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Red ambiental
Grupo de personas que interactúan entre si con la finalidad del cuidado al medio
ambiente.
Una red de educación ambiental no se refiere solamente a las o los blogs o las paginmas
creadas para fomentar el cuidado al ambiente hay mujcho mas a tras de esto, son todos
aquellos grupos que se forman para lograr el beneficio al ambiente.
http://maela-argentina.blogspot.com/
www.ecopibes.com
equipo 11
La participación humana es un recurso para solucionar y dar remedio a cada uno de los
problemas ambientales actuales y prever los venideros, plantéandose interrelaciones
entre el medio ambiente, los estilos de desarrollo y la economía mundial.
El promover que los valores sociales y culturales se integren de manera objetiva, es para
lograr el Desarrollo Sustentable de la humanidad, fomentando la participación de los
núcleos sociales, la preservación y conservación de los recursos naturales, llevando a
cada nación a un crecimiento económico consolidado, comprendiendo que los recursos
socio-culturales son el eje impulsor de los objetivos del crecimiento de la
sustentabilidad.
�El mejor modo de tratar las cuestiones ambientales es con la participación de todos
los ciudadanos interesados en el nivel que corresponda. En el plano nacional, toda
persona deberá tener acceso adecuado a la información sobre el medio ambiente de que
dispongan las autoridades públicas, incluida la información sobre los materiales y las
actividades que encierran peligro en sus comunidades, así como la oportunidad de
participar en los procesos de adopción de decisiones. Los Estados deberán facilitar y
fomentar la sensibilización y la participación de la población poniendo la información a
disposición de todos. Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos
judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos
pertinentes.�
Sin embargo, como sostiene Norberto Bobbio, �el problema de los derechos
fundamentales ya no consiste en su reconocimiento, sino en la posibilidad de tornarlos
efectivos�, lo cual no resultará posible si los ciudadanos no logran ejercerlos en forma
plena.
Este proceso implica el respeto a la diversidad étnica y cultural regional, nacional y local, así
como el fortalecimiento y la plena participación ciudadana en convivencia armónica con la naturaleza, sin
comprometer y garantizando la calidad de vida de las generaciones futuras.
Para que el desarrollo local sostenible sea una realidad, la comunidad debe fijar sus propios
objetivos y metas, tener confianza en la fuerza de la misma comunidad, valorar y afirmar la cultura junto
con el conocimiento tradicional propio y la forma autónoma de convivencia.
compostear.
3. Verificar sus automóviles con tal de minimizar la contaminación atmosférica.
4. Verificación de emisiones atmosféricas de las industrias.
5. No usar aerosoles, ya que contienen cloroflorocarbonados, y otros compuestos contenidos en equipos de aire
acondicionado y refrigeración que destruyen la capa de ozono de la atmósfera que protegen de los rayos
ultravioleta del Sol.
6. Ahorrar agua, ya sea en el servicio sanitario o en su aseo personal así como en otros
usos.
7. No deforestar los árboles o reforestar intensivamente los bosques con el fin de
purificar el ambiente
Protocolo de Kyoto
Esta cumbre realizada en esta ciudad de Japón en el año 1992, trata de regularizar la emisión de
gases de efecto invernadero (gei), principalmente el bióxido de carbono (co2) por parte de la mayor parte
de los países del mundo, que contribuyen al calentamiento global del planeta y que traen como
consecuencia el aumento de fenómenos meteorológicos, como son los huracanes, que en los últimos años
han aumentado en número e intensidad.
Sin embargo muchos consideran que la solución no saldrá de estas megas reuniones. El ex
ministro holandés de cooperación al desarrollo y medio ambiente, Jan Pronk, quien presidió las Cumbres
de Cambio Climático, considera una pérdida de tiempo la interminable fila de jefes de gobierno que leen
sus declaraciones, reiterando conceptos con mucha retórica y pocos pasos concretos.
Las medidas existentes para preservar el medio ambiente -cada vez más frágil- pecan por ser
insuficientes. Los buenos propósitos de reducción de la pobreza adoptados en múltiples foros mundiales y
regionales se han reducido a papel mojado, pues la lógica de la globalización neoliberal imperante
conlleva a una cada vez mayor concentración de la riqueza. Y es así que, se han desvanecido los
esfuerzos para impulsar el desarrollo humano y frenar el deterioro del medio ambiente
La calidad de vida: La calidad de vida es lo que puede vivir una persona dependiendo
en donde viva. Por ejemplo: África tiene un calidad de vida baja, mientras Estados
Unidos tiene calidad de vida alta. Mèxico tiene calidad de vida Media y para mejorarla
tenemos que progresar y ser mejores que otros países.
1. Esperanza de vida.
2. Educación, (en todos los niveles).
3. PBN per Capita.
Los países con el IDH más alto son Islandia, Noruega, Australia, Suecia, Canadá y
Japón. De América Latina, Chile, Argentina, Uruguay, Cuba y Costa Rica por sus bajos
índices de criminalidad y delincuencia organizada. La producción industrial y el
crecimiento económico eran, en el pasado, los unicos elementos considerados para una
buena calidad de vida.
Se asiste entonces a una idea más societal que singular e impersonal, excluyéndose el
marcado individualismo que matiza al sujeto de la sociedad de consumo. Prima el ethos
colectivo sobre el individual. Desde esta arista, el hombre se reafirma como un
complejo bagaje de cosmovisiones y representaciones colectivas, interactuante tanto con
sus congéneres, como con el entorno natural y construido. De ésta interrelación se
abona el terreno para que la teoría de los sistemas proporcione los fundamentos de la
ecosistemica, paradigma interpretativo nieto de la teoría de la complejidad.
De otro lado, la medición y valoración de la calidad de vida está regida, en gran medida,
por apreciaciones subjetivas e ideológicas correspondientes al particular contexto donde
se desenvuelven las colectividades. Así, pues, para medir un determinado tipo de
calidad de vida es necesario contar con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es
preciso diferenciar los diversos modos de vida, aspiraciones e ideales, éticas e
idiosincrasias de los conjuntos sociales, para distinguir los diferentes eslabones y
magnitudes, pudiendo así dimensionar mejor las respectivas variaciones entre unos y
otros sectores de la población. Explicado de otra manera, es presuntuoso aspirar a
unificar un único criterio de calidad de vida. Los valores, apetencias e idearios varían
notoriamente en el tiempo y al interior de las esferas y estratos que conforman las
estructuras sociales.[11] La calidad de vida (el bienestar) es un construido histórico y
cultural de valores sujeto a las variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los
singulares grados y alcances de desarrollo de cada época y sociedad.
“Podría sostenerse que el concepto calidad de vida es subjetivo y que a través de todo el
mundo la calidad de vida varía en el espacio y en el tiempo. Pero, a nuestro juicio, ese
es precisamente el punto central: según la situación, el conjunto de las variables
ambientales más pertinentes puede y debe ser diferente en diversas situaciones. Lo que
en un medio ambiente es bueno o malo, dentro de ciertos limites extremos inferiores y
superiores, puede cambiar mucho según las distintas situaciones y, salvo en el caso de
variables como las que influyen en la salud humana (que es un componente de la
calidad de la vida), a menudo resulta muy difícil ordenar la calidad del medio ambiente
sobre una base universal.”[12]
No todo modelo establecido de buen nivel de vida lleva tácitamente intrínseco la calidad
de vida en su correcto sentido. Tomemos, por ejemplo, el prototipo de buen nivel de
vida que conlleva el hecho de poseer un automóvil. Es una idea, casi un dictamen
cultural, que gozar de vehículo es distintivo de bienestar, poder, importancia y
comodidad; modelo foráneo correspondiente a la cultura del consumo (“soberanía del
consumidor”) de los países industrializados; “… es probable que la América Latina en
su conjunto en los últimos veinte o treinta años haya estado adquiriendo un estilo de
vida en que el automóvil constituye para algunos la piedra angular de la existencia y
para otros una aspiración que debe cumplirse aunque signifique un alto costo personal.
En los primeros años de posguerra, el cine y luego la televisión probablemente tuvieron
un fuerte efecto sobre muchos latinoamericanos para conformar su visión del estilo de
vida que preferían. Muchos de los programas transmitidos por esos medios de
comunicación fueron preparados en los Estados Unidos de Norteamérica. Con ellos se
importó, en un grado discutible, un estilo de vida que se centra en torno del automóvil
privado.”[14]
Pero, sustancialmente, ¿puede sostenerse que el coche mejora la calidad de vida? Sin
lugar a dudas, colocados en su óptica más global y compleja, y de acuerdo a la precisión
retomada (cita 10), no. Circunstancias como la contaminación atmosférica (compuesta
por polución acústica, gases y partículas en suspensión), la saturación del flujo
vehicular, el derroche de agua empleada en su limpieza, sus componentes y repuestos
no biodegradables, hacen que se desmejore la calidad de vida en las ciudades.
Los indicadores oficiales de progreso y calidad de vida deben ser complementados con
otros que evidencien la real trascendencia de las políticas públicas y de desarrollo.
Usualmente se aplaude victoriosamente los progresos cuando los gobiernos exponen
cifras positivas de incrementos exponenciales, de las cuales infieren beneficios
extensibles a todo un país. Sin embargo, es escaso que se equiparen los avances
macroeconómicos con asuntos como la distribución del ingreso y la riqueza, o la
posesión y grado de concentración de la propiedad del suelo. Un cuestionamiento
concienzudo de ello conlleva a conjeturas y dilemas éticos y morales que confrontan las
economías y los ordenes establecidos. Replantear la calidad y las formas de vida es
revaluar también el modelo de sociedad. Por su parte, la economía no es ajena a la lupa
de las eticidades y la moral política y civil como garantes de la equidad: principio
supremo en que se sustenta la calidad de vida como vida digna, apelando, en esencia, a
la justicia social como valor sublime.
Desde ello “…es igualmente claro que algunos estilos de desarrollo, producción y
consumo son intrínsecamente incompatibles con la preservación de la calidad ambiental
e incluso de la calidad de la vida. La meta final del desarrollo socioeconómico es, o
debería ser, el mejoramiento sostenido de la calidad de la vida de los seres humanos. El
proceso de desarrollo entraña utilizar, modificar y recrear el medio ambiente humano.
Al mismo tiempo, la calidad de este último es un componente fundamental de la calidad
de la vida y, por lo tanto, resulta necesario y apremiante explorar marcos conceptuales
que hagan hincapié en la plena integridad del desarrollo y el medio ambiente
socioeconómicos, ya que estos serían aspectos complementarios del mismo proceso.
Estos marcos conceptuales deberían permitir examinar una gama lo mas amplia posible
de formas y caminos de desarrollo alternativos y, más importante que las opciones de
aplicación, hay que recalcar que la generación de objetivos o metas, distintos de los
tradicionales, constituyen un proceso fundamental”.[28]
La calidad de vida no puede contrastarse con nada que se llame cantidad de vida. Todas
las consideraciones expuestas redundan en la aspiración de una sociedad
equitativamente bien ordenada al interior de sí misma y con el contexto geográfico en el
cual persiste. Realidad distante, utópica y ajena a la realidad de las megalópolis de hoy
día, con sus respectivas huellas ecológicas que se prolongan más allá de la frontera de lo
construido y de lo que concierne a lo meramente urbano. “La ciudad es hoy el escenario
de casi todo, pero sobre todo del consumo. El cambio de tendencia en la distribución
sobre el territorio de las poblaciones tiene consecuencias de primer orden para el
derredor y para quienes en él viven, así como para los masificados. Prácticamente todo
lo que de destructivista sucede fuera de los limites de lo estrictamente ciudadano resulta
aceptable por que implica más espacio, recursos y energía para la urbe, y además desde
ésta ya no se percibe directamente. Como toda ciudad es centro de poder, y la cultura y
el mundo rural olvidables, poco extraña que poco o nada se enfrente el acaparamiento.”
[34]
Una y tantas formas de calidad de vida y bienestar abarca todas y cada una de las
decisiones diarias, de nuestras emociones respecto a ciertas situaciones, del ideal de
futuro, de la alimentación y del normal transcurrir de la existencia de las personas, la
cual responde a un especifico momento de la civilización. Rodriguez Villazante esboza
la experiencia del hombre cosmopolita: “La mayoría de nosotros, en el mejor de los
casos, aumentamos en un nivel de vida (tenemos más cosas), pero retrocedemos en la
calidad de vida, pues lo mejor, lo más adecuado a cada situación concreta, hecho a
propósito, sólo se reserva para algunos privilegiados. La calidad del hábitat, de la
alimentación, de la salud, de la educación, etc., no es tener más coches para meterse en
atascos de trafico, ni consumir más fármacos por que hay nuevas dolencias, ni consumir
más carne sin saber de qué se alimentaron esos animales, ni tener muchos
electrodomésticos sin tener tiempo para oír música, ni tener muchos títulos sin saber
qué nos está pasando. Además, otra gran parte de la población ni siquiera tiene acceso a
muchos de estos bienes materiales de dudosa calidad. Mientras, se están perdiendo
recursos naturales y sociales de cada lugar que permitirían otras formas de vida.” [35]
En los últimos años la noción calidad de vida ha sido enriquecida con contenidos algo
novedosos. De cierta manera es el acercamiento más pragmático y cotidiano que
podamos tener con un imaginario que ha transitado a vertientes bien interesantes para
pensar. A continuación se enumeraran algunos rumbos, los cuales son origen de otros
tantos que servirán para tipificar acepciones de calidad de vida, los cuales, lógicamente,
no agotan otras tantas alternativas de estudio y crítica.
ii) Si escrutamos el hecho de lo que es vivir en una sociedad de masas, nos encontramos
repetidamente con sujetos enajenados cuyo espacio vital está congestionado de
artefactos que le ha brindado la tecné. La posesión y disfrute de bienes no garantiza la
plena conformidad del hombre. A ello se dirige cierta corriente naturalista que,
persiguiendo nivelar y solidarizar al sujeto con el medio, pretende modos de vida
sencillos y naturales donde las necesidades primarias se compensan de manera simple,
no opulenta. Sí hoy pensamos que tener calidad de vida es contar con teléfono celular,
nada raro que el día de mañana calidad de vida sea la posibilidad de apagarlo para
evadir el estrés de la vida diaria.
iii) Una alternativa metodológica para ahondar en la lógica del concepto objeto de
análisis es diferenciando equidistantemente las categorías componentes de la triada
nivel, forma y calidad de vida, sorteando los obstáculos a la hora de confeccionar
matrices de análisis e indicadores íntegros que reúnan las multicriteriales visiones de
todas las áreas del conocimiento, a la par de las cosmovisiones de los estudiados, es
decir, de las comunidades en los componentes estructurales en que se fundamentan. En
consecuencia, como se acaba de detallar, la calidad de vida se resiste a interpretaciones
sesgadas y parceladas.
“En general las definiciones de sostenibilidad incluyen algunos o todos los conceptos
relacionados con la sostenibilidad ecológica, económica y social; (…) sostenibilidad
social en el sentido de que el manejo y la organización sean compatibles con los valores
culturales y éticos del grupo involucrado y de la sociedad (equidad), lo que lo hace
aceptable por esas comunidades u organizaciones y da continuidad al sistema en el
tiempo”.[38] Se amalgama entonces la calidad de vida y lo sostenible, en cuanto
encarnan la energía social suficiente para dar rienda suelta al desarrollo autentico,
horizontal y verdaderamente transgeneracional. “Esta forma de planificación
participativa o democrática puede mostrarse como la más efectiva modalidad de
incorporar las variables ambientales al proceso de planificación. Cuando se trata de
“planificar la calidad de vida”, un concepto tan subjetivo, no se puede dejar de pensar
que los afectados (o beneficiados) deben desempeñar un papel central en la decisión de
métodos y objetivos.”[39]
Por otro lado hay que tener en cuenta que la “vida humana es un continuo de evolución
y, por tanto, es equivocado pensar que el desarrollo de las personas comienza al nacer y
termina en la adolescencia. La verdad es que empieza en el momento de la concepción y
finaliza con la muerte. Evolucionamos a lo largo de la vida, como niños, como adultos,
como ancianos. De ahí la necesidad de entender el concepto de calidad de vida en un
contexto evolutivo.”[42] Lo cual hace que sea un continuum, un fin en permanente
construcción, tanto a nivel individual como colectivo, y sin relegar, como especie, el
papel transformador y desequilibrador del medio. Se expone un sujeto extremadamente
sensible e interactuante con el entorno social, el natural y el construido. Si la economía
ambiental valora notablemente el paisaje desde lo cualitativo a lo cuantitativo, la
sicología, por su parte, retoma éste eslabón interpretándolo a la manera del medio
ambiente perceptual, e, igualmente, de acuerdo a su calidad, le otorga una gran
significancia como origen de salud mental. Se ha presentado someramente la visión
sicologista de la calidad de vida, la cual, en conjunto, ha tenido acogida en sociedades
de todo el mundo.
Réquiem
Todo lo tratado hasta ahora no está agotado, por el contrario es una reflexión inconclusa
gracias a su complejidad, puntos de vista divergentes u opiniones pueda generar el
tratamiento acá brindado. Para finalizar, es tarea urgente reflexionar consistentemente el
tema tratado, para lo cual es necesario trastocar y revertir hasta la médula ciertos
aspectos de una modernidad que en sus orígenes se pensó prepotentemente como un
culmen terminado de civilización. Continuaremos hilando la filigrana del compromiso
de pensar maneras acordes para convivir en un planeta finito; proyecto al cual se
interpone el hambre, la segregación, la guerra, la enfermedad, y la sensación milenarista
de estar extraviados en laberínticos fatalismos que aclimatan nichos de incertidumbre