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COLOQUIO

LAS ELECCIONES LEGISLATIVAS


DE JULIO DE 2009.
Ciudad de México, 24 de junio de 2009.

Mesa: La participación y las preferencias electorales.

Apuntes sobre las preferencias electorales en México, 2009.

Ricardo de la Peña
Presidente Ejecutivo de
Investigaciones Sociales Aplicadas, S.C.,
Las encuestas preelectorales son una constante en
México al menos desde 1988.

Desde 1994 se cuenta con series de encuestas nacionales


que dan cuenta de las preferencias ciudadanas y de sus
cambios durante los procesos electorales federales.

Cada proceso electoral es seguido hoy día por diversas


casas encuestadoras (mediáticas e independientes).
Cuando los comicios son presidenciales son más las casas
encuestadoras concurrentes, cada una con una mayor
cantidad media de mediciones.

En 2006 fueron más de cincuenta ejercicios nacionales.


Ahora, serán apenas una treintena.

Sin embargo, ello es suficiente para dar cuenta del estado


de las preferencias entre los electores.
¿QUÉ SÍ HEMOS SABIDO
POR LAS ENCUESTAS?
A lo largo de dos décadas, se han detectado niveles
mayores o menores de atención y propensión a votar de
los electores frente a unos comicios determinados.

Se ha podido dar cuenta del formato general de las


contiendas: qué partidos o coaliciones efectivamente
están disputando el primer lugar y cuáles han quedado
marginados de dicha competencia.
Regularmente, se ha detectado un mayor o menor peso
relativo de los partidos menores, pudiendo anticiparse un
incremento o disminución en su caudal de votos.

Se ha sabido detectar repartos esperables de asientos que


resultan de manera gruesa próximos a los observados.
¿QUÉ NO HEMOS SABIDO
POR LAS ENCUESTAS?
No hemos sabido anticipar con precisión los niveles de
votación que se presentan ni los perfiles específicos de la
participación. Así, carecemos de modelos validados de
“votantes probables”.

Encuestas y resultados han diferido en distancia e incluso


en ordenamiento de los primeros lugares. Unas veces
unas casas encuestadoras se han aproximado al resultado
y otras veces lo han hecho otras.
El promedio de encuestas ha estado tan próximo o
distante del resultado como los datos de las mejores
encuestadoras, por lo que técnicas de estimación del
promedio de estos ejercicios no resultan más afortunadas
que el seguimiento de una encuestadora en particular.

No se ha podido anticipar con precisión el logro o la


pérdida de registro para partidos menores cuya votación
se ha situado próxima al umbral de preservación.
¿POR QUÉ OCURRE ÉSTO?
Simplemente, porque las encuestas son fotografías
relativamente borrosas del estado de las preferencias en
un momento específico.

Sus estimaciones suelen diferir con los resultados por tres


motivos básicos: el error estadístico propio de ejercicios
por muestreo, sesgos sistemáticos en algunas mediciones
y cambios en las preferencias entre el momento de toma
de información y el de ejercicio del sufragio.
Las estimaciones pueden ser próximas si no ocurren
cambios significativos en las preferencias y aún así, de no
presentar “sesgos de casa”, tenderán a diferir dentro de
márgenes estadísticamente esperados.

En eventos electorales de baja concurrencia los riesgos de


desviación entre estimaciones por encuesta y resultados
pueden ser mayores, debido a divergencias entre el perfil
de entrevistados que definen una intención de voto o
derivados de los modelos de votantes probables y el
perfil efectivo de los votantes reales.
¿QUÉ SÍ SABEMOS AHORA
POR LAS ENCUESTAS?
Sabemos que la propensión manifiesta a participar en los
comicios no es superior a la observada hace seis años.
Incluso, hay indicios de que pudiera ser menor. Sabemos
además que existe una franja relativamente reducida de
electores dispuestos a anular su voto.

Sabemos que hay dos fuerzas políticas disputando el


primer lugar, ambas situadas entre 30 y 40 por ciento y
con una distancia corta entre ellas, seguramente de un
solo dígito.
Hay consenso de que el primer lugar en asientos lo tendrá
la coalición encabezada por el PRI. Empero, pareciera
que ninguna fuerza política por sí sola alcanzará la
mayoría en el legislativo y es improbable que cualquier
coalición la alcance.

Sabemos que la tercera fuerza se ubica entre quince y


veinte por ciento de los votos y que los restantes partidos
reúnen una proporción no despreciable de sufragios,
pudiendo superar en conjunto diez por ciento de la
votación.
Sabemos que hay partidos menores que ya tienen un
respaldo suficiente para preservar su registro y otros que
aún no han mostrado dicho respaldo, por lo que pudiera
reducirse el número de partidos con registro.
¿QUÉ NO SABEMOS AHORA
POR LAS ENCUESTAS?
No sabemos con precisión la tasa de participación que se
dará, ni las variaciones en la concurrencia según criterios
sociodemográficos e ideológicos, ni la proporción de
votos anulados de manera voluntaria que se presentará.

No sabemos la distancia que separará realmente a los dos


primeros lugares. En un extremo, la elección pudiera
mostrar una apertura similar a la observada hace seis
años. En el otro, pudiera darse un práctico empate entre
los dos primeros lugares.
Aunque los cálculos de asientos aproximan una
configuración posible, no sabemos con precisión cuántas
curules le tocará a cada partido. A lo mucho, pudieran
estimarse mínimos y máximos esperables en rangos aún
muy abiertos.

Es difícil saber si los partidos con menor respaldo


superarán la barrera para conservar el registro, pues ello
está fuera del nivel de precisión de los estudios y pudiera
afectarse por los niveles y patrones de participación que
se observen.
¿CUÁLES SON NUESTROS
DATOS MÁS RECIENTES?
¿Qué tan factible es que vaya usted a ir a votar en las elecciones
para diputados federales del próximo / presente año?
50%

40%

30%

20%

10%

0%

'Nov 08
'Ago 08

'May 09
'Mar 09
Seguram ente 47% 45% 46% 44%
Probablemente 43% 38% 39% 41%
No / no sabe 10% 17% 15% 15%
Independientemente de por quién ha votado, ¿con qué partido se identifica usted más?

40

30

20

10

0
'Sep 07

'Nov 07

'Ago 08

'Nov 08
'Dic 06

'Jun 07

'Feb 08

'May 08

'May 09
'Mar 07

'Mar 09
PAN 41 44 38 35 32 34 33 30 26 27 27
PRI 21 21 26 25 26 23 23 29 31 30 31
PRD 19 17 14 18 14 14 16 17 14 12 11
Si tuviera que votar en este momento para elegir diputados federales,
¿por cuál partido político votaría usted?
(entrevistados que definieron su intención de voto)
60
50
40
30
20
10
0

'Feb 08
'Jun 07

'Sep 07

'Nov 07

'Ago 08

'Nov 08
'Mar 07

'Mar 09
'May 08

'May 09
PAN 55 50 47 41 47 47 42 35 39 40
PRI 23 31 29 34 28 27 37 43 41 38
PRD 20 18 21 21 19 20 18 16 15 16
Otros 2 2 3 4 6 6 3 6 5 6
Votación potencial por partido respecto al padrón electoral

60% 56%

40%
40% 36%

20%

0%
2003 2006 2009
Otros 3% 4% 2%
PRD 7% 17% 6%
PRI 17% 16% 14%
PAN 13% 19% 14%
Distribución potencial de curules en la Cámara de Diputados
de acuerdo con las actuales intenciones de voto
(simulación con base en distribuciones regionales 2003)

PAN
207 41%

Otros
8 2%

PRD
PRI+PVEM 67 13%
218 44%
¿QUÉ NOS MUESTRA LA
SERIE DE ENCUESTAS GEA-ISA?
. etectamos una propensión a participar en los comicios
D
inferior a la observada hace seis años y desconocemos el
efecto que pudiera tener el llamado a anular el voto.

Sabemos que hay dos fuerzas políticas disputando el


primer lugar, con una distancia muy corta entre ellas,
dándose un práctico “empate técnico” (imposibilidad de
afirmar un ordenamiento cierto entre ambas fuerzas).
. lo largo del último semestre se ha dado un viraje en las
A
preferencias, aumentando el respaldo por el PAN en
detrimento del apoyo al PRI. No es factible saber qué
parte de este giro se debe a efectos de campaña y que
parte a ajustes posteriores a procesos locales de 2008.

Estimamos que el primer lugar en asientos lo tendrá la


coalición encabezada por el PRI. Empero, ninguna fuerza
política por sí sola alcanzará la mayoría en el legislativo
y es altamente improbable que una coalición la alcance.

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