La Familia Internacional
LA FAMILIA INTERNACIONAL, 1992–2002:
UN PERÍODO DE TRANSICIÓN
Autores: Lonnie Davis y Claire Borowik
Ponencia presentada en el congreso anual
del CESNUR (Centro de Estudios sobre las
Nuevas Religiones) celebrado en Salt Lake City,
EE.UU., del 20 al 23 de junio de 2002
A lo largo de sus 33 años de historia, La Familia
—hoy La Familia Internacional, y antes Los
Niños o Hijos de Dios— ha sido un movimiento
religioso innovador. El decenio de 1992 a 2002 no fue
ninguna excepción. En sus recientes investigaciones
sobre La Familia, el Dr. William Bainbridge, director
adjunto de la División de Información y Sistemas
Inteligentes de la Fundación Nacional para las Ciencias
de EE.UU. (NSF), ofrece la siguiente observación sobre
este período de la historia de nuestra hermandad:
En los años que siguieron al fallecimiento
del líder carismático y que coincidieron
con la llegada a la adultez de la segun-
da generación, era de esperarse que La
Familia se formalizara como cultura está-
tica. Sin embargo, continúa innovando a
ritmo acelerado. Es un movimiento muy
creativo cuando de superar la adversidad
se trata y ha demostrado una notable ca-
pacidad de revolucionar constantemente.
La Familia es como una expedición en
la que se exploran nuevas ideas de la ex-
periencia humana que a la larga podrían
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resultar de gran valor para la sociedad
convencional (Endtime, 172).
.
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David Brandt Berg (1919–1994), fundador de
La Familia —a quien los integrantes del movimiento
también llamaban «Papá» o «padre David»— era
muy partidario de la innovación. Como recuerda el
administrador Peter Amsterdam:
.
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Papá siempre buscaba formas de mejorar
las cosas. Era capaz de cambiar prácti-
camente cualquier cosa a fin de ayudar
a los demás. Esto se hacía particular-
mente patente cuando había aspectos de
La Familia que hacía falta mejorar. No
escatimaba esfuerzos con tal de mejorar
la situación. Cuando veía una necesidad,
tomaba medidas, y no cejaba hasta que
estuviera cubierta. Como dijo él mismo:
«Dios se mueve. Es un Dios dinámico.
Nunca permanece inmóvil. Siempre está
activo, desplazándose, hablando, efec-
tuando cambios en todos los ámbitos de
la creación (Avanzar, párr. 2).
La esposa y sucesora del padre David —María— y
su actual esposo, Peter Amsterdam, han manifestado
también esa característica como nuevos administra-
dores de La Familia. Con relación a la transición que
tuvo lugar en la dirigencia y el papel que sigue desem-
peñando el padre David por medio de mensajes que
se reciben desde «el otro lado del velo», es decir, desde
el más allá, Peter explica:
Sabiendo que Dios es un Dios dinámico
y que Papá —persona afecta a los cam-
bios— ahora nos ayuda invisiblemente
desde la dimensión espiritual, lo menos
que podemos esperar es que el Señor
continúe ayudándonos a avanzar, cre-
cer, progresar y evolucionar. Estamos
convencidos de que el Señor se llevó a
Papá previendo que desde los salones del
Cielo podría ayudarnos de forma mucho
más eficaz y así contribuir a la instaura-
ción de las cosas estupendas que Él tiene
preparadas para Su Familia (Avanzar,
párr. 3).
El objeto central del presente documento son los
numerosos cambios que han tenido lugar durante este
ST025–0401
período de transición, tanto dentro de la estructura
de gobierno de La Familia como en sus métodos de
evangelización de las personas ajenas a sus comuni-
dades.
La Familia ha sufrido cambios importantes desde
la muerte del padre David [en 1994]. Antes de su
fallecimiento, se habían formulado los Estatutos del
Amor [la carta constitucional de La Familia], que
entraron en vigencia poco después. Con ello se pasó
de una estructura dirigente más centralizada a otra de
mayor autonomía a escala local, en virtud de lo cual
cada comunidad elige a sus propios supervisores, gene-
rando así lo que algunos estudiosos de la religión han
denominado un «proceso de democratización». Bajo
esta nueva estructura, los ministerios de La Familia
se ampliaron enormemente y la vida cotidiana de sus
integrantes sufrió grandes modificaciones.
Eso condujo al establecimiento en el año 2000
de una nueva estructura dirigente, que se instituyó
plenamente en 2002. En parte, dicha estructura se
instauró para hacer frente a una serie de nuevos retos
que surgieron al cabo de varios años de vigencia de
los Estatutos. Hablaremos de algunos de los aspectos
en que La Familia maduró espiritualmente, lo cual
condujo a una comprensión más profunda de muchas
creencias fundamentales formuladas por el padre
David y a su puesta en vigor.
A fin de entender mejor la evolución de La Familia
en estos años, es importante también tratar brevemente
la época de persecución o intervención estatal que se
produjo a principios de los 90. Ésta generó cambios
importantes en el movimiento al pasar éste de una
actitud de aislamiento a un enfoque de mayor inte-
racción con la sociedad, sobre todo con sociólogos y
activistas de la libertad de culto. Paralelamente, llevó
a La Familia a desempeñar un papel en la defensa
de los derechos humanos de las minorías religiosas.
Para documentar dichos cambios nos valdremos de
las propias publicaciones del movimiento, así como
también estudios académicos efectuados a lo largo
de dicho período.
Época de crisis: Persecución en Australia,
Francia y Argentina (1992–1993)
E n 1992 se inició un período de intensa persecu-
ción de comunidades de La Familia en diversos
países del mundo. Se orquestaron allanamientos de
gran aparatosidad en los que participaron detractores,
movimientos antisectarios, los medios de difusión y
organismos de seguridad. Al comentar las persecucio-
nes sufridas por La Familia, Bainbridge señala:
En las postrimerías del segundo milenio
del cristianismo existían serias dudas so-
1
En 1992 el padre David pasó a La Familia una advertencia profética en el sentido de que era inminente un período de intensa persecución (Sigue).
© La Familia Internacional, 2004
bre el futuro de la fe en Jesús. El materia-
lismo en EE.UU. y las ideologías de corte
ateo en Europa habían erosionado la fe.
La ciencia iba haciendo suyos cada vez
mayores territorios, dejando a la religión

pocos espacios. Los fundamentalistas y
los evangélicos pelearon la buena batalla,
pero no lograban ofrecer una nueva vi-
sión de Dios que fuera capaz de detener el
arrollador avance del secularismo. Unos
pocos movimientos religiosos de poca
monta cuestionaron el statu quo, entre
ellos La Familia o Los Niños de Dios.
Aunque se trata de un movimiento po-
lémico de una envergadura similar a la
que tenía el cristianismo en el momento
de la crucifixión de Cristo, promete inno-
vación, así como reavivamiento religioso,
eso si logra sobrevivir a las persecuciones.
A lo largo de su historia, La Familia ha
sufrido buenas dosis de persecución a
manos de diversos sectores de la sociedad.
No debiera resultar sorprendente en vista
del alto grado de tensión que experi-
mentó el movimiento con su entorno
sociocultural. La historia contracultural
de La Familia revela oposición a algu-
nas instituciones de corte tradicional
(Endtime, 1).
La Familia tiene por axioma fundamental que
cualquier que crea en Cristo y practique Sus man-
damientos ha de sufrir persecución. Como predijo
el propio Jesús: «Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes
yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia»
(Juan 15:19,20), y: «Todos los que quieren vivir pia-
dosamente en Cristo Jesús padecerán persecución»
(2 Timoteo 3:12).
Si bien los integrantes de La Familia eran cons-
cientes de que podía producirse una persecución en
cualquier momento, la intensidad y frecuencia de las
agresiones padecidas a principios de los 90 tomaron
por sorpresa y desconcertaron a la mayoría1. Las co-
munidades de La Familia sufrieron allanamientos de
tipo paramilitar en Australia, Francia y Argentina. Si
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bien los detalles específicos de dichos allanamientos
difirieron ligeramente, el patrón fue muy similar en
todos ellos. En cada uno de los Hogares, docenas de
.
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policías irrumpieron violentamente acompañados
de representantes de los organismos de protección
del menor y la prensa. Ante el desconcierto y la de-
sazón de padres y madres —a quienes se ordenó no
interferir— y haciendo gala de una absoluta falta de
sensibilidad, los funcionarios despertaron a cientos
.
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 de pequeños, en algunos casos a punta de pistola,
arrancándolos de sus camas y de los brazos de sus
madres para llevárselos en buses y furgones a sitios
cuya ubicación se mantenía en secreto.
Después de los sensacionalizados allanamientos

y posteriores acciones legales a los que se sometió a
La Familia, los tribunales terminaron por sobreseer
a sus integrantes de todo delito y hasta denunciar el
espantoso tratamiento de los mismos y la violación
de sus derechos. En sus resoluciones manifestaron
honda preocupación por el tipo de acción paramilitar
perpetrado contra la hermandad sin que existiera la
menor prueba que respaldara las acusaciones lanzadas
contra la misma. El Dr. James Richardson, profesor
de sociología y estudios jurídicos en la sede de Reno
de la Universidad de Nevada, señaló:
Las acusaciones de abuso de menores
son fuertes y su efecto puede ser muy
punitivo, sobre todo si se lanzan en un
contexto en el que hay una animosidad
preexistente hacia un nuevo movimiento
religioso. El efecto en el grupo atacado
puede ser devastador. Una vez que el
Estado se hace cargo de los niños y los
padres son detenidos, el grupo no tiene
más remedio que la de empeñar todos
sus recursos en la batalla legal para poder
recuperar a los pequeños y lograr la libe-
ración de los mayores. Los allanamientos
llevados a cabo contra La Familia consti-
tuyen un interesante caso experimental
de esta nueva estrategia para combatir
los NMR. Ninguno de los niños de La
Familia tomados en los allanamientos
pasó a la tutela permanente del Estado
puesto que no hubo indicio alguno de
abuso. Ni los funcionarios de las agencias
de protección del menor, ni los agentes
de policía que llevaron a cabo los allana-
mientos, ni los personeros de los movi-
mientos antisectarios que los instigaron
tuvieron en cuenta ese detalle.
En 1993, por ejemplo, los jueces de Barcelona,
España, se refirieron a las acciones oficiales como re-
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miniscentes de la Inquisición española y las calificaron
de «trágico remedo de los centros de concentración
de esos imperios que dejaron de serlo cuando la dig-
.
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nidad humana derribó el muro de Berlín». Cuando
el Gobierno apeló de la decisión ante el Tribunal
Supremo de España, la apelación fue desestimada.
El Tribunal declaró:
Estamos en presencia de una comunidad
.
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de personas compuesta por adultos y ni-
ños que han adoptado una forma de vida
que difiere de las normas generalmente
aceptadas. No se detecta un solo elemen-
to que pudiera permitirnos declarar in-
tención alguna de hacer daño a sus hijos
ni a los otros niños de la comunidad. Los
jueces no pueden ingresar al santuario
de las creencias personales, salvo cuando
comportamientos externos originados de
una ideología particular afecten negati-
vamente derechos legalmente protegidos
(Apelación 3032/93).
En Melbourne, Australia, el 27 de abril de 1993
el juez del Tribunal Superior de Menores Gregory
Levine advirtió que no debían emplearse las leyes de
protección del menor como pretexto para hostigar a
pequeños grupos religiosos como La Familia:
En mi opinión, no fue intención de la
legislatura que los niños de todos los
grupos, organizaciones o sectas de este
tipo fueran objeto de solicitudes de am-
paro como método de acción judicial
mancomunada. Me preocupa que este
tipo de investigación siente un precedente
para la presentación de solicitudes de am-
paro contra otras sectas cuyas prácticas
y creencias difieran de las corrientes de
pensamiento aceptadas por la mayoría.
El 13 de diciembre de 1993, la Cámara Federal
de Apelaciones de San Martín, Argentina, emitió
palabras durísimas contra el juez de primera instan-
cia por su manifiesto prejuicio en el manejo de la
investigación:
Se pone de manifiesto el inicio de una
investigación ilegal en violación de cla-
ras disposiciones de orden público. Tal
modo de actuar ha configurado un uso
arbitrario del poder penal, al desplazar
el proceso del marco de racionalidad
inherente a la fundamental garantía de
la defensa en juicio. Este panorama [...]
se visualiza cual una anacrónica pervi-
vencia del más severo sistema inquisitivo,
aquél en el que se consideraba «brujas» o
«herejes» para que confesaran sus pecados
(Causa nº81/89).
En conclusión, los magistrados argentinos hacen
una resonante declaración acerca de la importancia
de preservar la libertad de culto:
Adoptar actitudes intolerantes con ex-
clusivo apoyo en posturas éticas per-
feccionistas, además de propender a la
 intrusión de la punición penal en la esfera envergadura en igual número de países.
privada de los individuos, abre el camino Al final, dichas acciones legales termi-
a un sigiloso autoritarismo; más aún si naron por beneficiar al movimiento y
se ponen cortapisas a la libertad de creer prácticamente le concedieron inmunidad
y a la posibilidad de expresar libremente contra cualquier acción judicial futura

esa creencia. En modo alguno los jueces
pueden incursionar en la valoración de
lo que se entiende correcto respecto de
creencias morales, políticas y/o religiosas
(Causa nº81/89).
Conocido el veredicto, un periodista argentino
se lamentó:
A los implicados en este proceso judicial
se los ha presentado como fanáticos y
depravados. Sin embargo, una vez que los
hayan absuelto, la prensa no se dará por
enterada. Esta costumbre de provocar el
juicio y la condena del público por medio
de la cobertura sensacionalista distorsio-
na el principio jurídico de presunción de
inocencia (Ruiz).
Ha habido escasa inquietud por los efectos trau-
máticos y angustiosos que tuvo en los niños de La
Familia el haber sido separados tan bruscamente de
sus padres y seres queridos. Pese a haber publicado
las acusaciones y acciones injustificadas de las auto-
ridades en primera plana durante días después de los
allanamientos, en raros casos los medios de difusión
publicitaron la vindicación legal de nuestro movimien-
to. El Dr. J. Gordon Melton —director del Institute
for the Study of American Religion— comentó lo
siguiente en su ensayo titulado Self-consciousness in
the Study of New Religions:
Hay algo que aprender cuando se compa-
ra la cobertura periodística con el historial
judicial, por ejemplo, de la Cienciología,
La Familia, la Iglesia Internacional de
Cristo y los [Hare] Krishna. En parti-
cular, las causas judiciales de La Familia
son muy esclarecedoras. El movimiento
se enfrentó a siete procesos judiciales de

(Self-consciousness).
A pesar de las enormes dificultades y obstáculos
que supusieron las persecuciones, La Familia pudo
extraer muchas enseñanzas valiosas de esas experien-
cias, las cuales contribuyeron a la maduración del
movimiento. María manifestó en junio de 1992:
Ahora comprendemos con claridad
meridiana por qué quiere [Jesús] que
demos la cara, luchemos por Su Verdad
y nos pongamos al ataque, tomando la
iniciativa en vez de simplemente poner-
nos a la defensiva. Está sirviendo para
muchas cosas buenísimas, y una de las
principales es que nos está obligando
a preparar para La Familia toda una
serie de declaraciones nuevas y artículos
sobre muchos temas. En dichas nuevas
publicaciones estamos recopilando y
concretando nuestras creencias, a fin
de que La Familia pueda hablar más
unánimemente y dar un testimonio claro
y resonante al público de cuál es nuestra
posición (Sufre, párr. 3).
La retahíla de persecuciones sufridas por La
Familia a inicios de la década de los 90 marcó el
paso del vertiginoso crecimiento y la transición que se
operaría en el movimiento a lo largo de dicha década.
Los allanamientos y sus consecuencias, así como el
prolongado proceso judicial de tutela que se llevó a
cabo en Inglaterra2, dieron lugar a un período de
autocrítica y de revisión de las normas de actuación,
pautas, forma de vida e interacción con la sociedad en
general (sobre todo con los estudiosos de las nuevas
religiones, los organismos de seguridad, los activistas
de los derechos humanos y la libertad de culto, los tri-
bunales, etc.). La Familia tomó conciencia de la batalla
por la libertad de culto en muchos países y desempeñó
W W W

2
En 1992 la madre de una integrante de La Familia inició una querella en Inglaterra ante el juez Ward, por la cual solicitaba la tutela del hijo de su hija,
que era soltera. El único argumento que presentó para que se quitara la patria potestad a su hija fue el hecho de que pertenecía a La Familia. La abuela
en ningún momento sugirió que su hija fuera una madre inepta ni que el cuidado que le prodigaba a su hijo fuera deficiente, elemento que el magistrado
.
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interviniente tuvo mucho en consideración.

Pese a que la querella se circunscribía estrictamente a una integrante de La Familia y su madre, el juez dedicó varios años a escuchar el testimonio
tanto de ex miembros como de actuales miembros del movimiento, así como también de académicos especializados en religión. También estudió las
publicaciones de La Familia y ordenó que la asistencia social evaluara el estado de las comunidades del movimiento en Inglaterra antes de emitir su
resolución. Las audiencias se prolongaron por espacio de 75 días ―algo sin precedentes―, en los que se presentaron 10.000 páginas de pruebas
documentales. Al cabo de tres años de riguroso trabajo investigativo, en noviembre de 1995 el juez emitió una extensa resolución en la que hizo críticas muy
.

duras contra la anterior forma de proceder de La Familia. Pidió garantías de los cambios que se habían instituido desde entonces, pero también llegó a la
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conclusión de que La Familia había evolucionado positivamente en muchos aspectos. Se declaró satisfecho de que La Familia constituía un ámbito seguro
para la crianza de los niños y en consecuencia dejó la tutela y el cuidado del niño en manos de su madre.
.
 un papel más activo en la misma, además de participar
en entrevistas, estudios académicos, documentales y
actividades oficiales relacionadas con los nuevos mo-
vimientos religiosos. Así, el movimiento pasó de una
actitud más bien aislacionista —adoptada más que

nada en respuesta al auge de actividades antisectarias
desencadenado por la tragedia de Jonestown— a una
en la que se hicieron grandes esfuerzos por expresar
nuestras creencias y brindar a las personas ajenas al
movimiento una comprensión más cabal de nuestras
doctrinas y forma de vida.
Al comentar la mayor apertura que se dio en ese
período, Bozeman observó:
Los allanamientos policiales generaron
cambios drásticos de política: en lugar
de huir, La Familia optó por conseguir
abogados para defender su derecho a vivir
conforme a sus creencias. Al mismo tiem-
po, el movimiento comenzó a resurgir y
marcar presencia pública, sobre todo en
los EE.UU. Los hogares comunitarios
de La Familia —entre ellos, varios de la
zona de la ciudad de Washington— se
abrieron a inspecciones. Representantes
de la hermandad tomaron contacto con
periodistas y académicos para invitarlos
a conocerla mejor (126–135).
Pese a la intensidad de la persecución sufrida por
integrantes de La Familia, sobre todo entre 1992 y
1994, el movimiento siguió evolucionando en as-
pectos importantes, entre ellos el de la educación y
la preparación de los integrantes de la segunda ge-
neración. La mayor conciencia del escrutinio de la
sociedad y el éxito documentado de las iniciativas de
escolarización en casa emprendidas por La Familia
pusieron en evidencia la eficacia de esa preparación
—y en muchos casos, su excelencia—, luego de las
diversas investigaciones judiciales a que fue sometida
la hermandad en dicho período.
Los niños de los Niños de Dios
se hacen adultos (1993)
D esde fines de los 80 y a lo largo de toda la dé-
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cada de los 90, las publicaciones de La Familia
fueron poniendo más atención en la generación joven.
A principios de los 90 el porcentaje de niños y jóvenes
.
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ya era considerable, habiendo alcanzado los dos tercios
del total de integrantes de la hermandad que vivían en
comunidades. A medida que los niños se fueron ha-
ciendo adultos, se hizo patente que la generación mayor
tendría que hacer muchos cambios para poder satisfacer
las crecientes necesidades de los más jóvenes.
.
O R G
El padre David y María habían expresado por
medio de sus escritos que era menester preparar a la
generación joven para cumplir funciones en la admi-
nistración de La Familia y desempeñar un papel clave
en los acontecimientos del Tiempo del Fin predichos
por la Biblia. El padre David estimaba que la segunda
generación sería más fuerte y más pura que aquella
que había dado inicio a La Familia, habida cuenta de
que sus exponentes se habían criado en una sociedad
cristiana utópica y desembarazada de las aspiracio-
nes individualistas y materialistas que imperan en la
sociedad occidental. Él era un visionario, y su visión
para La Familia trascendía la simple forma de vida
comunitaria. Lo que imaginaba era una sociedad
milenarista, en la que primaran el amor y la bondad
y los niños fueran tratados como «príncipes y prin-
cesas del venidero Reino de Dios», es decir, futuros
embajadores del reino de Dios que se ha de establecer
en la Tierra.
La formación académica, moral y espiritual de
los niños cobró una importancia sin parangón y aca-
paró gran parte de los esfuerzos de La Familia, que
durante ese período se dirigieron a hacer «discípulos»
de los niños nacidos en el seno del movimiento. Se
consideraba que su crianza era más importante que
el reclutamiento de personas ajenas a la hermandad.
En general, se consideraba que cada niño nacido en
La Familia estaba predestinado a servir a Dios como
parte de «Su Ejército del Tiempo del Fin». Ello derivó
en que la mayoría de los integrantes del movimiento
no estuvieran preparados para la posibilidad de que
uno o más de sus hijos optaran por una vida secular.
La Dra. Charlotte Hardman, catedrática de religión de
la Universidad de Newcastle Upon Tyne (Inglaterra),
comentó:
Los niños de La Familia han sido socia-
lizados de forma muy eficaz en la ética
y concepción del mundo de sus padres.
Tienen un papel importante que desem-
peñar en el futuro del movimiento como
líderes del nuevo milenio, los «hijos del
Señor del Tiempo del Fin». El mundo
ajeno a La Familia necesita salvación con
apremio; por muy atractivos que se vean
sus frutos prohibidos, los niños de la her-
mandad tienen un sentido claro de que
lo que está bien tiene base en la Biblia.
Al escucharlos hablar uno se da cuenta
de que tienen una confianza absoluta en
una autoridad externa. Cualesquiera que
sean sus sentimientos, su concepción de
sí mismos y de la ética es que en última
instancia deben buscar orientación en la
Palabra de Dios (240).
Sin embargo, desde los inicios mismos del mo-
vimiento el padre David expresó la importancia de
que cada generación tomara por sí misma la crucial
decisión de invertir su vida en el servicio de Dios y el
prójimo, y entendía que no todos optarían por eso.
Al respecto afirmó:
Alguien dijo una vez que Dios no
tiene nietos. Y es cierto. No hay cristianos
de segunda generación. Cada generación
tiene que marginarse o claudicar, lo uno
o lo otro. O da brotes nuevos, o muere
en la vid y se seca.
Sucede muy a menudo. La primera
generación, que luchó, sangró y murió
por su libertad, es la que realmente la
aprecia. A los de la siguiente no les costó
nada. Se la dieron gratis, ¡por lo que no
tienen mucho interés en luchar, sufrir y
morir por ella! Lo único que quieren es
disfrutarla. No les costó tanto, así que les
resulta imposible apreciar su valor.
Ustedes, los jóvenes, ¿están en La
Familia solo porque están sus padres
o porque no tienen otro sitio a dónde
ir? ¿O simplemente porque parece ser
una forma de vida bastante buena, que
ofrece muchas bendiciones y beneficios?
En lo que respecta a nuestro libre albe-
drío, cuando Dios nos llama y desea
tratar personalmente con nosotros, no
podemos escudarnos en los demás. Él
quiere que cada uno tome su decisión
por fe, conforme a su propia fe, y que
se consagre a Su obra por convicciones
propias, no basándose en las mías, en
las nuestras, en las de sus padres o en las
de sus amigos, sino en las suyas propias
(Juvenil, párrs. 34, 36–38).
Durante este período se lanzaron iniciativas como
la Revolución para alentar a cada uno, que propi-
ciaba una mayor participación de los jóvenes en la
organización y ofrecía a los integrantes de la segunda
generación tareas importantes y mejores oportunidades
de servicio. María afirmó:
La mayoría de nuestros jóvenes adul-
tos [entre 18 y 20 años] llevan por lo
menos 18 años en La Familia, que viene
a ser más tiempo del que han estado
con nosotros muchos adultos [que se
integraron a La Familia de mayores].
Desde que nacieron, esos adultos jóvenes
han recibido a torrentes la Palabra y los
principios de La Familia. Por eso opina-
mos que ya es hora de permitirles poner
en práctica todo lo que han aprendido
y de ponerlos en una situación en que
tengan ocasión de aplicar la preparación
recibida.
Adultos, uno de los primero pasos
que tenemos que dar es empezar a ver a
nuestros adolescentes desde una nueva
perspectiva, empezar a verlos como los

príncipes y princesas que han llegado
a ser y que el Señor, por intermedio de
Papá, prometió que serían. Ha llegado la
hora. Tenemos que soltarlos y concederles
libertad. Es preciso que empecemos a
verlos como personas responsables, ca-
paces de hacer cosas fenomenales para el
Señor. Es preciso que empecemos a verlos
como los ve Dios. Es preciso que los
empecemos a tratar como colaboradores
en el Señor, con la misma capacidad y
potencialidad que tenemos nosotros de
hacer cosas extraordinarias para Él (PER,
párrs. 66, 31).
Para entender mejor las deficiencias y otros as-
pectos de los programas de La Familia que había
que modificar en consideración a los jóvenes, María
realizó una encuesta entre un segmento importante
de miembros de la segunda generación y recibió mu-
chas cartas en las que expresaron con toda franqueza
los cambios que a su parecer había que llevar a cabo
en La Familia con el fin de que los jóvenes tuvieran
mayor participación. En términos prácticos, a la postre
dicha iniciativa se tradujo en la inclusión de un gran
porcentaje de miembros de la segunda generación
en la estructura dirigente a todo nivel. Han pasado
nueve años desde entonces, y casi el 40% de los in-
tegrantes que desempeñan funciones administrativas
en La Familia son de la segunda generación. En una
publicación reciente Peter Amsterdam aludió a esa
tendencia:
Actualmente, el 40% de los DC [di-
rectivos continentales] son ASG [adultos
de la segunda generación], el 31% de los
SV [siervos visitadores, que supervisan
los Hogares] son también ASG, y otro
12% son personas que se unieron a La
Familia con veintitantos años y ahora
tienen entre 30 y 40. Así que el 44% de
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los SV tiene entre 20 y 40 años. Aunque
al momento de redactar esta Carta no
contamos con todos los datos de las jun-
.
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tas, ocho de las doce regiones del mundo
ya nos han enviado informes, y siete de
ellas están presididas por adultos de la
segunda generación.
En las unidades de WS [adminis-
tración de Servicios Mundiales], el 46%
.
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son ASG o jóvenes de 16 y 17 años. Los
comités de publicaciones están integrados
 en un 58% por ASG, y todos ellos están
presididos por ASG. A nivel de Hogar,
todo mayor de 16 años puede formar
parte del equipo directivo del mismo, es
decir, puede participar en su conducción.

No contamos con estadísticas a escala
mundial sobre el porcentaje de directivos
de Hogar que son de la segunda genera-
ción, pero calculando grosso modo diría
que se sitúa entre el 30 y el 40 por ciento
(Profesionales, párrs. 199-201).
Si bien no cabe duda de que esa transición tuvo
éxito, María y Peter han abordado muchas cuestio-
nes más presentadas por la segunda generación y
han expresado con toda franqueza que saben que
muchos miembros de dicha generación optarán por
una carrera secular en vez de hacer profesión en La
Familia. María dice:
No me entiendan mal. Creo que un
mayor contacto con el Sistema por parte
de los jóvenes, su mayor cuestionamien-
to de las cosas y su actitud más liberal
tienen tanto sus pro como sus contra, y
me parece que el Señor se está valiendo
de eso. En algunos aspectos contribuye
a que nuestros jóvenes decidan si quieren
estar en La Familia de todo corazón o si
prefieren marcharse. Tienen una mayor
oportunidad de ver cómo es el mun-
do, y algunos están dándose cuenta de
que prefieren estar fuera de La Familia
(Perlas, párr. 88).
Refiriéndose a esa transición, Bozeman comen-
ta:
Según parece, el movimiento está pasan-
do por un período de renovación interna.
Una incipiente segunda generación de
miembros está en el proceso de hacer
suyo el mensaje del padre David; con
ese objetivo, La Familia atraviesa una
transición en la que está decidiendo qué
debe conservarse del pasado y qué debe
W W W
abandonarse. Al menos desde el punto
de vista sociológico, se trata de una sabia
estrategia: En un movimiento en el que
.
L A F A M I L I A
históricamente ha habido un prome-
dio de seis niños por familia, la primera
generación ha pasado a ser una mino-
ría. En vez de resistirse a esa corriente
demográfica, La Familia le ha dado la
bienvenida propiciando que los jóvenes
.
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ocupen puestos de peso dentro de la
comunidad. Eso trae aparejadas nuevas
interpretaciones del mensaje del movi-
miento, que fueron formuladas durante
el auge capitalista de los 80 y el apogeo
cibernético de los 90 en vez de producirse
durante la contracultura y la revolución
sexual de los 60 y 70 (126–135).
Un creciente número de miembros de la segunda
generación abandonó el movimiento en la última déca-
da. Algunos afirman que eso invalida las predicciones
del padre David de que los de la segunda generación
se convertirían en discípulos sólidos. Peter abordó el
tema en una publicación reciente, en la que señaló
que aunque muchos jóvenes han decidido abandonar
el movimiento, los que han optado por quedarse son
discípulos muy consagrados y excepcionales.
Puede que algunos piensen: «Sí, pero
muchos de la segunda generación se han
ido». Es cierto, bastantes se han ido. Pero
les diré una cosa: He visto a muchos
discípulos de la segunda generación que
están muy comprometidos, que trabajan
arduamente y exhiben un alto grado de
consagración; no sólo en este Hogar [de
Servicios Mundiales], sino también en
otros. Los 43 directivos continentales y
siervos visitadores de la segunda gene-
ración son discípulos de primera. En el
curso de los 25 viajes que he hecho en los
últimos cinco años, he conocido a algu-
nos discípulos fantásticos de la segunda
generación, misioneros fogosos y futuros
dirigentes. Hay jóvenes formidables y
muy entusiastas en toda La Familia.
Los hay que tienen familias numerosas y
viven por fe en las misiones, plenamente
dedicados a la prédica del Evangelio,
criando a sus hijos y entregándolo todo
por el Señor cada día.
Cuando me dicen que la segunda
generación no está saliendo adelante y
que muchos se están yendo, les respondo
que es menor el porcentaje de la segunda
generación que se ha marchado que el de
la primera que se ha ido a lo largo de los
años. En realidad, nos va mejor con la
segunda generación que con la primera. Y
a los que se fueron —tanto de la primera
como de la segunda generación— hay
que reconocerles el mérito por haber
perseverado tanto tiempo antes de irse.
Contribuyeron a hacer de La Familia lo
que es en la actualidad. Formaron parte
de nosotros, cumplieron servicio junto
a nosotros, amaron, lloraron y rezaron
con nosotros. Demos gracias por ellos y
 por los años de servicio que entregaron
al Señor y La Familia (Era, párrs. 40,
41, 45).
Fallecimiento del padre David / Entrada en
vigor de los Estatutos (1994–1995)
L os años 1994–1995 fueron un período de suma
importancia en la historia de La Familia a raíz
del fallecimiento del padre David a fines de 1994. Si
bien constituyó un cambio sin precedentes para los
integrantes de La Familia, la transición del liderazgo
ya se había realizado a lo largo de varios años anteriores
a su muerte y por ende, la transición final se produjo
sin problemas. El Dr. James Chancellor, profesor
de Religiones del Mundo del Seminario Teológico
Bautista del Sur (Louisville, EE.UU.), comentó:
La transferencia de la autoridad te-
rrenal llevaba varios años realizándose,
por lo que el manto del padre David
recayó con facilidad sobre María y su
consorte, Peter Amsterdam. Es todavía
prematuro evaluar todas las repercu-
siones que tendrá el fallecimiento del
padre David. En el corto plazo, los chicos
no perdieron un paso. La composición
del movimiento permaneció estable. En
términos de ministerios, testificación y
almas salvadas, 1995, 1996 y 1997 fue-
ron los mejores años de la historia de La
Familia. Si bien la transición del padre
David a María transcurrió sin sobresal-
tos, La Familia cambió dramáticamente
en 1995: Servicios Mundiales publicó y
puso en vigor los Estatutos del Amor, o
simplemente, los Estatutos.
Los Estatutos contienen las creencias
fundamentales y formulan los derechos
y deberes básicos de los discípulos, así
como también la normativa y pautas
para la vida en comunidad. Servicios
Mundiales conserva la autoridad general,
pero la vida cotidiana se ha encaminado
por derroteros mucho más democráticos.
Se recomienda encarecidamente a los
discípulos que «vivan conforme a su fe»
con un mínimo de supervisión de parte
de la estructura dirigente (32–33).
Antes del fallecimiento del padre David, se había
analizado minuciosamente el estado de La Familia y se
habían determinado aspectos que requerían atención o
cambios. Se hicieron esfuerzos para introducir las mo-
dificaciones necesarias a fin de propiciar el crecimiento
y la expansión, que eran esenciales. Peter Amsterdam
expresó estos principios en la recapitulación que realizó
sobre la evolución y los cambios experimentados por
La Familia a lo largo de su historia:
A lo largo de nuestra historia hemos
pasado por diversos cambios y revolu-

ciones que alteraron nuestros métodos
y normas de actuación. Dichos cambios
generalmente llevaron a La Familia a
moverse en una de dos direcciones: ha-
cia una mayor autonomía individual y
de cada Hogar, o hacia menor libertad
y un pastoreo más estricto y restrictivo
tanto a escala de Hogar como indivi-
dual. Cuando se impusieron reglas más
estrictas y un pastoreo más estrecho fue
para contrarrestar problemas derivados
de libertades que se habían concedido,
y cuando se viró hacia una mayor auto-
nomía fue para resolver las dificultades
causadas por la imposición de controles
más rigurosos.
Luego de 25 años de historia, di-
ríase que nuestra meta —en materia de
estructura interna— ha sido dar con
un buen término medio para permitir
a todo el mundo conducirse conforme a
su fe e iniciativa personal pero también
de conformidad con las pautas de La
Familia. No ha sido fácil encontrar ese
equilibrio entre la iniciativa personal y
un control que no resulte sofocante. La
Familia en muchos casos se ha visto so-
metida a movimientos pendulares de un
extremo al otro. Ha habido épocas en que
hemos tenido una estructura muy ligera,
con escasos dirigentes, y otras en las que
nos fuimos al extremo opuesto, en que
se impusieron excesivas restricciones y
hubo una estructura directiva asfixiante
(Avanzar, párrs. 10, 12–14).
A raíz de dicho período de análisis, se formularon
los Estatutos de La Familia, que fueron la culminación
de un año de trabajo y contaron con el aval del padre
David poco antes de su muerte. Los integrantes del
movimiento escribieron docenas de informes en los
W W W
que exponían su punto de vista sobre aspectos en los
que había que reevaluar, mejorar o reorganizar La
Familia. Durante gran parte de 1994 se estudiaron
.
L A F A M I L I A
dichos informes en un proceso consultivo y se redactó
un borrador de los Estatutos con miras a acoger las
inquietudes de los miembros. El borrador se estudió
en reuniones-taller celebradas en diversas partes del
mundo, a las que acudieron delegados que representa-
ban todos los aspectos de la vida de La Familia y todos
.
O R G
los grados de mando. Se reunieron y compilaron sus
aportes y opiniones sobre lo que había que mejorar y
 sus consejos sobre cómo llevarlo mejor a la práctica. En
total, casi 250 miembros estudiaron un borrador de
trabajo y entregaron 700 páginas de recomendaciones,
comentarios y revisiones.
El producto final fue un documento normativo de

400 páginas compuesto por dos cuerpos principales:
los Estatutos de La Familia y las Reglas Fundamentales
de La Familia. Los Estatutos estipulan los principios,
metas y creencias elementales del movimiento y codifi-
can sus métodos de gobierno. Las creencias y prácticas
vigentes que se consideraban esenciales se extrajeron
de decenas de miles de páginas de publicaciones de
La Familia y se formalizaron en un solo documento.
Así, se tiene fácil acceso a los principios y reglas más
importantes de La Familia, que antes estaban dispersos
por todas las publicaciones del movimiento.
Al comentar la puesta en vigor de los Estatutos,
Melton señala:
En febrero de 1995 La Familia adoptó
una nueva constitución: los Estatutos del
Amor, considerados el obsequio de parti-
da de Berg. Éstos establecen los derechos
y deberes primordiales de los integrantes,
así como también las creencias y patrones
de conducta a los que se espera que éstos
se adhieran. Respondiendo en parte al
trauma por el que ha pasado el movi-
miento, los Estatutos representan un
gran esfuerzo por delinear no solo los
deberes, sino también los derechos de
cada integrante. Entre éstos se cuentan
el derecho a la libre determinación, la
iniciativa personal, el cultivo de dones y
talentos, elección de lugar de residencia
y de forma de atención médica. Todos
los miembros adultos pueden votar por
cualquier asunto que se presente en el
Hogar y pueden ser candidatos a un
puesto directivo dentro del mismo. A los
padres se les asigna la tarea del cuidado
de sus hijos y el hogar vela para que los
padres tengan el tiempo y los recursos
necesarios para hacerlo adecuadamente.
Cada hogar se hace cargo colectivamente
de la educación hasta el nivel secundario
W W W
de todos los menores que residen en él
(Bambini).
.
L A F A M I L I A
El propósito principal por el que se formularon
los Estatutos fue proporcionar una estructura de go-
bierno bien definida, y a la vez enunciar claramente
las normas de actuación, las reglas y los principios
a los que se exige que se adhieran los integrantes de
La Familia. Dentro de esas pautas, se brinda amplia
.
O R G
libertad para que los miembros actúen conforme a sus
convicciones personales y para que se desenvuelvan
libremente de acuerdo a su propia iniciativa. De tiempo
atrás el padre David y María albergaban el deseo de
que los integrantes de La Familia pudieran seguir al
Señor conforme a la Palabra de Dios con un mínimo
de intervención por parte de la directiva, manteniendo
al mismo tiempo ciertos patrones en común que eran
necesarios para que la hermandad funcionara unida.
Los Estatutos establecieron un marco de referencia
claramente definido dentro del cual se podía lograr
ese objetivo.
La mayor autonomía y democratización de los
Hogares introducida por los Estatutos resultó ser de-
cisiva en el sentido de que aportó soluciones a muchos
aspectos problemáticos y una mayor diversidad de
oportunidades para los integrantes de las bases. Ello se
tradujo en una expansión inmediata. Los miembros de
La Familia establecieron misiones en nuevos países y se
embarcaron en iniciativas de predicación novedosas y
en obras de evangelización social. Para fines de 1995,
menos de un año después de la entrada en vigor de
los Estatutos, se registró un incremento de 117% en
el número de Hogares; las estadísticas de testificación
personal, distribución de impresos y almas conducidas
a Cristo fueron más de un 50% superiores a las del
año anterior; se establecieron obras nuevas en Kenia,
Nigeria, Eslovenia, Bulgaria, la República Checa,
Eslovaquia, Letonia, Ucrania, Mauritania, Vietnam,
Camboya, Laos, Birmania y Turquía (David, Nación,
párrs. 15, 16).
Chancellor pone de relieve otro aspecto vital de los
Estatutos: el ímpetu que dio al proceso ya iniciado de
incorporación de la segunda generación de discípulos
al gobierno y la conducción del movimiento:
Los Estatutos del Amor revolucionaron la
vida de la segunda ola de la generación
joven. Aunque todavía tienen concien-
cia de pertenecer a una organización
estructurada y altamente disciplinada,
tienen una sensación de libertad, res-
ponsabilidad y oportunidad que sus her-
manos mayores no conocieron. Llevan
una cuota importante de la carga de los
ministerios y del liderazgo en los hogares
de Asia y las Américas. En años recien-
tes, Europa Oriental y el África se han
vuelto uno de los focos principales de la
obra y el crecimiento de La Familia. Los
jóvenes constituyen la vanguardia de la
testificación en esos campos de misión
nuevos (242).
Iniciativas de reconciliación
con ex integrantes (1994–2002)
O tra iniciativa digna de mención en la historia de
La Familia tuvo su inicio en 1994 y se deno-
minó el ministerio de la reconciliación. Representó
un esfuerzo concertado por fomentar la fraternidad
y una mayor integración entre los círculos concéntri-
cos de miembros de La Familia, así como también
lograr la reconciliación con ex miembros. El ímpetu
de esto provino tanto de los ex miembros como de
los integrantes actuales, y enseguida recibió el apoyo
de la dirigencia. Un paso importante para iniciar el
proceso de reconciliación fue la publicación de nuestra
Carta abierta de La Familia en una publicación de
ex miembros conocida como No Longer Children3.
El objetivo declarado fue el de reconciliar diferencias
con ex miembros que tenían quejas contra La Familia,
ya fuera de la época en que había formado parte del
movimiento o a causa de la falta de comunicación con
integrantes del movimiento después de su partida.
Consideramos que la iniciativa tuvo éxito, puesto que
se tomó contacto con un gran número de antiguos
discípulos. También se brindó asistencia para que
aquellas personas que habían perdido contacto con sus
seres queridos después de haberse marchado pudieran
volver a comunicarse con ellos.
Como parte de esa iniciativa de reconciliación,
en julio de 1996 Peter Amsterdam fue a una reunión
de fraternidad de tres días organizada por un Hogar
de miembros asociados de Maryland, EE.UU., a la
cual asistieron miembros regulares, asociados y ex
miembros. Un aspecto importante de esa reunión
y que constituyó un paso más hacia el cierre de la
brecha, fue la lectura de una carta formal de María a
los ex integrantes en la que se disculpaba en nombre
de la dirigencia de La Familia.
Como es natural, persiste aún cierta tensión con
algunos sectores de ex miembros. No es nuestra in-
tención dar a entender por lo antedicho que se hayan
resuelto todas las diferencias. Pero sí ilustra el compro-
miso constante de La Familia con la reconciliación.
Bozeman resumió los esfuerzos hechos por La Familia
al respecto en su ensayo Field Notes—the Family/
Children of God under the Love Charter:
En 1994 La Familia también dio inicio
a una acción coordinada cuyo fin era
comunicarse con ex componentes de
la agrupación por medio de la corres-
pondencia y la publicación No Longer
Children (un boletín publicado por ex
miembros); también se estableció un
número de cobro revertido (1–800–
4–AFAMILY) para tal efecto. Quizá
lo más importante de todo haya sido
la carta publicada por María en 1996
en la que se disculpaba por anteriores
actitudes intolerantes y «poco amorosas»
que afectaron a los ex miembros.
3
No Longer Children fue un grupo de ex componentes que hicieron campaña contra La Familia en la década de los 80.
En 1994 también se hizo evidente que había que
abordar la cuestión de la partida de los miembros de
la segunda generación. Peter Amsterdam señaló:
Hemos aceptado como un hecho inevi-

table que con el tiempo algunos jóvenes
nacidos y criados en La Familia opten
por abandonar el movimiento para se-
guir otras carreras. Somos conscientes
también de que debemos hacer cuanto
esté en nuestras manos para que la tran-
sición les resulte lo más llevadera posible,
brindándolos nuestro amor y apoyo in-
condicionales (Ministerio, 9).
En septiembre de 1992 WS publicó una Carta
de María titulada Cuando un joven deja La Familia,
que marcó la pauta sobre la forma de proceder de
nuestro movimiento en relación a los discípulos de
la segunda generación que abandonaban nuestras
filas. Escribió:
Como se trata de algo que nos afecta
emocionalmente, puede que nos cueste
comprender que en la mayor parte de
las iglesias y confesiones religiosas muy
pocos hijos de misioneros se quedan para
siempre con sus padres en las misiones.
En uno u otro momento, la mayoría re-
torna a su país de origen y con frecuencia
opta por una carrera totalmente distinta.
Anteriormente creo que en cierto modo
nos hemos resistido a reconocer que cada
uno de nuestros jóvenes se halla frente
a una disyuntiva y tiene que tomar una
decisión personal.
Ni siquiera hemos querido plantear-
nos que algunos pudieran optar por otra
cosa que no sea servir al Señor en La
Familia y ser misioneros. Creo que pro-
bablemente algunos integrantes de La
Familia han hecho lo indecible por no
hablar de ese tema, de que tenemos que
presentarles esa alternativa.
Hemos hecho todo lo posible por
aferrarnos a ellos, hasta el punto de tra-
W W W
tar de convencer a algunos para que se
quedaran con nosotros cuando hacía ya
tiempo que era evidente que no deseaban
.
L A F A M I L I A
estar en La Familia. Sea lo que sea que
hagan o decidan, o por mucho que se
descarríen, nunca dejaremos de amarlos
(Joven, párrs. 3, 11, 12).
Este tema se trató más a fondo en años posteriores.
.
O R G
 En los Estatutos se incluyeron recomendaciones para
que los padres ayudaran a sus hijos ya mayores a esta-
blecerse en la sociedad, los asistieran en la obtención
de certificados de estudios, empleo, etc. Chancellor
comentó al respecto:

Más que ningún otro factor, el éxodo
de los jóvenes llevó a la dirigencia de
La Familia a replantearse su relación
con el mundo exterior. El movimiento
ha aceptado que es inevitable que una
buena cantidad de jóvenes abandonen
la hermandad. Habiendo asumido la
realidad de la partida de muchos jóvenes,
en algunos sitios La Familia ha iniciado
un floreciente reclutamiento de nuevos
discípulos ajenos al movimiento. El nivel
de energía es alto (249–250).
El proceso de democratización en curso
iniciado por los Estatutos (1998–2002)
A principios de 1998, tres años después de la
entrada en vigor de los Estatutos, María y Peter
analizaron el giro que había dado La Familia a raíz
de ello y del proceso de democratización que se inició
en aquel momento. Se recibió una gran diversidad de
mensajes proféticos en los que se confirmaba la ne-
cesidad del cambio que se había instituido. Durante
una reunión de la dirigencia de La Familia en 1998
—apodada Cumbre 98—, se dedicó mucha oración,
debate y profecías a la revisión de los Estatutos y a los
efectos que su entrada en vigor tuvieron en la práctica.
Peter dijo: «Queríamos analizar si habían tenido el
efecto previsto cuando entraron en vigencia y debatir
los problemas —algunos nuevos, otros antiguos— sur-
gidos desde entonces» (Deberes, párr. 6).
Al analizar los progresos y dificultades, se hizo
patente que la difusión del libre albedrío y la autonomía
habían generado una nueva serie de complicaciones
y retos, si bien en el diagnóstico final quedó claro
que las soluciones y los progresos aportados por los
Estatutos hasta entonces superaban con creces los
problemas generados. Como dijo Peter en un análisis
para La Familia:
W W W
[Los Estatutos] garantizaron la li-
bertad individual y la autodetermina-
ción, que en general se tradujo en que
.
L A F A M I L I A
cada miembro de La Familia esté más
contento, lo que a su vez significa que
La Familia está más contenta a pesar de
los inconvenientes causados por el mal
uso de esas libertades.
Lo que intento transmitir es que
.
O R G
aunque a escala de movimiento los in-
tegrantes de La Familia hemos tenido
que sufrir un poco en estos tiempos de
decisión y preparación, el beneficio neto
ha sido que cada uno se ha fortalecido.
De las cenizas ha surgido belleza, de la
adversidad hemos extraído fortaleza. Ha
sido difícil, pero a raíz de ello todos nos
hemos fortalecido.
Papá, Mamá y yo ya habíamos pre-
visto estos problemas, y nos preocupa-
ban; pero de todas maneras el Señor nos
animó a instituir los Estatutos, pues para
sobrevivir, seguir progresando y crear
oportunidades para la iniciativa indivi-
dual, La Familia necesitaba liberarse de
la forma en que se había conducido hasta
entonces (David-Amsterdam, Futuro,
párrs. 30, 70, 24).
A mediados del 2000, Peter hizo una reseña de
los cambios —tanto positivos como negativos—
suscitados por los Estatutos en La Familia, así como
también de las medidas tomadas para preservar el
fundamento doctrinario del movimiento:
Con la puesta en vigor de los
Estatutos se hizo evidente el contraste
entre las personas que habían decidido
estar en La Familia por el Señor y la
obra, y las que habían optado por que-
darse solamente por complacencia con la
forma de vida y sus beneficios y porque
no tenían que hacer muchos esfuerzos.
Aprovechándose de las libertades otorga-
das por los Estatutos, pudieron quedarse
sin poner mucho de su parte para ser
discípulos.
Eso causó conflictos debilitantes y
disensiones. A consecuencia de ese con-
flicto interno entre quienes realmente
querían hacer la voluntad de Dios y los
que simplemente estaban apegados a la
vida en comunidad, se debilitaron la co-
hesión de La Familia, su unidad, el amor
y los objetivos e ideales comunes.
Estamos avanzando, y el Señor tiene
grandes planes para nosotros de cara al
futuro. Tanto es así que no puede tener
miembros de estatuto que no estén entre-
gados de lleno o que solo permanezcan
en La Familia porque les gusta nuestra
forma de vida. No dará resultado. Jesús
necesita discípulos de estatuto realmen-
te consagrados, personas que vivan la
Palabra en su plenitud, que la crean, la
pongan por obra, la acepten y la apliquen
personalmente.
Ha sido doloroso que personas a las
 que amamos —amigos y compañeros
de trabajo— tomaran decisiones que
las llevaron a abandonar el servicio al
Señor a plena dedicación. Sin embargo,
su alejamiento de La Familia de estatuto
no nos debilita; al contrario, nos forta-
lece. Será mucho más fácil iniciar la era
de la acción con discípulos totalmente
entregados que quieran practicar la vida
de fe, en vez de llevar a rastras a personas
que no nos acompañan en espíritu, que
no creen lo mismo que nosotros o no se
consideran capaces de llevar la rigurosa
vida de un miembro de estatuto. Todo
esto se traduce en una Familia más fuer-
te, precisamente lo que el Señor viene
proponiéndose desde hace cinco años
(David-Amsterdam, Futuro, párr. 26,
27, 55, 61, 62).
Las estadísticas, que dan cuenta de la obra misio-
nera de La Familia indican claramente que la entrada
en vigor de los Estatutos trajo aparejado un repentino
y notable aumento de la productividad, y que indu-
dablemente había motivado a los individuos a iniciar
nuevos ministerios y métodos de predicación del
Evangelio. Peter dice:
Cuando entraron en vigor los Estatutos
en 1995, solo el 30% de los Hogares de
estatuto —que albergaban al 64% de los
miembros de estatuto— estaban en las
misiones. Eso ha cambiado en los últimos
seis años. Hay muchos más miembros
de estatuto en campos de misión que
están listos para la cosecha, donde está la
necesidad. Entre esos campos se cuenta
el África, donde el número de miem-
bros de estatuto aumentó en un 2.100%
desde entonces, cuando sólo había 3
Hogares y 27 miembros de estatuto en
ese continente. Actualmente contamos
con 597 miembros de estatuto en África,
23% más que el año pasado, los cuales
representan el 7% del número total de
miembros de estatuto. El país que más
miembros de Estatuto tiene sigue siendo
Brasil, con 1.145, que representan el 13%
del total. El 75% de los miembros de
estatuto está en las misiones (Umbral,
párrs. 160, 161).
Por otra parte, Peter también señaló varios pro-
blemas graves surgidos durante ese mismo período y
que amenazaban con debilitar la estructura general
de La Familia. El excesivo énfasis en los derechos de
cada integrante en detrimento del cumplimiento de los
deberes estipulados por los Estatutos estaba socavando
algunos de los principios elementales para el funcio-
namiento armonioso de los Hogares comunitarios.
Peter lo explicó así:

La fe y el comportamiento discipular
de otros comenzó a irse a pique. En al-
gunos casos se hundió tanto que llegó a
rayar en una conducta muy poco cristia-
na. Parte del fallo radica en que desde la
entrada en vigor de los Estatutos muchos
han concedido demasiada importancia
a los derechos de los miembros y los
Hogares y mucha menos a los deberes.
La Familia se apresuró a ejercer sus de-
rechos; pero en muchos casos la libertad
para hacer uso de ellos se ha llevado a
extremos. Muchos pensaban que no de-
bía haber pastoreo alguno, y se ofendían
cada vez que trataban de hacerles ver que
se habían desmandado. Muchos jóvenes
han visto en los Estatutos la ocasión de
desembarazarse de toda autoridad pa-
terna e insisten en su derecho a hacer
lo que quieran cuando y como quieran.
Piensan que los Estatutos los facultan
para vivir como les dé la gana, saltándose
a la torera la Palabra, nuestras creencias
y los Estatutos y perdiendo todo temor
del Señor.
Algunos optaron por hacer muy
poco por el Señor, prefiriendo dedi-
car mucho tiempo a ver televisión o
videos, beber, hablar de forma grosera
y en general comportarse como siste-
máticos y absorber mucho del mundo.
Afortunadamente, se trata de una mi-
noría. Lo malo es que, según parece, esa
minoría expresa bastante ruidosamente
sus actitudes, que son impropias de La
Familia, y con ello causa conflictos. Esa
minoría a la que no se ha disciplinado
es la causante de estragos en muchos
Hogares (Deberes, párrs. 19–21).
María y Peter pusieron de relieve que era impe-
W W W
rativo que los directivos continentales y los siervos
visitadores desempeñaran un papel más activo a fin de
garantizar que se hicieran cumplir los Estatutos. Los
.
L A F A M I L I A
dirigentes se habían mostrado renuentes a intervenir
por no querer coartar los derechos individuales recién
concedidos. Peter explica:
Una de las principales soluciones que
dio el Señor para muchos de los proble-
.
O R G
mas que afrontan los CRO [directivos
continentales] es que sean más directos
 exigiendo a los hermanos regulares que
observen los Estatutos. A lo largo de los
tres últimos años ha habido ocasiones en
que muchos CRO no se han atrevido a
señalar a los hermanos regulares aquellos

aspectos en que no estaban a la altura
de lo que exigen los Estatutos. Por no
querer coartar los derechos individuales
ha habido veces en que toleraron que
algunos abusaran con creces de sus de-
rechos y perjudicaran con ello a otros o
a la obra. En ocasiones se han sentido
reacios a hacer uso de la autoridad que les
confieren los Estatutos para disciplinar a
los desobedientes, en particular cuando
la situación no estaba muy clara y no se
trataba de una falta sancionada con la
excomunión y explícitamente tipificada
en los Estatutos.
Como no se disciplinaba muy se-
guido ni con mucha constancia a los
que incumplían las normas fijadas por
los Estatutos, éstas se empezaron a ob-
servar con más laxitud, y a consecuencia
de ello se debilitó La Familia (Deberes,
párrs. 17, 18).
A principios de 1998 María y Peter recibieron un
mensaje profético del padre David en el que hacía un
llamado a todos los miembros de La Familia para que
despertaran y se atuvieran al patrón de conducta de
los Estatutos, y para que se adhirieran a los principios
estipulados en los mismos y en las nuevas revelaciones
que se había publicado. Dicha publicación marcó el
inicio de un proceso que se llevaría a cabo a lo largo
de los cuatro años siguientes y que tendría por objeto
encontrar el justo término medio entre las mayores
libertades concedidas a cada integrante y la necesi-
dad de mantener los principios fundamentales de La
Familia. Lo expresó en los siguientes términos:
Este será un año movido y, como
dije, será un año decisivo, de volver a
lo fundamental, un año de sacrificarse,
vivir y dar con amor. La gente tendrá
que hacer la instrucción inicial le guste
W W W
o no. Todos tendrán que atenerse a las
reglas mal que les pese. Tendrán que
doblegarse y obedecer aunque les caiga
.
L A F A M I L I A
mal. Tendrán que escuchar al Señor y
poner en práctica lo que les diga, aunque
no sea de su agrado. Tendrán que dejar de
lado sus preferencias egoístas y entregarse
a amar al prójimo y dar prioridad al bien
de La Familia, así no les guste.
.
O R G
Tener que adaptarse y ajustarse traerá
sus dolores y sus penas, pero saldremos
adelante como oro más refinado. ¡Todo
el que quiera saldrá airoso! Cada persona
de La Familia puede salir adelante: basta
con que resuelva de corazón lograrlo.
Para la mayoría de los miembros de La
Familia este será el año en que decidirán
si se van a plegar a las nuevas corrientes
del Espíritu o no (Decisivo, párrs. 56,
58).
En el año 2000 se ahondó más en este tema por
medio de dos Cartas tituladas La sacudida 2000, que
definieron claramente cuál era el grado de discipulado
que se esperaba de los miembros de estatuto y exigieron
a todos los integrantes de La Familia que desearan
conservar esa categoría que firmaran un Contrato de
miembro de estatuto. Bainbridge lo explica:
En 1999 María recibió una profecía en
la que se indicaba que los miembros de
La Familia debían consagrarse más cla-
ramente a los valores que sustentan la
agrupación. A los miembros de esta-
tuto —que viven en hogares comuni-
tarios sujetos a todas las normas de los
Estatutos— se les pidió que firmaran
un compromiso en ese sentido. María
expresó específicamente su preocupa-
ción por «las películas que se veían, los
portales de Internet que se visitaban,
los juegos informáticos que se jugaban,
la música del Sistema que se escuchaba,
los libros y novelas del Sistema que se
leían y todas las actitudes contrarias a los
preceptos divinos que habían adoptado
quienes se proponían ver hasta qué punto
podían promover sus propias preferencias
y planes en el nombre de la libertad»
(Endtime, 166, 167).
En esas Cartas, María señaló la naturaleza de los
aspectos problemáticos que habían surgido desde la
entrada en vigor de los Estatutos, haciendo hincapié en
la necesidad de conservar la pureza de las doctrinas y
forma de vida de La Familia. Se siguieron abordando
dichos focos conflictivos incluso hasta mayo de 2002,
pues ha requerido un esfuerzo considerable erradicar
actitudes no compatibles con las doctrinas de La
Familia. Durante dicho período (2000–2002) se hizo
evidente que para mantener la pureza y espiritualidad
de La Familia sería necesario exigir que quienes es-
taban empeñados a vivir conforme a las doctrinas y
cumplir con los deberes señalados en los Estatutos se
mantuvieran separados de aquellos que no estaban
dispuestos a asumir ese compromiso y que servirían
mejor al Señor en un círculo concéntrico de fraternidad
que no entrañara las estrictas exigencias propias del
discipulado a plena dedicación, o bien completamente
fuera de La Familia. María explicó:
No podemos seguir así. Sé que ya
se han dado cuenta de que poco a poco
ha ido declinando el grado de pureza,
entrega y espiritualidad en La Familia,
y ya no somos como antes. Seguramente
habrán presenciado cantidad de casos de
personas que han cedido en cuanto a sus
convicciones, de falta de dedicación y de
no querer vivir conforme a la Palabra,
y en muchos casos hasta de negarse a
leerla.
En un porcentaje importante de
Hogares ME, los que siguen de cerca y
desean hacer tanto como puedan por el
Señor y cumplir las normas que se exigen
a los miembros de estatuto procuran
vivir en unidad y desempeñar una obra
fructífera con los que no quieren vivir
según los Estatutos o, en algunos casos,
ni quieren estar en La Familia.
Hoy en día hay muchos en La
Familia ME, tanto jóvenes como ma-
yores, que se han tomado las cosas con
tal calma que han llegado a un punto en
que no dan mucho fruto y están prác-
ticamente desmotivados. Hay bastantes
adultos jóvenes y de la segunda genera-
ción que al parecer no quieren estar en
La Familia pero tampoco se van. Muchos
padres de la 1ª generación no pastorean
ni disciplinan a sus hijos, por lo que no
se puede achacar toda la culpa de las
malas costumbres y actitudes de éstos
al Sistema. Esta tendencia negativa no
tiene nada de nuevo. Es más, Peter y yo
poco menos que nos matamos hablando
del asunto.
A lo mejor algunos piensan que vivi-
mos en unos tiempos en los que podemos
tomarnos más libertades y vivir menos
consagrados a nuestro servicio al Señor,
de manera no tan extremista. Es posible
que al cabo de los años transcurridos
desde la aparición de los Estatutos a al-
gunos les haya dado la impresión de que
ahora que Peter y yo estamos al frente
de La Familia pueden seguir haciendo
impunemente y por tiempo indefinido
ciertas cosas que ni se les habría ocurrido
hacer en vida de Papá. Este brusco bajón
en nuestra calidad de discipulado ha
decepcionado a algunos, mientras que
otros se han aprovechado de estos años
de cambios, libertades personales y de-
cisiones de un modo que no era nuestra
intención, sirviéndose de los derechos
que les confieren los Estatutos para sus
propios fines egoístas.
Ahora, casi cinco años después, es

hora de evaluar nuevamente su fe. Es
hora de tomar algunas decisiones. Es
hora de echar un vistazo con más dete-
nimiento a lo que se exige a los miembros
de estatuto, a fin de que cada uno vea
por sí mismo si encaja, o si estaría más
contento como miembro colaborador
[círculo de miembros asociados], o in-
cluso fuera de La Familia (Sacudida,
párrs. 2–6, 9, 11, 12, 14).
En 2001 se publicó una serie de Cartas denomi-
nada ¿Convicción o transigencia? en la que se reiteró
y se ahondó en los factores que estaban debilitando
a La Familia. En aquella ocasión se presentó a los
integrantes el reto de adherirse a los requisitos de los
Estatutos y las doctrinas fundamentales de La Familia
si querían conservar la categoría. María señala que
aunque la sacudida del 2000 en general había tenido
efecto, muchos Hogares de La Familia todavía se
enfrentaban a problemas recurrentes:
Hace años que estamos al tanto de
los problemas que se dan en los Hogares,
y los hemos abordado en las publicacio-
nes, en algunos casos repetidamente.
Además de tratar de animarlos, respon-
der a sus interrogantes y avanzar en la
consecución de nuestros objetivos pri-
mordiales, el Señor nos indicó a Peter y
a mí hace dos años que iniciáramos la
sacudida del 2000. De esa forma Él se
proponía seguir llevando a cada uno al
nivel de fe que le corresponde. El Señor
dijo que la sacudida en general había
cumplido su cometido.
Con la sacudida logramos gran parte
de los objetivos propuestos; pero ¿signifi-
ca eso que cada integrante de La Familia
se encuentra actualmente en el nivel de
servicio que mejor le va? ¡De ningún
W W W
modo! ¿Significa que todas las perso-
nas que actualmente viven en uno de
nuestros Hogares deberían estar siquiera
.
L A F A M I L I A
en La Familia? No. Hemos publicado
cientos de páginas sobre la necesidad
de que haya mayor unidad. ¿Significa
eso que actualmente todos los Hogares
y zonas están unidos? No. Publicamos
toda una serie con detalles sobre la Ley
.
O R G
del amor y cómo vivirla. ¿Significa eso
que ahora todo el mundo obedece esas
 pautas? No. Publicamos una BN4 tras
otra sobre lo que significa ser un discí-
pulo enteramente consagrado a Jesús y
vivir y predicar las Palabras de David.
¿Significa eso que la vida de todos los

integrantes de La Familia refleja eso?
No. Esos, entre otros, son problemas que
no podemos pasar por alto (Persecución,
párrs. 24, 25).
La serie ¿Convicción o transigencia? ahonda en
muchas corrientes nuevas que se habían infiltrado
en La Familia después de la entrada en vigor de los
Estatutos. Entre las corrientes que se trataron en la
serie, se cuenta el gran número de integrantes de La
Familia que habían tomado empleos seculares de
jornada completa; una tendencia hacia la educación
secular en vez de la escolarización en casa; el manejo
privado de los fondos en lugar de mancomunado; la
falta de unidad entre las comunidades; una apetencia
excesiva por intereses mundanos (Internet, juegos in-
formáticos, películas y programas de televisión poco
edificantes); el aguado del mensaje de La Familia
para conseguir la aceptación de otros cristianos, o el
no revelar claramente la pertenencia a La Familia en
las iniciativas de evangelización social, y el no exigir
que la segunda generación cumpliera con el grado de
discipulado que se espera de los miembros de estatuto.
Algunos expresaron la inquietud de que las creen-
cias fundamentales de La Familia poco a poco iban
desapareciendo, y se preguntaban si el movimiento
seguiría siendo revolucionario dentro de unos años,
o si se parecería a una iglesia más. Al tratar dichas
cuestiones, María comentó:
Peter y yo tenemos la seria obligación
de conducir a La Familia y velar para
que hagamos lo que el Señor espera de
nosotros. Como sacó Él a relucir en la
Carta sobre la sacudida, el lugar de La
Familia en el Tiempo del Fin no está
garantizado. No es que podamos hacer
lo que nos dé la gana y esperar que se nos
dé en bandeja de plata todo lo que se nos
prometió. Tenemos que ser dignos de
nuestro llamamiento por medio de nues-
W W W
tra obediencia continuada. Es preciso que
tengamos temor del Señor, que seamos
hacedores de la Palabra, no tan solamente
.
L A F A M I L I A
oidores (Persecución, párr. 32).
El tema recurrente en esa serie era el de arrancar
de raíz toda corriente o actitud que fuera contraria
a los fundamentos de discipulado de La Familia y
a los elementos que confieren a nuestra agrupación
.
O R G
4
Revista Buenas Nuevas, en la que se publican cartas dirigidas a La Familia.
su identidad singular. Es un llamado a ser fieles a
los principios sobre los que se fundó La Familia y a
no perder el espíritu revolucionario y mantenerse al
margen del Sistema. Se tiene claro que este proceso
de purificación va a ocasionar una merma en las filas
de miembros de Estatuto. Sin embargo, se considera
que es preferible eso a que se vayan desvirtuando len-
tamente las creencias fundamentales de La Familia.
María dice:
Estamos hablando de algunas de las
creencias fundamentales de La Familia,
los principios del discipulado que están
quedando enterrados bajo las transigen-
cias. El peligro de la transigencia es que
a la larga La Familia se convierta en una
confesión como cualquier otra. Ese es el
quid de la transigencia. Esa es la meta de
las incursiones del Diablo por medio de
ella: conseguir que terminemos siendo
iguales a todos los demás, despojar a La
Familia de su identidad singular, aguar el
mensaje que el Señor nos dio y, por medio
de eso, que perdamos nuestro atractivo
para los perdidos, o bien que el movi-
miento se desmantele por completo.
El solo hecho de predicar el
Evangelio, o incluso el de ser un misio-
nero, no tiene mucho de singular; ese es
el foco central de la mayoría de las iglesias
y predicadores, al menos en la superficie.
Hay muchos evangelistas que predican
a Jesús y consiguen conversos.
La mayoría de las iglesias ni siquiera
se parecen a lo que Jesús mandó hacer a
Sus seguidores. Permítanme preguntarles
algo: ¿La Familia se ha vuelto como las
iglesias? ¿Se han degenerado ustedes en
su corazón de modo que ahora se parecen
a la vieja iglesia? ¿Todavía están margi-
nados? ¿Todavía viven a la usanza de los
discípulos de Jesús? Cuando alguien los
ve o visita su Hogar, ¿nota algo diferente?
¿O se parecen a todos los demás, afana-
dos por ganarse la vida y sobrevivir?
Todas esas cosas son las que hacen
de La Familia un movimiento diferente.
La contemporización con el mundo poco
a poco va eliminando las diferencias
de tal modo que La Familia se va ase-
mejando a los demás grupos e iglesias.
Cuando eso sucede, supone la muerte
de la Revolución; el fin de La Familia
tal como la conocemos (Apartaos, párrs.
3, 4, 8, 6).
 Los esfuerzos que se hicieron a lo largo de los úl-
timos cinco años para mantener la pureza y el patrón
revolucionario manifiestan de parte de la dirigencia
de La Familia y sus integrantes más consagrados una
clara intención de crecer y pasar por una transición,
pero no en pos de la institucionalización ni hacia
la desaparición del movimiento en la geografía del
confesionalismo tradicional.
Una mirada al futuro: Expansión
evangelística y crecimiento de la iglesia
(1999–2002)
E n otro paso del proceso de autocrítica del mo-
vimiento y de juicio de su efectividad, María y
Peter presentaron la necesidad de un cambio general
de metodología en cuanto a las iniciativas de testifi-
cación y evangelización.
Al analizar el fenomenal éxito de La Familia en
cuanto a distribución de impresos cristianos y a con-
versión de almas a Cristo, es indudable que ha sido
sumamente eficaz en ese aspecto. Peter Amsterdam
afirmó:
Si comparamos nuestras estadísticas a
escala personal con las de la mayoría de
las confesiones cristianas, se hace patente
que no hay un movimiento cristiano que
gane almas en la misma proporción que
nosotros. Hay iglesias que tienen más
miembros, más dinero, más pastores,
maestros y dirigentes que nosotros. Sin
embargo, en lo que se refiere a testifi-
cación personal ganamos de lejos a to-
dos. El año pasado La Familia, con sus
13.959 integrantes, convirtió 1.291.094
almas al Señor. Esto arroja un prome-
dio de 92 almas por integrante, récord
sin precedentes, sobre todo teniendo en
cuenta que aproximadamente la mitad
de nuestros miembros son menores de
quince años5 (Programa, párr. 3).
La observación de Chancellor en un discurso pro-
nunciado ante una agrupación antisectaria evangélica
pone eso de relieve.
Hay diáconos bautistas y hombres y mu-
jeres de confesión evangélica en todo
el país y en todo el mundo que fueron
conducidos a la fe en Cristo por Los
Niños de Dios. Yo contraté a uno cuando
era decano de la Colorado Christian
5
Las estadísticas de los Bautistas del Sur indican que cuentan con 16 millones de miembros que mantienen a 5.000 misioneros fuera de los
Estados Unidos. En 1999 esos misioneros y sus colaboradores bautizaron a 419.342 personas en todo el mundo. El noventa y cinco por ciento
de sus feligreses no testifican nunca (Southern).
University. Contraté a un tipo como
profesor adjunto que había conocido a
Cristo en las playas de Hawai a mediados
de los 70 gracias a Los Niños de Dios.
No se unió al movimiento, pero de ahí

ingresó a los Navigators, y ellos misionan
por todo el mundo.
Si bien está claro que La Familia tiene estadísticas
muy altas en cuanto al encargo divino de «ir por todo
el mundo y predicar el Evangelio a toda criatura»,
Peter pasa revista al lado menos eficaz de la obra del
movimiento en la última década.
Si bien en La Familia somos expertos
en testificar y convertir almas al Señor
y desde luego exhibimos una buena
cuota de dedicación y convicción, hay
un aspecto en el que todavía dejamos
mucho que desear: atender a las personas
que acaban de salvarse espiritualmente
y hacer de ellas firmes creyentes, discí-
pulos, patrocinadores y cristianos útiles
al Señor.
¿Cómo es que una organización tan
tremendamente ganadora de almas, tan
misionera y tan centrada en la testifica-
ción, y que en los últimos tres decenios
ha ganado 22 millones de almas, no
cuenta con más de 29.000 miembros
externos? Más que nada, ello obedece a
que no hemos atendido debidamente a
quienes convertimos al Señor. Cómo será
que hace seis años Papá llegó a proponer
que enviáramos a nuestros conversos a las
iglesias porque no les dábamos atención
posterior (Programa, párrs. 6, 11).
Y añade:
Si tenemos en cuenta que en treinta
años hemos ganado 22.000.000 de al-
mas, no tener más de 29.000 miembros
externos es señal de que por ese lado
no nos hemos desempeñado muy bien.
Por mucho que ganemos a una de cada
W W W
seis personas a las que testificamos, en
este momento no tenemos más que un
miembro externo por cada 760 de esas
.
L A F A M I L I A
almas.
Total que si hacemos números salta
a la vista que de establecer una base de
membresía más amplia, convirtiendo a
.
O R G
 nuestros integrantes externos en com-
pañeros de testificación, ganadores de
almas, contribuidores y colaboradores,
nuestra tarea se multiplicará en gran
medida (Programa, párrs. 14, 20).

Peter describió metódicamente una serie de pasos
que serían necesarios para construir una base más
amplia de miembros de La Familia que estaría com-
puesta por gente en diversos grados de discipulado.
Hasta hace poco, La Familia se componía más que
nada de clérigos, y —señaló él— se iban a necesitar
cambios sustanciales para dirigir nuestra atención a la
formación de lo que se da en llamar iglesias de miem-
bros externos. Es decir, personas que no «renuncien a
todo» para unirse al movimiento en calidad de clérigos
o misioneros, sino que sirvan en calidad de laicos.
Además, también habría que reclutar más miembros
a plena dedicación. Bainbridge comentó:
Esta estrategia presenta sus retos.
Actualmente, La Familia tiene misio-
neros que podrían hacer las veces de
clérigos, pero no cuenta con fieles laicos.
Unos pocos miembros externos ayudan
a cada hogar y muchos hogares celebran
reuniones de fraternidad con miembros
externos a los que se denomina miembros
colaboradores. Sin embargo, tendrán que
realizarse muchos cambios importantes
para convertir a ese número relativamen-
te pequeño de donantes y patrocinadores
en una cantidad de fieles laicos que sea
suficiente para mantener a todos los mi-
sioneros en calidad de clérigos (Endtime,
165).
El primer paso para crear esta base más amplia
de feligreses sería la de pasar de un número muy alto
de encuentros únicos de testificación a atender a los
nuevos conversos a través de un programa de atención
posterior por correspondencia, con opción de asistir
también a clases de la Biblia y reuniones de fraternidad.
En 1999 se creó y se presentó a La Familia un curso
por correspondencia que consiste en una revista men-
sual titulada Conéctate. Se pidió a los misioneros que
W W W
suscribieran a cualquier persona que rezara con ellos
para aceptar al Señor, lo cual la hacía acreedora a tres
revistas Conéctate gratuitas, con opción de adquirir
.
L A F A M I L I A
una suscripción adicional de un año. A continuación
reproducimos un mensaje profético de Jesús que con-
firmó este cambio de rumbo:
El programa Conéctate es Mi visión
para el futuro. Se trata de un programa
.
O R G
de apacentamiento, de atención posterior,
un programa para edificar la obra. Es
el programa del futuro de La Familia.
Créanme cuando se lo digo: Conéctate
es el futuro.
Es momento de consolidar el terreno
ganado. Llevan años conquistando almas
para Mí. Y Yo llevo años instruyéndolos
y formándolos. Desde hace años anhelan
una obra que crezca, que los haga sentir
que sus sacrificios han valido la pena.
Ha llegado la hora (Expansión, párrs.
20, 21).
Como de costumbre —algo que queda de relieve
al estudiar la historia de La Familia—, los integran-
tes del movimiento estuvieron más que dispuestos a
reconocer la necesidad del cambio e incorporarlo a
su estructura comunal de todos los días. Los pasos
para conducir el movimiento a este nuevo modus
operandi se delinearon en cuatro BN (revistas Buenas
Nuevas) publicadas por María en el año 2000. Éstas
incluían las instrucciones dadas en profecías para la
puesta en efecto de dicha modificación. Las princi-
pales metas que se recalcaron en la primera BN de
la serie fueron:
• testificación
• promoción del programa Conéctate
• atención posterior
• formación de discípulos, tanto externos como
internos
• ampliación de la feligresía de La Familia con
miras a establecer una iglesia de fieles más im-
portante
• Convertirse en maestros para todas las naciones
(David-Amsterdam, Conéctate, párr. 172).
Chancellor tomó nota de este importante viraje:
Sin duda que esta no es la única ex-
plicación para el cambio tan trascenden-
tal que se está gestando en La Familia.
De todos modos, hasta hace muy poco
el movimiento concentraba sus princi-
pales esfuerzos en la testificación. Su
misión principal era la de comunicar
el Evangelio de Jesucristo a tanta gente
como fuera posible, conseguir que se
salvaran cuantos pudieran rezando para
aceptar a Cristo y luego prepararse para
la Gran Tribulación. En general eso im-
plicaba que se daba escasa importancia a
la atención posterior, a hacer discípulos
de todas las personas que conocían.
Se está gestando un cambio muy
importante. Actualmente La Familia
ya habla y actúa en términos de tres
categorías de servicio: el núcleo de dis-
 cípulos consagrados, que se rigen por los
Estatutos; los miembros colaboradores,
de un compromiso menor; y una comu-
nidad mucho más amplia de miembros
activos, lo que esencialmente implica
formar congregaciones en las que los
discípulos entregados de lleno hacen
las veces de clérigos para la comunidad
más amplia de feligreses. Éstos, a su vez
ven en el Hogar, la comunidad y los
discípulos consagrados el asesoramiento
espiritual y religioso que necesitan a todo
nivel y el círculo de fraternidad. Aparte
eso, pese a estar inmersos en el mundo,
estos miembros activos tienen el deber
de madurar espiritualmente, testificar
y diezmar.
Las siguientes BN de la serie detallaban la
racionalización que sería necesario llevar a cabo
para que el cuerpo administrativo de La Familia,
denominado Servicios Mundiales (WS por sus siglas
en inglés), pudiera integrar el cambio de enfoque
de La Familia a fin de establecer esa feligresía
más amplia. Al presentar esto a WS y luego a La
Familia, Peter dijo:
En vista de las mayores exigen-
cias que enfrentamos y que acarrean
prestar más servicios, con nuestra ac-
tual estructura orgánica y métodos
de trabajo no podemos llevar a cabo
la labor todo lo bien que querríamos
o necesitaríamos. Es preciso que mo-
difiquemos nuestra estructura de tal
forma que tanto ustedes como otras
personas participen más en el proce-
so de toma de decisiones dentro de
sus ministerios y dentro del propio
Servicios Mundiales.
Nos proponemos establecer una es-
tructura que nos permita recabar ideas
de la gente, tanto dentro como fuera
de Servicios Mundiales. Tenemos que
racionalizar nuestras comunicaciones
de forma que podamos solicitar consejo
más fácilmente a aquellas personas ajenas
a Servicios Mundiales que cuenten con
pericia en determinados campos (Era,
párrs. 113, 114).
La tercera parte de la serie abre con un mensaje
recibido en profecía y que constituye un llamado
a los integrantes de La Familia para que luchen
por llevar a efecto estos cambios. El reto que se
presentó fue que cada miembro del movimiento
diera impulso al programa Conéctate consiguiendo
suscripciones y atendiendo a la gente que estuviera
interesada en estudios de la Biblia y en fraternizar
y formar parte de la congregación más amplia.
También pide a los misioneros que se apresten a
edificar obras más permanentes. La profecía de

Jesús dice lo siguiente:
Les pido que se conviertan en maes-
tros y pastores, que dejen de ser explo-
radores itinerantes para convertirse en
fundadores estables, que edifican una
obra, que establecen una congregación,
una iglesia de fieles que trabajen codo
a codo con ustedes y formen parte de
ustedes, que sean nuevos miembros de
Mi Familia del Tiempo del Fin. Eso va
a requerir dedicación y perseverancia.
Va a hacer falta que consagren su vida
con fórmulas nuevas.
Aunque la mayoría de estos nuevos
discípulos no va marginarse ni a servir-
me a plena dedicación, de todo modos
son discípulos. Serán miembros de La
Familia. Serán compañeros de trabajo
de ustedes.
Mi Familia ya no se compondrá
solamente de quienes son discípulos a
plena dedicación. Ampliaré sus filas
para incluir diversos grados de disci-
pulado y de feligresía. Propiciaré que
puedan expandirse. Tendrán la ayuda
que necesitan si enseñan, instruyen y
apacientan a quienes se convertirán en
sus rebaños, ayudantes y compañeros
de trabajo. Surgirán para trabajar codo
a codo con ustedes (Expansión, párrs.
23, 29, 30).
Las juntas
L a cuarta parte de la serie expone el plan de acción
para llevar a cabo los importantes cambios en la
estructura administrativa de La Familia. «El plan de
las juntas», como se denominó originalmente, giraría
en torno a las crecientes necesidades de La Familia y
se integraría con los cambios que se estaban llevando a
W W W
efecto. Esencialmente, la estructura de las juntas divi-
diría las esferas de conducción y administración de La
Familia en comités específicos. Antes de la instauración
.
L A F A M I L I A
de la estructura de las juntas en marzo de 2002, la
dirigencia de La Familia se componía exclusivamente
de directivos continentales —que velaban por la obra
en una de las cinco zonas continentales— y siervos
visitadores, cuya tarea consistía en visitar los Hogares
y garantizar para que éstos estuvieran funcionando
.
O R G
de conformidad con los Estatutos.
En la presentación inicial de la estructura, Peter
 Amsterdam describió seis juntas6. En todas ellas parti-
ciparían integrantes de las bases en vez de constar sola-
mente de directivos continentales y siervos visitadores
designados. Las juntas funcionarían a escala nacional,
regional (o continental) y mundial. El objetivo de

la estructura de las juntas era ampliar la plantilla de
personal administrativo y de dirección de La Familia,
a fin de que incluyera a personas especializadas en
los diversos aspectos de la vida del movimiento, por
más que éstas no tuviesen los atributos idóneos para
el liderazgo. Peter explica:
Para lograr dicho objetivo, el plan
general es formar un comité o junta por
cada esfera de actuación de La Familia.
La idea sería tomar esa estructura de
pilares —las juntas nacional, regional
e internacional— de formación de los
niños y replicarla en todos los demás
ministerios de La Familia, entre los cua-
les habría una junta de jóvenes, una de
educación, una de testificación y atención
posterior, una de producción y comer-
cialización de productos para el público
en general, una de visitación y pastoreo,
una de relaciones públicas, una de obras
humanitarias (ministerios de ayuda a
los necesitados), y posiblemente otras,
como por ejemplo, recaudación de fon-
dos/aprovisionamiento, etc.
Cada una de las juntas se compon-
dría de personas dotadas en cada uno
de esos campos. Puede que algunas
pertenezcan a un par de juntas, pero
preferimos que no sean demasiadas para
que no se disgreguen demasiado. Cada
grupo de juntas se reuniría periódica-
mente —algunas más que otras, según
la factibilidad— para debatir y orar
sobre ideas, necesidades, mejoras que
podrían hacerse, nuevos programas que
podrían introducirse, publicaciones que
podrían crearse, seminarios de capaci-
tación que podrían celebrarse, recursos
que podrían ponerse a disposición de los
Hogares, etc., los cuales luego se llevarían
a efecto a escala nacional, continental o
mundial. Dichos pilares —las diversas
juntas a escala nacional, continental y
mundial— contribuirán a sostener la
estructura de La Familia (Plátano, párrs.
71, 76, 77).
Peter hizo referencia al libro de los Hechos como
precedente bíblico de esta modificación organizati-
va:
Al buscar una estructura de dirigen-
cia que satisficiera las necesidades de hoy,
el Señor nos condujo a los principios que
imperaban en otras épocas, principal-
mente a los de los primeros discípulos
del libro de los Hechos. Cuando los doce
discípulos de Jesús se vieron ante las cre-
cientes exigencias propias del liderazgo, el
Señor les indicó que buscaran «hombres
de buen testimonio, llenos del Espíritu
Santo y de sabiduría» a quienes encargar
ese trabajo» (Hechos 6:3).
El plan de repartir la carga trazado
en el libro de los Hechos permitió a los
pastores concentrarse en la labor a la
que el Señor los había llamado, que era
entregarse de lleno a la oración y al mi-
nisterio de la Palabra. Eso hizo posible
que el Señor suscitara «hombres de buen
testimonio» para realizar las tareas para
las que ellos estaban calificados. Además
propició que otras personas ocuparan
cargos en los que podían aprovecharse
sus talentos y capacidad, y así se fortale-
ció la estructura general de la dirigencia
de la iglesia. Esas son dos metas muy
importantes que nosotros también tene-
mos que alcanzar en La Familia (Juntas,
párrs. 17, 18).
El principal objetivo de las juntas es generar cre-

6
Al armar la estructura de las juntas, primero tuvimos que definir los principales aspectos de La Familia en general, aquellos que afectan a
W W W

todos los Hogares del movimiento. Definimos seis, a saber:

* Junta infantil, para la formación espiritual y crianza de los niños de entre 0 y 11 años de edad.
.

* Junta juvenil, para el cuidado y pastoreo de nuestros jóvenes de entre 12 y 17 años de edad.
L A F A M I L I A

* Junta de educación, para la formación académica de los niños y jóvenes.

* Junta de evangelización y expansión de la iglesia, para la evangelización, testificación y atención posterior de las personas a las que
testificamos (cubre todas las actividades de testificación, formación de discípulos, atención posterior, materiales de distribución, crecimiento de
la iglesia, programas de evangelización social, el programa Conéctate, y la difusión del Evangelio en todo el mundo).
* Junta de visitación y pastoreo, para el pastoreo espiritual de los Hogares y miembros del movimiento.
.

* Junta de relaciones públicas, para los asuntos relacionados con la prensa, cuestiones de índole legal vinculados con fundaciones,
O R G

ONG u organizaciones que representan a La Familia, respuesta a la persecución y explorar formas de promover el buen nombre y las buenas
obras de La Familia (Juntas, párr. 39, 41a).
cimiento, ideas e iniciativas al incluir a más personas
que se concentren en ciertas esferas de influencia de
la vida de La Familia. Además van a fomentar la co-
municación entre individuos que tengan inquietudes
sobre ciertos aspectos de la vida de La Familia y van a
brindar ocasión a la gente de participar en la evolución
de nuestro movimiento. A tal efecto, escribió Peter:
Este plan cumplirá el sueño de Papá
de años de dar más participación a la
gente. Serán más las personas que van a
participar, aportar ideas, orar por solucio-
nes y, por ende, se resolverán más proble-
mas, se llevarán a efecto más ideas y más
personas contribuirán al sostenimiento
de La Familia. Así, todos trabajaremos
juntos para hacer de La Familia lo que
debe ser.
La gente ya no va a estar acudiendo a
un puñado de directivos continentales y
siervos visitadores para que les resuelvan
todos los problemas; más bien la gente
misma formará parte del mecanismo
para solucionarlos. Ya no vamos a esperar
que los directivos continentales aporten
todas las ideas para sus respectivas zo-
nas o ministerios, sin que quienes estén
dotados en esos ministerios van a orar y
aportar ideas y sugerencias. La visión y el
plan general es que La Familia va a estar
trabajando más mancomunadamente,
con mayor participación de la gente, la
que va a resolver más de sus propios pro-
blemas y tendrá más voz en los mismos
(Plátano, párrs. 91, 92).
Esto dio lugar a la inquietud de si los cambios
estructurales armonizarían con los principios estableci-
dos en los Estatutos. En la última BN de la serie Peter
aclaró que la estructura de las juntas era perfectamente
compatible con los Estatutos, que sigue siendo el
documento por el cual nos regimos:
Las juntas quedarán incorporadas a la
estructura directiva y administrativa de
la Familia tal como viene detallada en los
Estatutos. Aunque se mejore el aspecto
de la dirigencia, los Estatutos seguirán
siendo el documento básico por el que
nos rijamos (La Familia, Reglamento,
iii).
La estructura de las juntas se finiquitó y entró en
vigor de lleno en marzo de 2002, si bien todavía está
en su etapa experimental y sin duda seguirá evolucio-
nando y adaptándose según la necesidad. Se publicó
y se envió a La Familia un manual, el Reglamento
de las juntas de la Familia, en el cual se daba cuenta
de los deberes y la autoridad de las diversas juntas y
consejos, sus poderes de veto, resolución de conflictos,
pautas de orden, votaciones, índole administrativa,
preeminencia de las profecías en el proceso de toma

de decisiones, junto con un esquema de las carteras y
esferas de influencia de cada junta. En la introducción
se reseña de forma sucinta el objetivo principal de esta
modificación estructural:
El propósito de instaurar juntas en la
Familia es crear una estructura por me-
dio de la cual se puedan generar a tres
niveles iniciativas que se traduzcan en
progresos. De esa manera, muchos más
integrantes de la Familia tendrán opor-
tunidad de participar de forma directa
en los diversos aspectos y ministerios
de nuestra obra, y en la práctica será un
medio de adiestrar líderes y repartir entre
muchos la carga de dirigir (La Familia,
Reglamento, iii).
Ministerios de evangelización social
(1992–2002)
O tro tema digno de mención que evolucionó
durante este período fue la orientación hacia
los ministerios de evangelización social. En 1992 el
padre David había publicado una carta titulada Piensa
en el pobre (Salmo 41:1). Nuestro nuevo ministerio
en los EE.UU. entre los pobres, en la cual propuso la
introducción de iniciativas nuevas en el campo de la
evangelización social.
Este tema fue cobrando considerable impulso con
los años y condujo a una gran diversidad de ministerios
de evangelización social en todo el mundo. Entre ellos
se cuentan la asistencia a faenas de atención médica
en el África, trabajo en cárceles de muchos países,
la rehabilitación de toxicómanos y pandilleros, y el
asesoramiento personal en centros penitenciarios de
delincuentes juveniles, entre otros. En todo el mundo,
los integrantes de La Familia han prestado asistencia
en iniciativas de socorrismo después de los huracanes
Andrew e Iniki en los EE.UU.; el huracán Paulina
en México; las inundaciones en la República Checa
W W W
y la región central de los EE.UU.; los terremotos de
Maharastra (India) y Los Ángeles (EE.UU.); las explo-
siones de gas en Guadalajara (México); los atentados
.
L A F A M I L I A
con bombas en Lima y Bogotá; el desastre del Hotel
Royal Plaza en Korat (Tailandia), etc. La Familia con-
siguió donaciones de insumos médicos para Nigeria y
Letonia, así como ayuda humanitaria para los cam-
pamentos de refugiados de Bosnia y Uganda, entre
otros. Esto es apenas una pequeña muestra de tales
.
O R G
iniciativas, dado que cada Hogar de misión emprendió
en forma autónoma dichos ministerios con diversos
 grados de dedicación.
Al describir el impacto que tuvo esto en los inte-
grantes de La Familia y en sus ministerios, Chancellor
afirmó:

En todo el mundo Piensa en el pobre
fue muy bien recibido, sobre todo entre
las generación joven. El profeta advirtió
a los jóvenes que «nuestra principal labor
sigue siendo la de ministrar espiritual-
mente».
El padre David recomendó especí-
ficamente que se llevaran a cabo dichas
labores entre los trabajadores inmigran-
tes, refugiados, extranjeros ilegales, las
minorías, las madres solteras, prostitutas,
adictos a las drogas y quienes se encon-
traban en institutos correccionales, pri-
siones, orfanatos y asilos de ancianos.
Piensa en el pobre ocasionó una pequeña
revolución. Los discípulos todavía están
orientados en torno al Tiempo del Fin y
a la salvación de almas, pero participan
cada vez más en ministerios de ayuda
social, de los cuales se valen como medio
para testificar. Han dirigido sus energías
a las cárceles y campamentos de refugia-
dos de todo el mundo. En unas pocas
instancias, Piensa en el pobre se convirtió
en la misión principal (173, 174).
Chancellor señala que los ministerios de ayuda
a los necesitados sí tomaron preeminencia en unos
cuantos Hogares de misión de La Familia, hasta tal
punto que en 2002 María publicó una BN sobre el
tema, la cual tuvo por objeto encontrar un término
medio a fin de que el movimiento siguiera siendo
fiel a su imperativo de predicar el Evangelio. En la
introducción de la misma, expresó:
Tenemos que hablar específicamente
sobre reajustar el énfasis que hemos pues-
to en las obras de ayuda social. Debemos
volver a la misión que nos encomendó
Papá hace años de llevar el mensaje a la
gente educada, a los dirigentes. Esto va
W W W
de la mano con la visión del Señor en
cuanto a ampliar La Familia.
Si bien debemos amar, interesarnos
.
L A F A M I L I A
y estar dispuestos a testificar a todos, no
debemos prestar una atención despro-
porcionada a los pobres. Tratemos de
ayudarlos en la medida en que podamos;
pero aquellos integrantes nuestros que se
han enfrascado totalmente en ministrar
.
O R G
a los pobres están descuidando la pré-
dica del Evangelio a todos y por tanto
desobedeciendo el cometido del Señor
de predicar el Evangelio a toda criatu-
ra. Nuestra meta principal no consiste
en ministrar a los pobres y aliviar su
sufrimiento.
Por ende no es aceptable dedicarse
únicamente a labores de ayuda social,
sobre todo si eso los lleva a divorciarse
completamente del nombre, las publi-
caciones y los productos de La Familia
(Ricos, párrs. 4, 115, 122).
Como concluyó Bainbridge, en la teología y actua-
ción de La Familia los ministerios de evangelización
social deben ocupar un plano de importancia menor
al de obedecer el mandato divino de Marcos 16:15, y
de hecho, tienen por objeto complementarlo:
La Familia pertenece a la amplia
tradición teológica de las confesiones
religiosas estadounidenses que creen en
la salvación por gracia y no por obras.
Es decir, que para llegar al Cielo, acep-
tar a Jesús en el corazón es mucho más
importante que realizar obras materiales
de caridad. En vista de ello, la mejor
forma de beneficiar a los necesitados es
ayudarlos a encontrar el camino a Jesús,
y luego, o bien el Señor proveerá para
sus necesidades materiales, o su propia
regeneración espiritual les posibilitará
proveer para sí mismos. Sin embargo,
uno de los métodos distintivos de La
Familia para acercar a la gente a Jesús es
el de compartir con ella el amor de Dios,
y la ayuda material es una forma de poner
de manifiesto que La Familia se interesa
por los beneficiarios (Endtime, 42).
Creciente presencia en Internet
(1995–2002)
O tro medio del que La Familia se ha valido para
compartir su mensaje fue la apertura de su portal
de Internet a fines de 1995. El mismo contiene Cartas
de MO íntegras, libritos de la colección Actívate, música
de La Familia y testimonios de las obras misioneras
de distintas partes del mundo. También se abrieron
portales en distintos idiomas en Tailandia, Chile,
Brasil, Japón, así como en chino. Hay un portal de La
Familia dedicado al Tiempo del Fin y otro para la co-
mercialización de sus productos de evangelización.
Además de estos grandes portales, son muchas las
obras de distintos países que han creado sus propios
sitios o páginas de internet. Se emplean para la obra
en una ciudad o país y están vinculados al portal
principal del movimiento. No cabe duda de que La
Familia entró entusiastamente a la era de la Internet Japón — www.family.gr.jp
con miras a emplearla para sus emprendimientos de Visitas: 368.312
testificación. Visitas por día: 1.009
A continuación reproducimos algunas cifras del Accesos: 1.850.000
uso de nuestros principales portales en el último año Descargas: 133 GB


hasta marzo de 2002: (Nota: Seis revistas nacionales presentaron este portal
en 2002. Tirada total: 870.000.)
The Family—www.thefamily.org
Visitas: 308.967 Tailandia — www.thaifamily.org
Accesos: 782.801 Visitas: 94.728
Visitas por día: 845 Descargas: 48 GB
Sesión promedio: 15 minutos
Descargas: 54,6 GB Tailandia — www.jonasanderson.com
Personas suscritas a los envíos por correo electrónico: (Portal de Jonas Anderson/Christy Gibson)
376 (Jonas y Christy son miembros de la segunda gene-
Correos electrónicos enviados: 102.307 ración que se hicieron famosos en Tailandia a
Accesos a la oración de salvación (figura en 14 idio- raíz de sus actuaciones de lukthoong [estilo de las
mas): 1.478 zonas rurales del país].)
(653 personas hicieron clic en el botón «Hice la ora- Accesos: 12.620
ción») Visitas: 8.317
Los dos tipos de archivos más descargados son MP3 Descargas: 6 GB
(39.622) y Cartas de MO (39.200)
Actualizaciones: aproximadamente 300 Tailandia — www.jeremyspencer.com
Consultas de usuarios por correo electrónico: 300 (Jeremy Spencer es ex guitarrista de Fleetwood
al mes Mac.)
Visitas: 41.588
Brasil — www.afamilia.org Accesos: 626.270
(Nota: Estas estadísticas corresponden a los primeros Descargas: 6 GB
cuatro meses en que estuvo en funcionamiento
el portal.) EE.UU. — www.thefamily-chinese.org
Visitas: 12.000 Visitas: 14.796
Accesos: 315.349 Accesos: 160.500
Visitas por día: 100 Descargas: 1,29 GB
Sesión promedio: 9 minutos
Descargas: 2,9 GB
Personas suscritas a los envíos por correo electrónico:
Evolución de cuestiones espirituales
200
y teológicas (1994–2002)
Correos electrónicos enviados: 18.982
Oración de salvación: 60 personas hicieron clic en el
botón «Hice la oración».
C on el fallecimiento del padre David surgió un
interrogante sobre el rumbo que tomaría La
Familia. ¿Entraría en un período de profunda crisis
sumiendo al movimiento en el «caos y la incertidum-
Chile — www.lafamilia.org bre», como predijo el sociólogo británico Roy Wallis
Visitas: 65.995 [1945–1990]? Bainbridge opinó que, dada la activa
Accesos: 197.166 participación de María, esposa del padre David, en la
Visitas por día: 180 conducción de La Familia por medio de las «Cartas de
Descargas: 8,6 GB MO» cuando todavía estaba con vida, no sucedería tal
W W W

Personas suscritas a los envíos por correo electrónico:
620
Correos electrónicos enviados: 163.111
cosa. Señaló también que «no se ha abandonado para
nada el carisma y María ha sido nombrada conducto
principal de las revelaciones» (Sociology 224).
.
L A F A M I L I A

Accesos a la oración de salvación: 1096 (400 personas
hicieron clic en el botón «Hice la oración»).
Portal del Tiempo del Fin — www.countdown.org
Visitas: 568.505
Accesos: 9.252.747
En efecto, La Familia ha pasado por una intensa
etapa de crecimiento y evolución espiritual y teológica
desde el fallecimiento del padre David. Eso no sorpren-
de a los discípulos, puesto que el padre David dedicó
mucho tiempo a preparar a sus seguidores para tal
eventualidad por medio de advertencias en el sentido
.
O R G

Información transferida (incluye HTML e imágenes): de que estaban muy acostumbrados a buscar orienta-
101 GB ción en él y tendrían que cultivar una comunicación y
 relación personal más profunda con Dios después de su
partida. También se recibieron mensajes del Cielo7, en
los cuales quedó claro que el manto profético recaería
sobre María, y que su función sería la de «catadora»,
es decir, la de probar y aprobar las profecías recibidas

por sus colaboradores y otros antes de publicarlas para
toda La Familia. Al cabo, ella misma recibió el don
de profecía, aunque normalmente las Cartas no dan
cuenta de quién es el receptor de cada profecía, al que
se denomina «conducto».
Después de la partida de David y el advenimiento
de los Estatutos, que condujeron a La Familia a de-
pender menos de los Hogares grandes y del liderazgo
local, los integrantes del movimiento se vieron en la
situación de tener que asumir responsabilidad por sus
decisiones a todo nivel. Si bien la época que siguió no
dejó de acarrear sus dificultades, creemos sinceramente
que en general los integrantes de La Familia ME han
establecido un vínculo más sólido con el Señor que el
que tenían hace seis o siete años. Peter comenta:
Esto es lo que el Señor se proponía,
pues por la Palabra y a raíz de todo lo
que nos enseñó Papá, sabemos que lo
más importante de todo es nuestra re-
lación con el Señor, nuestra capacidad
de escucharlo y seguir y obedecer lo que
nos dice. Durante los días de decisiones
y preparación el Señor se concentró en
afianzar esas cosas en nuestra vida.
El derrotero de toma de decisiones
no ha sido siempre placentero; nos ha
enfrentado a innumerables problemas.
Pero el resultado final ha sido el impor-
tante y necesario crecimiento espiritual
de cada individuo. Han aprendido de
los errores propios y ajenos. Han ma-
durado y ahora, por la gracia de Dios,
son capaces de tomar mejores decisiones.
Son más propensos a obedecer al Señor
y Su Palabra, no porque sus pastores se
lo dicen, sino porque ustedes mismos
deciden hacerlo a raíz de su experiencia
personal, su convicción y su vínculo con
el Señor (David-Amsterdam, Futuro,
párrs. 56, 64).
W W W
En la época que siguió a la partida del padre
David se hizo mucho más hincapié en el uso del don
.
L A F A M I L I A
de profecía por parte de los integrantes de La Familia.
Se les recomendó que rezaran para recibir dicho don
y se publicaron una cantidad de consejos y pautas
específicas sobre cómo cultivarlo e incorporarlo a los
procesos cotidianos de toma de decisiones. En este
momento de la historia de La Familia se ha converti-
.
O R G
7
V. el documento de La Familia titulado La comunicación con emisarios del Cielo, disponible a pedido.
do en algo de uso corriente. Se emplea también para
estimular y fortalecer a la gente, además de constituir
un testimonio de cara a personas ajenas al movimiento.
Al respecto comenta Bainbridge:
En tiempos recientes La Familia ha dado
más importancia a las profecías en su
predicación. La mayoría de los folletos
que se distribuyen actualmente, así como
también los nuevos afiches, están muy
relacionados con profecía. Se recomienda
a los integrantes del movimiento que oren
y reciban profecías para sus amigos y pro-
veedores más cercanos (Endtime, 165).
Bainbridge ya señaló antes el éxito obtenido en
la incorporación de las profecías en la vida de los
miembros de La Familia (lo cual ponen de relieve los
resultados de su encuesta) y comentó lo notable que le
parecía el hecho de que el 95% de los mismos afirmara
haber recibido al menos una profecía, y que el 56%
reconociera hacerlo a menudo (Endtime, 81).
Naturalmente, eso representó un cambio conside-
rable para los integrantes del movimiento, y a algunos
les costó hacer la transición. Peter comentó:
Si bien recibíamos profecías cuando
vivía Papá, la importancia que cobró des-
pués fue sin duda novedosa. Inicialmente
resultó dificultoso para muchas personas.
No veían por qué teníamos que escuchar
tanto al Señor, por qué no podíamos
seguir como lo habíamos hecho bajo la
dirección de Papá.
Al principio el Señor nos indicó que
probáramos a escucharlo en profecía, que
lo intentáramos y viéramos los resultados.
Luego nos dijo que lo incorporásemos
en nuestra vida con mayor regularidad.
Últimamente el uso de profecía llegó al
nivel de «consúltamelo todo». La mayoría
nos sentimos a gusto con la profecía; la
hemos probado, nos beneficiamos de ella
y hemos visto sus buenos frutos (David-
Amsterdam, Futuro, párrs. 53, 54).
Durante este período también se introdujo la
revelación sobre amar a Jesús, que fue una ampliación
de los que los teólogos denominan la teología nupcial,
y que fue presentada a La Familia por el padre David
en los comienzos del movimiento. La revelación sobre
amar a Jesús se publicó en su versión completa en enero
y febrero de 1996 como una serie de artículos para los
integrantes adultos que están plenamente dedicados
a la labor de evangelización de La Familia. La serie
hace especial hincapié en la descripción bíblica de
Cristo como el Esposo y la Iglesia como Su Esposa.
La medida en que los integrantes se adscriban a la
revelación y a la práctica de la misma es una cuestión
personal. No es obligatorio abrazar dicha doctrina
para pertenecer al movimiento.
Cuando María y Peter recibieron la revelación, su
comprensión de la teología nupcial era en el mejor de
los casos rudimentaria. Si bien el padre David había
reconocido la relación esposo/esposa entre Cristo y
los creyentes, y trató brevemente el tema, la revelación
sobre amar a Jesús abrió caminos nuevos al poner de
manifiesto lo íntima y real que puede ser esa relación.
La revelación promueve mantener una relación amo-
rosa con Jesús, aceptarlo como Esposo adorándolo de
forma más íntima. Chancellor lo explica:
La relación entre sexualidad y es-
piritualidad todavía es muy fuerte. De
hecho, Peter y María se han esforzado por
fortalecer esa relación. María denominó
esta nueva tendencia la «Revolución sobre
amar a Jesús». El propósito manifiesto
de esta revolución es el de motivar a los
discípulos a amar más a Jesús y experi-
mentar y expresar ese amor como verda-
deros amantes de Cristo. Los discípulos
con los que hablé de esta nueva acción
se mostraron bastante entusiastas. En
términos generales opinaban que era
un cambio necesario y que supondría
un avance en la maduración espiritual
del movimiento.
En 1997 Peter Amsterdam condujo
una encuesta con el objeto de determinar
cuántos miembros de La Familia habían
aceptado e incorporado los cambios es-
pirituales introducidos por las Cartas,
entre los cuales los principales eran el uso
del don de profecía y la revelación sobre
amar a Jesús. La encuesta era anónima, y
participaron en ella 373 miembros de es-
tatuto mayores de 16 años (que equivale
a 8% de los integrantes de La Familia).
Esos 373 miembros de estatuto estaban
repartidos entre los diversos grupos eta-
rios de la siguiente manera: 105 tenían
entre 16 y 21 años, 143 tenían entre 21 y
29, y 125 eran mayores de 30; 212 eran
mujeres, y 161, hombres.
La encuesta registró un alto índice
de aceptación y puesta en práctica de los
nuevos principios espirituales introdu-
cidos. De todos los encuestados, 83%
afirmaron poseer el don de profecía, de
los cuales el 75% hacía uso de él a diario
o varias veces a la semana; 86% acep-
taban y practicaban la revelación sobre
amar a Jesús. Es evidente que la generali-
dad de La Familia aceptó de buen grado
esos cambios y que se han vuelto parte
importante de su vida espiritual, aun-

que algunos tuvieron dificultades para
aceptar en un principio el concepto. En
su momento Peter señaló: «Inicialmente
a algunos la revelación sobre amar a Jesús
les ocasionó cierta zozobra espiritual.
Sus giroscopios espirituales quedaron
un tanto desajustados y el camino se
les puso difícil por cierto tiempo hasta
que la entendieron mejor, la probaron y
comprobaron sus beneficios» (Serie de
la acción, 1ª parte. CM 3298, abril de
2000). Hay que añadir que unos pocos
no pudieron aceptar el uso del don de
profecía ni la revelación sobre amar a
Jesús y a la larga abandonaron el mo-
vimiento. En todo caso, se trató de una
pequeña minoría (146–149).
A continuación los resultados de la encuesta, tal
como se publicaron en una BN de La Familia:
* 83% afirma que tiene el don de
profecía; 17% dice que no.
* 75% de quienes reciben profecías
lo hacen a diario o al menos una o dos
veces por semana.
* 19% recibe profecías una o dos
veces al mes.
* 6% reciben profecías menos de
una vez al mes.
* 75% de los Hogares hacen uso del
don de profecía a diario o al menos una
o dos veces por semana.
* 86% acepta y practica amar a
Jesús.
* 12% afirma que cree en amar a
Jesús, pero no lo practica.
* 86% de los hombres y 86% de las
mujeres acepta y practica amar a Jesús.
* 93% de los mayores de 21 años
acepta y practica amar a Jesús.
W W W
* 71% de los que tienen entre 16 y
20 años acepta y practica amar a Jesús,
mientras que el 26% lo acepta pero no
.
L A F A M I L I A
lo practica. Solamente el 3% no lo acep-
ta.
* 88% de quienes practican amar a
Jesús afirma que tuvo impacto positivo
importante en su vida.
* 85% dijo que la vida en La Familia
.
O R G
es mejor o más fácil desde la entrada en
vigor de los Estatutos.
 * 5% dijo que la vida es igual a antes
de la entrada en vigor de los Estatutos.
* 7% dijo que la vida es más difícil
desde la entrada en vigor de los Estatutos.
(3% no respondió la pregunta.)

* 95% afirma que goza de libertad
para tomar decisiones según su fe o la
orientación del Señor en aquellos aspectos
que lo afectan personalmente.
* 3% afirma que terceras personas
tienen demasiada injerencia en esos asun-
tos personales.
* 2% afirma que otras personas ge-
neralmente les dicen lo que tienen que
hacer (Victorias, párr. 138).
Durante este período La Familia creció mucho
espiritualmente por medio de las revelaciones trans-
mitidas por María. Se denominó a dicha época «los
días de preparación» en el espíritu, con referencia al
hecho de volverse más diestros en el uso de las armas
espirituales, entre ellas, la alabanza, la oración, el don
de profecía, la humildad y una relación íntima con
Jesús. El objetivo de dicha preparación fue el de con-
formar un ejército que se adiestra para la batalla que
se avecina conforme se acerca el Tiempo del Fin.
Conclusión
tes de La Familia de contar con mayor libertad para
ejercitar su propia fe junto a otros individuos de ideas
afines. Al reducirse el tamaño de las comunidades
grandes, burocráticas y difíciles de manejar, se generó
un resurgimiento de innovadoras actividades de evan-
gelización en todo el mundo. Junto con sus múltiples
atributos positivos, la entrada en vigor de los Estatutos
dio lugar a una nueva serie de retos y un excesivo
énfasis en los derechos en detrimento de los deberes,
lo cual debilitó a La Familia. Se generaron corrientes
de transigencia con el Sistema y una dilución de la
espiritualidad y el mensaje particular de La Familia.
Se hizo una clara distinción entre los integrantes a
plena dedicación y los demás círculos concéntricos de
discipulado. Se emprendieron importantes iniciativas
para no limitarse a la evangelización, sino a ministrar
a las muchas personas que llegan a conocer al Señor
gracias al testimonio de La Familia. Se reestructuró el
andamio dirigencial para dar cabida a la ampliación
de La Familia y propiciar una mayor participación
de los integrantes de las bases en la administración
del movimiento.
El objetivo más inmediato e importante de La
Familia es ampliar su feligresía y establecer una iglesia
activa, además de reclutar más miembros a plena de-
dicación. Desde sus comienzos en la era hippie a fines
de los años 60, el principal propósito de La Familia,
su misión prioritaria, ha sido evangelizar al mundo y
prevenirlo acerca de la tribulación que según la Biblia

E n conclusión, entre 1992 y 2002 La Familia ha

pasado por una etapa de transición sin preceden-
tes, que incluyó un período de crisis y persecución,
la transferencia del mando a María y a su marido,
Peter, después del fallecimiento del padre David, y la
entrada en vigor de los Estatutos y del derecho al libre
desplazamiento y a la libre elección. Los Estatutos se
redactaron en respuesta a la necesidad de los integran-
se avecina, impartir la Palabra de Dios y contribuir
a transformar vidas conduciendo a la gente a la fe en
Cristo. Ese principio fundamental sigue vigente en
todos los cambios y transiciones por los que pasa La
Familia, en los preparativos de expansión y crecimiento
que realiza para ejecutar esas labores con mayor efi-
cacia que nunca, sin dejar de ser fiel a sus profundas
convicciones religiosas.

¿Qué es La Familia Internacional? Si tiene usted preguntas o comentarios, no

vacile en comunicarse con nosotros:
La Familia Internacional —cuyos orígenes se remontan al grupo Los Niños o
La Familia Internacional
Hijos de Dios— es una hermandad de comunidades cristianas que llevan a cabo Apdo. 6-818
su labor en más de 100 países. México D.F., CP 06600
México
E-mail: familia@lafamilia.org
La Familia se ha trazado cuatro objetivos cardinales:
W W W

1. Comunicar el vivificante mensaje de amor, esperanza y salvación contenido The Family International
PMB 102
en las Sagradas Escrituras y la alegría de conocer a Jesús como Salvador. 2020 Pennsylvania Ave. NW
2. Brindar asistencia y consuelo a los necesitados por medio de sesiones Washington, D.C. 20006-1846
.

Estados Unidos
L A F A M I L I A

de asesoramiento, funciones benéficas (generalmente de orden musical), labores Teléfonos: (1-800) 4-A-FAMILY [423 26 45]
de auxilio a los damnificados y la distribución de ayuda humanitaria. (1-202) 298 08 38
E-mail: publicaffairs@thefamily.org
3. Crear y distribuir una amplia gama de productos para el desarrollo inte-
lectual, moral y espiritual de las personas. Family Information Desk
4. Comunicar un mensaje de preparación y de esperanza de cara a los 27 Old Gloucester Street
London WC1N 3XX
turbulentos tiempos que se avecinan, período que la Biblia denomina la «Gran England
Tribulación» (Mateo 24:21) y que terminará con la segunda venida de Jesucristo E-mail: info@thefamilyeurope.org
.
O R G

y el establecimiento en la Tierra de Su reino.


 Bibliografía
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O R G

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