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Primera parte

Los conceptos aportados por el diccionario acerca de lo que se entiende por


pensamiento/pensar, expresan: "Ejercitar la facultad de concebir, razonar o inferir. Reflexionar,
examinar con cuidado una cosa para formar un dictamen. Imaginar, considerar, recordar." La
riqueza que encierra el pensamiento como facultad que posibilita la evolución del hombre, ha
sido objeto de estudio no sólo de las religiones, filosofía, psicología sino también de la ciencia.
ミ sta , a lo largo de la historia realizó investigaciones y aportes que permiten esclarecer algunos
conceptos referidos, por ejemplo, a la estructura y funcionamiento del sistema nervioso,
poniendo de manifiesto el papel rector que el cerebro ejerce sobre el organismo. Los
pensamientos se manifiestan a través de la estructura física del cerebro y hay un permanente
flujo de información entre todos los órganos y el cerebro. Si bien es mucho lo que falta por
conocer referido a este tema, la ciencia ha indagado sobre las estructuras y funciones de cada
hemisferio del cerebro, permitiéndonos saber de esta manera, los modos de pensamiento y las
habilidades asociadas a cada uno de ellos. El hemisferio izquierdo por ejemplo, normalmente
lógico, procesa la información de manera secuencial y lineal, es el que se ocupa de analizar los
detalles; piensa en palabras y números, es decir que contiene la capacidad para la matemática,
para leer y escribir. Este hemisferio plantea un pensamiento convergente, obteniendo nueva
información al usar datos ya disponibles. Es "cerrado", busca una única respuesta a un
problema de operatoria. Presenta habilidades asociadas como símbolos, lenguaje, lectura,
oratoria, escucha, etc. Por otro lado, el hemisferio derecho, procesa la información de manera
global, partiendo del todo para entender las partes. Este hemisferio es holístico, intuitivo en vez
de lógico; piensa en imágenes y sentimientos. Permite otras habilidades asociadas tales como
sensibilidad al color, expresión artística, relaciones espaciales, emociones, sentimientos. Utiliza
un estilo de pensamiento divergente y según Guilford, este pensamiento constituye un
importante factor para la creatividad; muchas veces el pensamiento divergente se halla en la
raíz de una forma brillante y original de resolver un problema. Es interesante saber que no es
más importante un hemisferio que otro y que para aprender bien, necesitamos de los dos.
Intentamos de esta manera aproximarnos al funcionamiento del cerebro y sus distintos tipos de
pensamiento, pero es importante también, considerar qué variables los modelan. Existen por
ejemplo condicionamientos externos o sociales que influyen en la capacidad y habilidad para
pensar. Esta, está estimulada o limitada por las circunstancias externas del medio en el que
desarrollamos nuestra vida. El lenguaje, la información recibida, las pautas culturales y la
educación que nos ha sido legada, el entorno familiar, el contexto social: desarrollo, pobreza,
marginación, son factores que inciden directamente en el nivel de pensamiento.
Cabe entonces preguntarse cómo controlar algunas de esas variables que modelan los
pensamientos.
Algunas circunstancias que se presentan en la vida no se pueden modificar y escapan a la
voluntad del hombre, pero sí dependen de su voluntad y nivel de conciencia, la forma de
enfrentarlas, con qué tipo de pensamientos se responde a cada situación de vida.
Para ello es fundamental conocer qué se piensa y qué métodos se pueden desarrollar para
controlar los pensamientos. Existen ejemplos prácticos que van desde el yoga, la relajación, la
terapia, hasta el autocontrol y dominio del propio pensar. Se torna imperioso conocer la calidad
de nuestros pensamientos, puesto que ellos son una manifestación inteligente del espíritu. Dice
León Denis: "El pensamiento es creador y no obra solamente alrededor nuestro, influenciando
a nuestros semejantes en bien o en mal, obra sobre todo en nosotros. Modelamos nuestra
alma y su envoltura por nuestro pensamiento. Ellos son la fuerza creativa de la Naturaleza
Divina y están implícitos en la constitución del espíritu como una fuerza directriz de la
conciencia." prensa@sev.org.ar
Segunda parte

El pensamiento es una energía que afecta en primer término al ser que lo sustenta y luego se
expande dañando o beneficiando a otros, según el nivel de lo que se piensa. De allí la
necesidad de poder educarlo, y para ello es importante saber cómo se disciplina y se controla.
Poder detenerse cada tanto en una pausa reflexiva a fin de examinar la naturaleza de los
propios pensamientos, debería constituirse en una meta u objetivo de orden espiritual. Esta
tarea sin dudas, no es fácil ni rápida, porque implica un método que propicie el
autoconocimiento, el autocontrol, al poder discernir qué se piensa, qué clase de pensamientos
ocupan la mayor parte del día: rabia, rebeldía por las luchas cotidianas, vanidades,
desconformidades no manifiestas o bien, tolerancia y comprensión de los seres y sus
situaciones de vida. Esta indagación íntima, personal y minuciosa sólo podremos realizarla con
serenidad y humildad al reconocer las propias falencias o debilidades, no para que estas nos
abrumen, sino a fin de saber qué clase de pensamientos nos dominan y cómo podemos hacer
para controlarlos. Recordemos que el pensamiento es uno de los lenguajes por los que el
espíritu se manifiesta y junto con el sentimiento, conforman una acción que fortifica o debilita
fluidicamente al ser, de acuerdo con la naturaleza de lo que se está pensando y en
consecuencia sintiendo. Es muy común que la mente divague y que esta actividad del
pensamiento sin control, esté alimentada a su vez por sentimientos vanos, intrascendentes, de
orgullo y otros estados afines. Del ser humano con conciencia de su destino de progreso
dependerá el conocimiento, dominio y superación de su nivel de pensamientos, porque sabe,
como expresara una conocida frase, que,: "Ser dueño de tus pensamientos es ser dueño de tu
conducta". De allí la importancia de la disciplina, para que pueda el individuo pensar libremente
en el bien que comprende y no ser víctima de pensamientos que no desea. Si no se tiene pleno
dominio de ellos, es imperioso que se puedan seleccionar en cierta medida, aquellas
situaciones que más alteran. Cada persona sabe qué es lo que la afecta de manera negativa,
qué ambientes propician sentimientos y pensamientos de rebeldía o desconformidad, qué
situaciones del entorno la deprimen y angustian más. No se trata de aislarse del contexto sino
más bien, de seleccionar de alguna forma los ambientes, lugares, noticias, personas que nos
debilitan emocionalmente y favorecen pensamientos que perturban. Es importante por ello,
fomentar hábitos familiares, costumbres, momentos de diálogo, de sana expansión, de
recogimiento espiritual, de intercambio emocional que contribuyan a enriquecernos
espiritualmente y a propiciar actitudes solidarias y generosas. El hombre actúa de acuerdo con
lo que su inteligencia propone y su voluntad ejerce. El pensamiento como fuerza creadora e
impulsiva es un valioso medio de expresión del espíritu y se manifestó muchas veces en forma
positiva a lo largo de la historia, a través de los grandes descubrimientos, las grandes ideas, las
trascendentes y pequeñas acciones que animaron la vida de tantos hombres y tantas mujeres.
Poder conocerlo, estudiar su naturaleza, saber si lo podemos dominar o si él nos domina,
valorarlo y apreciarlo como medio poderoso de expresión, es un desafío que se nos impone
como seres libres, inteligentes y con destino espiritual. prensa@sev.org.ar

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