que el juicio se convierta, como ocurre en
los sistemas procesales con tendencia inquisitiva, en un

28
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

monólogo del juez con la prueba bajo el pretexto eufemístico de la


búsqueda de la verdad real, pues el esquema acusatorio
demanda un enfrentamiento, en igualdad de condiciones y de
armas, entre las partes, expresado en afirmaciones y
refutaciones, pruebas y contrapruebas, argumentos y contra-
argumentos, desarrollado ante un tercero que decide objetiva e

imparcialmente la controversia”14 (subrayas fuera de texto).

Ha enfatizado, además, que esa actitud comporta


vulneración de la imparcialidad del juez, altamente
perjudicial en la estructura del sistema penal acusatorio:

“[L]a imparcialidad judicial es una garantía de toda persona


convocada a juicio criminal. En el ámbito supranacional aparece
reconocida en el artículo 8° de la Convención Americana de
Derechos Humanos, a cuyo tenor «toda persona tiene derecho a
ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal… imparcial… en la
sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra
ella», mientras que, en el contexto nacional, se desprende de los
artículos 29, 230 y 250 Superiores, y 5° y 8° de la Ley 906 de
2004.

Específicamente en punto al procedimiento de enjuiciamiento


criminal de tendencia acusatoria, una de cuyas características
fundamentales [es] la de constituir un proceso de partes, la
imparcialidad del Juez supone, entre otros elementos, la
limitación de sus facultades oficiosas y, especialmente, las de
índole probatoria:

Así, la Sala ha sostenido que:

14
Sentencia del 4 de febrero de 2009, Rad. No. 29415; Auto del 30 de junio
de 2010, Rad. No. 33658; Sentencia del 22 de marzo 2017, Rad. No. 43665, entre
otras.

29
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

(El funcionario debe ser) ajeno al impulso oficioso de


incorporar pruebas en la causa, ya que toda actitud
mediante la cual por sí solo pretenda obtener el ingreso de
elementos de conocimiento o de orientar el sentido de los
propuestos por los intervinientes, hace evidente una
predisposición o inquietud de parte, indistintamente que
sea originado en pro o en contra de alguna de ellas, y tal
proceder es inconciliable con la equidistancia y
ecuanimidad que debe guardar el juez con los sujetos y el
objeto de la controversia15.

De la premisa anterior se desprende consecuencialmente que la


intervención motu proprio del Juez en la práctica de la prueba es
igualmente restringida, de modo que la posibilidad que le asiste de
interrogar a quienes concurren a declarar al juicio debe ser
ejercida de manera limitada, como de manera expresa lo prevé el
artículo 397 del Código de Procedimiento Penal: (…)

Al respecto, la Corte tiene dicho:


…la regla es que el juez debe mantenerse equidistante y
ecuánime frente al desarrollo de la declaración, en actitud
atenta para captar lo expuesto por el testigo y las
singularidades a que se refiere el artículo 404 de la Ley
906 de 2004, interviniendo sólo para controlar la legalidad
y lealtad de las preguntas, así como la claridad y precisión
de las respuestas, asistiéndole la facultad de hacer
preguntas, una vez agotados los interrogatorios de las
partes, orientadas a perfeccionar o complementar el núcleo
fáctico introducido por aquéllas a través de los respectivos
interrogantes formulados al testigo, es decir, que si las
partes no construyen esa base que el juez, si la observa
deficiente puede completar, no le corresponde a éste a su

15
CSJ SP, 4 feb. 2009, rad. 29415. Reiterada en CSJ SP, 16 oct. 2013, rad. 39257 y,
más recientemente, CSJ SP, 22 mar. 2017, rad. 43665.

30
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

libre arbitrio y sin restricciones confeccionar su propio


caudal fáctico16” (negrillas del texto original).

En segundo término, partiendo justamente de que


dicha actuación del funcionario fue irregular, habrá que
disertar sobre cuál es la consecuencia que de ello se deriva.

En efecto, aun cuando el infortunado proceder del


funcionario también aparejó, como consecuencia inmediata,
que las demás partes, y en especial la Fiscalía (por el
interés que le asistía), no pudieran ejercer el
contrainterrogatorio al acusado, pues inmediatamente
terminó este interrogatorio “complementario” se dio por
culminado el testimonio, y que justamente lo respondido
por el encartado a dichas preguntas fue lo que sirvió de
base fundamental al a quo para disponer su absolución,
conforme se puede constatar de su argumentación, lo cierto
es que, para el caso concreto, la solución no pasaba por la
declaratoria de invalidez ni por la exclusión del medio de
prueba.

En cuanto a la nulidad, fundamentalmente, por virtud


de los principios de trascendencia y residualidad que
regentan la materia, este último compatible, además, con la
naturaleza ultima ratio de su decreto. Así es, según el
primero de los axiomas en cita, la irregularidad debe afectar
las garantías constitucionales de los sujetos procesales o
desconocer las bases fundamentales de la investigación o el
juzgamiento y, conforme al segundo, solo habrá lugar a la

16
Ibídem (n. 24).

31
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

anulación de lo actuado cuando no existe otra manera de


subsanar el yerro procesal.

Lo mismo se debe predicar frente a la exclusión del


medio de prueba, pues para ello ha menester que la
intromisión del funcionario judicial en la práctica
probatoria por desconocimiento de la facultad excepcional
otorgada en el artículo 397 adjetivo haya ocasionado un
daño concreto a alguna de las partes, como se plasmó en
SP919, abr. 22 de 2020, Rad. 47370:

“[L]a intervención del juez en la práctica de las pruebas, no


genera por sí misma su exclusión, si además no se acredita de
qué manera esa cuestionada participación vulneró alguna
garantía del acusado, o cómo esa intromisión habría cambiado el
sentido del fallo.

Si la inconformidad radica en la activa intervención del


funcionario judicial, esto, por sí solo, no comporta una
irregularidad sustancial con capacidad de generar la ilegalidad
del testimonio, toda vez que se hace necesario acreditar el daño
que con ella se causó.
(…)
Es que, dada la realidad procesal, si bien es cierto el juez
intervino activamente, en la recepción de dicho testimonio al
formular una serie de preguntas aclaratorias y complementarias,
tal como se lo faculta el artículo 397 citado, no menos lo es que
ello por sí mismo no incidió en el sentido de la sentencia
recurrida, ni el censor lo acredita; es decir no se advierte de qué
manera, por haber tenido lugar los interrogatorios aludidos a
instancias del juez, tal práctica fue determinante para el sentido
de la decisión de fondo. Baste simplemente con eliminar la que
se acusa como irregular actuación y el resultado no se acredita

32
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

que pudiera ser diferente; no demostró el censor que si no


hubieren existido los que dice irregulares interrogatorios, o la
cuestionada intervención de la juez, la situación de su defendido
habría sido sustancialmente diversa a la declarada en el fallo
impugnado.

Es patente por eso que de la actuación procesal debe surgir


incuestionablemente que la corrección de la irregularidad
denunciada es propicia para conseguir un efecto benéfico cierto,
no apenas hipotético, en el sentido del fallo, o al menos
representar una mejora sustancial a la situación del procesado.

En ese orden, el censor ni demostró cuál fue la afectación


irrogada al procesado, más allá de la irregularidad por sí misma,
con la participación activa del juez, ni acreditó cuál sería el
beneficio que le habría reportado al acusado de no haberse
verificado tal anomalía. Nada argumentó acerca de que la
sentencia cuestionada se haya sustentado en esas específicas
preguntas que cuestiona, ni tampoco expone en relación con cuál
habría sido el sentido del fallo, o en qué habría mejorado la
situación del procesado, si no hubiere el juez interrogado en la
forma en que lo hizo. (…)

La irritualidad denunciada no resulta entonces idónea para


determinar el sentido de la decisión cuestionada, la falencia que
se invoca, aunque evidenciaría un yerro de actividad, no se
reflejó en la parte dispositiva del fallo; nada de ello fue
acreditado por el demandante, como tampoco de qué manera la
corrección de aquella habría necesariamente modificado la
decisión objeto de impugnación…” (subrayas fuera de texto).

Y es que si bien, como ya se adujo, la anómala


situación presentada sí comportó un perjuicio real y
concreto en cuanto (i) la fiscalía no tuvo la posibilidad de

33
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

contrainterrogar al acusado como testigo frente a las


respuestas exculpativas que ofreció al cuestionario del juez
y (ii) lo dicho por el acusado en esa oportunidad procesal
sustentó en buena medida el fallo absolutorio emitido en
primera instancia en favor de ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ, ese daño no era definitivo e
irreparable, y de ello se percató el Tribunal al aducir que
una correcta apreciación probatoria lo conjuraba. En otros
términos, atendió a la trascendencia que podría generar la
irregularidad y, en el ámbito específico de la nulidad, al
principio de residualidad, para no adoptar ninguna
determinación que afectara la validez de la actuación o del
medio de prueba.

(iii) Elementos estructurales del delito de


violencia intrafamiliar.

La violencia contra la mujer y los niños es reprochada


por la comunidad internacional por medio de distintos
tratados internacionales, entre ellos, la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer17 y su Protocolo Facultativo 18; la Convención
Interamericana para Prevenir, Castigar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer19, conocida como Convención de

17
Aprobada mediante la Ley 51 de 1981 y ratificada el 19 de enero de 1982.
18
Aprobada mediante la Ley 984 de 12 de agosto de 2005.
19
Adoptada en Colombia mediante la Ley 248 de 29 de diciembre de 1995,
puede ser consultada en https://www.oas.org/juridico/spanish/tratados/a-
61.html

34
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Belem do Pará, y la Convención sobre los Derechos del


Niño20.

Igualmente, se ha rechazado la violencia contra la


mujer y los niños por medio de instrumentos
internacionales como la Declaración sobre la Eliminación de
la Violencia Contra la Mujer21, la Observación General Nº 13
(2011) sobre el derecho del niño a no ser objeto de ninguna
forma de violencia22; la Recomendación General Nº 19 del
Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la
Mujer (CEDAW) del 29 de enero de 1992; la Recomendación
General Nº 33 expedida por el Comité para la Eliminación
de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) del 3 de
agosto de 2015; la Recomendación General Nº 34 del
Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la
Mujer (CEDAW) del 7 de marzo de 2016 y; la
Recomendación General Nº 35 del Comité para la
Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)
del 26 de julio de 2019.

En Colombia, la violencia desplegada al interior de la


familia se devela como un fenómeno sistemático 23 que
socava la célula básica de la sociedad 24, destruyendo su

20
Adoptada en Colombia mediante la Ley 12 de 22 de enero de 1991,
disponible en http://hrlibrary.umn.edu/instree/spanish/sk2crc.html
21
Adoptada en Colombia mediante la Ley 51 del 2 de junio de 1981,
disponible
enhttps://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/violenceagainstwomen.as
px
22
Cfr. https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/BDL/2012/8603.pdf
23
Cfr. SCC. C-059 de 2005 y CSJ. SP. de 28 de marzo de 2012, Rad. 33772.
24
Cfr. Constitución Política de Colombia canon 5º.

35
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

armonía, unidad25, honra y dignidad26. Debido a ello, y con


el propósito de dar cumplimiento a los compromisos
internaciones asumidos por el Estado, la familia es
protegida jurídicamente a fin de impedir cualquier amenaza
o violación a los derechos fundamentales de sus
integrantes27, especialmente de los más vulnerables 28.

La Constitución Política reprocha «cualquier forma de


violencia» en el seno familiar y deja en manos del legislador
ordinario la tipificación de los supuestos cercenadores de
su integridad.

A fin de dar alcance a tal propósito Superior, el


legislador nacional previó el punible de violencia
intrafamiliar así29:

«ARTÍCULO 229.- El que maltrate física o sicológicamente (sic) a


cualquier miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que
la conducta no constituya delito sancionado con pena menor, en
prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.

La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes


cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una
persona mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre
en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o
quien se encuentre en estado de indefensión.

25
Cfr. CSJ. SP. de 3 de diciembre de 2014, Rad. 41315.
26
Cfr. SCC. C-059 de 2005.
27
Cfr. SCC. C-652 de 1997.
28
Cfr. SCC. C-368 de 2014.
29
Cfr. Artículo 229 del Código Penal vigente al momento de los hechos.

36
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

PARÁGRAFO. A la misma pena quedará sometido quien, no


siendo miembro del grupo familiar, sea encargado del cuidado de
uno o varios miembros de una familia en su domicilio o
residencia, y realice alguna de las conductas descritas en el
presente artículo.».

Los elementos del tipo han sido decantados tanto por


la guardiana de la Constitución 30 como por esta Sala, y
pueden ser recogidos de la siguiente manera:

El bien jurídicamente tutelado es la familia 31,


concretamente, su unidad, armonía, honra y dignidad 32,
entendida desde su perspectiva constitucional, vale decir,
incorporando las uniones maritales de hecho 33, la familia de
crianza o la conformada por parejas del mismo sexo 34.

Se trata de un tipo penal con sujeto activo y pasivo


calificado35. El agresor y el agredido deben integrar el núcleo
familiar o unidad doméstica36, o tratarse de la persona
encargada del cuidado de la víctima en su domicilio o
residencia, lo cual no implica que el maltrato deba ser

30
Cfr. Entre otras, C-285 y C-652 de 1997; C-237 de 1998; C-1195 de
2001, C-059, C-474 y C-674 de 2005; C-1198 de 2008; C-029 de 2009; C-776 y C-
985 de 2010; C-177, C-368 y C-419 de 2014; C-022 de 2015.
31
Cfr. SCC. C-368 de 2014.
32
Cfr. CSJ. SP. de 6 de marzo de 2019, Rad. 51951; SP. de 30 de abril de
2019, Rad. 49687; SP. de 20 de marzo de 2019, Rad. 46935; entre otras.
33
Cfr. CSJ. SP. de 3 de diciembre de 2014, Rad. 41315.
34
Cfr. En este sentido SCC. C-029 de 2009, C-075 de 2007 y C-368 de 2014.
35
Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047; SP. de 13 de marzo de
2019, Rad. 52066; SP. de 6 de marzo de 2019, Rad. 51951; SP. de 30 de abril de
2019, Rad. 49687; SP. de 4 de diciembre de 2019, Rad. 53393; SP. de 19 de febrero
de 2020, Rad. 53037; entre otras.
36
Cfr. CSJ. SP. de 7 de junio de 2017, Rad. 48047; SP. de 18 de junio de
2019, Rad. 53048, SP. de 19 de febrero de 2020, Rad. 53037.

37
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

ejercido en dicho lugar a efectos de su adecuación típica,


pues se refiere a un elemento calificador del sujeto activo 37.

El verbo rector consiste en la acción de maltratar física


o psicológicamente a un integrante de su núcleo familiar o a
la persona que se cuida en su residencia.

El maltrato intrafamiliar contra la mujer: La


exigencia de razones de género

Esta Sala ha decantado38 que el tipo agravado de


violencia intrafamiliar por ser cometida contra la mujer no
opera de manera objetiva, vale decir, por la simple
pertenencia del sujeto pasivo al género femenino, pues
requiere de una conducta violenta por razones de género.

Parece entonces necesario indicar que habrá violencia


de género cuando el maltrato se produzca como
reproducción del patrón cultural según el cual el hombre
ejerce dominación sobre la mujer, situándola en una
posición de subordinación e inferioridad que, desde su
perspectiva, le faculta para perpetrar contra ella todo tipo
de abusos, sin importar que se encuentren dentro del
marco de una relación de pareja o se trate de un
comportamiento único.

De manera que, la adecuación típica del agravante


punitivo del delito de violencia intrafamiliar en razón a que
el sujeto pasivo del ilícito sea mujer, requiere del juzgador
37
Cfr. SCC. C-368 de 2014
38
Cfr. CSJ. SP. de 11 de julio de 2018, Rad. 48251; SP. de 18 de junio de
2019, Rad. 53048; SP. de 1º de octubre de 2019, Rad. 52394; SP. de 19 de febrero
de 2020, Rad. 53037; SP. de 6 de mayo de 2020, Rad. 52751.

38
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

una argumentación tendiente a fijar las razones por las


cuales considera que el maltrato sufrido tuvo origen en
motivos de género.

(iv) El caso concreto que se decide

Previo a resolver el cuestionamiento de fondo


propuesto por el impugnante –bajo la perspectiva de una
impugnación especial y no, se insiste, del recurso de
casación al que acude, con el fin de dar pleno desarrollo al
derecho que le asiste a su prohijado de una doble
conformidad judicial—, se torna imprescindible abordar
algunos puntos que el impugnante plantea en su
disertación.

Para empezar, conforme se sintetizó, el defensor


arremete fundamentalmente contra el mérito probatorio
otorgado a lo dicho por la señora María Jaqueline Díaz
Castillo, reconocida como víctima dentro de esta actuación
y quien para la época de los sucesos tenía la calidad de
cónyuge del acusado ARIEL DE JESÚS ARREDONDO
HERNÁNDEZ. Una de las críticas que eleva, se contrae a
que el origen de la denuncia que ella presentó en contra del
último en mención fue el trámite de separación de bienes
que se adelantaba, lo cual le produjo un cambio de ánimo,
“situación corroborada con prueba documental que se allega
con esta demanda”.

En efecto, el recurrente acompaña con el escrito de


impugnación una serie de documentos, los cuales no serán
objeto de análisis de cara a la resolución del recurso, en

39
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

cuanto no fueron incorporados durante el juicio oral y


sujetos al principio de inmediación ante el juez de
conocimiento, esto es, producidos e incorporados en forma
pública, oral, concentrada y pasibles de debida
confrontación y contradicción (art. 16 del C.P.P.), luego no
ostentan la calidad de prueba legal y oportunamente
obtenida.

Por otro lado, el recurrente se duele de que el tribunal


haya deducido la responsabilidad de su prohijado sin
haberse practicado testimonios de amigos de la víctima con
el fin de afianzar su incriminación, cuyo dicho, además,
reñiría con el de algunos que sí declararon en el proceso, lo
cual, a su modo de ver, genera serias y múltiples dudas que
imponen la absolución de su defendido por no estar
demostrada su responsabilidad, porque la prueba con la
que se cuenta a lo sumo lo compromete en grado de
probabilidad.

Sobre estas afirmaciones del abogado, dígase que


parten de una evidente deformación de la dinámica del
sistema acusatorio adversarial, o de partes contrarias, a
quienes asiste de manera exclusiva el imperativo de
suscitar la práctica de la prueba y no a la judicatura que
oficia como tercero imparcial, a manera de árbitro.
Esperaba entonces el impugnante, por lo que se vislumbra
de su comentario, que la práctica probatoria se desarrollara
bajo una especie de “investigación integral”, inherente a los
sistemas de corte inquisitivo o con tendencia inquisitiva,
como el de la Ley 600 de 2000, en el que el funcionario

40
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

judicial por su injerencia activa en el impuso probatorio


está en el deber de practicar con igual celo tanto la prueba
favorable como la desfavorable al procesado, con entidad de
principio rector en ese estatuto adjetivo (artículo 20),
inaplicable, desde luego, para esta actuación procesal.

Por si fuera poco, y de manera conjetural, sin siquiera


identificar a los supuestos testigos, extrae que tienen la
entidad de infirmar lo expuesto por quienes sí declararon en
el proceso, lo cual asume que contribuye a arrojar duda
sobre la responsabilidad de su defendido ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ. Si tales pruebas no fueron
practicadas, como que la defensa en su momento oportuno
no las hizo valer, ello significa, sencillamente, que no
existen en el proceso y, como corolario apenas lógico,
ninguna incidencia pueden tener en la valoración
probatoria, mucho menos para soportar un grado de
conocimiento en torno a la responsabilidad del procesado,
como lo pretende el defensor.

Debidamente aclarados estos puntos del escrito de


impugnación, procederá la Sala a analizar si, como lo
señala el recurrente, el tribunal incurre en los yerros de
valoración probatoria que le adjudica y que determinaron
que la decisión adoptada de revocar el fallo absolutorio de
primera instancia fue incorrecta. De manera coetánea a esa
labor, se emprenderá el examen de los medios de prueba
relevantes recaudados en la actuación, esto es, los
testimonios de la víctima, del acusado y de los profesionales
de la medicina y de la psicología que dictaminaron las

41
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

afectaciones causadas, así como de los informes periciales


introducidos a través de sus dichos, con el cometido, se
reitera, de garantizar a cabalidad el postulado de doble
conformidad.

Así las cosas, empiécese por precisar que el


cuestionamiento del apoderado de ARREDONDO
HERNÁNDEZ recae fundamentalmente, conforme ya se
anotó, en la valoración de los medios de prueba y,
especialmente, en la apreciación del testimonio de la señora
María Jaqueline Díaz Castillo, reconocida como víctima
dentro de esta actuación y quien para la época de los
sucesos tenía la calidad de cónyuge del acusado. Plantea
que su dicho en el juicio fue distorsionado porque no se
tuvieron en cuenta sus manifestaciones acerca de que i) se
abstuvo de denunciar inicialmente al acusado porque se
encontraban en proceso de separación de bienes y divorcio
desde hacía mucho tiempo; ii) vivían en “casas separadas”,
de modo que al no compartir “techo ni lecho” tampoco
conformaban, a la luz de la sentencia de la Corte
Constitucional C-776 de 2010, un núcleo familiar del que
se evidenciaran relaciones maritales –más adelante señaló
que vivían en la misma morada solo que en habitaciones
separadas—; iii) el motivo de la denuncia fue la separación
de bienes, situación que le produjo un cambio de ánimo y,
iv) las lesiones reportadas no son de magnitud, luego no es
cierto que le hayan generado temor hacía su cónyuge como
para no denunciarlo inicialmente y explicaría porque dejó
transcurrir más de cinco meses tras ocurridos los hechos,
pues su interés, reitera, era meramente patrimonial.

42
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Adicionalmente indica que: v) las múltiples


contradicciones en este testimonio denotan su falta de
sinceridad con la administración de justicia al manifestar
que se encontraba casada, pese a que desde el 24 de julio
de 2018 se separó del acusado, como lo demuestra la
escritura pública No. 2099 de la Notaría Tercera de Armenia
de cesación de efectos civiles de su matrimonio religioso y
vi) su relato se vio afectado en su fidelidad, espontaneidad y
veracidad por el estado de alicoramiento en que se hallaba
ARREDONDO HERNÁNDEZ ante los problemas personales
existentes en la pareja.

También se extrae de la confusa disertación, al margen


del reproche a la apreciación del testimonio de María
Jaqueline Díaz Castillo, que: i) su defendido actuó
inconscientemente por el estado de embriaguez en el que se
encontraba y ii) las lesiones reconocidas no tienen la
entidad para encuadrar el comportamiento del procesado en
el delito de violencia intrafamiliar. Todo lo anterior, en
suma, determinó la aplicación indebida del tipo penal
atribuido, la inaplicación del principio in dubio pro reo y
debe generar la consecuente revocatoria de la primera
condena proferida en contra del procesado para dar paso a
su absolución.

Pues bien, en relación con el testimonio vertido al


juicio oral por María Jaqueline Díaz Castillo, reconocida
como víctima dentro de esta actuación, no se advierte que el
tribunal, como lo indica el defensor, haya incurrido en

43
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

tergiversación de su contenido objetivo, lo cual implicaría


su cercenamiento o agregación. Simplemente, sin mutilarle
o añadirle aspectos a la identidad de este testimonio, le
otorgó credibilidad a su dicho, para lo cual acudió a
argumentos que la Sala encuentra razonables, a diferencia
de los expuestos por el impugnante y por el juzgador de
primera instancia.

El recurrente tampoco pone de manifiesto que el


tribunal haya suprimido aspectos relevantes del contenido
de la prueba. Lo que pretende es que se otorgue a algunas
afirmaciones de la deponente un mérito persuasivo distinto,
y desde luego favorable al interés que representa, pero en
ese propósito ha debido evidenciar que su credibilidad está
minada por contrariar reglas de la sana crítica, ejercicio que
no realiza. En todo caso, y dado el alcance de la
impugnación especial frente a la garantía de la doble
conformidad judicial, a partir de los cuestionamientos que
enfila contra la valoración probatoria realizada por el
fallador de segunda instancia, se analizará la corrección de
la sentencia condenatoria que adoptó.

Desde esa perspectiva, se iniciará con los reparos que


el impugnante formula contra la credibilidad de este
testimonio –atrás identificados como i) y iv)— concernientes
al tiempo transcurrido entre las agresiones físicas
reconocidas por el Instituto de Medicina Legal (1° de mayo
de 2016) y el de presentación de la denuncia contra el aquí
procesado (20 de octubre del mismo año), dicho sea de

44
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

paso, de 5 meses y 19 días y no de 4 meses y 19 días, como


lo afirma el juzgador de primera instancia.

Al respecto, la Sala encuentra del todo plausible la


explicación brindada por la testigo, y que fuera avalada
atinadamente por el ad quem, en el sentido de que no
denunció los hechos inmediatamente porque quiso otorgarle
una oportunidad de cambio a su pareja 39, lo cual no solo es
admisible sino que resulta bastante habitual en el marco de
la realidad social del país, donde la mujer, por la imposición
de patrones machistas entronizados, asume una posición
pasiva ante este tipo de actos. De esa forma, María
Jaqueline Díaz Castillo solo vino a poner en conocimiento la
agresión inicial cuando se presentó un segundo hecho,
aunque este no le produjera lesiones visibles, como el
primero.

En esa dirección, y por iguales motivos relacionados


con el rol tradicional de sometimiento de la mujer en el
contexto nacional, no se puede dejar de lado lo que ella
destacó acerca de que no quiso poner en riesgo un
matrimonio de más de 28 años con el acusado, en cuyo
seno procrearon dos hijos, lo que también resulta muy
aceptable. La duración de esta relación, por cierto, está
plenamente acreditada en el proceso, incluso con lo
manifestado por el mismo procesado.

Bajo esa misma visión merece total credibilidad la


justificación de María Jaqueline Díaz al tamiz de los
39
Récord 35’ audiencia de juicio oral, primer corte.

45
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

criterios establecidos en el artículo 404 del estatuto


procesal y, en especial, al de su personalidad, en cuanto
ella se definió como “aguantadora” y tolerante a este tipo de
agresiones, rasgo de su personalidad que fue corroborado
por la psicóloga Gloria Patricia Cárdenas Castaño en su
declaración en el juicio oral40.
En consecuencia, ese aspecto no reviste de la
incidencia que le confiere el defensor con el objeto de
desacreditar su dicho y de hacer notar que su interés era
meramente económico por estar en curso para aquella
época su proceso de divorcio y separación de bienes.

Frente a este último punto –atrás identificado como i)


y iii)— se ha de subrayar, para empezar, que si en gracia de
discusión a María Jaqueline Díaz le asistió un interés de
esa naturaleza que la haya determinado a denunciar un
hecho constitutivo de violencia intrafamiliar del cual fue
víctima y cuya existencia es real, como se ha podido
constatar probatoriamente, ello por sí solo no empaña la
credibilidad que ofrece su narrativa. Expresado de otra
forma: aún si María Jaqueline se decidió por poner en
conocimiento de las autoridades hechos de agresión a los
que habría sido sometida por su pareja motivada
principalmente por un interés económico relacionado con el
trámite de divorcio y separación de bienes para conseguir,
como sostiene la defensa, mejores dividendos en su
repartición, tal circunstancia no tiene la trascendencia
otorgada por el impugnante para concluir inexorablemente
que tales sucesos puestos en conocimiento por ella no
40
A partir récord 1h. 40’ de la audiencia de juicio oral, primer corte.

46
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

tuvieron ocurrencia, ni si quiera si tales bienes tienen un


alto valor económico, en contravía a lo que también señaló
el a quo.

Colegir lo contrario, por lo demás, conduciría a la


conclusión inviable de descalificar, so pretexto de tener
interés, a las víctimas de violencia intrafamiliar, en especial
mujeres, cuando a la par adelantan procesos de disolución
de sus sociedades conyugales o de hecho en los que
también se dirime la distribución de bienes, desconociendo
que en muchos de estos casos, como el que ocupa la
atención, la razón para buscar la ruptura legal del vínculo
marital justamente es la violencia que se vive al interior del
hogar. Otra cosa es que probatoriamente se pueda
determinar que el hecho de violencia no existe y que la
pareja lo único que pretende es obtener réditos económicos
a través de la denuncia como forma de presión, lo que
definitivamente en este caso no se advierte, por tener las
agresiones sólido sustento probatorio.

Por otro lado, la propuesta del impugnante resulta


contradictoria porque en otro de los reproches a la
apreciación probatoria del tribunal reconoce que el ataque
físico del 1° de mayo de 2016 existió, solo que su defendido
no tenía consciencia del mismo en atención a su estado de
embriaguez.

De esta forma, no se logra evidenciar cuál es el


objetivo del cuestionamiento, pues si, como pareciera
inferirse, es poner en tela de juicio la existencia de las

47
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

agresiones, ello no tiene nexo causal, ni tampoco lo


demuestra el impugnante, con ese interés económico que le
adjudica a la deponente.

En todo caso, de acuerdo con lo demostrado en la


actuación, se infiere que la información suministrada por
María Jaqueline Díaz Castillo, referente a las agresiones de
las que fue objeto por parte del aquí procesado ARIEL DE
JESÚS ARREDONO HERNÁNDEZ, no respondieron a un
interés meramente económico, como lo plantea el
recurrente y lo esbozó el fallador de primer grado, sino a
una manifestación sincera y veraz de poner freno a una
situación que venía presentándose, al punto de que, cuando
volvió a ser víctima de un ataque y ya vio que podía estar en
peligro inminente su vida o su integridad física, o la de su
hijo con quien convivían, tomó la determinación de
denunciar los hechos.

Ninguna razón hay, entonces, para restar credibilidad


al dicho de María Jaqueline Díaz Castillo con fundamento
en los cuestionamientos anteriores. Ahora, que ese
supuesto interés económico, como lo enrostra el defensor,
haya incidido en su ánimo para incriminar a ARIEL DE
JESÚS ARREDONO HERNÁNDEZ, no deja de ser
especulativo y poco creíble, pues no se ve la razón para
lanzar tan graves acusaciones en contra de quien fue su
pareja por más de 28 años y padre de sus hijos, y a quien
incluso no quiso denunciar previamente cuando se
presentaron los primeros hechos de agresión física, con el

48
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

fin de darle una oportunidad de cambiar y superar la


relación disfuncional que padecía.

Tampoco son atinados los restantes argumentos del


defensor conta la valoración otorgada a esta prueba,
según pasa a verse.

De ese modo, que como las lesiones no fueron de la


magnitud que ella reportó, no es cierto que le hubieran
generado temor hacía su cónyuge, tanto así que no lo
denunció inicialmente y explicaría que haya dejado
transcurrir los aludidos cinco meses y 19 días después de
ocurridos los hechos para hacerlo –atrás identificado como
punto iv)—. En primer lugar, en su declaración en el juicio
oral María Jaqueline Díaz Castillo nunca señaló que con
ocasión de la agresión física de la que fue víctima el 1° de
mayo de 2016 hubiera sufrido lesiones de consideración. Se
limitó muy escuetamente a referir los golpes infligidos en
miembros superiores e inferiores que coinciden con los
hallazgos encontrados en el reconocimiento médico legal de
clínica forense Nro. DSQ-DROCC-02503-2016 de mayo 6 de
2016, suscrito por el facultativo Julio Cesar Mendoza
Salazar, quien lo ratificó en su testimonio vertido en el juicio
oral, y con las fotografías que tomó desde su teléfono celular,
introducidas como prueba documental número 1. Dijo la
testigo, al responder las preguntas que se le formularon
sobre el particular en el interrogatorio a cargo de la
representante del ente acusador41:

41
A partir del récord 17’ de la audiencia de juicio oral, primer corte.

49
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

“Me hala hacia la habitación, hacia la habitación de él, me tira y


empieza a golpearme, porque quería que yo tuviera relaciones
con él, y entonces yo como pude traté de defenderme, me logré
soltar y salí corriendo pa’donde la vecina. Estos hechos fueron
más o menos entre las 3 y 4 de la mañana. (…)
Fiscalía- ¿ Cómo fueron las lesiones de las que usted está
haciendo referencia en su relato ?
Testigo- cómo sucedieron, en el momento que él me hala hacia la
habitación y me tira en la cama él queda encima de mí, entonces
él empieza a golpearme, a golpearme en, o sea, yo me acuerdo
de las manos y en el momento del forcejeo también resultó mis
pies también aporreados. Ese fue como el momento en que
sucedieron los, el hecho de resultar yo aporreada, en el momento
que me da, o sea yo quedo por debajo, él queda sobre de mí y
quedo así como en el bordo, en el momento que yo me pude
defender porque empecé a gritar y a gritar y a gritar y a llamar
ayuda y a forcejear también con él, no?, logré pararme y salir
corriendo, yo salí en pijama a pie limpio, así fue que llegué donde
la vecina”. 

En segundo término, Díaz Castillo tampoco manifestó


que por la gravedad de las lesiones infligidas en el episodio
ocurrido el 1° de mayo de 2016 sintió temor y que ello fue lo
que la condujo a abstenerse de denunciar inicialmente. Ya se
señaló que la testigo fue clara en precisar que lo que la llevó
a no denunciar tales hechos fue ante la expectativa de que el
comportamiento de su cónyuge cambiara estando de por
medio una relación marital de más de 28 años y 2 hijos, pero
como su cónyuge incurrió nuevamente en un hecho de esta
naturaleza –de agresión física— optó por denunciar, lo cual
para la Sala se ofrece del todo creíble.

50
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Sobre el particular, no debe olvidarse que de acuerdo


con el marco fáctico de la acusación no solo se procede por el
episodio de violencia física suscitado el 1° de mayo de 2016,
sino por los hechos constitutivos de violencia psicológica que
le ocasionaron a María Jaqueline una “afectación psicológica
leve”, como lo certificó el informe pericial Nro. DSQ-
DROCC-03972-2017 de 17 de julio de 2017 suscrito por
la psicóloga Gloria Patricia Cárdenas Castaño y que ratificó
en su declaración rendida en el juicio oral, quien aclaró que
la connotación “leve” de la patología se debe a que la
examinada acudió a la medicina bioenergética para paliar
sus efectos.

De ahí que, claro está, se ha de reconocer que María


Jaqueline Díaz Castillo sufría temor, como ella misma lo
narró en su declaración, ante el ataque efectuado por el
procesado el 1° de mayo de 2016, por la posibilidad de que
se repitiera dado que constantemente llegaba en estado de
embriaguez a su vivienda42, alimentado también por los
actos de maltrato psicológico a los que la sometió durante la
mayor parte de la relación y al amenazarla últimamente con
que incendiaría su casa, así como el acto intimidatorio y
reiterativo de afilar cuchillos y un machete en su
presencia43, pero jamás derivado, como lo plantea el
impugnante, de la magnitud de las lesiones producidas.

Ahora, también sostiene el defensor, que se distorsionó


el testimonio de María Jaqueline Díaz Castillo porque no se

42
Récord 27’28’’ de la audiencia de juicio oral, primer corte.
43
Récord 56’ ibidem.

51
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

tuvo en cuenta su manifestación en el sentido de que ella y


ARREDONDO HERNÁNDEZ vivían en casas separadas
–atrás identificado como punto ii) de los cuestionamientos
que formula contra la apreciación de esta prueba— y que,
por lo tanto, no conformaban, a la luz de la sentencia de la
Corte Constitucional C-776 de 2010, un núcleo familiar del
que se evidenciaran relaciones maritales. Luego indicó
contrariamente que residían en la misma morada solo que
en habitaciones separadas.

Más allá de la contradicción del recurrente en punto


de las específicas condiciones en que vivía la pareja, lo que
está demostrado, a partir de lo expuesto por los mismos
protagonistas de los hechos, es que para el 1° de mayo de
2016 los cónyuges residían bajo el mismo techo aunque en
habitaciones separadas, por lo que, a diferencia de lo que
esboza el defensor y que también esgrime el juez de primera
instancia, existía el núcleo familiar exigido para la
estructuración del delito de violencia intrafamiliar,
sancionado en el artículo 229 del Código Penal, lo cual más
adelante se ampliará.

Por ahora se ocupará la Sala de la referencia que hace


el defensor de la sentencia de la Corte Constitucional C-776
de 2010, en la que se basa para afirmar que en este caso no
estaba constituido un núcleo familiar y que, por ende, no se
configura la conducta punible atribuida a su prohijado por
no haber vida marital. En primer lugar, repárese que el
recurrente no ofrece argumentación alguna para sustentar
ese aserto, simplemente enuncia la decisión pero no

52
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

establece un hilo conductor entre el supuesto fáctico que se


estudia y lo decidido en aquella oportunidad por el órgano
de cierre de la jurisdicción constitucional.

En segundo término, revisada la decisión invocada, se


advierte que en ella no se aborda de manera profunda el
concepto de núcleo familiar, dado que el debate se centra
en la exequibilidad de algunas disposiciones de la Ley 1257
de 2008 relacionadas con la prestación del servicio de salud
para las mujeres víctimas de distintas formas violencia, no
solo intrafamiliar.
 
Así es como, en el acápite 4.4. de la parte
considerativa de esa sentencia, y a manera de preámbulo,
se toca tangencialmente lo relacionado con la violencia
intrafamiliar definiendo el fenómeno y haciendo énfasis en
que entraña cualquier tipo de agresión producida entre
miembros de una familia, sean estos cónyuges o
compañeros permanentes, padre o madre, ascendientes o
descendientes, incluyendo hijos adoptivos, “aunque no
convivan bajo el mismo techo, comprendiendo, además, a
todas las personas que en forma permanente integran una
unidad doméstica”, aseveración que echa por tierra el
lacónico comentario del impugnante en el sentido de que de
acuerdo con esta sentencia frente a la conducta objeto de
estudio no se configuraba un núcleo familiar porque la
pareja tenía habitaciones separadas, cuando lo que se
entiende de su texto es justamente lo opuesto.

53
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Pero lo realmente crucial frente al caso, conforme ya se


anunció, es que el ingrediente normativo del tipo penal
atinente al concepto de núcleo familiar trasciende la
comprensión del recurrente, delimitada a que agresor y
víctima no solo deben convivir bajo a un mismo techo, sino
además que en tratándose de parejas deben compartir
habitación, discusión que ha sido abordada profusamente
por la jurisprudencia de esta Sala.

Al respecto, bien está empezar por reseñar que el


artículo 229 del Código Penal, que tipifica el delito de
violencia intrafamiliar, ha sido modificado en diversas
oportunidades, encontrándose actualmente en vigor la
reforma del artículo 1° de la Ley 1959 de 2019 44.

Esta última normativa introdujo sustanciales


novedades al texto que regía con antelación, en particular
por las modificaciones realizadas al parágrafo del precepto y
la creación de uno nuevo, con el que se ampliaron los
sujetos que pueden ser considerados tanto agresores como
víctimas del delito de violencia intrafamiliar, pues ya no
resulta imperativo que pertenezcan al mismo núcleo familiar,
como tampoco que convivan o cohabiten45, lo cual condujo
44
Entró a regir con su promulgación en el Diario Oficial No. 50.990 de 20 de
junio 2019.
45
“El que maltrate física o psicológicamente a cualquier miembro de su núcleo
familiar incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito sancionado con pena
mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.
La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la conducta
recaiga sobre un menor, adolescente, una mujer, una persona mayor de sesenta (60)
años, o que se encuentre en situación de discapacidad o disminución física, sensorial
y psicológica o quien se encuentre en estado de indefensión o en cualquier condición
de inferioridad.
Cuando el responsable tenga antecedentes penales por el delito de violencia
intrafamiliar o por haber cometido alguno de los delitos previstos en el libro segundo,
Títulos I y IV del Código Penal contra un miembro de su núcleo familiar dentro de los
diez (10) años anteriores a la ocurrencia del nuevo hecho, el sentenciador impondrá la

54
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

incluso al replanteamiento de la jurisprudencia de la Sala para


ajustarla a la nueva realidad normativa, como se plasmó en
CSJ SP5392, dic. 4 de 2019, Rad. 53393.
Empero, para la época de comisión de la conducta, en el
año 2016, obviamente no se encontraba vigente esta última
regulación. Es más, ni siquiera había entrado a regir la
reforma previa efectuada por la Ley 1850 de 2017 46. Para ese
entonces se encontraba en vigor el texto normativo con las
primeras modificaciones introducidas al artículo 229 del
Código Penal por la Ley 882 de 200447 y la 1142 de 2007
(artículo 33), siendo esta última normativa, bajo la
perspectiva del principio de legalidad, la que determina el
análisis sobre la configuración de la presente conducta, si
pena dentro del cuarto máximo del ámbito punitivo de movilidad respectivo.
PARÁGRAFO 1o. A la misma pena quedará sometido quien sin ser parte del núcleo
familiar realice las conductas descritas en el tipo penal previsto en este artículo
contra.
a) Los cónyuges o compañeros permanentes, aunque se hubieren separado o
divorciado.
b) El padre y la madre de familia, aun cuando no convivan en el mismo hogar, si el
maltrato se dirige contra el otro progenitor.
c) Quien, no siendo miembro del núcleo familiar, sea encargado del cuidado de uno o
varios miembros de una familia en su domicilio, residencia o cualquier lugar en el que
se realice la conducta.
d) Las personas con las que se sostienen o hayan sostenido relaciones
extramatrimoniales de carácter permanente que se caractericen por una clara e
inequívoca vocación de estabilidad.
PARÁGRAFO 2o. A la misma pena quedará sometido quien, no siendo miembro del
núcleo familiar, sea encargado del cuidado de uno o varios miembros de una familia
y realice alguna de las conductas descritas en el presente artículo.
46
“ARTÍCULO 229. El que maltrate física o sicológicamente a cualquier
miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito
sancionado con pena mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8) años.
La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando la conducta
recaiga sobre un menor, una mujer, una persona mayor de sesenta (60) años o que se
encuentre en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o quien se
encuentre en estado de indefensión.
PARÁGRAFO. A la misma pena quedará sometido quien, no siendo miembro del
núcleo familiar, sea encargado del cuidado de uno o varios miembros de una familia
y realice alguna de las conductas descritas en el presente artículo”.
47
Artículo 1. El artículo 229 de la Ley 599 de 2000 quedará así:
Violencia Intrafamiliar. El que maltrate física o sicológicamente a cualquier
miembro de su núcleo familiar, incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito
sancionado con pena mayor, en prisión de uno (1) a tres (3) años.
La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes cuando el maltrato, del
que habla el artículo anterior recaiga sobre un menor, una mujer, un anciano, una
persona que se encuentre en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica
o quien se encuentre en estado de indefensión.

55
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

se tiene en cuenta que las reformas ulteriores no resultan


favorables a ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ
en la medida en que, como ya se dijo, especialmente la
última de la Ley 1959 de 2019, extendió de forma radical la
cobertura comportamental del delito.

El precepto vigente para el momento de los hechos que


se juzgan, estipulaba:

“El artículo 229 de la Ley 599 de 2000, Código Penal, quedará


así:
Violencia intrafamiliar. El que maltrate física o
sicológicamente a cualquier miembro de su núcleo familiar,
incurrirá, siempre que la conducta no constituya delito
sancionado con pena mayor, en prisión de cuatro (4) a ocho (8)
años.

La pena se aumentará de la mitad a las tres cuartas partes


cuando la conducta recaiga sobre un menor, una mujer, una
persona mayor de sesenta y cinco (65) años o que se encuentre
en incapacidad o disminución física, sensorial y psicológica o
quien se encuentre en estado de indefensión.

PARÁGRAFO. A la misma pena quedará sometido quien, no


siendo miembro del núcleo familiar, sea encargado del cuidado
de uno o varios miembros de una familia en su domicilio o
residencia, y realice alguna de las conductas descritas en el
presente artículo.

De acuerdo con esta normativa, era de su esencia que


los actos de maltrato o agresión se realizaran sobre uno
cualquiera de los miembros del núcleo familiar,

56
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

concibiéndose como exclusiva excepción a tal premisa la


consagrada en su único parágrafo para los llamados
cuidadores en el domicilio o residencia de los miembros de
una familia.

El concepto de núcleo familiar bajo la vigencia de esta


norma, y aún con la reforma posterior introducida por la
Ley 1850 de 2017 –no vigente, se reitera, para la época de los
hechos objeto juzgamiento—, que no varió este punto en
cuanto se circunscribió a disminuir de 65 a 60 años la edad
de la persona que puede ser objeto de la conducta por parte de
los llamados cuidadores, hacía relación, de acuerdo con la
hermenéutica sentada por la jurisprudencia de esta Sala, a la
necesaria convivencia de los integrantes de la familia,
particularmente cuando se trataba de exparejas, al margen de
que tuvieran o no hijos en común, y salvo que mediara la
relación paterno-filial, en cuyo caso se consideró que el vínculo
se mantenía perenne, por lo que el delito se estructuraba aún
si no se actualizaba la convivencia.

De esa forma se plasmó en la sentencia de julio 7 de


2017, CSJ SP8064, Rad. 48047, en vigor para la fecha de la
sentencia de segunda instancia objeto de revisión, que varió
el criterio jurisprudencial anterior que concebía a la familia
desde una perspectiva más amplia, para el cual no era
forzoso acreditar la efectiva convivencia para el momento de
ocurrencia del acto de violencia (entre otras, CSJ SP16544-
2014. rad. 41315):

57
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

“De lo anterior concluye la Corte que para la configuración del delito


de violencia intrafamiliar es necesario que victimario y víctima
pertenezcan a la misma unidad familiar, ‘que habiten en la misma
casa’ –en los términos del citado estatuto punitivo mexicano— pues
de no ser ello así, la agresión de uno a otro no satisface la exigencia
típica de maltratar a un miembro del mismo núcleo familiar y
tampoco vulnera el bien jurídico de la ‘armonía y unidad de la
familia’, caso en el cual deberá procederse, por ejemplo, conforme a
las normas que regulan el delito de lesiones personales agravadas
en razón del parentesco si a ello hay lugar.

Lo anterior, sin desconocer, como se dijo antes, que la relación entre


hijo y padre, o hijo y madre, subsiste a las contingencias de la
separación y aún si no conviven, existe el deber de configurar un
mundo en común a partir del respeto sentido y recíproco entre ellos,
no así entre parejas separadas y que ya no tienen, por lo tanto, un
proyecto de familia conjunto”.

Con fundamento en ese criterio se concluyó, para el caso


sometido a estudio, de evidente similitud sustancial con el que
aquí se juzga, que:

“[C]on independencia de que A.C. y J.P. tuvieran una relación de


pareja con frecuentes altercados y pésimo entendimiento, lo
cierto es que convivían bajo un mismo techo, es decir, componían
una unidad doméstica familiar, a la cual se encontraban
vinculados, tanto el hijo común, como la referida hija de J.P.
concebida en otra relación, pues el artículo 2-d de la Ley 294 de
1996 incluye a ‘Todas las demás personas que de manera
permanente se hallaren integrados a la unidad doméstica’…”.
(subraya fuera de texto).

58
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

Dicho criterio se reiteró con posterioridad, verbigracia, en


la providencia SP2706, jul. 11 de 2018, Rad. 48251, en la que
sobre el punto objeto de discernimiento se adujo:

“[L]a Sala señaló que para la materialización de este último (se


refiere al delio de violencia intrafamiliar) en cuanto a las
personas que mantienen una relación de pareja, con vocación de
cohabitación y permanencia, sí es imprescindible su convivencia
de cara a la conformación de la unidad familiar entendida como
bien jurídico tutelado, porque al margen de la definición que de
familia existe en el derecho civil, fundada en la consanguinidad
y en relaciones de afinidad, aquella noción para efectos del
ilícito, en dicha hipótesis, involucra de forma insoslayable la
comunidad de vida bajo un mismo techo, un hogar,
delimitándose así la indeterminación que de otra manera
ostentaría el injusto…”. (subraya fuera de texto. Así mismo, , entre
otras, en SP1283, abr. 10, Rad. 49560, SP1696, may. 8, Rad.
49245 y SP2251, jun. 18, Rad. 53048, todas de 2019).

Esta postura es, entonces, a la que se debe acudir para


brindar respuesta el planteamiento del defensor, en cuanto
estaba vigente para cuando se profirió el fallo impugnado, no
quedando atisbo de duda, en consecuencia, para colegir que el
tipo penal que regentaba la situación exigía, de acuerdo con el
alcance otorgado por la jurisprudencia de esta Sala, si se
trataba de parejas, que convivieran bajo un mismo techo,
situación que está plenamente acreditada en el proceso,
incluso con lo dicho en el juicio por el mismo acusado al ser
interrogado por el juez sobre su relación y si después del
altercado se fue de la casa:

59
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

“Y hace tres años atrás ya me consiguió ella pereza. Entonces


ahí donde llegaron los desacuerdos. Y que me fuera de la casa
que no sé cuánto ya cada rato me venía echando, y llegaba
borracho que vaya donde las sinvergüenzas, vaya donde esas
putas, que donde estaba que no sé qué…”48.
(…)
Juez: se manifiesta aquí que la señora le ha solicitado usted que
desocupe o desocupara la casa y que no lo vino hacer sino hasta
que la policía intervino y cuando intentó, presuntamente,
ahorcarla ¿qué tiene para decir al respecto? ¿que sí se fue usted
de la casa?

Testigo: yo me fui de la casa, me fui a vivir con la hija y después


de la hija me fui a vivir a la finca”.

Ahora bien, el impugnante también sostiene –aunque


confusamente, por lo ya dicho— que no se puede predicar la
configuración del delito atribuido porque la pareja no
integraba un núcleo familiar, pues aunque vivían bajo un
mismo techo tenían habitaciones separadas. Esa
problemática, bajo la misma teleología, valga decir: que lo
esencial no es el vínculo formal existente entre los familiares,
sino el concepto de unidad doméstica, entendido como
convivencia cotidiana y permanente entre ellos, también fue
resuelta por la Sala en la misma decisión CSJ SP8064, jul. 7
de 2017, Rad. 48047 que propició el cambio jurisprudencial
aludido, como se ratificó en la igualmente referida SP2251,
jun. 18 de 2019, Rad. 53048, al inferir respecto del citado
antecedente que:

48
Récord, 10’ audiencia de juicio oral, segundo corte.

60
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

“A la luz de las razones hasta aquí reseñadas, la Corte concluyó


en ese caso -refiriéndose a SP8064, jul. 7 de 2017, Rad. 48047
—, que sí había unidad doméstica, derivada de que los
involucrados -compañeros permanentes y padres de un menor,
que vivían en un mismo inmueble, pero en habitaciones
separadas, sin mantener vida marital- mantenían una
convivencia cotidiana y permanente. Este es, en últimas, el
criterio preponderante para verificar si existe o no núcleo familiar
tratándose de una pareja…” (subraya fuera de texto).

Queda claro, en consecuencia, que no le asiste razón al


recurrente, como tampoco al juzgador de primer nivel en este
planteamiento, orientado, en últimas, a rebatir la tipicidad
objetiva de la conducta achacada a ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ, mucho menos cuando para su
construcción se distorsiona la atestación de María Jaqueline
Díaz Castillo.

Así tampoco la tiene, y siguiendo con los reproches que


formula contra la apreciación del testimonio de la víctima
María Jaqueline Díaz Castillo, al pregonar que es
contradictorio y falto de sinceridad por manifestar que se
encontraba casada, pese a que desde el 24 de julio de 2018
se separó del acusado, como lo demuestra la escritura
pública No. 2099 de la Notaría Tercera de Armenia de
cesación de efectos civiles de su matrimonio religioso.

Acerca de esta nueva censura a la credibilidad


otorgada al aludido testimonio, reitérese que no obedece,
como sucede con las restantes críticas que también enfila,
según se ha explicado, a una tergiversación del contenido

61
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

objetivo de la prueba, como el recurrente lo sostiene, sino a


la valoración otorgada a su dicho con base en lo que la
testigo afirmó, pues, en efecto, al inicio de su declaración, al
ser interrogada por su estado civil, adujo que estaba
casada49.

Por otro lado, de cara a demostrar la falta de


sinceridad o veracidad de la testigo, el defensor acude a un
documento que allegó con su escrito de impugnación
(escritura pública No. 2099 de la Notaría Tercera de
Armenia) y que no fue aportado al juicio oral de forma
pública, concentrada y sujeta a confrontación,
contradicción e inmediación (art. 16 del CPP), por lo que,
como en capítulo anterior se precisó, carece de valor
probatorio.

Pero aún de aceptarse que la testigo no manifestó su


real estado civil para el momento en que rindió testimonio
en el juicio (6 de marzo de 2019) –como así tampoco lo
habría hecho el procesado al señalar en su declaración
igualmente que era casado—, no se advierte que esa
irrelevante e indemostrada afirmación (porque es posible
que hayan adquirido un nuevo vínculo) pueda tener la
entidad, ni tampoco el recurrente lo explica, de desvirtuar el
hecho basilar de su exposición, como lo son las agresiones
físicas y psicológicas a que fue sometida por el aquí
procesado ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ,
máxime cuando en relación con esos hechos la testigo,
como bien lo precisa la fiscal en su escrito de no recurrente,
49
A partir de récord 14’ de la audiencia del juicio oral, primer corte.

62
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

fue bastante coherente, elocuente y precisa, indicando con


claridad fechas, lugares y circunstancias que los rodearon,
y estando además su versión respaldada por otras
probanzas, como lo son los testimonios tanto del médico
forense Julio César Mendoza Salazar, que reconoció las
lesiones corporales infligidas a su humanidad, como de la
perito psicóloga Gloria Patricia Cárdenas Castaño, quien dio
cuenta de los maltratos de esa naturaleza también
desplegados por ARREDONDO HERNÁNDEZ.

Por último en torno a los reproches encaminados a


desacreditar el mérito suasorio otorgado por el tribunal a la
declaración de la víctima, el defensor señala que su
narrativa se vio afectado en su fidelidad, espontaneidad y
veracidad por el estado de alicoramiento en que se hallaba
ARREDONDO HERNÁNDEZ ante los problemas personales
existentes en la pareja –identificado como punto vi)—.
El profesional enuncia la crítica, pero no la desarrolla,
pues en ningún momento concreta cuál es la incidencia de
dicha situación -el estado de alicoramiento del acusado
para la época de los maltratos que se le adjudican— con la
credibilidad que surge del relato de la víctima.

Como primera medida se debe precisar que ese estado


de alicoramiento del procesado para la época de las
agresiones justamente fue puesto de presente por María
Jaqueline Díaz Castillo durante su testimonio en juicio, al
aseverar que la convivencia se deterioró al punto de tornarse
caótica, dado que el acusado solía llegar embriagado de cuatro
a cinco veces por semana o día de por medio, condición en la

63
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

que se acentuaba su carácter violento, lo cual le produjo, ante


la zozobra permanente, dificultades para conciliar el sueño
que la compelieron a acudir a ayuda profesional e ingerir
medicamentos y a encerrarse en su habitación para no
cruzarse con su consorte. Al respecto, dijo la testigo:

“Durante este tiempo fue eh yo ya había decidido, convivíamos el


señor Arredondo y yo en la misma casa, entonces qué pasaba: él
llegó, seguía llegando borracho borracho, llegaba a formar
escándalo porque sí porque no, entonces yo opté por mantener
tanto protegerme yo cómo proteger a mi hijo qué era el que veía
para evitar terceros problemas, porque mi hijo ya es una persona
adulta y él salía, lógico, en defensa al tratar de controlar,
entonces opté por mantener encerrada, yo me encerraba tipo 6, 7
cuando yo veía que él no llega temprano en mi habitación, no
dormía hasta que 2, 3 de la mañana esperando en qué momento
él venía a formar el escándalo, evitando también que mi hijo se
pasara ya de aguantar y saliera. Es más, manifesté el caso a
mis vecinas, y les dije cualquier problema ya no se pongan a
pensar, llamen a la policía. Le entregué las llaves de mi casa
también a otra vecina pensando que en cualquier momento
pudieran ingresar si sucedía algo. Entonces eh, yo empecé a
buscar ayuda, iba a un médico bioenergético, incluso empecé a
tomar medicina para dormir porque yo ya no dormía, me estaba
enfermando. Entonces se me volvió la vida caótica y estoy
hablando de él llegar en la semana de 7, 8 días en la semana,
llegar 4 o 5 días borracho, o día de por medio, entonces era muy
complicada la vida porque estaba protegiéndome yo como
persona y estaba tratando de proteger a mi hijo para que no
vinieran terceros problemas, pues que sucediera algo más” 50.

Al contrario de lo que expresa el apoderado del acusado,


esa situación, desde la perspectiva de las reglas de la sana
50
Récord 27’ de la audiencia del juicio oral, primer corte.

64
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

crítica, no tiene por qué afectar la credibilidad, veracidad y


sinceridad del testimonio de la víctima. Al contrario, le
concede mayor solidez en cuanto resulta consecuente con los
motivos que la llevaron a denunciar los hechos de agresión
ante las autoridades, aunado a que el mismo acusado en su
declaración admite que durante su relación siempre ha
ingerido licor51:

“Juez: ¿cómo ha sido su convivencia durante su relación de


matrimonio?
Testigo: mi convivencia de matrimonio realmente… yo he
trabajado…Yo he trabajado… lógico siempre me ha gustado el
trago. De matrimonio siempre me ha gustado el trago, hemos
compartido con ella en muchas partes con muchos amigos en
cuestiones de trago”.

Relacionado con este mismo tema, también señala el


impugnante que ARIEL DE JESÚS ARREDONDO
HERNÁNDEZ actuó inconscientemente por el estado de
embriaguez en el que se encontraba, sin establecer si se
refiere al supuesto de agresión física acaecido el 1° de mayo
de 2016 o a los constitutivos de violencia psicológica a que
se ha hecho alusión.

Pasando por alto esa indeterminación, lo cierto es que


tampoco define cuál es el efecto específico de esa condición,
en cuanto no se aviene con su propuesta de absolver a su
representado derivada de la inaplicación del principio in
dubio pro reo por no estar demostrada su responsabilidad
en la conducta endilgada, y más pareciera inclinada a

51
Récord, a partir 5’ de la audiencia del juicio oral, segundo corte.

65
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

evidenciar que actuó en estado de inimputabilidad, pero


desprovisto de cualquier fundamento argumentativo o
probatorio para darle algún soporte o para asumir su
estudio.

Tal propuesta, por consiguiente, se perfila como una


afirmación genérica carente de desarrollo e intrascendente,
por demás, para derribar, o siquiera mutar, los
fundamentos del fallo condenatorio.

El último aspecto esbozado por el impugnante tiene


que ver con que las lesiones reconocidas no tienen la
magnitud requerida para encuadrar el comportamiento del
procesado en el delito de violencia intrafamiliar. Frente a
este planteamiento, se debe empezar por advertir que
tampoco exhibe la idoneidad indispensable para afectar la
decisión de condena, toda vez que solo involucra la
imputación correspondiente a los maltratos físicos del
procesado hacia quien era su cónyuge para ese entonces,
dejando de lado lo relativo a la violencia psicológica ejercida
en su contra, también atribuida en la acusación. No se
olvide, como se precisó recientemente en CSJ, SP3261, sep.
2 de 2020, rad. 55325, que:

“[I]nane resultan los argumentos defensivos tendientes a


establecer la ausencia de fracturas, golpes, edemas o ataques de
mayor entidad, o la falta de coincidencia entre los golpes
narrados y los verificados por la prueba científica. Recuérdese
que para configurar el punible es suficiente con el maltrato
psicológico, materializado en el presente asunto cuando el
procesado amenazó de muerte a su compañera y a sus hijos,

66
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

increpándola con palabras soeces, los intimidó y denigró su


dignidad”.

Con todo, se hace necesario recordar que de acuerdo


con la jurisprudencia de esta Sala para que se estructure el
delito de violencia intrafamiliar, cuando se concreta al
maltrato físico, no se exige que las lesiones ocasionadas
tengan una determinada magnitud. Ello, en cuanto el
análisis de la conducta pasa más por el disvalor de acción
que el de resultado, circunscrito este último a la mera
constatación de las lesiones objetivamente producidas,
mientras que el primero recae en la afectación que el acto
de maltrato tiene frente al bien jurídico protegido, en este
caso la unidad familiar como entorno de armonía y
solidaridad, conforme se explicó ampliamente en acápite
previo sobre los componentes estructurales de este injusto,
de manera que se debe escudriñar hasta qué punto la
lesión o el maltrato en particular tiene la connotación de
vulnerar esa unidad, para de ahí colegir si el
comportamiento se puede considerar o no como antijurídico
(CSJ SP, abr. 29 de 2020, Rad. 50899).
Para el caso específico, se vislumbra diáfano que las
lesiones corporales de las cuales fue objeto María Jaqueline
Díaz Casillo causadas por su cónyuge ARIEL DE JESÚS
ARREDONDO HERNÁNDEZ en el episodio que tuvo lugar
en la madrugada del 1° de mayo de 2016, reconocidas por
el médico forense Julio César Mendoza Salazar, como así lo
ratificó en su testimonio vertido al juicio oral en el que se
introdujo su informe pericial de clínica forense Nro. DSQ-
DROCC-02503-2016 de mayo 6 de 2016, al margen de

67
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

juicios valorativos sobre su magnitud, articuladas con el


maltrato psicológico persistente a que fue sometida por el
acusado, revelan con nitidez la afectación al bien jurídico
protegido por evidenciarse un entorno predominante de
subyugación y violencia por cuenta del comportamiento
asumido por el procesado sobre su pareja, que amerita
represión penal al estar sancionado en el reato de violencia
intrafamiliar por el que se lo condenó.

En el fallo de segunda instancia, por demás, quedó


plenamente justificada la imposición de la agravante prevista
en el inciso segundo del artículo 229 por razón de que,
acorde con la jurisprudencia mayoritaria de la Sala, los
hechos se originaron en un contexto de violencia de género,
en el que imperaba, se reitera, la sumisión de la mujer
respecto del hombre, situación debidamente acreditada por
la fiscalía, pues, como lo informó la misma víctima, durante
la mayor parte de la relación de más de 28 años el acusado
la maltrataba de manera verbal cuando llegaba
habitualmente en estado de embriaguez para después, ya al
final, pasar también al plano de la agresión física, y esta
última fase no siempre, destáquese, cuando estaba bajo el
efecto del alcohol. Así lo hizo saber la víctima en su
testimonio:

“Inicialmente con el señor ARIEL ARREDONDO así estuviéramos


en la misma casa siempre traté de llevarlo, y se lo expliqué a él
muchas veces, por los años de convivencia que tuvimos, por los
hijos que tenemos, yo decidí no vivir más con él por todos los
hechos y maltratos y muchas cosas durante muchos años.
Entonces se habló con él de una buena interpretación de llevar

68
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

las cosas a un buen acuerdo, de hacer las cosas bien, dándonos


tiempo a que se solucionara. Resulta que este tiempo se convirtió
en el tiempo caótico mío donde ya la tasa se rebosó en octubre,
no sé exactamente el día que la policía se vio obligado, ya había
sucedido otro hecho antes de eso una noche, en octubre donde
ya él actuó en las horas de la mañana que fue donde intentó de
nuevo aporrearme. Entonces fue ahí donde ya yo dije yo tengo
que poner ya poner denuncia porque con él no se va a poder
hablándolo como personas adultas e inteligentes, entonces yo ya
acudí a la ley porque ya no, yo vi que ya no era posible llegar a
un acuerdo entre los dos y ahí fue donde yo ya dije ya si me
descuido de pronto me llega a suceder algo contra mi vida o
contra la de mi hijo que era el que ese día prácticamente salió en
el momento que él me estaba agrediendo y ahí fue cuando me
tocó y como las vecinas yo ya las tenía advertidas llaman a la
policía y fue el día que él salió de mi casa y a raíz de eso yo tomé
la decisión de ya, porque igual es en el expediente lo dice no
solamente lo que sucedió ese día, sino también las amenazas de
voz, de quererme agredir a mi vida y a las cosas materiales como
la finca. Entonces yo dije no eso es mejor poner solución con la
ley, si yo no puedo como persona, a dónde puedo acudir yo, a la
ley, yo no tengo ya más protección sino la ley por eso me vi la
fecha de fui a denunciar”52.

Por otro lado, el hecho de que estas agresiones


siempre hayan recaído sobre María Jacqueline y no sobre
otro integrante del núcleo familiar, explican a las claras el
contexto de violencia de género en que ocurrieron las
agresiones, al verla como un ser inferior en quien podía
ejercer su posición dominante. La intervención del hijo
mayor, con quien convivían en la misma casa del caso
urbano del municipio Montenegro, fue siempre para

52
Récord, a partir 36’24’’ de la audiencia del juicio oral, primer corte.

69
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

defenderla, solo que ella temía que ante un posible


altercado pudiera salir afectado. Tanto es así que fue María
Jacqueline exclusivamente, y no ningún otro integrante del
núcleo familiar, respecto de quien la fiscalía solicitó de la
Policía de esa localidad medida de protección para precaver
futuras agresiones por parte de ARREDONDO
HERNÁNDEZ, como también lo adujo en su declaración y lo
corrobora el documento introducido al juicio oral como
prueba No. 2 del ente acusador, signado 1° de noviembre de
2016 (código FGN-20-F-28, solicitud de medida de
protección)53.

En este estado de cosas, encuentra la Corte que el fallo


condenatorio del juez de segundo grado no se produjo como
consecuencia de los errores de juicio y de apreciación
probatoria que le enrostra el impugnante. Constatada su
corrección, a partir del examen global de la prueba
acopiada, se le impartirá confirmación, con lo cual se
garantiza el postulado de doble conformidad.

Pese a lo anterior, la Sala no puede culminar sin


llamar la atención sobre las disertaciones del fallo de
primera instancia expuestas con el objeto de sustentar la
absolución de ARIEL DE JESÚS ARREDONDO
HERNÁNDEZ, pues estima que hacen eco de estereotipos de
dominación, desconocedoras, por demás, del enfoque
diferencial de género que debe guiar a los funcionarios
judiciales en la resolución de los asuntos en donde son
víctimas las mujeres, con perjuicio de los compromisos
53
Fls. 152 y 153 de la carpeta.

70
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

internacionales adquiridos por el Estado colombiano, a los


que también se hizo alusión en apartado anterior, y que
terminan por revictimizarla, perpetuando con ello patrones
arraigados de discriminación patriarcal.

Ciertamente, amén de la palmaria confusión en la que


incurre el a quo sobre las categorías dogmáticas de la
conducta punible al señalar que no obstante estar
demostradas la tipicidad y antijuridicidad de la conducta y
no así la responsabilidad del procesado para luego,
contradictoriamente, desdecir de la primera al indicar que
las lesiones corporales de María Jaqueline Díaz Castillo no
se ocasionaron por actos de maltrato sino posiblemente por
haberse caído o tropezado en la madrugada del 1° de mayo
de 2016, resultan inaceptables la mayor parte de los
argumentos en los que soportó la determinación
absolutoria.

Para iniciar, es ostensible que el presente asunto exige


de los funcionarios judiciales la adopción de la perspectiva
de género, a lo que refiere en particular la sentencia T-967
de 2014 de la Corte Constitucional, pues encaja, como bien
lo indicó el ad quem, en un caso de violencia contra la mujer
como quiera que, en primer lugar, entre la víctima y el
procesado existía una relación sentimental, en la que hubo
agresiones físicas por negarse aquella a un requerimiento
sexual, independientemente de si tenían o no una relación
sentimental formal, que además venía deteriorada de tiempo
atrás en virtud del asiduo estado de embriaguez del acusado,

71
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

en el que potenciaba su agresividad hacia su pareja bajo un


manifiesto plano de superioridad y subyugación.

En segundo lugar, porque a raíz de ese casi que


permanente estado de alicoramiento del procesado, su
cónyuge mantenía en constante temor y zozobra, al punto que,
como ya se dijo, no podía conciliar el sueño mientras aquel
arribaba a su residencia, preocupada no solo de sí misma sino
también por su hijo adulto, quien por defenderla podía verse
envuelto en un altercado con su padre. A ello su sumaban otra
serie de comportamientos por parte del procesado de carácter
intimidatorio como amenazas de incendiar sus bienes y afilar
elementos cortopunzantes o cortocontundentes en su
presencia, todo lo cual se tradujo en una afectación
psicológica leve, mas esto último no porque tales actos no
tuvieran la suficiente incidencia, sino porque, como lo aclaró
en su testimonio la psicóloga forense Claudia Patricia
Cárdenas Castaño, acudió a una especialidad de la medicina
para mitigar sus efectos lográndolo adecuadamente.

Desde esa perspectiva, se insiste, resultan en extremo


desafortunados los argumentos del a quo para negar cualquier
credibilidad al dicho de la víctima por haberse tardado más de
cuatro meses en formular denuncia (en realidad, como ya se
dijo fueron más de 5 meses) luego de los hechos de agresión
física del 1° de mayo de 2016, aduciendo que debió
presentarse de inmediato, sin atender el contexto social del
país y las muy razonables explicaciones brindadas por la
víctima en el sentido de que quiso darle una nueva

72
IMPUGNACIÓN ESPECIAL 58798
ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

oportunidad a su compañero tras una relación nada


despreciable de 28 años en la que concibieron dos hijos.

Peor aún sostener, en relación con dicha agresión física,


que también carece de credibilidad la víctima porque no hubo
testigos presenciales directos de los actos de agresión, con
lo cual desconoce que esta conducta puede presentarse a
puerta cerrada, al seno del hogar, sin testigos o con muy
pocos, a veces siendo los mismos integrantes del núcleo
familiar. En todo caso, no podía ser esta una razón para
demeritar el testimonio de María Jaqueline Díaz Castillo.

Que en este evento, adicionalmente, era imprescindible


el testimonio de la señora “Esneida”, vecina de la pareja,
quien la acogió luego del episodio del 1° de mayo de 2016,
cuando realmente se aprecia que es poco lo que hubiera
podido añadir a lo que con suficiencia dijo la víctima sobre
ese suceso. O que también era preciso el de “Margarita”,
quien vivía con la familia, señora de más 70 años de edad,
pero de la que se sabe se resguardaba temprano en “la
última habitación de la casa”, según lo indica la víctima, por
lo que al parecer no presenciaba cuando ARREDONDO
HERNÁNDEZ llegaba a altas horas de la madrugada en
actitud beligerante por el excesivo consumo de licor. O el de
los trabajadores de la finca hotel en la zona rural del
municipio de Montenegro, de propiedad conjunta de la
pareja, donde también se presentaron algunos actos de
intimidación, cuyos aportes no son del todo claros. En fin,
testimonios que de acuerdo con la información obrante en

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

el plenario no tenían ese carácter indispensable que el


fallador de primer grado les confiere.

Ni qué decir del argumento, sobre el cual ya bastante


se ha explayado, alrededor de que el único interés que le
asistía a la ofendida era el económico con ocasión de las
disputas originadas en la separación de bienes y el divorcio
que se tramitaba.

Del mismo talante resultan las aseveraciones del


sentenciador de primer nivel, para negarle todo mérito al
testimonio de María Jaqueline Díaz Castillo, porque en los
casi 30 años de relación ARREDONDO HERNÁNDEZ nunca
la había agredido físicamente, dejando de lado el maltrato
psicológico sobre el cual fue bastante consistente el dicho
de la víctima y, a la par, que esta conducta no requiere de
sistematicidad.

O, aún más desconcertante, el argumento de que si la


víctima en verdad sentía temor hacia su consorte por qué
seguía asistiendo al sitio donde este fijó su residencia tras
abandonar la casa donde convivían luego de los hechos del
1° de mayo de 2016, haciendo referencia a la finca hotel,
donde aún trabajaba el acusado, pudiendo remplazarla sus
hijos en las actividades para así evitar algún altercado, por
lo que entiende que ARREDONDO HERNÁNDEZ no es una
persona peligrosa y más bien ha debido la denunciante,
ante el hecho de que ya no vivía en la residencia común,
evitar cualquier contacto con él, con lo cual, además de
soslayar este juzgador que la víctima acudía a ese lugar

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

porque era su fuente de ingresos y la actividad económica


de la familia –turística—, reafirma un evidente estereotipo
discriminatorio y de revictimización, pues además de haber
sufrido afectaciones físicas y psicológicas, debía huir del
entorno y de su trabajo para que su dicho revistiera de
credibilidad.

Por otro lado, en una muy dudosa construcción


silogística, le niega todo mérito a lo aseverado por Díaz
Castillo porque para esa misma época fue objeto de
extorsiones vía telefónica, que incluyeron amenazas a su
hijo, de modo que esa situación, sumada a los problemas
derivados del proceso de separación y divorcio, le generaron
un estado de alteración y preocupación tal que lo que pudo
haber ocurrido la madrugada del 1° de mayo de 2016 fue
que se cayó y tropezó, lo cual explicaría las lesiones
dictaminadas por el médico legista. Y, aún más diciente,
llegar a concluir, contra toda lógica, que la víctima se
aprovechó del estado de beodez del acusado “para señalarlo
de haber sido el autor de las lesiones con el fin de que
abandonara la vivienda y además accediera a lo que ella
pretendía con las cuestiones civiles no existiendo de los otros
presuntos actos agresivos declaración de testigos a pesar de
que los había”.

Y luego de todo ello, sin recato alguno, afirmar que sus


afirmaciones no violentan “bajo ningún aspecto los derechos
de la ofendida por su calidad de mujer”, para terminar
absolviendo al acusado en cuanto la Fiscalía no logró
probar su teoría del caso ni llevar a la certeza o

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

conocimiento más allá de toda duda acerca de la


responsabilidad del acusado.

Se confirmará, en esas condiciones, el primer fallo


condenatorio proferido por el Tribunal Superior de Armenia,
en contra de ARIEL DE JESÚS ARREDONDO, mediante el
cual revocó la absolución emitida por el Juzgado Primero
Promiscuo Municipal de Montenegro por el delito de violencia
intrafamiliar agravado.

En mérito de lo expuesto, la SALA DE CASACIÓN


PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO-. CONFIRMAR la sentencia proferida por el


Tribunal Superior de Armenia el 7 de octubre de 2020,
mediante la cual revocó la emitida por el Juzgado Primero
Promiscuo Municipal de Montenegro (Quindío) y, en su lugar,
lo condenó por el delito de violencia intrafamiliar agravado.

SEGUNDO-. Contra esta decisión no procede recurso


alguno.

Cópiese, comuníquese y cúmplase.

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

GERSON CHAVERRA CASTRO

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA


Con aclaración de voto

DIEGO EUGENIO CORREDOR BELTRÁN

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA

FABIO OSPITIA GARZÓN

EYDER PATIÑO CABRERA

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ARIEL DE JESÚS ARREDONDO HERNÁNDEZ

HUGO QUINTERO BERNATE

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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