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Versión para imprimir Enviar a un amigo La Asamblea General de las Naciones Unidas
proclamó el 21 de septiembre "como Día Internacional de la Paz, y estará dedicado a
conmemorar y fortalecer los ideales de paz en cada nación y en cada pueblo y entre
ellos". En un mensaje emitido en conmemoración del Día, en septiembre de 1998 el
Secretario General rogó "a todo los líderes de las naciones en guerra que dejen a un
lado sus propias ambiciones y que piensen e n su pueblo, que resistan a la tentación
de buscar la gloria por medio de la conquista y que reconozcan que la capacidad de
gobernar pacíficamente, por si sola, les traerá a ellos y a sus pueblos las recompensas
que merecen".

No es gratuito pensar en la ne cesidad de conmemorar un día de estas características.


En tiempos convulsos como los que vivimos actualmente, se hace obligatoria una
reflexión sobre los valores que sustentan nuestra cultura. Si hacemos de la violencia y
la venganza el valor principal de nuestra convivencia no podemos pedir que las
personas reaccionen con comportamientos pacíficos ante cualquier conflicto o
situación. Sin embargo, si nos convencemos de una vez por todas de que sólo a
través del valor de la Paz puede conseguirse un mundo me jor, empezaremos a
cambiar nuestras actitudes y comportamientos, desde lo cotidiano hasta lo más
excepcional de nuestras vidas. Si no, seguiremos asistiendo al imperio de la violencia
en todas sus caras, la mayoría de las veces disfrazada de "justicia".

El cambio de valores empieza por cambiar la forma de pensar de las personas. Si


pensamos que a través de la violencia se solucionan los conflictos, seguirá habiendo
violencia. Debemos ser valientes y fuertes para intentar llevar a cabo los ideales de la
vida en paz, primero con nosotros y después con los demás. Los medios de
comunicación y la educación deben ser las "armas" fundamentales de esta nueva
forma de "guerra" por la paz. La batalla que más merece la pena en los tiempos que
corren es la de la paz, pa ra esto sí que hay que ser verdaderamente valientes: es muy
fácil llamarse a si mismo "valiente" cuando se utiliza la violencia para solucionar un
conflicto: en realidad es el mayor acto de cobardía que existe. La paz requiere un
esfuerzo, al contrario que la violencia, que es una reacción primaria y visceral. Y
merece la pena, intentémoslo.




La Cultura de Paz es el conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan


el respeto de la vida, de la persona humana y de su dignidad, de to dos los derechos
humanos; el rechazo de la violencia en todas sus formas y la adhesión a los principios
de democracia, libertad, justicia, solidaridad, cooperación, pluralismo y tolerancia, así
como la comprensión tanto entre los pueblos como entre los gru pos y las personas sin
importar sexo, etnia, religión, nacionalidad o cultura.
En la construcción de una cultura de paz es de gran importancia prevenir los conflictos
atacando sus causas mediante el diálogo y la negociación; reconocer la igualdad de
derechos y oportunidades entre hombres y mujeres; así como la libertad de expresión,
opinión e información.

Para que nosotros mismos y las generaciones venideras podamos cosechar los frutos
de esta Cultura de Paz, debemos actuar desde ahora. Es preciso:

Fomentar la educación para la paz, los derechos humanos y la democracia, la


tolerancia, y la comprensión internacional;

Proteger y respetar todos los derechos humanos, sin excepción alguna, y luchar
contra toda forma de discriminación;

Promover los principios democráticos en todos los ámbitos de la sociedad;

Vivir la tolerancia y la solidaridad;

Luchar contra la pobreza y lograr un desarrollo sostenible en provecho de todos,


capaz de proporcionar a cada persona un marco de vida acorde con la noción de
dignidad humana;

Proteger y respetar nuestro medio ambiente.




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Thomas de Kempis

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SS. Juan Pablo II

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Jimi Hendrix

Cada año, el 21 de septiembre se conmemora en todo el mundo el "Día
Internacional de la Paz", el cual fue declarado en 2001 por la Asamblea
General de las Naciones Unidas para "conmemorar y fortalecer los
ideales de paz en cada nación y cada pueblo".

La Asamblea General declaró que ese día se observaría la cesación del


fuego y la no-violencia a nivel mundial, e invitó a todos los Estados
Miembros, a las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, a
las organizaciones regionales y no gubernamentales y a los particulares
a celebrar el Día, realizando, entre otras cosas, actividades educ ativas y
de sensibilización de la opinión pública.

Las Naciones Unidas se ocupan de muy diversos aspectos


interrelacionados que abordan las causas fundamentales del conflicto,
incluidas la reducción de la pobreza, la prevención del VIH/SIDA, la
asistencia humanitaria, la promoción de los derechos humanos, la
elaboración de acuerdos internacionales e instrumentos jurídicos, las
operaciones de paz, la asistencia electoral, el apoyo a la
democratización, la diplomacia preventiva y el desarrollo económico y
social.

El aumento de la violencia y los conflictos en diversas partes del mundo


hacen de gran importancia la reflexión y la acción para construir y
fortalecer una cultura de paz en la sociedad. Si queremos construir el
futuro debemos actuar de inmediato y de común acuerdo, para que la
paz y la no-violencia sean una realidad para todos los seres humanos.



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Sólo le pido a Dios


que el dolor no me
sea indiferente,
que la reseca
muerte no me
encuentre
vacío y solo sin
haber hecho lo
suficiente.

Sólo le pido a Dios


que lo injusto no me
sea indiferente,
que no me
abofeteen la otra
mejilla
después que una
garra me arañó esta
suerte.

Sólo le pido a Dios


que la guerra no me
sea indiferente,
es un monstruo
grande y pisa fuerte
toda la pobre
inocencia de la
gente.

Sólo le pido a Dios


 que el engaño no
me sea indiferente,
si un traidor puede
más que unos
cuantos
que esos cuantos no
lo olviden
fácilmente.

Sólo le pido a Dios


 que el futuro no me
sea indiferente,
desahuciado está el
que tiene que
marchar
a vivir una cultura
diferente.

Sólo le pido a Dios,


que la guerra no me
 sea indiferente,
es un monstruo
 grande y pisa fuerte
toda la pobre
inocencia de la
gente. 














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