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INTRODUCCIÓN

La temperatura con que la sangre llega al hipotálamo será el principal

determinante de la respuesta corporal a los cambios climáticos. Ya que el hipotálamo es

el centro integrador que función como termostato y mantiene el equilibrio entre la

producción y la pérdida de calor. Si la temperatura disminuye, aumenta la termogénesis

y los mecanismos conservadores del calor:

EL HIPOTÁLAMO

El hipotálamo tiene un doble sistema de regulación de la temperatura. La

porción anterior, compuesta por centros parasimpáticos, es la encargada de disipar el

calor y la porción posterior con centros simpáticos, conserva y mantiene la temperatura

corporal. Son las células de la región posterior (conservadora de calor) las que

predeterminan la temperatura de 37ºC. El mantenimiento de la temperatura y las

reacciones necesarias para conservarla se realiza a través de impulsos que llegan de la

periferia por medio de receptores térmicos. Cuando los receptores se excitan por señales

de frío procedentes de la piel y de la médula espinal, este centro se activa, iniciando

ciertos mecanismos para conservar calor.


MECANISMOS PARA CONSERVAR CALOR

Para conservar el calor el hipotálamo da inicio a una serie de mecanismos:

• Parar por completo la sudoración.

• Vasoconstricción cutánea - causada por la estimulación de los centros

simpáticos del hipotálamo posterior. Esta es una estrategia eficaz contra

la perdida de calor corporal por radiación y convección que se inicia

cuando la hormona noradrenalina se une a los receptores alfa

adrenérgicos y aumenta la actividad simpática esto aumenta la propiedad

aislante de la piel y reduce el flujo de sangre en la superficie. Este

mecanismo favorece la conservación de la temperatura de la sangre

circulante al desplazarla a tejidos más profundos.

• Tiritar- temblar

• Secreción de adrenalina por glandulas suprarenales

• La vestimenta - por la cabeza se libera la mayor cantidad de calor, y se

usamos la vestimenta adecuada para el clima ella atrapa el aire que está

junto a la piel y en el tejido de la ropa, aumentando así el espesor de aire

adyacente a la piel, y disminuyendo el flujo de corrientes de aire de

convección.

Los animales homeostermos protegen el interior del organismo reduciendo al

mínimo la pérdida de calor por la superficie del cuerpo. La sangre fluye hacia los

órganos manteniendo constante la temperatura de éstos. Para cumplir con esta demanda,

el riego sanguíneo sigue un principio de contracorriente, donde la sangre arterial

desciende a través de las extremidades y lleva una temperatura próxima a los 37 grados
celsius. Mientras que la sangre venosa asciende paralelamente a la arterial y se produce

un intercambio de calor por mecanismo de contracorriente, donde la sangre más caliente

(arterial) se transmite a la más fría ( venosa) por irradiación. Esto permite que la sangre

enfriada en las extremidades sea calentada hasta la temperatura corporal antes de llegar

al corazón.

EN RECIEN NACIDOS

Los bebés no se adaptan tan fácilmente como los adultos a los cambios de

temperatura. Cuando se compara el peso y la superficie corporal de un bebé, ésta resulta

ser tres veces mayor que la de un adulto. Es por esto que pueden perder calor muy

rápidamente, hasta cuatro veces más rápido que los adultos. Los prematuros o los bebé

con bajo peso al nacer suelen tener tejido adiposo escaso y pueden no estar maduros

para regular su propia temperatura, aun en un ambiente cálido. Incluso los recién

nacidos a término saludables pueden tener dificultades para mantener la temperatura

corporal si el ambiente está muy frío. Pero para evitar pérdida calórica algunos

mecanismos que utilizan son la vasoconstricción periférica y vasoconstricción

pulmonar. Si se mantiene al bebé en una temperatura óptima, es decir, ni muy caliente

ni muy frío, puede conservar su energía y almacenar reservas.

EN GENTE DE MAYOR EDAD

Este sistema regulador de la temperatura corporal durante el proceso de

envejecimiento se vuelve menos eficaz, lo que causa un descenso de la temperatura en

condiciones normales. La sensación o percepción del calor o frío en el anciano es

distinta que en el adulto que sumado a la lentitud en la transmisión de impulsos al


hipotálamo, menor ingestión de calorías en las comidas y la disminución de la actividad

física hace que al anciano le resulte difícil mantener el equilibrio de la homeostasia

corporal. Muchos ancianos tienen problemas reumaticos o enfermedades que pueden

dificultar el aumento de su actividad muscular y vasoconstricción voluntaria.

El hipotálamo a través de sensores calientes y fríos que son abundantes en la

superficie de la piel, detecta las variaciones de la temperatura externa, y por los

receptores dentro del centro del cuerpo, los que son sensibles a cambios en la

temperatura de la sangre circulante. Cuando los receptores de calor y frió detectan un

cambio en la temperatura que sea mayor que 0.2° C hacia arriba o hacia abajo del valor

normal, envían mensajes al hipotálamo, el cual inicia una serie de respuestas.

LA RESPUESTA DEL CUERPO HACIA UN AMBIENTE FRIO

El hipotálamo estimula la corteza cerebral, incrementando la conciencia del frio

y disparando respuestas voluntarias de comportamiento. Las respuestas al frio incluyen

la busqueda de un ambiente mas caliente, el uso de ropas adicional, incremento de la

actividad y mayor consumo de comida, particularmente de comida caliente. El cambio

de comportamiento es la respuesta termoregulador mas efectiva. Ademas de esto el

hipotálamo inicia varios mecanismos para conservar y producir calor para que no se

pierda el equilibrio interno.

Cuando la temperatura del medio interno es menor que el rango normal se

produce hipotermia a diferentes niveles. Ante esto el cuerpo reacciona incrementando el

pulso y la presión sanguínea, sufren temblor, y taquipnea.


LA RESPUESTA DEL CUERPO HACIA UN AMBIENTE CALIENTE

El cuerpo ante la aplicación de calor, y con la finalidad de mantener su

constancia térmica, inicia una serie de respuestas fisiológicas. Primeramente, el cuerpo

aumenta la actividad metabólica y enzimática. La tasa metabólica de los tejidos aumenta

entorno al 13% por grado de aumento de temperatura. Pero cuando la temperatura

sobrepasa un umbral, normalmente 45 - 50º C, los tejidos pueden dañarse, ya que la

actividad metabólica requerida para la reparación tisular no es capaz de evitar

desnaturalización proteica inducida por el calor. El calor también favorece la relajación

muscular y la disminución de los espasmos musculares, aumenta la frecuencia cardiaca,

y se puede producir una disminución de la presión arterial. Ante el aumento de

temperatura el cuerpo inicia mecanismos para perder calor.


BIBLIOGRAFÍA

• http://www.odon.edu.uy/cafispat/fiebre/intro.htm

• http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/hbase/thermo/heatreg.html

• http://www.free-

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• Pocock G, Richard C. Fisiologia Humana.2da edicion. Editorial Masson.

• Guyton- Hall. Tratado de Fisiologia Medica. 9na edicion. Editorial

Interamericana.

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