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INFORME
Colaboración entre jesuitas y laicos: perspectiva laical
1.- Finalidad
El objetivo de este estudio no es la de una encuesta de diagnóstico (quién dijo qué, cruzando las distintas
variables) sino la de una consulta sobre lo que piensan y viven algunos laicos ignacianos de distintos países
en América Latina sobre la colaboración con jesuitas en la misión (subrayando el qué de las ideas).
2.- Metodología
El día 13 del mes de junio (2006) se envió, por email, un cuestionario a los Coordinadores Provinciales de la
sección laicos, con copia a los Provinciales. Posteriormente, los Coordinadores se encargaron de entregar el
cuestionario a laicos ignacianos de su Provincia, y algunos también resumieron las distintas respuestas
recibidas.
En el cuestionario se pregunta por: (a) una información básica del participante (género, edad, relación
apostólica con la Compañía); (b) su experiencia ignaciana (Ejercicios Espirituales); (c) sus razones de
preferencia por colaborar con la Compañía y bajo qué modalidad; (d) en el caso de ser mujer, si este hecho
presenta dificultades o ventajas en la colaboración; (e) su percepción de los obstáculos a la colaboración
debido a actitudes en jesuitas y/o en laicos; (f) propuestas para mejorar la colaboración; y (g) cualquier
comentario que desea expresar. (Ver Cuestionario en Anexo 1)
3.- Participantes
Por consiguiente, del total de participantes, 50.6% son hombres y 49.4% mujeres. Además, predomina la
edad entre los 31 y 50 años (54%), seguido por aquellos que tienen más de 50 años (35%), y un pequeño
número (11%) que tienen menos de 30 años.
Con respecto a la relación con la Compañía de Jesús, los participantes provienen de:
CVX (44) ASIA (10)
Voluntariado (19) Apostolado de la Oración (5)
RAI (13) Asociados (4)
Centro Fe y Cultura (11) Movimiento Eucarístico Juvenil (4)
Otras instituciones:
Los participantes expresaron que han realizado los Ejercicios Espirituales bajo alguna modalidad.
Además destacaron una meditación o una experiencia que les haya marcado profundamente durante los
Ejercicios Espirituales.
Experiencia
Proceso de discernimiento (5) Esclarecimiento de la propia vida personal y profesional
Meditación y lectura contemplativa (4) Sentir el amor de Dios en propia vida
Silencio como encuentro con Dios (3) Experiencia de pausa, meditación y discernimiento para ser y
Coloquio (3) vivir mejor
Metodología de la oración (3) Amor del Señor e invitación para construir mundo más justo
Silencio orante (2) Experiencia fundante que se tradujo en compromisos
Aproximación definitiva a Dios (2) concretos
Valor del reconocimiento y contacto más profundo con Dios (2) Arte de orar
Descubrimiento de la voluntad de Dios La autobiografía
Tiempo de reflexión y proyección como espacio para la re-creación Contemplar imágenes del agradecimiento del agradecido
de lo cotidiano y de lo vital Reto continuo del magis
La figura de María, ampliando propios horizontes como mujer y Descubrir el plan de Dios en la propia vida
madre Ver, sentir el rostro del Señor
Examen de conciencia diario Pueblo de Dios
3
Principio y Fundamento (27) Llamado del Rey (13) Pasión de Cristo (2) Contemplación para
Pecado y misericordia (4) Dos Banderas (11) Oración de Jesús en el alcanzar amor (20)
Sentirse querido por Dios (3) Encarnación (10) huerto Encuentro del Resucitado
Hijo Pródigo (2) Vida oculta de Jesús (3) con Magdalena
Indiferencia (2) Tres grados de humildad (3) Resurrección (2)
Padre Misericordioso Tres Binarios (2) Ascensión
Ciego de Jericó Contemplaciones de la vida de Jesús (2) Eucaristía
Contemplación de la Trinidad (2) Experiencia del “ardor del
Elección (2) corazón”
Nacimiento
Jesús calmando la tempestad
Bautismo de Jesús
Ser cristiano en todo momento de la
vida
Vida de Jesús (Franco Zefirelli) visto en
video durante retiro
Visita de María a su prima Isabel
Sacramento del bautismo y compromiso
laical
Bautismo de Jesús
Anunciación
Bodas de Caná
Los participantes presentaron una serie de razones para explicar su preferencia por la Compañía de Jesús, las
cuales pueden resumirse básicamente en dos categorías que se reiteran constantemente: la espiritualidad
ignaciana y el modo de proceder del jesuita.
A las participantes mujeres se les preguntó si el hecho de ser mujer le ha significado alguna dificultad en la
colaboración, o, por lo contrario, ha sido una ventaja.
No se puede dar una respuesta generalizada, ya que con algunos El poder contribuir con la mirada y afectividad
jesuitas el ser mujer dificultó, mientras con otros se trabaja sin femenina.
problema. Una mayor participación de la mujer en la
Existe cierto grado de misoginia en muchos jesuitas, pero también Iglesia.
muchos lo reconocen y hacen esfuerzos positivos. No tener la traba de muchos ignacianos que
Los jesuitas más jóvenes son más abiertos en este sentido. les cuesta sacarse la relación de dependencia
Los jesuitas no han escapado a la historia eclesial machista y con los jesuitas por el hecho de haber sido sus
tradicionalista, sin embargo algunos son especialmente abiertos. alumnos en los colegios.
Los jesuitas no han escapado el machismo de nuestra sociedad. El tener miradas y sensibilidades distintas
Predomina la concepción de que algunas tareas y responsabilidades ayuda y complementa la misión.
dentro de la sociedad e Iglesia competen a los hombres. El aporte femenino a la Provincia es cada vez
La Compañía está formada por hombres y, en general, no saben lo mayor. Se trabaja más bien desde la
que piensan las mujeres. complementariedad y equidad de género.
Siento que el Provincial no es abierto a la participación de la mujer
dentro de la Provincia, por ende, existe una cierta discriminación,
faltando mucho para que su participación sea más activa (como, por
ejemplo, en formar parte de alguna comisión).
La edad de algunos jesuitas (un promedio de edad que supera los 70
años) hace muy difícil la relación porque se piensa que la mujer está
en otro nivel, que sus propuestas son menos válidas que las de un
hombre, e incluso aún se relaciona el voto de la castidad con la
relación con la mujer.
Más que por ser mujer, se siente que la propuesta de un jesuita tiene
más peso.
Tal vez el lenguaje de los jesuitas todavía no es inclusivo en cuanto
a la equidad de género.
Muchos jesuitas creen que la mujer es menos capaz que el hombre
en general y, por ello, sus sugerencias no son tomadas en serio.
El planteo de los Ejercicios Espirituales es masculino.
Los jesuitas han dado pasos en aprender a trabajar con mujeres,
recibiendo sus aportes.
Sin embargo, algunas expresaron que el ser mujer no ha implicado ninguna dificultad (54: 36%) ni ventaja
(43: 29%).
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Los participantes señalaron algunas actitudes en los jesuitas y/o en los laicos que dificultan la colaboración en
la misión.
El afán de poder, unido a un marcado personalismo Resistencia a los cambios, clericalismo acentuado
Un sentimiento de superioridad que les impide escuchar a (esperar a que los jesuitas propongan, organicen,
quienes están colaborando con ellos resuelvan)
Algunos jesuitas se sienten muy superiores a los demás,
teniendo la última palabra en todo. Esta situación se repite Falta de formación en la espiritualidad ignaciana
especialmente en los jesuitas “exitosos”. Hay un tema con Falta de conocimiento del modo de proceder propio de la
el poder bastante complicado en varios jesuitas. Compañía
La actitud de “dueños de fundo”, con poco diálogo o Falta de conocimiento de la misión de la Compañía
dejando poco espacio para iniciativa de los laicos
Sentirse dueños, presuponiendo todo conocimiento, Actitudes machistas tanto en algunos jesuitas como en
capacidad, preparación y experiencia para tomar algunos laicos; a veces, resulta hasta más difícil con laicos
decisiones. Además, esta postura empuja al laico a una varones
actitud de “obediente servidor”, tal vez para conservar su
trabajo Resistencia de algunos laicos más antiguos para aceptar
Sentimiento de auto-suficiencia de mayoría de jesuitas nuevos y jóvenes laicos
A veces se manifiesta un cierto autoritarismo
Individualismo, prepotencia, falta de sencillez Confundir servicio con prestigio
Algunos laicos utilizan su cercanía con la Compañía
Entre ellos no trabajan en equipo, no coordinan sus Cuidar intereses propios a través de un discurso pseudo-
acciones y hasta llegan a menospreciar el trabajo de sus religioso
hermanos Falta de preparación para asumir responsabilidades en
Dificultad de trabajar en grupo porque están obras de la Compañía como un servicio y no recurrir a
acostumbrados a trabajar solos, coordinando y liderando ellos como una manera de acaparar el poder
Actitudes ambiciosas para ocupar puestos directivos en
La desconfianza hacia los laicos y el no asumir su obras de la Compañía
importancia en la Iglesia Interés puramente económico
Pesa más opinión de jesuita, aunque equivocada, que la Deseo de ganar poder y poco de servicio
de un laico
Algunos jesuitas cerrados a la idea de mayor Falta de sentido de pertenencia a la obra
participación de los laicos
La no comprensión de la situación laical (tener familia y Algunos laicos sobrestiman la capacidad de los jesuitas
dedicarle tiempo, …)
Falta de mirada de conjunto de las distintas obras, llegando algunas veces a transmitir competencia y pelambres
informales de las otras obras
Resistencia de jesuitas y laicos a la coordinación entre sectores y obras; es decir, la falta de compartir una misión
común y sentirse un cuerpo que va en una sola dirección
Falta una mirada más amplia para no encerrarse en proyectos individuales o entre ignacianos
Los jesuitas son itinerantes, mientras los laicos son permanentes en las obras. Esto afecta por el cambio de jesuita ya
que implica a veces estancamiento, al esperar que este se ponga al día y se ubica en la situación. Esto produce mucho
desgaste.
Comprender que el mejor laico no es el “casi jesuita”, ni el mejor jesuita el “casi laico”. Construir la colaboración a
partir de la vocación específica de cada uno.
Hace falta una definición de roles, señalando identidad y diferenciación
Crecer en la aceptación de la idea de que es posible complementarse
Se parte de dos realidades diferentes (cotidianeidad distinta), lo cual obstaculiza el diálogo
Entres las múltiples, variadas y dispersas sugerencias, existe en el trasfondo la petición reiterada de que los
laicos sean más escuchados y que se tenga en cuenta su opinión.
A la Compañía se le pide mayor claridad sobre lo que espera de la colaboración con los laicos y los asociados
(5). Por otra parte, se plantea la necesidad de discernir y ejecutar misiones comunes, sin la sensación de que
el laico sea un agregado a la misión de otro, sino más bien partícipe de una misión común y no impuesta (6);
es decir, una colaboración en igualdad de condiciones en lo referente a las tareas y las responsabilidades, sin
que los laicos sean comodines del momento.
También se sugiere que los jesuitas no deberían descuidar su tarea pastoral, delegando más los asuntos
administrativos y técnicos a los laicos (2) Además, que los proyectos tengan continuidad más allá del jesuita
que los lleva adelante, como también una mayor presencia de jesuitas en las Instituciones de la Compañía. Es
necesario dar a conocer la espiritualidad ignaciana en las obras de la Compañía y difundir más los Ejercicios
Espirituales entre los jóvenes y las parroquias.
Los laicos deberían asumir un rol más protagónico en esta relación de colaboración en la misión. Por
último, también se sugiere la creación de un consejo de laicos y jesuitas a nivel de la Provincia para ir
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pensando y complementando misiones comunes, desarrollando acciones concretas que muestran el deseo
real de un trabajo de colaboración.
Las respuestas presentan una gran dispersión de ideas, pero en los comentarios se percibe un profundo
respeto, cariño, agradecimiento y reconocimiento hacia la Compañía de Jesús, sin desconocer los defectos y
las contradicciones del jesuita. También se agradece la oportunidad que brinda esta consulta para expresar las
propias opiniones e inquietudes. Por último, se insiste en la necesidad de fortalecer y articular mejor la
colaboración entre laicos y jesuitas, superando las evidentes dificultades.
La consulta realizada no tiene pretensiones de representatividad; por ello, no se puede afirmar que sus
conclusiones tengan validez universales (“los laicos en América Latina piensan que…”). Sin embargo, la
calidad ignaciana de sus participantes los convierte en interlocutores válidos para ir reflexionando sobre
algunos temas relacionados con la colaboración entre jesuitas y laicos en la misión.
Sería sensato presumir que la realización del mes de los Ejercicios Espirituales, en forma de continuidad
(23%) o por etapas (2%), o en la vida diaria (47%), ocurre una vez en la vida de un laico. Si esta suposición
es correcta, entonces el 72% de los participantes tienen una sólida base ignaciana, ya que los Ejercicios
Espirituales son la clave fundante de la experiencia de la espiritualidad ignaciana. Por consiguiente, la
muestra de la consulta tiene una empatía y una cercanía con la Compañía de Jesús. En otras palabras, vale ser
escuchada.
Además, no deja de ser interesante observar que las meditaciones que más han marcado son: Principio y
Fundamento, el Llamado del Rey Eterno y la Contemplación para alcanzar amor. Dichas meditaciones son
hitos principales en el proceso de los Ejercicios Espirituales; lo cual confirma la seriedad de la experiencia de
la espiritualidad ignaciana. Aunque, por otra parte, no deja de llamar la atención el hecho de que las
meditaciones de la Tercera Semana no dejan tanta huella en los ejercitantes.
La preferencia por la Compañía de Jesús está claramente marcada por la experiencia de la espiritualidad
ignaciana: los Ejercicios Espirituales, la espiritualidad del contemplativo en la acción (una mística de la
acción que se expresa en el lema ignaciano del “en todo amar y servir”) y el método de la oración. También
se subraya que el modo de proceder del jesuita (dedicación, seriedad, cercanía, apertura, compromiso social,
apertura…) resulta atrayente, creando lazos de acompañamiento amistoso que sabe respetar la libertad de las
personas.
Sin embargo, no deja de ser un interrogante el que la frase colaboración en la misión de la Iglesia no produce
tanta identificación por parte de los participantes (25%), cuando este sentido eclesial está claramente
expresado en el Decreto 13 de la Congregación General XXXIV (1995). Vale la pena preguntarse por la
presencia del sentido eclesial, ciertamente central en la espiritualidad ignaciana, en el laico ignaciano y en el
jesuita.
Un tercio de las participantes (36%) manifiesta que su condición de mujer no ha implicado ni dificultad ni
ventaja en la colaboración. Sin embargo, dos tercios de ellas reconocen una actitud machista en algunos
jesuitas, también debido a la cultura de la sociedad y la historia eclesial. El deseo de ser aceptadas, acogidas y
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respetadas como mujeres, sin ser discriminadas ni minusvaloradas por ello, en la colaboración y en las
decisiones queda muy claro.
Se señalan algunas actitudes concretas que obstaculizan la colaboración entre jesuitas y laicos en la misión.
En el jesuita se destacan con cierta insistencia: (a) el afán de poder, el sentimiento de superioridad, la actitud
del dueño de fundo, el sentimiento de auto-suficiencia, la prepotencia; (b) la dificultad para trabajar en grupo
(individualismo); (c) la desconfianza en el laico y su falta de comprensión de su situación particular; y (d) las
dificultades de su vida comunitaria. Hay una frase impactante que no deja de interpelar: “mucho producir y
hacer, pero poco escuchar y saborear, olvidando que la obra es de Dios y no nuestra”. ¡Son los Ejercicios
Espirituales, base de la vida espiritual del jesuita, que se tornan críticos de su modo de proceder en el
apostolado!
En el laico los obstáculos se expresan en actitudes de: (a) el clericalismo; (b) una falta de formación y de
conocimientos; (c) una carencia de identificación con la obra; y (d) la utilización de la Compañía de Jesús por
razones de prestigio personal, confundiendo el servicio con la ambición personal.
En común entre el jesuita y el laico se señalan como actitudes que entorpecen la colaboración: (a) una falta de
confianza en ambas partes; (b) una ausencia en la claridad de los roles, asumiendo la identidad y la diferencia;
(c) una carencia de mirada de conjunto de las distintas obras y su coordinación; y (d) los jesuitas son
itinerantes mientras los laicos son permanentes en las obras. La distinta cotidianeidad del laico y del jesuita
dificulta el diálogo, pero es preciso comprender que el mejor laico no es el “casi jesuita” ni el mejor jesuita el
“casi laico”, sino la construcción de una colaboración a partir del respeto por la vocación específica de cada
uno.
Las sugerencias para mejorar la colaboración son múltiples y variadas, ya que la pregunta de la consulta era
abierta. Por ello mismo resulta muy significativo el hecho de que se reitera la petición de que los laicos sean
más escuchados y más tomados en cuenta en las decisiones ¿No será el agradecimiento reiterado por haber
sido consultado también eco de este deseo de ser más escuchado? Tanto es así que, en el contexto de las tan
variadas respuestas, el 17% subraya la necesidad de fomentar, promocionar y realizar de manera sistemática
instancias de diálogo entre jesuitas y laicos para conocerse más, compartir informaciones, intercambiar ideas,
reflexionar sistemáticamente sobre algunos temas… También se repite (13%) la petición de ofrecer cursos de
formación para laicos y la necesidad de crear redes ignacianas para fomentar y planificar una misión común
(9%).
Una mayor claridad sobre lo que significa la colaboración, el esclarecimiento de los roles, lo que pide
exactamente la Compañía al laicado ignaciano, reaparece una y otra vez como tema necesario para ser
aclarado.
Se percibe un conjunto de laicos bien formados y muy dispuestos, lo que constituye un gran potencial
apostólico, que, a la vez, pide ser acompañado, convocado y animado. Pero en esta colaboración hay, por una
parte, un cuerpo bien definido (la Compañía de Jesús), algunas instituciones (el 29% de los participantes
pertenecen a la CVX), y un conjunto disperso de obras e instituciones. Entonces queda evidente la dificultad
asimétrica de una colaboración entre laicos ignacianos dispersos en distintas instituciones y obras, y la
Compañía de Jesús. ¿No será la formación de una Red Apostólica Ignaciana una manera de superar esta
asimetría, ya que respeta la diversidad y, a la vez, crea un cuerpo?
Por último, se sugiere que el coordinador provincial de la colaboración con laicos sea sustituido por un
consejo a nivel de la Provincia, formado por jesuitas y laicos, con la tarea de ir pensando y complementando
misiones comunes, desarrollando acciones concretas que expresan el deseo real de un trabajo de colaboración.
Otra vez, ¿no coincide esta petición con el deseo explícito del Padre General1, haciéndose eco del Decreto 13
de la Congregación General XXXIV, de ir creando la Red Apostólica Ignaciana en las distintas Provincias?
1
Cf. Discurso del Padre General a los laicos de espiritualidad ignaciana, pronunciado el 1 de mayo de 2006 en el Colegio San Ignacio El
Bosque (Santiago, Chile).
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ANEXO I
Colaboración entre jesuitas y laicos en la misión de la Iglesia: perspectiva laical
Información previa:
a) Mujer ( ) // Hombre (….)
b) Edad: 18 – 30 años ( ) // 31 – 50 años ( ) // más de 50 años ( )
c) País:
d) Pertenezco a:
Apostolado de la Oración ( )
ASIA ( )
Asociado/a ( )
Centro Fe y Cultura ( )
CVX ( )
Movimiento Eucarístico Juvenil ( )
RAI ( )
Voluntariado ( )
Otra institución (especificar cuál)
Ninguna ( )
2.- En los Ejercicios Espirituales, ¿qué experiencia, o cuál meditación, me marcó profundamente?
3.- Hay distintas formas de colaboración entre laicos y jesuitas. ¿Con cuál de las siguientes modalidades me
identifico más?
a) Colaboración de jesuitas y laicos en la misión de la Iglesia ( )
b) Colaboración de laicos en obras de la Compañía ( )
c) Colaboración de jesuitas y laicos en obras comunes ( )
d) Colaboración de los laicos a la realización de la misión de los jesuitas como religiosos y sacerdotes ( )
e) Otra:
4.- ¿Por qué me siento más cercano a los jesuitas y no a cualquier otro grupo en la Iglesia?
5.- En el caso de ser mujer, ¿encuentro alguna dificultad o ventaja especial, por el sólo hecho de ser mujer, en
esta colaboración entre jesuitas y laicos?
6.- ¿Qué actitud concreta en algunos jesuitas y en algunos laicos veo como un obstáculo en mi deseo de
colaborar en la misión común?
7.- ¿Qué me dispongo concretamente a hacer, según mis capacidades y mis posibilidades reales, como
también según el llamado que el Señor me hace, para ayudar en la colaboración entre jesuitas y laicos?