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Tuberculosis

La tuberculosis es una infección contagiosa, potencialmente mortal, causada por una bacteria que
se encuentra en el aire llamada Mycobacterium tuberculosis, M. bovis o M. africanum.
El término tuberculosis hace referencia a la enfermedad más frecuentemente causada por el
Mycobacterium tuberculosis, pero que en ocasiones también puede deberse a la acción del M.
bovis o
M. africanum. A pesar de que otras micobacterias causan enfermedades similares a la
tuberculosis, esas infecciones no son contagiosas y la mayoría de ellas no responde a los
fármacos que en cambio resultan muy eficaces contra la tuberculosis.

Los seres humanos padecen tuberculosis desde la antigüedad. Ésta se convirtió en un gran azote
en Europa durante la Revolución Industrial, cuando las ciudades se poblaron de forma exagerada,
y representó más del 30 por ciento de las muertes. Con el desarrollo del antibiótico
estreptomicina en los años 40, la isoniacida en los 50, el etambutol en los 60 y la rifampina en los
70, la batalla contra la tuberculosis parecía ganada. Sin embargo, a mediados de la década de los
80, el número de casos en algunos países comenzó a aumentar nuevamente. El SIDA, junto a la
población exagerada y a las malas condiciones sanitarias de muchas zonas urbanas, los
albergues para personas sin hogar y las prisiones, ha hecho que vuelva a ser un problema grave
de salud pública. Además, es especialmente preocupante que algunas variedades de bacterias
causantes se hayan vuelto resistentes a los antibióticos utilizados para tratar la enfermedad. De
todos modos, en algunos de dichos países, la incidencia de tuberculosis está comenzando a
disminuir de nuevo.
Esta enfermedad es más frecuente entre las personas de edad avanzada. Existen tres razones
básicas por las cuales se producen más casos entre las personas de edad avanzada: 1) muchas
resultaron infectadas cuando la tuberculosis era más frecuente, 2) con el paso de los años se
reduce la efectividad del sistema inmunitario del organismo, lo que puede permitir que las
bacterias inactivas resulten reactivadas, y 3) las personas mayores que se encuentran en centros
de cuidados crónicos tienen mayor probabilidad de estar más en contacto con otras de la misma
edad con riesgo de contraer la enfermedad.
La enfermedad es en parte debida a condiciones de mayor pobreza y de salubridad deficiente, y
en parte a la forma en que ha evolucionado la tuberculosis. Durante miles de años, la
tuberculosis se cobró un precio muy alto en Europa, que estaba poblada principalmente por
blancos; los más resistentes a la enfermedad consiguieron sobrevivir y reproducirse. En
consecuencia, estas personas transmitieron los genes de resistencia a la tuberculosis a las
generaciones siguientes. Por el contrario, puede señalarse que entre los grupos étnicos que
contrajeron la enfermedad de forma relativamente reciente, como se ha observado, por ejemplo,
en la población de etnia negra americana, que la contrajeron por primera vez a su llegada al
nuevo continente, la incidencia de la tuberculosis es mayor, dado que contaron con mucho menos
tiempo para desarrollar genes resistentes y transmitirlos a su descendencia.

Cómo se desarrolla la infección

En la actualidad, en los países desarrollados la tuberculosis solamente se transmite inhalando


aire contaminado con Mycobacterium tuberculosis en un ambiente cerrado. Para que el aire se
contamine, una persona con tuberculosis activa debe expulsar las bacterias con la tos y éstas
pueden permanecer en el aire durante varias horas.
Sin embargo, un feto puede padecer tuberculosis a través de su madre, antes o durante el
nacimiento, al respirar o tragar líquido amniótico infectado, y un lactante puede contraer la
enfermedad, después de nacer, al respirar aire que contenga microgotas infectadas. En los
países en vías de desarrollo, los niños pueden infectarse con otra micobacteria que causa
tuberculosis. Este organismo, llamado Mycobacterium bovis, puede ser transmitido a través de la
leche no pasteurizada.
El sistema inmunitario de una persona afectada con tuberculosis suele destruir las bacterias o
bien las encierra en el punto de infección. De hecho, alrededor del 90 al 95 por ciento de todas
las infecciones por tuberculosis se curan sin que la persona lo note siquiera.
Sin embargo, en ocasiones las bacterias no son destruidas, sino que
permanecen inactivas dentro de determinados glóbulos blancos
(llamados macrófagos) durante muchos años. Alrededor del 80 por
ciento de las infecciones de tuberculosis son causadas por la
activación de bacterias inactivas. Las bacterias que viven en las
cicatrices que deja la infección inicial (localizadas generalmente en la
parte superior de uno o ambos pulmones) pueden comenzar a
multiplicarse. La activación de bacterias inactivas puede tener lugar
cuando el sistema inmunitario de la persona no funciona bien (por
ejemplo, a causa del SIDA, el uso de corticosteroides o la edad
avanzada), en cuyo caso, la afección puede poner su vida en peligro.
Generalmente, una persona infectada con tuberculosis tiene un 5 por
ciento de probabilidades de desarrollar una infección activa en un
período de uno a dos años. El desarrollo de la tuberculosis varía en
gran medida de unas personas a otras, dependiendo de diversos
factores como el origen étnico.
No obstante, el índice de progresión depende, en particular, de la
fortaleza del sistema inmunológico del individuo. Por ejemplo, la
progresión de una infección activa es mucho más probable y más
veloz en los enfermos de SIDA. Una persona enferma de SIDA que
resulta infectada con tuberculosis tiene un 50 por ciento de
probabilidades de desarrollar la enfermedad activa antes de dos
meses. Si las bacterias que causan la infección resultan resistentes a
los antibióticos, una persona con SIDA y tuberculosis tiene un 50 por
ciento de posibilidades de morir en un lapso de tiempo de dos meses.
La tuberculosis activa suele comenzar en los pulmones (tuberculosis
pulmonar). La tuberculosis que afecta a otras partes del organismo
(tuberculosis extrapulmonar) suele provenir de una infección
tuberculosa pulmonar que se ha diseminado a través de la sangre.
Como en el caso de los pulmones, la infección puede no causar
enfermedad, puesto que las bacterias pueden permanecer inactivas
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