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HISTORIA MEDIEVAL

FUENTES

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Campesinos y Señores

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
1985

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CAMPESINOS Y SEÑORES

Tomado de: L'économie rurale et la vie des campagnes dans I'Occident


médiéval, Georges DUBY, Ed. Montaigne, Paris, 1962, y L'Europe au
Moyen Age, t. II. Fin IXº siècle- fin XIII siècle. Collection U. Armand
Colin, 1969.

Selección y Traducción: Nilda Guglielmi.

DEPARTAMENTO DE HISTORIA
Cátedra de Historia Medieval

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1) ( Época Carolingia)
El Capitular "de villis et curtis"

1. Queremos que nuestros dominios, que hemos constituido para subvenir a nuestras
necesidades, estén íntegramente a nuestro servicio y no al de otros hombres.

2. Que nuestros domésticos sean bien tratados y no sean empobrecidos por nadie …

3. Que nuestros intendentes se encarguen de nuestras viñas, que corresponden a su oficio, y


las hagan trabajar bien, que pongan el vino en buenas vasijas y que velen diligentemente
para que no se estropee de ninguna manera. Si fuera necesario procurarse otro vino, que lo
hagan comprar en un lugar desde donde se lo pueda conducir a nuestros dominios. Y si
sucediera que se comprara mayor cantidad de ese vino de lo que fuera necesario, que se
nos advierta para que expresemos nuestra voluntad a ese respecto. Que afecten para nuestro
uso el producto de las cepas de nuestras viñas. Que guarden en nuestros celarios los
tributos de nuestros dominios que deben entregar vino...

23. En cada dominio, nuestros delegados criarán vacas, puercos, ovejas, cabras, carneros,
tanto como puedan. Y no deben dejar de cumplir esto de ninguna manera. Que haya,
además, vacas confiadas a nuestros esclavos para que cumplan su servicio sin que por esto
se disminuya el efectivo de los establos o de los arados afectados al servicio del señor.

28. Deseamos que, cada año, durante la Cuaresma, el domingo de Ramos, cuiden, según
nuestras prescripciones, de traer el dinero procedente de nuestros provechos...

30. Queremos que, del conjunto de las cosechas hagan apartar lo que debe estar afectado a
nuestro servicio; de la misma manera, que aparten lo que debe cargarse en los convoyes del
ejército, tanto por las casas como por los pastores, y que sepan cuánto han utilizado para
ello.

32. Que cada delegado vele para tener siempre la mejor semilla, por compra o de otra
manera.

33. Cuando todo sea repartido así, sembrado y hecho, lo que reste del conjunto de las
cosechas será guardado para ser, según nuestras órdenes, vendido o conservado...

36. Que nuestros bosques y nuestros montes sean bien vigilados, que hagan roturar los
lugares que deben serlo, pero que no permitan a los campos acrecentarse a expensas de los
bosques; allí donde 1os bosques deben existir, que no permitan cortarlos o perjudicarlos;
que velen en nuestros bosques sobre la caza; que mantengan para nuestro uso cetreros y
halcones y que recolecten diligentemente los tributos por esos bienes. Y si los
administradores, nuestros administradores y sus hombres, llevan a sus puercos a cebarse en
nuestros bosques, que sean los primeros en entregar el diezmo, para dar el buen ejemplo, y
que luego los otros hombres paguen en su totalidad el diezmo...

45. Que cada administrador tenga a su servicio buenos obreros, es decir, forjadores,
orfebres o plateros, zapateros, curtidores, carpinteros, fabricantes de escudos, pescadores,

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adiestradores de pájaros, fabricantes de jabón, hombres que sepan hacer la cerveza, la sidra
o la perada u otras bebidas, panaderos que hagan panecillos para nuestro uso, hombres que
sepan hacer redes para la caza, y para sacar los enjambres…

54. Que cada administrador vele para que nuestros domésticos se dediquen bien a su
trabajo y que no vayan a perder el tiempo en los mercados…

60. Que de ninguna manera se nombre administradores a hombres poderosos, sino a


hombres de condición mediana, que sean fieles.

2)
Las funciones económicas del gran dominio
EGINARDO.

a) Carta V, a su intendente Maastricht (c. 830).

En nombre de Cristo, el abad Eginardo, a su intendente y fiel, salud.

Has de saber que queremos que envíes algunos hombres a Aix para preparar y
restaurar nuestra residencia y que hagas llegar allí, en tiempo oportuno, y según lo
acostumbrado, lo que nos sea necesario, es decir: harina, grano para hacer cerveza, vino,
queso y lo demás. En cuanto a los bueyes a abatir, queremos que los hagas venir y abatir a
Lanaeken. Queremos que hagas entregar uno de ellos a Hrootlouge, y las partes inferiores y
los intestinos que no puedan ser reservados para nuestro uso, que sean dados a los
domésticos que allí viven. En cuanto a nosotros, si por la gracia de Dios permanecemos
con vida, queremos ir al palacio hacia la fiesta de San Martín. De tal manera queremos que
hagas conocer todo ello a los servidores y que les ordenes, de nuestra parte que cumplan
nuestras necesidades como te ordenamos hacerlo. Adiós.

b) Carta LVI (840).

En nombre de Cristo, Eginardo, abad, a N., salud en el Señor.

Te informamos que tenemos necesidad de cera para nuestro uso y que no podemos
procurárnosla aquí puesto que la recolección de miel ha sido escasa en estos dos últimos
años en esta región...

c) Carta IX (c. 828-830).

En nombre de Cristo, Eginardo, a N. su intendente.

Nos asombramos de que todas las cosas que te habíamos encargado hacer hayan podido
quedar como lo han hecho. Se nos ha informado que de los granos que tú debías enviar a
Mülinheim [hoy Seligenstadt] para hacer harina o malta no has enviado nada, sino treinta

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puercos (y éstos tampoco son buenos, ni siquiera de calidad mediana) y tres modios de
habas. Nada más. Y esto no es todo: durante todo este invierno no hemos visto ni a ti ni a
ningún enviado tuyo que nos diera noticias de allá. Si no podemos obtener de Fritzlar otros
provechos que aquellos que tú nos haces llegar, no sabemos para qué nos sirve esta
posesión. Así, pues, si te preocupas en algo por mantener nuestra buena voluntad, te
pedimos que trates de reparar tu negligencia y que nos hagas saber bien pronto lo que
debemos esperar de ti.

3)
Estructura de un dominio.

Hay en Villanueva un manso de señor con habitación y otras construcciones en


número suficiente. Ciento setenta y dos bonniers de tierra arable que pueden ser sembrados
con 800 modios. Hay 91 arpendes de viña en los que se puede recolectar mil modios, 166
arpendes de prado, en los cuales se pueden recolectar 166 carros de heno. Hay tres
harineros cuyo censo representa 450 modios de granos. Otro no está censado. Hay un
bosque de cuatro leguas de contorno en el cual pueden cebarse 500 puercos.

Hay una iglesia bien construida con todo su mobiliario, con una habitación y las
otras construcciones suficientes. Dependen de ella tres mansos. Hay, repartidos entre el
cura y sus hombres, 27 bonniers de tierra arable y un ansange [medida de superficie], 17
arpendes de viña, 25 arpendes de trigo. Entrega, como "regalo" un caballo. Trabaja al
servicio del señor 9 varas y un ansange y dos varas para el trigo de invierno y encierra
cuatro varas de prado.

Actard, colono, y su mujer, colona, llamada Eligilde, hombres de Saint Germain,


tienen con ellos seis hijos llamados Aget, Teudo, Simeón, Adalside, Dieudonnée, Electard.
Tienen un manso libre que contiene cinco bonniers de tierra arable y dos ansanges, cuatro
arpendes de viña, cuatro arpendes y medio de prado. Proporciona para la hueste cuatro
sueldos de plata y al año siguiente dos sueldos por la entrega de carne y el tercer año, por la
entrega forraje, una oveja con el cordero. Dos modios de vino por el derecho de pastoreo,
cuatro dineros por el uso del bosque: por el acarreo, una medida de madera, 50 tablillas.
Trabaja, para los trigos de invierno, cuatro varas; para los trigos de verano, dos varas. Las
corveas de bestias y de brazos, tanto como está dispuesto. Tres pollos, 15 huevos. Encierra
4 varas del prado.

…Adalgarius, esclavo de Saint Germain, y su mujer, colona, llamada Hairtolde,


hombres de Saint Germain. Este tiene un manso servil. Hadvoud, esclavo, y su mujer,
esclava, llamada Guinigilde, hombres de Saint Germain, tienen con ellos cinco hijos:
Frothard, Girouard, Airolde, Advis, Eligilde.

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Las técnicas. Siglos XI-XIII.

El oficio de los servidores de los arados.

Los servidores de los arados deben ser inteligentes y deben saber sembrar, reparar y
mejorar los arados y los rastrillos deshechos y trabajar bien y preparar la tierra, deben
también saber uncir los bueyes y conducirlos sin golpearlos ni herirlos y deben forrajear
bien y deben guardar bien el forraje, de tal manera que no sea tomado ni robado. Y los
deben [a los bueyes] guardar bien en los prados y en los diversos lugares de pastoreo, y
deben encerrar las otras bestias que se encuentran allí. Ellos y los guardianes deben hacer
cercados y vallas y deben remover y cavar las tierras para secarlas y drenar el agua. Y no
deben desollar ningún buey antes de que se haya visto y se haya averiguado por qué
enfermedad ha muerto. Y no deben llevar fuego a los establos para calentarse ni alumbrar
ni tener ninguna candela a menos que esté en un farol, y en razón de gran necesidad y
peligro.

La roturación organizada por los señores

a) Año 1106.

Federico, por la gracia de Dios obispo de la iglesia de Hamburgo, a todos los fieles
en Cristo, presentes y futuros, bendición perpetua. Queremos que el contrato que gentes de
este lado Rhin, llamados holandeses, han establecido con nosotros, sea conocido por todos.
En efecto esos hombres vinieron hacia nuestra majestad pidiendo insistentemente la
concesión de una tierra tomada en nuestro obispado, hasta ese momento inculta, pantanosa
e inútil, a los habitantes de la región, para cultivarla. De acuerdo con la opinión de nuestros
fieles, juzgando que esto seria úti1 a nosotros y a nuestros sucesores, no hemos rechazado
su pedido y hemos acordado nuestro consentimiento.

Se ha establecido un contrato según los términos del cual, por cada manso de la
mencionada tierra, nos darán un dinero anual. Hemos estimado que era necesario inscribir
aquí las dimensiones del manso, para que en el futuro no haya ninguna discordia entre las
gentes, o sea, 720 varas reales de largo y 30 de ancho con los arroyos que atraviesan la
tierra, que concedemos de la misma manera. Por fin, han admitido, conforme a nuestra
voluntad, darnos el diezmo de los frutos de la tierra, a saber: la undécima gavilla, la décima
parte de los corderos, de los puercos, de las cabras de los gansos; la décima medida de miel
y lo mismo en cuanto al lino; rescatarán por un dinero el potrillo criado hasta la fiesta de
San Martín y el ternero por un óbolo. Nos han prometido que se someterán en todos los
casos a la justicia sinodial según los decretos de los Padres, a la justicia canónica y a las
instituciones de la iglesia de Utecht. Para la justicia y los pleitos, a fin de no sufrir
perjuicios de parte de los extranjeros, se han comprometido a pagar cada año dos marcos
por cien mansos para poder solucionar entre ellos todos los procesos. Si no pueden
solucionar entre ellos los pleitos o la justicia de los asuntos importantes, que apelen al
obispo y, llevándolo al lugar de su residencia para que juzgue la causa, que se encarguen de
su manutención durante su permanencia; recibirán entonces los dos tercios de los derechos
de justicia y dejarán el tercio al obispo. Les hemos concedido el derecho de crear iglesias

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en esta tierra allí donde les parezca útil. Cedemos a esas iglesias para el uso del sacerdote
que las sirva, el diezmo de nuestros diezmos de esas mismas iglesias parroquiales. Los
parroquianos de cada una de esas iglesias se obligan a dar en dote a su iglesia un manso
para las necesidades del sacerdote.

Nombre de los hombres que vinieron a nosotros para establecer la confirmación de


este contrato: el sacerdote Enrique, a quien hemos concedido de por vida las mencionadas
iglesias; los laicos: Helenikus, Arnold, Hiko, Fordolt, Referic, a los cuales concedemos la
mencionada tierra según las leyes del siglo y la convención establecida, y a sus herederos
después de ellos. La redacción ha sido realizada en el año 1106 de la encarnación del
Señor, e1 sexto día de la indicción, bajo el reinado de Enrique III, emperador augusto de
los romanos.

b) Año 1159.

Que sea conocido por todos los fieles presentes y futuros que yo, Wincmann, por la
gracia de Dios arzobispo de la santa iglesia de Magdeburgo, he dado a Heriberto una villa,
llamada Pechau con todas sus dependencias: campos, prados, bosques y estanques, para
cultivarlos y hacerlos fructificar, según el acuerdo concluido entre él y yo. Para los
habitantes que é1 instale sobre esos bienes, yo he instituido esta jurisdicción que se llama
el derecho burgués, para todas las causas y procesos. He concedido en feudo a Heriberto
seis mansos y he entregado en dote a la iglesia un manso para uso del cura. He instituido
también que ni el conde ni el avoué tengan aquí ningún derecho. Es este mismo Heriberto,
y luego su heredero, quien dará justicia en todos los procesos qué deberán solucionar entre
ellos, siempre en presencia de mi intendente. De todos los provechos de la justicia, los dos
tercios me serán entregados a mi o a mi sucesor, el otro, abandonado para uso de Heriberto
o de su heredero. Ninguno de los mansos aquí cultivados serán dados en feudo por mí o mi
sucesor a nadie, y los habitantes quedarán exentos del servicio llamado burgwere (servicio
militar) durante los diez años que sigan a su instalación. Si llegara a ocurrir que Heriberto o
su heredero compraran con esos mismos habitantes alguna cosa en los villorrios
adyacentes, tendrán sobre todas las cosas del derecho que he mencionado más arriba, y
pagarán a perpetuidad a mí o a mi sucesor la tasa anual que debe ser percibida en virtud del
derecho burgués.

c) Contrato de condominio (1113-1129).

El señor Urson, hijo de Nivelon... ha dado a nuestra iglesia... el señorío de toda su


tierra que se llama Bois-Ruffin con todo el bosque, salvo dos aranzadas de tierra que son
seis arpendes de ese bosque a desbrozar, el señor Jeremías de l'Ile había donado
anteriormente a los bosques de Tiron. Con esta única excepción, el mencionado Urson, ha
entregado todo el resto a nuestra iglesia en posesión franca y tranquila; también el señorío
y la justicia de la mencionada tierra, de manera que todos los hôtes que nos plazca llevar
allí quedarán para siempre en nuestra propiedad franca y tranquila, con las casas y los
huertos así como los censos que pesan sobre esas casas y esos huertos…

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El mencionado donante nos ha cedido, además, sobre esta tierra, una casa en el
lugar que elijamos, con una tierra para un arado y prados en cantidad suficiente, libres de
toda costumbre. Él se ha reservado para sí otra casa con el mismo régimen, pero no podrá
venderla ni donarla ni establecer allí hôtes y no podrá tenerla sino para su uso personal.

…En las cosas siguientes, el señor Urson, ha retenido la mitad para él, es decir, en
el abono (abono con lodo), en el censo de los prados y, mientras haya bosques, en la cría de
los cerdos.

A propósito de esos derechos, si los hôtes cometen un delito o si se produce pleito,


el asunto no podrá ser juzgado sino en nuestra corte y por nuestro juicio, sea sobre nuestra
tierra, sea en Arrou. La multa no podrá nunca sobrepasar cinco sueldos, cualquiera sea la
gravedad del delito. De los cuales nuestro monje podrá tomar lo que quiera, y el resto
deberá ser dividido de manera equitativa con el señor Urson.

El señor Urson, si lo desea, podrá nombrar un funcionario para los bienes que ha
retenido en común con nosotros; de la misma manera, nosotros, el nuestro. Si así lo
deseamos, su funcionario nos jurará fidelidad, de la misma manera que el nuestro a él, si
así lo quiere.
……………

d) Año 1154.

Gerungus, por la gracia de Dios obispo de la iglesia de Meissen, a todos, tanto


presentes como futuros que invocan el nombre de Dios, gracia perpetua y paz en el señor.
Queremos que conozcan, tanto nuestros fieles como los venideros, de qué manera he
reunido y establecido en un lugar inculto y casi vacío de habitantes, a hombres vigorosos
que venían de la provincia de Flandes, y cómo he dado en posesión estable, eterna y
hereditaria, a ellos y a sus descendientes, la villa llamada Kühren con el siguiente derecho.
He dado a esos flamencos, en memoria y como signo de posesión, cuatro marcos, ese
villorrio y 18 mansos con todos los usos que ahora existen y que podrán existir en lo
futuro, tanto en los campos como en los bosques, los prados y los pastos, en las aguas y los
molinos, como en los lugares de caza y de pesca. De esos mansos, he concedido uno a la
iglesia con todo el diezmo del mismo; he consignado dos al alcalde de los campesinos que
ellos llaman Schultheiss, pero sin el diezmo. Los restantes mansos, en número de 15, pagan
cada año 30 sueldos y 30 dineros por el derecho que se llama Zip (la baja justicia). Los
hombres mencionados entregan el diezmo de todos sus bienes, a excepción de las abejas y
del lino, y se encargan de los gastos del avoué tres veces por año, por los juicios que deben
tener con ellos y entre ellos con una pequeña escolta. De lo que el avoué o el Schultheiss
perciben en los pleitos, los 2/3 serán entregados al obispo, la tercera parte al Schultheiss.
Que estén en nuestras tierras, libres de teloneo salvo por lo que se venda a los mercaderes.
Podrán vender entre ellos pan, cerveza y carne, pero que no establezcan mercado público
en la villa. En cuanto al resto, los libramos de toda exacción proveniente del obispo, del
avoué, del alcalde o de todo otro hombre. Y para que estos estatutos no sean violados en lo
futuro, los colocamos bajo [la protección de] nuestro ban y los confirmamos por nuestro

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sello en presencia de testigos. Dado el año del Señor 1154, 3º de la indicción, 10º día de las
calendas de diciembre, el primer año del obispado del señor Gerungus.

Las iniciativas campesinas

Año 1156.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Yo, Luis, rey de Francia por la
gracia de Dios, he querido hacer conocer a todos, presentes y futuros, que la controversia
entre el obispo de Senlis y la abadesa de Chelles, a propósito de los diezmos novales en los
bosques que se encuentran en la tierra de la villa llamada Baron, según nuestro consejo y
por nuestra voluntad y con el con sentimiento de los dos capítulos, a saber, el de la iglesia
de Senlis y el de la iglesia de Chelles, ha sido apaciguada y la paz hecha y restablecida
entre ellos. El obispo de Senlis, en todas 1as tierras de los bosques mencionados que son,
fueron y serán cultivados y en las otras tierras de todo el territorio de la villa mencionada,
recibirá cada año el tercio del diezmo y la abadesa de Chelles, los dos tercios, y ellos los
poseerán perpetuamente y con plena libertad. Salvo en los lugares cultivados de la abadesa
que no pertenecen a los bosques y de los cuales la abadesa de Chelles recibirá anualmente
todo el diezmo y lo poseerá con plena libertad. Salvo en todas las tierras que dependen del
derecho del obispo que no pertenecen a los bosques. Salvo, además, en los huertos del
mencionado villorrio, de cuyas tierras y huertos el obispo de Senlis recibirá cada año todo
el diezmo y lo poseerá con plena libertad. El obispo de Senlis recibirá, por otra parte, cada
año, todo el pequeño diezmo de ese villorrio y lo poseerá con toda libertad…

Estos textos han sido traducidos de: L'économie rurale et la vie des campagnes dans
l'Occident médiéval, par Georges DUBY, Ed. Montaigne, Paris, 1962.

* * *

El bosque medieval

1. La profunda selva germánica en el siglo XII.

El castillo [de Hartesburg] estaba situado en la cima de una colina y no se podía


acceder a él sino por un solo camino, también difícil. Las vertientes de la montaña estaban,
por lo demás, sumergidas en la sombra de una inmensa selva que, a partir de allí, se
desplegaba sobre millares y millares de pasos, inmensa y continua, hasta los confines de
Turingia. Cualquiera hubiera sido la diligencia de los asaltantes, no hubieran podido

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impedir a los sitiados entrar o salir. [.....]

[Una noche el rey Enrique IV, que se encontraba bloqueado allí, sale secretamente
con algunos compañeros].

Durante tres días, sin comer, según se dice, marcharon por la inmensa selva,
siguiendo un sendero estrecho y poco conocido que había descubierto su guía, un cazador a
quien la práctica de la caza había hecho más hábil para orientarse en el secreto de 1as
selvas. [.....]

[Avanzan con precaución, temiendo una sorpresa del enemigo.]

A su llegada a Eschwegw, al cuarto día, agotados por la falta de alimento, la falta de


sueño y la fatiga de este largo camino, se encontraban en un estado del mayor agotamiento.

LAMBERT DE HERSFELD, Annales, agosto 1073. M.G.H., Scriptores, t.V.

2. Un eremita: su vida en la selva de comienzos del siglo XII.

Las vastas soledades que se encuentran en los confines del Maine y de la Bretaña
florecían entonces, como un segundo Egipto, en una multitud de anacoretas que vivían en
células separadas, santos personajes, famosos por la excelencia de su modo de vida [.....]

[Entre ellos, uno llamado Pedro].

Éste no sabia cultivar ni los campos ni la huerta; las ramas jóvenes de los árboles,
mediante su trabajo de tornero, le procuraban los platos cotidianos de su mesa. Había
fabricado su casa, todo menos grande, con cortezas de árbol en las ruinas de una iglesia
consagrada a San Medardo. Las tormentas habían abatido la mejor parte de ella. [.....]

[Bernardo, el futuro abad de Tirón, decide vivir con Pedro: una comida los reúne
con muchos compañeros].

Pedro, sin embargo, reflexiona que su mesa, incapaz de nutrir a un solo comensal,
no satisfará a muchos; pero no ignora cómo saciará a sus invitados: se apresura a tomar sus
canastas, penetra en la selva, que rodeaba por todos lados el área de su habitación, arranca
rápidamente arbustos de espinas y de zarzas, despoja de sus frutos a nogales y otros árboles
salvajes. Mientras acumula en sus canastas los frutos de especies diversas, encuentra, en la
hendidura de un tronco, un enjambre de abejas con tal cantidad de cera y miel que se
hubiera creído que esas riquezas salían del mismo cuerno de la abundancia.

Vida de San Bernardo de Tiron, por Geofroy le Gros, ed. Migne, P.L., t. 172, col.
1380-1382.

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3. La selva de Yveline en el siglo XII.

Se trataba de encontrar las vigas. Consultados, los carpinteros parisienses habían


respondido, como los nuestros que, en su opinión, pues faltaban selvas en nuestras
regiones, no las encontraríamos y sería necesario, inevitablemente, trasladarlas desde el
condado de Auxerre. Tal era el parecer unánime y la amplitud de un trabajo tal, el gran
retraso que implicaría para la construcción eran, para nosotros, una gran preocupación. Una
noche, habiéndome acostado, luego de maitines, me puse a pensar que era necesario
recorrer todas las selvas de esas regiones, explorarlas en todas las direcciones por si se
encontraban las vigas en el lugar y evitar así esas tardanzas y afanes. Inmediatamente,
suspendidos todos los trabajos, me levanté muy temprano y, acompañado por 1os
carpinteros y provisto de las dimensiones de los postes, nos apresuramos hacia la selva
llamada Yveline.

Al pasar por nuestra tierra de Chevreuse, convocamos a nuestros delegados que


guardaban nuestros bosques y conocían bien 1os otros, y les preguntamos insistentemente,
mediante la fe del juramento, si lograríamos, sin escatimar esfuerzo, encontrar vigas de esta
dimensión. Sonrieron, hubieran reído si se hubiesen atrevido. ¡Cómo! ¿Nosotros
ignorábamos completamente que en toda esta tierra era imposible encontrar nada parecido?

Ese estado de cosas era debido sobre todo a Milon, castellano de Chevreuse,
nuestro vasallo1 -que tiene de nosotros, al par que otro feudo, la mitad de la selva-: luego
de la guerra que había sostenido durante mucho tiempo contra el rey y contra Amaury de
Montfort2, para edificar sus torres de diversos pisos y sus atrincheramientos, no había
dejado nada en este ámbito que estuviera intacto y en buen estado. Pero nosotros
rechazando sus palabras, contando, por así decir, con la audacia de nuestra fe, comenzamos
a recorrer la foresta y, cerca de la hora de prima, encontramos una viga de buena
dimensión. En una palabra, a través del monte, las espesuras sombreadas, los matorrales
espinosos, nosotros habíamos señalado doce vigas (el número requerido) ante la
estupefacción de todos, especialmente de la gente de la vecindad, antes de la hora nona.

En medio de la mayor alegría se las llevó a la santa basílica y las hicimos colocar en
la parte superior de la construcción para cubrirla, en alabanza y gloria del Señor Jesús
quien, según su voluntad, las había protegido de las manos de los ladrones y guardado para
sí y para sus santos mártires.

SUGER, Libellus de Consecratione ecclesiae S. Dyonysii, ed. Migne, P.L., t. 186, col.
1244-1245

4. Las roturaciones en la selva de Othe, 1132-1232: el ejemplo de la abadía de Dilo


(premonstratenses).
1
Milton III, señor de Chevreuse y advocatus de la abadía de Saint-Denis (antes de 1108-a. de 1155).
2
Amaury, señor de Montfort y, desde 1118, conde de Evreux; muerto en 1137.

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a) Carta de Luis VI en favor de la abadía da Dilo.

En nombre de la santa e indivisible Trinidad. Luis, por la gracia de Dios


victoriosísimo rey de los francos, queremos hacer saber a todos los presentes y a los que
vendrán que, por la salvación de nuestra alma y la de nuestros sucesores, hemos concedido
a los canónigos que viven en Dilo y a todos los que vivan junto a ellos en adelante, todos
los derechos en la selva de Othe necesarios a su uso: construcción del monasterio o de
casas, pastoreo de animales o rebaños o todo otro uso. Les hemos concedido, de la misma
manera, una roturación cercana al mencionado lugar. [Sello, suscripciones, fecha].

M. QUANTIN, Cartulaire général de l'Yonne, t.I, Paris, 1854, p. 288.

b) 1133: Carta de Hugo, arzobispo de Sens.

[Se recuerdan diferentes concesiones: lugar de Dilo, autorización para elegir abad.]

Como el emplazamiento disponible para construir la abadía es exiguo y carece de


amplitud, autorizamos asimismo a los mencionados canónigos, una vez elegido el abad,
para que amplíen de manera suficiente este emplazamiento por medio de roturaciones, para
que puedan construir sus talleres y sus casas, plantar sus huertos y sus vergeles.. Les
concedemos los derechos de uso que les sean necesarios en el resto de nuestros bosques.

[Sello, fecha].

M. QUANTIN, ob.cit., t.I, p. 296.

c) 1155: Compromiso concluido ante Hugo, arzobispo de Sens, entre los canónigos de Dilo
y Giraud de Champlost.

[Entre las cláusulas]

Cecea de la granja de los canónigos, llamada Mercy, Giraud fundó un villorrio.


Luego, las gentes de los alrededores trazaron diversos caminos y senderos a través de los
campos y las labores de los canónigos; él redujo todos esos caminos sólo a dos, los
anteriores. [.....]

M. QUANTIN, Ob. cit., t.I, p. 535.

d) 1169-1170: Carta de Guillermo, arzobispo de Sens, para la abadía de Dilo.

[...] Boson de Champlost e Itier, su hermano, han donado a la iglesia Santa María de Dilo
todo lo que poseían en la selva llamada de Prétain para que la abadía, en la medida en que
quiera y pueda, la roture y cultive. [... ]

12
M. QUANTIN, ob. cit., t. II, p. 271.

e) Hacia 1180-1190: encuestas y testimonios a propósito de una tierra, situada en Villepied,


reivindicada por los monjes de Saint-Pierre-Le-Vif contra los canónigos de Dilo.

[Dilo presenta 27 testigos, entre ellos:]

Odón dice bajo juramento que él ha visto a los señores de Dilo percibir sin
oposición durante 46 años los diezmos anuales que constituyen el objeto del debate. [...]

[Igual testimonio de Hubert de Migennes]

Hury, forestal, dijo bajo juramento que é1 vio cubierta de bosque, antes que fuera
roturada, la tierra que constituye el objeto del debate entre los mencionados abades.

Cuarenta y cinco años han pasado y, desde entonces, él ha visto a los hermanos de
Dilo cultivar esta tierra y recoger pacífica mente sus cosechas. Agregó haber visto plantar
límites para impedir que se roturara más.

Esteban el asno [...] agregó que, cuando en su infancia la tierra fue roturada por
primera vez, é1 obtuvo guisantes, de la cosecha. [...]

Constante [...] vio a los roturadores realizando su trabajo bajo las órdenes del abad
de Dilo. [...]

Andrés [...] participó en persona en la roturación bajo las órdenes del abad de Dilo.
[…]

M. QUANTIN, ob. cit., t. II, pp. 112-113.

Estos textos han sido traducidos de: L'Europe au Moyen Age, t. 2. Fin IXº siècle-fin XIIIº
siècle. Collection U. Armand Colin, 1969.

* * *

13
INDICE
El Capitular "de villis et curtis"…………………………………………………………..3
Las funciones económicas del gran dominio.
Eginardo…………………………………………………………………………………..4
a) Carta V………………………………………………………………………….4
b) Carta LVI.............................................................................................................4
c) carta IX.................................................................................................................4
Estructura de un dominio…………………………………………………………….........5

Las técnicas. Siglos XI-XIII………………………………………………………………6


El oficio de los servidores de los arados……………………………………………………6
La roturación organizada por los señores…………………………………………………...6
a) año 1106………………………………………………………………………….6
b) año 1159 …………………………………………………………………………7
c) Contrato de condominio (1113-1129)……………………………………………7
d) año 1154………………………………………………………………………….8

Las iniciativas campesinas………………………………………………………..………9

El bosque medieval………………………………………………………………………..9
1. La profunda selva germánica en el siglo XII…………………………………….9
2. Un eremita: su vida en la selva de comienzos del siglo XII……………………10
3. La selva de Yveline en el siglo XII…………………………………………….11
4. Las roturaciones en la selva de Othe, 1132-1232: ejemplo de la abadía de Dilo
(premonstratenses)…………………………………………………………………12
a) Carta de Luis VI en favor de la abadía de Dilo…………………………12
b) 1133: Carta de Hugo, arzobispo de Sens…………………………….....12
c) 1155: Compromiso concluido ante Hugo……………………………….12
d) 1169-1170: Carta de Guillermo, arzobispo de Sens, para la abadía de
Dilo………………………………………………………………………...12
e) Hacia .1180-1190 encuestas y testimonios a propósito de una tierra
situada en Villepied………………………………………………………...13

INDICE……………………………………………………………………………………14

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