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Terremoto y oportunidades

Sofía López, Macleta

Durante el siglo XX el uso de la bicicleta como medio de transporte fue


quedando fuera de los planes y proyectos más importantes de transporte
urbano implementados en Chile; ésto a pesar de que aún en algunas ciudades
el transporte en bicicleta sobrepasa el 10% de la partición modal.
Afortunadamente, durante la última década, y como respuesta a la presión de
grupos e personas ligadas al ciclismo, esta tendencia comenzó a revertirse y
proyectos de transporte urbano y rural comenzaron a introducir infraestructura
y servicios para quienes realizamos nuestros viajes en bicicleta.

El terremoto que azotó la zona centro-sur de Chile es una tragedia, de eso no


hay duda, pero también emerge como una oportunidad para tomar las
decisiones correctas en cuanto al diseño del transporte en aquellas ciudades
que hoy hay que reconstruir. Es el momento de enmendar aquellas malas
decisiones que planificadores y tomadores de decisiones hicieron en el pasado.
Es una oportunidad para que la ciudadanía tome poder en la planificación e
implementación de la política de transporte. Es el tiempo de reconstruir
nuestras ciudades a escala humana, para las personas y no para los vehículos,
donde peatones y ciclistas tengan la prioridad.

Efectivamente, es este el momento para aprender de nuestros errores y


reconstruir desde lo que hemos aprendido en estos últimos años. Por una
parte, los crecientes índices de congestión y contaminación dan cuenta que
una política de transporte que prioriza el automóvil particular no es buena para
nuestra salud, no reduce nuestros tiempos de viaje y, peor aún, acrecienta las
diferencias entre aquellos que tienen más dinero y los que tienen menos. Por
otro lado, es tiempo de aprovechar que el número de organizaciones de
ciclistas va en aumento, lo aprendido en los talleres y paneles de expertos
organizados desde el Estado y desde la sociedad civil, las visitas realizadas por
nuestras autoridades para conocer experiencias exitosas de ciclismo en otros
países y el aumento, lento pero sostenido, de viajes realizados en bicicleta.

Chilenos y Chilenas vamos a levantarnos, pero debemos hacerlo reconociendo


nuestros errores y desde nuestras esperanzas. El terremoto nos ha mostrado
que el crecimiento económico no equivale a desarrollo humano y que las
fachadas bonitas aveces ocultan miseria; por ello, hoy podemos decir con
convicción que es necesario re-pensar el ideal de sociedad y ciudad que
sustentan nuestras políticas de transporte y cuestionarnos si es sustentable
una política que se centra en el automóvil en desmedro de otros modos, menos
contaminantes, más amigables con el medio ambientes y con la comunidad y
que promuevan la equidad.

Desde nuestra tribuna proponemos a ciclistas y peatones como el centro de


esta sociedad que queremos construir. L@s proponemos al centro de la ciudad
en que queremos vivir.

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