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El oído medio está formado por el tímpano (membrana timpánica) y una cámara llena de aire que
contiene una cadena de tres huesos pequeños (huesecillos) que conectan el tímpano con el oído
interno. El oído interno, que está lleno de líquido (y recibe el nombre de laberinto), está formado
por dos partes principales: la cóclea (el órgano de la audición) y los canales semicirculares (el
órgano del equilibrio). Los trastornos del oído medio e interno producen muchos síntomas
semejantes, y un trastorno del oído medio puede afectar al oído interno y viceversa.
Los trastornos del oído medio producen síntomas como malestar, dolor y una sensación de que el
oído está tapado o que existe una presión en su interior, así como una salida de líquido o de pus,
una pérdida de la audición, tinnitus (zumbido en los oídos) y vértigo (sensación de dar giros).
Estos síntomas pueden estar causados por una infección, una lesión o una presión en el oído
medio cuya causa es una obstrucción en la trompa de Eustaquio (el tubo que conecta el oído
medio con la parte posterior de la nariz). Cuando la causa es una infección, algunos síntomas
adicionales, como fiebre y debilidad, pueden afectar a todo el organismo.
El tímpano puede perforarse (punzado) por objetos colocados en el oído, como un bastoncito con
punta de algodón, u objetos que entran accidentalmente en el oído, como una ramita o un lápiz.
El tímpano también puede perforarse por la acción de un repentino ascenso de la presión (como
el causado por una explosión, un golpe o un accidente al nadar o al zambullirse) o un brusco
descenso de la presión. Un objeto que penetra en el tímpano puede dislocar la cadena de
huesecillos del oído medio o puede fracturar el estribo (uno de esos huesecillos). Partes de los
huesecillos rotos o del objeto mismo pueden penetrar en el oído interno.
Síntomas
La perforación del tímpano puede causar un dolor agudo, seguido de una hemorragia en el oído,
pérdida de la audición y tinnitus (zumbidos en el oído). La pérdida de audición es más grave si la
cadena de huesecillos se ha roto o el oído interno ha resultado lesionado. La lesión del oído
interno también puede provocar vértigo. El oído puede comenzar a drenar pus en un plazo de 24
a 48 horas, particularmente si entra agua en el oído medio.
Tratamiento
Por lo general se administra un antibiótico por vía oral para evitar la infección. El oído se
mantiene seco. Si el oído se infecta pueden utilizarse gotas óticas con antibiótico. Por lo general,
el tímpano se cura sin más tratamiento, pero si no lo hace al cabo de 2 meses, puede ser
necesario recurrir a la cirugía para repararlo (timpanoplastia).
Una persistente pérdida de audición conductiva sugiere una rotura en los huesecillos, que puede
ser reparada quirúrgicamente. Una pérdida de audición neurosensorial o una sensación de vértigo
que persista más de unas pocas horas después de una lesión sugiere que algo ha penetrado en
el oído medio. En este caso, suele realizarse un procedimiento llamado timpanotomía para
inspeccionar el área y reparar la lesión.