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5 / 1997
fórmula: ‘a cada cual según sus nece- todo en una modernidad en la que,
sidades’. ¿Qué necesidades? ¿Y quién como lo señaló Max Weber con pers-
las define? ¿Cada uno, soberanamente? picacia, “los hombres mueren insatis-
Es absurdo”. 2
fechos”. 4 Por ello destaca que los
En el ensayo donde discute el con- valores, las visiones del mundo y las
cepto de justicia en Marx –de quien instituciones delimitan el ámbito de las
habla como el “profeta libertario”– necesidades individuales, pues éstas
Ágnes Heller da la razón a Castoriadis. son canalizadas por los modos de vida
Afirma que la grandeza de Marx estri- y se mueven en su horizonte.
ba en su incondicional insistencia en la
libertad como valor supremo de la mo- Nuestro punto de partida serán co-
dernidad. Pero ya que los valores, como munidades diversas cada una de las
conjuntos simbólicos, configuran es- cuales presentará modelos evaluados
tructuras de necesidades, “el principio de la buena vida adaptados a una es-
‘a cada cual según sus necesidades’ tructura particular de necesidades, per-
está vacío si no sabemos de qué clase mitiendo contemplar así el mayor
de necesidades o de estructuras de ne- ámbito (pero, ciertamente, un ámbito
cesidades estamos hablando”. La li- 3
limitado) de variación individual en las
bertad como único valor conformaría preferencias entre necesidades.5
seres humanos “ricos en necesidades”,
como lo quería Marx, pero también su- Por tanto, los individuos podrán ele-
jetos de necesidades ilimitadas. Sobre gir y abandonar libremente una forma
4
Esto le ha hecho preguntarse cómo “Sentirse satisfe-
2
Castoriadis, C. Le carrefour du labrynthe II. Domaines cho en una sociedad insatisfecha”. En A. Heller y Ferenc
de l’homme, Seuil, París, 1986, p.24. Fehér, Políticas de la postmodernidad, Península, Barce-
lona, 1989.
3
Heller, A. Crítica de la Ilustración, Península, Barcelo-
na, 1984, p.232. 5
Heller, A. Crítica de la Ilustración, op. cit., p.233.
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Otra es la tónica, sin embargo, cuan- Esta formulación del imperativo cate-
do se acomete la diferenciación entre górico sirve como criterio general de
necesidades “buenas” y “malas”. Por- evaluación, pero no para facilitar el
que si necesidades como las de opri- camino a la satisfacción de todas las
mir, humillar o explotar a los otros necesidades, puesto que las cuanti-
hombres, son bien reales, no por ello tativas, infinitas por definición, son
resultan aceptables. Para establecer un insaciables. Además, sólo con la desle-
criterio de discernimiento, Heller bus- gitimación de necesidades como las de
ca una norma moral al recurrir a la ra- oprimir o explotar, es concebible la sa-
zón práctica de Kant: tisfacción de la necesidad de liberación.
No obstante, Heller aclara que en
Si se acepta el imperativo kantiano el debate democrático instituciona-
según el cual el hombre no debe ser lizado sobre la prioridad a seguir en
transformado en un simple medio, ex- la satisfacción de necesidades, la divi-
cluimos por ahí el reconocimiento y sión entre “buenas” y “malas” no pue-
la satisfacción, desde un punto de vista de jugar ningún rol. En este contexto,
ético, desde el punto de vista del bien el criterio restrictivo podría bloquear
moral, de todas las necesidades que la comunicación, alegándose la mayor
no son necesidades cualitativas con- o menor “realidad” de las necesidades,
cretas sino necesidades cuantitativas, y por esta vía, lejos de llegarse a un
alienadas. 9
consenso se degeneraría en una dic-
tadura sobre las necesidades. Por eso
9 Ibidem, p.250. Heller aclara que “la reciprocidad simé- hay que reconocer como reales a to-
trica se queda como una idea vacía a menos que reco-
nozcamos las necesidades de todos nosotros, con la das las necesidades presentadas por
excepción, por razones de principio, de esas necesida-
des que requieren la utilización de otras personas como los hombres conscientemente. Otra
meros medios”. Heller, A. Historia y futuro. ¿Sobrevivirá
la modernidad?, Península, Barcelona, 1991, p.116. cosa es preguntarse por las preferen-
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11
Ibidem, p.256.
El sistema de manipulación refinada
12
Heller, A. y F. Fehér. Anatomía de la izquierda occiden-
produce y ofrece instituciones que tal, Península, Barcelona, 1985, p.135.
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da, sobre las distintas elecciones, pero ya sea ésta parcial o general, la teoría
sin coerción alguna. remite en primer lugar a las necesida-
des existenciales de autoconservación
Hay que desear la abolición gradual de y sólo después a las cuantitativas y a
la manipulación y la distribución so- ciertas necesidades cualitativas insatis-
cial del poder. En este marco, todas las fechas. Puntualiza que
necesidades, incluidas las radicales,
pueden aparecer como iguales, y las [...] la idea originaria de una reforma
determinaciones sociales (productos, general se eclipsa tras los programas
instituciones) que permiten satisfacer- dirigidos a la ejecución de reformas
las están a la medida de los diferentes parciales. Como ya he sostenido,
modelos de vida alternativa. 17
análoga línea de desarrollo ha sido
la típica de los movimientos social-
Praxis de transformación demócratas durante la segunda mitad
del siglo XIX.18
Esta concepción de las necesidades ra-
dicales es la que ofrece el criterio polí- Los movimientos de “revolución polí-
tico para discernir entre los diferentes tica”, por su parte, no se esfuerzan por
tipos de praxis de transformación so- elevar a las masas, en el movimiento
cial, pues considera que sólo hay un social y a través del mismo, más allá
tipo de praxis efectivamente revolucio- del nivel de las necesidades “propor-
nario: aquél que toma cuerpo en la re- cionadas” por el sistema establecido.
volución social total. Heller expone que Puesto que aceptan la dicotomía en-
en los movimientos de “reforma social”, tre bourgeois y citoyen, no cuestionan
17
Heller, A. y F. Fehér. Marxisme et démocratie, op. cit., 18
Heller, A. Teoría de las necesidades en Marx, op. cit.,
p.261. pp.176-177.
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la mera emancipación política. Por ello las que ‘ocurren’. Fue esta fijación la
los movimientos para la “revolución que llevó a la desgraciada yuxtaposi-
social total” no pueden configurarse ción de reforma y revolución”.21 Estos
para alcanzar la victoria a través de un términos se pueden oponer en un sen-
acto o un conjunto de actos puntua- tido concreto, pero el problema es que
les en la historia. Se trata más bien de esta yuxtaposición conlleva el mensaje
un proceso largo y complejo cuyo su- de que únicamente la acción ilegal, y
jeto son las masas en medida cada vez armada podríamos añadir, es acción re-
mayor. Estetipo de praxis significa al volucionaria.
mismo tiempo la revolución del modo En los movimientos revoluciona-
de vida, involucrando en el movimien- rios para la transformación total de la
to a estratos cada vez más amplios de sociedad, los propios hombres van re-
la población, lo cual deja comprender estructurando sus sistemas de nece-
por qué los efectos de una revolución sidades y valores sobre el eje de las
del modo de vida son siempre irre- cualitativas y radicales, construyendo
versibles en el seno de un periodo his- un nuevo modo de vida. De ahí la
tórico previsible. Heller distingue ejemplificación histórica que hace
entonces no sólo entre “revolución Heller en el caso europeo, aludiendo
política” y “revolución social”, que al cristianismo y al Renacimiento. Lo
retoma de Marx, sino que establece que no le impide afirmar que “hasta el
también una diferencia entre las revo- momento no ha existido en la historia
luciones que “estallan” y las que “ocu- una revolución tal del modo de vida
rren”. Razón por la cual advierte que que haya sido simultáneamente una
“la temporalidad del mito de la revo- revolución consciente y consciente-
lución siempre opera en términos de
21
Heller, A. y F. Fehér. Anatomía de la izquierda occiden-
revoluciones que ‘estallan’, nunca de tal, op. cit., p.78.
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27
Ibid., p.50.
[...] el carácter psíquico del niño que
28
Sobre este punto ver: Heller, A. Teoría de la historia,
crece en estas condiciones será favo- Fontamara, Barcelona, 1982, p.238.
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La perspectiva
29
Heller, A. y F. Fehér. Anatomía de la izquierda occiden-
tal, op. cit., p.156. La perspectiva principal del libro no se
30
Heller A. y F. Fehér. Políticas de la postmodernidad, op. queda en la propuesta de una inclu-
cit., p.247. Contexto en el que refiere que “el feminismo
fue, y ha seguido siendo, la mayor y más decisiva revo- sión más activa de las mujeres en la
lución social de la modernidad. A diferencia de una re-
volución política, una revolución social no estalla: tiene vida política sino que destaca, con base
lugar. Además, una revolución social es siempre una re-
volución cultural” (p.246). en una nutrida discusión teórica, los